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Sede: UPN-Ajusco
9 y 10 de cotubre de 2019
Ciudad de México (CDMEX)
Ponencia
La pospolítica y la ideología en la producción subjetiva.
Reflexiones en la tensión neoliberalismo-educación.
Autor
Dr. Fabio Fuentes Navarro.
Universidad Pedagógica Veracruzana.
Resumen
Palabras clave
Neoliberalismo, Educación y política, Política educativa, Sujetos sociales.
Presentación
* Este trabajo forma parte de los avances y resultados del proyecto de investigación “Discursos pospolíticos en
las reformas educativas en México en el siglo XXI”, inscrito a partir del 2019 en el Departamento de
Investigación de la Universidad Pedagógica Veracruzana.
** Profesor de Tiempo Completo adscrito al Departamento de Investigación de la Universidad Pedagógica
Veracruzana. Doctor en Educación con Especialidad en Mediación Pedagógica.
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“Consenso de Washington” fue el nombre que se le dio a las diez directrices de reforma expuestas por John
Williamson durante la conferencia “Latin American Adjusment: How Much Has Happened?" efectuada en
noviembre de 1989 en el Instituto Internacional de Economía (Washington, Estados Unidos). “En la conferencia
participaron destacados economistas y representantes de los organismos internacionales, quienes llegaron a un
consenso acerca de los diez instrumentos de política económica que Williamson presentó como los objetivos
prioritarios, y que los Estados latinoamericanos debían tener para salir del bache económico. Este fue el origen
de lo que Williamson denominó "Consenso de Washington"” (Martínez y Reyes, 2012: 37).
A partir de los primeros años del siglo XXI y hasta la presente década, los estudios
acerca de las implicaciones del neoliberalismo en la educación —con insumos de las
investigaciones centradas en la privatización de la educación y la crisis de la escuela
pública— han focalizado en temáticas que refieren a la configuración identitaria, la
formación de la subjetividad o la constitución de sujetos. Los trabajos de De Alba (2000),
Buenfil (2002, 2006), Ramírez y Anzaldúa (2005), Amaya (2008), Treviño y Carbajal (2015),
Navarrete (2018), González y Saur (2019) y Juárez (2019), entre otros, son representativos
de la búsqueda, en términos de Treviño y Carbajal (2015), de la construcción de las nociones
subjetividad, sujeto e identidad alejadas de aquellos supuestos y posturas de carácter
esencialista, racionalista o fundacionalista, que han requerido para ello la articulación de
referentes filosóficos, psicoanalíticos, pedagógicos, culturales y antropológicos. Los
constructos y hallazgos de estas investigaciones dan cuenta de que la tensión entre
neoliberalismo y educación continúa activa como inerradicable en distintos planos, e.g. lo
político, lo social, las políticas, lo magisterial, el curriculum, etcétera.
En razón de lo anterior resulta necesario explorar y develar cómo es esta tensión,
cómo se produce, qué es lo que en ella o a partir de ella se instituyen/desinstituyen,
sedimentan/reactivan, condensan/desplazan en un entorno social y cultural en el que el
predominio de las lógicas del mercado se ha naturalizado en lo educativo y lo escolar de
diversas formas, en el que la “visión” empresarial se ha normalizado a partir de la
incorporación de nociones como calidad y excelencia (en el texto constitucional, políticas
educativas y reglamentaciones diversas), en el que la perspectiva gerencialista de la
educación ha desplazado el enfoque centrado en el alumno, en el que se ha sedimentado la
idea de que la escuela escolariza pero no educa, en el que han emergido pedagogías que
desdibujan el papel del profesor ante el imperio de las tecnologías de la información y
comunicación, en el que se ha universalizado la idea de que conocimiento es una noción
equivalente “capital cultural” y que por tanto tiene un valor de uso.
En un contexto en el que la expansión de las lógicas del mercado opera casi en
paralelo a la reducción de las facultades regulatorias del Estado, en el que la tensión entre
neoliberalismo y educación se potencializa en dimensiones como lo institucional, lo escolar,
lo magisterial, lo pedagógico, lo curricular y lo relacional, i.a, analíticamente es productivo
reflexionar acerca de cuestiones como las siguientes: ¿cuáles son los vínculos que articulan
Bajo el supuesto de que lo público y lo común no deben ser patrimonio exclusivo estatal, los
dispositivos que activan proyectos y programas políticos que apuntan a una u otra orientación
—a la cultura y visión estatista o a la nueva economía política liberal (Bazúa, 1999)— se
inscriben en una estructura de pensamiento binario (Hiernaux, 2009) que dicotomiza y opone
entre sí (de manera irreconciliable) a los elementos que la conforman, operación que en la
lógica Žižek (2003) se traducen en proyectos y programas de tipo ideológico.3 Sin embargo,
en lo que sigue se expone una forma que, si bien no supera el pensamiento binario que
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De aquí en adelante puedo referir al Análisis Político de Discurso como analítica, mirada analítica, analítica
político-discursiva o lectura político-discursiva, incluso solo por la siglas APD.
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En el tercer apartado trataré el tema de la ideología.
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Por antagonismo se entiende, en términos de Laclau, “una relación entre fuerzas enemigas, de modo tal que
la negatividad pasa a ser un componente interno de esa relación. Cada fuerza niega la identidad de la otra, pero
en una oposición real no tenemos este tipo de negación, esta negación mutua de las identidades (Laclau,
2014:133).
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Respecto a la intervención del Estado en los asuntos públicos, en un trabajo previo mencioné lo siguiente: “La
intervención del Estado (…) no necesariamente debe entenderse como la acción de gobierno cuyos propósitos
gravitan en torno al ideal del bienestar colectivo a través del mejoramiento del estado de cosas o de la solución
de problemas públicos específicos; también puede significarse (…) como una dinámica de adjudicación
patrimonialista de lo público, de regulación excesiva de lo social, de expropiación de la capacidad
autoorganizativa de la ciudadanía y de control y normalización de la autonomía individual a través de un
conjunto de intervenciones y acciones gubernamentales, tengan éstas un sentido público o carezcan de el
(Fuentes, 2018: 41).
privados mientras que el Estado democrático supone un mercado político para los bienes
públicos básicos.
Ahora bien, considerando los sentidos y atributos del Estado y del mercado en el
marco de un ELD, éstos, por sí mismos, resultan insuficientes e ineficientes para: a) producir
y distribuir bienes públicos básicos, b) resolver los problemas de interés público y c)
maximizar el bienestar colectivo. De ahí que tanto el Estado como el mercado —apunta
Bazúa— “fallan”. Una falla del mercado refiere situaciones en las que no se alcanza la
eficiencia social debido, primordialmente, a la intervención mínima del Estado (Bazúa, 2006:
293); mientras que una falla del Estado alude a la intervención del Estado para corregir las
fallas del mercado, pero que tampoco logra la eficiencia social, esto debido, principalmente,
al excesivo gastos de recursos públicos (Bazúa, 2006: 298). En modo más sintético, las fallas
del mercado refieren a fallas de libertad y competencia, mientras que las del Estado tienen
que ver con fallas en la calidad de la gestión estatal o fallas de autoridad.
Las fallas tradicionales del mercado básicamente son cuatro: a) bienes públicos, b)
externalidades, c) competencia imperfecta y d) asimetrías informacionales. Las fallas
tradicionales del Estado son tres: a) imperfección de la democracia directa, b) imperfección
de la democracia representativa y c) provisión burocrática de bienes y servicios privados.
Ahora bien, quiero precisar que una falla en el sistema del Estado no necesariamente
representa un acierto para el sistema del mercado, y viceversa. Aunque en algún modo puede
considerarse como tal.
Para dar cuenta de la imposibilidad de que el sujeto se emancipe de alguna carga ideológica,
Žižek menciona que “nos encontramos (…) obligados a aceptar la implacable pertinencia de
la noción de ideología”, ya que hasta hace poco —a lo más dos décadas— el sistema
naturaleza-producción 7 dominante se percibía como una constante (2003: 07); incluso, a
partir de Fredric Jameson, Žižek señala que es más fácil aceptar ideas catastróficas acerca
del fin del mundo que admitir un cambio en el modo de producción actual, de ese sistema
naturaleza-producción dominante, como si el capitalismo trascendiese a cualquier catástrofe
ecológica global. Para Žižek, esta forma de concebir la realidad es una operación ideológica;
de ahí que afirme categóricamente “la existencia de la ideología en tanto matriz generativa8
que regula la relación entre lo visible y lo no visible, entre lo imaginable y lo no imaginable,
así como los cambios producidos en esta relación.” (2003: 07).
Como matriz generativa, el neoliberalismo resulta una ideología que ha funcionado
produciendo concepciones, en este caso de educación y de pedagogías, únicas que se han
instalado en el imaginario de los planeadores y administradores de los sistemas educativos
de varios países. Como matriz generativa, o matriz de pensamiento, ideológica y binaria, el
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Desde la perspectiva de Buenfil, la noción discurso no se limita a lo hablado o lo escrito, sino a “diversos tipos
de actos, objetos, relaciones y medios que, a través de un símbolo, evoquen un concepto” (1994: 8). En este
caso, no solo la retorica política del nuevo régimen político puede leerse como discurso, también sus prácticas,
programas, políticas, actos, emblemas que detonen procesos de significación, que posibiliten la producción de
significados. Incluso, el silencio ante lo imprevisto, lo inesperado, ante la presencia del acontecimiento, también
es discurso si produce hay producción de sentido.
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Žižek (2003) concibe el sistema naturaleza-producción como la relación productiva-explotadora del hombre
con la naturaleza y sus recursos.
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Ante la dispersión de significados respecto a neoliberalismo, la noción matriz generativa será la que se ocupe
de aquí en adelante para referir las formas de producción de sentido desde esa noción.
3. La pospolítica y posmaestro
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comunicación, a través del cual se invisibiliza el rol del profesor como enseñante, en el que
su labor pedagógica se sustituye por una serie de dispositivos que, si bien favorece el
desarrollo de nuevas habilidades, no contribuye al pensamiento crítico.
En la noción pos maestro de Brenner, el neoliberalismo como matriz generativa de
pensamiento único opera como una racionalidad en la que se asume como normal que el
imperio de las tecnologías de la información y comunicación, el aumento del uso de los
dispositivos móviles y el incremento inusitado del uso de las redes sociodigitales formen
parte de una nueva pedagogía; una pedagogía emergente que, sin embargo, neutraliza la
actividad docente del profesor, lo descentra de sus acciones formativas y lo inscribe en el
mismo discurso. El maestro en esta pedagogía neoliberal, el pos maestro, gestiona la clase,
gestiona el conocimiento y gestiona el comportamiento del alumno, al igual que sus
emociones, ello desde la perspectiva gerencialista de la educación.
El pos maestro, más que fomentar el pensamiento crítico en el alumno, los anima a
triunfar en la vida, ocupando para ello referentes de sociedades diferentes y ajenas al contexto
del éste.
Reflexiones finales
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pensamiento único (Tedesco, 2000), y aunque sucede lo mismo con el Estado con la
racionalidad institucional (Castoriadis, 2007), a éste no se le significa como tal; y
d) es una tensión que contribuye en la configuración identitaria, la formación de la
subjetividad y la constitución de sujetos educativos, en la producción de la
subjetividad neoliberal (Dardot y Laval, 2013).
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del cual resulta casi imposible de sustraerse, toda vez que el sujeto asume no solo como
natural esta forma de pensar, sino como la única para “conocer” y actuar en su contexto.
Claro, es necesario indagar más en los aspectos más intestinos de lo escolar y lo institucional
para develar otras formas en que el neoliberalismo produce subjetividades y constituye
sujetos.
Referencias
Apple, M. W., Gentili, P., & Tadeu da Silva, T. (1997). Cultura, política y currículo: ensayos
sobre la crisis de la escuela pública.
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Buenfil, R. (2017) “Huellas teóricas y horizonte de intelección” en María del Pilar Padierna
Jiménez y Mónica García Contreras (coords.) Lo político en las subjetivaciones.
México. Plaza y Valdés Editores.
Burki, S. J., & Perry, G. (1998). Más allá del Consenso de Washington: la hora de la reforma
institucional. El Banco Mundial.
Cruz, O. (2017) “El Análisis Político de Discurso. Una huella indeleble en la formación
intelectual” en María del Pilar Padierna Jiménez y Mónica García Contreras (coords.)
Lo político en las subjetivaciones. México. Plaza y Valdés Editores.
Dardot, P., & Laval, C. (2013). La nueva razón del mundo: ensayo sobre la sociedad
neoliberal. Editorial Gedisa.
Gadotti, M. (2005). La escuela en la ciudad que educa. Educación y ciudad, (8), 47-60.
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Puiggrós, A. (1996). Educación neoliberal y quiebre educativo. Nueva sociedad, 146, 90-
101.
Ramírez Grajeda, B., & Anzaldúa Arce, R. E. (2005). Subjetividad y relación educativa.
Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Azcapotzalco, División de Ciencias
Sociales y Humanidades, Departamento de Administración.
Tedesco, J. C. (1998). Educación, mercado y ciudadanía. Nómadas (Col), (9), 29-39. IIPE-
Buenos Aires.
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