Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
- 12:52
Comparte
En este artículo te daré algunas herramientas para que puedas aprender a expresarte
correctamente y con asertividad, de modo que mejores tus relaciones interpersonales.
En primer lugar, es necesario tener en cuenta que detrás de la rabia, normalmente existe un
sentimiento de tristeza, desesperanza o decepción. Es desde aquí desde dónde debemos
comunicarnos. Si lo hacemos desde la ira, es mucho más probable que no consigamos la atención
de la persona con la que estamos discutiendo y provoquemos esa necesidad de defenderse y no
de entender lo que le quieres transmitir.
Si tenemos en cuenta que estamos enfadados con esta persona porque nos ha hecho daño o nos
ha decepcionado de algún modo, comprobaremos que la forma de transmitir el mensaje es muy
diferente y genera mucho más impacto. ¿Alguna vez has estado tan enfadado que en medio de
una discusión te has puesto a llorar y te has venido abajo sintiéndote derrotado y vulnerable? Ahí
tienes la prueba de que detrás de todo enfado, existe dolor.
Enfócate en él y no te dejes llevar por los reproches o por la necesidad de contestar a los ataques
de la otra persona. Si, por ejemplo, quiero hacerle entender que me ha molestado que no tenga
en cuenta mi opinión para algo en concreto, mi objetivo debe ser conseguir que la persona
empatice conmigo y se disculpe. Todo lo que vaya en contra de conseguirlo, debo ignorarlo.
De esta forma, evitaremos entrar en reproches pasados, los cuáles no son el motivo actual por el
que hay una discusión, y no te arriesgarás a perder de vista lo que querías conseguir evitando
también, que cada uno se marche sin haber conseguido solucionar el problema y te sientas
frustrado/a.
En el caso de ser una discusión con alguien con quien no hay un vínculo afectivo más íntimo, como
puede ser un compañero de trabajo, tu jefe... puedes expresarlo de otra forma. Veremos un par
de ejemplos:
Discusión con alguien importante para mí: “Me gustaría comentarte algo que no me ha gustado, y
lo hago porque para mí eres alguien importante y porque estoy convencido/a de que puedo
confiar en ti. Me encantaría poder explicártelo y que pudiéramos solucionarlo porque no me
gustaría que estuviéramos mal y además creo que no había una mala intención detrás de lo que
has hecho”.
Discusión con alguien ajeno a mi entorno más cercano: “Para mí es importante tener una buena
relación contigo, ya que compartimos muchas horas juntos en el trabajo y por eso quería
comentarte una cosa que me ha molestado un poco… Además, estoy seguro/a de que podremos
solucionarlo”.
De esta forma, conseguiremos que la persona con la que iniciamos la conversación se muestre
más dispuesta a escucharnos, ya que, lejos de sentirse atacada, observará en nosotros una actitud
conciliadora y de confianza.