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3 claves para tener una comunicación asertiva en tus relaciones

Estas pautas te ayudarán a aplicar un estilo comunicativo basado en la asertividad.

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Claves para tener una comunicación asertiva en tus relaciones

La comunicación asertiva es aquella en la que se exponen opiniones o se expresan necesidades y


desacuerdos de forma respetuosa, honesta, clara, directa, segura, tranquila y empática, de modo
que nadie se sienta ofendido.
En muchas ocasiones, especialmente cuando discutimos con alguien, tendemos a dejarnos llevar
por el enfado, por esos sentimientos de rabia e ira que nos invaden y que nos hacen perder el
control de la situación. Podemos llegar a perder las “formas”, hablándole a la persona que
tenemos delante de forma agresiva, irrespetuosa, llegando en ocasiones a faltarle al respeto.
Descuidamos nuestro lenguaje levantando la voz, no escuchando la opinión del otro ni exponiendo
con claridad el mensaje que queremos hacer llegar.

También descontrolamos el lenguaje no verbal, mirando de forma despectiva, gesticulando


agresivamente e incluso posicionando nuestro cuerpo de forma que la otra persona tenga la
sensación de que no tenemos ningún interés en seguir conversando. Todas estas formas de actuar
no hacen más que despertar las ganas de discutir y de defenderse de un ataque. Esto dista mucho
de conseguir en la otra persona un gesto de empatía y un posible cambio ante una actitud o
comportamiento que nos ha hecho sentir mal.

En este artículo te daré algunas herramientas para que puedas aprender a expresarte
correctamente y con asertividad, de modo que mejores tus relaciones interpersonales.

Artículo relacionado: "Las 12 habilidades comunicativas básicas"

Claves para beneficiarte de una comunicación asertiva en las relaciones

En primer lugar, es necesario tener en cuenta que detrás de la rabia, normalmente existe un
sentimiento de tristeza, desesperanza o decepción. Es desde aquí desde dónde debemos
comunicarnos. Si lo hacemos desde la ira, es mucho más probable que no consigamos la atención
de la persona con la que estamos discutiendo y provoquemos esa necesidad de defenderse y no
de entender lo que le quieres transmitir.

Si tenemos en cuenta que estamos enfadados con esta persona porque nos ha hecho daño o nos
ha decepcionado de algún modo, comprobaremos que la forma de transmitir el mensaje es muy
diferente y genera mucho más impacto. ¿Alguna vez has estado tan enfadado que en medio de
una discusión te has puesto a llorar y te has venido abajo sintiéndote derrotado y vulnerable? Ahí
tienes la prueba de que detrás de todo enfado, existe dolor.

Te dejo algunas pautas que podrán ayudarte a comunicarte de forma asertiva:

1. Ten claro el objetivo que quieres conseguir de la comunicación

Enfócate en él y no te dejes llevar por los reproches o por la necesidad de contestar a los ataques
de la otra persona. Si, por ejemplo, quiero hacerle entender que me ha molestado que no tenga
en cuenta mi opinión para algo en concreto, mi objetivo debe ser conseguir que la persona
empatice conmigo y se disculpe. Todo lo que vaya en contra de conseguirlo, debo ignorarlo.

De esta forma, evitaremos entrar en reproches pasados, los cuáles no son el motivo actual por el
que hay una discusión, y no te arriesgarás a perder de vista lo que querías conseguir evitando
también, que cada uno se marche sin haber conseguido solucionar el problema y te sientas
frustrado/a.

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2. Inicia el discurso desde la positividad

A pesar de sentirte enfadado/a, empieza siempre la comunicación expresándole a la otra persona


las cualidades positivas que le caracterizan y los motivos por los cuáles has decidido que forme
parte de tu vida. Es importante, antes de explicar lo que te ha molestado o lo que necesitas que se
cambie, que le hagas saber a la otra persona que es importante para ti y que sus decisiones u
opiniones te afectan especialmente por el lugar importante que ocupa en tu vida.

En el caso de ser una discusión con alguien con quien no hay un vínculo afectivo más íntimo, como
puede ser un compañero de trabajo, tu jefe... puedes expresarlo de otra forma. Veremos un par
de ejemplos:

Discusión con alguien importante para mí: “Me gustaría comentarte algo que no me ha gustado, y
lo hago porque para mí eres alguien importante y porque estoy convencido/a de que puedo
confiar en ti. Me encantaría poder explicártelo y que pudiéramos solucionarlo porque no me
gustaría que estuviéramos mal y además creo que no había una mala intención detrás de lo que
has hecho”.

Discusión con alguien ajeno a mi entorno más cercano: “Para mí es importante tener una buena
relación contigo, ya que compartimos muchas horas juntos en el trabajo y por eso quería
comentarte una cosa que me ha molestado un poco… Además, estoy seguro/a de que podremos
solucionarlo”.

De esta forma, conseguiremos que la persona con la que iniciamos la conversación se muestre
más dispuesta a escucharnos, ya que, lejos de sentirse atacada, observará en nosotros una actitud
conciliadora y de confianza.

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3. Cuidado con el lenguaje no verbal

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