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LA PAVA IMPULSIVA

En la sierra de la región Lambayeque, un malvado hacendado tenía cautiva a una pava aliblanca. Ella pasaba
el día mirando como éste les gritoneaba a sus trabajadores:

- ¡Esas papas no se van a cultivar solas!, ¡más rápido! – vociferaba el hacendado.

La pava se sentía muy mal por ellos, aunque lo más que podía hacer era molestarse y golpear los barrotes de
su jaula, pero cuando lo hacía, el hacendado la tomaba del pescuezo y le decía:

- A partir de ahora te voy a llamar “Mikhuna” porque serás mi almuerzo jajajja…

Obviamente era mentira, porque él la mantenía cautiva desde hace un año, sólo por el gusto de ufanarse con
sus amigos de tener en su casa un ave en peligro crítico de extinción,

Un día, el hacendado colmó la paciencia de la pobre pava, al oír como trataba a una campesina:

- ¡Mi hijo está en edad escolar señor, deje a mi hijo ir a la escuela! ¡Todos los niños tienen derecho a
estudiar!- le rogaba la campesina.
- Tú y tu hijo me siguen perteneciendo y seguirán trabajando en la chacra, ¡ahora largo! – exclamó el
hacendado-.

La campesina se fue muy triste, mientras el hacendado se reía contando fajos de billetes que tenía en sus
manos. La pava, muy indignada y no pudiendo contener su rabia, decidió arrojarle un “chungo” que se
encontraba cerca de su jaula. Y así fue, al menor descuido lo hizo con tanta fuerza que éste chilló de dolor-

- ¡Achachau! ¡Ya vi que fuiste tú, ahora verás!


Sacó un cuchillo y abrió la jaula de la pava. Al verse acorralada, ella saltó encima de él y emprendió el
vuelo, se dio cuenta que tenía un ligero corte en una de sus patas, el cual le quedaría como recuerdo del cruel
hacendado.

Voló de Lambayeque a Cajamarca, ¡por fin gozaba nuevamente de libertad!. Lo que no sabía, es que ésta le
duraría poco, pues al sobrevolar por una chacra le cayó un disparo en su ala derecha.

Despertó en una mesa sintiendo que alguien la sujetaba fuertemente. Era un chamán, que se veía más malo
que el hacendado, tenía unos anteojos gruesos, ojos dormidos, un poncho y un chullo que hacían juego. La
pava intentó zafarse pero no pudo, el chamán soltó una carcajada y le dijo:

- ¡Ni lo intentes, será en vano! Mira a tu alrededor, ese gato andino, esa vizcacha, ese cóndor, todos
ellos están disecados, ¡Y pronto te unirás a ellos! Jajaja.

Verlos llenó de mucha pena a la pava, pero notó que sobre el hombro del chamán había un pequeño ratón
andino, quien le dijo susurrando:

- Tranquila, ahorita te salvo.


En eso, el ratoncito mordió al chamán en la oreja, este trató de atraparlo, pero el escurridizo roedor se
escabulló bajo un mueble, al mismo tiempo la pava levantó el vuelo con mucha dificultad, pero estaba tan
molesta que no quería irse sin vengarse de su captor; así qué rompió una ventana de un fuerte picotazo, tomó
al roedor con cuidado en su pico y salieron de ese lugar infernal.

Ambos huyeron hasta llegar a un árbol para poder descansar.

- Gracias por salvarme, - dijo aún asustada la pava - de no haber sido por ti seguramente ahora ya
estuviera rellena de algodón.
- No fue nada, hace mucho que he salvado algunos de los animales que caen en sus garras
– respondió el ratón-

Siguieron conversando y la pava le contó lo que le había sucedido, a lo que el ratón le respondió:

- Por lo que me dices se nota que has sufrido mucho. pero no debes conservar rencor en tu corazón,
tienes que concentrarte en seguir con tu vida y no en odiar a los que una vez te hicieron mal. Espero
sigas mi consejo querida amiga, ya tengo que irme, ¡Adiós!.-
- Yo también, tal vez nos veamos luego – dijo la pava.

Pasaron 3 meses de esta aventura, hasta que cierto día, un búho amigo le dio una noticia fatal a la pava
aliblanca:

Lo siento amiga, el ratón que te salvó ha fallecido, fue devorado por el puma, entiendo que te sientas
triste.
- Descuida tampoco éramos tan cercanos – dijo la pava, tratando de disimular su dolor.

Pero la verdad era que sí le había dolido mucho, así como sufrió al ver como el hacendado le gritaba a la
campesina y al ver animales disecados en la casa del chamán. Una vez más no pudo contener su furia y se
encaminó hasta su cueva, decidida en enfrentarse al puma.

- ¡Oh, hoy almorzaré una pava aliblanca! – dijo el puma apenas la vio ingresar-

El puma saltó sobre la pava, en esos últimos segundos que le quedaban de vida recordó todos sus errores; no
debía haber lanzado el chungo al hacendado, simplemente podía escapar cuando él abriera su jaula; con el
chamán solamente debió huir por la ventana sin destrozarla en mil pedazos, finalmente debió darle al ratón
andino un buen funeral y no ir a vengar su muerte.

Mientras reflexionaba. el puma abrió sus fauces, y esa gran hilera de dientes filosos y una larga lengua,
fueron las últimas imágenes que la pava aliblanca vió.

Moraleja: Debemos ser prudentes ante cualquier circunstancia y no tomar decisiones


impulsivas dejándonos llevar por nuestras emociones.

Autor: HAKAN RUMI

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