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El libro de Sarah Barrow se divide en cinco capítulos y trata de dar cuenta de la relación
entre el cine peruano, el Estado y Sendero Luminoso. Mediante una serie de análisis a
national identity” (1). La autora reflexiona a partir del concepto de identidad nacional y
unchanging entities […] nation and national identity have been ‘forged and sustained by
certains networks of power [and that] nationalist discourse around culture work to forge
the link… between nation and state’” (7). Por otra parte, Barrow afirma que su interés
no fue hacer un catálogo de todas las películas peruanas que abordan la violencia
política y que incluso ella detecta que este tipo de temáticas se sigue produciendo en
filmes tan recientes como La hora final (2017) de Eduardo Mendoza. Habría que hacer
una puntualización, de todas las producciones que se analizan en este libro ninguna es
de carácter documental, ahí tenemos casos interesantes como Alias Alejandro (2005) de
o La Cantuta en la Boca del Diablo (2011) de Amanda Gonzales. Esta vertiente hubiera
aportado otras perspectivas al trabajo de Sarah Barrow, puesto que su libro más bien se
enfoca casi por completo en cine producido en Lima, aunque con algunos análisis de
cine regional en las figuras de Palito Ortega Matute, Flaviano Quispe y Mélinton
El primer capítulo se titula “Cinema, State and National Identity”. Barrow trata
de mostrar una historia del cine peruano desde sus inicios, en esta etapa es crucial la
vinculación de este tipo de filmes con los proyectos políticos estatales de Augusto B.
Leguía o Sánchez Cerro e incluso con las pugnas del indigenismo y el centralismo,
aunque se menciona como un gran hito las películas Kukulí (1961) de Luis Figueroa,
militar de Juan Velasco Alvarado, se decreta la Ley del Cine que busca promover las
una gran cantidad de cortometrajes. En 1992, durante la dictadura fujimorista, la Ley del
Cine es suspendida y reemplazada por una nueva ley que fuerza a las productoras
años que se empieza a construir cadenas con salas múltiples y hay un incipiente apoyo a
dictadura de Fujimori, emerge una promoción de nuevos cineastas entre los que destaca
Claudia Llosa, Josué Méndez, Palito Ortega Matute, Fabrizio Aguilar, quienes acceden
cine.
política como son La boca del lobo (1988) de Francisco Lombardi, Ni con dios ni con el
diablo (1990) de Nilo Pereira y Alias la gringa (1991) de Alberto Chicho Durant.