vivía con su madre en una colonia a las orillas de la ciudad, un día, después de que su mamá acabara de trabajar llego a un supermercado a comprarle a su pequeña una bicicleta que tenía un asiento trasero donde venía una muñeca muy bonita hecha de porcelana, pero igual la compro por que su hija quería ese regalo desde hace mucho, luego envolvió la bicicleta para darle esa sorpresa a su hija, luego la llevo a la casa y fue a recoger a Melani al kínder, cuando llegaron la pequeña vio la sorpresa, la abrió, se alegró y vio a la muñeca que era tan bonita que la prefirió en lugar de la bicicleta a la que no le hizo caso. Ese juguete tenía un traje morado, dos trencitas, cabello café, ojos de color café, copete y un gorro morado. A Azucena le encantaba jugar con la muñeca a la que le puso de nombre Roberta, cuando su mamá le decía: “ya vete a dormir” Melanie le contestaba “déjame jugar otro rato por favor” y la mamá le repetia, “vete a descansar” pero ella no quería dormir, solo jugar, al final se dormía y dejaba a la Roberta sentada o acostada en el sillón, y en la mañana la niña se iba al kínder y cuando regresaba se ponía a jugar con la su juguete favorito, después se bañaba y se dormía. Un día se fue a la escuela y regreso a jugar con la muñeca, tomo una ducha y se fue a acostar, pero no podía dormir, luego vio una sombra que paso por su cuarto y tenía la silueta de Roberta, se asustó y vio que, iba hacia su cuarto y gritó, pero nadie la escucho, vio como esa tenebrosa criatura se acercaba hasta que llego a su cama, la arrastro debajo de ella y la niña empezó a golpear a la muñeca pero esta la arrastro a fuera de la casa y esa fue la última noche de la Melanie Azucena y su muñeca. FIN