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El siguiente eslabó n

Pero abuelita, ¿porqué yo?


Quizá ya te habías imaginado que te iba a escoger a ti, ¿verdad?
Si, abuelita, eso es lo que yo quería, pero ¿porqué yo?
Por tus ojos
¿Mis ojos?
Si
No entiendo. ¿Qué tienen que ver mis ojos?
En tus ojos he visto desde hace tiempo lo que yo quería saber.
¿Y qué es lo que quería usted saber?
Tus ojos funcionan como las antenas de un insecto, perciben aquello que es importante para su
supervivencia.
¿Eso dicen mis ojos?
Si, lo veo ahora mismo.
Voy por un espejo, quiero ver ...
No lo verás, niña, ven a sentarte junto a mi otra vez.
¿Por qué?
¿Porqué quiero que te sientes junto a mi?
No abuela, ¿porqué no lo veré en el espejo?
Porque entonces sólo te verás a ti misma.
¿Pero porqué usted si lo ve?
No creas que lo veo siempre. Cuando estás jugando con tus hermanas no lo veo, cuando montas a
caballo junto a mi tampoco, pero cuando te asomas en la cocina, esperas y luego entras, a veces
también lo veo.
¿En la cocina?
¡En la cocina, si mi niña!
Sigo sin entender. ¿Me escoge a mi por lo que ve usted en mis ojos cuando entro a la cocina?
Bueno, no es exactamente lo que quise decir. Quizá debí darte otro ejemplo, a ver, déjame pensar.
Las dos se quedan pensativas un momento hasta q ue la algarabía que unos chamacos hacen al salir
corriendo al patio las hace voltearse la una a la otra, y en común pero silencioso acuerdo, se levantan
y caminan hacia el jardín. Van en busca de su sombra preferida bajo el gran árbol. Ni la una ni la otra
saben que ambas lo llaman “mi árbol”. Se sienta la abuela en la banca y la niña se trepa al árbol. La
niña sabe que su abuela no protestará, ni le dirá que eso no es propio de niñas, ni que se rasgará la
ropa o se caerá y romperá un brazo.
Una vez acomodadas cada una en su sitio favorito se dan cuenta que sólo aceptan compartir, no sólo
el lugar sino también el momento de estar ahí, con la otra. Es la primera vez que van juntas al árbol.
Se han encontrado ahí varias veces. Ha habido ocasiones en que habiendo estado ahí un rato, la
llegada de alguien más a la sombra del gran árbol rompe el encanto. Aunque sea una persona
querida, deja de ser el mismo momento. Sin embargo, la llegada de la abuela a la banca más bien
prolonga y aumenta el gusto de la niña de seguir ahí. Generalmente no hablan, sólo se saludan con la
mirada y una sonrisa. Cada una con su libro o la abuela con su bordado. Nadie entiende porqué la
abuela se va a coser a la banca del jardín, ella sólo lo hace cuando su nieta está ahí. Es como si la otra
presencia no estuviera, o más bien, como si la de la una fuera un poco más amplia.
Ahora no hay nadie mas ahí pues hace calor, la mayoría prefiere irse a dormir la siesta. Los chamacos
no tardarán en sentir el calor aún más intenso por tanto corretearse los unos a los otros. Alguien
encontró algo que otros quieren quitarle, no pelean, rien mucho. Uno de ellos, de los perseguidores,
se detiene un instante cuando ve a la abuela y a la niña llegar al árbol. Ambas notan su breve mirada
pero en un instante se une él a la bola de primos y a la persecusión del travieso.
Yo pensé que lo escogería quizá a él.
Sé que éso es lo que él quisiera.
¿Y entonces porqué no lo escoge a él? El y yo nos llevamos bien y no quisiera que eso cambiara
porque usted me escoja a mi.
Ésa es otra razón por la que te escojo a ti.
¿Cómo? ¿Para que él se moleste conmigo?
¡Pero niña! ¿Cómo se te ocurre? ... porque eres humilde y generosa.
Él también es generoso.
Si, es cierto, pero él no es precisamente humilde y además no tiene lo que tienen tus ojos.
Sigo sin entender lo de los ojos. ¿Qué es lo que ve en mis ojos y no en los de él?
En tus ojos veo una intensa concentración al escuchar lo que los grandes hablamos, en los de él veo
curiosidad y esfuerzo por memorizar.
Es que él también quiere recordar lo que escucha.
¿Es por eso que te gusta pasar tu tiempo con la gente grande en lugar de irte a jugar? ¿Para recordar
lo que oiste?
No, no es exactamente por eso. A veces siento que aunque no entienda todo lo que oigo, oigo ... no,
siento, siento como que es algo importante y que vale la pena recordarlo, aunque no sepa decir
porqué. ¿Me entiende? ¿Abuela, cómo voy a poder recordar algo que no entiendo?
Ya lo entenderás, estoy segura. Ya verás que es como armar un rompecabezas. Lo que escuchas son
como piezas que una por si sóla no te ayuda a saber donde va, pero poco a poco irán encontrando su
lugar. Podrás saber no sólo donde corresponden sino también a qué rompecabezas pertenecen.
¡Ay abuela! ¡Rompecabezas! ¿Y más de uno? Eso si que no se me había ocurrido, pero ahora que me
lo dice ... como que empiezo a entender que unas cosas den sentido a otras.
Lo que muestra que te interesa entender y no sólo conocer la historia familiar.
Si, así es, aunque cuando lo pienso bien, no entiendo como es que lo que escucho cuando platican
sobre quien le vendió caballos a quien sea parte de la historia familiar.
Cuando sepas porqué uno le vendió los caballos a ésa y no a otra persona, tu misma entenderás que
es la continuación de algo que ocurrió antes.
¿Y porqué le vendió el abuelo los caballos a ese señor que nunca habíamos visto aquí en la hacienda
y no a don Antonio como de costumbre, no se enojará don Antonio con el abuelo?
... y porque has mostrado “discretamente” con tus preguntas que no sólo escuchas sino que tienes
una curiosidad natural.
Mi madre dice que eso no es bueno, que no se ve bien que una niña ande haciendo tantas preguntas
sobre cosas que son asuntos de la gente grande.
¿Eso dice?
Si, y que me puedo meter en problemas por ser tan curiosa.
Eso es cierto ...
Pero y entonces, cómo le hago para saber lo que me falta?
¿Lo que te falta?
Si, a veces siento como que, como que ... no sé como explicárselo.
A ver, ¡piensa!
... ¡Ay, no sé! ¡Ayúdeme por favor! ¿Cómo le explico? ... Pero no necesito explicarle, ¿verdad? ¡Usted
sabe porqué hago tantas preguntas!
Si, si lo sé, pero ¿no crees que es importante que tu misma entiendas porqué haces algo que ningún
otro de tus hermanos o primos hace y que además tu madre te dice que no lo debes hacer?
Pues si, pues entonces quizá ella me entendería y no se enojaría tanto conmigo ...
¿Es esa la razón principal?
No, no lo creo. Pero ¿porqué no puedo explicarlo? ¡Ayúdeme por favor!
Está bien, está bien, no te angusties. Ahora si veo que te puedes caer. Tranquila. Vamos a ver, ¿de
qué hablábamos hace un rato?
¡Ay abuela, hemos hablado de muchas cosas! No se a qué se refiere.
Tu haces preguntas porque ...
... porque quiero saber algo.
¿Y por qué quieres saber ese algo?
Porque lo necesito
¿Por qué lo necesitas?
¡Porque me hace falta!
¿Y por qué te hace falta?
Porque sin ello no entiendo ... ¡Ah! ... ¡Para entender lo demás! ¡Es una pieza de rompecabezas!
¿Te ayuda eso para explicarle a tu madre?
¡Uf, no! Creo que no.
¿Y qué piensas hacer? ¿Dejarás de hacer preguntas y te conformarás sólo con lo que escuches y con
lo que yo te platique?
No, no puedo, es ... es importante para mi.
¿Tienes que hacer todas las preguntas que se te ocurren?
¿Todas? Eso no lo había pensado. ¿Me quiere decir que debo escoger mis preguntas?
Yo no dije nada, sólo pregunté. Pero tu, ¿qué crees?
... que usted ... ¡que usted también hace muchas preguntas!
¡Ya sabía yo que no me equivocaba sobre ti! Ven, vamos a descansar lo que queda de la siesta.

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