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PLÁ TICAS DE SOBREMESA

Todo comenzó cuando se enteró de la cantidad de tios abuelos que tan sólo por parte materna tenía,
o que tuvo, pues la mayoría ya no vivían. Durante alguna sobremesa escuchaba la plática entre su
madre y sus tías y quizá alguna tia abuela estaba presente también. Hablaban de la familia, contando
lo que una u otra sabía sobre las últimas novedades de uno u otro pariente. Ella escuchaba y oía
mencionar muchos nombres de personas que no conocía. Estas pláticas se repetían seguramente en
cada ocasión cuando se festejaba algo o a alguien y su mamá había invitado a sus hermanas con sus
familias. No podían faltar sus queridas tías, hermanas de “Mamita”, su abuelita, y sus esposos y quizá
uno de sus primos. Los señores quizá también estaban pero ella no recuerda que participaran en la
misma conversación, después de todo, ellos eran lo que se llama “parientes políticos” y por eso quizá
ni estaban enterados ni interesados en la plática.

A estas fiestas familiares venían sólo aquellos que vivían en la ciudad pues la gran mayoría de los
parientes vivían en Guadalajara. Con el tiempo se enteró que los que vivían en la ciudad habían
originalmente vivido en Jalisco. Uno de sus tios y su familia vivían en Tijuana pero ella no sabía qué
fue lo que lo llevó irse para allá.

Notaba que su mamá se dirigía a sus tías, dos hermanas de su abuelita materna, hablándoles de
“usted” mientras que sus tías mayores les hablaban de “ tu”. La razón de ello se esclarecería después.
Entonces no se había puesto a pensar en que edades tenían sus tías, de haberlo hecho habría notado
que no había muchos años de diferencia entre sus tías abuelas y algunas de las sobrinas de éstas.

Ella escuchaba la plática pero no participaba en ella. No recuerda cuando comenzó realmente a
poner atención. De haber sabido a donde la conducirían esas pláticas, habría tomado nota de todo lo
que se decía. Esas ricas fuentes de información se fueron yendo poco a poco y ya no le queda casi
nadie de los tios mayores con quien pueda platicar y aún menos, le pueda informar, sobre quienes
fueron, que hicieron o como vivieron las generaciones anteriores.

Un buen día, quien sabe cuando, comenzó a hacer preguntas. Las respuestas la llevaron a ir a buscar
papel y pluma para ponerse a apuntar. Después de todo ¿quien podría acordarse de todos los
nombres de los tios abuelos? Ni sus tías mismas se acordaban de todos. Decían que su papá tuvo 18
medios hermanos, todos ellos mayores pues el abuelito Manuel era viudo cuando se casó con la
abuelita Virginia. Ella tuvo 12 hijos. Había que apuntar todos esos nombres.

El único indicio sobre cuando comenzó a apuntar, o más bien, cuando dejó de apuntar es la mención
del miembro más joven de la familia. El problema es que hay tres versiones de sus notas. La segunda
de ellas pretendía ser una versión en limpio de los apuntes originales; estos fueron hechos en papel
cuadriculado tamaño carta y con pluma. Se ve que hizo correcciones mientras escribía pues hay
varios tachones. Se ve también que no tenía idea de lo complejo que es escribir un árbol
genealógico. Pues de eso se trataba. Como el espacio no fue suficiente, usó símbolos para encontrar
más abajo la continuación de esa sección. Comenzó al parecer, con sus abuelos paternos, o quizá
dejó el espacio de una página en limpio para escribir después. Como quiera que sea, la segunda
página la usó para escribir los nombres de los tios abuelos por parte de su mamá, dándole el número
1 romano (I) al bisabuelo Manuel Camarena y el II al bisabuelo José Soledad García. Pretendía escribir
los nombres de los hijos de cada bisabuelo en una columna bajo el nombre respectivo. Usó letras
para identificar a los hijos del primer matrimonio del bisabuelo Manuel y números arábigos para
identificar a los hijos de la bisabuela Virginia. Del nombre de la primera esposa no se acordaban pero
creían que su apellido era Corcuera.

De los primeros 18 hijos del bisabuelo Manuel hay apuntados ocho. Recordaban que siete de ellos
eran de los mayores. En cambio de los hermanos de su papá si se acordaban, sólo que no sabían en
que orden habían nacido. Información encontrada mucho después muestra que el orden no era
correcto y que además les faltaba un nombre. Ello se explica porque esa tía, Catalina, que fue la
primogénita, murió de niña. Las tías se acordaban incluso de la posible fecha de nacimiento de su
abuelito Manuel, el 8 de diciembre de 1822 o el 1º de enero de 1823, dudaban en cambio sobre si
nació en Arandas o en Guadalajara. Si se acordaban en cambio del nombre del papá de éste: Julián. A
él le correspondió el número “0” para indicar que era una generación anterior a la de los números
romanos!

La familia por parte del abuelo José Soledad también fue numerosa, 20 hijos, diez de la primera
esposa y diez de la segunda. En este caso, su abuelita Valeria había sido de las hijas mayores del
primer matrimonio, al igual que las tías Lolita y Pilla, aquellas que iban a las reuniones familiares. Se
decía que el abuelo del abuelito José Soledad había sido francés (nota que aparece en el documento)
y que por ello el apellido había sido “García de Lyon”. Sin embargo ninguno de los hijos de D. José
Soledad lleva el “de Lyon” que porque eso eran cosas del pasado. Sin embargo, si los anotó con el
apellido “original” todos sus hijos, e incluso, otros García del otro lado de la familia. Durante esas
pláticas de sobremesa también se enteró que varios miembros de la familia se habían casado con
parientes, por ejemplo, una hermana de su mamá que se casó con un primo hermano y para lo cual
habían necesitado dispensas matrimoniales, pero hasta donde se sabe, ello ocurrió entre los
Camarena y no entre los García.

Como hay distintos colores de tinta azul en ese primer documento que recibió el nombre de “Fuente
Original” (FO), se hace evidente que las anotaciones se hicieron en distintas ocasiones, en distintas
fiestas o reuniones familiares. Posiblemente los nombres de personas que ella conoció fueron
anotados “de memoria”. Otra manera para saber en qué época se hicieron esas anotaciones es ver
los nombres de las parejas de los primos. Ella ya sabía de Melissa, Mireya, la segunda esposa del
primo Joel, Martha V. ya se había casado con Manuel y Conchita con Javier, padres de Libia y Rocío.

La segunda versión de las notas la hizo en papel milimétrico anaranjado y con tinta azul. También
aquí la primera página se dedica a los Alvarez Ruvalcava y Cabañas García. Usó una regla para separar
familias de cada apellido (números romanos) y usó el margen izquierdo para anotar las familias de la
siguiente generación (con letras mayúsculas). Los números arábigos los usó para identificar a la
siguiente generación, misma que corresponde a la de sus abuelitos. Quizá se usaron primordialmente
para poder indicar en que orden habían nacido.

La segúnda página es una versión en limpio de la primera. Esta no tiene tachones y tiene dos
anotaciones en lápiz. Va de la generación de su papá hasta el único bisabuelo identificado entonces,
José María Alvarez. Según las notas, tuvo cinco hijos, mismos que fueron confirmados
posteriormente durante la investigación genealógica y de la que se dan a conocer otros dos hijos.
La tercera versión ya incluye una estructura más clara con un sistema de numeración para hacer
posible ver a qué rama del árbol pertenece cada persona. Sólo que la “primera” versión incluye dos
sobrinas1 que no aparecen en la versión “en limpio” y falta una prima que nació en septiembre de
1978. Quizá la razón sea simplemente que no terminó de pasar en limpio las notas, pero en la versión
segunda ...

Para registrar a los miembros más jóvenes de la familia, no necesitaba hablar con sus tías (aunque
habría sido bueno para apuntar fechas de nacimiento) pues se trataba de sus propios primos
hermanos e hijos de éstos.

Esos dos documentos al menos indican que ella debe haber tenido entre __ y __ años de edad.

1
Averiguar fechas de nacimiento de Libia y Rocío

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