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Revista Cubana de Medicina General Mi SciELO

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Cíclopes: mitología, realidad, ficción e Referencias del artículo

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Miguel Lugones Botell,1 Juan José Ríos


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Como muchas veces ha sucedido y sucederá, Otros

no se puede obviar lo que ha representado la Otros

literatura, dentro de sus muchos significados, Permalink


en el conocimiento, la aproximación, y en
muchas ocasiones, también en la predicción
de los sucesos que han ocurrido, tanto en las ciencias como en las
otras ramas del saber. Hay muchos ejemplos. ¿Realidad más allá de
la ficción, o ficción más allá de la realidad...? Veamos un ejemplo
más a tener en cuenta: los cíclopes.

Mitología

En La Odisea de Homero, los cíclopes eran pastores que vivían


en Sicilia. Eran una raza salvaje, caníbal y fuera de la ley que no
temía a dioses ni a hombres. El héroe griego Odiseo fue atrapado
con sus hombres en la cueva del cíclope Polifemo, un hijo de
Poseidón, dios del mar. Se cuenta que Odiseo lo cegó para escapar
de la cueva en la que el gigante los tenía cautivos, y donde ya había
devorado a varios de sus hombres.
En la historia se dice que Ulises (Odiseo), rey de Ítaca y esposo de
Penélope, de vuelta de la guerra de Troya y durante los diez años
que duró su viaje, arribó con sus hombres al país de los cíclopes,
rudos gigantes como montañas, con un solo ojo central, que vivían
pastoreando cabras y elaborando quesos. Uno de estos, Polifemo
" dotado de extraordinario vigor, salvaje e ignorante de la justicia
y de las leyes", los hace prisioneros y mata a seis de los griegos "
cogió a dos de ellos y los aplastó contra el suelo (...). Y los devoró
(...) y no dejó ni sus entrañas, ni sus carnes, ni sus huesos...,"
encerrando al resto en la cueva con los animales. Odiseo consigue
emborracharlo con vino, y a la pregunta del gigante antes de caer
rendido por el alcohol, de cuál era su nombre, le responde que
Outys (nadie). Dormido Polifemo, los de Ítaca le clavan una estaca
de olivo candente en el ojo, y ante sus aullidos de dolor los demás
gigantes acuden y le preguntan qué le ocurre.
-"¡Amigos! Nadie me mata con fuerza y con engaños", por lo que
los demás cíclopes se retiran pensando que Polifemo grita en su
borrachera. El ingenio de Ulises dio resultado.
Luego, tras salir de la cueva sujetándose a la lana del vientre de los
carneros para no ser atrapados por Polifemo, el héroe de Troya y
sus hombres llegan a la región de las sirenas. Ulises quiso escuchar
el irresistible canto con el que atraían a los marinos hacia los
acantilados para devorarlos, por lo que mandó a sus hombres que
lo ataran al mástil de la nave sin soltarlo por más que clamara, y
que ellos se taponaran los oídos con cera para no sufrir la
incontenible seducción de aquellos seres mitad mujeres mitad
peces, aunque en otros relatos mitológicos se refieren como mezcla
de mujer y pájaro.
Hijos de Poseidón y Afrodita, raza de indóciles y salvajes pastores
que habitaban en la isla de Trinacria (hoy Sicilia), y capitaneados
por Polifemo, a quien cegó Ulises, de esta forma y como ya hemos
señalado, describe Homero en La Odisea a los cíclopes, gigantes
de fuerza hercúlea y con un solo ojo. Aunque los cíclopes forman
parte de una de las muchas fábulas griegas perfectamente
tramadas, la existencia de seres con un solo ojo central e impar sí
que supera a la ficción, desmitificando, porque en este caso son
crustáceos nadadores y dulciacuícolas del género Cyclops.
También en la Teogonía de Hesíodo, los tres hijos -Arges, Brontes y
Estéropes- de Urano y Gea, personificaciones del cielo y de la tierra,
eran cíclopes. Fueron arrojados al mundo inferior por su hermano
Cronos, uno de los titanes, después de que él destronara a Urano;
pero el hijo de Cronos, el dios Zeus, liberó a los cíclopes del
submundo, y ellos, agradecidos, le regalaron el rayo y el
relámpago, con los que derrotó a Cronos y a los titanes, y se
convirtió así en señor del universo.
Los personajes mitológicos que Homero hace intervenir en su
poema, han sido sacados de la realidad y modificados al
encarnarlos en la literatura. La naturaleza ensaya, acierta, y a veces
se equivoca, y muestra de ello, es el nacimiento de niños y niñas
con malformaciones tan insólitas como los cíclopes y las sirenas. Si
hoy día, a pesar del conocimiento científico acerca de lo que son los
fallos en el desarrollo embrionario, aun siguen sorprendiéndonos
estas infrecuentes monstruosidades (monstra: muestra del poder
de los dioses), ¿cuál sería el pensamiento de los intelectuales del
siglo IV o V a.n.e. ante estos hechos? Desconocedores de la más
elemental biología de la diferenciación, recurrirían a los dioses del
Olimpo y explicaban el nacimiento de estos niños como mensajes,
advertencias y castigos, y según la interpretación libre de cada
cultura... en unos casos eran adorados y en otros, eliminados. Es el
ejemplo vivo de los errores de la naturaleza en su camino ¿ciego?, o
quizás ¿en búsqueda de la perfección?

Lo científico, la realidad

Es clara la preferencia evolutiva de no encontrar en la naturaleza


seres vivos que presenten en la región cefálica un solo ojo, mucho
menos en humanos, aunque no por ello deja de ser posible, como
ha ocurrido. El hecho de que la mayoría de los animales tengamos
dos ojos y no uno solo, es una decisión tan importante como
cualquier otra que haya permitido una ventaja evolutiva tan
consensuada. La decisión de originar ambas vesículas ópticas tiene
mucho que ver con el desarrollo del cerebro, y concretamente con
mecanismos particulares por los cuales se forma la porción más
rostral del cerebro o prosencéfalo.
El desarrollo del prosencéfalo en humanos puede ser entendido
siguiendo una serie de fases cronológicas, como son fases de
inducción dorsal (3-4 semanas de gestación) y ventral (4-6
semanas), neurogénesis (8-16 semanas), migración (12-34
semanas), organización (de 24 semanas a postnatal) y mielinización
(de 24 semanas a 2 años de postnatalidad), cada una de las cuales
se caracteriza por particulares desórdenes durante el desarrollo.
Elucidar los mecanismos por lo cuales tiene lugar cada fase nos
permite comprender mejor los principales trastornos que ocurren en
el desarrollo del cerebro en humanos, como pueden ser la
anencefalia, la holoprosencefalia, la microcefalia, los desórdenes en
la migración celular y las displasias corticales, entre otras.1
Factores de inducción del desarrollo, no solo del cerebro sino
también de todo el embrión, generan patrones espacio-temporales
de expresión que van a determinar los ejes morfogenéticos del
individuo. De esta manera, la organización estructural del tejido
está marcada, principalmente, por una inducción rostral y otra
caudal (eje anteroposterior), y por una inducción dorsal y otra
ventral (eje dorsoventral). Pero además, intervienen factores cuyos
ejes de organización permiten una bilateralidad de las estructuras,
como ocurre con las vesículas ópticas y posiblemente con otros
órganos simétricos.1
En los individuos cíclopes la unión del ojo puede ser completa, o
pueden ser aún visibles diferentes grados de duplicidad. La
diferenciación que da como resultado la ciclopía comprende
generalmente otras estructuras de la región frontal de la cabeza.
Comúnmente junto a la ciclopía se observa la nariz en forma de
masa carnosa cilíndrica y similar a una trompa pendiente de la
región nasal o de la frente. En muy raros casos los 2 esbozos
nasales no llegan a unirse entre sí, y cada uno de ellos forma una
masa carnosa cilíndrica que representa la mitad de una nariz. Estas
trompas dobles pueden presentar extrañas relaciones con un ojo
ciclópeo.1
La ciclopía (ojo único) y la sinoftalmía (fusión de los ojos) abarcan
todo un espectro de defectos en los cuales los ojos se encuentran
parcial o completamente fusionados. Estos defectos obedecen a la
pérdida de tejido de la línea media en el período que va desde los
19 a los 21 días de la gestación, lo cual provoca el subdesarrollo del
prosencéfalo y de la prominencia frontonasal. Invariablemente estos
defectos están acompañados por defectos craneales, como la
holoprosencefalia, en la cual los hemisferios cerebrales están
fusionados parcialmente o en su totalidad.2,3
El fenotipo cíclope o parte de su espectro puede darse igualmente
en las trisomías 13 y 18, en la deleción 13q o del brazo corto del
cromosoma 18, en la triploidía, en el síndrome de Meckel Gruber o
disencefalia esplacno-quística (encefalocele, polidactilia, riñones
poliquísticos y herencia autosómica recesiva), en embriopatías (las
mujeres diabéticas tienen un riesgo 200 veces superior de tener
hijos con holoprosencefalia), por etanol (síndrome alcohol fetal), y
también se ha encontrado relación con infección prenatal por
citomegalovirus.2,3 Todas ellas implican una alteración del
mesodermo procordal y con ello, un fallo en la inducción del
desarrollo de la parte media de la cara y del cerebro anterior o
prosencéfalo, con la consecuencia de un espectro malformativo
llamado holoprosencefalia, y que genéricamente es el fallo en la
formación de los 2 hemisferios cerebrales.3

Realidad y ficción

Uno de los tantos genios influidos por la enfermedad fue el prolífico


Claude Monet, pintor, que antes de cumplir 60 años se empieza a
preocupar por un continuo escozor de ojos. En 1900 le diagnostican
un principio de catarata, lo que afectaría al desarrollo de su pintura
desde entonces. El año que es diagnosticado pinta por primera vez
un puente japonés construido en el lago de su casa de Giverny. Este
puente será retratado muchas veces, y es el testigo mudo de la
pérdida de visión del pintor.4 Pero, ya en 1907 es evidente también
su pérdida de visión a largas distancias, lo que para un pintor de
paisajes es una verdadera tragedia. En vez de realizar los cuadros
completamente al aire libre, como hasta ese momento hacía,
empieza a retocarlos en su estudio. En 1918, en otra pintura del
puente japonés se aprecia cómo se difumina; y no es que tienda al
abstracto, sino que no ve bien los detalles. La catarata del ojo
izquierdo está formadísima y el ojo derecho le desenfoca.4
Tras 15 años con cataratas la obra del artista empieza a predominar
por sus amarillos. Este cambio no se debe a ninguna razón estética,
sino a que sufre una xantopsia que le desespera, por lo que le
recomiendan unas nuevas gafas de cristal oscuro para apreciar de
nuevo los colores, aunque desde entonces mucho más oscuros.4
Sus problemas visuales van degenerando, se opone a operarse por
miedo, decide dejar de hacer cuadros pequeños y se dedica al gran
formato, donde se siente más seguro. En los últimos años de su
vida sus amigos le apodan el cíclope, porque a su falta de vista se
une una hinchazón en su ojo derecho. Sin embargo, los problemas
en los ojos, que le dificultaron tanto su trabajo, no fueron los
responsables de su muerte. Fue tal vez su afición al tabaco -que,
según Clemenceau, tiñó su barba de amarillo- la que le provocó un
tumor pulmonar que le fue detectado en julio de 1926, y 6 meses
después moría a los 86 años de edad.4

Epílogo: mitología, realidad, ficción e imaginación

Como hemos podido ver, con el ejemplo de la ciclopía, hay


mitología, ficción y realidad... La revisión que hemos hecho del
tema me ha servido para corroborar hasta dónde pueden quedar
superpuestos todos estos elementos, y al conocer lo sucedido al
famoso pintor Claude Monet, también para saber que no fui yo
solamente quien un día al mirar a una persona, y parecerme
cíclope, así, de pronto, tan normal y solamente por pura
imaginación o semejanza, y aunque por supuesto, no lo fue en
realidad, sirvió para que decidiera actualizar el tema y realizar este
artículo.

Referencias bibliográficas

1. Patten MB. Embriología humana. Cooperativa del libro.


Federación Estudiantil Universitaria. La Habana. 1961: 421.
2. Sadler TW. Embriología especial: ojo. En: Langman. Embriología
médica. 7ª. Edición. Panamericana. México. 1996: 343.

3. Carlson MB. Problemas del desarrollo: causas, mecanismos y


patrones. En: Embriología humana y biología del desarrollo. 2dª.
Ed. Harcourt. Madrid. 2000: 148-50.
4. Bartolomé A. Matisse y Monet: genios tocados por la patología. Disponible En:
www.diariomedico.com 11 de noviembre de 2003.
Recibido 12 de mayo de 2005. Aprobado: 20 de mayo de 2005.
Dr. Miguel Lugones Botell. Policlínico Docente Playa , municipio Playa, Ciudad de La
Habana, Cuba.
1 Especialista de II Grado en Ginecología y Obstetricia. Profesor Auxiliar. Diplomado
en Ginecología de la Infancia y la Adolescencia y en Investigación sobre
Aterosclerosis.
2 Especialista de II Grado en Embriología y en Anatomía Patológica. Profesor Auxiliar
de la Escuela Latinoamericana de Medicina.
3 Especialista de I Grado en Medicina Interna, verticalizado en Cuidados Intensivos.
Profesor Asistente. Diplomado en Educación Universitaria en Ciencias de la Salud y en
Salud. Vicerrector Docente del Instituto de Ciencias Médicas de La Habana.
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