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Texto Base: 2 corintios 4: 8-11 Romanos 8: 35 -39

Anécdota: El vuelo del Halcón

ANECDOTA SOBRE RESILIENCIA


El vuelo del Halcón
Un rey, recibió como obsequio dos pequeños halcones y los entregó al maestro de cetrería para que los entrenara.
Pasado unos meses, el maestro le informó al rey que uno de los halcones estaba perfectamente, pero que al otro
no sabía qué le sucedía, no se había movido de la rama donde lo dejó desde el día que llegó.
El rey mandó llamar a curanderos y sanadores para que vieran al halcón, pero nadie pudo hacerlo volar.
Al día siguiente el monarca decidió comunicar a su pueblo que ofrecería una recompensa a la persona que hiciera
volar al halcón. A la mañana siguiente, vio al halcón volando ágilmente por los jardines. El rey le dijo a su corte:
- “Traedme al autor de este milagro”.
Su corte le llevó a un humilde campesino.
El rey le preguntó:
- “¿Tú hiciste volar al halcón? ¿Cómo lo hiciste? ¿Eres acaso un mago?”
Intimidado el campesino le dijo al rey:
- “Fue fácil mi señor, solo corté la rama y el halcón voló, se dio cuenta que tenía alas y se largó a volar.”
Quizás la predicción fuera que al cortar la rama el halcón caería, pero la adversidad le dio la oportunidad de
descubrir su potencial y pudo volar.
¿Cuántas veces observamos en nuestro entorno personas que como el halcón, se enfrentan a situaciones de
tragedia o estrés que parecen imposibles de superar? ¿Cuántas veces, sin embargo, la realidad nos muestra que
no solo la superan sino que salen fortalecidos de esas crisis?
A esta capacidad interior del ser humano para hacer frente a las adversidades, superarlas y ser transformado
positivamente por ellas, se la llama RESILIENCIA.

I. Que es la Resiliencia?

- cuando resiste una presion tan fuerte y se recupera!!!


- La resiliencia como tal suele definirse de forma sencilla como la capacidad de los seres humanos para
adaptarse positivamente a las situaciones adversas.
La palabra resiliencia viene del término latín resilio, «volver atrás, volver de un salto, resaltar, rebotar» e
indica repetición o reanudación [1].
El término se adaptó al uso en psicología y otras ciencias sociales para referirse a las personas que a
pesar de sufrir situaciones
estresantes no son afectadas psicológicamente por ellas.
- En el área de la física y la química, la resiliencia designa la capacidad del acero para recuperar su forma
inicial a pesar de
los golpes que pueda recibir y a pesar de los esfuerzos que puedan hacerse para deformarlo.
- incluso el cuerpo humano tiene una capacidad natural de resiliencia: Nuestro cuerpo procesa sustancias
tóxicas en el hígado
y las expulsa vía lágrimas, orina o sudor; el sistema linfático recurre a los glóbulos blancos para combatir
virus que
ingresan al organismo; o el sistema enzimático permite una regeneración acelerada de células para
reemplazar células dañadas, etc.
II. DIOS DESEA QUE SU PUEBLO DESARROLLE RESILIENCIA ESPIRITUAL
La Biblia nos presenta grandes ejemplos de resiliencia. De acuerdo con el libro de Esdras, habían pasado
85 años en Jerusalén desde que
la ciudad fue destruida y 15 años desde que el intento de reconstrucción del templo fue frustrado
violentamente por los enemigos del pueblo de Dios.
Sin embargo, el Señor empezó a trabajar un proceso de resiliencia espiritual que permitiera restablecer
las condiciones previas a la perturbación y
el estancamiento de la obra. Del libro de Esdras aprendemos cómo opera el principio de Resiliencia
espiritual.
Lo primero que hace el Señor es enviar a sus mensajeros con su Palabra poderosa y transformadora:
“Cuando los profetas Hageo y Zacarías, hijo de Iddo, profetizaron a los Judíos que estaban en Judá y en
Jerusalén,
en el nombre del Dios de Israel que estaba sobre ellos…” (Esdras 5:1).
Esta inyección de vitalidad y de esperanza a través del mensaje alentador y confrontador del Dios de
Israel surtió un efecto inmediato.
Los judíos respondieron al llamado de Dios y pusieron manos a la obra. Todo lo que durante años le
pareció a los judíos infructuoso e inútil,
se convirtió luego del mensaje del Señor en una posibilidad inminente. Esto se debe a que nunca un
proceso de reconstrucción puede ponerse en
marcha olvidando a la fuente directiva de la vida. Cuando los enemigos de Israel le pidieron cuenta a los
trabajadores, ellos dijeron:

“Somos los siervos del Dios del cielo y de la tierra, y estamos reedificando el templo que fue construido
hace muchos años, el cual un gran
rey de Israel edificó y terminó” (Esdras 5:11).
Esta obediencia práctica a la exhortación de Dios hizo que la resiliencia espiritual surtiera su efecto
revitalizador: “Y los ancianos de los
Judíos tuvieron éxito en la edificación según la profecía del profeta Hageo y de Zacarías, hijo de Iddo. Y
terminaron de edificar conforme al
mandato del Dios de Israel y al decreto de Ciro, de Darío y de Artajerjes, rey de Persia” (Esdras 6:14).
III. CRISTO, LA FUENTE DE RESILIENCIA
¿En dónde radica la fuente de la resiliencia personal? Está en Jesucristo. Él puede llegar a ser el bombero,
salvavidas, socorrista, policía y
paramédico que la tragedia personal demanda para su reconstrucción. Jesús no se intimida con nuestros
enemigos, no se cansa, no se distrae, ni tampoco anda a ciegas buscando sobrevivientes. Cuando
desarrolló su ministerio terrenal hasta las fuerzas de la naturaleza se le sujetaron
cuando sus discípulos le clamaron ante el temor del mar embravecido:
“Jesús se levantó, reprendió al viento y dijo al mar: ‘¡Cálmate, sosiégate!’ Y el viento cesó, y sobrevino
una gran calma” (Marcos 4:39).
La gente que vivía a su alrededor lo buscaba incesantemente para lograr la tan ansiada resiliencia que
los levantara de sus propias postraciones:
“Y dijo a Sus discípulos que tuvieran lista una barca para El por causa de la multitud, para que no Lo
oprimieran; porque El había sanado a muchos,
de manera que todos los que tenían aflicciones, para tocar a Jesús, se echaban sobre El” (Marcos 3.9-
10).
IV. LA RESILIENCIA ESPIRITUAL, MARCA DEL CRISTIANO MADURO.
La resiliencia no es una opción para el cristiano maduro. Es su marca distintiva. La Palabra del Señor nos
dice:
«Os es necesaria la paciencia, para que, habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa.“
(Hebreos 10:36).
La Palabra de Dios nos dice:
«Bienaventurado el hombre que soporta la tentación.» (Santiago 1:12)
«He aquí, tenemos por bienaventurados a los que sufren. Habéis oído de la paciencia de Job, y habéis
visto el fin que le dio el Señor, porque
el Señor es muy misericordioso y compasivo.» (Santiago 5:11)
«Tú sé sobrio en todo, soporta las aflicciones, haz obra de evangelista, cumple tu ministerio.» (2 Timoteo
4:5)
«También nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la
paciencia, prueba; y la prueba, esperanza.» (Romanos 5:3-4)

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