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Cantidad de información
Un concepto fundamental en la teoría de la información es que la cantidad de
información contenida en un mensaje es un valor matemático bien definido y
mensurable. El término cantidad no se refiere a la cuantía de datos, sino a la
probabilidad de que un mensaje, dentro de un conjunto de mensajes posibles, sea
recibido. En lo que se refiere a la cantidad de información, el valor más alto se le
asigna al mensaje que menos probabilidades tiene de ser recibido. Si se sabe con
certeza que un mensaje va a ser recibido, su cantidad de información es 0. Si, por
ejemplo, se lanza una moneda al aire, el mensaje conjunto cara o cruz que describe
el resultado, no tiene cantidad de información. Sin embargo, los dos mensajes por
separado cara o cruz tienen probabilidades iguales de valor un medio.
Entropía
En la mayoría de las aplicaciones prácticas, hay que elegir entre mensajes que
tienen diferentes probabilidades de ser enviados. El término entropía ha sido
tomado prestado de la termodinámica, para designar la cantidad de información
media de estos mensajes. Si la información aparecía como medida de orden, la
entropía puede ser intuitivamente entendida como el grado de ‘desorden’ en un
sistema. En la teoría de la información la entropía de un mensaje es igual a su
cantidad de información media. Si en un conjunto de mensajes, sus probabilidades
son iguales, la fórmula para calcular la entropía total sería: H = log2N, donde N es el
número de mensajes posibles en el conjunto. René Thom, por analogía señalará: “la
información es la forma oscura de la causalidad”. De este modo, la expresión
“entropía negativa” puede reemplazarse por una entropía expresada con signo
negativo, entendida de esta forma como medida del orden.
una concepción amplia del fenómeno comunicativo. Weaver (1981: 20) consideraba
la comunicación como el “conjunto de procedimientos por medio de los cuales un
mecanismo (…) afecta a otro mecanismo.”. Como puede apreciarse esta idea
sintoniza perfectamente con uno de los elementos fundamentales del proceso de
comunicación como es su capacidad de influencia.
Aunque para Weaver (1981: 20) en la comunicación hay que distinguir tres
problemas distintos y sucesivos. En primer lugar, en la comunicación, se plantea un
problema técnico: ¿Con qué precisión se pueden transmitir la señales de la
comunicación? El segundo problema es semántico: ¿Con qué precisión los
mensajes son recibidos con el significado deseado? Por último estaría un problema
de efectividad: ¿Con qué efectividad el significado recibido afecta a la conducta del
destino en el sentido deseado por la fuente de la información?
Codificación y redundancia
Si se transmiten mensajes que están formados por combinaciones aleatorias de las
26 letras del alfabeto inglés, el espacio en blanco y cinco signos de puntuación, y si
suponemos que la probabilidad de cada mensaje es la misma, la entropía sería: H =
log232 = 5. Esto significa que se necesitan 5 bits para codificar cada carácter o
mensaje: 00000, 00001, 00010, 11111. Una transmisión y almacenamiento eficiente
de la información exige la reducción del número de bits utilizados en su codificación.
Esto es posible cuando se codifican textos en español, porque la colocación de las
letras no es aleatoria. Así, por ejemplo, la probabilidad de que la letra que suceda a
la secuencia información sea una n es muy alta. La entropía, se entiende en este
sistema porque la información no se define en términos de habla (mensaje concreto,
actualización), sino de lengua, hablando en términos saussurianos.
Semiótica de la comunicación
Debemos entender que el sentido del discurso es más que la suma de los
significados de los signos que lo componen, el sentido es global. Además, cuando
se habla de discurso no sólo nos referimos al lingüístico, sino también, por ejemplo,
al televisivo. Por otro lado los límites del discurso vienen determinados por el propio
discurso. Por ejemplo, el “Stop” en una carretera puede ser considerado un
discurso, al igual que una novela de muchas páginas.
Barthes definía la semiología a través de su objeto: “La semiología tiene por objeto
todos los sistemas de signos, cualquiera que fuera la sustancia y los límites de estos
sistemas: las imágenes, los gestos, los sonidos melódicos, los objetos y los
conjuntos de estas substancias –que pueden encontrarse en ritos, protocolos o
espectáculos-“ (Barthes, 1960: 13).
El modelo semiótico propuesto por Umberto Eco gira en torno al concepto de código
y a la descodificación del destinatario. Como se puede apreciar tiene una clara
influencia del modelo de Shannon y Weaver, por un lado, y, por otro lado, retoma las
preocupaciones explícitas en el modelo de Schramm sobre los efectos de los
mensajes.
Códigos y Subcódigos:
En este modelo no se plantea la existencia de un solo código compartido entre
emisor y destinatario, sino una multiplicidad de códigos. En el esquema de Shannon
y Weaver el código era el elemento común entre emisor y receptor, que permitía que
se produjera la descodificación del mensaje. Para Eco (1977: 249) el proceso de
codificación y de descodificación se complica : “la propia multiplicidad de los códigos
y la infinita variedad de los contextos y de las circunstancias hace que un mismo
mensaje pueda codificarse desde puntos de vista diferentes y por referencia a
sistemas de convenciones distintos.”
Contexto:
El contexto hace referencia a los elementos del entorno en que se produce el
mensaje. Según en que contexto aparece un mensaje, manteniéndose la expresión,
sin embargo puede cambiar totalmente su contenido. Recordemos la escena de
Tiempos modernos en la que Charles Chaplin recoge una bandera roja que se ha
caído de un camión cargado de maderas y que, a pesar de sus esfuerzos, no puede
volver a colocar, en el vehículo que se aleja, este signo de peligro.
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Circunstancias:
Por el contrario la circunstancia hace referencia a las relaciones que se establecen
entre el emisor y el destinatario. Por ejemplo, si un emisor envía el siguiente
mensaje a un destinatario, su contenido puede ser muy distinto según dos posibles
circunstancias: “Te deseo que seas todo lo feliz que te mereces”. Si el emisor es la
mejor amiga del destinatario el contenido es uno, pero si el emisor es la ex-pareja
del destinatario, con la que ha roto después de una tormentosa relación para irse
con su hermana, podríamos pensar que el significado es otro totalmente distinto.
Mensaje:
Un elemento muy importante en este modelo es el diferenciar el mensaje como
fuente de la información (expresión) y el texto interpretado como el contenido del
mensaje, después que el destinatario lo ha interpretado de acuerdo con sus códigos
y subcódigos, y el contexto y las circunstancias existentes. Este cambio en el
modelo es muy relevante porque plantea que el receptor lleva a cabo una lectura
personal del mensaje. Eco (1977: 252) señala que pueden darse decodificaciones
aberrantes. Pero entendiendo por “aberración” exclusivamente la traición a las
intenciones del emisor.
Descodificación:
Esto pone de manifiesto que, en la comunicación, no siempre es evidente
comprender el mensaje y/o compartir el contenido del mensaje. Los estudios de
recepción ponen de manifiesto, precisamente, cómo se negocian los significados de
los discursos compartidos. Este modelo se preocupa principalmente del proceso de
descodificación del receptor. Eco (1985: 175) se ha preocupado de cómo la
audiencia reinterpreta los mensajes mediáticos, así señala:
a) por sí solos los mass media no pueden formar la manera de pensar de una
generación
b) si esta generación actúa de forma distinta del sistema conductual propuesto por
los mass media, esto significa que ha descodificado el contenido de los mismos de
forma diferente de cómo los hacían los productores de los mensajes y parte de los
que los consumían de otro modo.
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Este modelo de Eco se basa fundamentalmente en una teoría de los códigos. Pero,
posteriormente se hicieron una serie de puntualizaciones (Eco y Fabbri 1978:
570-571):
a) Los destinatarios no reciben mensajes sino conjuntos textuales,
b) los destinatarios no comparan los mensajes con códigos sino con un conjunto de
prácticas textuales depositadas
c) Los destinatarios no reciben nunca un solo mensaje, sino muchos, tanto en
sentido sincrónico como diacrónico. En sentido sincrónico porque un mismo
acontecimiento puede venir transmitido por distintos mass media. En sentido
diacrónico porque una misma información es recibida de forma redundante aunque
de un modo diverso a lo largo del tiempo.
En muchas ocasiones, un texto nos remite, explícita o implícitamente, a otros textos,
produciéndose un proceso de intertextualidad.
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La Escuela de Tartú
• Esa creación de textos se puede producir por dos vías: la continuidad (previsible) y
la explosión (imprevisible). Ambas formas son propias del dinamismo, que se opone
a lo estático. Así pues, la creación es movimiento, pero, en contra de lo que se
entiende vulgarmente, la explosión no es siempre destructiva, sino que ha de ser
considerada también como creativa.
• Los textos son el espacio donde los lenguajes culturales interactúan, se relacionan
entre sí y se organizan. La incursión de diferentes textos dentro del texto
(concibiendo la cultura, con Lotman, como texto) nos permite diferenciar entre
fronteras internas (que diferencian diferentes tipos de codificación) y fronteras
externas (que lo separan de los no textos). • Así, el texto es considerado desde la
semiótica de la cultura como constructor de la memoria y generador de nuevos
sentidos. La memoria no es un simple recipiente, sino que es una constructio
generada a partir de textos.
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No hace mucho tiempo que para adueñarse del poder político en un país era
suficiente controlar el ejército y la policía. Hoy, sólo en los países subdesarrollados
los generales fascistas recurren todavía a los carros blindados para dar un golpe de
estado. el día siguiente a la caída de Kruschev fueron sustituidos los directores de
Izvestia, de Pravda y de las cadenas de radio y televisión; ningún movimiento en el
ejército. Hoy, un país pertenece a quien controla los medios de comunicación.
Consideremos tres películas norteamericanas de los últimos años: Seven Days in
May (Siete días de mayo), Dr. Strangelove (Teléfono rojo, volamos hacia Moscú) y
Fail Safe (Punto límite). Las tres trataban de la posibilidad de un golpe militar contra
el gobierno de Estados Unidos, y, en las tres, los militares no intentaban controlar el
país mediante la violencia de las armas, sino a través del control del telégrafo, el
teléfono, la radio y la televisión. « Los medios de comunicación de masas no son
portadores de ideología: son en sí mismos una ideología.» (Apocalípticos).
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Decir que la luz es un media significa no advertir que existen, por lo menos, tres
acepciones de «luz». La luz puede ser una señal de información (utilizo la
electricidad para transmitir impulsos que, según el código morse, significan
mensajes particulares); la luz puede ser un mensaje (si mi amante pone una luz en
la ventana, significa que su marido está ausente); y la luz puede ser un canal (si
tengo la luz encendida en la habitación, puedo leer el mensaje-libro). En cada uno
de estos casos el impacto de un fenómeno sobre el cuerpo social varía según el
papel que juega en la cadena comunicativa.
Siguiendo con el ejemplo de la luz, en cada uno de estos tres casos el significado
del mensaje cambia según el código elegido para interpretarlo. El hecho de que la
luz, cuando utilizo el código morse para transmitir señales luminosas, sea una señal
-y que esta señal sea luz y nada más- tiene en el destinatario un impacto mucho
menos importante que el hecho de que el destinatario conozca el código morse.
Si, por ejemplo, en el segundo de los casos citados, mi amante usa la luz como
señal para transmitirme en morse el mensaje «mi marido está en casa» pero yo sigo
refiriéndome al código establecido precedentemente, por el que «luz encendida»
significa «marido ausente», lo que determina mi comportamiento (con todas las
desagradables consecuencias que supone) no es la forma del mensaje ni su
contenido según la fuente emisora, sino el código que yo uso. El receptor transforma
la señal en mensaje, pero este mensaje es todavía una forma vacía a la que el
destinatario podrá atribuir significados diferentes según el código que aplique.
Si escribo la frase No more, aquel que la interprete a la luz del código lengua inglesa
la entenderá en el sentido más obvio; pero les aseguro que, leída por un italiano, la
misma frase significaría «nada de moras», o bien «no, prefiero las moras»; pero, si
en lugar de un sistema de referencia botánico, mi interlocutor apelase a un sistema
de referencia jurídico, entendería «nada de moras (dilaciones)»; y si usase un
sistema de referencia erótico, la misma frase sería la res- puesta «no, morenas» a la
pregunta «¿Los caballeros las prefieren rubias? Naturalmente, en la comunicación.
normal, entre persona y persona, relativa a la vida cotidiana, estos equívocos son
mínimos: los códigos se establecen de antemano. Hay comunicación de masas
cuando la fuente es única, centralizada, estructurada según los modos de la
organización industrial; el canal es un expediente tecnológico que ejerce una
influencia sobre la forma misma de la señal; y los destinatarios son la totalidad (o
bien un grandísimo número) de los seres humanos en diferentes partes del globo.
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Estudios culturales
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El giro radical que los cultural studies introdujeron con su perspectiva fue
precisamente dar a lo banal, a lo considerado indigno de teorización, a la cultura
popular, al entretenimiento, al ruido, el merecido lugar en una teoría sobre los
media.
Los cultural studies se caracterizaron siempre por la práctica del sincretismo, por
recuperar conceptos provenientes de corrientes teóricas muy marcadas y
readaptarlos. Una aportación fundamental de los cultural studies a la teoría de la
comunicación fue le reconceptualización del concepto de ideología, haciéndolo
derivar de la clásica instancia política al seno mismo de lo cotidiano. La ideología se
convierte así en un texto que se deja rastrear en terrenos aparentemente tan
inocentes como el mobiliario o el diseño de los objetos, o los objetos ociosos...
La entrada de lo hasta ese momento marginal desde el punto de vista teórico, desde
los estudios de género y la perspectiva feminista, a las cuestiones de la raza y
etnicidad, supuso un punto de partida para las nuevas corrientes teóricas. Las
críticas a los cultural studies desde suelo británico provinieron del grupo conformado
por Halloran, Golding, Eliot, Murdock y Granham en la Universidad de Leicester,
quienes criticaron a Hall por su idealismo, por su visión platónica de la ideología y el
descuido de la historia y de la economía.
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que si hay que hablar de manifiesto fundacional de los cultural studies ingleses,
antes de recurrir al compromiso político, habría que evaluar su novedad teórica, que
esencialmente consistió en dar cabida en su momento a algo que había sido
despreciado por los estudiosos de la comunicación de masas: el entretenimiento; en
dar entrada a lo cotidiano bajo una forma nueva, ocupándose de un tema de
especial relevancia y escasamente considerado: la gestión del ocio, que puede ser
definido también como el tiempo por excelencia de la cultura de masas.
During, S. (ed.), The cultural studies reader, Londres, Routledge, 1993, Reprinted
2004-, definirá los cultural studies como : “Es, por supuesto, el estudio de la cultura,
o más en concreto, el estudio de la cultura contemporánea” (During, 1993).
Pero también es posible (y útil) pensar este proceso en términos de una estructura
producida y sostenida a través de la articulación de momentos relacionados pero
distintivos -Producción, Circulación, Distribución/Consumo, Reproducción-. Los
hechos pueden ser significados sólo dentro de las formas auditivo-visuales del
discurso televisivo. En el momento en que un hecho histórico pasa bajo el signo del
discurso, está sujeto a todas las "reglas" complejas formales a través de las cuales
el lenguaje significa.
La ausencia de ajuste entre los códigos tiene mucho que ver con las diferencias
estructurales de relación y posición entre los emisores radiales y las audiencias,
pero también tiene algo que ver con la asimetría entre los códigos de la "fuente" y el
"receptor" en el momento de transformación dentro y fuera de la forma discursiva.
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Hall parte de una crítica al análisis contenutista behaviorista de los medios, en este
caso en su aplicación al medio TV. Propone conceptualizar el proceso comunicativo
en términos no personalistas (emisor, receptor...) sino de instancias sistémicas,
estructurales e impersonales (producción, circulación, distribución, consumo,
reproducción...) como una articulación de estas cuatro modalidades diferenciadas: “
No somos plenamente conscientes de que esta re-entrada en las prácticas de
recepción y “uso” de la audiencia no pueden ser comprendidas en términos
simplemente behavioristas ...
Los códigos de codificación y descodificación pueden no ser perfectamente
simétricos” (Hall, 1973: 220). Hall considera que hay que diferenciar al menos cuatro
tipos de códigos: el “código dominante”, el “código negociado”, el código profesional
y el “código oposicional”.
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Muchos análisis de contenido pretenden comparar el retrato que los medios hacen
de cierto grupo, fenómeno, rasgo o característica con una norma tomada de la
realidad.
1. Ej Davis, 1951 que encontró que la cobertura efectuada por los diarios de
Colorado sobre la criminalidad no tenía ninguna relación con los cambios de los
índices delictivos estatales
2. Gerbner, 1969 compara la violencia creada por la televisión con la violencia real,
en un estudio que luego fue utilizado por la Comisión nacional sobre las causas y la
prevención de la violencia en Estados Unidos
3. Lester, 1994 analizó la cobertura fotográfica de la comunidad afrooamericana en
4 importantes diarios de Estados Unidos, desde 1937 hasta 1990 y halló que
aunque en los últimos años había aumentado el porcentaje general de fotografías
que contenían afroamericanos, era todavía menor que los porcentajes de población
nacionales o estatales
4.- Gillens, 1996 comparó la cobertura de noticias de los medios sobre los pobres
con la información del censo y concluyó que los ancianos y trabajadores de escasos
recursos estaban mal representados, mientras que los adultos desempleados en
edad de trabajar estaban sobrerrepresentados
5.- Finalmente, Taylor y Bang (1997) compararon el retrato tres grupos minoritarios
en los anuncios de revistas con su incidencia en la población general y encontraron
que los hispanos eran el grupo peor representado en la publicidad de revistas de
Estados Unidos.
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McLuhan
Un año más tarde, en 1952, obtiene una cátedra en el St. Michael’s College
(Universidad de Toronto), donde permanecerá hasta 1979. En Toronto, trabajó
cerca de Harold Innis, que ejerció una influencia significativa en sus formulaciones
teóricas, especialmente con su obra Imperio y comunicación. En este período
escribe The Gutenberg Galaxy. The making of typographic man (1962), su obra más
difundida, con claras influencias de Harold Innis, donde relaciona sus principales
aportes teóricos y expone la visión determinista de las extensiones tecnológicas de
los medios.
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9.2. El Pensamiento.
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Distingue entre “medios calientes” (no implicativos) y “medios fríos” (que requieren
que el espectador complete la información). Los medios calientes, de alta definición
estarían rebosantes de información y serían escasamente ambiguos (un ejemplo
sería la fotografía). Ejemplo de medio frío sería el cómic, de baja definición, porque
aporta poca información visual; el teléfono sería otro ejemplo de “medio frío” ya que
obliga al oyente a reconstruir la práctica totalidad de la situación comunicativa. Los
medios calientes inhiben la participación de la audiencia, son bajos en participación
(McLuhan, 1964).
Para dar cuenta de lo que McLuhan denominaba los “efectos hardware del software”
acuñó otra de sus más célebres frases-paradoja: “El medio es el mensaje”
(McLuhan, 1964: 29). . La existencia de medios sin mensaje, sin contenido en un
sentido clásico (caso de la luz eléctrica), pondría de manifiesto la autonomía del
medio. El contenido en sentido clásico se concibe ahora como ruido que impediría
percibir la verdadera naturaleza de los media.
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En un artículo titulado significativamente “The brain and the media. The western
hemysphere” (1978) McLuhan daba cuenta, a través del materialismo metafórico de
cómo los medios de comunicación eléctricos habían traído al Occidente racional en
el establecimiento de relaciones de causalidad y sucesión lineal, el Oriente
perceptivo y su estructura de simultaneidad: “El mundo occidental se está volviendo
hacia Oriente, al mismo tiempo que Oriente se gira hacia Occidente”
(McLuhan,1964: 55).
McLuhan definía la cultura de masas como “cultura mosaico”, acuñación que sería
recuperada por Moles. Su crítica al atomismo teórico y la explicación causal desde
la naturaleza misma de los medios –en este caso los medios eléctricos- en
consonancia con su teoría sobre los media le llevó a postular la existencia de una
ruptura con las tecnologías lineales, como la imprenta: “La tecnología eléctrica no
favorece lo fragmentario sino lo integral, no lo mecánico, sino lo orgánico”
(McLuhan, 1995: 119) ofreciendo su particular contravisión del progreso y de los
medios como coadyuvantes del mismo.
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Existe según McLuhan una fractura entre la lógica de los media eléctricos y la lógica
teórica que pretende aprehenderlos: las tecnologías occidentales son electrónicas y
simultáneas, hemisferio izquierdo, y sin embargo, estructuralmente orientales en su
naturaleza y en sus efectos, hemisferio derecho: “La perspectiva occidental
“hemisferio izquierdo” enfoca el estudio de los media en términos de movimiento
lineal o transporte secuencial de imágenes como formas separadas (contenido),
mientras que el enfoque del hemisferio derecho examina el fondo de los efectos
mediáticos” (McLuhan, 1978: 58-59).
En ninguna parte se hace más evidente esta brecha como en las teorías sobre los
medios y sus efectos. McLuhan centraba su atención no en la sustancia del
contenido, sino en la forma del contenido, insistiendo en la necesaria adaptación
medios-teorías respecto a esta forma del contenido. Era lo que McLuhan
denominaba la paradoja de “los efectos software del hardware” (1978: 59).
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McLuhan sostenía que los modelos lineales clásicos con los que se había teorizado
la comunicación mediática entraban en contradicción con la naturaleza de dicha
comunicación: “Todos los modelos científicos occidentales de comunicación son (al
igual que el modelo de Shannon- Weaver) lineales, secuenciales y lógicos como una
relación del énfasis de la última etapa medieval sobre la noción griega de causalidad
eficiente. Las teorías científicas modernas abstraen la figura del fondo. Para su uso
en la era eléctrica se necesita un modelo de comunicación del hemisferio derecho
del cerebro para demostrar el carácter “inmediato” de la información que se mueve a
la velocidad de la luz” (McLuhan-Powers, 1989: 21).
Dicho de otro modo, hemos confundido la razón con el saber leer, y el racionalismo
con una sola tecnología” (McLuhan, 1964: 36). Mcluhan pone a disposición del
lector ideas algunos de los aforismos más presentes en la teoría de la comunicación
y realiza predicciones basándose en la era electrónica:
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"El artista capta el mensaje del desafío cultural y tecnológico varios decenios antes
que un choque transformador se haga sentir". El artista, puede "corregir las
relaciones entre los sentidos antes de que los choques de una nueva tecnología
hayan aturdido los procedimientos conscientes".
“Lo que puede surgir como el discernimiento más importante del siglo XXI es que el
hombre no fue diseñado para vivir a la velocidad de la luz. Sin el equilibrio de las
leyes físicas y naturales, los nuevos medios de comunicación relacionados con el
vídeo harán que el hombre implosione sobre sí mismo” (McLuhan, 1995: 103).
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Estas ideas llevaron a Klapper, en 1960, a sostener en “Los Efectos de los Medios
de Comunicación”, su famosa “hipótesis del refuerzo”, cuyo dictum “más que
persuadir, lo que acaso hagan los medios de comunicación de masas sea reforzar
las hipótesis previas”, alcanzó rango de axioma.
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Este fenómeno fue definido como sleeper effect, y consiste en que "el efecto positivo
de las fuentes de alta credibilidad y el negativo de las de baja, tienden a
desaparecer después de un periodo de varias semanas” (Hovland, Janis y Kelley,
1966: 269-270)
Los resultados arrojados por los experimentos sobre los efectos de la comunicación
convergen, según ellos, sobre tres tipos de expectativas cuya interferencia
contribuye a reducir el grado de aceptación:
• Expectativas de ser manipulado por la fuente de comunicación.
• Expectativas de “equivocarse”.
• Expectativas de desaprobación social.
(El tercer caso coincide con lo que Lewin llamaba “soporte social”: la nueva
percepción de que la gran mayoría de sus miembros acepta una norma dada, actúa
como una poderosa fuerza que lleva al individuo a conformarse a esa norma).
10.2. Las teorías sobre los efectos limitados de los medios de masas
Las teorías que hemos repasado hasta el momento muestran a los receptores como
pasivos y sujetos a la influencia de los medios. Sin embargo, muchos otros teóricos
entienden que los lectores /oyentes / espectadores somos selectivos, que en
realidad somos consumidores racionales de los mensajes y que, bajo esas
condiciones, el efecto que ejercen los medios se debe, en partes iguales, a sus
objetivos y prácticas de persuasión, a nuestras necesidades y a diversos factores de
índole social y cultural.
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Más adelante, sobre todo a partir de la década de los sesenta, coincidiendo con el
auge del cognitivismo y partiendo de los postulados de Elihu Katz y Paul Lazarsfeld,
los estudiosos de este enfoque teórico centran sus hipótesis en la predisposición y
las actitudes previas de los receptores, reduciendo a cinco los componentes
fundamentales del proceso comunicativo de masas:
2.- Los grupos y las normas grupales. En general, la resistencia al influjo de los
medios depende del grado de acatamiento del individuo de las normas de su grupo
social y del grado de participación en la discusión interna del grupo al que se
pertenece. En este sentido, el grupo cumple una función instrumental: dentro de él
se expresan las opiniones y actitudes de aquellos con quien la persona desea
identificarse (función referencial del grupo). De igual modo, el grupo proporciona un
sentimiento de cohesión social a sus miembros y define paulatinamente los valores
compartidos o comunes de los individuos en torno a lo que Robert Merton denominó
“valor homófilo”. El influjo de los medios de masas es, a partes iguales, causa y
efecto de los grupos y sus normas de convivencia.
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En suma, podemos afirmar que los investigadores de los efectos limitados de los
medios apoyan todas estas conjeturas en los siguientes tres argumentos: (1) que los
miembros de las audiencias procesan los mensajes selectivamente; (2) que la
motivación de las audiencias se basa en sus necesidades, deseos e intereses
privados; (3) que los significados que otorgan los miembros de las audiencias a los
mensajes de los medios son construcciones sociales.
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Rosengren, más adelante, modificó esta perspectiva original afirmando que las
“necesidades” de este modelo deberían ser entendidas como los problemas y las
posibles soluciones dadas por la audiencia a través de los medios.
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Necesidades y motivación.
La premisa inicial de que el consumo de medios de comunicación es un proceso
activo nos conduce a la cuestión de cuáles son las necesidades que los públicos
tratan de satisfacer con ellos. No se ha establecido al efecto una teoría que englobe
el conjunto de necesidades psicológicas y sociales que incentivan la decisión
racional de utilizar un medio de masas o interpersonal. Sin embargo, los teóricos de
los usos y gratificaciones sí han reconocido cuáles son las gratificaciones genéricas
que obtienen los sujetos que participan activamente en la búsqueda de información
y, a través de ellas, deducen las necesidades iniciales que motivaron el intercambio
simbólico. El esquema más utilizado a la hora de singularizar dichas gratificaciones
es el de Katz, Gurevitch y Hass, según el cual, los individuos reciben cinco tipos de
recompensas del contacto con los medios:
• Cognoscitivas: derivadas de la necesidad de ampliar los conocimientos y la
comprensión del entorno.
• Afectivas: derivadas de la necesidad de fortalecimiento de las experiencias
emocionales, agradables y estéticas.
• De integración personal: derivadas de la necesidad de autoestima y estabilidad
emocional del individuo.
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De igual modo, dicho segmento poblacional evidenció unos niveles muy bajos de
búsqueda de gratificaciones derivadas del uso ritualizado, quizás debido a que
carecían de tiempo para ello. De ese modo, ciertas predisposiciones “pueden servir
para vigorizar los estilos de vida, incitando a la gente a involucrarse en varias tareas
y actividades que, en respuesta, generan más necesidades inmediatas hacia las
gratificaciones buscadas y obtenidas con los medios”. Por esta razón, aseveran
Donahue y colaboradores, “las raíces del uso de los medios son mucho más
complejas que lo que la mayoría de las investigaciones previas han indicado”.
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En términos generales, se puede afirmar que la mayor parte de estos trabajos han
sido diseñados por los investigadores con el propósito de validar los presupuestos
iniciales de Katz, Gurevitch y Haas. Uno de los primeros analistas en proceder a la
confirmación (o falsación) de las cinco gratificaciones de Internet fue Butler. En su
investigación, centrada en el ámbito institucional, registró tres tipos de necesidades
cubiertas por la Red: integración social y personal, a través de la comunicación
interpersonal (sincrónica y asincrónica) con compañeros de trabajo y otras personas
del exterior; y cognoscitivas, derivadas de la búsqueda de información relacionada,
por un lado, con las tareas productivas y, por otro, con intereses ajenos a la
organización. Del mismo modo, Butler descubrió que el uso de Internet afectaba a
los hábitos cotidianos de los usuarios. Una vez que éstos tuvieron la posibilidad de
conectarse a la Red, aumentaron el número de horas que pasaban delante del
ordenador y el número de contactos interpersonales diarios que entablaban, sobre
todo debido al uso del correo electrónico. Pese a todo, la generalización de estos
resultados es problemática, debido al reducido tamaño poblacional del sistema
observado.
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