Está en la página 1de 2

martes, 9 de marzo de 2021

Calabozotierradedios.blogspot.com

Remembranzas de Teresa Amelia Gamarra Rico.


Estampas de Guaratarito        1

Ante todo doy mis más infinitas a nuestro Dios


Todopoderoso por haberme permitido estar aquí para
decirles estas palabras que he guardado dentro de mí, las
que dedico a la memoria de mis amados padres y a
ustedes, el hermoso linaje que el Señor me ha concedido.
El humilde trabajo representado en este bello mural fue lo
que mi mente grabó en aquellos tiempos de mi infancia.
En estos vastos lugares, mis padres eligieron el punto
para fundar el hogar de la familia Gamarra Rico.
Decidieron llamarle Guaratarito haciendo honor al árbol
más llamativo del lugar, un guarataro. La familia estaba
compuesta por Don Tomás Gamarra Rodríguez, caballero
oriundo de Camatagua, Estado Aragua, descendiente de
las islas Canarias, España, y de su esposa Doña Pastora
Rico de Gamarra, nativa de Villa de Todos los Santos de
Calabozo, Estado Guárico. Fue por el año de 1.930,
cuando mi ser comienza a llenarse de los aconteceres del
llano; aun mi corazón late y puede manifestar y
testimoniar en estos momentos aquello que fue la gran
felicidad de mi niñez. Yo, Teresa Amelia, vi sol y luna brillar
sobre las arboledas, su luz penetrar el patio de la casa
grande, donde su florecido jardín cuidado de manos de mi
madre lucía siempre esplendoroso: clavellinas rojas,
resedad, jazmines y copo de nieve la preferida de papá.
En este mismo lugar. Noche de luna clara, la familia
reunida, compartía un solo entretenimiento: desgranar y
escoger el maíz y los frijoles cosechados en el conuco.
Los niños acostados en cueros de ganado, oyendo relatos
y cuentos de los mayores: Las mil y una noches, el viaje
del hombre a la luna... Así también contemplé aquellos
mediodías que se abrazan con las tardes y las noches,
lánguidas y sombrías, repletas de soledad y silencio que
nos ofrece el llano. En tiempo de lluvias vi llegar la
oscuridad de la noche con rigurosas tormentas
acompañadas de relámpagos y truenos ensordecedores
que laceran los recónditos espacios del alma, el viento
levantarse con furia azotando las montañas, así como
también oía el canto triste de las aves nocturnas, el gallo
anunciando las horas, el mugido del toro, el relinchar de
las bestias, los rodeos de ganado rumiando el pasto en el
paradero...

También podría gustarte