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ETICA Y MORAL MILITAR

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Cnel. JORGE H. HERNÁNDEZ MÉNDEZ ®

ETICA Y MORAL MILITAR

SEGUNDA EDICIÓN

GUATEMALA, 1995

3
4
Í N D I C E
Prefacio 11

PRIMERA PARTE

I. DEFINICIONES PRELIMINARES 13

A. DEFINICIONES E INTERPRETACIONES 13
1. Ética 13
2. Moral, Doctrina Ética 13
3. Moralidad 14
4. Conciencia Moral, Norma Subjetiva
de Moralidad 15
5. Albedrío, Libertad Psíquica 15
6. Libertad Moral 15
7. Ley Moral Natural o Ley de la
Naturaleza Humana 16

B. CONCLUSIÓN 17
1. Ética Independiente 17
2. Ética Heterónoma 17

II. TEORIAS ÉTICAS 19

A. SOBRE EL ORIGEN DE LO MORAL 19


1. Ética Apriorista 19
2. Ética Empirista 19

B. SOBRE LA ESENCIA DE LO MORAL 20


1. Ética Formal 20
2. Ética Material 21
3. Ética de los Bienes 21
4. Ética de los Valores Morales 22
5. Ética Teológica 22

III. DOCTRINAS ÉTICAS 25


A. SEGÚN LO QUE SE CONSIDERE COMO BIEN
SUPREMO 25
1. Hedonismo 25
2. Estoicismo 25
3. Eudemonismo 26
4. Pragmatismo 26
5. Utilitarismo 27
6. Cristianismo 27
7. Naturalismo 28
8. Ascetismo 28
5
B. SEGÚN QUE LOS BIENE SEAN CONSIDERADOS
COMO FINES 28
1. Individualismo 28
2. Universalismo 28

IV. ÉTICAS PROFESIONALES 31

A. CONCEPTOS GENERALES 31
1. Profesión 31
2. Profesión Liberal 31
3. Vocación 31
4. Finalidad 31
5. Beneficio Propio 31
6. Capacidad Profesional 31
7. Deberes Profesionales 32
8. Conclusión 32

B. RELACIONES DE LA ÉTICA CON OTRAS CIENCIAS 33


1. Ética y Educación 33
2. Ética y Psicología 34
3. Ética y Derecho 34
4. Ética y Medicina 36
5. Ética y Política 38
6. Ética y Religión 39

V. VALORES MORALES 41

A. CARACTERÍSTICAS 41
1. Bipolaridad 41
2. Trascendencia 41
3. Preferibilidad 42
4. Objetividad 42
5. Jerarquización 43

B. LA ESENCIA DEL VALOR MORAL 44


1. El valor Moral en su Aspecto Material 44
2. El Valor Moral en su Aspecto Formal 45

VI. PRICIPIOS MORALES 47

A. CONCEPTOS GENERALES 47
1. Definición 47
2. Diferencias entre Principios y Valores 47
B. Principio de Obligación Moral 47
C. Fundamento de la Obligación Moral 49
6
D. Principio de la Razón Práctica 49

SEGUNDA PARTE
VII. ÉTICA PROFESIONAL MILITAR 51

A. CONCEPTOS GENERALES 51
B. ÉTICA DEL EJÉRCITO COMO INSTITUCIÓN
DEL ESTADO 52
1. Misión del Ejército de Guatemala 52
2. Ética del Ejército como Institución 53
1) Política a seguir dentro de la Institución 53
2) Política a seguir en las Relaciones con la
Población Civil 55
3. Ética Individual de los Militares
Como Personas 56
a. Como miembros de la Institución Armada 56
b. Como miembros de la Sociedad Civil 59

C. VIRTUDES Y VALORES MILITARES 61

1. Virtud 61
a. Virtudes Morales 61
b. Virtudes Teologales 62
c. Virtudes Cardinales 62
d. Conciencia del Deber; Norma Subjetiva
Del cumplimiento del Deber 62
2. Virtudes Militares 63
3. Disciplina Militar 64
4. Moral Militar 66
5. Honor Militar 69
6. Espíritu Militar 70
7. Espíritu de Cuerpo 71
8. Espíritu de Arma 72
9. El Buen Ejemplo del Comandante 72

D. DEBERES Y CUALIDADES MILITARES 72


1. Conceptos Generales 72
2. Subordinación y Obediencia 73
3. Respeto 74
4. Abnegación y Sacrificio 75
5. Conformidad 76
6. Valor 77
7. Heroísmo 79
8. Integridad 79

7
9. Compañerismo 80
10. Eficiencia 82
11. Ejemplaridad del Oficial 82
12. Adaptación en la Sociedad 84
13. Deberes y Derechos del Hombre ante
sus Semejantes 84

E. VICIOS, DEFECTOS, MALOS HÁBITOS 85


1. Traición 85
2. Indisciplina, Insubordinación y
Desobediencia 86
3. Cobardía 87
4. Alcoholismo 87
5. Soberbia 88

F. JERARQUÍA MILITAR 89
1. Precedencia 90
2. Habilitación de Despachos 90
3. Asimilación 90

G. CONCEPTUACIONES MILITARES 90
1. La Profesión Militar 90
2. La Responsabilidad 92
3. Razón de Ser del Ejército 95
4. Nobleza del Servicio Militar 96
5. Sentimiento de Unidad en el Ejército 97

H. DEBERES PARA CON LA PATRIA 100


1. Amor Patrio 100
2. Culto a la Patria 101
3. Lealtad 102

I. DERECHOS HUMANOS 103


1. Introducción 103
2. Relación entre Derechos y Deberes 104
3. Los Derechos Humanos y los Tratados
Internacionales 104
4. Declaración Universal de Derechos
Humanos 105
5. Pactos Internacionales de Derechos
Humanos 106
6. Declaración Sobre el Derecho de los
Pueblos a la Paz 108
7. Declaración Sobre el Derecho de los
Pueblos al Desarrollo 110
8
TERCERA PARTE
VIII. LIDERAZGO MILITAR O DON DE MANDO 113

A. ÁREAS QUE ABARCA EL LIDERAZGO MILITAR 113


1. Introducción 113
2. Clases de Liderazgo Militar 114
a. Liderazgo Personal 114
b. Liderazgo Orgánico 114
c. Liderazgo Técnico, Táctico y
Administrativo 115
d. Liderazgo de Alto Nivel 117
3. Liderazgo y Ética Militar 118
4. Liderazgo y Relaciones Humanas 119

B. COMO SE LLEGA A SER LÍDER 120


1. Aspectos que Abarca el Liderazgo 120
2. Liderazgo Militar 122
1) Autoridad Moral del Líder 123
2) Autoridad Orgánica 124
3) Capacidad Técnica 125
4) Carisma del Líder 126

3. Influencia del Liderazgo Personal 127

C. CUALIDADES DEL LÍDER 129


1. Introducción 129
2. Percepción de la Realidad 130
3. Resolución y Buen Juicio 131
4. Perseverancia 132
5. Intuición y Razón 133
6. Integridad 134
7. Trabajo de Equipo y Coordinación 135
8. Iniciativa 136
9. Entusiasmo 137
10. Confianza en sí Mismo 139
11. Buena Suerte 139

ACERCA DE LA FELICIDAD 140


CONCLUSIÓN 141
EPÍLOGO 143
ANEXO No. 1 145
BIBLIOGRAFÍA 147

9
LOS DIVIDENDOS DE LA ÉTICA SON
INTANGIBLES, NO HACEN TRIUNFAR
DE LA NOCHE A LA MAÑANA, PERO EN
SITUACIONES COMPETITIVAS A
MENUDO DAN LA VENTAJA DECISIVA

10
PREFACIO

El propósito que se persigue con el estudio del presente texto, es


proporcionar al oficial los conocimientos básicos sobre lo que comprende
el buen comportamiento, para que le sirvan de guía, tanto en su moral
personal, como en su actitud profesional militar.

El buen comportamiento requiere que el oficial conozca, no solo


distinga, si ciertas formas de conducta son moralmente aceptables; es
decir, combinar el conocimiento con la práctica de un comportamiento
diario que sea moralmente consistente.

El desarrollo del tema parte de un patrón universal, en el que el


hombre haciendo uso de su libertad y autonomía, debe forjar su propio
valor como persona para proyectarse en un valor moral trascendente y
objetivo hacia los demás, en forma auténticamente humana, conforme sus
propias aptitudes y circunstancias; continúa con la integración de lo ético a
la adecuada formación del oficial, para el fortalecimiento de su
profesionalismo y la consolidación de su espíritu militar.

La Ética Militar abarca la comprensión moral de lo bueno contra lo


malo y por necesidad implica el libre albedrío, para escoger lo correcto de
entre las obligaciones morales que muchas veces encuentran en conflicto
durante el desempeño de los deberes militares.

Si bien no se puede aplicar un modelo o fórmula prescrita para el


razonamiento moral del líder militar por lo variable de las circunstancias,
existen principios inflexibles y virtudes militares que norman el
cumplimiento del deber como elementos integrales de la tradición militar.

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En la toma de decisiones, tanto en situaciones sencillas del quehacer
diario como en combate, siempre entra en juego un componente ético
porque por lo general repercuten o afectan al personal militar y además,
siempre debe optarse por lo correcto, aunque sea lo más difícil porque lo
fácil puede ser incorrecto: “Siguiendo la ley del menor esfuerzo es lo que
hace que los hombres y los ríos crezcan torcidos”. Anónimo.

El buen ejemplo del Comandante constituye una fuente positiva de


motivación para propiciar el comportamiento ético y mantener en la
unidad un elevado nivel disciplinario, una alta moral y un estrecho espíritu
de cuerpo, factores fundamentales para la eficiencia combativa, fin
culminante del entrenamiento militar.

Los principios y leyes morales de la guerra, forman el alma guerrera


de un soldado, alma que en medio de las vicisitudes y angustias de la
acción, se orienta irremisiblemente hacia el heroísmo; por esto, el soldado
ejerce el primero y más glorioso servicio de todos lo que el ciudadano
pueda prestar a la patria. El juramento ante la Bandera Nacional, es el
aspecto principal de su lealtad.

Coronel Jorge H. Hernández Méndez ®

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ÉTICA Y MORAL MILITAR

PRIMERA PARTE

I. NOCIONES PRELIMINARES

A. DEFINICIONES E INTERPRETACIONES

1. Ética (del griego ethike: costumbre)

CIENCIA PRÁCTICA Y NORMATIVA QUE ESTUDIA


RACIONALMENTE LA BONDAD Y MALDAD DE LOS
ACTOS HUMANOS.

Rama de la Filosofía que investiga y valora la esencia, el origen y el


carácter obligatorio de lo moral, de la voluntad del bien y en relación con
esto, explica la razón de la CONCIENCIA MORAL y del LIBRE
ALBEDRÍO, como causas de la conducta humana.

Investiga la naturaleza y el origen de la MORALIDAD, o sea la


conformidad de una acción con los preceptos de la recta razón.

Valora en forma ascendente los actos humanos, del plano de los


hechos al plano de los derechos; no estudia tanto lo que es, como lo que
debe ser, lo debido; explica la obligación del “tú debes”, lo que está
establecido como correcto de un modo racional. Ejemplo: la puntualidad
es lo normal, lo correcto de derecho, la impuntualidad, en muchos casos es
lo normal de hecho.

La Ética tiene como órgano básico la razón; es un saber para actuar.


Los hombres empiezan a encontrarse y a unificarse en el plano de la razón.

2. Moral, Doctrina Ética (mos — moris, costumbre)

DEFINICIÓN: MORAL ES DISCIPLINA FORMULADA


PARA REALIZARSE EN LA VIDA DIARIA, QUE DA
REGLAS PARA ORIENTAR LA CONDUCTA PRÁCTICA
DEL HOMBRE Y ENCAUSAR SUS DECISIONES.

13
Doctrina ética que trata de originar y justificar normas morales de
conducta, tenidas por válidas incondicionalmente, por obligatorias en
absoluto para todos los hombres; se opone a lo inmoral, a lo que no tiene
sentido moral.

Estudia los deberes humanos en el plano de los hechos, es


eminentemente práctica y normativa; designa el nivel en que de hecho se
realizan los valores de la ética.

Lo moral se considera al conjunto de facultades del espíritu en


contraposición a lo material o físico. Una persona es lo que sea su
comportamiento moral. La educación llega a su pleno cumplimiento,
hasta que la persona adquiere una jerarquía de valores morales que le sirva
de guía.

Las costumbres consideradas como sistemas de normas morales,


constituyen la moralidad positiva, es decir, el conjunto de creencias
morales profesadas de hecho e históricamente determinables. El proverbio
“La costumbre hace la ley”, da a entender la fuerza que tienen los usos y
los estilos.

3. Fuentes de la Moralidad de los Actos Humanos

La moralidad de los actos humanos depende: del objeto de la


acción en sí mismo, considerado de la intención o fin que busca y que
actúa y de las circunstancias de la acción.

El objeto específica moralmente el acto del querer, de la voluntad,


según que la razón lo reconozca y lo juzgue bueno o malo; lo que lo
distingue de otros de diferente especie. Ejemplo: matar tiene diferente
objeto que trabajar.

El fin es la intención que de hecho tiene el que ejecuta el acto. El fin


no justifica los medios, sino que éstos deben ser congruentes con los fines;
los buenos fines, las aspiraciones dignas no deben ser debilitadas por
medios violentos o perniciosos. Ejemplo: no está permitido robar para
ayudar a los pobres.

Las circunstancias son accidentes eventuales a la sustancia del acto,


tales como tiempo, lugar, etc.

La moralidad positiva es la realización de un acto, con la convicción


que lo normal, lo acostumbrado, es al propio tiempo, lo obligado, lo
debido.
14
La perfección del bien moral consiste en que el hombre no sea
movido al bien sólo por su voluntad, sino también por su corazón, su
sentimiento.

4. Conciencia Moral, Norma Subjetiva de Moralidad


La conciencia es el núcleo más secreto y el sagrario del hombre, en
el que está solo con Dios, cuya voz resuena en lo más íntimo de ella.

Es un juicio de la razón por el que la persona humana reconoce la


calidad moral de un acto concreto. Es intuición que tiene el espíritu de sus
estados y de sus actos.

El ser humano debe obedecer siempre el juicio cierto de su


conciencia; debe formular sus juicios según la razón, conforme el bien
verdadero. Cada cual debe poner los medios para formar su conciencia; la
dignidad exige rectitud de conciencia moral; solamente así actuará con
valor moral, con libertad y responsabilidad; pero siempre, de acuerdo con
las normas objetivas de moralidad.

5. Libertad, Libre Albedrío

Es una cualidad psicológica interna, por la que la voluntad decide,


elige y quiere positivamente un objetivo, aunque materialmente no pueda
actuar.

Es potestad que Dios ha concedido al hombre para que obre por


reflexión, meditación y elección; es capacidad o poder de
autodeterminación del hombre, para poder escoger tanto una cosa como
otra; es decir, capacidad de obrar sin ser determinante la voluntad por
ninguna.

Algunas veces se dice “libre albedrío” al libertinaje, a la voluntad no


gobernada por la recta razón, sino por el capricho. Recta razón es la razón
fiel a su propia esencia, a sus propias leyes, a su propia finalidad, en lugar
de plegarse a leyes y a fines extraños, como los del apetito sensible.

6. Libertad Moral

La libertad es un valor humano para hacer el bien, que depende


fundamentalmente de la verdad. Los hombres que siguen la senda de la
vida moral, sin abandonarse a una libertad ilusoria fuera de la verdad,
llegan a perfeccionarse.
15
La verdadera libertad es signo evidente de la semejanza del hombre a
la imagen de Dios, y esta soberanía se extiende a fin de que según su
inteligencia, realice actos moralmente buenos que confirmen, desarrollen y
consoliden tal semejanza.

Esto no es fácil, pero siempre permanece en lo más profundo del


corazón, la esperanza de la salvación, la sed de alcanzar la verdad sobre el
sentido de la vida presente y futura y la relación entre ambas.

En un nivel superior, el hombre goza de este tipo de libertad, por el


que se conduce fácil y espontáneamente por el camino correcto, valioso,
moral, libre de impedimentos (resentimientos, pasiones, fobias, odios),
honestamente. Sus obligaciones reales no le pesan como algo que tiene
que hacer, sino que las ejecuta con verdadera facilidad. Es pues la
adhesión personal a los valores morales que le permite una fácil elección
por el recto camino de la moralidad.

7. Ley Moral Natural o Ley de la Naturaleza Humana

La Ley Moral Natural también llamada Ley de la Naturaleza


Humana, permite al hombre, en sus actos libres, discernir mediante la
razón, lo que es correcto y lo que es incorrecto, el bien y el mal, la verdad
y la mentira; ley que está inscrita en la naturaleza humana, que es la
misma en todos los hombres, por lo que es ley universal a la cual deben
todos someterse.

Todo hombre moral debe atenerse a las leyes universales: instinto de


conservación, de sociabilidad, de conservación de la especie, etc.

La Ley Moral Natural es además universal, inmutable puesto que la


naturaleza humana no cambia, por lo que es de origen divino, ejemplo: los
diez mandamientos, ley divina y positiva.

La ley positiva promulgada por el legislador debe ser justa, útil y


estable, como complemento de la ley natural.

“Ley es una ordenación de la razón promulgada para el bien común, por


quien tiene el cuidado de la comunidad”. Sto. Tomás de Aquino.

16
B. CONCLUSIÓN

Para el hombre, lo más importante en su conducta y en su vida, ha sido


observar unidad entre sus pasiones y su voluntad; armonizar su conducta
externa con su intención interna; la búsqueda de su felicidad con la
moralidad de su razón; ha sido consagrarse por entero a un ideal
efectivamente valioso, noble, elevado, vivir en función de él y proyectarse
en el VALOR MORAL hacia los demás, para llegar a existir en
forma auténticamente humana, porque encerrarse dentro de los límites
estrechos del egoísmo y de los valores materiales, equivale a cortarse las
alas y mutilar su capacidad para llegar a ser lo que debe ser.

La recta razón y la prudencia escogerán el camino adecuado para


alcanzar tal valor moral. Conducta correcta significa integridad, honradez,
decencia, ausencia de egoísmo, buena fe, moralidad. El que sigue el
camino correcto, no sólo lo lleva a lograr la paz consigo mismo, sino
también al conocimiento de sí mismo.

Cuando un hombre mejora, entiende mejor el mal que queda en él:


cuando empeora, entiende menos la maldad que hay en él; se puede
entender la borrachera al estar sobrio, pero no cuando se está borracho. La
gente buena distingue tanto el bien como el mal; en cambio la gente mala
no hace diferencia entre una y otra cosa.

Nadie, cualquiera que sea su condición y actividad a que se dedique,


se escapa de la influencia de lo moral y ético en su conducta y en
su vida.

A la pregunta: ¿de dónde viene la fuerza obligatoria de los preceptos


morales?, dan contestación:

1. La Ética Autónoma. La que considera que la fuerza obligatoria


de lo moral se funda en la conciencia, en la propia voluntad del que obra y
no por una instancia ajena a ésta. Doctrina profesada por algunos filósofos
desemboca en el relativismo moral.

2. La Ética Heterónoma, No Autónoma. La que considera que la


fuerza obligatoria de lo moral se funda en una voluntad o fuerza extraña al
individuo, como en la voluntad de Dios (Ética Teológica), en la ley
positiva (el Estado), en la moralidad positiva y costumbres (la Sociedad) o
en el sentimiento (sentido de conjunto de emociones e inclinaciones) y que
existe un sentido moral o conocimiento intuitivo de lo bueno y lo malo.

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II. TEORÍAS ÉTICAS

A. SOBRE EL ORIGEN DE LO MORAL

1. Ética Apriorista. La que considera lo moral como independiente


de la experiencia; es decir, no se deriva de la experiencia sino de algo
válido necesaria y universalmente antes de la experiencia (a priori).

Kant, filósofo prusiano es su principal expositor. Critica severamente


los sistemas éticos anteriores a él; los tacha como éticas de bienes y de
fines, que empíricamente son considerados como buenos y a los que hay
que tender si se quiere ser bueno y arguye que nadie se puede poner de
acuerdo acerca de cuál es el objeto efectivamente bueno: la felicidad, el
placer, las riquezas, etc., y que además encausan al hombre por el camino
del egoísmo, de su propio bien; por lo que el nivel moral, debe estar
colocado en un horizonte superior al de los bienes empíricos, en un plano
puramente racional y a priori válido universalmente, sin subordinar la
conducta humana a fines exteriores.

Considera fundamento de la moralidad, la razón, la buena


voluntad a priori, y que sólo se da por el puro respeto al deber y que el
hombre actúe por sí mismo, con plena libertad, de acuerdo con el deber
emanado de su propia razón.

Esto significa que una persona adquiere valor moral, no tanto por lo
que hace, sino por la intención con que lo ejecuta, y que en todo caso, ha
de ser el puro respeto al deber, por convicción y no por obligación.

Sin embargo, no se puede tachar como egoísta la búsqueda del bien;


lo más humano no es el deber por el deber mismo, sino el bien por el bien
mismo; así también, no hay razón para desechar los mandatos emanados
de una autoridad legítima.

2. Ética Empirista. La que considera lo moral como algo formado


en la experiencia y que se basa en bienes empíricos considerados como
buenos.

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Esta doctrina es profesada por el materialismo, el marxismo, el
evolucionismo; fundamentan su posición en el hecho que lo moral es
diferente para cada época, raza, pueblo, clase, individuo, etc. Suele
confundirse lo moral con lo biológico, lo psicológico o lo sociológico.

B. SOBRE LA ESENCIA DE LO MORAL


Una ciencia se define por su objeto material y su objeto formal.
En la Ética, el objeto material está constituido por los actos
humanos, y el objeto formal es la bondad o maldad de esos mismos actos
humanos, o sea, el valor moral de los actos humanos.

1. Ética Formal. La Ética Formal valora la moralidad de los actos


humanos.

La teoría de la Ética Formal fue desarrollada por Kant. Según él, los
principios o normas que determinan la vida práctica del hombre son de dos
clases: MAXIMAS DE ACCIÓN e IMPERATIVOS.

Las MAXIMAS DE ACCIÓN son opiniones validas solo


subjetivamente, en la mente del individuo, con la intención de actuar bien.
Norma de conducta.

Para saber si una máxima de acción es universalizable, es necesario


recurrir a las características concretas del acto, cuya naturaleza debe
respetarse y no ponerse en contradicción consigo misma. Ejemplo: decir la
verdad, expresar el propio pensamiento que es la función misma de la
palabra.

Los IMPERATIVOS pueden ser HIPOTETICOS o CATEGORICOS


a. El Imperativo Hipotético. Subordina lo mandado a otra
condición o fin ulterior, por lo que no tiene valor moral; ejemplo: hacer
caridad para ganar prebendas, no es moral. Si quieres ganar dinero,
trabaja. Esta finalidad quita valor moral al trabajo, puesto que la finalidad
del trabajo es trascendente; sin él no es posible satisfacer las necesidades
de la vida, ni realizar los objetivos de los hombres. El trabajo dignifica.

b. El Imperativo Categórico. Es el que manda algo sin


subordinarlo a ninguna otra cosa, de un modo absoluto y por lo

20
tanto tiene valor moral. Ejemplo: el respeto a los padres es moral
solamente cuando se actúe a base de imperativos categóricos.

El imperativo categórico da al hombre una autonomía completa en


su acción.

Según Kant, el fundamento de la moralidad de un valor es el puro


respeto al cumplimiento del deber, realizarlo por convicción, hacer lo
debido conforme con la verdad. Cualquier otro motivo como la búsqueda
de la felicidad, el placer u otra tendencia, impurifica el acto y le quita
valor moral.

Este rigorismo Kantiano convierte su pensamiento en una moral


inhumana.

No obstante, como se dijo en Ética Apriorista, la búsqueda del bien


no ha de ser necesariamente carente de valor moral. Lo más humano es el
amor del bien en cuanto al bien, el amor a sí mismo. El deber fundamenta
el bien, siendo que el deber surge de lo que ya es bueno en sí.

La Ética Formalista de Kant solamente rige la forma del acto (la


intención o estructura interna) y no la materia, su naturaleza concreta u
objeto realizado externamente, por lo que ha recibido el nombre de
formalismo a priori.

Ejemplo: matar o robar no son buenos porque no pueden convertirse


en leyes universales. Para Kant, la bondad queda subordinada a la
universalidad de la ley, cuando es lo contrario, o sea, la universalidad de
una ley emana de la bondad intrínseca de lo prescrito.

2. Ética Material. La que considera como esencia de lo moral, no


una forma vacía o abstracta, sino algo real y determinado; la representan
la ÉTICA DE LOS BIENES Y LA ÉTICA DE LOS VALORES.

3. Ética de los Bienes. Es la que considera como esencia de lo


moral, la relación del hombre con los bienes que tiene en alta estima,
como el placer, la felicidad, la cultura, la autarquía, Dios, etc.

BIEN en sí mismo, es aquello que tiene el complemento de la


perfección en su propio género, o lo que es objeto de la voluntad,
21
la cual no se mueve sino por el bien mismo, para realizar un valor moral,
respetando los elementos esenciales de la naturaleza humana. Ejemplo:
“tratad a los hombres como queréis que ellos os traten”. Lucas 6-31. Bien
en toda su perfección, solamente Dios.

Para Platón, el bien es la idea suprema; para Aristóteles, es el fin


último de las cosas.

La ética moderna, fundada en la axiología, define el bien como la


realización o cumplimiento de un valor moral; de igual modo ha sido
concebido por la Ética Material.

Según lo que se considere como bien supremo, esta doctrina se


llama: HEDONISMO, ESTOICISMO, EUDEMONISMO,
PRAGMATISMO, UTILITARISMO, CRISTIANISMO,
NATURALISMO, ASCENTISMO,
INDIVIDUALISMO, UNIVERSALISMO.

4. Ética de los Valores Morales. Es la que considera como esencia


de lo moral, una esfera constituida no por entes externos (bienes, acciones,
voluntad), sino por valores internos (que salen del corazón) tales como el
amor, el odio, la justicia, la fidelidad, la humildad, la soberbia, etc.,
dependientes de la voluntad del ser.

Estos valores solo pueden ser captados por la intuición y su


realización o cumplimiento personal o colectivo, forma la llamada
moralidad.

La AXIOLOGÍA, la rama de la filosofía que trata de los valores, nos


da a conocer en qué consiste el valor, cuales son sus características, cuál es
su jerarquía, cómo conocer el valor moral.

Los VALORES MORALES son objetos que no poseen ser, que


pertenecen a la esfera del valer, dependen de la voluntad del ser, que
presentan las siguientes características: TRASCENDENCIA,
JERARQUIZACION, OBJETIVIDAD, POLARIDAD.

5. Ética Teológica. Es la que considera como esencia de lo moral,


la conformidad o disconformidad con la voluntad de DIOS; entendiéndose
como voluntad humana (albedrio) la potencia del alma que mueve a hacer
o no hacer una cosa, y voluntad ética, la que solo puede tener carácter
moral si es libre, con conciencia de responsabilidad o de culpa.
22
En la valoración de los actos humanos, la ética teológica utiliza la
razón, pero sobre todo, la revelación divina, sobrenatural, en una palabra,
la biblia, las virtudes teologales.

Las virtudes teologales tienen por objeto directo a Dios.

La virtud es una disposición constante de obrar bien; es una cualidad


estable y adquirida que facilita el acto honesto.

a. La Fe, virtud por la cual se cree firmemente en DIOS,


“virtud que inclina al hombre a tributar a Dios el culto y reverencia que le
debe”. Sto. Tomas de Aquino.

Fe y Razón, se complementan, no se opone una a la otra.

En todo caso, el fundamento de la ética teológica es el Ser Supremo,


Dios, y la diferencia radical con la ética en la valoración de los actos
humanos, está en la luz y métodos de que se vale para llegar a sus
conclusiones.

b. Esperanza, virtud por la que se espera de Dios, con firmeza,


recibir los bienes prometidos (perdón y salvación); lo que anima a seguir
adelante e impide detenerse. Cultivar la esperanza significa robustecer la
voluntad.

c. Caridad, virtud de amar a Dios sobre todas las cosas y al


prójimo como Cristo nos enseñó: “Amaos como yo os he amado”, lo que
es opuesto a la animadversión y a la envidia.

El cristianismo introdujo la caridad como obligación moral y social;


antes de él, la mayoría de los hombres eran esclavos que no suscitaban
sentimientos de compasión ni de ayuda caritativa; además, se practicaban
ritos que no consideraban la dignidad humana: sacrificios humanos,
aberraciones morales.

Fuera de la Iglesia Católica, caridad es toda acción buena hecha al


necesitado sin tomar en cuenta el motivo que la produce.

23
24
III. DOCTRINAS ÉTICAS

A. SEGÚN LO QUE SE CONSIDERE COMO BIEN SUPREMO

1. Hedonismo. Doctrina moral que considera el placer como único


fin de la vida; lograr el máximo de satisfacción en todo deseo o necesidad
subjetiva que una persona pueda tener, con el mínimo esfuerzo de dolor o
de preocupación.

Coloca el placer sensible como centro de todos los valores.

El placer puro significa tranquilidad del alma y aún cuando es un


valor que perfecciona el hombre, ocupa una categoría inferior en la
escala de valores.

En la práctica, es el modo de vida más corriente que se observa entre


gente común, que considera a la virtud un medio subordinado al placer.

2. Estoicismo. Doctrina según la cual el bien supremo reside en


el esfuerzo que obedece a la razón y que es indiferente ante las
adversidades, ante las circunstancias exteriores.

El ideal estoico es el sabio que se gobierna exclusivamente por la


razón, sin dar lugar a los impulsos de las pasiones, las cuales son juzgadas
como malas.

El estoicismo más elevado lo representa la impasibilidad ante los


afectos, las pasiones y las contraindicaciones de la vida. El estoico
mantiene su entereza ante la adversidad, soporta los dolores y penalidades
propias y renuncia a los placeres.

El estoicismo centra en la VIRTUD el único medio de alcanzar el


FIN SUPREMO del hombre: la felicidad. La virtud se funda en el saber y
el fin supremo de la Filosofía es enseñar a ser virtuoso; de allí las tres
virtudes fundamentales:

a. Sabiduría que se demuestra en la elección acertada.

25
b. Fortaleza del alma y de dominio de sí mismo, que se
manifiestan en el estar libre de toda pasión y permanecer impasible ante
el dolor y los males de la vida; y

c. Justicia consiste en dar a cada uno lo que le corresponde, así


como a respetar los derechos ajenos de un modo constante.

Sabio es pues, quien vive de acuerdo consigo mismo y con la


naturaleza y como ésta se identifica con la razón, los estoicos llegan a
mantener una posición esencialmente cosmopolita; lo que se manifiesta
por el sentido de su máxima: acepta el destino, somete tu propia razón a la
razón del mundo.

El estoicismo tiene a su favor el ideal del deber, de la renuncia y de


la entereza ante la adversidad y en su contra el fatalismo que no da lugar a
la libertad y la valoración negativa de las pasiones y de los afectos.

3. Eudemonismo (del griego eudaimonismos: felicidad). Doctrina


moral que considera como supremo bien la felicidad; es decir, la
satisfacción espiritual duradera.

El fin propio del hombre es su propio bien, su felicidad, para lo cual


orienta sus actos hacia su perfección, la realización de sus potencialidades,
para obtener así una vida armónica, racional, honesta, virtuosa y perfecta.

Según Aristóteles, esa felicidad del hombre, no consiste ni en el


placer, ni en la fama, ni en las riquezas, sino en la actualización de sus
potencias, entre las cuales ocupa lugar privilegiado el entendimiento o
razón, con lo que al mismo tiempo que se perfecciona, conquista su
felicidad, alcanza su propio fin y se comporta honestamente.

4. Pragmatismo. Admite como verdadero bien lo que en la práctica


lleva al éxito y como bueno aquello que conduce eficazmente al logro de
un fin, la verdad.

Defiende el valor práctico, como criterio de la verdad, pero lo que


caracteriza a la verdad es su adecuación a la realidad y al bien, a la
conformidad de lo que se dice o se piensa y su capacidad para perfeccionar
un objetivo, independiente de que esto tenga o no aplicación o éxito en la
práctica.

26
Además se puede incurrir en contradicciones, puesto que lo que para
unos es éxito, para otros no lo es.

Conforme a su dignidad, los hombres se ven impulsados a buscar la


verdad en sus acciones y palabras, evitando la duplicidad, la simulación,
la hipocresía.

5. Utilitarismo. Doctrina que admite la utilidad como bien


supremo.

En el campo de la moralidad, presta atención fundamental a los


resultados que produce la conducta. Realmente, el criterio de utilidad se
apoya en la adecuación de los medios a un fin; un medio es útil cuando
logra un fin. A esta capacidad técnica de los medios se le concede un valor
y así se afirma que lo útil es bueno.

En el utilitarismo se encuentra una base eudemonista, un


reconocimiento de la felicidad como un fin a lograr, como utilidad.

6. Cristianismo. La filosofía cristiana trata de comprender el


sentido profundo del mensaje de Dios: LA BIBLIA.

El Cristianismo es la religión de la Palabra de Dios, del Verbo


Encarnado y Vivo, Cristo. Al aparecerse a los apóstoles, después de su
resurrección “les abrió la inteligencia para que entendieran las escrituras”.
Lucas 24-45.

En los evangelios y en las epístolas de San Pablo, se encuentran una


serie de proposiciones de elevadísimo nivel ontológico y moral.

El valor supremo no es la felicidad del hombre. Como intención, la


felicidad repliega al hombre sobre sí mismo, lo hace egoísta; pero el
VALOR SUPREMO lo libera de sí mismo y lo eleva. El hombre se
realiza superándose, acercándose a Dios, que es el VALOR SUPREMO.

La misión del hombre es actuar dentro de la sociedad cristiana (la


Iglesia), hacia el orden sobrenatural, a lo trascendente, al VALOR
SUPREMO.

El hombre viene a Dios y ha de dirigirse a Él.

27
7. Naturalismo. Doctrina filosófica según la cual no existe nada
fuera de la Naturaleza. Niega lo sobrenatural, y tiende a reducir lo moral,
lo social y lo histórico a lo biológico; trata de aplicar al mundo del
espíritu y de la cultura, las categorías y leyes de la Naturaleza y de
explicarlo todo, con los métodos de las Ciencias Naturales.

8. Ascetismo. Doctrina que subordina todos los valores al que


considera como superior. Entraña la renuncia a todo lo que no es santo; de
ahí el apartamiento, la meditación solitaria y ese abroquelarse en decir no
a todos los requerimientos de los sentidos.

Como escuela teológica, indaga los principios y normas de la


perfección cristiana, la que se consigue sólo mediante el concurso
ordinario de la gracia.

El contemplativo o ascético puro no dispone de los recursos


arrebatadores del místico, y todo lo que alcanza lo consigue a costa
de la mortificación de los sentidos.

B. SEGÚN QUE LOS BIENES SEAN CONSIDERADOS COMO


FINES

1. Individualismo. Doctrina que considera los bienes como fines


para el individuo y que éste, como fin de sí mismo, debe tener libertad
para autodeterminarse.

Considera que la sociedad tiene por objeto el bien, la felicidad o


perfeccionamiento de los individuos que la componen y no como un fin en
sí misma, ni como instrumento para un fin superior al individuo.

Atribuye al bien del individuo el valor de más alto grado.

2. Universalismo. Doctrina que considera la realidad como un


todo único universal. Su principio fundamental fue formulado por
Aristóteles: el todo es antes que las partes (no en sentido cronológico, sino
en sentido lógico y metafísico).

Según ella, el universo es una totalidad orgánica; los seres


particulares no son independientes, existen sólo como miembros del
universo, y hay que partir de éste para comprenderlos y explicarlos.

28
Según el filósofo Othmar Spann, la realidad suprema es el espíritu
creador, que se realiza en la historia; la sociedad no es una suma o
conjunto de individuos, es un todo orgánico en la que los hombres sólo
existen como miembros, lo cual no quiere decir que no tengan su vida
propia, en cuanto a miembros.

En política, el universalismo ha servido como una base teórica para


los estados totalitarios (Estructuralismo).

En Teología: doctrina herética, según la cual todos los hombres serán


al fin salvados. Sus defensores arguyen que la condenación eterna repugna
a la infinita bondad y misericordia de Dios.

Fue condenada por la Iglesia y prácticamente desapareció; en la


segunda mitad del siglo XVIII se fundó en Inglaterra y en EE.UU., una
secta de universalistas y desde entonces se ha difundido mucho; la Iglesia
Universalista anglosajona profesa el unitarismo.

29
30
IV. ÉTICAS PROFESIONALES

A. CONCEPTOS GENERALES

1. Profesión. Actividad personal puesta de manera estable y ética


al servicio de los demás y en beneficio propio, por impulsos de la misma
vocación y con la dignidad que corresponde a la persona humana. Es
prudente que el hombre elija su actividad conforme al dictamen de su
conciencia para que la disfrute y no se esclavice a hacer obligado a actuar
contra su conciencia.

2. Profesión Liberal. La que requiere principalmente un esfuerzo


intelectual, frente a la que exige esencialmente un esfuerzo físico que
suele ser llamada manual o mecánica.

3. Vocación. Disposición que hace al sujeto especialmente apto


para una determinada actividad profesional. La elección de la profesión
deber ser completamente libre.

4. Finalidad. La finalidad del trabajo profesional es el bien común.


Requiere que la capacitación esté siempre orientada a un mejor
rendimiento, a la perfección, con buena intención, para beneficio de la
sociedad; no convertirla en un medio de lucro, de honor o en un
instrumento de degradación moral del propio sujeto.

5. Beneficio Propio. Todas las profesiones entrañan


responsabilidades, sacrificios y satisfacciones, por lo que debe tomarse en
cuenta el propio beneficio, agrado y utilidad de la profesión.

6. Capacidad Profesional. Comprende capacidad intelectual, moral


y física.

a. La Capacidad Intelectual, significa ser motivado y estar


apto para desarrollar trabajos especiales dentro de su profesión;
mantenerse al día con los adelantos de su propia especialidad y mantener
una disposición moral para la correcta aplicación práctica de sus
conocimientos teóricos.

b. La Capacidad Moral, significa el valor que como persona


tiene el profesional, lo cual le da dignidad, seriedad y nobleza a su trabajo.
Abarca honestidad en el trato y en los negocios; sentido de
responsabilidad en el cumplimiento de lo pactado y en proyectar su aptitud
más allá de su propia esfera profesional.

31
c. Su capacidad moral da mayor relieve a su propio trabajo; lo
hace valer no sólo como profesional, sino como persona fuera de su
ambiente.

d. La Capacidad Física, se refiere al estado de salud y a las


cualidades físicas que es necesario cultivar para mantenerse en buenas
condiciones.

7. Deberes Profesionales. Comprenden el secreto profesional, la


asociación profesional y la moral profesional.

a. Secreto Profesional: durante el ejercicio de su trabajo, el


profesional tiene ocasión de conocer circunstancias y datos de la vida
íntima de otras personas; el cliente a su vez confía su asunto con el fin de
arreglar su situación; por consiguiente, el profesional no tiene derecho a
divulgar esos datos, como no sea para beneficio del cliente o para evitar
daños a terceros.

b. Asociación Profesional: la competencia con los del mismo


gremio, debe tomarse como un desafío amistoso y no como una
competencia desleal. La solidaridad es uno de los medios más eficaces
para incrementar la calidad del nivel intelectual y moral de los asociados,
por lo que el profesional debe propiciar la asociación de los miembros de
su especialidad.

c. Moral Profesional: el hombre adulto se caracteriza por sus


ocupaciones; en gran parte su ética está determinada por su profesión, pero
los rasgos de su personalidad, además de ser definidos por su preparación
y capacidad, son trazados conforme sus relaciones consigo mismo; es
decir, si su propósito de perfeccionamiento personal es sincero y
perseverante, mejorará sus puntos fuertes, adquiriendo buenos hábitos y
eliminará sus puntos débiles frenando sus malos hábitos.

8. Conclusión. El don de gentes, los buenos modales, la buena


presentación, la espontaneidad, la amistad, la diligencia, así como la
observancia de los principios de ética profesional: integridad, honestidad,
decencia y dignidad, además de atraerle confianza y prestigio, lo impulsan
al recto ejercicio de su profesión. Por consiguiente, debe evitar hacer uso
de la ciencia como instrumento del crimen y del vicio; no debe producir
artículos de mala calidad o hacer presupuestos para su beneficio exclusivo;
no debe proporcionar informes falsos, ni defender causas injustas.

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La Ética Profesional se resume haciendo el trabajo con la mayor
perfección, con la mejor buena intención y con plena conciencia de
responsabilidad.

B. RELACIONES DE LA ÉTICA CON OTRAS CIENCIAS

1. Ética y Educación

Ética y Educación tienen en común que las dos se refieren a “lo que
se debe hacer”; la diferencia estriba en que la Ética muestra y demuestra
sólo lo que se debe hacer, en tanto que la Educación logra que la persona
actúe por sí misma, conforme a lo que debe hacer, por propio
convencimiento.

El Educador (padres, maestros) debe tener conciencia de la


responsabilidad moral que asume al tener ante sí, en sus manos la
personalidad del educando y hasta cierto punto su destino.

El niño se comporta correctamente sólo cuando se siente vigilado, no


ha alcanzado todavía el modelo de una buena educación. Hay que cumplir
con el deber, por sí mismo, sin presiones externas.

Puede suceder que una persona conozca mucho de ética, pero no


la practica porque se deja arrastrar por impulsos irresistibles; a esta
persona le falta educación.

Es una lástima que, por lo general, al término educación se le den


significaciones de menor trascendencia, como tener buenos modales,
observar las reglas de moral y urbanidad, ser amable y cortés, etc. Todo
esto es de mucha importancia en la vida social de cada uno pero no tanto
como la propia autonomía, el propio dominio, la rectitud en toda conducta;
la educación en la libertad y para la libertad, es decir, la libertad como
meta y sentido del quehacer educativo y del ejercicio de la libertad, para
hacer el bien.

Una persona está educada cuando es dueña de su propia conducta,


cuando se conduce por sí misma; es decir, cuando encausa su conducta de
tal manera que se ajusta a sus obligaciones, pero sobre todo, que llegue a
la culminación de todo este proceso que consiste en no necesitar de
ninguna autoridad que la presione, sino que cumple con el deber por
propio convencimiento.

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Las cuestiones educativas han adquirido actualmente gran desarrollo
y son cada vez más estudiadas; ha aumentado la preocupación por el
sentido ético de todas las actividades humanas, entre ellas especialmente
las educativas por la pérdida de valores en la juventud.

2. Ética y Psicología

La Psicología estudia los actos humanos y en esto se parece a la


Ética, pero la Psicología analiza los fenómenos psíquicos, los hechos de
conciencia, tal como se producen, de hecho, en tanto que a la Ética sólo le
interesan las normas de derecho.

La Psicología hace comprender al hombre en sus estructuras internas


con lo que proporciona a la Ética un material indispensable para
comprender su estudio.

Por ejemplo: el tema de la libertad es típico de la Psicología y como


sabemos, para que los actos del hombre tengan valor moral, es necesario
que se ejecuten con libertad consciente y racional y no por los impulsos
irresistibles. La libertad moral es la resultante de un estado propio de quien
se conduce fácil y espontáneamente por el camino correcto, valioso, moral
porque tiene adhesión positiva a los valores morales y a su realización.

El dicho popular: “puedo, pero no debo”, traducido en términos


técnicos sería: “tengo libertad psíquica para hacerlo, pero no tengo libertad
legal para lo mismo”. Quien no respeta los límites de su libertad legal y
hace uso indebido de su libertad psíquica, pisoteando leyes y obligaciones
con los demás, cae en libertinaje, o sea abuso en el uso de su libertad
psíquica.

3. Ética y Derecho

El Derecho está constituido por un conjunto de normas que rigen


los actos humanos. Como citamos anteriormente, “Ley es una ordenación
de la razón promulgada para el bien común, por quien tiene el cuidado de
la comunidad”. Sto. Tomás de Aquino. En esto se parece a la Ética.

La diferencia está en el tipo de normas que cada uno trata en su


especialidad. La Ética se refiere básicamente a las normas naturales y el
derecho a las normas positivas.

34
Las normas naturales están inscritas en la naturaleza misma de las
cosas y tienen por objeto todos los actos humanos, tanto internos como
externos; el hombre no las inventa, sino las descubre: felicidad, placer,
voluntad, amor, etc.

Las normas positivas son producidas por el hombre, sea por la fuerza
de las costumbres o por la legislación especial de las autoridades y tienen
por objeto sólo los actos externos que tienen relación con un tercero, con
la seguridad pública o el ordenamiento del Estado.

En consecuencia, hay una notable diferencia entre la ética y el


derecho, a pesar de la semejanza que presentan por referirse a derechos y
no a hechos.

a. Derecho Natural. Es el conjunto de normas basadas en la


justicia natural, son de carácter absoluto, eterno, inmutable, de valores
supremos, de origen teológico de derechos del hombre.

b. Derecho Positivo. El establecido por las leyes y destinado a


suplir las deficiencias del derecho natural y para que sea justo tiene que ser
moralmente correcto. En los regímenes totalitarios, la decisión sobre qué
es inmoral o ilegal depende de los que detentan el poder. En los regímenes
democráticos, esa decisión depende también de pocas personas, pero los
ciudadanos pueden intervenir activamente a través del voto o presionado a
favor de soluciones auténticas éticas.

Las leyes que regulan las relaciones jurídicas dentro de un Estado,


constituyen el Derecho Nacional y las de varios Estados entre sí, el
Derecho Internacional Público. El Derecho de Gentes es el que determina
las relaciones entre los pueblos.

Cuando el conjunto de leyes pertenece a una materia determinada,


lleva el nombre específico: Derecho Canónico, Administrativo, Municipal,
etc.

35
4. Ética y Medicina

El fin de la medicina es curar al hombre enfermo, pero a veces es


preciso experimentar en el hombre para curarlo, es así como la medicina
ha progresado.

Para que la experimentación médica en el hombre sea lícita, moral


y ética, se requiere que el fin de la acción y las circunstancias sean
buenas, que el sujeto de la experimentación conozca los posibles riesgos
implícitos en el experimento y en atención a esto, de su consentimiento en
forma expresa, sin ninguna coacción o incluyendo actos inmorales. Nadie
puede legitimar moralmente lo que no es moral, aun cuando el mal
cometido sea de gran beneficio para la humanidad. Un fin bueno, no
justifica los medios males.

La experimentación en el hombre debe practicarse después de


haberse agotado la experimentación con los animales y puede ser
suspendida en cualquier momento a petición del sujeto. Científicamente se
requiere conocer de antemano los peligros que puedan sobrevenir y las
complicaciones, así como tener previstos los medios oportunos para que
no causen un gran perjuicio al sujeto; no excederse de los límites de
experimentación e informar al interesado del desarrollo del proceso del
experimento.

Además de los aspectos éticos, las experimentaciones médicas


tienen aspectos jurídicos y a veces económicos cuyo cumplimiento, por
parte del director de la experimentación, es un tema jurídico y moral a la
vez.

a. El Trasplante de Órganos tiene cierta relación con las


experimentaciones humanas y pueden ser de órganos de personas ya
muertas y de órganos de personas vivas. En ambos casos deben ser
considerados varios aspectos éticos, y en el segundo debe considerarse
además, si la donación es libre necesaria y se justifica la debida proporción
entre el daño por la extirpación de un órgano y el fin que se espera
conseguir con serias posibilidades de éxito en la operación.

b. La Eugenesia se divide en eugenesia positiva y en eugenesia


negativa. La eugenesia positiva es una acción ética y legitima porque trata
que el resultado del nacimiento de un nuevo ser sea logrado mediante
consejos antes de la concepción, durante el embarazo, parto, lactancia y
educación.

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La eugenesia negativa persigue mejorar la descendencia, evitando
la procreación de las parejas mal dotadas; impidiendo que nazcan hijos con
enfermedades hereditarias por diversos medios: prohibición del
matrimonio, esterilización, aborto. Esta eugenesia es ilícita, no por el fin
que se persigue de mejorar la descendencia, sino por la ilicitud de los
medios que emplea.

Las soluciones antiéticas tienden a evitar el problema. La solución


ética deja intactos los derechos fundamentales de la persona: a escoger
cónyuge, a contraer matrimonio, a tener hijos, a la vez insiste en la
importancia que tiene tomar una decisión seria, madura y libre, después de
conocer los posibles riesgos.

c. La Eutanasia (eu, buena, thánatos, muerte) significa muerte


sin dolor, homicidio piadoso de un enfermo incurable, persona
minusválida o anciana.

La eutanasia es una acción inmoral porque el objeto y fin de ese


acto es intrínsecamente malo: la supresión de una vida y las circunstancias
en que se encuentra el sujeto. La inmoralidad de la eutanasia se deduce
directamente de la ley moral natural: Dios único dueño de la vida y de la
muerte. Ningún motivo y menos esa falsa compasión, puede justificar el
homicidio.

Pueden tomarse en cuenta otras consideraciones en contra de la


eutanasia, como la desvalorización de la vida humana, el encubrimiento e
intereses económicos, desconfianza en los cuidados terapéuticos, va en
contra del progreso de la medicina, los diagnósticos casi nunca tienen
una certeza absoluta.

Sin embargo, la analgesia o disminución del dolor, es una actividad


lícita y ética, tanto en una persona con una enfermedad curable o pasajera
como en un moribundo; en algunos casos puede llevar a la pérdida de la
conciencia, estado en el que ya no sufre nada. Para que sea lícita o moral
esta supresión de la conciencia, debe quererla el enfermo y ser un
resultado indirecto al tratamiento terapéutico. En enfermos incurables, el
deseo de mitigar el dolor puede traer consigo la abreviación de la vida;
este resultado es lícito y ético, porque no se pretende de manera directa,
sino que es el resultado de una acción que en sí es buena.

La supresión de los medios para prolongar artificialmente la vida de


un enfermo incurable, no es eutanasia y es lícita porque el enfermo está
clínicamente muerto. Sin embargo, estos casos límites dan origen a
menudo a grandes problemas morales

37
basados en hecho que hay que tomar en cuenta, por ejemplo: la resistencia
del paciente a que se le omitan tales medios y la falta de una evidencia
total científica sobre la versibilidad o irreversibilidad de algunos procesos
patológicos. Se han dado casos en los que al seguir aplicando esos medios,
al final se ha producido la curación.

5. Ética y Política

Se entiende por política el arte de gobernar que tienen los Estados;


al conjunto de los asuntos que interesan al Estado: política interior,
exterior, al modo de organizar y dirigir la convivencia humana, para que
en ella se dé cumplimiento a los derechos inalienables y naturales de la
persona con vista al bien común.

La mayoría de los filósofos han llegado a concluir que el


comportamiento político no puede desligarse de la ética; o sea que en
política no pueden seguirse comportamientos antiéticos: la mentira, la
corrupción, el fraude, la calumnia, el soborno, la demagogia, etc.

Como la política es asunto que concierne a todos, a todos interesa


saber cuáles son los principales temas éticos que aparecen en este campo.

La moderación en política, no puede ser sino reflejo de la


moderación en juicios morales. No puede haber moralidad política sin
prudencia y ésta ha de entenderse como la consideración de las
consecuencias políticas de una acción aparentemente moral, por
consiguiente, la cuidadosa consideración de las acciones políticas alternas
es necesaria.

En el campo de la política, la suprema virtud descansa en la


prudencia.

En lo abstracto, la ética juzga las acciones humanas de acuerdo con


su conformidad con la ley moral. La ética política las juzga de acuerdo con
sus consecuencias políticas.

Lincoln afirmó: “Hago lo mejor que sé, lo mejor que puedo y


pretendo continuar haciendo así hasta el fin. Si el fin me justifica, todo lo
que se ha dicho en mi contra, no significa nada; si el fin

38
demuestra que estaba equivocado, el apoyo que me presten diez ángeles
jurando que había actuado bien, no implicaría nada”.

6. Ética y Religión

Tanto la Ética como la Religión tratan de la valoración de los actos


humanos; la diferencia está en la luz y métodos de que se valen para llegar
a sus conclusiones.

La Ética, como vimos anteriormente investiga y valora la esencia,


el origen y el carácter obligatorio de lo moral, de la voluntad del bien,
fundamentándose en la razón y en el plano del derecho.

La Religión es la práctica de una virtuosa relación entre el hombre


y Dios, un Ser Supremo Absoluto, Misericordioso, Creador y Ordenador
del Mundo, de quien dependen los hombres y todas las demás criaturas.

Dios crea al hombre a su imagen y lo hace participar de la


existencia y perfección propias de la naturaleza humana: el hombre en un
acto de correspondencia ante el don de Dios, busca consciente y
libremente este lazo de unión en forma conveniente.

Lo principal en la religión es el espíritu de unión con Dios, a lo


largo de la vida, como el resultado de un amor que por esencia pide
plenitud, con sentido trascendente. Es un deber, una inclinación para
conocer y amar a Dios con FE, ESPERANZA y CARIDAD, en lo más
íntimo entre los afectos y pensamientos del hombre.

La libertad religiosa se deduce a partir de la libertad de conciencia,


derecho fundamental e inalienable del hombre, para usar su libre albedrío
en la determinación de su propia vida.

La verdad es una y la bondad de una religión está en función de su


verdad. La falta de religión constituye una mutilación en la persona
humana, es una alienación.

Considerada subjetivamente, la religión cristiana es un acto de fe;


objetivamente consiste en un conjunto de dogmas o creencias acerca de la
divinidad, de sentimientos de veneración y temor hacia ella, de normas
morales para la conducta individual y social y de prácticas rituales,
principalmente la oración y el
39
sacrificio, para darle culto y regular las relaciones del hombre con Dios.

De todo esto se desprende que la religión es natural al hombre, y


por tanto universal; que sólo hay una religión verdadera, aquella cuyas
doctrinas y preceptos son dictados por la recta razón (Religión Natural) o
son revelados por Dios (Religión Revelada o Sobrenatural), que es
obligatoria y que informa toda la vida humana; tanto la privada como la
pública o social, que debe subordinarse a ella.

Las religiones de redención o salvación aparecen como secta


filosófica que ofrece una doctrina de liberación espiritual: el
neoplatonismo, eslabón de enlace entre la Filosofía Helénica y la
Cristiana; y como una religión con un fundador personal que reclama un
mensaje de salvación; budismo, cristianismo, islamismo, etc.

El desarrollo del espíritu religioso y la superación de la vida de


tribu en la sociedad nacional dieron lugar a formas superiores de
Religión; a la vida más ordenada y estable, con intereses más variados y
especializados corresponde el politeísmo las grades religiones nacionales
de Asiria y Babilonia (astro-latría), Egipto, India (Vedismo,
Brahmanismo), Persia, China, Japón, Grecia y Roma. Muchas de las
divinidades del politeísmo son representaciones de las fuerzas de la
Naturaleza, pero otras deben su origen al culto, reflejan los aspectos de la
civilización (guerra, agricultura, etc.) o constituyen deificaciones de
hombres egregios.

40
V. VALORES MORALES

La Axiología, Filosofía de los Valores, valora moralmente los actos


humanos; pone de relieve el papel que posee para la cultura y para el
hombre, la estimación valiosa. Todo el sentido de la cultura, del hombre y
de la concepción del mundo está en relación directa con la realización de
los valores.

Los Valores Morales son objetos que no poseen ser, pertenecen a la


esfera del valer; el valer se manifiesta en la no indiferencia y en la no
independencia ante los objetos; es decir, dependen de la voluntad del ser;
no son entes sino valentes, que son flexibles, cambiantes y llevaderos.

Los valores morales son internos, salen del corazón del hombre; es
una cualidad contenida en la conducta del hombre y se relaciona con otro
objeto que se toma como punto de referencia. Un acto es bueno cuando
guarda relación adecuada con las exigencias de la naturaleza racional y
libre del que lo ejecuta.

La esencia del valor moral reside en la recta razón; además, el


hombre es juez de su propia conducta, pero se debe guiar por su propia
conciencia moral, conforme normas y fundamentos universalmente
válidos.

A. CARACTERÍSTICAS

1. Bipolaridad. Es la característica de los valores de darse por


pares, un positivo y otro negativo; pero en la realidad sólo existe el
positivo porque el negativo sólo es una privación del correspondiente
valor positivo: belleza, fealdad, amor, odio; fidelidad, infidelidad; virtud,
vicio; humildad, soberbia, etc.

2. Trascendencia. Consiste en que los valores se dan de un modo


perfecto sólo en su esencia, como cualidades ideales de las cosas; pero
cuando se encarnan en los seres, existen de un modo imperfecto.

Trascender significa estar más allá; por lo tanto, el término mismo


indica que los valores sólo se dan con perfección más allá de este mundo,
no aquí.

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Los valores no están encarnados con perfección; es el hombre el
encargado de encarnarlos con su esfuerzo y perseverancia, en una gran
gama de perfección muy variable.

3. Preferibilidad. Particularidad por la cual los valores atraen


hacia sí mismos la atención, las facultades, y en especial, la voluntad del
hombre que los capta; el hombre prefiere los que encierran un valor.

Lo normal es que la educación, las circunstancias concretas de la


vida, la vocación, determinen una preferencia hacia cierto tipo de valores
(bellas artes, ciencias, etc.) dejando atrás el cultivo de otros (manuales,
etc.) en la medida de posibilidades y necesidades.

No se puede pedir a todo el mundo que cultive todo tipo de valores;


lo peor es quien no encuentra diferencia entre lo bueno y lo malo, quien
juzga lo mismo la virtud que el vicio.

La preferencia hacia los valores, indica la base de una relación del


hombre hacia ellos, en cuanto los capta.

4. Objetividad. La objetividad consiste en que los valores se dan


en las cosas o personas (objetos) independientemente de que sean
conocidos o no, por alguien en particular. Su existencia y grado no
dependen del conocimiento o juicio que de ellos profiera alguien en
particular.

El valor moral de una persona es objetivo, reside en ella, aun cuando


otros la juzguen en sentido opuesto, e inclusive, aun cuando el propio
sujeto no sepa valorizar su propia actitud honesta o que se sobrevalorice en
el orden moral, intelectual o estético.

Por consiguiente, no es lo mismo el valor que la valorización. El


valor es objetivo, se da independientemente del conocimiento que de él se
tenga. En cambio, la valoración es subjetiva; o sea, que depende de las
personas que juzguen y para que sea válida es necesario que se base en
los hechos reales que se están juzgando, que sea objetiva y no ser un
producto arbitrario de las tendencias viciosas o circunstancias
desfavorables del que juzga.

42
5. Jerarquización. Siendo el hombre el punto de referencia, la
ordenación de los valores se da por su capacidad para perfeccionarlo; así
un valor ocupará una jerarquía más elevada, en cuanto perfeccione al
hombre en un aspecto cada vez más humano. De acuerdo con este criterio,
los valores se pueden clasificar en cuatro categorías:

a. Valores Infrahumanos: los que perfeccionan al hombre en


sus estratos inferiores, en lo que se tiene en común con otros seres, como
los animales: el placer, la fuerza, la agilidad, la salud, etc. El placer es un
valor que perfecciona al hombre de un nivel todavía no netamente
humano, por lo que ocupa la categoría inferior dentro de toda la escala de
valores. La fuerza, la agilidad y destreza son valores que perfeccionan al
hombre y como la salud, son vitales; sin embargo, ocupan un nivel
inferior, sin despreciar al atleta que cultiva estos valores, ni
sobrevaluarlo hasta llegar a descuidar valores realmente superiores.

b. Valores Humanos Inframorales: son los que perfeccionan


al hombre en los estratos que sólo posee un ser humano, como los
siguientes:

1) Valores económicos: riqueza, éxito y todo lo que


expasione la propia personalidad.

2) Valores no éticos: la inteligencia, la ciencia, la verdad;


es decir, referentes al conocimiento.

3) Valores estéticos: la belleza, la gracia, el arte, el buen


gusto, etc.

4) Valores sociales: la cooperación y cohesión social, la


prosperidad, el prestigio, la autoridad, etc.

O sea, que perfeccionan al hombre en cierto aspecto exclusivo


aunque no lo hacen de mayor personalidad y no dependen del libre
albedrío, sino que el hombre los puede recibir pasivamente, sin ningún
mérito para él; no lo perfeccionan en su núcleo propiamente personal
como profesional, como artista, como gobernante, como sabio. Por
ejemplo, se dice que fulano: “como profesional es excelente, pero como
personalidad humana, no”.

c. Valores Morales: son los que dependen exclusivamente


del libre albedrío. Cada sujeto va forjando sus propias virtudes y es
responsable de su conducta moral. Las virtudes nunca se heredan, sino
que se adquieren a base de

43
esfuerzo y constancia. Los valores morales son superiores porque se
obtienen a base de mérito; el hombre es sujeto activo, no pasivo, con
respecto a ellos; están colocados en un nivel más íntimo dentro de la
personalidad humana; perfeccionan al hombre de tal modo que lo hacen
más humano.

Por ejemplo; la virtud de la justicia hace al hombre más noble,


de mayor dignidad personal, de mayor calidad en su persona.

d. Valores Religiosos: estos valores perfeccionan al hombre


de un modo superior, tanto en lo que tiene más íntimo como persona,
como en un plano sobrehumano, sobrenatural, que proviene de Dios. Su
estudio corresponde más bien a la Teología.

En resumen, la importancia de una correcta jerarquía de valores


reside, sobre todo, en la facilidad que puede proporcionar para una eficaz
orientación de la vida entera. Un hombre que no sepa valorizar lo
netamente humano, corre el riesgo de no alcanzar las metas que le
corresponden como ser humano y quedarse estancado dentro de niveles
inferiores y anormales para su esencia y estructura racional.

Un ejemplo típico es la escala de valores de menor a mayor jerarquía


propuesta por el axiólogo Max Scheler.

1) Valores útiles: lo adecuado, lo conveniente.


2) Valores vitales: la salud, la agilidad, la destreza. la
fuerza, etc.
3) Valores lógicos: la verdad, lo auténtico.
5) Valores estéticos: lo bello, el arte, la gracia, etc.
6) Valores éticos: lo bueno, lo justo, lo moral, etc.
7) Valores religiosos: lo santo, la gracia divina, la
virtud, etc.

B. LA ESENCIA DEL VALOR MORAL


EL VALOR MORAL es una cualidad contenida en el hombre y en su
conducta y que se relaciona adecuadamente con otro objeto, el cual toma
como punto de referencia (para valorar la conducta del hombre).

1. El Valor Moral en su Aspecto Material. Una persona actúa


bien, cuando actúa conforme las exigencias de su misma naturaleza
humana. Un acto es bueno cuando guarda relaciones

44
de adecuación con las exigencias de la naturaleza humana, racional y
libre.

Por tanto, en su aspecto material, VALOR MORAL ES LA


ADECUACIÓN ENTRE UN ACTO Y LAS EXIGENCIAS DE LA
NATURALEZA RACIONAL Y LIBRE DEL QUE LO EJECUTA.

Ejemplos: matar, robar, mentir, no es bueno porque no están de


acuerdo con las exigencias de la naturaleza humana. En cambio, educar,
trabajar es bueno, porque está de acuerdo con las exigencias naturales de
la vida humana.

Se puede pues, valorar la conducta humana en relación con su


mayor o menor adecuación con las exigencias de la naturaleza humana.

Condición indispensable en la valoración de la conducta humana,


está el libre albedrío con que se ejecuta el acto humano. O sea, que una
persona es moralmente buena cuando sus actos libres apuntan a la
realización de la propia perfección, expresada en las leyes naturales.

2. El Valor Moral es un Aspecto Formal o Estructura Esencial.


La recta razón es la norma necesaria e inmutable para decidir acerca del
valor moral.

Los actos humanos acordes con la naturaleza humana, al estar de


acuerdo con la recta razón, adquieren un valor definitivo, absoluto,
universal.

El espíritu humano (razón y voluntad) es el que confiere valor moral


al acto humano; el que se autodetermina y está por encima de los bienes de
este mundo, porque está subordinado a un Valor Absoluto, al cual tiende
por su razón y voluntad, y le reviste de valor moral en la medida en
que efectivamente realice su participación con lo Absoluto.

El hombre, juez de su propia conducta, debe guiarse por su propia


conciencia, la que debe formar de acuerdo con normas y fundamentos
objetivos universalmente válidos.

45
46
VI. PRINCIPIOS MORALES

A. CONCEPTOS GENERALES
Ante el sentido científico y el valor relativo o absoluto de los
VALORES, se presentan los PRINCIPIOS de origen teológico, como
fijos, invariables, eternos.

1. Principio (del latín principium) significa fuente, raíz,


origen, base, fundamento, causa primitiva o primaria de una cosa.

Se le toma para significar una verdad primaria que sirve de base para
la formulación de otros pensamientos y de los “valores” de la conducta
ética.

En la práctica moral, se le toma como norma de acción.

Como principio del ser, significa causa, potencia, fundamento


ontológico, razón del ser, del conocer, del obrar y del existir.

2. Diferencias entre Principios y Valores

Los principios se sostienen de por vida, son firmes e inflexibles.

Los valores conforman la reputación que se tiene entre los amigos,


que puede variar, por lo que son flexibles, cambiantes y llevaderos.

El hecho que los principios sean externos: normas de acción,


voluntad, bienes éticos (placer, felicidad, etc.) y los valores sean internos:
amor, odio, humildad, soberbia, fidelidad, infidelidad, justicia, injusticia,
etc., nos hacen saber que hay una gran variedad de maneras de actuar en
ambos bandos.

B. PRINCIPIO DE OBLIGACIÓN MORAL: ES LA PRESIÓN


QUE ANTE UN VALOR MORAL EJERCE LA RAZÓN
SOBRE LA VOLUNTAD

Para que los actos del hombre tengan valor moral, es necesario que
se ejecuten espontáneamente, con libertad, porque si el sujeto obra por un
impulso irresistible, si no procede con libertad de albedrío, no hay orden
moral.

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El mérito moral necesita no solo de la libertad, sino también del
conocimiento de una intención recta, enfocada al bien por el bien mismo;
por lo tanto, la auténtica obligación es de tipo racional y no por presión
exterior originada por la autoridad o la sociedad o en el temor al castigo.

Una persona capta un valor por su inteligencia, se ve atraída por


dicho valor y a la vez, la inteligencia propone a la voluntad la realización
de tal valor. Es una exigencia nacida en lo más íntimo de cada hombre: su
propia razón, con fundamento en un valor objetivo; por lo tanto, es
autónoma, compatible con el libre albedrío.

El matrimonio es un auténtico compromiso y una obligación que se


echan a cuestas la pareja de novios y no por conexiones externas, ni por
presiones de la sociedad (tales motivaciones no tendrían valor moral), sino
por propio convencimiento, en vista del amor que se profesan y que los
llama a la realización plena del mismo. Por su naturaleza está ordenado al
bien de los cónyuges, así como a la generación y educación de los hijos.
La unidad, la indisolubilidad y la apertura a la fecundidad son esenciales al
matrimonio. La casa familiar es llamada “Iglesia doméstica, escuela de
virtudes humanas, comunidad de gracia y oración”.

Si un estudiante capta el valor de la cultura y de una profesión, él


mismo se obliga a estudiar, sin necesidad de conexiones externas. Esto
tiene importantes aplicaciones en la práctica: en la educación, para lograr
que una persona haga lo que debe hacer por sí misma; en la formación de
la conciencia del niño a base de razones en la medida que sea capaz de
comprenderlas.

Tampoco debe confundirse la obligación moral con el deseo del


premio o el temor al castigo; éstos son estímulos que inducen u obligan a
muchos al cumplimiento de sus deberes.

La razón es que el hombre no sólo es razón sino también pasión;


cuenta con un temperamento que hay que domar con procedimientos
auxiliares que ayudan al cumplimiento del deber. La madurez del
educando está en razón directa de la preponderancia de la razón en su
conducta.

La conciencia moral es una actividad racional, basada en razones y


no en impulsos. Cuando sea necesario, deben utilizarse procedimientos
auxiliares razonables que ayudan al cumplimiento del deber.

48
C. FUNDAMENTO DE LA OBLIGACIÓN MORAL

La base de la obligación moral es la razón frente a un valor moral,


como quedó explicado.

La ley es la expresión de un valor (un bien de la comunidad),


originada en la razón. “Es una ordenación de la razón, promulgada para el
bien común, por quien tiene el cuidado de la comunidad”. Sto. Tomás de
Aquino.

La ley produce de un modo intrínseco, en el sujeto de recta razón, el


sentimiento de obligación; a esto se le llama obligatoriedad de la ley,
que se deduce del valor expresado por ella. Es decir, el hombre con su
razón, percibe el valor de las leyes; con esto se impone a sí mismo, una
obligación o exigencia de tipo racional, sin menoscabo de su libre albedrío
y de su autonomía. He aquí el fundamento de la obligación moral.

Además existe, una fundamentación superior a la obligatoriedad de la


ley, cuyo origen es Dios. Quien además de obedecer la ley impersonal por
propio convencimiento, la obedece en atención a su origen divino,
alcanza un nivel superior, no sólo en actuación, sino en su intención y en
la valoración moral de su conducta. No es lo mismo obedecer una ley fría,
que actuar por amor a Dios.

En resumen, el fundamento próximo de la obligación moral es el


valor moral.

D. PRINCIPIO DE LA RAZÓN PRÁCTICA

“Hay que hacer el bien y evitar el mal”. El bien obliga; el valor moral
es obligatorio. Cuando se da el caso de que hay varios caminos a seguir y
sólo uno está investido de valor moral, se debe escoger ese único camino
moral y desechar los demás. Por ejemplo, cuando se dice, estoy obligado a
trabajar; tengo que pagar esa deuda.

Por lo consiguiente, cuando se entiende por obligación moral la


presión racional sobre la voluntad, la actuación del sujeto no suprime su
libertad ni rebaja su intención.
49
50
SEGUNDA PARTE

VII. ÉTICA PROFESIONAL MILITAR

A. CONCEPTOS GENERALES

La Ética Profesional Militar da a conocer las normas morales


fundamentales que rigen el comportamiento que el militar debe observar,
tanto durante sus relaciones profesionales en el complimiento del deber
militar, como en sus relaciones sociales en general.

En ambos ambientes, el militar debe comportarse en forma única:


intachable, honesto, digno, íntegro, responsable, leal, justo, noble; para
hacerse valer como profesional militar y como persona humana.

“No se puede ser virtuoso en un punto, sin serlo en todos los demás”.
Sócrates.

El militar uniformado o en traje civil, jamás debe proceder con


ligereza, ni cometer acciones villanas que desdoren su posición; siempre
debe tratar de figurar en primera línea, ya sea por dignidad, valor,
abnegación, desinterés personal o por amor al prójimo. La corrupción, la
tiranía, la inmoralidad e ineptitud, no están en el uniforme ni en el vestido
de civil, sino en el hombre que los lleva puestos: el hábito no hace al
monje; lo que vale es lo que sale de adentro, del espíritu.

Es decir, que el militar como miembro de una institución del Estado,


debe conducirse con lealtad, capacidad y rectitud en el cumplimiento de
sus deberes, para contribuir en forma efectiva al cumplimiento de la
misión del Ejército y como miembro de la sociedad, debe aportar su
participación en forma positiva para contribuir al bien común.

En resumen, el comportamiento del militar abarca cuatro aspectos: el


personal, el profesional, el individual y el colectivo.

51
El comportamiento personal es regido por las normas de la moral; el
profesional militar por la disciplina militar; el individual por sus
necesidades y deberes fundamentales y el colectivo por el bien común.

B. ÉTICA DEL EJÉRCITO COMO INSTITUCIÓN DEL


ESTADO

1. Misión del Ejército

a. La Constitución Política de la República señala al


Ejército Nacional la siguiente misión: mantener la independencia, la
soberanía y el honor de Guatemala, la integridad del territorio, la paz y la
seguridad interior y exterior.

El Ejército es único e indivisible, esencialmente profesional,


apolítico, obediente y no deliberante. Está integrado por fuerzas de tierra,
aire y mar. Su organización es jerárquica y se basa en los principios de
disciplina y obediencia.

Por sus fines, su integración, organización y bases de


funcionamiento, por el número de sus efectivos y su presencia en todo el
territorio nacional, constituye en sí un sector importante de la nación.

b. El cumplimiento de su misión SE TRADUCE EN


ORDEN Y LEGALIDAD, EN ESTABILIDAD NACIONAL Y EN
MANTENIMIENTO DEL IMPERIO DE LA CONSTITUCIÓN
POLÍTICA.

Por consiguiente, para asegurar en mejor forma el cumplimiento de


su misión, se requiere que su profesionalización sea la mayor posible y
que su evolución técnica y científica sea constante para asegurar su
contribución a la consecución de los objetivos nacionales: PAZ,
DESARROLLO Y BIENESTAR GENERAL DE LA POBLACIÓN;
entendiéndose que paz no es sólo la ausencia de guerra, sino que está
vinculada a otros factores sociales que brinden la posibilidad de un
desarrollo armónico de personas y pueblo: es el orden, la vivencia del bien
común.

c. Al estar integrado por representantes de todos los


estratos que conforman la comunidad nacional, crea el ESPÍRITU
NACIONAL, Y LA UNIDAD NACIONAL o sea la armonía que debe
existir entre pueblo y Ejército, para forjar una nación fuerte, con confianza
en sí misma.

52
Por todo lo expuesto, es fundamental que todos sus miembros
observen la Ética Profesional Militar, tanto, durante sus relaciones
profesionales en el cumplimiento del deber militar, como en sus relaciones
con el público en general, especialmente en el respeto a los Derechos
Humanos, para mantener en alto la imagen de la institución armada, para
generar opiniones favorables y para contrarrestar la acción de los
enemigos de la misma.

2. Ética del Ejército como Institución

Debe ser enfocada en dos amplios campos:


a. La Ética que debe ser observada dentro de la
Institución, y

b. La Ética que debe ser observada en las relaciones que la


Institución mantiene con la población civil.

1) Política a seguir dentro de la Institución.

a) Premiar y reconocer con toda justicia, equidad y


oportunidad, las acciones heroicas y sobresalientes, así como los méritos
de toda naturaleza del personal militar, para que sirvan de estímulo y
fomento de todos los valores positivos que identifican la ideología militar:
VALOR, HONOR, LEALTAD, DEBER, UNIÓN, FUERZA,
ABNEGACIÓN, RESOLUCIÓN, VIRTUD E INTEGRIDAD.

b) Castigar, amonestar o reprender con justicia toda


falta o delito que cometa el personal militar en el servicio militar o
en actos fuera del servicio, conforme lo establecido en los reglamentos
disciplinarios y el Código Militar. La administración de justicia ha de ser
impersonal y absolutamente imparcial; el comandante no debe dejarse
llevar por sus propios sentimientos, ha de dejar a un lado la ira y demás
emociones y no dejarse influenciar por simpatías de raza, religión o
posición. La firmeza sin parcialidad ni favoritismos, constituye una
cualidad indispensable: “dar a cada quien lo suyo”.

c) Evitar que durante el desarrollo de las actividades


en la vida interna del ejército, se cometan actos que hieran la dignidad del
individuo, ya sea este oficial, especialista o tropa, en las etapas de
adaptación, estabilidad y retiro. Estas normas de conducta también deben
ser observadas en las unidades de reservas militares, patrulla de defensa
civil y comisionados militares.

53
d) Fomentar el compañerismo en todos los
escalones, o sea la mutua comprensión y estimación, la recíproca amistad
y cariño, el mutuo respeto y aprecio y la dedicada disposición de ayuda,
protección y consuelo en los momentos crudos de la vida militar, para
asegurar la más completa y absoluta coordinación en el cumplimiento de
la misión.

El compañerismo estimula el cumplimiento de nuestras obligaciones,


exalta nuestro amor al Ejército, nos produce entusiasmo, fe, valor, con lo
que todo sale bien; en cambio, cuando no existe compañerismo, no hay
lealtad, no hay dignidad, no hay honor, todo sale mal.

e) Fomentar la solidaridad en todos los escalones, o


sea, mantener la armonía y el enlace más perfecto y cabal entre todas las
unidades del comando y todos los cuerpos armados y de servicio que
integran el Ejército, para asegurar en forma granítica el cumplimiento de la
misión.

La solidaridad en la guerra, se traduce en la más completa y absoluta


coordinación de todas las fuerzas armadas en la persecución de la victoria
y en la paz, en la unión armónica de esas fuerzas, tras la búsqueda del
cumplimiento del deber, del interés nacional, del bienestar general.

La solidaridad en la guerra, se traduce en la más completa y absoluta


coordinación de todas las fuerzas armadas en la persecución de la victoria
y en la paz, en la unión armónica de esas fuerzas, tras la búsqueda del
cumplimiento del deber, del interés nacional, del bienestar general.

La solidaridad es compañerismo puro a toda prueba, confianza


mutua y permanente, sentimientos inseparables que fomentan el celo por
la dignidad común y destruyen la intransigencia.

f) Inculcar la abnegación y el sacrificio. La


abnegación es la disposición espiritual que subordina nuestra libertad a la
obediencia y nos exige el control de nuestros propios intereses en
beneficio de los demás, cuando los sagrados sentimientos a la patria o el
afecto a la humanidad así lo requieren; o sea, es renuncia de sí mismo en
provecho de los demás, para que sea ética, debe ser voluntaria; implica
sacrificio y sufrimiento.

54
El sacrificio es la abnegación inspirada por el vehemente amor a la
patria; inspirada en el cumplimiento del deber y a la vez causa valor y
hasta el heroísmo.

2) Política a seguir en las relaciones con la


población civil.

a) Hacer conciencia en la población civil que la


misión establecida en la Constitución Política de la República y
desarrollada en las demás leyes y reglamentos militares, es de interés
nacional, que se traduce en fortalecimiento de nuestra nacionalidad, en
estabilidad nacional y que repercute en el desarrollo de la nación.

El artículo 249 de la Constitución establece que el Ejército prestará


su cooperación en situaciones de emergencia o calamidad pública.

b) El prestigio militar se conquista con obras,


demostrando competencia en la materia, puntualidad y exactitud en el
servicio militar, valor para arrostrar las personalidades y tino para
colocarse a la altura de las circunstancias, todo lo cual exige proceder
siempre con rectitud.

Es conveniente divulgar en forma permanente a través de campañas


divulgativas y dando el buen ejemplo, las virtudes y valores militares de
que son poseedores los miembros de la institución armada al servicio de la
patria.

Actualizar las leyes y reglamentos militares que determinan la


doctrina del ejército, para el bien general de la nación, en especial aquellas
que se refieren a la relación ejército-pueblo, o sean, las de la Dirección de
Asuntos Civiles.

Centralizar la dirección de las operaciones psicológicas para evitar


la duplicidad de esfuerzos, lograr la unidad de programas en la
consecución de los objetivos y a la vez mantener en alto la imagen del
ejército.

c) Adoptar sistemas de reclutamiento aceptables


por toda la población, a fin de que sus cuadros puedan ser llenados en un
ciento por ciento con personal voluntario. Establecer sistemas de
adaptación a la vida y ambiente interno del Ejército, para el personal que
es aceptado para servir en el mismo, tomando en cuenta que el cambio de
la vida civil al ambiente militar es brusco.

55
Para que el ciudadano guatemalteco concurra voluntariamente a
cumplir con el deber constitucional de prestar servicio militar, es necesario
que el ejército esté en condiciones de recibirlo adecuadamente, tanto en lo
que se refiere a alojamiento, alimentación, vestuario a la medida y otras
comodidades, como evitar que durante el desarrollo de las actividades
de adaptación del personal nuevo, se le hiera su dignidad.

d) Establecer cuidadosamente sistemas para


seleccionar personal que la institución necesita para el desarrollo de sus
actividades específicas (recursos humanos), tanto profesional, como de
nivel medio y de obreros o estudiantes, a fin de evitar que se infiltren
elementos enemigos, antimilitaristas o en potencia, ya sea investigando
sus antecedentes y costumbres o por otros medios.

Promover la profesionalización universitaria de personal militar, en


las diferentes ramas de la ciencia que necesita la institución, para asegurar
el fiel cumplimiento de su misión, aunque lo ideal sería crear la
Universidad Militar.

e) El mantenimiento de una imagen positiva ante


la población civil, requiere de medios económicos y materiales para la
planificación y desarrollo de planes tras tal objetivo, así como de recursos
humanos; esto incluye la tecnificación de personal en todos los escalones,
organizar un equipo interdisciplinario.

La benevolencia no es contraria a la firmeza de carácter; la urbanidad


y buenas maneras de los militares aumenta su prestigio y les hace
agradables ante el elemento civil, en donde su conducta es observada,
algunas veces por sus defectos, y censurada, no sólo en lo personal, sino
para generalizarla a toda la institución y denegar su existencia, por lo que
es conveniente no dar el menor motivo para ello.

3. Ética Individual de los Militares como Personas

a. Como Miembros de la Institución Armada

1) Actitud positiva a la Imagen del Ejército.

El Ejército de Guatemala es integrado por personas que


al causar alta traen diversas creencias y normas morales, por su diversa
formación; en consecuencia, su conducta individual es diferente a la que se
caracteriza al ambiente militar.
56
El ejército, además del cometido que señala la Constitución, cumple
otra misión de gran valor, como escuela de patriotismo y de la dignidad
ciudadana, en la que se forjan y desarrollan virtudes morales prácticas tan
necesarias a la personalidad humana. También se puede agregar la valiosa
cooperación que a través de sus unidades de Asuntos Civiles presta a favor
de la comunidad en trabajos materiales (construcción de escuelas,
caminos, introducción de agua potable, drenajes, sanitarios, etc.) y en el
desarrollo de actividades sociales, deportivas, etc.

El juramento de lealtad a la bandera nacional, reafirma la fe del


personal militar a los derechos, garantías y libertades que la Constitución
señala, a la obligación de servir lealmente a la patria y de prestar servicio
militar, a la vez los abstiene a aspirar metas individuales egoístas.

El entrenamiento básico del recluta, está ideado para que desde el


principio, el instructor infunda una guía moral general y militar, a efecto
de que se cimiente el sentimiento de orgullo de pertenecer al ejército y de
estar sirviendo a la patria.

Todos los comandantes tienen la responsabilidad moral de proveer


dirección ética a sus unidades y a la vez traducir el interés nacional en
objetivos militares consistentes. La disciplina, la moral, el espíritu militar
y el espíritu de cuerpo, deben establecerse desde un principio a todo
miembro nuevo de la unidad.

El militar, por razón de la rotación del servicio, tiene oportunidad de


recorrer el territorio nacional y encontrar en los diferentes lugares que va
tocando, diferencias de costumbres, de necesidades y de circunstancias
que le facilitan o dificultan su desempeño como oficial; en todo caso, es
esencial que sepa adaptarse al medio, que respete las costumbres locales y
que sirva a la comunidad en la forma más conveniente.

El servicio a la comunidad es una filosofía práctica de la vida.

El trato que se reciba de los demás depende del comportamiento


moral que se observe para con ellos, por lo que si se actúa con buena
voluntad, ello traerá un trato similar. “No hagas a otro lo que no quieras
para ti”. Esto establece mutua confianza, con lo que fácilmente se aclara
cualquier mal entendido, que de otro modo crearía desavenencias en la
relación ejército-pueblo.

57
Por supuesto que en su actuación individual, el oficial siempre debe
tener presente mantener el principio de autoridad y anteponer las
necesidades e intereses de la institución armada. Los recursos que se
emplean, no es para granjearse simpatías o por figurar, sino que para
contribuir al desarrollo cívico, cultural, social, económico o recreativo de
la comunidad.

Mientras no se haga nada por los demás, no se hace patria ni se


practica la caridad. La recompensa más valiosa que se obtiene, es la
satisfacción de haber tenido la oportunidad de servir, de auxiliar a alguien,
de dejar un recuerdo agradable, un reconocimiento perenne.

2) Actitud Negativa a la Imagen del Ejército.

La población de Guatemala está integrada por diferentes


grupos sociales y étnicos, entre los que hay quienes tratan de mantener una
posición de liderazgo y mediante la propaganda afectan la imagen del
Ejército, especialmente los desafectos, los terroristas, los subversivos,
apelando a la violación de los derechos humanos, criticando los sistemas
de reclutamiento y otros motivos.

La opinión pública desfavorable a la imagen de la institución armada,


se origina tanto por la mala información proveniente de sectores
antimilitaristas, como por actitudes negativas del propio personal militar.

Las actitudes negativas del personal militar se pueden dividir en dos


grupos; las acciones de hechos y las opiniones calumniosas que dañan la
reputación de la institución.

Las acciones de hechos abarcan desde abuso de autoridad, conducta


prepotente, machismo, malos hábitos, falta de respeto a las costumbres
locales, hasta daños materiales, robos de bienes, estafas, etc., cometidos
por personal de alta en servicio activo, como por comisionados militares,
desertores, expulsados o dados de baja a su solicitud, patrulleros civiles.

Las opiniones calumniosas pueden ser vestidas por personal de alta


en servicio activo, por personal jubilado o licenciado por varios motivos.

58
La solución del problema reviste gran importancia y exige que se le
dé toda atención debida, mediante el empleo de métodos técnicos de
investigación social, el aprovechamiento de experiencias y procedimientos
practicados para identificar el problema y tomar las acciones necesarias
para contrarrestarlo.

Para ello, habrá que identificar los factores y sus variantes, mediante
la observación de la conducta y actitudes del personal militar durante el
desempeño de sus obligaciones en comunicación directa con el personal
civil, como el patrullaje, el desarrollo de actividades de asuntos civiles,
relaciones humanas, actividades sociales, deportivas, etc., y hacer
conciencia en el personal que abusa de su autoridad para que rectifique su
conducta o procedimientos, así como adoptar las medidas disciplinarias
correspondientes.

b. Como Miembros de la Sociedad Civil

1) La interacción ejército-pueblo es considerable,


debido al elevado número de sus efectivos que son relevados
periódicamente y por la presencia de sus unidades en todo el territorio
nacional.

El relevo de personal se lleva a cabo por medio de operaciones de


reclutamiento y de licenciamiento de personal, operaciones que generan
opiniones favorables y a la vez desfavorables a la imagen del ejército.

El sistema de reclutamiento se ha ido mejorando, así como los


sueldos y prestaciones sociales otorgadas al personal militar, para
compensar en parte la rudeza del servicio militar y hacerlo atractivo ante el
desempleo y carestía de la vida que actualmente se está pasando.

Al completar el tiempo de servicio, el personal es licenciado y se le


extiende la certificación correspondiente, la que es utilizada por el
interesado para gestionar trabajos u otros menesteres. Este personal genera
opinión favorable o desfavorable, según sea la experiencia que haya tenido
a su paso por el ejército y la causa de su baja, la que se manifiesta por
sentimientos de alegría, tristeza, satisfacción, orgullo por haber cumplido
con su deber, por haberse realizado, disciplinado, hecho responsable,
obediente, por haber adquirido buenos hábitos, etc., es decir, sentimientos
positivos que son favorables a la imagen de la institución armada.

59
En cambio hay quienes salen protestando por el rigor, por haber
estado separado de su familia, por las incomodidades soportadas, por la
fatiga o porque son murmuradores por naturaleza, etc., o sea, sentimientos
negativos, desfavorables al Ejército: por fortuna son los menos. También
los que causan baja por faltas o delitos militares, desertores, expulsiones,
sentenciados o por convenir al servicio.

En todo caso, estos sentimientos deben ser motivo de análisis


detenido por parte de los oficiales encargados, para corregir las
deficiencias, evitar que sean repetidas o para adoptar nuevos sistemas en
todos aquellos aspectos que han dado origen a las desaprobaciones.

2) En sociedad, el militar debe hacerse distinguir por su


urbanidad, amabilidad, corrección y deferencia, rasgos de cortesía y signos
elocuentes de buena educación y de cultura.

La cortesía a su vez, es indispensable en todas partes y a cada


momento en la vida de relación. El militar, cualquiera que sea la posición
en que se halle, debe conservar habitualmente tan relevantes cualidades.

La urbanidad desarma los arrebatos, calma la exacerbación de los


ánimos y establece el justo estado de relación entre personas. Dentro de un
cuadro de prudencia y comedimiento, modela las expansiones naturales
del carácter (vehemencias), procurando, como su más inmediata finalidad,
que el hombre sea agradable y discreto con sus semejantes, en especial
con las personas que los rodean, con los vecinos y a que corresponda
atinadamente a ciertas exigencias sociales.

La urbanidad abarca asimismo todo aquello que se refiere a la


presentación de la persona, proscribiendo las faltas de aseo, pulcritud o
decencia en el vestido; condena asimismo las incorrecciones en el
lenguaje, rechazando las expresiones violentas, procaces, soeces y
groseras, que revelan un menosprecio hacia aquellos a los cuales nos
dirigimos; comprende también las reglas de etiqueta que deben observarse
en ciertos actos o ceremonias determinadas.

El militar que vistiendo de civil no da flexibilidad y elegancia a sus


maneras, que saluda militarmente o permanece rígido y callado, adusto o
encogido, cuando se encuentra en reunión con civiles, da una idea muy
pobre de su sociabilidad y de su

60
educación cívica, y esto, cuando no se le tomen tales manifestaciones por
vanidad de querer aparecer muy soldado, en un ambiente en el que no es
ese el carácter distintivo y conveniente.

El lenguaje es el remate que corona y embellece los conceptos de


cortesía y atención prescritas por la urbanidad. La conversación muestra al
individuo tal cual es: culto o inculto, vulgar o circunspecto, en una
palabra, la conversación es el fiel reflejo del carácter. Por ende, hay que
evitar el vicio de hablar de todo, especialmente cuando no medita antes
sobre lo que se va a decir, sin incurrir con esto en el mutismo, que a su vez
es un defecto, no obstante que se diga que “el callar es de sabios”.

3) La fraternización y simpatía entre militares y civiles,


debe cultivarse con esmero pues es de muy útiles resultados en la vida
social y política del país. Cada oficial debe dar el buen ejemplo, poner su
mejor voluntad y decidida acción en conseguir que desaparezcan las
distinciones de clases y lograr para el Ejército un concepto que lo coloque
como debe ser, en la preferencia y devoción del espíritu público.
Para ello el oficial debe darse a conocer en forma tal que los civiles
puedan apreciar sus cualidades intelectuales, morales y espirituales, sus
virtudes militares, su capacidad de razonar y de colaborar, y en fin, su
buena voluntad dirigida al bien común.

C. VIRTUDES Y VALORES MILITARES


1. Virtud. Potestad o disposición habitual y firme a hacer el bien;
obrar con rectitud, perfección y buena intención. Permite a la persona no
sólo realizar actos buenos, sino dar lo mejor de sí misma, con todas sus
fuerzas sensibles y espirituales. La persona virtuosa tiende hacia el bien, lo
busca y lo elige a través de acciones concretas.

El concepto de virtud depende del fin supremo a que se dirige.


a. Virtudes Morales: Su fin supremo es obrar bien conforme
la razón natural y la voluntad, independientemente de la ley.
Las virtudes morales se adquieren mediante la educación, crecen
mediante actos deliberados y con el esfuerzo deliberante, constituyen en sí,
la base fundamental de la formación integral del niño, de la persona,
puesto que modelan sus sentimientos, espíritu, su alma, su conciencia, su
voluntad y disponen todas las potencias

61
del ser humano para armonizarse con la gracia y el amor divino, el que
las purifica y eleva.

Las virtudes humanas son actitudes firmes, disposiciones estables,


perfecciones habituales del entendimiento y de la voluntad, que regulan
nuestros actos, ordenan nuestras pasiones y guían nuestra conducta según
la razón y la fe. Proporcionan felicidad, dominio y gozo para llevar una
vida moralmente buena. El hombre virtuoso, es el que practica libremente
el bien.

b. Virtudes Teologales: Fe, Esperanza, Caridad. Su objeto


directo de Dios.

Las virtudes humanas se arraigan en las virtudes teologales, se


adaptan las facultades del hombre a la participación de la naturaleza
divina.

Las virtudes teologales fundan, animan y caracterizan el obrar moral


del cristiano; informan y vivifican todas las virtudes morales. Ver Ética
teológica.

c. Virtudes Cardinales: Prudencia, Justicia, Fortaleza y


Templanza. Desempeñan un papel fundamental; todas las demás virtudes
se agrupan en torno a ellas.

1) Prudencia: dispone la razón práctica para discernir, en


toda circunstancia, nuestro verdadero bien y elegir los medios justos para
realizarlo.

2) Justicia: consiste en la constante y firme voluntad de


dar a Dios y al prójimo lo que es debido.

3) Fortaleza: asegura en las dificultades, la firmeza y la


constancia en la práctica del bien.

4) Templanza: modera la atracción hacia los placeres


sensibles y procura la moderación en el uso de los bienes creados.

d. Conciencia del Deber: Norma Subjetiva del Cumplimiento


del Deber

El Deber Militar se caracteriza por el hecho de que su


cumplimiento ha de ser con toda exactitud, con extrema buena voluntad,
con exclusión de toda mira egoísta y sin propósito de lucro o idea de
remuneración.

62
La Conciencia del Deber es una adquisición psíquica que se afirma
mediante la educación del carácter militar; mediante una vocación sana
cultivada científicamente; una comprensión moral de lo que es y para lo
que es el ejército; un conocimiento absoluto de su misión y en qué se
traduce su cumplimiento; una concepción cabal de su espíritu y disciplina;
un dominio subjetivo de la voluntad y la práctica de la caballerosidad.

La conciencia del deber es íntima; gobierna los actos exteriores como


manifestaciones de su potencia interna; guía las acciones por la
prudencia, la circunspección y la cordura; induce los hechos y
movimientos por la compostura y corrección de modales y costumbres.

La conciencia del deber por inducción moral, hace del militar un


perfecto caballero para la sociedad y por inducción profesional un servidor
leal y consecuente para la patria.

2. Virtudes Militares. Su objeto directo es la Patria. La profesión


militar está al servicio de la Patria, para garantizar la conservación de la
paz, el orden público, la seguridad nacional, el desarrollo nacional, la
estabilidad nacional y el imperio de la Constitución Política de la
República.

Los militares ejercen su profesión con abnegación, sacrificio,


patriotismo y valor, en bien del interés nacional.

El soldado siempre debe estar dispuesto a verter su sangre por el


bienestar de sus conciudadanos, sin esperanza de premio y la casi
seguridad de que sus hazañas permanecerán ignoradas. En esto reside la
nobleza del servicio militar. Un militar que no antepone el interés nacional
a sus intereses personales, no puede identificarse con la Ética Profesional
Militar.

BIEN COMÚN es el conjunto de aquellas condiciones de la vida


social que permiten a los grupos y a cada uno de sus miembros su propia
perfección plenamente. El bien común afecta a la vida de todos. Exige la
prudencia por parte de cada uno y más aún por la de los que ejercen la
autoridad.

Implica tres elementos esenciales: en primer lugar supone el respeto a


la persona como tal. Las autoridades están obligadas a respetar los
derechos fundamentales e inalienables de la persona humana. La sociedad
debe permitir el ejercicio de las libertades naturales indispensables para el
desarrollo de la vocación humana:
63
derecho a actuar de acuerdo con la recta norma de su conciencia, a la
protección de la vida privada y a la justa libertad, incluso en materia
religiosa.

En segundo lugar exige el bienestar social y el desarrollo del grupo


mismo, y finalmente, la paz, es decir, la estabilidad y la seguridad de un
orden justo. Corresponde al Estado defender y promover el bien común
de la sociedad civil, de los ciudadanos y de las instituciones intermedias.

3. Disciplina Militar. Es el estado de orden y obediencia que


existen dentro de una organización, que se establece para impeler el exacto
cumplimento de los deberes militares. Implica la dispuesta subordinación
de la voluntad del individuo por el bien de la organización, fundamenta
la organización y el funcionamiento del Ejército.

La mejor disciplina es la que está basada en el convencimiento


racional de lo que debe hacerse espontáneamente con abnegación y
sacrificio.

La disciplina puede establecerse dentro de una organización,


mediante el adiestramiento, el uso juicioso de castigos y recompensas e
inculcando confianza y sentido de responsabilidad en cada individuo,
desde su ingreso al ejército.

El espíritu que se imprima y desarrolle dentro de una unidad,


depende de la perseverancia, habilidad, cultura y buen ejemplo del
comandante. La arbitrariedad en el mando, es el mayor acto de
indisciplina.

Para asegurar el éxito en el combate, es esencial la


subordinación, la obediencia y el fiel cumplimiento del deber.

Ninguna obra colectiva dirigida hacia el bien común puede realizarse


por un grupo social, sin el elemento coordinador de la disciplina, que
constituye por lo tanto la fuerza social por excelencia.

En la disciplina militar intervienen un elemento coactivo y un


elemento voluntario; por supuesto, que será tanto más perfecta cuando más
predomine el elemento voluntario; es decir, que se observe la disciplina
con convencimiento.

64
En la dura prueba de la guerra moderna, si falla el elemento
voluntario, lo coactivo es insuficiente; el castigo más duro es poca cosa en
comparación con los sacrificios a que la coacción persistente de las armas
modernas somete el espíritu mejor templado.

El sentido del deber, debe ser inculcado al soldado, en tal forma que
adapte su voluntad individual al interés colectivo, que en el caso del
ejército es el de servir al interés nacional, para que llegue a ser un soldado
realmente disciplinado, cualquiera que sea la forma externa de esta
disciplina.

El desarrollo de la disciplina tiene por objeto la educación


moral del militar; o sea aquella moralidad positiva mediante la cual el
militar realiza sus actos, con la convicción de que lo normal, lo
acostumbrado, es al mismo tiempo lo debido, lo obligatorio del “tú debes”
que todo soldado disciplinado siente dentro de su alma en el
cumplimiento del deber.

En resumen, se puede concluir que la disciplina militar, es la que


regula, la subordinación y el respeto y tiene por objeto establecer orden de
cooperación dentro de la unidad e impeler el exacto cumplimiento de los
deberes que prescriben las leyes y reglamentos militares.

La obediencia es un acto material que presupone una orden


taxativa que cumplir; la subordinación es una obediencia espiritual
escalonada al someterse el militar a la dirección inmediata del superior.
En casos en que no existen órdenes concretas recibidas, la disciplina guía a
la iniciativa en el sentido orgánico conveniente, por raciocinio, para
resolver una situación.

La unidad de mando está basada en la disciplina; por este medio se


logra que miles de hombres se muevan como uno sólo bajo la influencia
del que manda. Los pueblos que pusieron especial cuidado en el
desarrollo y el mantenimiento de la disciplina, fueron muy poderosos y
decayeron cuando la descuidaron.

Cada día aumenta el valor relativo que los ejércitos asignan a las
fuerzas morales, entre ellas la disciplina, para alcanzar el éxito en el
combate; así Napoleón le daba un valor del 75% de todos los factores que
intervienen para asegurar el triunfo; algunos comandantes de tropas de la
II Guerra Mundial elevaron su valor al 90%.

65
Los principios de mando que más se recomiendan para que un
comandante inspire y mantenga una buena disciplina son los siguientes:

a. CONOZCA A SUS HOMBRES, COMPRENDA SUS


HABILIDADES, PROBLEMAS, DESEOS,
NECESIDADES Y VELE POR SU BIENESTAR.

b. DURANTE EL SERVICIO Y EL ENTRENAMIENTO,


ESTABLEZCA DISCIPLINA INSPIRANDO
CONFIANZA MUTUA. DAR ÓRDENES CLARAS,
COMPLETAS, CONCISAS Y CONCRETAS.

c. INSPIRE ORGULLO EN LOS INDIVIDUOS, POR


ELLOS MISMOS Y POR SUS UNIDADES.

d. ESTABLECER UN ALTO GRADO EN LA


CONDUCTA MILITAR Y EN EL CUMPLIMIENTO
DEL DEBER.

e. RECOMPENSAR Y PREMIAR CON PRONTITUD, ASÍ


COMO CORREGIR CON JUSTICIA E
IMPARCIALIDAD LAS FALTAS DE DISCIPLINA.

f. DE EL BUEN EJEMPLO.

4. Moral Militar. Además de los preceptos éticos de la


moralidad, implica la actitud mental y emocional que, con respecto a la
vida militar y todo lo relacionado a ésta, adopte el personal militar,
individualmente o en grupo. Es un estado de ánimo, del espíritu.

La moral elevada se caracteriza por un alto espíritu de confianza en


el comandante y en sí mismo; por entusiasmo, cooperación, iniciativa,
satisfacción que posee el personal militar que ejecuta una o varias
actividades militares; se pone de manifiesto por el anhelo y casi intuición
con que cumple y logra lo que el comandante desea; por el arrojo que
lleva a la tropa más allá de lo que buenamente se pudiera esperar de ella.

La moral baja o deprimida, se pone de manifiesto por la apatía,


indiferencia e indisciplina con que actúa el personal.

La moral es individual o colectiva. La moral individual acostumbra


al hombre a ser dueño de su voluntad y responsable de sus acciones; o
sea la que le concierne al individuo

66
directamente para consigo mismo y sin formar parte de grupo alguno. La
personalidad del individuo sólo se forma y conserva, cuando existe esa
voluntad propia y ese sentido de responsabilidad individual, no sólo en el
aspecto militar, sino en todos sus aspectos: ciudadana, cívica, religiosa,
social, etc.

La moral colectiva de los miembros del Ejército, es una fuerza


grande que proviene del patriotismo, de la disciplina y la solidaridad,
cualquiera que sea su jerarquía, y la armonía y cordialidad que debe existir
en la institución armada.

Las Fuerzas Morales comprenden los sentimientos que impulsan a


las tropas a batirse valientemente y a soportar las fatigas y sufrimientos de
la guerra, hasta perder la vida, si fuere necesario. Las Fuerzas Morales
constituyen los factores más poderosos del éxito; vivifican el empleo de
los medios materiales, dominan todas las decisiones del jefe y presiden
todos los actos de la tropa.

a. El Honor y el Patriotismo inspiran las más nobles


decisiones.

b. La Disciplina y la Solidaridad, garantizan la acción del


mando y la convergencia de esfuerzos.

c. El Espíritu de Sacrificio y la voluntad de vencer, aseguran


el éxito.

d. La Abnegación y la Confianza en sí mismo, conducen a la


victoria.

Napoleón les asignaba una influencia del 75% en el resultado final y


en la II Guerra Mundial, algunos comandantes la elevaron hasta el 90%,
tanto de las potencias del Eje como de las Democracias.

El objeto de la educación moral del soldado, es exaltar el patriotismo,


dar confianza en sí mismo, en sus compañeros y en sus comandantes,
hacer comprender la necesidad de la disciplina, la significación del
cumplimiento del deber, con pleno sentido de responsabilidad. La moral
en acción y el buen ejemplo del comandante, son los verdaderos resortes
de la educación moral del soldado.

La moral se afecta profundamente cuando se ejerce mal el mando y


se logra mantenerla elevada por medio de un buen

67
entrenamiento, buena disciplina, comodidades materiales y bienestar
general, además de la confianza mutua que debe existir entre superiores
jerárquicos y subalternos.

La moral militar debe implantarse y establecerse en todo nuevo


miembro de una organización, aún, antes de que empiece a impartírsele la
instrucción militar; desde un principio debe procurarse dar a los individuos
la impresión de que pertenecen a una unidad eficaz y bien organizada, en
la que todos colaboran para alcanzar el objetivo común, aún cuando
todavía no tengan un concepto bien claro de tal objetivo.

Los hombres se dan cuenta de que sus jefes obran en provecho suyo,
con actos tan sencillos como el proveerles inmediatamente vestuario a la
medida, buena comida, alojamiento limpio y cómodo y otros preparativos
adecuados.

La moral puede motivarse por medio de procedimientos


relativamente sencillos, por ejemplo: si un pelotón ejecuta una marcha
larga sin que un solo de sus hombres se quede rezagado, cada individuo
del pelotón como unidad, estará orgulloso del hecho.

Los concursos bien preparados y bien conducidos, son un medio


eficaz para desarrollar la moral, siempre que no afecten otros factores
importantes como el tiempo dedicado al descanso. Resulta igualmente
contraproducente, un concurso en el que sólo pueda haber un vencedor.
Para que resulten eficaces, los concursos deben dejar a todas las unidades,
una sensación de triunfo o proeza, reteniendo al mismo tiempo el espíritu
competitivo para elevar la moral, tales como en los que la meta pueda ser
alcanzada por todos y cuyo elemento competitivo sea el tiempo empleado,
u otro factor análogo.

Los concursos atléticos son de gran valor no sólo para desarrollar la


moral, sino también el cuerpo; éstos pueden conducirse entre unidades de
la misma organización o bien en mayor escala, con equipos seleccionados
de la organización, compitiendo con equipos seleccionados de otra; de esta
manera se promueve la moral porque cada individuo de cada organización
se identifica con su equipo y con sus triunfos.

Cada detalle de la vida cotidiana de una unidad, del régimen interior,


de la administración y de la instrucción, tiene una poderosa influencia y
repercuten en la moral de la unidad.

68
Una administración eficaz, meticulosa e imparcial, es importante
porque contribuye al bienestar y a la satisfacción del individuo y
concretamente demuestra que el comandante vela por los intereses de su
tropa.

Una instrucción cuidadosa preparada, que persigue propósitos bien


definidos, es importante porque desarrolla en cada individuo el interés de
aprender y mejorarse, porque demuestra la preocupación del comandante
en la preparación de su tropa y de su unidad para que pueda cumplir con
la misión. Los resultados de una buena administración y una buena
instrucción son: una moral elevada y un alto espíritu de cuerpo.

5. Honor Militar. Cualidad moral que lleva al más estricto


cumplimiento del deber con respecto al prójimo y así mismo: es decir,
manifiesta respeto hacia los demás y respeto a sí mismo.

Es la más valiosa de las virtudes militares, en ella se resume la


posesión de todas las demás virtudes y pone al militar en aptitud de
cumplir las comisiones más difíciles y las empresas más arriesgadas,
porque por la dignidad lo sostiene en la adversidad y le da ánimo. La
dignidad es inseparable del honor, significa respeto de sí mismo,
pundonor, amor propio.

El militar pundonoroso es valiente y aunque no lo sea por carácter o


por temperamento, aparecerá como tal, pues su espíritu se sublevará a la
sola idea del deshonor que implica la cobardía.

El que está dotado de esa virtud, jamás dará un paso en camino de la


bajeza. Celoso guardián de su dignidad, considera que la más ligera
mancha en su honor le ocasionaría una inmensa e irreparable pérdida;
enterado del valor que en el militar tiene la lealtad y el cumplimiento del
deber, antes se sacrificará o matará que faltar a la palabra empeñada, por
lo que tal oficial inspira la mayor confianza a sus superiores, entre sus
compañeros y a sus subordinados.

Sin el honor militar, no hay disciplina, puesto que ésta está basada en
la subordinación, la obediencia y el respeto, en un alto concepto del honor,
de la justicia y de la moral.

El militar que tiene arraigada esa virtud, no se dejará arrastrar por el


vicio, las tentaciones o los impulsos negativos y si alguna vez
descendiera, retrocederá asustado de sí mismo, será el primero en
vituperar su debilidad y pondrá de su parte cuantos
69
medios estén a su alcance para lograr su regeneración completa a base de
fuerza de voluntad y de perseverancia.

El hombre regenerado es merecedor del respeto de todas las personas


honradas, porque no ha perdido las nociones del honor. Por desgracia, la
sociedad con su desprecio hacia el que ha caído en el vicio, ahonda el
precipicio que le separa de su seno, pero los hombres verdaderamente
honrados valorarán su acción en lo que merece y en vez de
menospreciarlo, lo admirarán.

Del honor militar se desprenden todas las demás virtudes. Como ya


expresamos en él se basa la disciplina, él es el sostén del valor, el que
induce al heroísmo, el que inclina a la abnegación, el que nos sostiene en
el sacrificio, el que nos obliga a la lealtad, al patriotismo, a la integridad y
por ende al compañerismo.

Se ha dicho que “la honra no es militar ni civil; que cada cual tiene la
suya propia individual, personalísima, y que todo hombre que se estime en
algo, todo el que conserve un resto pudor, aspira a que se le honre”.

Pero en los ejércitos hay una honra colectiva, que interesa a todos por
igual, que es patriotismo común y eso es lo que constituye el HONOR
MILITAR. Cuando ese honor se debilita o pierde, o que solamente con
que se le haga poner en duda, el Ejército padece, el uniforme pierde
respetabilidad y la bandera parece que perdiera sus colores. La fidelidad al
juramento a la bandera, es la prueba más fehaciente de la lealtad y del
honor militar.

6. Espíritu Militar. El espíritu militar, como esencia de la más


elevada devoción por la milicia, es inseparable del honor porque sostiene
al hombre en las actitudes más dignas en toda situación; de la disciplina
porque inspira y hace efectiva la subordinación, la obediencia y el respeto
debido; del patriotismo porque exalta el alma del soldado en el culto a la
patria; del amor a la profesión militar y se refleja en aquéllos que tienen
conciencia del deber y de la lealtad.

El espíritu militar nace del compañerismo y del espíritu de cuerpo y


consiste en que la amistad, el cariño y la mutua comprensión hacia los
compañeros cercanos, se hacen extensivos a todos los militares. El
orgullo de pertenecer a una unidad, se torna en el orgullo de pertenecer
al ejército.

La importancia cada día más creciente del factor moral en la guerra,


hace que el espíritu militar constituya uno de los más
70
poderosos para galvanizar a las tropas, para afrontar eficazmente
situaciones rápidas, complejas y peligrosas, durante las cuales, merced a
esta virtud militar, el mando se sentirá confiado en que las tropas bajo su
mando puedan resistir a las influencias desmoralizadoras que las rodean en
esos momentos críticos.

7. Espíritu de Cuerpo. El espíritu de cuerpo no es la simple suma


de la moral de los individuos que integran la unidad, sino que es el
resultado de la total cooperación personal para mantenerla en un lugar
sobresaliente.

Por consiguiente, el espíritu de cuerpo es la profunda lealtad, orgullo


y entusiasmo que los miembros de una unidad sienten por su unidad. El
espíritu de cuerpo se fomenta cuando el comandante apela al amor propio
del soldado y a su orgullo por la unidad a que pertenece, cuando tal
orgullo se basa en una brillante tradición, en el buen ejemplo del grupo y
en el que se aprecian los esfuerzos colectivos.

Cuando el individuo llega a pensar menos en sí mismo y más en el


grupo, es porque posee espíritu de cuerpo; cuando el grupo tiene orgullo,
el individuo se siente más fuerte porque sabe que forma parte de una
unidad eficaz y distinguida, de tradiciones espléndidas.

A todo miembro de la unidad deben establecer desde un principio, la


DISCIPLINA, la MORAL y el ESPÍRITU DE CUERPO.

El Espíritu de Cuerpo es un valioso elemento moral, producto de la


reflexión, de la serenidad y de la convicción, constituyendo una verdadera
virtud militar.

Todos conocen y exaltan las glorias y honores pasados que su


unidad o cuerpo conquistó por su destacado desempeño, aprendiendo y
venerando siempre su historial, sintiendo pasión por su estandarte o
bandera galardonada con las recompensas merecidas y teniendo el íntimo
anhelo de ser dignos siempre de tales merecimientos, tratarán de
aumentarlos cuando se presente la oportunidad propicia.

Todos los militares hemos de amar al ejército como representante de


la Patria, debiendo considerarnos todos como hermanos, sea cual fuere el
cuerpo, arma o servicio al que pertenezcamos, sustentando siempre el
hermoso lema:

71
“El Ejército Primero y mi Regimiento el Primero del Ejército”.
8. Espíritu de Arma. Se deriva del espíritu de cuerpo y se
relaciona con el orgullo por el arma o servicio a que se pertenece, sin
rivalidad ni divisionismo hacia los miembros de las otras armas o
servicio, sino enalteciendo ese aspecto del espíritu militar. Se demuestra
con el conocimiento profundo de la profesión y buen manejo del arma.

9. El Buen Ejemplo del Comandante. De todos los valores y


actitudes militares mencionadas, el más importante, sin lugar a duda y al
que todo aquel que ejerce una autoridad de mando debe considerar
detenidamente, es dar el BUEN EJEMPLO a sus subalternos. Un
comandante podrá esperar respeto de otros, siempre que él sea respetuoso
con sus subalternos y obediente a sus superiores. Al recibir una orden, en
lo primero y único que debe pensarse, es en el cumplimiento de la misma
tan pronto como sea posible.

Resultado final del buen ejercicio del mando y del buen ejemplo del
comandante, es la eficiencia combativa de la unidad, así como establecer y
mantener elevada la moral, el nivel disciplinario y su espíritu de cuerpo.

D. DEBERES Y CUALIDADES MILITARES

1. Conceptos Generales

Como explicamos al principio de este Capítulo VII, el


comportamiento del militar abarca cuatro aspectos: el personal, el
profesional, el individual y el colectivo. En esta parte nos referimos al
aspecto profesional que es regido por la Disciplina Militar, que es también
la que regula su conducta, por lo altamente especializada que es la
actividad del profesional militar, que forma hábitos profundamente
arraigados a su personalidad, necesarios para asegurar el fiel cumplimiento
de sus funciones y deberes establecidos en las leyes y reglamentos
militares.

Por grandes e imperiosas que sean las obligaciones de los ciudadanos


en general ante la patria y la sociedad, ninguna exige el sacrificio de la
vida, ni le pide que relegue a un segundo plano, en circunstancias críticas,
los sentimientos y afectos personales; el deber militar es más exigente, no
basta cumplir con la obligación, hay que afrontar la muerte; el honor
militar y la obediencia obligan que todo se olvide, que en las situaciones
en que se lucha por la dignidad de la patria, no se recuerde la familia,
porque la patria es

72
algo más significativo que todo otro afecto sentimental y el culto a ella
exige mucho más de lo que piden las puras afecciones de la familia. Sólo
al soldado se le imponen: abnegación y sacrificio sin límites.

2. Subordinación y Obediencia. Deberes en los que está


basada la Disciplina Militar.

a. Subordinación: es la dependencia establecida entre el


subalterno y el superior jerárquico; es la sujeción a la orden, mando y
dominio de otro.

Al sujetarse el subalterno a la dirección inmediata del superior, se


establece una obediencia espiritual escalonada, jerárquica que no es
humillante porque todo militar tiene derecho a ascender conforme el
reglamento respectivo.

Subordinación es la obediencia que en todos los actos del servicio,


deben observar los militares hacia sus respectivos superiores, de manera
que si no existe este factor primordial entre la tropa, no existiría la
subordinación y por ende el Ejército. Notamos entonces que el factor
poderoso de la subordinación es la obediencia espontánea, respetuosa y
cabal del subalterno al superior, aún sin tener que acatar una orden
superior, puesto que es disposición en potencia y constante, es disposición
espiritual.

b. Obediencia: es acción de obedecer y cumplir la voluntad


de quien manda, ejecutar sus preceptos; por lo tanto, obediencia es
sumisión activa, rápida y absoluta de la voluntad del inferior a la del
superior para la consecución del fin deseado y perseguido por ambos con
igual intensidad. Es decir, cuando se recibe una orden y se cumple, hay
que realizar un acto o hay que abstenerse de hacerlo. La idea de
obediencia implica una actividad, y por lo tanto viene a ser un deber
práctico, un acto material.

En consecuencia, se puede ser muy obediente y no subordinado, pero


no se puede ser subordinado y desobediente. Sin la obediencia no hay
subordinación y sin subordinación no hay disciplina, alma y vida de los
ejércitos.

73
La SUBORDINACIÓN y la OBEDIENCIA, son factores esenciales
de la DISCIPLINA.

La DISCIPLINA es además: orden, armonía, cooperación y buena


voluntad en el servicio militar.

Obedecer a los superiores no humilla, por el contrario, eleva y


dignifica, pues denuncia la presencia de hermosos sentimientos inspirados
por el amor a la patria, y todos los actos engendrados por ese sacramento
culto, lejos de semejarse al servilismo, engrandecen al subalterno.

Por un amor propio mal entendido, algunos subordinados aceptan de


mal grado las órdenes de sus superiores y no pueden tolerar que otro
hombre como ellos, tenga autoridad para mandarlos. El amor propio
entendido de ese modo, puede inducir a las más graves faltas de
subordinación y disciplina.

3. Respeto. Es un deber moral del soldado para con sus


superiores, que se manifiesta en todos los actos exteriores de la vida
militar, que prueba la solidez de la educación castrense y demuestra la
verdadera dependencia que debe existir entre el jefe y el subalterno.

El respeto es consecuencia de reconocimiento que el individuo hace


sobre la superioridad material, intelectual y moral de sus superiores
jerárquicos, pero para que éste no sea ficticio en la persona que lo
demuestra, es necesario que todo jefe acredite sin cesar esa superioridad
precisa, en fortaleza, conocimientos e intachable conducta; de esta manera,
el respeto será espontáneo y profundo en los subordinados, tal como lo
establecen los reglamentos y leyes militares.

Cualquiera que sean las circunstancias o condiciones del que manda,


la subordinación exige que se respete no al individuo, sino a su jerarquía,
empleo o cargo, tanto en los actos del servicio, como fuera de él, en
presencia del superior y aún cuando no lo esté; es un deber ineludible que
asegura el prestigio y proporciona las garantías de mando.

El respeto reclama que jamás se critique ni se murmure del superior,


ni se preste atención a los malos soldados que relajan la disciplina al
menospreciar a los superiores que son la representación de la ley. El
subalterno que tenga queja de un jefe, debe presentarla a quien pueda
remediarla, y por ningún motivo debe dar mal ejemplo con sus
murmuraciones.

74
Las señales externas del respeto se muestran indudablemente a través
del saludo militar, así como en la manera de presentarse y hablar con sus
superiores. La práctica del saludo, substancialmente concentra toda una
significación de la más elevada moral militar, es una de las
manifestaciones más ostensibles del respeto hacia los superiores
jerárquicos.

El saludo es una obligación cuya ejecución no sólo hace visible el


espíritu de subordinación y disciplina del organismo armado, sino que por
su parte, refleja el signo de autoridad que el superior tiene sobre los que le
están subordinados por graduación o empleo. Por él juzgan los extraños,
los lazos de unión y solidaridad del Ejército y es evidente siempre en la
manera de hacerlo, lo que puede esperarse del que lo rinde.

Siempre habrá que tenerse en mente el aforismo que “el saludo honra
más al que lo rinde, que al que lo recibe”. Empero, la ejecución de tales
demostraciones de respeto, apareja una obligación recíproca; tanto impone
el deber al inferior saludar al jefe, como a éste corresponder por cortesía y
urbanidad, a quien rinde tal honor.

4. Abnegación y Sacrificio

Abnegación. Es la renuncia voluntaria que se hace de los deseos,


pasiones o intereses personales en servicio a Dios, a la patria o para bien
del prójimo. La abnegación estimula el valor y el heroísmo.

Sacrificio. Abnegación inspirada en el amor patrio y en el


cumplimiento del deber.

En la vida militar poco valdrían las otras cualidades militares sin la


abnegación. La disciplina descansa en la subordinación y en la obediencia;
éstas sin la abnegación, sin disposición al sacrificio poco significa; les
dignifica la espontaneidad en el respeto, la actividad en el cumplimiento
del deber, la resignación voluntaria, aunque a veces dura, respecto a la
situación creada por la misión.

Sin valor no hay heroísmo y si el valor no va acompañado de la


abnegación, tampoco tenemos heroísmo, cuando más habrá temeridad o
brutalidad. El valor sin abnegación sólo existe en los

75
bandoleros o en los cobardes, que se arriesgan por exceso de miedo o
por el egoísmo.

Abnegado es el soldado que abandona su hogar humilde, sus


costumbres, su familia y la vida en el campo para sujetarse a la disciplina
militar, por servir a la patria, en la que están vinculados todos los intereses
de la sociedad, de la cual el hombre es un factor importante y que
convertido en soldado, es aún más importante. En la guerra es el que más
privaciones sufre, el que más combate, el más obscuro entre los héroes, el
más humilde entre los mártires, el más sufrido en las marchas y el más
abnegado en el sacrificio.

La abnegación nace del patriotismo y la impulsa el honor y ella


engendra el valor y el heroísmo y dispone al hombre al sacrificio, a la
gloria y a la inmortalidad.

Asimismo, otros ciudadanos son abnegados en la atención de sus


responsabilidades, como el maestro, la madre, el médico, las hermanas de
la caridad en su servicio a la humildad.

5. Conformidad. Es una de las manifestaciones de la abnegación


y nace de la conciencia del deber y del patriotismo. Consiste en
manifestarse y sentirse satisfecho de lo que se obtiene y en no mostrarse
descontento por las fatigas que se sufren, por la responsabilidad que se
adquiere, por las privaciones a que se sujeta, ni por ninguna irregularidad
de las que a veces causan jefes injustos.

La irregularidad en la administración de la justicia, en el


otorgamiento de premios y recompensas, en los ascensos, etc., causarían
frecuentemente desórdenes y hasta crímenes que deshonrarían a la
institución armada, si no existiera bien cimentada en el corazón del
soldado, esa virtud que le manda callar y esperar que el tiempo y la
experiencia hagan conocer el jefe la injusticia, muchas veces hija de
equivocaciones en el concepto que de los subalternos se ha formado, y,
otras, por la hipocresía de algunos que bajo la apariencia de voluntad en el
servicio, de obediencia y subordinación, saben encubrir lo que sólo es
bajeza, servilismo y mentira. De todo esto el jefe no es enteramente
responsable, pero está obligado a una reparación completa en cuanto
descubra el engaño con que se sorprendió su buena fe.

76
El militar siempre debe omitir murmuraciones y demostraciones de
descontento, las cuales ni remedia el mal y sí perjudican notablemente la
disciplina, dando lugar a insubordinaciones que redundan en perjuicio del
buen éxito de la unidad y del honor de quien las promueve.

6. Valor. El valor constituye el dominio sobre la emoción del


miedo. El miedo es un instinto, una emoción animal; es una reacción
provocada por la amenaza de un mal o de un sufrimiento, acompañada de
un deseo de evitar un sufrimiento a lo que está amenazado. Todos
sentimos miedo en grado distinto y puede decirse que no existe el
individuo que esté completamente exento de esta emoción.

Existen diferentes clases de miedo o temor. Un oficial inexperto y


joven, a veces tiene miedo de aceptar responsabilidades, teme cometer
errores y quedar en ridículo o expuesto a la censura. Un hombre en el
campo de batalla teme a la muerte. Un oficial puede tener miedo de
manifestar temor en presencia de su tropa, con la consiguiente pérdida de
confianza y respeto.

Hay dos clases de valor: el valor moral y el valor físico.

a. El Valor Moral: el valor moral corre parejas con la


veracidad y la rectitud. Comprende el reconocer y defender lo que es justo
ante la adversidad y la censura popular; es también esa cualidad que obliga
al hombre a admitir que está equivocado cuando yerra, pues solamente un
tonto cree o trata de hacer creer que nunca comete errores.

Un jefe dotado de valor moral, aceptará las responsabilidades que


nacen de los problemas de instrucción y administración, admitirá sus
errores cuando los cometa, defenderá lo que es justo y hará cumplir sus
decisiones. El valor moral es una cualidad de inestimable importancia, que
debe tenerse en cuenta y desarrollarse. Para ello conviene buscar
responsabilidades y aceptarlas voluntariamente en vez de esquivarlas,
formar la costumbre de aceptar la culpa cuando corresponde y defender lo
que se cree justo, aún ante la censura popular.

b. Valor Físico: consiste en dominar el impulso del miedo.


Es el dominio sobre sí mismo; en otras palabras, es el dominio del ánimo
sobre las reacciones físicas. El hombre valeroso es aquel que ante un gran
peligro físico, no sólo no se amedrenta, sino que sabe obligar a su ser
físico a seguir adelante a pesar de

77
todo. Es aquel dominio sobre sí mismo que obliga a un individuo a
perseguir un objetivo o a aferrarse a una posición, aún sabiendo que puede
costarle la vida.

Para desarrollar su valor, lo primero que debe hacer un hombre, es


analizar y comprender la emoción del miedo; luego dedicarse a desarrollar
su dominio mental sobre tal emoción. No existen dos individuos cuya
reacción al miedo sea idéntica, por lo tanto, constituye un problema
personal, individual.

Sin embargo, hay una o dos reglas generales que podrán tener
aplicación. Si un individuo tiene miedo de aceptar responsabilidades, ha
de forzarse a aceptar las de menor importancia sin demora alguna. Cada
victoria, por insignificante que sea, dará incremento a la firmeza y a la
resolución; poco a poco, de día en día, aceptará voluntariamente
responsabilidades más importantes. Si tiene temor de dar un salto en la
carrera de obstáculos, conviene practicarlo diariamente hasta haber
vencido el temor. Si tiene miedo de hacer ciertas cosas en la vida
cotidiana, hay que hacerlas hasta dominar el miedo. La falta de valor
puede anular otras virtudes militares, por lo que los desfallecimientos del
valor, hay que hacerlos desaparecer, desarrollando el sentimiento del deber
y de la disciplina. En todo caso, las ideas de patria, honor y deber, son las
que se imponen, puesto que ellas constituyen la parte principal de la
educación moral del soldado, desarrollándose el espíritu de valentía y
dando nacimiento al sacrificio.

c. Valor Individual: el valor individual es la piedra angular


del valor colectivo, que en acciones de armas viene a ser el fuego que
alimenta el mecanismo animado del ejército. Las corrientes propulsoras
del valor individual en todas las órdenes de la vida son: el estímulo del
honor, el sentimiento de dignidad, el amor propio, la fe y acaso el
fanatismo.

d. Valor Colectivo: debe considerarse como simple derivación


del valor individual, pues, por las mismas cualidades que concurren en
la unidad, el conjunto asume en sí, la recopilación de esas fuerzas,
infundiendo la confianza mutua por el supuesto individual recíproco que
cada uno sabrá cumplir con su deber.

El valor del soldado es el más grande de todos los valores,


porque es el valor de una lucha justa, del sacrificio noble
78
del deber fecundo, inmolado por la patria y santificado y ennoblecido por
el ideal, orgullo de una realidad imperecedera.

7. Heroísmo: es el valor que traspasa los límites corrientes; el


valor llevado a lo ideal, al sacrificio, lo que sólo se ve ocasionalmente.

Obran en estas apreciaciones y en los actos mismos, las


circunstancias del lugar y de persona, los acontecimientos del momento y
el objetivo que se persigue.

En el combate, tanto tropa como oficiales, están igualmente


expuestos a la muerte que se cierne sobre sus cabezas y que deja muy
pocas probabilidades de salvación; todos están igualmente dispuestos al
sacrificio; todos se han hecho el propósito de morir y de ser los primeros
en el asalto a la posición enemiga, todos son valientes; todos son patriotas;
pero el curso de los acontecimientos, conduce a un oficial a ser el
primero en colocar la bandera en el objetivo conquistado y a ser el héroe
entre todos los valientes.

En lo que a virtudes se refiere, las unas van siempre acompañadas de


las otras y muchas veces no existe la una sin la otra. Así el heroísmo no
existiría sin el valor y la abnegación, el honor y la integridad.

Heroísmo es pues, valor ennoblecido por la abnegación y el


sacrificio, es valor sobresaliente acompañado de la temeridad y del talento;
sale del corazón, mueve los resortes del alma, conmueve la fantasía, se
conduce por el talento, se domina por la voluntad y con todas las pasiones
nobles del hombre honrado y generoso, se lanza al sacrificio, teniendo por
término la gloria y la inmortalidad.

El heroísmo no se aprende, ni se enseña; no se adquiere en los libros


ni en los campos de batalla; el heroísmo es producto de las conmociones
del sentimiento y las acciones heroicas se suceden ocasionalmente. Pocas
veces se es héroe.

8. Integridad. La integridad constituye una de las principales


dotes que un individuo pueda poseer. Significa tener entereza de carácter,
ser digno de confianza; implica firme observancia de los principios éticos,
permanentemente, en toda situación, durante y fuera de horas de servicio.
79
La integridad corre parejas con la lealtad. Una persona íntegra es
aquella que es leal al grupo, leal a la causa y leal a lo que es justo; que no
saca provecho de las circunstancias en beneficio propio a expensas del
grupo. Tanto los superiores como los subordinados depositan su confianza
sin vacilación alguna en el que es íntegro.

El aspecto más importante y esencial de la integridad es el sentido


del cumplimiento del deber que se tenga. Un deber militar es una
obligación que se debe llevar a cabo, por consiguiente, un elevado sentido
del deber es un esfuerzo constante y continúo para rendir lo mejor y
llevar a un buen término una tarea.

El deber exige dedicación. En la práctica, esto significa que el jefe


presta cuidadosa atención a todos los detalles de su trabajo; su
vigilancia es personal, rigurosa y creadora; sus inspecciones son
cuidadosas, minuciosas, concienzudas, y completas; mantiene esta actitud
observadora con respecto a sus responsabilidades, aún cuando esté
cansado hasta no poder más.

Lealtad es integridad y firmeza con que se sirve al Ejército y a la


patria.

Por consiguiente, el desarrollo de la integridad, junto con sus dos


principios fundamentales, la lealtad y la dedicación, se basa en la
convicción y en la práctica.

Cuando se recibe la orden de ejecutar un trabajo debe formarse el


hábito de hacerlo sin retraso, sin postergarlo para una ocasión futura y
también ejecutarlo con la mayor perfección, cualesquiera que sean los
obstáculos y penalidades, sin olvidar jamás que los subalternos constituyen
el elemento con el cual el jefe ha de llevar a cabo sus tareas, por lo que
éste ha de velar constantemente por el bienestar de sus hombres.

9. Compañerismo: en general, el compañerismo es el vínculo


que existe entre personas que viven en una sociedad determinada y que se
establece bajo principios de armonía, consideración y de respeto mutuo.

80
En el gremio militar, el compañerismo es la resultante de una sólida
amalgama de sentimientos que nace en la escuela de formación militar, se
fortalecen durante los cursos de profesionalización y en el servicio de
guarnición y se consolidan en tiempo de campaña.

En campaña se está bajo condiciones de incertidumbre, por lo que es


cuando más se necesita de la solidaridad del compañero para perseverar en
la consecución del objetivo, cuando más se necesita trabajar en equipo,
con una sola voluntad y una sola alma para servir mejor a la patria.

El compañerismo militar es una virtud que influye poderosamente


para dar mayor solidez a otras virtudes, como son: el espíritu militar, el
honor, la lealtad, la integridad, la solidaridad, la seguridad en sí mismo y
la confianza en los compañeros.

La vida en comunidad que se lleva dentro de las organizaciones del


Ejército, hace que los acontecimientos que diariamente ocurre en ellas,
afecten por igual LA MORAL DE TODO EL GRUPO, ya sea en forma
alentadora o deprimente, y en consecuencia, da lugar a la formación de
estrechos lazos de amistad, de armonía, de confianza, de cariño, de
consideración y de respeto mutuo; sentimientos que se hacen extensivos
entre todos los miembros de la institución armada, por la igualdad de
circunstancias y de responsabilidades en que viven.

Cuando no existe reciprocidad de sentimientos, en especial de respeto


y de consideración, el compañerismo deja de ser una virtud y degenera en
una familiaridad desmoralizadora que socaba a las otras virtudes militares.

Después de haber vivido bajo esas condiciones, es imposible que se


deje de sentir esa corriente de cariño y simpatía por todos aquellos que
hicieron la misma vida y que se deje de recordar todas aquellas íntimas
confidencias que recíprocamente se revelaron y todas aquellas ayudas que
mutuamente se hicieron.

Cuando se deja de ver a muchos de los compañeros, pareciera que se


les hubiera olvidado, pero cuando se les encuentra de nuevo, se les
reconoce y nuestras almas experimentan una grata sensación de gozo,
recíprocamente hacer relación de lo que ha sido de sus vidas. Ese es el
verdadero compañerismo que sale del corazón.

81
En el plano profesional, el compañerismo se da más fuerte entre
soldados de la misma cuadra y pelotón; entre estudiantes de la misma
promoción, luego entre los de la misma compañía y después entre los de
cada batallón o regimiento, y así, entre todos los soldados del ejército.

El compañerismo crea confianza y solidaridad; por el sentimiento de


unidad se tiene fe en el éxito y se gana potencia y energía, reflejando su
espíritu aquel aforismo que dice “la unión hace la fuerza”.

10. Eficiencia: es el resultado de la preparación técnica y táctica


de cada uno de los hombres de una pequeña unidad y de la aptitud física y
mental de los mismos para trabajar en equipo.

La eficiencia significa calidad y cantidad de trabajo en el menor


tiempo, con el mínimum de pérdidas de hombres y material y en el mayor
orden.

La plena eficiencia combativa se logra cuando la unidad posee alta


moral, elevada disciplina y estrecho espíritu de cuerpo.

11. Ejemplaridad del Oficial: la fraternización y simpatía entre


militares y civiles, debe cultivarse con esmero, pues será de muy útiles
resultados en la vida social y política del país. Cada oficial debe dar el
buen ejemplo, poner su mejor voluntad y decidida acción en conseguir
que desaparezcan las distinciones de clases y lograr para el ejército un
concepto que lo coloque como debe ser, en la preferencia y devoción del
espíritu público.

Para ello, el oficial debe darse a conocer en forma tal que los civiles
puedan apreciar sus cualidades intelectuales, morales y espirituales, sus
virtudes militares, su capacidad de razonar y colaborar, y en fin, su buena
voluntad dirigida al bien común.

A la luz de estas manifestaciones, es conveniente que se imponga la


convicción de que el cuartel es una escuela de civismo, en donde los
militares rinden verdadero culto al patriotismo y al nacionalismo
constructivo a través de la educación e instrucción militar que se imparte a
los contingentes que concurren a prestar servicio militar que los devuelve
a sus comunidades plenos de salud, de vigor, con buenos hábitos de
disciplina, de responsabilidad y de respeto a los símbolos patrios.
82
El oficial ejemplar debe poseer las siguientes cualidades humanas:

a. Sentir seguridad y confianza en sí mismo, basado en la


necesidad de relacionarse, interesarse y solidarizarse con el mundo que lo
rodea, en vez de basarse en el deseo de tener, de poseer y dominar y así
volverse esclavo de sus posesiones, manteniendo el principio de autoridad
y anteponiendo el interés nacional.

b. Aceptar el hecho de que nada externo al individuo le da


significación a su vida, sino que el valor de la auténtica existencia
humana, estriba en proyectarse en plena actividad dedicada a compartir e
interesarse por sus semejantes. Sentir la alegría que causa dar y compartir
y no acumular y explotar.

c. Estar plenamente presente donde se encuentre; dar el


buen ejemplo. No engañar, pero tampoco dejarse engañar por los otros;
se puede admitir ser llamado inocente que no se tiene malicia, pero no
tonto.

d. Gozar de una libertad no arbitraria, sino que ofrezca la


posibilidad de ser uno mismo, una estructura delicadamente equilibrada,
que en todo momento se enfrenta a la alternativa de desarrollarse o decaer,
de vivir o morir.

e. Ser feliz en el proceso de vivir cada día más, sin


importar el avance que el destino nos permita realizar. Vivir plenamente
como se pueda, resulta tan satisfactorio que es difícil preocuparse por lo
que uno logra o no.

f. El comportamiento del oficial, como expresamos


anteriormente, debe ser único, honesto, digno, íntegro, responsable, fiel,
justo, serio, noble, etc., en servicio y fuera de servicio.

g. La capacidad que el ser humano posee para adaptarse en


sociedad, reside en su educación, en la seguridad en sí mismo y en su
disposición para tratar bien a los demás. Para el prójimo no hay peor
ofensa que se le vea de menos, que se le desprecie, que se le hiera su
dignidad. Cualquier otra ofensa soporta, menos que se le trate con altivez.

h. La característica de urbanidad, amabilidad, corrección y


diferencia, son rasgos de cortesía y signos de buena educación y de
cultura.
83
i. El servicio a la comunidad es una filosofía práctica de la
vida. Mientras no se haga algo por los demás, no se hace patria, ni se
practica la caridad. La recompensa más valiosa que se obtiene, es la
satisfacción de haber tenido la oportunidad de servir, de auxiliar a
alguien, de dejar un recuerdo agradable, un reconocimiento perenne.

12. Adaptación en la Sociedad. El arte de impresionar bien a


los demás, a la vez que es sencillo de aprender, es delicado. Si se quiere
que la gente se sienta bien al lado de uno, es necesario que uno a la vez,
se sienta bien al lado de los demás. La capacidad que el ser humano
posee para adaptarse a la sociedad, reside en la educación, en la seguridad
en sí mismo y en su disposición para tratar bien a los demás.
Los hombres sabemos que la sonrisa cautivadora de una mujer vale
más que todas las piedras preciosas y pieles que lleve consigo. La sonrisa
sincera y la cortesía realizan verdaderos milagros porque salen del fondo
del alma, en cambio la sonrisa mecánica es hipócrita.

Lo que uno es, eso se irradia y se disemina hacia muchos seres; a


veces se hace conscientemente y las irradiaciones son rectas y en otras
ocasiones se hacen sin darse cuenta y pueden ser torcidas. La seguridad
en sí mismo emana simpatía, despierta entusiasmo, provoca acción,
serenidad, regocijo y eso es lo que se contagia a los demás. En cambio,
aquel que no tiene confianza en sí mismo, irradia indiferencia, apatía,
antagonismo, enojo, manifiesta castigo a la vida, miedo, tristeza, lástima o
aflicción, disemina lágrimas, desconfianza y deseos de morir. Lo
importante es pues, que el individuo se percate de la responsabilidad
que tiene en lo que decide irradiar.

13. Derechos y Deberes del Hombre ante sus Semejantes El

hombre tiene derechos y deberes naturales con respecto


a sus semejantes. Basta que dos individuos se encuentren, aunque
sea por casualidad y por breves momentos, para que por ello se
establezcan derechos y deberes, conforme las circunstancias. En ambos, la
seguridad individual es un derecho y respeto de ella un deber, ningún
hombre que está solo y que encuentre a otro cuya existencia desconocía,
puede matarlo, atropellarlo o molestarlo en alguna forma.

Un navegante en alta mar que divisa a un infeliz náufrago, aún


cuando no haya entre ellos un vínculo social, existe el vínculo humano,
por lo tanto, mientras pueda, debe salvarlo.

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Haciendo estos actos humanitariamente, nos comportamos como
hombres razonables, omitiéndolos nos comportamos como animales
irracionales.

Estos derechos y deberes nacen de una ley universal establecida por


Dios entre todos los seres humanos, por el mismo hecho de haberlos
creado.

En la sociedad organizada, el hombre tiene otros derechos y


obligaciones. A ella, el hombre aporta un caudal propio, que está sujeto a
ciertas condiciones, pero del cual no es lícito despojarlo sin justos
motivos.

Uno de los hechos fundamentales de la organización social es


restringir la libertad individual, lo necesario, para mantener el orden
público y la justa libertad para todos.

El hombre tiene derecho a vivir en el seno de la sociedad y ser


protegido por ella, pero ese derecho tiene que ser recompensado con el
cumplimiento de los deberes que la misma sociedad exige a todos y cada
uno de sus miembros.

Muchos hombres están pendientes del menor detalle para reclamar


sus derechos, pero se hace disimulados para cumplir sus deberes; ello
demuestra una conducta amoral. Más vale enérgico y exacto en el
cumplimiento de los deberes y un poco menos exigente para reclamar los
derechos.

Los deberes del hombre se dividen en deberes legales y deberes


morales. Los legales son consignados en las leyes y reglamentos y su
violación es penado por la ley; los morales no están clasificados en
ninguna ley escrita y su violación es la sociedad la encargada de
sancionarlos en forma más o menos enérgica, según el caso.

E. VICIOS, DEFECTOS, MALOS HÁBITOS


En esta parte nos referimos solamente a unos pocos vicios que se
oponen a las virtudes. En el Anexo No. 1 que aparece al final de la obra se
hace un listado de los vicios que contravienen a cada virtud.

1. Traición. Es la acción más abyecta que puede cometer un


hombre. La deslealtad consiste en faltar a la confianza que una persona o
entidad política, jurídica o social, ha puesto en nuestro honor; en burlar la
buena fe de otros cuando esta confianza y fe están autorizados por
nosotros en una promesa o porque las leyes
85
o nuestros deberes nos indiquen no defraudarlas y nos induzcan a ser
leales.

Un hombre de honor, jamás abusa de la buena fe, ni de la confianza y


menos de la sencillez de la otra persona, porque esto constituye un delito,
o cuando menos, una acción vil y vergonzosa.

Somos desleales con los amigos si les ocultamos sus defectos, si no


les corregimos en sus yerros, si no les hablamos con franqueza cuando
nos consulten y en fin, si faltamos a la lealtad, sin intención de causarles
un daño, si no más bien, por pusilanimidad, tontera, ignorancia o cortedad
de carácter. Pero si cometemos esas acciones con ocasión de daño o como
medio de causarlo, cometemos la más baja de las acciones, llamada
traición a la amistad. Llegaremos a la infamia, si burlando su confianza,
ofendemos su honor o atacamos su vida.

La traición a la patria es la infamia más grande que puede cometer un


hombre. Por eso todas las leyes del mundo castigan al traidor con la pena
de muerte. Y la historia con la ignominia eterna.

2. Indisciplina, Insubordinación y Desobediencia

Consisten en faltar el respeto al superior jerárquico, en faltar


al cumplimiento a las órdenes que se reciben y a las reglas de disciplina,
subordinación y obediencia que ya señalamos anteriormente y que marcan
los reglamentos militares.

Unas y otras constituyen faltas que en el militar, son siempre graves


y que a veces se convierten en delitos que deshonran y que son indignos de
un militar pundonoroso.

Hay indisciplina en la omisión de los saludos y señales de respeto a


los superiores; en las contestaciones dadas con tono altanero o que la
contestación misma no sea comedida, decente y respetuosa; en los gestos,
señales y palabras que indiquen descontento o disgusto por la orden que se
recibe; en las murmuraciones del servicio militar; en la falta de
cumplimiento a las leyes y reglamentos militares; en el descuido en
cumplir las órdenes generales, particulares del cuerpo y especialmente de
los comandantes; en cumplir esas mismas órdenes fuera de tiempo o de
mala gana; cuando se ponen pretextos o excusas para no cumplir, etc.
Todas estas faltas constituyen delito penado por las leyes y vituperado por
los militares dignos y los hombres honrados, cuando se cometen de
manera insolente u otros agravantes.

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También el jefe está en el deber de no causar con sus groserías la
falta de subordinación en los subalternos, pues habrá quienes recurran a
los medios que la ley les concede y otros que no pudiendo dominar la
impetuosidad de su carácter, causen un daño inmenso al cuerpo, al
ejército, a la nación y a ellos mismos, al repeler la brutalidad con otra
brutalidad.

3. Cobardía. Es la Negación del Valor. La falta de la vergüenza,


la ausencia del honor; es el dominio del instinto de conservación sobre el
corazón y el talento; es la bajeza de los sentimientos; es el triunfo del más
egoísta pensamiento humano sobre las virtudes del alma.

El miedo moral es esa debilidad que experimentamos en el


cumplimiento del deber y en la reclamación de nuestros derechos y de los
ajenos, ya por falta de carácter, ya por temor a los demás; así el hombre
que moralmente es miedoso no combate la conducta inmoral de otros, es
un buen hombre que no hace mal, pero que tampoco combate para no
exponerse a merecer el enojo de los perversos.

La cobardía es un defecto de tan alta trascendencia, que hace al


hombre capaz de los actos más viles, de las acciones más bajas y de todo
cuanto hay de innoble y miserable.

No hay que confundir la cobardía con la reflexión y la prudencia,


pues es un error tan grande como cuando se confunde el valor con la
imprudencia, la impetuosidad de los hombres excitados por el alcohol, la
fanfarronería, la temeridad. Aquellos que llevan su abnegación y
prudencia hasta el límite de sentir su rostro enrojecido por el insulto, y que
sin embargo se detienen por la reflexión o la idea del deber, esos son
verdaderamente valientes y merecen nuestra admiración, pues han
tenido valor y energía para vencerse a sí mismo y este triunfo pocos son
los que saben obtenerlos.

4. Alcoholismo. Uno de los vicios que están en abierta oposición


con las cualidades que deben formar el carácter distintivo del militar y con
el importante fin que los militares tienen que desempeñar en el destino de
la patria, es sin duda, el que está constituido por el abuso de las bebidas
alcohólicas.

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El vicio alcohólico en un miembro del ejército, le imprime tales
caracteres de incompatibilidad con su noble profesión, que no puede darse
con propiedad el nombre de militar al que carece de una voluntad bastante
enérgica para sobreponerse a esa pasión, y hay que tomar en cuenta que se
comienza por una debilidad y la debilidad no cabe en el alma de un
soldado.

El oficial es el llamado a educar y guiar con su ejemplo a todos


aquellos que están bajo su dirección y cuál será el ejemplo que pueda dar a
sus subordinados al ser borracho; cómo podrá reprenderlos por faltas que
él autoriza con su mala conducta; cómo podrá vigilar el cumplimiento de
los deberes de sus inferiores un oficial que descuida los propios; procederá
con justicia para reprimir las faltas y premiar los méritos de otros un
oficial que por la borrachera pierde la inteligencia, se embrutece y veja a
todo el mundo.

Su mala presencia y el aliento fétido, en vez del aire marcial, provoca


la burla, el desprecio, la indignación y la vergüenza de los que vistiendo
uniforme, ven puesto en ridículo el traje que ellos llevan con orgullo.

Tal es el triste papel que desempeña ante todos el militar que no


estimándose bastante, tampoco siente en su corazón ese amor que debe
inspirarnos una honra que no es solamente nuestra, sino que comprende la
honra del ejército y por ende, la honra de la nación.

5. Soberbia. La soberbia es el orgullo desmedido que se tiene de


sí mismo. Es la arrogancia, la altivez, la altanería en los modales y en el
comportamiento hacia los demás. La virtud que se le opone es la
humildad, la modestia.

La soberbia es el gran pecado, es la maldad extrema que lleva


aparejados todos los demás pecados, por lo cual, la persona que
verdaderamente desea triunfar, debe hacer todos los esfuerzos por liberarse
de ella. Para el prójimo no hay peor ofensa que se le desprecie, que se le
hiera su dignidad.

Sin embargo, no debe confundirse la vanidad con el placer que se


siente al ser alabado por alguien a quien se ha agradado. Lo malo
empieza cuando la persona se cree muy buena porque ha agradado a otros.
La expresión “estoy orgulloso por esto o por aquello”, está muy lejos de
ser un pecado puesto que es un sentimiento que se exterioriza para dar
escape espiritual por algo bueno que se ha hecho.

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El primer paso que se debe dar para ser humilde, es aceptar que se es
orgulloso, porque de esa manera se aprende a corregir el error o darse
cuenta de lo malo que se es, del mal ejemplo que uno da. Sólo los que
han tratado de resistir la tentación saben cuán fuerte es ella, y es entonces
cuando el hombre en su desesperación después de ver su fracaso, se
vuelve hacia Dios y le pide con fe, que se haga su voluntad, porque él es
incapaz de hacerse bueno.

F. JERARQUÍA MILITAR. La escala jerárquica que se observa en


el ejército no establece una división de clases sociales o económicas, sino
que un orden entre los diversos grados (oficiales) y diversas clases
(especialistas y tropa) militares.

Por consiguiente, la organización de la institución armada es


jerárquica y está basada en los principios de la disciplina militar,
subordinación, obediencia y respeto; o sea, la subordinación es escalonada,
en orden sucesivo de grado a grado y empleo a empleo.

En el servicio militar todo cargo es importante y la responsabilidad


que gravita sobre quien lo desempeña es inmensa; el deber individual es
tanto más grande e imperioso, cuanto más elevada es la jerarquía o
posición del militar, en quien el gobierno, como legítimo representante del
Estado, haya depositado la seguridad y defensa de los verdaderos intereses
nacionales.

Para el manejo del ejército es necesaria la jerarquía militar; sin ella


no se podría mover sus unidades con la precisión, perfecto enlace y
coordinación que se quiere en las operaciones militares. La unidad de
mando en un teatro o teatros de operaciones se basa en la jerarquía y en la
disciplina.

El mando o autoridad que corresponde a cada uno de los grados y


clases militares, está perfectamente estudiado y determinada su necesidad;
los reglamentos militares señalan estrictamente sus obligaciones, como sus
derechos.

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1. Precedencia. El orden de precedencia que se observa en el
ejercicio del mando es de empleo a empleo y de grado a grado; el que debe
respetarse en toda circunstancia. Para oficiales del mismo grado es el
siguiente:

a. Empleo que desempeña


b. Diplomado de Estado Mayor
c. De las Armas
d. De los Servicios
e. De Reserva
f. De Grado Asimilado

A excepción del caso contemplado en el inciso a, el orden de


precedencia prevalecerá según el grado de antigüedad por el último
ascenso y tiempo de servicio. En caso de iguales circunstancias, se buscará
descendentemente en el grado anterior, hasta llegar a la Escuela
Politécnica.

2. Habilitación de Despachos. La habilitación de despachos de


una a otra arma o servicio, se hace por Acuerdo Gubernativo y conforme
los requisitos que señala la ley Constitutiva del Ejército.

La habilitación de despachos afecta la precedencia en forma positiva


al ser de arma o servicio a DEM. y en forma negativa al producirse de
arma a servicio.

3. Asimilación. La asimilación consiste en el derecho de uso de


grado de oficial durante actividades de servicio, que se concede a
profesionales universitarios y técnicos civiles que causen alta en el
ejército, conforme la escala jerárquica. Subsiste mientras desempeñan el
cargo y se acredita con el nombramiento respectivo.

G. CONCEPTUACIONES MILITARES

1. La Profesión Militar

La carrera militar, constituye una de las profesiones reconocidas


por el Estado. Es considerada como una de las más nobles porque los que
la profesan se dedican especialmente al servicio de la patria, con
abnegación y desinterés personal, se

90
sacrifican para garantizar el desarrollo nacional, la conservación de la paz,
el orden público, la seguridad y la estabilidad nacional.

Es deber de todo ciudadano defender y servir a la patria cuando las


circunstancias lo exijan, pero para poder llenar el papel de defensor, debe
prepararse por medio de la instrucción militar. Esta obligación se deriva de
los derechos y obligaciones que el Estado garantiza a los ciudadanos.

Es por ello que la educación moral del soldado debe principiar por
convencerle que el Estado tiene derecho a exigirle su cooperación personal
para la integración del ejército, porque el servicio militar es un llamado a
servir al interés nacional.

La tarea de promover un clima ético saludable dentro de la


organización, es responsabilidad del mando; ello exige una mayor
dedicación hacia los problemas de ética para percatarse de las realidades
sobre lo que puede y no puede esperarse de las personas y llegar a tener un
mejor entendimiento del modelo que proyectan. “Si usted trata a un
hombre como lo que es, permanecerá como es; si lo trata como lo que
pueda ser, se convertirá en lo que puede ser”. Johan Wolfgang Goethe.

Si se espera que los oficiales sean dignos de confianza, deben ser


tratados como tales. La confianza siempre conlleva un riesgo, pero las
consecuencias de dicho riesgo no se comparan en gravedad, a la
socavación que puede producirse al tratar a todos los oficiales conforme el
comportamiento explícito o potencial del peor oficial.

Además es conveniente que sean revisados los reglamentos, políticas


y prácticas vigentes que fomenten o inhiban la confianza en la integridad
personal y aquéllos que refuercen el comportamiento ético contra el
comportamiento indebido.

Para lograr un nivel ético satisfactorio de profesionalismo militar, el


sistema debe ofrecer tanto incentivos para la toma de decisiones positivas,
como demostraciones de que el comportamiento indebido no será tolerado.

Además del comportamiento ético, el profesional militar debe


cumplir con otras obligaciones inherentes a todo profesional,

91
especialmente aquellas que tienen una relación más directa con la
jerarquía militar:

a. Como sabemos, el respeto del subalterno al superior es


consecuencia del reconocimiento que aquél hace sobre la superioridad
material, intelectual y moral de éste, por lo que es indispensable que todo
jefe acredite sin cesar esa superioridad, en forma precisa, en
conocimientos, en perseverancia e intachable conducta.

b. Educación continuada, los profesionales en general deben


mantener actualizados sus conocimientos profesionales con el fin de
continuar su realización eficientemente. Los estudios y experiencias
consolidan su personalidad, ninguna otra cualidad inspira con mayor
rapidez, tanta confianza y respeto como el poseer conocimientos, como el
ser ilustrado y hábil; no solo conocimientos profesionales, sino también de
carácter general y estar bien informado sobre acontecimientos de orden
nacional e internacional.

Para el profesional militar, los conocimientos presuponen la


preparación avanzada al propósito de cada tarea. Esta preparación trae
consigo la facultad de poder tomar decisiones rápidas y acertadas, esto es,
desarrolla las cualidades de resolución y buen juicio y la confianza en sí
mismo.

2. La Responsabilidad. El cumplimiento de la misión que el


ejército tiene asignada en la Constitución Política de la República, se
traduce en el mantenimiento del imperio de tal Constitución, en estabilidad
nacional, en mantener un estado de orden y legalidad; con lo que se
contribuye al establecimiento de un clima que favorezca el desarrollo y la
seguridad social para el bien general de la población, puesto que nuestra
guerra es contra el subdesarrollo y el objetivo es la consolidación de la
democracia, de la libertad y de la paz.
Los miembros de la institución armada, como componentes de un
todo, tienen esos sagrados deberes y para cumplir con ellos, deben estar
dispuestos en todas las circunstancias que se les presenten, a hacer todo
los sacrificios necesarios para su consecución, hasta llegar al sacrificio de
su propia vida si fuere necesario.

En este sentido, el deber individual es tanto más grande e imperioso


cuanto más elevada es la jerarquía o posición del militar, en quien el
gobierno, como legítimo representante del Estado, haya

92
depositado la seguridad y defensa de los verdaderos intereses nacionales.

En el servicio militar todo cargo es importante, por consiguiente, la


responsabilidad que gravita sobre quien lo desempeñe es inmensa, por lo
que debe estar imbuido del verdadero espíritu militar, de un cabal
concepto del deber, de la lealtad y del honor; profesionalmente debe estar
capacitado para hacer frente a la situación con resolución y certeza.

Por razón de las delicadas funciones que se derivan del ejercicio del
mando, el oficial está obligado a hacerse acreedor al más alto concepto de
confianza, lo que solamente se consigue al saber decidirse en las ocasiones
de mayor riesgo y fatiga, por el curso de acción más eficaz, aunque sea el
más difícil, para dominar la situación y alcanzar el éxito.

Por lo que la acción de la institución armada constituye en sí un


baluarte ante toda agresión a las instituciones legítimas del Estado, a la
soberanía y a la integridad territorial de la nación; para lo cual, su
contextura debe ser sólida y estable y sus miembros deben estar firmes en
sus convicciones, para que sean invulnerables a los halagos innobles de
políticos ambiciosos de poder.

De ahí que la debilidad de espíritu, la indecisión y los errores, no


deben conceptuarse como excusas naturales del incumplimiento del
deber, y mucho menos, como eximentes de la responsabilidad penal que
toda omisión, flaqueza o cobardía acarrea ante las leyes y ante la opinión
serena y sin prejuicios de los jefes jerárquicos.

La guerra ha sido considerada como una institución de la humanidad.


Desde las más remotas civilizaciones, la causa y el impulso de las guerras
fue la rapiña y el despojo del vencido por el vencedor. Con el correr del
tiempo se han multiplicado y diversificado los pretextos con que se
justifican las guerras; aparte de motivos de orden económico y militar,
aparecen motivos ideológicos universalistas, en los que es cada día más
difícil distinguir el fin doctrinario y los fines imperialistas que sirven.

Con la aparición de las armas atómicas, la relación hacia la guerra ha


oscilado entre su uso como medio de disuasión, amenaza y represalia y
una fatalista destrucción total, en la que la aniquilación sería tanto para la
víctima como para el agresor. Afortunadamente, el final de la “guerra fría”
proyectó al mundo un clima de nuevas oportunidades en las relaciones
internacionales
93
alentando en la humanidad una nueva era de paz. Nace la idea del
pacifismo que es una condenación a la guerra; aparecen reiteradas
encíclicas papales para poner paz y así otras exigencias contemporáneas y
aunque la guerra nuclear se considera como un absurdo militar y político,
porque con ella desaparece toda posibilidad de beneficio para el agresor
ante la amenaza de reciprocidad del agredido, paradójicamente se han
proliferado las guerras con armas tradicionales en todas partes del mundo,
porque se considera inevitable el empleo de la fuerza armada por un
Estado, en contra de la agresión de otro.

Por consiguiente, queda la guerra por medios convencionales como


último recurso de defensa ante una agresión injusta y para mantener la paz:
“Si vis pacem para bellum”.

Efectivamente, si se quiere vivir en paz, se debe estar preparado para


la guerra, porque ante una agresión no se puede improvisar la organización
eficiente para rechazarla. Ya hemos estudiado detenidamente las
cualidades, conocimientos, y habilidades que deben estar investidos los
miembros del Ejército para asegurar el cumplimiento de sus deberes, esto
requiere mucho tiempo, trabajo y esfuerzo.

Por supuesto, la ética debe preocuparse porque las consecuencias de


la guerra sean las menos graves: defensa civil, trato humano a prisioneros,
no represalias a la población civil, no saqueos, facilidades para atender
heridos, evitar humillaciones a los vencidos por medios de tratados de
paz.

Afortunadamente, la clásica definición de Von Clausewits: “La


guerra es el instrumento de la política llevada a cabo por medios bélicos”
ha dejado de ser valedera, así como la doctrina Bismarck, “la fuerza
engendra el derecho”. La evolución de la civilización, del derecho
internacional y las consecuencias imponderables de la guerra nuclear, han
invertido los términos de esas declaraciones de manera que ahora es
considerada “la política del instrumento para resolver los conflictos bélicos
por medios pacíficos”. (Afganistán; Irán-Irak).

Como consecuencia del nuevo estado de cosas, se tienen:


a. De orden político-militar: localización de conflictos
armados;

b. De naturaleza político-estructural: neutralización de


zonas entre potencias.

94
c. De carácter político-institucional: democratización de las
relaciones internacionales.

Para las pequeñas naciones, estas consecuencias de suspensión de la


guerra universal, les abre nuevas oportunidades para su política
internacional, por lo que deben ser consideradas y aprovechadas por los
centros de su pensar y actuar político.

3. Razón de Ser del Ejército. La historia de la humanidad está


llena de guerras. En todos los tiempos, las naciones del mundo han
sostenido ejércitos, unas para hacer la guerra y otras para defenderse de
sus enemigos.

Como consecuencia de los conflictos armados que hoy se desarrollan


en toda la faz de la tierra y que parecen no tener fin, ha cobrado fuerza el
ideal pacifista y en forma generalizada se condena a las fuerzas armadas
de las naciones, culpándolas de los encuentros violentos que se suceden
entre las facciones y se afirma que para establecer la paz hay que
desarmarlas.

Pero la acción militar constituye en sí una medida extrema, que


se toma cuando fracasan los medios pacíficos ante una situación peligrosa
en que el adversario pasa de la amenaza a la agresión armada directa y el
Estado está obligado a proporcionar seguridad a la nación; por lo que las
fuerzas armadas no son solamente el instrumento para hacer la guerra, sino
que igualmente son el factor esencial para el mantenimiento de la paz, de
la libertad, de la seguridad y del progreso.

Debido al alto poder destructor del armamento moderno, la táctica y


la estrategia militar han evolucionado notablemente y la naturaleza del
combate moderno han cambiado radicalmente; el campo de batalla se ha
vuelto más dinámico, las acciones se desarrollan en forma más
descentralizadas y las líneas de operaciones se han vuelto más indefinidas.
Para hacer frente a estas cambiantes situaciones, el ejército debe
concentrar su atención en la formación y capacitación de comandantes
entrenados para afrontar eficazmente situaciones dinámicas, complejas y
peligrosas. El liderazgo militar cobra cada día más importancia.

En situaciones de combate, se requiere que el soldado haga mayor


acopio de abnegación, sacrificio y valor ante el peligro, las privaciones y
las acciones cada vez más insidiosas de la
95
subversión y si falla el elemento voluntario o sea el convencimiento,
la persuasión, el elemento coactivo es insuficiente para mantener la
eficacia combativa de la unidad; es por ello que cuanto más predomine el
elemento voluntario, tanto mejor y esto no puede desarrollarse en forma
improvisada, requiere un entrenamiento constante y progresivo y un alto
nivel disciplinario.

Por todo lo expuesto, se justifica plenamente la existencia de un


ejército esencialmente profesional, debidamente armado y equipado para
que esté en condiciones de garantizar la misión que les señala la
Constitución Política de la República.

Todas las naciones con las más diversas ideologías tienen ejércitos y
es una utopía afirmar que para que haya la paz hay que desarmarlos y
convertirlos en entidades pacifistas. Los Estados que más recursos
destinan a la defensa nacional son las democracias populares, en las que
gobierna un partido único totalitario, en los que sus fuerzas armadas no
son para el mantenimiento de la paz, sino para imponerse por la fuerza
(Cuba).

4. Nobleza del Servicio Militar. En el servicio militar no existe


la humillación ni el servilismo. El soldado es subordinado y obediente por
razón de la jerarquía militar; si respeta y saluda al superior es porque la
patria se lo impone como medio de disciplina, porque está al servicio de
ella y no al de individuo alguno.

La escala jerárquica no establece una división de clases sociales o


económicas, sino un orden entre grados y la subordinación, el respeto y la
obediencia que se observa entre los miembros del ejército, es por razón de
la jerarquía militar, a la que todo militar tiene derecho de ascender
conforme la ley de ascensos, por consiguiente es una subordinación
escalonada.

La educación moral del militar tiene por objeto el desarrollo de la


disciplina o sea aquella moralidad positiva mediante la cual el militar
realiza sus actos, con la convicción de que lo que hace es debido en el
cumplimiento del deber, ajustando su conducta con la sagrada misión del
ejército, con el interés nacional y el bien común.

96
La disciplina es la fuerza del ejército. Napoleón decía que sin ella no
era posible la victoria. La subordinación, la obediencia y el respeto, son
factores esenciales de la disciplina, la que a su vez establece un orden,
armonía, cooperación y buena voluntad en el servicio militar; o sea, sin
disciplina no existiría ejército.

El servicio militar es el único en el que se exige la práctica de la


abnegación, del sacrificio y el interés personal; en el que confraternizan el
opulento y el trabajador, quienes bajo un sólido ideal y un solo propósito,
cooperan de idéntico modo por su consecución, ejerciendo los mismos
derechos y cumpliendo análogos deberes.

El heroísmo es admirado en cualquiera que por accidente lo


practique, con mayor razón debe ser reconocido en el soldado que siempre
esta dispuesto a verter su sangre por el bien de sus conciudadanos, sin
esperanza de premio, y lo que es más significativo aún, con la casi
seguridad de que sus hazañas permanezcan ignoradas.

Si tales actos fueran materialmente recompensados, sería rebajar el


sacrificio de la vida. Por esto, el soldado ejerce el más grande y más
glorioso de todos los que se pueden prestar a la patria y al Estado. En la
paz, el soldado vela por la seguridad y el buen orden y en la guerra, sin
reparar en obstáculos, faltas ni penalidades, todo lo vence, lo olvida y
muere si es preciso.

5. Sentimiento de Unidad en el Ejército. Es el sentimiento de


solidaridad que existe entre un grupo de seres que forman el “nosotros”, a
diferencia de “ellos”. Representa el sentimiento de ser parte de la unidad,
del ejército, de ser militar. Significa comprensión mutua, respeto, aprecio
y decidida disposición de ayuda, de protección y consuelo en los
momentos crudos de la vida militar, para asegurar la más completa
coordinación en el cumplimiento del deber.

En una pequeña unidad, para que los soldados sean capaces de


perseverar en pleno combate, bajo condiciones de privación, de
incertidumbre y miedo individual, es esencial que el sentimiento de unión
mantenga con firmeza a la unidad bajo esa tensión, mediante el trabajo
en equipo.

97
En las grandes unidades se supera el nivel de interacción directo, es
decir cara a cara; en éstas, la unión se caracteriza por el orgullo de
pertenecer a la unidad, por la unidad de propósito y por devoción a la
causa.

En conclusión: en el individuo el sentimiento de unidad se pone


de manifiesto a través de su moral individual; en las pequeñas unidades se
traduce el trabajo en equipo o sea moral colectiva, reservándose el espíritu
de cuerpo para las grandes unidades.

Hay sucesos que actúan como elemento catalizador para fusionar la


unidad en todos los niveles (nosotros), caracterizada por la igualdad de
propósito y los sentimientos de solidaridad y espíritu de cuerpo; entre tales
sucesos esta la agresión de la subversión (ellos).

En tiempo de paz, la unidad tiene importancia en el servicio de


guarnición, especialmente entre el personal que es casado, el que desea un
ambiente agradable para su familia, una comunidad en la que las familias
comparten creencias, valores y costumbres, mutuamente fortalecedoras y
satisfactorias.

Directamente, el ejército poco puede hacer para que exista unión


entre las familias de los oficiales, pero indirectamente puede hacer mucho,
estableciendo condiciones favorables para que tal unión se produzca. La
primera precondición es fomentar las oportunidades de intercambio. El
intercambio entre vecinos está motivado por la cercanía, por ejemplo,
prestarse un poco de azúcar o sal. Las colonias militares y los
multifamiliares, facilitan ese intercambio.

El siguiente paso es facilitar la frecuencia y la duración de los


intercambios, cuanto mayor sea el tiempo en el que la gente esté junta,
mayor será la oportunidad para que descubran, inventen y experimenten
cosas comunes, que incluyen la comprensión compartida de la historia del
grupo.

De tales experiencias comunes, surgen reglas acompañadas de


sentimientos de lealtad, confianza y dedicación al grupo y a los otros
miembros del grupo.

98
En el servicio de guarnición o en el área, se debe tomar en cuenta la
tensión que causa en las familias de los oficiales las ausencias prolongadas
de éstos, además de la poca unión que con ello se logra. Por otro lado, las
familias deben recibir instrucciones sobre el peligro, la naturaleza y la
capacidad del enemigo y disponer las medidas de seguridad necesarias en
las colonias.

El mantenimiento de la unidad requiere comunicación vertical,


además de los lazos horizontales de estricta cohesión entre iguales; por
esto es importante que en las reuniones haya una mezcla de rangos, de
edades, sexos y estados civiles (solteros y casados.

Los clubes para unidades, las insignias distintivas de la unidad y los


uniformes, sirven para exaltar los sentimientos de pertenecer a una
unidad; también ofrecen posibilidades los toques de corneta, los desfiles y
los rituales militares en celebraciones de la unidad.

Un aspecto muy importante para mantener la unión en el ejército, es


el sistema de rotación de oficiales en el servicio en las unidades, cuerpo y
dependencias del ejército. En este sistema se debe tomar en cuenta varios
factores, tanto para la conveniencia del servicio militar, como para la
conveniencia propia del oficial y su familia, como son duración en cada
lugar, fecha y especialidad: mando de tropa, oficina, docencia militar,
profesión, etc.

Una rotación cada dos o tres años produce buenos efectos para la
solidaridad; que sea a principios del ciclo escolar; la pertenencia
prolongada en oficina afecta la capacidad del oficial para el desempeño en
guarnición o en el área, aún cuando lo capacitan en su desempeño como
oficinista; los oficiales profesionales universitarios tienen garantizada su
estabilidad por razón de su especialidad; la estabilidad también debe
establecerse en el servicio docente, puesto que no se puede improvisar un
profesor en corto tiempo.

Las clases y oficiales eslabones-enlace deben ser miembros


participantes de todos los grupos que enlazan, al mismo tiempo que
hay miembros administrativos de unidades mayores, esto evoca el
sensitivo tema de la fraternidad. Por ejemplo, en un batallón es apropiado
hablar de jefe de escuadra como enlace con el comandante de pelotón; de
comandante de pelotón de enlace con el comandante de compañía; de
comandante de compañía con el comandante de batallón. Cada uno de
ellos son parte del grupo de enlace personal, cara a cara hasta el grado en
que comparten metas y propósitos similares para la unidad superior, con lo
que se puede concluir que también gozan de espíritu de cuerpo.
99
De igual manera, los miembros de plana mayor o de comando de
batallón se enlazan con los de brigada y éstos con los de división.
De esta manera, el espíritu de cuerpo se transmite a través de un número
considerable, formado por muchos grupos primarios que están ligados
unos a otros con los miembros que ocupan los puestos de eslabón-enlace
en varios grupos.

El sentimiento de unidad significa intensificación de lazos que unen


entre sí a todos los miembros de la institución armada, con una sola
voluntad, una sola alma, haciendo de ellos un solo y verdadero bloque
granítico para servir a la patria.

H. DEBERES PARA CON LA PATRIA

1. Amor Patrio

PATRIA es el país en el que se nace; es la herencia que nuestros


padres nos legaron en territorio, derechos y glorias; por lo que debemos
conservarla y engrandecerla.

EL AMOR PATRIO es el amor al medio en que se vive, al suelo en


que vemos la primera luz y a los hombres que lo pueblan: nuestros
hermanos y nuestros compañeros en la vida.

A la patria se le debe amar como se ama la casa que nos abriga, la


ciudad que nos civiliza y enaltece, al campo con sus variados frutos, sus
mansos ríos y bellas praderas, sus flores saturadas de perfume; como se
ama el aire que en ella se respira, el agua que nos sostiene la vida; como se
ama la colina, el bosque, el valle, la playa a donde vienen a morir las olas
del azulado mar que nos circunda y acaricia, con ese santo amor que todo
buen hijo profesa a sus mayores.

Amamos en la patria, sus glorias, sus tradiciones, sus leyes, sus


derechos, sus habitantes. Y si la patria es todo, si cuanto nace y muere en
ella debe vivir en nuestros corazones, ¿Cómo no hemos de amar con igual
sentimiento al que con nosotros ha nacido en el mismo pedazo de tierra?

A la patria se le debe amar sobre todos los seres y sobre todas


las cosas de nuestra predilección, erigiéndole un altar en el
100
lugar preferente de nuestro corazón, y siendo como lo es, el cúmulo de
todas nuestras afecciones, de nuestros recuerdos, ilusiones y esperanzas,
¿Habrá que aconsejar el sacrificio que por ella estamos dispuestos a hacer
los militares?

Al ser hijos predilectos de la patria, acepta nuestro sacrificio y reposa


tranquila, confiada en nuestra lealtad, en nuestro honor.

Gracias a la barrera infranqueable que la institución armada opone al


avance de los enemigos de la libertad, de la democracia y del país en
general, este desarrolla toda su actividad y fuerza para engrandecerse por
el trabajo, la justicia y la honradez.

2. Culto a la Patria

El culto a la patria es una virtud que nos induce a los grandes


sacrificios, a los más nobles hechos y a la más sublime abnegación.

Por el culto a la patria nos sentimos capaces de llevar a cabo


empresas gigantescas, por él hacemos abstracción de nuestro bienestar
personal y el de nuestra familia, por él sacrificamos nuestra felicidad
personal y en casos necesarios, por obligaciones del servicio de las armas,
donde privaciones y vigilias se llegue quizá hasta encontrar la muerte.

Todos estos son caracteres con que se llenan los designios


ciudadanos, acaso modestos e ignorados, pero eso sí los más hermosos que
dan forma a esa virtud magna: el CULTO A LA PATRIA.

El campo de acción del militar no está limitado a sólo el servicio en


guarnición en tiempo de paz, ni a sólo en el campo de batalla en tiempo
de guerra. El militar tiene ante sí una amplia gama de actividades en
las que puede hacer mucho bien a la patria, de acuerdo con sus
capacidades, conocimientos, cualidades y habilidades.

En general el culto a la patria debe profesarse por cuantos medios se


tengan al alcance, sin perder de vista la misión designada al ejército: la
independencia, la soberanía y el honor de la nación; la integridad
territorial, la paz, y la seguridad nacional; la

101
estabilidad nacional, el orden y la legalidad, y en consecuencia, su
participación y contribución al desarrollo nacional.

Si queremos merecer el calificativo de buen ciudadano, de amante


hijo, de fiel y leal soldado, debemos levantar en nuestra alma un pedestal
grandioso e inconmovible y colocar en él la imagen sacrosanta de la patria,
rindiéndole el culto merecido.

3. Lealtad

“La lealtad es la hija del honor y ningún soldado es hombre de


honor si no es leal con la patria, con la bandera, con sus superiores, con
sus conciudadanos. La patria exige que todos los soldados le sean leales
para que el ejército sea la máxima escuela del honor”. Tte. J. F. Alcorta.

La lealtad como uno de los deberes fundamentales en el servicio


militar, es la integridad y firmeza con que se sirven el ejército y a la patria.
Es la fidelidad a la Constitución Política de la República y el respeto
a todas las leyes. Es el exacto cumplimiento a las ordenanzas militares y a
las órdenes de los superiores jerárquicos, enmarcadas éstas en las leyes,
reglamentos y disposiciones de observancia general que dicta el poder
público.

La Bandera Nacional emblema de libertad, integridad e


independencia, es la representación de la patria. Para el militar, el aspecto
principal de la lealtad es la fidelidad al juramento hecho ante su bandera;
por ello, quien conscientemente hizo esa promesa, jamás abandonará su
puesto, ni dejará incumplidas sus obligaciones, ni será reacio en el servicio
militar.

El deber de la lealtad, deriva de su centro diversos radios de acción.


En el militar, bajo su condición de hombre, soldado y ciudadano, la lealtad
forma parte inherente de su personalidad, el haz es múltiple y los
postulados que se condensan en su espíritu de vida, vienen hacer más
imperativos. En la lealtad exige claro el entendimiento del deber y sana
compenetración anímica de sus bases sustentadoras; mantenerse fiel a lo
prometido, cumplir estrictamente los compromisos contraídos, no alterar la
verdad de las cosas, no desfigurar la naturaleza de los hechos, cumplir a
conciencia nuestros deberes, mostrándose siempre sincero, franco y bien
intencionado hacia los demás.
102
El honor militar, el honor cívico, el pundonor profesional y el ideal
patriótico, deben acrisolar su fundamento.

I. DERECHOS HUMANOS
1. Introducción. Defender y difundir los derechos humanos, es
una tarea que tiene mucho que ver con la formación y desarrollo
profesional del oficial. Para que el oficial incorpore a su cultura el tema de
los derechos humanos y sepa hacer realidad el respeto y la observancia de
los mismos, es necesario que reciba una educación especial, ya que solo
mediante una adecuada enseñanza de los derechos humanos y deberes de
las personas, podrán crearse actitudes de tolerancia y de respeto hacia los
demás.

Para lograr esto, hay que equilibrar la teoría y la práctica de manera


coordinada, especialmente por la autoridad de que está investido el oficial
para el cumplimiento de su deber militar; de ahí la importancia de hacer
que el oficial desarrolle su propio sentido de justicia, libertad y equidad.

Entre los pasos que hay que dar está el de enseñar que los derechos
humanos no son dádivas o concesiones que otorga el Estado, sino que
obligaciones que le vienen impuestas por la naturaleza humana. El Estado
debe estar siempre al servicio del hombre y facilitar su desarrollo integral.

Los principios rectores de esta nueva política educacional en materia


de derechos humanos deberá fundarse, entre otros, en los siguientes
criterios: tomar los derechos humanos como la forma moderna de
promoción humana; la necesidad de vincular en un mismo proyecto
educativo las demandas sociales de democracia, paz y bienestar social,
aúna al respeto de los derechos humanos; enfatizar el papel del ciudadano,
más que el papel del Estado, para lograr realizar dicho proyecto; no dejar
que el criterio utilitarista y mercantil ahogue los criterios humanistas en la
sociedad.

Los derechos humanos se han convertido en nuestros días en el mejor


parámetro para medir el grado de desarrollo de una democracia y de la
consolidación de la paz, por lo que al promover una cultura en derechos
humanos, se pretende lograr mejores condiciones de igualdad, libertad y
justicia para todos los ciudadanos.

103
2. Relación entre Derechos y Deberes

Tanta importancia tiene la promoción de los derechos humanos


como la tiene la enseñanza de los deberes. La convivencia humana,
para que sea ordenada y permita el desarrollo de todos, exige atender y
respetar mutuamente los derechos y los deberes. Para cada derecho que
tenemos existe el deber de conocer y respetar el de los demás, si se quiere
asegurar un ambiente que permita a todo hombre vivir a la altura de su
dignidad humana.

3. Los Derechos Humanos y los Tratados Internacionales A

partir de la II Guerra Mundial, se ha venido configurando


dentro del Derecho Internacional Clásico, una nueva rama de éste
que cada vez adquiere mayor autonomía y estructura: El Derecho
Internacional de los Derechos Humanos.

La carta de San Francisco que dio constitución a las Naciones Unidas


en 1945, anticipó desde su preámbulo la vocación fundamental de la
organización para el “desarrollo y estímulo del respeto a los derechos
humanos y a las libertades fundamentales de todos, sin hacer distinción
por motivos de raza, sexo, idioma o religión”.

Hoy el Derecho Internacional de los Derechos Humanos admite y


fundamenta como principio básico aquel por lo cual se considera a éstos
“Patrimonio de la Humanidad”. Para ello se establecen, y son cada día más
vigorosos los procedimientos, las comisiones y los tribunales dedicados a
la protección internacional de los derechos humanos.

Por la acción de los organismos internacionales, los derechos


humanos no forman parte de aquel asunto que son esencialmente de la
jurisdicción interna de los Estados; existe la universalización de los
derechos humanos, por lo cual éstos pasan a ser materia de alta
preocupación internacional; se reconoce al individuo como sujeto del
derecho internacional, con facultad para acudir ante los organismos
regionales o internacionales, demandando respeto a sus derechos y
libertades.

104
4. Declaración Universal de Derechos Humanos

Es considerada como un ideal común por el que todos los


pueblos y naciones deben esforzarse realizar, a fin de que tanto los
individuos como las instituciones, inspirándose constantemente en ella,
promuevan, mediante la enseñanza y educación el respeto a estos derechos
y libertades y aseguren, por medidas progresivas de carácter nacional e
internacional, su reconocimiento y aplicación universales y efectivos, entre
los pueblos de los Estados Miembros y entre los de los territorios
colocados bajo su jurisdicción.

En tal declaración, las Naciones Unidas exponen en términos claros y


sencillos los derechos que tienen todos los seres humanos en condiciones
de igualdad y tienen el compromiso de apoyarlos, fomentarlos y
protegerlos en todas las personas. Éste compromiso tiene su origen en la
Carta de las Naciones Unidas, que reafirma la fe de los pueblos del mundo
en los derechos fundamentales y en la dignidad y el valor de la persona
humana, y que se han declarado resueltos a promover el progreso social y
a elevar el nivel de vida dentro de un concepto más amplio de la libertad.
La declaración está constituida por un prólogo y 30 artículos. Los artículos
1 y 2 estatuyen que todos los seres humanos nacen libres e iguales en
dignidad y derechos e instan a cumplirlos sin distinción de raza, sexo,
idioma, religión, origen nacional o social, posición económica, nacimiento
o cualquier otra condición.

Los artículos 3 al 21 estipulan los derechos civiles y políticos de


todos los seres humanos, incluidos los siguientes: derecho a la vida, a la
libertad y a la seguridad de su persona; nadie será sometido a la
esclavitud ni a servidumbre, a torturas ni a penas o tratos crueles; todos
son iguales ante la ley; nadie podrá ser detenido arbitrariamente, preso ni
desterrado; nadie será objeto de injerencias arbitrarias en su vida privada,
ni de ataques a su honra o reputación; toda persona tiene derecho a
circular libremente, a buscar asilo, a fundar una familia, tiene derecho a la
propiedad individual y colectivamente; a la libertad de pensamiento, de
conciencia y de religión, a la libertad de reunión y de asociación pacíficas,
a participar en el gobierno.

105
Los artículos del 22 al 27 señalan los derechos económicos, sociales
y culturales que poseen los seres humanos, incluyendo los siguientes: a la
seguridad social, al trabajo, a fundar sindicatos y a sindicarse, al descanso,
a vacaciones periódicas pagadas, a la educación, a participar en la vida
cultural de la comunidad. El artículo 29 establece los deberes que toda
persona tiene respecto a la comunidad, puesto que solo en ella puede
desarrollarse libre y plenamente su personalidad, y estará sujeta a las
limitaciones establecidas por la ley para asegurar el respeto de los
derechos y libertades de los demás, del orden público y del bienestar
general en una sociedad democrática.

Este es el documento que más ha influido a nivel histórico, en el


desarrollo de la humanidad; sus normas han sido incorporadas a varias
constituciones y rigen la vida de casi todos los Estados del mundo.

A pesar de los loables propósitos de la Declaración Universal de los


D.H., estos derechos son constantemente violados en naciones que no lo
han ratificado y aún en naciones que ya la ratificaron. Tal violación se
debe en gran parte a la falta de educación cívica y moral y al subdesarrollo
político. La consecuencia de esta violación es la anarquía, el terrorismo, la
delincuencia común agravada y el clamor por un Estado de orden que,
eventualmente, podría convertirse en una dictadura.

Para que el respeto a los D.H. no sea convertido en instrumento de


lucha política, se requiere establecer condiciones nacionales propicias para
el desarrollo económico, social y cultural.

5. Pactos Internacionales de Derechos Humanos

Después de aprobada y proclamada la Declaración Universal de


D.H., la Asamblea General de la ONU encargó a la Comisión de D.H. la
elaboración de un Tratado Internacional sobre
D.H. y que fuese de carácter vinculante (obligatorio) para los Estados que
lo ratificaran. La Asamblea General decidió que se emitieran dos Pactos
Internacionales de D.H. bajo el principio que los pactos deben ser
cumplidos (Pacta sunt servanda) por los Estados ratificantes; se les
denominó pactos, dada la importancia
106
superior que ponen en relación con las condiciones de vida inherentes a
la dignidad humana.

a. Pacto Internacional de Derechos Económicos,


Sociales y Culturales

El 19 de diciembre de 1966, la Asamblea General de la ONU,


aprobó el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales, el que entró en vigor el 3 de enero de 1976 y el Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos con un Protocolo Facultativo
que permite la recepción de denuncias individuales en casos de
violaciones a tales derechos; éste último entró en vigor el 23 de marzo de
1976, al estar ratificados por 35 Estados Miembros de la ONU.

El artículo 1 de ambos pactos es igual, contiene un avance


cualitativo, ya que establece por primera vez un derecho colectivo, un
derecho de los pueblos; dice así: Todos los pueblos tienen derecho de
libre determinación. En virtud de este derecho establecen libremente su
condición política y proveen asimismo a su desarrollo económico, social y
cultural. Para el logro de sus fines, todos pueden disponer libremente de
sus riquezas y recursos naturales, sin perjuicio de las obligaciones que
derivan de la cooperación económica internacional basada en el principio
de beneficio recíproco, así como el Derecho Internacional. En ningún caso
podría privarse a un pueblo de sus propios medios de subsistencia. Los
Estados Partes en el presente pacto, promoverán el ejercicio del derecho a
la libre determinación, y respetarán este derecho de conformidad con las
disposiciones de la Carta de las Naciones Unidas.

El Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y


Culturales, está integrado de 31 artículos. Los artículos 6 al 15 reconocen
el derecho al trabajo; a disfrutar de condiciones justas favorables de
trabajo, a formar y a unirse a sindicatos, a la seguridad social, el derecho
de la familia, a un adecuado nivel de vida individual y familiar, el derecho
a la educación, a participar en la vida cultural, a gozar del progreso
científico, a la protección de los derechos del autor.

107
b. Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos
Es un catálogo de derechos civiles y políticos más amplio que
la Declaración Universal, aunque tampoco incluye otros que sí están en la
declaración. El pacto es de carácter obligatorio para los Estados
ratificantes.

Entre los derechos garantizados en este pacto, que no se mencionan


en la Declaración Universal, están: el derecho de no ser encarcelado por
deudas, de la libertad, a ser tratado con humanidad y con el respeto
debido a la dignidad de la persona humana, el derecho de todo niño a
adquirir una nacionalidad y a que se le proteja, tanto de parte de su
familia como de la sociedad y el Estado.

Los Derechos Humanos incluidos en el pacto son similares a los de la


Declaración Universal y otros, como: prohibición de la expulsión de
extranjeros sin causa justa preestablecida por la ley (art. 13),
irretroactividad de la ley penal (art. 15), derecho a la intimidad (art. 17),
libertad de conciencia, religión y pensamiento (art. 18), prohibición de
propaganda a favor de la guerra (art. 20), derecho del niño (art. 24),
derecho al voto y a ocupar cargos públicos (art. 25), protección de las
minorías étnicas (art. 27), el art.
28 establece un comité para el estudio de disposiciones de los Estados
Partes sobre D.H.

El Protocolo Facultativo del Pacto Int. de Derechos Civiles y


Políticos, establece en su artículo 1 que todo Estado Parte reconoce la
competencia del Comité para recibir y considerar denuncias o
comunicaciones de individuos que se encuentran bajo su jurisdicción y que
aleguen ser víctimas de una violación de cualquiera de los derechos
enunciados en el pacto. El Comité analiza tanto la información presentada
por el individuo acusador como por el Gobierno acusado y dicta la
resolución pertinente, la cual puede implicar una condena moral para el
representante estatal; también debe considerarse que el Comité al presentar
un resumen de sus actividades ante la Asamblea General de la ONU, ésta
pueda debatir el asunto, lo que puede causar una condena moral, y por
ende, un desprestigio a nivel internacional para el Estado implicado.

6. Declaración sobre el Derecho de los Pueblos a la Paz El 12

de noviembre de 1984, la Asamblea General de la


ONU, adoptó la Declaración sobre el Derecho de los Pueblos a la Paz. En
ella reafirma que el propósito principal de las Naciones Unidas, es el
mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales.
108
Para lograr este objetivo fundamental, la Declaración dice en el
sexto párrafo: “Reconociendo que garantizar que los pueblos vivan en paz
es el deber sagrado de todos los Estados.

a. Proclama solemnemente que los pueblos de nuestro


planeta tiene el Derecho sagrado a la paz;

b. Declara solemnemente que proteger el derecho de los


pueblos a la paz y fomentar su realización es una obligación fundamental
de todo Estado;

c. Subraya que para asegurar el ejercicio del derecho de los


pueblos a la paz se requiere que la política de los Estados esté orientada
hacia la eliminación de la amenaza de guerra, especialmente de la guerra
nuclear, a la renuncia del uso de la fuerza en las relaciones internacionales
y al arreglo de las controversias internacionales por medios pacíficos de
conformidad con la Carta de las Naciones Unidas.

d. Hace un llamamiento a todos los Estados y a todas las


organizaciones internacionales para que contribuyan por todos los medios
a asegurar el ejercicio del derecho de los pueblos a la paz mediante la
adopción de medidas pertinentes en los planos nacional e internacional.

La paz no es sólo la ausencia de la guerra, de la lucha armada y


violenta, sino toda una serie de condiciones sociales que brinde la
posibilidad del desarrollo armónico de todas las personas y de los
pueblos: es el orden, la vivencia del bien común; es la construcción de un
mundo más humano para todos los hombres. La paz no es un no hacer,
algo pasivo, sino, por el contrario, un hacer, un esforzarse para erradicar
los males que agobian al ser humano; el orden social.

El Estado está obligado a legislar normas que fomenten la paz social


y no leyes que se limiten a prohibir. La paz no se logra por decreto; el
gobierno de un Estado debe, con sus decisiones administrativas,
legislativas y judiciales, marcar la pauta para su consecución.

La paz no es una cosa hecha, sino un permanente que hacer; no puede


ser impuesta por el terror de las armas; para que se realice, el sistema
político y jurídico debe propiciar la estabilidad nacional de todos los
hombres y la seguridad social, que la gocen todos los sectores,
especialmente los más necesitados; evitar discordias y egoísmos. Solo
habrá paz en un sistema jurídico que

109
proteja y promueva el respeto, la fraternidad, la justicia, la confianza,
la subsidiariedad y la solidaridad.

Durante los últimos años, la distensión de la guerra fría entre las


potencias, se ha debido a la armonización de sus intereses y a la
democratización interna de las naciones otrora enemigas. La Comunidad
Europea, que vivió la más sangrienta de las guerras, hace apenas 50 años,
es un ejemplo de voluntad pacificadora. A ellos han contribuido, de
manera significativa, los convenios que dieron origen al mercado común y
al parlamento europeo. Pocas cosas son tan necesarias como la paz, para
lograr el desarrollo de las naciones.

7. Declaración sobre el Derecho de los Pueblos al Desarrollo


En 1986, la Asamblea General de la ONU, adoptó la Declaración
sobre el Derecho de los Pueblos al Desarrollo, que destaca en su artículo 2
que: “la persona humana es el sujeto central del desarrollo y debe ser
participante activo y el beneficiario del derecho al desarrollo”.

El 11 de diciembre de 1969, la Asamblea General de la ONU ya


había proclamado la Declaración sobre el Progreso y el Desarrollo en
lo Social. En ésta insta a los Estados a promover niveles de vida más
adecuados, trabajo permanente para todos y condiciones de progreso y
desarrollo económico y social; a fomentar y respetar los principios de paz,
dignidad, valor de la persona humana y la justicia social, los principios
establecidos en la Declaración Universal, pactos, otras declaraciones,
convenciones y resoluciones; a llevar a la práctica las normas de progreso
social enunciadas en las constituciones, recomendaciones y resoluciones
de las diferentes organizaciones de la ONU interesadas en el tema.
Establece que “el hombre solo puede satisfacer plenamente sus
aspiraciones en un orden social justo; por consiguiente, es de importancia
capital acelerar el progreso social y económico, en todas partes del mundo
y contribuir así a la paz”. Continúa diciendo que “la paz y la seguridad
internacional, de una parte, y el progreso social y el desarrollo económico
de otra, son íntimamente interdependientes y ejercen influencia entre sí”.
Esto es, la interdependencia del desarrollo económico y del desarrollo
social deber ser tal que se logre el desarrollo integral. Agrega que hay
que “eliminar la disparidad entre el nivel de vida existente en los países
más avanzados y el que impera en los países en vías de desarrollo;
eliminar males como la desigualdad, la explotación, la
110
guerra, el colonialismo y el racismo”. Además: garantizar el derecho al
trabajo, eliminar el hambre y la mal nutrición, eliminación de la pobreza,
elevar los niveles de salud, eliminación del analfabetismo, proporcionar
viviendas y servicios satisfactorios y asistencia social para todos aquellos
que la requieren.

Finalmente propone “el establecimiento de un equilibrio


armonioso entre el progreso científico, tecnológico y material y el adelanto
intelectual, espiritual, cultural y moral de la humanidad”.

Este derecho se vincula fundamentalmente con la economía, pero de


manera especial con las relaciones económicas entre las naciones.

Actualmente existen notables ejemplos de países, antes


subdesarrollados, que durante los últimos años han logrado superar el
binomio y la contradicción, y a pesar de graves obstáculos internos y
externos están logrando su desarrollo.

Es preciso señalar que, si bien es cierto que el desarrollo de los


pueblos tiene que ver con el contexto de la economía mundial, también es
evidente que la iniciativa, la creatividad y la productividad internas, son
condiciones esenciales para entrar al concierto mundial, y que el
establecimiento de dichas condiciones son responsabilidad de los
gobiernos y de los ciudadanos.

Con la disolución de la URSS se dio fin a la carrera armamentista y


con ello a la liberación de recursos económicos que se están
canalizando en actividades de desarrollo y de bienestar general, de uno y
de otro bando.

Los factores de poder nacional, tan íntimamente relacionados entre


sí, se están aplicando con una diferente prioridad, en forma tal, que los
factores sociales, económicos, culturales y tecnológicos, que han creado y
fortalecido la interdependencia entre las naciones, están equilibrando y
aún superando la influencia de los factores militares e ideológicos
extremistas o fundamentalistas.

En la actualidad, el concepto de seguridad nacional basándose en


sólo un proceso de fuerza, o sea en sólo el poder militar, está descartado;
más bien, el armamentismo es considerado que socava la seguridad social
y el desarrollo nacional, al consumir recursos necesarios para otros fines
de bienestar general.

111
Se conceptúa como seguridad nacional, el grado relativo de garantía
que el Estado puede proporcionar a la nación, mediante acciones políticas,
económicas, psicológicas, sociales y culturales, desarrolladas tras la
consecución de los objetivos nacionales. Tal garantía está vinculada al
disfrute de un bienestar general, en un clima democrático de libertad y de
paz, mediante un equilibrio estable de los factores de poder y de las
instituciones respectivas.

Desarrollo nacional es el grado relativo de satisfacción que se aspira


alcanzar mediante un proceso de mejoramiento de las condiciones socio-
económicas de la comunidad nacional. Implica la satisfacción de las
necesidades materiales del ser humano: salud, alimentación, habitación,
vestuario, seguridad económica y la atención de las exigencias de su vida
intelectual, moral, espiritual, cultural y emocional. La estabilidad política
de la nación está en función directa de un desarrollo equitativo e integral.

La seguridad y el desarrollo están de tal manera integrados, que será


imposible disfrutar a plenitud uno de ellos sin la constante presencia del
otro; se relacionan y se condicionan recíprocamente en el marco de la
política y de la estrategia general del Estado. Son objetivos que se
conjugan para asegurar la consecución de un objetivo supremo: el
bienestar general de la nación.

El poder militar usa los medios militares, en defensa de los intereses


nacionales o como fuerza disuasiva, tanto en el campo interno como el
externo; en el interno interviene para garantizar la seguridad interna, el
orden, reduciendo o anulando antagonismos y presiones. La defensa
nacional es parte integrante y subordinada de la seguridad nacional.

112
TERCERA PARTE

VIII. LIDERAZGO MILITAR O DON DE MANDO

A. ÁREAS QUE ABARCA EL LIDERAZGO MILITAR

1. Introducción

El liderazgo es la dominación o influencia que un individuo


ejerce sobre otros para dirigirlos hacia una meta, en forma tal que obtenga
su confianza, respeto, obediencia y cooperación.

El liderazgo es algo individual, subjetivo, intangible, que no se puede


oír, ni ver, ni tocar, ni probar, ni sentir, pero cuando existe, es
reconocible. Este atributo varía de un individuo a otro; la base filosófica
de esta variación proviene del conjunto de cualidades que posee cada
quien. Estas cualidades son el resultado de las experiencias particulares
que han tenido con la familia, en la escuela, la religión y con otros líderes
y que forman la esencia de cada individuo, su personalidad.

El liderazgo militar difiere del liderazgo político, académico, del


cooperativo o de cualquier otro tipo, principalmente por lo particular de las
cualidades del militar, que incluyen las derivadas de la ética profesional
militar y las específicas que todo oficial debe poseer para cumplir con el
deber militar y ejercer el mando con éxito.

La meta del liderazgo militar debe comprender: que en todos los


niveles los líderes posean las más altas cualidades éticas y profesionales
para asegurar, tanto el cumplimiento de la misión, como el bienestar del
personal subalterno con el cual va a cumplir la misión.

Por lo que el desarrollo del liderazgo militar debe ser conjuntamente


con el desarrollo ético profesional militar, en forma secuencial y
ascendente, para asegurar el cumplimiento del deber en todos los
escalones.

113
Desde el final de la II Guerra Mundial, la naturaleza del combate
moderno ha cambiado radicalmente, debido al alto poder destructor y a lo
avanzado de los sistemas de lanzamiento de proyectiles; el campo de
batalla se ha vuelto más dinámico, con mayor ritmo y alcance; las acciones
son más descentralizadas y las líneas de operación son indefinidas.

Para afrontar con éxito estas cambiantes situaciones, el ejército debe


concentrar su atención en el desarrollo y la formación de líderes
entrenados en afrontar eficazmente situaciones dinámicas, complejas y
peligrosas; por lo que el liderazgo militar cobra cada vez más importancia.

El desarrollo de la doctrina del liderazgo y el desarrollo del


entrenamiento, se deben fundar en los preceptos tradicionales de cumplir
con la misión y velar por el bienestar de la tropa; o sea, la aplicación
práctica del liderazgo y de la ética, y el aspecto más importante del
entrenamiento, es el énfasis que se debe dar al líder, como modelo e
instructor, aspecto crucial en toda doctrina de liderazgo y en todo esfuerzo
de entrenamiento.

En resumen, el liderazgo militar se define: como EL PROCESO


POR EL CUAL UN COMANDANTE INFLUYE SOBRE SUS
SUBALTERNOS, PARA QUE CUMPLAN CON LA MISIÓN.

2. Clases de Liderazgo Militar


La definición de liderazgo militar comprende las siguientes
clases de liderazgo:
a. Liderazgo Personal
b. Liderazgo Orgánico
c. Liderazgo Técnico y Táctico
d. Liderazgo Administrativo y
e. Liderazgo de Alto Nivel
1) Liderazgo Personal. Es el liderazgo directo, cara a
cara, que se ejerce principalmente dando el buen ejemplo y está basado en
las acciones propias objetivas del enérgico líder subalterno, para que sus
subordinados puedan percibirlo y motivarlo, obedecerle y seguirlo. El líder
que ejerce su liderazgo cara a cara, deber ser firme, justo, humano,
generoso, aguerrido, instruido y muy disciplinado, para asegurar la
eficiencia (combativa) de su unidad.

2) Liderazgo Orgánico. Es el que se ejerce en forma


indirecta en los cuadros medios sobre los subordinados,

114
mediante acciones, como: desarrollo de planes y políticas, toma de
decisiones, organizar, controlar, comunicar y evaluar. Estas acciones
influyen directa o indirectamente en las cualidades y en el comportamiento
del personal de la unidad.

En el liderazgo orgánico, la presencia del líder es siempre persistente


mediante una capacidad de análisis y de habilidad para transmitir ideas en
forma verbal y por escrito con mucha claridad, brevedad y firmeza.

Las acciones de este liderazgo a nivel intermedio se traducen en


buenos lineamientos de ejecución, los cuales también repercuten en forma
directa y objetiva en los subalternos.

3) Liderazgo Técnico, Táctico y Administrativo. El


liderazgo técnico y táctico está orientado a formar líderes y soldados
dignos de confianza.

El líder administrativo, comprende la aplicación de procesos y


métodos analíticos para determinar en forma precisa y efectiva los
recursos necesarios y cómo emplearlos eficazmente.

Mucho se ha dicho y escrito respecto a la importancia del papel que


desempeña el líder táctico y el oficial logístico con lo que se tiende a
sugerir que son seres mutuamente exclusivos, no obstante, tales
distinciones resultan confusas cuando entran en consideración preferencias
individuales.

Es obvio que un líder táctico no puede conducir a su tropa cuesta


arriba frente al enemigo, si no la dirige bien. Sin embargo, los medios
materiales requeridos para tomar la colina y retenerla si es necesario, o
para continuar con la presión sobre el enemigo, dependen tanto del buen
liderazgo como de la buena administración o apoyo logístico.

La ejecución de la administración asegura que en el momento


indicado, se disponga de materiales críticos para la misión, tales como
armas, municiones, agua, comunicaciones, raciones, facilidades para la
evacuación de heridos y otros por el estilo. Esto alcanza importancia
mayor aún, por ejemplo durante la consolidación y reorganización en el
objetivo, después de un ataque.

Sin los recursos necesarios para desempeñar estas tareas vitales, la


unidad es vulnerable, hasta el extremo de su aparente victoria.
115
Si la interacción del liderazgo táctico y de la administración es
crucial en el nivel táctico, es infinitamente más crítica en los niveles más
altos. Si el papel del líder es el de influir a otros para que cumplan con sus
misiones, entonces a mayor número de personas a ser influidas, junto con
mayor complejidad y diversidad de misiones, es argumento convincente
para reconocer que la administración debe ser eficiente, como corolario de
un liderazgo efectivo.

Sin planificación administrativa, la organización, la coordinación,


dirección y recursos controladores: gente, materiales, tiempo y dinero,
para cumplir con la misión de la organización, o sean las legítimas
funciones de la administración, el líder se encontrará ante una situación
caótica.

Percibidas así las funciones de ambos, se convierten en medios


complementarios, al cumplimiento de la misión, al logro del objetivo.
Ambas funciones requiere una combinación juiciosa de liderazgo y
administración para alcanzar el éxito.

El liderazgo, la administración y el mando, no son ni mutuamente


exclusivos ni sinónimos. Todo líder que hace valer su título, aspira al
mando y si lo alcanza está en posibilidad de ejercerlo con normas altas y
firmes, y a la vez realistas, con objetivos claramente definidos, dando el
buen ejemplo en la dirección de sus subordinados y en el manejo efectivo
de los recursos para cumplir con la misión.

El reto o desafío del líder es examinar a sus soldados y formar con


ellos un equipo cohesivo, unido, en forma que sólo necesiten que se les
diga qué se espera de ellos y se les proporcionen los recursos necesarios
para llevar a cabo la misión.

El General George S. Patton Jr. decía “Nunca diga a la gente cómo


hacer las cosas, solamente dígales qué tienen que hacer y lo sorprenderán
con su agudeza”.

Los materiales de guerra, por más sofisticados que sean, tienen que
ser manipulados y su eficacia es predecible de una manera infinitamente
más segura, que la eficacia del organismo más complejo de todos: el
hombre; de ahí la trascendente influencia de la eficiencia combativa de la
unidad, para que sólo se le diga lo que tienen que hacer.

116
1) Liderazgo de Alto Nivel. Corresponde al ejercido en el
puesto de mando, al ejercido por el Estado Mayor. Informa, orienta, guía a
los comandantes subalternos en la parte que les corresponde, para el
cumplimiento de la misión generalmente del ejército, o en un teatro de
operaciones bajo la unidad de mando.

La misión de la unidad la recibe el comandante en las órdenes que


recibe del comando superior, o es la que deduce del conocimiento que
tenga de la situación. Es importante que el comandante comprenda
exactamente la misión de su unidad.

El comandante debe analizar la organización y los medios necesarios


para la ejecución de la misión. Una vez hecho el análisis, da el concepto
de la operación a su Plana Mayor, que sirve de base para la
apreciación detallada de la situación, por parte de los miembros de su
Plana Mayor.

Basado en su propia apreciación y la que ha preparado su Plana


Mayor, el comandante toma su decisión referente al curso de acción a
seguir. Esta decisión será transformada en el Plan de maniobra por parte de
la Plana Mayor, y la orden de operación estará basada en dicho plan, la
que deberá ser clara, precisa y completa.

La Plana Mayor ejerce el control, obtiene información y da las


apreciaciones y asesoría que solicite el comandante; ayuda al comandante
en la coordinación de los esfuerzos de la unidad, supervisa la ejecución de
los planes y órdenes y toma las acciones necesarias para realizar las
intenciones del comandante.

Por medio del establecimiento de puestos de mando (Primer Escalón,


Segundo Escalón, P.M. Avanzado), el comandante ejerce el control tanto
táctico como administrativo de su unidad, guía la acción de los elementos
de combate y se asegura de reabastecimiento de equipo, raciones,
municiones y otros materiales.

El comando y las transmisiones son inseparables. Se dice que las


transmisiones son el arma del mando. El eficiente ejercicio del mando, por
medio de la transmisión de informaciones, instrucciones y órdenes, exige
un sistema de transmisiones que funcione con seguridad y rapidez.
Además de los medios físicos de transmisiones, es necesaria la presencia
física del comandante con sus tropas, para no perder la dirección de la
unidad.

117
Aunque el comandante es el único responsable por todo lo que
haga o deje de hacer su unidad, el éxito en la guerra moderna se logra en
mejor forma si se descentraliza la autoridad; para ello hay que seleccionar
a comandantes hábiles y capaces de cumplir sus tareas, permitir a sus
subordinados iniciativa para detalles de ejecución proporcionándoles la
información necesaria y esencial.

3. Liderazgo y Ética Militar

En la toma de decisiones complejas de combate, así como en las


situaciones sencillas del diario quehacer, siempre entra en juego un
componente ético, debido a que por lo general afectan a personal militar y
porque en el cumplimiento del deber, siempre debe optarse por lo correcto,
aunque sea lo más difícil y no lo más fácil que puede resultar incorrecto.
“Siguiendo la ley del menor esfuerzo es lo que hace que los hombres y los
ríos crezcan torcidos”. Anónimo.

Es por eso que para el liderazgo militar, no se puede tratar el


razonamiento moral aplicando un modelo o una fórmula prescrita, sino
que hay que considerar los principios y valores militares esenciales para
definir el profesionalismo militar en beneficio del personal militar y en
apoyo al cumplimiento del deber.

La nación concede a los líderes militares el poder y la autoridad


necesarios, para formar una fuerza eficiente de combatientes, capaces de
proteger a la ciudadanía y a los intereses nacionales.

Inherente a esta autoridad, existe una “sagrada confianza” en que los


líderes no sacrifiquen innecesaria ni indistintamente la vida de los
soldados y que no abusen de su poder; lo que sólo puede suceder si los
militares profesionales adoptan y se adhieren a las más altas normas de
comportamiento ético.

La integración de la ética al entrenamiento secuencial y progresivo


del liderazgo, es esencial y debe referirse a la esencia del profesionalismo
militar, a la ética profesional militar a los valores morales, el carácter, el
razonamiento y la moralidad en la guerra.
118
Puesto que el carácter y los valores no se enseñan, sino que se
adquieren y se desarrollan, es especialmente importante el buen ejemplo y
la comunicación de los valores a los soldados, así como la integridad y la
distinción entre lo que no es ético y lo que es desagradable.

El profesionalismo militar se identifica con la cualidad: Integridad.


La integridad corre parejas con la lealtad. Un líder íntegro es aquel que
además de ser honrado consigo mismo, con sus superiores, con sus
subalternos, es leal a la causa, leal a lo que es justo. A la vez, la lealtad
es la integridad con que se sirve al ejército, a la patria. El desarrollo de la
integridad se basa en el convencimiento y en la práctica.

En la carrera de cualquier líder, puede haber ocasiones en que


tenga que cumplir tareas desagradables, por lo que es necesario
comprender y distinguir la diferencia entre tareas desagradables y las no
éticas.

El éxito que se dé al entrenamiento de ética, no debe ser a costa de


una disminución general en la conducta ética, ni por una crisis real o
supuesta, sino que se debe enfocar, recalcando sobre el profesionalismo
militar, apelando a la historia y a la tradición militar, a la singularidad de
la profesión, para que los líderes reflexionen constantemente sobre los
fundamentos de la profesión militar.

Ya mencionamos que en todos los niveles, los líderes deben poseer


las más altas normas éticas y profesionales para asegurar el cumplimiento
de la misión y el bienestar del personal subalterno. Efectivamente, la
relación liderazgo y ética, no debe descuidar en ningún momento que va a
emplearse para el cumplimiento de la misión.

El bienestar comprende las comodidades que se pueden dar a la tropa


para que viva bien, para que se sienta bien: alojamiento, alimentación,
vestuario, higiene, descanso, recreación, etc.

4. Liderazgo y Relaciones Humanas

Entre las cualidades que debe poseer el líder está el Tacto o Tino,
que es la facultad de saber tratar a la gente sin causar rozamientos ni
ofensas.

119
Es la aplicación del sentido común a cómo y cuándo hacer las cosas.
Es como convertir al líder en padre que atiende los problemas personales
del hijo.

En el campo de las relaciones humanas, es la facultad de decir y


hacer lo acertado en el momento preciso, en tal forma que se consiga la
reacción deseada. Es la comprensión de la naturaleza humana y una
consideración por los sentimientos del prójimo. En el mundo hay toda
clase de gente y la unidad es en sí un pequeño mundo; cada individuo tiene
sus peculiaridades y a fin de conseguir de él su mejor cooperación,
conviene tratarlo de acuerdo con su modo de ser.

Todo líder también deberá tener tacto en sus relaciones con aquellos
individuos que se dirijan a él en busca de solución a sus problemas
personales. Estos problemas a menudo versan sobre cuestiones tales como
asuntos de familia, algunas veces sobre circunstancias desagradables; en
tales situaciones el líder debe evitar juzgarlas solamente en base de su
propia experiencia y deberá emplear sentido común en sus
recomendaciones y sumo tacto. A veces la más alta aplicación de tacto
consiste en escuchar con atención e interés y dejar que el subalterno
exponga su propia solución, podrá aceptarla y recomendar alguna otra en
forma comedida: “me parece una buena solución” o “¿que te parece esta
otra en lugar de la tuya?”.

Un aspecto importante del tacto es la cortesía. La cortesía, como se


recuerda, es simplemente urbanidad, cualidad ésta que ningún líder puede
descuidar en el trato con sus subalternos, puesto que facilita las relaciones
humanas.

El exigir a los subordinados sin corresponderles por completo,


significa arrogancia o falta de interés, características que son las de un
líder.

El tacto como otras cualidades del líder, puede tener su origen en


dotes naturales y en la educación, sin embargo, es susceptible de adquirir y
de desarrollar.

B. COMO SE LLEGA A SER LÍDER

1. Aspectos que Abarca el Liderazgo


El liderazgo abarca lo que el líder debe SER, lo que debe SABER
y lo que debe HACER; su desempeño efectivo requiere la interacción de
estos tres componentes claves en la siguiente forma:

120
a. SER: motivado y capaz de desempeñar su misión, poseer
las cualidades y actitudes necesarias para vivir de acuerdo con la ética
profesional militar. Es la esencia del ser, no su apariencia; es su
personalidad, su existencia, su naturaleza, lo permanente, o el ser
potencial.

b. SABER: tener el conocimiento técnico y táctico y las


habilidades para cumplir con la misión en el nivel orgánico
correspondiente.

c. HACER: aplicar el conocimiento y las habilidades


oportunamente, es decir, ejercer oportunamente el liderazgo.

La interacción de los tres componentes debe ser dinámica. O sea, que


para llegar a ser líder, es esencial que el sujeto posea la debida
combinación de CUALIDADES, CONOCIMIENTOS y HABILIDADES,
así como también, que tenga la oportunidad de poner en práctica cada
aspecto de su desarrollo profesional.

El líder que posea la motivación, los conocimientos y las habilidades


técnicas y tácticas para llevar a cabo su misión, se sentirá frustrado si no se
le concede la oportunidad para ponerlos en práctica.

Igualmente, el conocimiento, las habilidades y la oportunidad para


usarlos, refuerza la motivación.

La disciplina mental que resulta del uso habitual de estas habilidades,


puede traducirse en éxito o fracaso.

Un medio para asegurar que los líderes lleguen a ser efectivos, es


establecer competencias entre ellos, sobre los elementos esenciales que
debe poseer, o sea: ética profesional, capacidad técnica y táctica,
desarrollo por equipos de soldados, comunicaciones, consejo, supervisión,
planificación, formulación de decisiones y órdenes y administración.

Estas competencias se deben llevar a cabo en todos los escalones del


liderazgo, aunque su aplicación varía según el nivel orgánico.

La adquisición y perfeccionamiento de habilidades, comportamiento,


actitudes y conocimientos del líder, es un proceso continuo a lo largo de su
ascenso en rango y responsabilidades.

121
En los niveles superiores, los líderes deben desarrollar una
orientación y un enfoque más amplios, cambiando el énfasis del liderazgo
personal al liderazgo orgánico y de sistemas, a la vez que acentúan la
validez del concepto ser-saber-hacer.

Ningún manual puede llegar a ser un tratado completo sobre


liderazgo, porque es realmente imposible e impracticable cualquier
esfuerzo que se haga para cubrir tan variadas situaciones. En su lugar, se
deben preparar y poner en práctica los principios de liderazgo, ser-saber-
hacer, aunque su aplicación varía de líder a líder y de tarea en tarea,
porque como se señaló al principio, el liderazgo es algo individual.

El acentuar el carácter individual, sirve para destacar los principios


tradicionales del liderazgo, ya probados con el tiempo a través de estudios
de casos y ejemplos históricos, Cualidades, Conocimientos y Habilidades.

No hay que confundir el entrenamiento de liderazgo con el


entrenamiento para líderes, aunque desde luego, todo lo que hace un líder
tiene que ver con un liderazgo, ya sea dando el ejemplo, planificando un
ejercicio, participando en un programa de entrenamiento y evaluación del
ejército o tomando decisiones.

El entrenamiento de liderazgo incluye la preparación de


competencias dentro del concepto ser-saber-hacer e involucra el
entrenamiento necesario para desarrollar sólidos procesos de pensamiento
y de técnicas en el líder. Esto tiene que ver con los valores, la ética, las
cualidades y los principios. Ejemplos de esto son los asesoramientos, los
valores profesionales y los principios tradicionales del liderazgo.

El entrenamiento de líderes es sencillamente impartir el


entrenamiento adicional que requiere el líder, como puntería, o el
funcionamiento del sistema de mantenimiento. Los líderes aprenden con
la práctica.

2. Liderazgo Militar

La esencia del liderazgo militar es influir en otros para que hagan


cosas que no harían sin la intervención de alguien. Los líderes eficientes
tienen una gran probabilidad de éxito en sus intentos por persuadir a
otros. Los líderes más enérgicos serán
122
influyentes en una amplia variedad de temas, que corren desde técnicos
hasta de comportamiento personal; ellos también pueden influir en un gran
número de personas que difieren en sus historiales, atributos, posiciones y
personalidades, y serán influyentes en muchos contextos diferentes, desde
la administración en tiempo de paz, hasta las operaciones en tiempo de
guerra.

Los diferentes estilos de liderazgo militar son compatibles con la idea


del liderazgo por influencia y aunque los aspectos influyentes difieran, ello
no afecta la naturaleza de la influencia, lo importante es que produzca
efecto.

Por lo tanto, el liderazgo es influencia; esto requiere la cooperación


de los posibles seguidores al igual que los esfuerzos del líder potencial, ya
que si se fracasa en un intento por influir en alguien, entonces no sería
liderazgo.

Un líder eficiente tiene una gran probabilidad de éxito en su intento


por influir en una amplia serie de cuestiones, personas y situaciones.

Se consideran bases del liderazgo militar, las siguientes:

a. Autoridad Moral
b. Autoridad Orgánica
c. Capacidad Técnica y
d. Carisma Personal

Cada una de ellas es importante y los líderes más hábiles basan su


influencia en tantas de ellas como sea posible. Ellas contribuyen a la
obtención del efecto deseado puesto que ayudan a los líderes a motivar
aquellos bajo su mando.

1) Autoridad Moral del Líder

Aunque anteriormente hablamos de relación liderazgo y


ética profesional militar, aquí vamos a exponer otros aspectos de la
autoridad moral del líder.

La autoridad moral del líder se basa en sus cualidades, conocimientos


y habilidades y se impone en la mente de sus subalternos a través de sus
acciones y órdenes.

123
Aunque es difícil que un grupo de personas con una amplia
diferencia de valores, llegue a ponerse de acuerdo totalmente, sí es
posible lograr un consenso general en ciertas normas de juicio, por lo
menos en lo que se refiere a los valores más ampliamente difundidos; la
autoridad moral del líder puede ser un poder influyente muy útil, para
lograr tal consenso general.

Desafortunadamente para el liderazgo efectivo, a medida que el


grupo que hay que dirigir se torna más variado, el grupo de valores
comunes disminuye. Las amplias diferencias de habilidad e intereses, las
distintas clases, las diferencias religiosas, disminuyen el número de valores
que son comunes y, por consiguiente, la autoridad moral del líder. La
integridad es la cualidad más valiosa al comandante para mantener su
autoridad moral ante un grupo disímil, fomentando la interrelación
personal para mantener la unión.

2) Autoridad Orgánica
Por razón de su cargo, el líder de alto nivel ejerce un
adecuado grado de autoridad que es reconocida y apoyada por sus
superiores, por lo que para mantenerla en su debido nivel, debe hacer buen
uso de ella y en ningún caso abusar de ella. El mal uso de autoridad
repercute en el prestigio del líder y en la imagen del ejército.

En la administración de justicia, el líder ha de tener un conocimiento


de la conducta humana, ha de acostumbrarse a estudiar individuos y tratar
de aprender porqué distintos individuos reaccionan de distinta manera en
idénticas circunstancias. Le conviene analizar casos que han sido
resueltos, con aciertos o sin él, a fin de determinar que resolución hubiera
él adoptado en igualdad de circunstancias. Desde luego, este es un asunto
personal que no ha de dar lugar a censurar la resolución de otros jefes.

La justicia ha de ser impersonal y absolutamente imparcial. En la


administración de justicia, un líder no debe dejarse llevar por sus propios
sentimientos, ha de dejar a un lado la ira y demás emociones y no debe
dejarse influenciar por simpatías de raza, religión o posición.

La moral de una organización se resquebrajará y decaerá si un


líder manifiesta parcialidad o duplicidad para con un individuo o grupos
de individuos. La firmeza sin parcialidad ni favoritismos constituye una
cualidad indispensable en el liderazgo.

124
En su forma más simple, la justicia consiste en dar a cada quien lo
suyo.

Aún cuando la organización del ejército es jerárquica y se basa


en los principios de disciplina, subordinación y obediencia, la efectividad
de la autoridad orgánica depende del sentido de legitimidad que tenga
hacia la organización o unidad y hacia los que tengan que influir. Como
tal, es un poder de influencia.

Los líderes pueden manipular motivos patrióticos para dar a sus


órdenes un significado mucho más allá de su contexto inmediato, así como
controlar la concesión de recompensas y cumplir las misiones. Cuando
todo lo demás falla, pueden valerse de la coacción, y aunque esto pueda
resultar costoso, la autoridad orgánica conlleva numerosas oportunidades
sutiles para usarla.

La autoridad orgánica es la menos reducible del liderazgo militar y


debe usarse dentro de la jurisdicción territorial, para mantener la presión
operacional de las organizaciones militares y paramilitares bajo sus
órdenes, dentro del marco de una estrategia contrasubversiva, para
asegurar el cumplimiento de la misión del ejército, el imperio de la
Constitución y el mantenimiento de la Institucionalidad del Estado.

3) Capacidad Técnica

Respecto a la capacidad técnica del líder no hay nada


nuevo. Ella siempre ha sido importante para asegurar el éxito militar, a
pesar del estado de avance de la tecnología. Desde Julio César hasta la
increíble complejidad de los preparativos para la invasión de Normandía
en 1944, el cambio ha sido el surgimiento de una diferencia de grado tal
significativa que viene a ser muy especial.

La complejidad de las armas modernas ha crecido geométricamente


en las últimas cinco décadas y el grado de aptitud técnica necesaria para
operar eficazmente el equipo y mantenerlo en buenas condiciones de
funcionamiento ha aumentado de igual manera. Aunque en Guatemala no
disponemos de ese equipo, es bueno considerar estos aspectos para estar
preparados cuando lo tengamos.

La capacidad técnica es, por lo tanto necesaria para el mantenimiento


seguro del equipo militar en general, así como para su empleo eficaz. Esta
competencia es también necesaria en los subordinados, pero un líder
incompetente es peor que si no hubiera ninguno. Tal vez sea una
exageración decir que “el conocimiento
125
es poder”, pero ciertamente, el conocimiento, como lo hemos expresado
antes, es fuente de influencia, y por tanto, una de las bases del liderazgo.

4) Carisma del Líder

El carisma es un don que Dios concede a una persona con


abundancia para hacer favores, para agradar, que lo hace persona grata y
atractiva, con simpatía.

Mucho se ha escrito sobre este atributo que poseen algunas personas.


El carisma no es sólo magnetismo personal, sino que también comprensión
de la naturaleza humana, de la motivación humana, conocimiento de las
relaciones humanas, todo lo cual puede ser aprendido y desarrollado por el
líder que lo desee, para aumentar su influencia carismática.

Las personas siguen más fácilmente a un líder que personifique lo


que a ellas les gustaría ser, es decir, que el líder sea lo que ellas
quisieran ser.

Sin embargo, el líder puede ser distinto a sus subordinados y aún así,
influir en ellos. Los subordinados a su vez pueden identificarse con tales
líderes e imaginarse que ellos también poseen las cualidades que posee el
líder. Al seguir a esas personas, ellos se acercan más a esas cualidades.

Además de dirigir a los subordinados, el líder carismático tiene la


posibilidad de influir en sus compañeros y aun, en ciertas ocasiones, a sus
superiores; puesto que después de todo, el único poder que tienen los
superiores sobre sus subordinados en una organización militar, es la
autoridad orgánica; en los demás aspectos son iguales a sus subalternos
(competencia técnica, táctica, autoridad moral, carisma, etc.)

Si el carisma personal ha de ser una de las bases del liderazgo, las


diferencias objetivas que existan entre los líderes y los subordinados, no
deben ser tales que impidan realizar el proceso de identificación, hasta el
grado que los subordinados no deseen seguir a una persona con
características que ellos evalúen negativamente, ya sean éstas morales
(preferencias sexuales o la bebida desenfrenada), estéticas (excesivo peso
o mala condición física), o intelectuales (bajo nivel de inteligencia).

126
Por supuesto, los formuladores de la política del liderazgo, no
siempre deben tomar tales prejuicios como inmutables y pueden optar por
tomar la iniciativa en cambiar esas actitudes, por persuasión, para
promover la igualdad de oportunidades y a la vez, no anular la cualidad
carismática de un líder.

Los líderes deben comprender que aunque otros habrán de seguirlos


porque poseen cualidades deseables, sus propias actitudes no deben ser
de superioridad. Es bueno ser superior, pero no es bueno dar a entender
que uno está consciente de ello más de la cuenta, tomarlo tan en serio.
Por otro lado, nada hay que exija una modestia falsa, pero el proceso de
identificación no se beneficia en nada si los subordinados se concentran en
su propias ineptitudes.

Los líderes deben confiar verdaderamente en sus habilidades y


ofrecer modelos de actuaciones con los cuales otros se puedan identificar y
emular.

El liderazgo militar es más bien INFLUENCIA y CUMPLIMIENTO,


en lugar de la relación ORDENAR y OBEDECER.

En la naturaleza del liderazgo no hay nada que haga el


consentimiento automático y los líderes deben considerar que las mejores
bases para obtener la reacción deseada de los subordinados, son las bases
de la influencia del liderazgo; autoridad moral, autoridad orgánica,
capacidad técnica y carisma; la consideración de estas bases es esencial
para desarrollar líderes efectivos mediante el entrenamiento apropiado.

Si bien han ocurrido muchos cambios en la tecnología y en las


técnicas de la guerra moderna, ninguno de estos cambios ha alterado el
valor del liderazgo efectivo, a base de principios, competencia, habilidades
y hasta inspiración; más bien ha cobrado más importancia.

3. Influencia del Liderazgo Personal


En la guerra moderna, es indiscutible la necesidad de la
influencia del liderazgo personal para el éxito en el combate.

En la II Guerra Mundial, los japoneses experimentaron que líderes


competentes y resueltos, seguidos por soldados sumamente disciplinados
y bien entrenados, podrían lograr éxitos militares rápidos y eran
sumamente difíciles de rechazar, aún cuando el curso de la guerra les era
adverso; lo mismo ocurrió en
127
el frente europeo con los alemanes. Sin embargo, debido a la
pérdida de tenientes o capitanes, los pelotones y compañías del ejército
imperial japonés, se debilitan gravemente porque se rompían los nexos de
liderazgo personal, influencia de que dependían mucho los éxitos de tal
ejército.

Durante ese mismo conflicto, aún cuando la pérdida de la guerra era


inminente para el ejército alemán, era observable la cohesión sobresaliente
entre los elementos individuales, debido a la influencia del liderazgo
personal de las clases y oficiales subalternos, que promovían el espíritu
combativo de la Wehrmacth.

Los escritores Richard A. Gabriel y Paul L. Savage, señalan que “Las


cualidades combatientes del ejército alemán se pueden atribuir en gran
medida a la calidad del liderazgo” también aseveran que “El Ejército de
EE.UU. en Viet-Nam fracasó al no haber aprendido la lección y en
consecuencia, mostró graves señas de desintegración”.

Estos ejemplos ponen de relieve la influencia del liderazgo personal


en las pequeñas unidades y su repercusión en las grandes unidades.

Un líder hace que sus seguidores hagan aquello que de otra manera
no harían, de no obedecer sus seguidores, no existiría el liderazgo. El
servicio militar impone demandas rigurosas a sus miembros y muchas de
ellas involucran cosas que preferirían no hacer. En situación normal, el
personal no se levanta a medianoche para vigilar el perímetro de un
campamento base, la fuerza aérea no viola el espacio aéreo de otro país;
estas actividades conllevan un alto riesgo, sin embargo, son practicadas
frecuentemente en tiempo de paz y en tiempo de guerra son realizadas
rutinariamente.

La explicación de esto es que las alternativas están estructuradas en


tal forma que se reduce la posibilidad de proceder de otro modo; existe
una combinación de circunstancias, pero la mayoría de las situaciones
permite al líder seguir varios cursos de acción que varían en efectividad y
es aquí cuando se aprecia la eficacia del liderazgo.

128
C. CUALIDADES DEL LÍDER

1. Introducción

Al leer biografías siempre radiantes de hombres de acción que


con sus actividades han contribuido a forjar el mundo moderno de genios
excepcionales, de filósofos, de científicos, de inventores, de Grandes
Capitanes, todos ellos símbolos del espíritu creador y exitoso en
determinado momento y lugar de su época, encontramos que son
poseedores de cualidades que los caracteriza muy singularmente.

Estas características de las grandes personalidades no pueden


tocarse, son intangibles, pero son perceptibles cuando existen; su estudio
es recomendable a todo aquel que aspire a ser un líder exitoso,
adoptándolas a su personalidad, al medio en que actúen y la época
moderna.

Las cualidades, como los conocimientos y las habilidades, son


susceptibles de adquirir y desarrollar o de mejorar las que se poseen; para
ello es necesario cambiar los hábitos por buenos; lo que requiere gran
fuerza de voluntad y el establecimiento de un régimen disciplinario
personal para el control de los impulsos y deseos, de las pasiones y
emociones desordenadas, para huir de las tentaciones y vicios y gobernar
los instintos. Una vez adquiridos los buenos hábitos, éstos trabajan por
uno.

Se considera que el éxito es un estado mental que reside en los


buenos hábitos y que la diferencia entre los que alcanzan el éxito y los que
fracasan está en sus hábitos. El fracaso ofrece la línea de menor resistencia
ante el trabajo, en tanto que el éxito es el resultado de la persistencia en
él.

Aparte de los conocimientos profesionales, de las capacidades


administrativas y de las habilidades personales que han poseído los
grandes capitanes que registra la Historia Universal se considera que entre
sus cualidades singulares, poseyeron las siguientes:

a. Percepción de la Realidad
b. Resolución y Buen Juicio
c. Perseverancia
d. Intuición y Razón

129
e. Integridad
f. Trabajo en Equipo
g. Iniciativa
h. Entusiasmo
i. Confianza en sí Mismo
j. Buena Suerte

1) Percepción de la Realidad
Percepción: “Acción y efecto de percibir. Sensación interior
que resulta de una impresión material hecha en los sentidos. Idea o
conocimiento de una cosa”. Diccionario Enciclopédico de la Lengua
Española. Editorial Ramón Sopena.

Virtud de percibir, de comprender o conocer una cosa. Tener


conciencia inmediata de una impresión exterior. Sensación interior que
resulta de la realidad exterior. Darse cuenta de lo que pasa alrededor.

El alrededor es prácticamente todo el mundo y los sucesos que en


él se producen, son conocidos al instante en todas partes, gracias al enorme
progreso habido en los medios de comunicación social.

Así que es posible disponer de abundante información de todo, pero


lo importante no es la cantidad de información, sino la información que es
útil a nuestros fines, por lo que habrá que sintetizarla y procesarla para
convertirla en inteligencia.

La información convertida en inteligencia (conocimiento) estimula la


facultad de percibir, de comprender las cosas con rapidez, la capacidad de
reaccionar adecuada y eficazmente y la habilidad para seguir investigando
y completar en forma clara y exhaustiva los elementos de la situación; es
decir, estimula la inteligencia. No responder a estos estímulos es
comportarse como un necio.

Lo ideal es disponer de toda la información necesaria antes de


decidirse, pero esto no siempre es posible y mientras más complicada es la
situación, más difícil es tomar la decisión, en tales casos habrá que actuar
con astucia o intuición para prevenir un error fatal. Aunque el plano sea
perfecto, si se ejecuta con resolución, es mejor que no seguir ningún plan;
a menos que se haya resuelto no hacer nada después de haber estudiado la
situación y no por indecisión.

130
Además, no basta sólo el conocimiento cabal del asunto, sino que
también saber controlar las emociones y los impulsos, lo que requiere gran
fuerza de voluntad y ser disciplinado para no echar a perder todo el
proceso de información.

Para desarrollar el sentido de PERCEPCIÓN, el comandante debe


aprender a “escuchar con serenidad” las diversas opiniones que se viertan
para resolver el asunto, antes de decidirse por lo más seguro, sólo así
podrá llegar a ser un COMANDANTE EXITOSO.

2) Resolución y Buen Juicio


La resolución y buen juicio es una cualidad necesaria e
indispensable para que el comandante llegue a ser exitoso, aun cuando la
toma de decisiones es algo difícil, riesgoso y complicado de aprender.

Los juicios que el comandante emita como resultado del


conocimiento y discusión de la situación y sus alternativas, deben ser
breves, claros, completos y firmes, para no dar lugar a confusión.

En la interpretación de las decisiones militares no hay lugar a la


confusión, porque sus consecuencias por lo general repercuten en asuntos
de personal: traslados, destituciones, recompensas, castigos, heridos,
muertes, etc.

Ser resuelto también significa tener confianza en sí mismo para


principiar y terminar un proyecto, para pronunciar juicios, para resolver
problemas, siempre basado en la información pertinente, después de haber
juzgado los hechos serena e imparcialmente y de haber aceptado o
rechazado opiniones de otros, según su propio criterio.

Aun cuando la toma de decisiones deber ser objeto de reflexión, no


por ello se puede ser tardío; las decisiones deben tomarse con prontitud y
firmeza.

La responsabilidad que conlleva la toma de decisiones depende


mucho del nivel en que sean tomadas, así como el conocimiento de sus
consecuencias. A nivel personal son directas y sus resultados se conocen
inmediatamente; al más alto nivel se tornan difíciles por sus
consecuencias, las que a veces son conocidas a largo plazo, como sucede
con la efectividad o no de la construcción de instalaciones militares.

131
La persona que es decidida infunde confianza, admiración y respeto,
porque ello significa que es capaz de asumir la responsabilidad ante
cualquier situación, no importando los resultados de su propia decisión.

En cambio la persona indecisa o demasiado cautelosa, que da


contraórdenes, que cambia repetidamente métodos o decisiones
anteriormente adoptadas y sin razón justificada, no sólo causa disgusto a
las personas afectadas, sino también pierde autoridad y confianza ante sus
subalternos. “Un comandante puede fracasar de distintas maneras, pero
una manera segura de fracasar es mediante la indecisión”.

El juicio es la cualidad que permite a una persona saber aplicar sus


conocimientos en cada caso concreto; o sea, la facultad de seleccionarlos
adecuadamente y aplicarlos con decisiones correctas y oportunas.

La resolución y buen juicio pueden desarrollarse mediante la


seguridad en sí mismo y la serenidad de pensamiento, aumentando el
caudal de conocimientos, practicando con toda energía la toma de
decisiones, aprendiendo de los errores cometidos por uno y otros y
ampliando el punto de vista propio, mediante el estudio de decisiones
tomadas por comandantes notables en posiciones de mucha
responsabilidad.

El presidente Harry S. Truman, poseía la cualidad de ser resuelto y


entre las varias decisiones que hizo, obligado por la situación, se incluye la
de lanzar la bomba atómica. Él comentó al respecto: “Si usted ha hecho lo
mejor que pudo, si ha hecho lo que tenía que hacer, no tiene que
preocuparse, no puede pensar acerca de cómo sería si hubiera tomado otra
decisión”.

3) Perseverancia
Es la firmeza y constancia en llevar a cabo lo que se ha
decidido o en la prosecución de lo que se ha comenzado; es la
determinación de mantenerse constante en la lucha por los propósitos a
pesar de las vicisitudes.

La perseverancia exige un largo y consciente esfuerzo físico, mental


y emocional, que a veces resulta exhaustivo; requiere habilidad para
aceptar grandes desilusiones; capacidad de recuperación y determinación
de seguir adelante.

132
El temor al fracaso, es un miedo poderoso a quedar en ridículo o a
la desaprobación de otros, pero esto es cuestión de opiniones, uno debe
valorar su comportamiento en sus propios términos. “El fracaso es
simplemente la opinión que alguien tiene sobre cómo se deberían hacer
ciertas cosas”.

La ansiedad aminora la habilidad de pensar, crea barreras que


reprimen las facultades creadoras y razonadoras; con frecuencia, el
temor es el resultado de experiencias que se van acumulando hasta que
llegan a parecer montañas, pero “de la penosa experiencia de un fracaso,
se debe salir fortalecido”.

La introducción de cambios en el modo de hacer las cosas o la


apreciación de nuevos valores, pueden causar inconformidad o reacciones
adversas; es entonces cuando el comandante tiene que apelar a su cualidad
de perseverancia para no dejar impresionarse por la opinión de otros, ni
por las presiones extrañas, para no perder de vista las buenas perspectivas
para el futuro de la organización.

Lo importante es tener una visión positiva y trazar una dirección


correcta hacia el futuro, aunque las condiciones y situación del momento
no sean favorables; estar alerta a los cambios de situación y tomar en
cuenta el desarrollo tecnológico, para introducir los cambios y mantenerse
al día.

4) Intuición y Razón
Intuición; percepción inmediata de algo sin intervención de
la razón; viene del interior, del corazón, para comprender en seguida lo
que hay que hacer o evitar; es comparable a la visión imaginaria al ver
más allá del presente para enfrentar al incierto futuro; es comparable al
instinto que estimula los impulsos independientemente de la reflexión, del
razonamiento; adaptándolos instantáneamente a un fin y no por el
resultado del conocimiento o de la experiencia.

Las decisiones que se toman en base a un presentimiento, se les llama


comúnmente “corazonadas”, que no es otra cosa que un impulso intuitivo.

Por consiguiente, la intuición es valiosa, más no por sí sola debe


ligarse con los conocimientos, la experiencia y la información balanceada,
antes de tomar una decisión que asegure el éxito.

133
En los animales, el instinto de protección individual o de
conservación de la especie, es innato; en éstos, se conoce el fin pero no los
medios.

La intuición ayuda a desarrollar la percepción del comandante al


hacer un balance entre una decisión basada en emociones y la misma
tomada siguiendo el proceso normal de operación, de razonamiento.

Razón: es la facultad intelectiva del hombre por la cual puede


conocer y juzgar; es sinónimo de entendimiento y se opone a la facultad
del conocimiento intuitivo.

5) Integridad
Significa tener entereza de carácter, ser digno de confianza.
La integridad corre parejas con la lealtad. Una persona íntegra es aquella
que es leal al grupo, leal a la causa, leal a lo que es justo, que no saca
provecho de las circunstancias en beneficio propio a expensas del grupo.
Involucra rectitud, honestidad, honor, moral, absoluta veracidad.

La integridad personal implica la firme observancia de los principios


éticos permanentemente, en toda situación, durante y fuera de horas de
servicio.

Sin integridad no puede haber confianza y la confianza depositada en


un individuo es la base del liderazgo profesional y de la administración
eficiente. El oficial que no permite que su superior inmediato cometa un
error por una omisión de su parte, llega a ser digno de confianza y si
además es poseedor de las otras cualidades de mando, establece una
reputación tal que asegura su futuro, sus servicios serán solicitados para
los cargos de responsabilidades más delicadas y tanto sus superiores como
sus subalternos depositarán en él su confianza sin vacilación alguna.

Por razón de las delicadas funciones que se derivan del ejercicio del
mando, el comandante está obligado a corresponder a la confianza, poder
y autoridad depositada en él, para formar y dirigir una fuerza eficiente para
la protección y seguridad de los ciudadanos y de los intereses nacionales,
además de la “sagrada confianza” para que no sacrifique innecesariamente
vidas de soldados ni abuse del poder.
134
El aspecto más importante y esencial de la integridad es el sentido de
cumplimiento del deber que tenga el comandante, el que le exige que
rinda lo mejor, el que le exige hacer un esfuerzo constante para llevar a
cabo la tarea, a sacrificar sus intereses personales por el cumplimiento de
las órdenes recibidas, cualesquiera que sean las dificultades y obstáculos y
por el bienestar del personal subalterno. Por consiguiente, el desarrollo
de la integridad se basa en la convicción y en la práctica.

Todo oficial debe cumplir fielmente con su deber, especialmente


cuando se encuentre solo, lejos de la presencia de sus superiores, porque si
bien es importante el concepto que de él tengan sus superiores, mucho más
importante es el concepto que tengan sus subalternos; un oficial podrá
eludir una obligación o dar el mal ejemplo, sin que sus superiores
lleguen a enterarse, pero sus subalternos sí se darían cuenta de ello; las
órdenes deben cumplirse al pie de la letra, tanto en espíritu como de
hecho; un oficial íntegro no tratará nunca de pasar la responsabilidad de
una orden peligrosa o desagradable a sus superiores, sino que la dará como
si fuera suya; tampoco debe criticarla ante sus subalternos, porque queda
expuesto a que éstos adopten la misma actitud con respecto a sus órdenes,
con lo que socavará la disciplina de su propia unidad; cuando existe un
error en una orden, deberá someterlo a la consideración de su superior
inmediato presentando su punto de vista en forma respetuosa y comedida.

6) Trabajo en Equipo y Coordinación


Ninguna obra colectiva dirigida al bien común, puede ser
realizada por un grupo, si no existe el elemento coordinador de la
disciplina, que constituye por excelencia la fuerza del grupo.

El jefe del equipo es a la vez miembro del mismo, por lo que debe
adaptarse a desempeñar ambos papeles, lo que requiere capacidad para
establecer disciplina y comprensión para el desarrollo de los miembros del
equipo.

En la profesión militar el trabajo en equipo es importante,


especialmente en el alto nivel, en el que el comandante no puede estar
solo. Por la importancia de la realización de los objetivos de la
organización o institución, el comandante debe estar auxiliado por un
cuerpo técnico y consultivo que lo asesore, integrado por personal
altamente calificado.
135
Algunos comandantes operan mejor en grupo, otros encuentran más
satisfacción en delegar autoridad, no así la responsabilidad, conforme la
precedencia por empleo o antigüedad. El comandante establece las
relaciones entre los miembros del equipo, si no están reglamentadas, y las
modifica conforme la experiencia y el tiempo lo aconseje.

Para organizar un buen equipo se requiere:


a) Habilidad para identificar talento y eficiencia de los
miembros.
b) Confianza en los miembros del equipo.
c) Capacidad para comunicar la misión de la unidad.
d) Estar dispuesto a propiciar una comunicación
abierta y honesta, aceptar críticas.
e) Estar dispuesto a efectuar cambios de
miembros deficientes.
En un buen equipo se comparte confianza y seguridad. Lo mejor es
cuando los miembros se comunican sin palabras; cuando comparten metas
comunes, experiencias, respeto mutuo, camaradería y comprensión. El
sentimiento de unión tiende a evitar conflictos y rivalidades entre los
miembros.

Aún cuando con el mejor talento disponible de los miembros, un


equipo no se desarrolla por sí mismo, requiere que el comandante posea
gran habilidad para establecer las relaciones interpersonales y que el
equipo se vaya perfeccionando por la propia actividad coordinada de los
miembros.

7) Iniciativa
Es la capacidad y el deseo de realizar una idea o llevar
a cabo un acto; es el producto directo de la fuerza de la voluntad y de la
confianza en sí mismo. Hacen bien solo lo ordenado sin nunca emprender
nada por iniciativa propia, o concentrar el interés en el día de pago y no
meterse en apuros. He aquí las tribulaciones de la burocracia militar, los
símbolos de la timidez de la pereza y de la mediocridad.

La iniciativa es un elemento indispensable en todos los escalones de


la jerarquía, no es patrimonio exclusivo del líder. El comandante debe
fomentar la iniciativa entre sus subordinados,
136
asignándoles tareas proporcionales a su grado y luego dejarlos resolver los
detalles y ejecutar el trabajo sin intervención de su parte.

Otra cualidad íntimamente relacionada con la iniciativa y que en un


sentido más amplio, realmente forma parte de la misma, es la
ingeniosidad, o sea, la habilidad de resolver una situación ante la falta de
medios o de métodos normales. La inercia o la conformidad pasiva ante
una situación desfavorable, debido a la falta de medios o de métodos
normales de subsanarla, no puede justificarse nunca. En tales
circunstancias, la iniciativa exige ingeniosidad e inventiva. En combate lo
inesperado es normal.

Existe por cierto una clara distinción entre la genuina iniciativa y la


licencia desenfrenada. Se ha dicho que la disciplina es la obediencia
voluntaria e instantánea a todas las órdenes y en ausencia de éstas, lo que
el individuo crea pudiera haber sido.

He aquí la verdadera esencia de la iniciativa; cómo desarrollar


iniciativa:

a) Verifique si tiene pereza mental o física, en caso


afirmativo sacúdala y tome la decisión acertada;
mantenerse alerta física y mentalmente.

b) Adquiera el hábito de estar al tanto de lo que hay


que hacer y de hacerlo sin esperar órdenes sin
vacilar.

c) Sea siempre precavido; pensar con anticipación.


d) Desarrolle su propia iniciativa enseñando y
adiestrando a sus subalternos en el empleo de la
misma.

8) Entusiasmo
El entusiasmo es la chispa que da la vida a todas las demás
cualidades que ha de poseer el líder. En su sentido más amplio el
entusiasmo es una cualidad relacionada con los sentimientos. Si un
individuo lleva en su corazón un profundo sentimiento, no solo se verá
obligado a obrar, sino que inspirará a otras personas con sus obras. Es la
demostración de sincero interés por el cumplimiento del deber.

137
El entusiasmo entraña una actitud optimista y alegre. Es
imprescindible que un jefe haga suya esta actitud, pues gracias al espíritu
de imitación que domina a todos los seres humanos, constituirá el ejemplo
que seguirán todos los individuos bajo su mando.

La alegría es la expresión del optimismo que a la vez es la facultad de


poder apreciar las cosas en su aspecto más halagüeño. El líder alegre no es
aquel que considera que vivimos en el mejor de los mundos, que insiste
tontamente, con o sin sinceridad, que todo resultará bien a la larga. Los
soldados pronto se darán cuenta de los disimulos y artificialidades, como
también del optimismo infundado. La jovialidad, el optimismo y el
entusiasmo no exigen que el líder tenga que ostentar una sonrisa continua
y por lo tanto artificial. El tono de su voz, la expresión de sus ojos, toda su
actitud puede inspirar confianza y optimismo.

Un aspecto importante del entusiasmo es el vigor que se pone en la


ejecución de las tareas, impulsado por el deseo de llevarlas a cabo y a la
satisfacción del deber cumplido, en lugar de hacer las cosas sin ánimo y
simplemente por la necesidad de hacerlas. Todos hemos tenido que
aceptar, en un momento u otro, ciertas tareas en las cuales teníamos escaso
interés, para las cuales no creíamos poseer aptitudes y que por
consiguiente nos aburrirían sobremanera. Luego, a medida que el trabajo
fue progresando, nos fuimos interesando y desarrollando alguna aptitud y
por último, entusiasmo. Este estímulo puede desarrollarse y fomentarse
desde el principio de cada tarea, haciendo esfuerzos conscientes para
desarrollar, o aún simular entusiasmo, y lanzándose a la tarea en forma
análoga a la de un actor que se lanza en su papel, el entusiasmo acabará
por ser verdadero.

Ello reviste especial importancia durante la instrucción y el


adiestramiento, donde el ejemplo del instructor, con su interés y
entusiasmo, se refleja en la tropa. Fomentando el entusiasmo e interés,
estas características se verán contagiosas:

a) Comprenda su misión, conozca y tenga fe en su


cumplimiento exitoso.

b) Desarrolle y aplique a todas las actividades una


actitud jovial y optimista.

c) Encare toda tarea con vigor, buena voluntad e


interés, evite la monotonía.

138
9) Confianza en sí Mismo

La confianza en sí mismo proviene de la posesión de todas


las otras cualidades personales expuestas.

La autoconfianza es una fuerza creadora que depende del desarrollo


que el individuo haga de su seguridad interna, mediante la cual elimina los
prejuicios de su seguridad externa, es decir, se basa en las cualidades y
valores morales, espirituales e intelectuales expuestos.

La persona que se conoce a sí misma o que llega a conocerse


mediante sinceros autoanálisis, que periódicamente se haga conocer sus
propias posibilidades, está en condiciones de llegar a poseer o desarrollar
al máximo tales cualidades y valores y para vivir conforme, tratando de ser
cada día mejor.

Por supuesto, nada malo tiene que uno ocasionalmente se sienta


inseguro de sí mismo, siempre y cuando ese sentimiento no llegue a
impedirle a uno actuar. Toda la gente, aunque sea famosa y haya
alcanzado el éxito, siente esta inseguridad secreta.

Hay quienes dan más importancia a cómo los ven los demás y según
sea ese conocimiento, se sienten seguros o inseguros, pero para el
desenvolvimiento diario, especialmente cuando se está solo, es mucho
más importante cómo se ve uno mismo.

Algunas veces se necesita la ayuda de los demás, pero para salir


adelante, siempre se necesita mucho más la ayuda de uno mismo. Nuestro
valor se pone a prueba cuando pertenecemos a las minorías y nuestra
tolerancia, cuando formamos parte de las mayorías.

El mundo exterior es terriblemente duro y en muchas situaciones no


se pueden tomar decisiones difíciles para hacerle frente, sin embargo, al
tener presente nuestras responsabilidades y obligaciones, algo en nuestro
interior nos da fortaleza y evita que vacilemos y nos saca adelante con fe,
firmeza y perseverancia.

10) Buena Suerte

Más que una cualidad es un ingrediente subjetivo, al que


Napoleón le llamaba “su buena estrella”; Alejandro Magno le

139
decía “su esperanza” y otros sencillamente la llaman suerte, pero el éxito
se basa en algo más que buena suerte.

La buena suerte es la circunstancia de ser afortunado en lo que se


emprende o en lo que le sucede a una persona, por pura casualidad o por
designio providencial, que contribuye al éxito. La suerte adversa conduce
al fracaso.

En las ocasiones adversas, imprevistas, en las que no se sabe qué


hacer, hay que tener siempre presente que para poder salir adelante, hay
otras opciones, que lo improvisto no ha sido por descuido o
irresponsabilidad de uno; en estos casos habrá que reflexionar serenamente
y salir fortalecido de la penosa experiencia y nunca tomarla como pretexto
por el fracaso sufrido.

ACERCA DE LA FELICIDAD
Todo ser humano desea ser feliz y para ello tiene cierta idea del bien,
del mal, de la virtud, de la conciencia, de la verdad, de la fe, de la
esperanza, del amor, etc., pero para poder dirigir con firmeza su
comportamiento y no dejarse llevar por las tentaciones y sus pasiones
desordenadas; para llegar a ser un hombre nuevo capaz de satisfacer sus
necesidades psicológicas, es imprescindible el estudio de Ética y de la
relación de ésta con el Cristianismo.

La ÉTICA GENERAL, estudia los principios básicos que determinan


la moralidad de los actos humanos: la ley moral, la conciencia, la virtud,
etc.

La LEY MORAL NATURAL, también llamada LEY DE LA


NATURALEZA HUMANA, es universal e inmutable; impulsa al hombre
en su libertad, a discernir mediante la razón e inteligencia, a hacer el bien
y a evitar el mal; el bien es un valor moral obligatorio.

La CONCIENCIA MORAL, norma subjetiva de moralidad, es el


juicio de la razón por el que el sujeto reconoce la bondad o malicia de un
acto concreto. La conciencia es el núcleo más íntimo del hombre, en el que
resuena la voz de DIOS, al estar solo con Él; es intuición con espíritu de
sus estados y sus actos, por lo que constantemente debe atenderla y
formarla de acuerdo con la Ley Moral Natural.

La VIRTUD, es una disposición constante de obrar bien; es un hábito


adquirido y estable que facilita realizar los actos humanos con prontitud,
agrado y naturalidad, en diversas circunstancias y

140
ante diversos objetos. Es una cualidad del alma por la que se vive
rectamente y que no puede usarse para el mal.

La ÉTICA ESPECIAL O SOCIAL, aplica esos principios básicos a


la vida del hombre en sociedad: la familia, la profesión, la autoridad, el
gobierno, las leyes, la ordenación moral de la economía, el bien común de
la sociedad, la iglesia, etc.

Estos dos aspectos de la Ética son inseparables, puesto que siendo el


hombre social y pecador por naturaleza, se dirige a alcanzar su seguridad
interna, la confianza en sí mismo, su moralidad y perfección, en unión con
otros hombres y a servirles con amor, humildad y alegría, para darle
significación a su vida, alcanzar la paz y su entrega a DIOS.

En el ejercicio de la profesión, la Ética impulsa al hombre a actuar


con rectitud, con la mayor perfección, con la mejor intención, con plena
conciencia de responsabilidad y de respeto a los derechos humanos de los
demás.

CONCLUSIÓN; nadie se escapa de la influencia práctica y


normativa de la Ética y cuando se va por el mal camino, nunca es tarde
para rectificar a fin de alcanzar la sublimidad de la vida: la FELICIDAD.
La Felicidad es un deseo de origen divino que con el perdón de los
pecados, conduce a la SALVACIÓN DEL ALMA.

CONCLUSIÓN

Se puede concluir que el liderazgo, o don de mando, es una


extraordinaria facultad del espíritu, es un atributo de la inteligencia, que
con la concurrencia de virtudes coadyuvantes, capacita al hombre en el
arte de gobernar y dirigir con perfecto dominio, sobre causas y efectos y
exhortar con acierto a sus subordinados al cumplimiento de sus
obligaciones.

Es por el magnetismo personal que se infunde y por la fe en sus dotes


de alta estima, como se atraen los sentimientos y voluntades de otros, y no
por los preceptos rígidos de las leyes y reglamentos.

141
Las cualidades que se han expuesto y otras que se podrían agregar,
son las que en conjunto aplicaron y permitieron salir adelante, a los
grandes capitanes que registra la Historia, que ejercieron el mando en
determinado momento y lugar.

Algunos ejercieron el mando en forma autocrática y otros en forma


democrática; es decir, unos apelaron al temor y castigo y otros a la
convicción y al patriotismo, a la razón de la causa que defendían. En todo
caso, el estudio que se recomienda de sus cualidades, biografías y
memorias, debe ser crítico para determinar las razones de sus éxitos y
fracasos y se agreguen a las propias experiencias, adaptándolas al
momento que se esté viviendo y a las circunstancias.

142
EPÍLOGO

Aún cuando en cada época de la Historia de la Humanidad, han


ocurrido, hechos y cosas positivas y negativas, tomar las decisiones
correctas, ha sido siempre la responsabilidad de la razón humana, así
como el predominio de las enseñanzas de lo moral sobre cualquier otro
orden práctico; la calidad esencial de la civilización ha aumentado por el
respeto al pensamiento y a los derechos humanos; el amor a la vida ha sido
una de las colecciones éticas más eminentes que enseña el verdadero
significado y belleza de la existencia.

Con el Cristianismo, la función del albedrío adquirió un valor


supremo al ser determinante del bien y del mal y ser el principio básico del
mundo moral.

El valor supremo no es la felicidad del hombre. Como intención, la


felicidad repliega al hombre sobre sí mismo, lo hace egoísta; pero el valor
supremo lo libra de sí mismo y lo eleva; el hombre se realiza superándose,
acercándose a Dios, que es el VALOR SUPREMO y proyectándose hacia
los demás en forma auténticamente humana.

El Cristianismo introdujo la caridad como obligación moral y social;


antes de él, la mayoría de los hombres eran esclavos que no suscitaban
sentimientos de compasión ni de ayuda caritativa; además, se practicaban
ritos que no consideraban la dignidad humana: sacrificios humanos,
aberraciones morales.

Los hombres conforme a su dignidad, se ven impulsados a buscar la


verdad en sus acciones y palabras, evitando la simulación, la hipocresía, y
mediante su fe en Jesucristo y la ayuda del Espíritu Santo, obedecen a la
voz de su conciencia y a la voluntad de Dios, con lo que siguen la senda de
la vida moral y sin abandonarse a una libertad ilusoria fuera de la verdad,
llegan a perfeccionarse y hasta a santificarse.

La verdadera libertad, es signo evidente de la semejanza del hombre


a la imagen de Dios, y esta soberanía se extiende a fin de que según su
inteligencia, realice actos moralmente buenos que confirmen, desarrollen y
consoliden tal semejanza.

143
Sin embargo, en la actualidad, un sector considerable, principalmente
de la juventud, está sustituyendo la razón por la pasión o el interés material
y a la vida humana la está entendiendo sólo como una búsqueda de placer
y huída del esfuerzo y ya no le tiene ningún respeto.

Los medios de comunicación social, proclives a facilitar la difusión y


exaltación de pasiones y de vicios: la concupiscencia, la violencia, etc.,
han desviado el camino natural del impulso sexual y la castidad se ha
convertido en la más impopular de las virtudes, de allí que la opinión
pública sea hoy menos hostil a las reuniones ilícitas y a la perversión
sexual.

Si seguimos avanzando en esa dirección, iremos en un retroceso de


nueva especie, pero si nos rebelamos contra ese espíritu de irreflexión, en
tal forma que logremos conseguir que los ideales de progreso ético
irradien con toda fuerza, se iniciará una actividad espiritual bastante
poderosa que producirá una nueva situación mental en la humanidad.

El Ejército Nacional, por sus fines, su organización, sus bases de


funcionamiento, por lo numeroso de sus efectivos y su presencia en todo
el territorio nacional, constituye un sector importantísimo de la nación que
puede contribuir en forma positiva, con la ejemplaridad ética de sus
miembros; puesto que además de la misión que le señala la Constitución
Política de la República, el Ejército cumple otro cometido de gran valor,
como escuela de patriotismo y de la dignidad ciudadana, en la que se
forjan y desarrollan virtudes morales prácticas tan necesarias a la
personalidad humana.

La necesidad de comprender la existencia de Dios en el seno de cada


hombre y saber cómo poner de relieve ese reino interior, nos enseña a
amar la vida y a realizar nuestro destino. Para agradar a Dios, hay que
conocer su voluntad; “lo bueno, lo agradable a Él, lo perfecto”. Romanos
12-2.

El bien es aquello que tiene el complemento de la perfección en su


propio género, o lo que es objeto de la voluntad, la que no debe moverse
sino para el bien mismo, para realizar un valor moral, respetando los
elementos esenciales de la naturaleza humana: “Tratad a los hombres
como queréis que ellos os traten”. Lucas 6-31.

144
ANEXO No. 1

VIRTUDES Y VALORES MILITARES VICIOS, DEFECTOS Y MALOS HÁBITOS

HONOR MILITAR DESHONRA, CINISMO


LEALTAD TRAICIÓN
INTEGRIDAD FALTA DE CARÁCTER
DIGNIDAD, PUNDONOR, NOBLEZA INDIGNO, VILEZA,
VULGARIDAD VALOR FÍSICO MIEDO
VALOR MORAL VERSATIL
VALOR INDIVIDUAL COBARDÍA
VALOR COLECTIVO DESCONFIANZA MUTUA
DISCIPLINA INDISCIPLINA, ARBITRARIEDAD, REBELDÍA
MORAL MILITAR, ENTUSIASMO DESMORALIZACIÓN, APATÍA
HEROISMO FALTA DE VALOR
CONCIENCIA MORAL IRRESPONSABILIDAD
SUBORDINACIÓN INSUBORDINACIÓN, MURMURACIÓN
OBEDIENCIA DESOBEDIENCIA
RESPETUOSO IRRESPETUOSO
ESPÍRITU MILITAR ANTIMILITARISMO
ABNEGACIÓN INTERESADO
SACRIFICIO EGOISMO
CONFORMIDAD, RESIGNACIÓN INCONFORMIDAD
SUMISIÓN REBELDÍA
COMPAÑERISMO MILITAR FALSEDAD
ESPÍRITU MILITAR ANTIMILITARISMO, DESERCIÓN
ESPÍRITU DE CUERPO, ESPÍRITU DE ARMA ANTIMILITARISMO
PRUDENCIA IMPRUDENCIA
JUSTICIA ARBITRARIEDAD
FORTALEZA DEBILIDAD, INCONSTANCIA
TEMPLANZA INMODERACIÓN, VICIO, INCONTINENCIA
SOLIDARIDAD DESUNIÓN

145
ENTUSIASMO APATÍA, PESIMISMO, NEGLIGENCIA
RESOLUCIÓN Y BUEN JUICIO INDECISIÓN
LIDERAZGO, DON DE MANDO INEPTITUD PARA EL MANDO
PERSEVERANCIA INCONSTANCIA
INTUICIÓN Y RAZÓN DESAPERCIBIR
EFICIENCIA IGNORANCIA
INICIATIVA INDIFERENCIA
CONFIANZA EN SÍ MISMO INSEGURIDAD
OPTIMISMO NEGLIGENCIA
SINCERIDAD MENTIRA, HIPOCRECÍA, FALSEDAD
MODESTIA ORGULLO, VANIDAD
HUMILDAD SOBERBIA
GRATITUD INGRATITUD
COOPERACIÓN MALA VOLUNTAD
DILIGENCIA PEREZA
CASTIDAD CONCUPISCENCIA

146
BI B L I O G R A F I A
Diccionario Enciclopédico UTHEA
Tte. Coronel Adolfo García Aguilar, MORAL Y EDUACIÓN
MILITAR.

Coronel Juan José Solís Morales, DEONTOLOGÍA MILITAR.


Doctor en Filosofía Raúl Gutiérrez Sáenz, INTRODUCCIÓN A LA
ÉTICA.

Doctor Rafael Gómez Pérez, PROBLEMAS MORALES DE LA


EXISTENCIA HUMANA.

Doctor Erich Fromm ¿TENER O SER?

Military Review, U.S. Army, ECEM Ft. Leavenworth.

Mayor William F. Diehl, ÉTICA Y LIDERAZGO.


Mayor Robert A. Fitton, DOCTRINA Y ENTRENAMIENTO DE
LIDERAZGO

Coronel Thomas B. Vaughn, EL LIDERAZGO UNA FILOSOFÍA


PERSONAL

Capitán de Corbeta John Allen Williams, LAS BASES DEL


LIDERAZGO MILITAR.

Doctor John Marston, DISTINTIVOS DE UNA PROFESIÓN.


Tte. Coronel Larry H. Ingraham y Mayor Frederick J. Manning
COHESIÓN.

Doctor T. A. Kozlowski, NUEVOS POTENCIALES EN LA


POLITICA MUNDIAL.

Hermann Nohl, INTRODUCCIÓN A LA ÉTICA.

Manual Don de Mando, CEM – Guatemala.


Carta Encíclica de su Santidad el Papa Juan Pablo II, VERITATIS
SPLENDOR.

147

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