Está en la página 1de 13

***

Ética Medica
Primer Parcial

1. Analizar los Estudio y reflexión de


fundamentos Jr 11, 1-12: La conducta
antropológicos-morales ética tiene su fundamento
de la libertad, la en la alianza con Dios.
voluntad y la
conciencia.

La antropología (del
griego: ántropos=hombre), es
aquella disciplina que procura el
conocimiento del hombre no en
sentido físico sino especialmente
respecto de su comportamiento tanto
en lo individual como en lo colectivo;
aunque distinguiéndose de la
sociología como disciplina que analiza
las cuestiones de las sociedades
humanas desde un punto de vista más
general y objetivo, que subjetivo.

DONALD GONZÁLEZ 1
***

Definiciones históricas de la estructura antropológica del ser humano

Muchas han sido las definiciones que se han dado acerca de lo que es el
ser humano, lo que denota la dificultad de encasillarlo de una forma
racional. Cito como significativas las siguientes:

1. Para Aristóteles, el ser humano está constituido por alma y cuerpo; el


alma es principio de las funciones nutritiva, sensitiva, la mental y el
movimiento del cuerpo.

2. Para San Agustín, el hombre consta de espíritu, alma y cuerpo, aunque


al alma se la puede considerar también espiritual.

3. Para Santo Tomás, la inteligencia es el constitutivo esencial que define


a la persona, siendo esta considerada como una unidad substancial de
alma y cuerpo.

4. Para Descartes, el ser humano es un ser con conciencia inmediata, un


ser con pensamiento.

5. Para Kant, es fin en sí mismo, no puede ser adoptado únicamente como


medio.

6. Para Bergson, es homo faber, capaz de fabricar objetos artificiales.

7. Para Platón, el ser humano es animal sociable, capaz de ciencia.

8. Para Hegel, es espíritu, un ser comunitario, es fuente de la infinitud


en sí mismo, ya que es finalidad por sí mismo y tiene valor infinito y
destino hacia la eternidad en sí mismo.

DONALD GONZÁLEZ 2
***

9. Para Marx, es un ser social, histórico, que trabaja, capaz de crear


relaciones de producción.
10. Para Wittgenstein, es un animal simbólico, capaz de crear
lenguaje
11. Para Scheler, es definido por su relación con el mundo exterior; el
individuo por la relación con la sociedad, y el cuerpo por la relación
con el ambiente.

LA
LIBERTAD
DEL
HOMBRE Tomado del catecismo de la
Iglesia Católica

1730 Dios ha creado al hombre racional confiriéndole la dignidad de una


persona dotada de la iniciativa y del dominio de sus actos. “Quiso Dios
“dejar al hombre en manos de su propia decisión” (Si 15,14.), de modo que
busque a su Creador sin coacciones y, adhiriéndose a Él, llegue libremente
a la plena y feliz perfección”

«El hombre es racional, y por ello semejante a Dios; fue creado libre y
dueño de sus actos» (San Ireneo de Lyon, Adversus haereses , 4, 4, 3).

DONALD GONZÁLEZ 3
***

I Libertad y responsabilidad

1731 La libertad es el poder, radicado en la razón y en


la voluntad, de obrar o de no obrar, de hacer esto o
aquello, de ejecutar así por sí mismo acciones
deliberadas. Por el libre arbitrio cada uno dispone de
sí mismo. La libertad es en el hombre una fuerza de
crecimiento y de maduración en la verdad y la bondad.
La libertad alcanza su perfección cuando está
ordenada a Dios, nuestra bienaventuranza.

1732 Hasta que no llega a encontrarse definitivamente con su bien último


que es Dios, la libertad implica la posibilidad de elegir entre el
bien y el mal, y por tanto, de crecer en perfección o de flaquear y pecar.
La libertad caracteriza los actos propiamente humanos. Se convierte en
fuente de alabanza o de reproche, de mérito o de demérito.

1733 En la medida en que el hombre hace más el bien, se va haciendo


también más libre. No hay verdadera libertad sino en el servicio del bien
y de la justicia. La elección de la desobediencia y del mal es un abuso de
la libertad y conduce a la esclavitud del pecado (cfRm 6, 17).

1734 La libertad hace al hombre responsable de sus actos en la medida en


que estos son voluntarios. El progreso en la virtud, el conocimiento del
bien, y la ascesis acrecientan el dominio de la voluntad sobre los propios
actos.
La imputabilidad y la responsabilidad de una acción pueden quedar
disminuidas e incluso suprimidas a causa de la ignorancia, la
inadvertencia, la violencia, el temor, los hábitos, los afectos desordenados
y otros factores psíquicos o sociales.

DONALD GONZÁLEZ 4
***

La Libertad Ética

La capacidad del hombre de Esa elección no solo se refiere


autodeterminarse, de asumir la al enfrentamiento de
dirección de su vida, y de ejercer posibilidades elegibles, sino
esta capacidad en una acción
además, significa una elección
concreta, lo determina como
hombre libre y en cuanto libre, sobre sí misma a favor o en
un sujeto ético. La posibilidad contra del bien o de la verdad.
de la autodeterminación Por lo tanto el referente de la
introduce lo ético en lo que se libertad humana no es la ley
refiere al hombre. sino la verdad, ya que sólo por
medio de ésta, se encuentra la
Para que haya una acción
moral, es necesario que junto a misma libertad. La verdad
la acción voluntaria (libertad de orienta la libertad, la
voluntad) haya una elección encamina a su plenitud y
(libertad de elección o libre permite la convivencia
albedrío). La libertad por lo humana.
tanto, no es una acción física
sino una cuestión moral (es Libertad es la es la facultad
intrínseca a la acción moral) y de disponer de si mismo; de
en el ámbito de la moral no solo
obrar (o no obrar) por sí mismo
hay libertad, sino que, no puede
acciones deliberadas. Estas
no haberla.
alcanzan su perfección cuando
La libertad moral es la se realizan en virtud del bien
posibilidad de ejercer una acción supremo. Caracteriza los actos
moral. No consiste solo en la propiamente humanos, actos
posibilidad de elegir, sino que voluntarios y responsables del
en la medida de esa elección, autor, es decir, hace al ser
que contribuya al crecimiento humano responsable de los
verdadero de la persona. actos de que es actor
voluntario (es propio del
hombre actuar
deliberadamente).

DONALD GONZÁLEZ 5
***

Libertad humana significa responsabilidad del sujeto (que a su vez


supone libertad). La mayor o menor libertad del sujeto implica mayor o
menor responsabilidad conductual.

El derecho al ejercicio de la libertad es una exigencia inseparable de la


dignidad del hombre. En la medida que la persona hace más el bien, se va
también haciendo más libre.

LA CONCIENCIA MORAL

1776 “En lo más profundo de su conciencia el hombre descubre una ley


que él no se da a sí mismo, sino a la que debe obedecer y cuya voz
resuena, cuando es necesario, en los oídos de su corazón, llamándole
siempre a amar y a hacer el bien y a evitar el mal [...]. El hombre tiene
una ley inscrita por Dios en su corazón [...]. La conciencia es el núcleo más
secreto y el sagrario del hombre, en el que está solo con Dios, cuya voz
resuena en lo más íntimo de ella” (GS 16).

I. El dictamen de la conciencia

1777 Presente en el corazón de la persona, la conciencia moral (cf Rm 2,


14-16) le ordena, en el momento oportuno, practicar el bien y evitar el
mal. Juzga también las opciones concretas aprobando las que son buenas
y denunciando las que son malas (cf Rm 1, 32).

DONALD GONZÁLEZ 6
***

Atestigua la autoridad de la verdad con referencia al Bien supremo por


el cual la persona humana se siente atraída y cuyos mandamientos
acoge. El hombre prudente, cuando escucha la conciencia moral, puede
oír a Dios que le habla.
1778 La conciencia moral es un juicio de la razón por el que la
persona humana reconoce la cualidad moral de un acto concreto que
piensa hacer, está haciendo o ha hecho. En todo lo que dice y hace, el
hombre está obligado a seguir fielmente lo que sabe que es justo y
recto. Mediante el dictamen de su conciencia el hombre percibe y
reconoce las prescripciones de la ley divina:

La conciencia «es una ley de nuestro espíritu, pero que va más allá de
él, nos da órdenes, significa responsabilidad y deber, temor y
esperanza [...] La conciencia es la mensajera del que, tanto en el
mundo de la naturaleza como en el de la gracia, a través de un velo nos
habla, nos instruye y nos gobierna. La conciencia es el primero de
todos los vicarios de Cristo» (Juan Enrique Newman, Carta al duque
de Norfolk, 5).

1779 Es preciso que cada uno preste mucha atención a sí mismo


para oír y seguir la voz de su conciencia. Esta exigencia de interioridad
es tanto más necesaria cuanto que la vida nos impulsa con frecuencia
a prescindir de toda reflexión, examen o interiorización:

1780 La dignidad de la persona humana implica y exige la rectitud


de la conciencia moral. La conciencia moral comprende la percepción
de los principios de la moralidad («sindéresis»), su aplicación a las
circunstancias concretas mediante un discernimiento práctico de las
razones y de los bienes, y en definitiva el juicio formado sobre los actos
concretos que se van a realizar o se han realizado.

DONALD GONZÁLEZ 7
***

La verdad sobre el bien moral, declarada en la ley de la razón, es


reconocida práctica y concretamente por el dictamen prudente de la
conciencia. Se llama prudente al hombre que elige conforme a este dictamen
o juicio.

1782 El hombre tiene el derecho de actuar en conciencia y en libertad a


fin de tomar personalmente las decisiones morales. “No debe ser obligado
a actuar contra su conciencia. Ni se le debe impedir que actúe según su
conciencia, sobre todo en materia religiosa”

II. La formación de la conciencia

1783 Hay que formar la conciencia, y esclarecer el juicio moral.


Una conciencia bien formada es recta y veraz. Formula sus juicios según la
razón, conforme al bien verdadero querido por la sabiduría del Creador. La
educación de la conciencia es indispensable a seres humanos sometidos a
influencias negativas y tentados por el pecado a preferir su propio juicio y
a rechazar las enseñanzas autorizadas.

1784 La educación de la conciencia es una tarea de toda la vida. Desde los


primeros años despierta al niño al conocimiento y la práctica de la ley
interior reconocida por la conciencia moral. Una educación prudente
enseña la virtud; preserva o sana del miedo, del egoísmo y del orgullo, de
los insanos sentimientos de culpabilidad y de los movimientos de
complacencia, nacidos de la debilidad y de las faltas humanas. La
educación de la conciencia garantiza la libertad y engendra la paz del
corazón.

DONALD GONZÁLEZ 8
***

III. Decidir en conciencia


1786 Ante la necesidad de decidir moralmente, la conciencia puede
formular un juicio recto de acuerdo con la razón y con la ley divina, o al
contrario un juicio erróneo que se aleja de ellas.

1787 El hombre se ve a veces enfrentado con situaciones que hacen el juicio


moral menos seguro, y la decisión difícil. Pero debe buscar siempre lo que
es justo y bueno y discernir la voluntad de Dios expresada en la ley divina.

1788 Para esto, el hombre se esfuerza por interpretar los datos de la


experiencia y los signos de los tiempos gracias a la virtud de la prudencia,
los consejos de las personas entendidas y la ayuda del Espíritu Santo y de
sus dones.

1789 En todos los casos son aplicables algunas reglas:

 Nunca está permitido hacer el mal para obtener un bien.

 La “regla de oro”: “Todo [...] cuanto queráis que os hagan los hombres,

hacédselo también vosotros” (Mt 7,12; cf Lc 6, 31; Tb 4, 15).

 La caridad debe actuar siempre con respeto hacia el prójimo y hacia su

conciencia: “Pecando así contra vuestros hermanos, hiriendo su

conciencia..., pecáis contra Cristo” (1 Co8,12). “Lo bueno es [...] no hacer

cosa que sea para tu hermano ocasión de caída, tropiezo o debilidad” (Rm

14, 21).

DONALD GONZÁLEZ 9
***

La voluntad

En los estudios filosóficos, el tema de la voluntad ha sido encarado


tanto como un componente psicológico del hombre, como muy
especialmente vinculado a las cuestiones morales o religiosas; y
aún desde el punto de vista metafísico, como un motor de los
cambios.

La voluntad se presenta como una actividad abstracta,


intelectual, del hombre, que se concreta esencialmente en la
toma de una decisión, que constituye su fase más propia.

Existe un proceso de la voluntad, en el cual generalmente se


reconocen cuatro etapas:

1. El surgimiento o la incorporación en la conciencia, de los


motivos, que constituyen determinantes de naturaleza
intelectual, representaciones de ideas; de los móviles, que
constituyen determinantes de orden emocional o afectivo,
representaciones de sensaciones placenteras o de temor al
sufrimiento. Lo frecuente, es que los motivos y los móviles,
como determinantes de la voluntad, no se presenten en una
forma claramente distinguida; sino que por lo común operan
de forma entremezclada.

DONALD GONZÁLEZ 10
***

2. La deliberación, considerada como un análisis racional, que en


algunos desarrollos acerca de los métodos de la adecuada toma de
decisiones se presenta como un estudio cuidadoso y prudente a
partir de una enunciación de las
opciones planteadas y una evaluación de los factores a favor o en
contra, a partir de una representación de las consecuencias de
uno u otro tipo que puedan derivarse. Sin embargo, en la práctica,
la mayor parte de las decisiones son tomadas de una manera
sumamente rápida; sea por prescindir de una detenida evaluación
racional a causa de la intensa influencia de factores emocionales,
sea porque la previa experiencia - y aún la rutina - elimina una
gran parte del proceso racional a su respecto.

De todos modos, debe distinguirse claramente el acto volitivo de la


acción ideomotriz. El primero corresponde en alguna medida a un
proceso en que participa alguna forma de raciocinio; en tanto que
la segunda designa acciones que si bien corresponden
fisiológicamente a los fenómenos voluntarios (como caminar, etc.)
en realidad se realizan sin un análisis racional específicamente
referido a esas acciones, aun que ellas puedan ser instrumentos de
cumplimiento de decisiones voluntarias de otro nivel.

3. La decisión, que consiste esencialmente en la formulación de un


juicio conclusivo, que cierra el proceso deliberativo con

DONALD GONZÁLEZ 11
***

una representación imperativa de una acción


futura; aunque en muchos casos se trata de un
futuro tan inmediato que prácticamente se
confunde con el momento mismo de la decisión.
4. La ejecución, que por lo general no está
constituida por componentes abstractos o ideales
sino por acciones materiales; y que asimismo
tiene primariamente un lugar en el tiempo
futuro, ya sea que la ejecución esté constituida
por la realización instantánea o muy breve de un
acto, o que se configure como una sucesión
coherente de actos en distintos momentos del
futuro. Esta es una etapa que, normalmente,
carece de interés desde el punto de vista
filosófico; aunque como elemento de la realidad
experimental pueda repercutir en algunos
aspectos, especialmente en el enfoque moral o
ético.

Platón incluyó la voluntad entre las potencias o


poderes del alma; considerándola como una
facultad intermedia, en su división tripartita del
alma y de la sociedad y el Estado (Ver Platón).
La consideró ubicada por debajo de la razón que
rige o debe regir al hombre, y por encima de los
apetitos sensibles o simples deseos. No la
consideró en sí misma como una facultad
racional, pero tampoco como una facultad
totalmente irracional.

Para Platón, el mero seguimiento de los deseos


no significa ejercicio de la voluntad; el deseo
pertenece al ámbito del alma sensible o
concupiscible, pero la voluntad pertenece al
orden de lo inteligible.
DONALD GONZÁLEZ 12
***

Para Aristóteles, la voluntad debe tener un carácter conforme a lo


racional. Conjuntamente con el deseo, para Aristóteles la voluntad
es un motor, cuya función es la de mover al alma; sin embargo,
ella no se mueve como el deseo, ajena a toda condicionante del
intelecto.

Para Descartes, decididamente voluntarista, la voluntad es la


facultad de asentir o de negar el juicio de modo que todo acto
intelectual es un acto de voluntad. Leibnitzse opone a ese
concepto, y considera que la voluntad tiende a lo reconocido como
bueno por el pensamiento, por lo cual solamente puede quererse lo
que se percibe por el intelecto. En ese sentido, algunos señalan que
el acto de voluntad quiere lo que es juzgado como bueno por el
entendimiento, independientemente de que en un plano externo al
sujeto volitivo su volición sea moralmente negativa.

Albert Einstein

DONALD GONZÁLEZ 13

También podría gustarte