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JENKINS, Philip (2002: 168-169, 178-179) [L2202] --- M679

2002 Breve historia de Estados Unidos (1997). Madrid: Alianza Editorial.

Causas Guerra Civil – EE.UU. – Lincoln – Abolición Esclavitud


Afronorteamericanos
«Días después de [:168] Antietam [1862], Lincoln emitió una primera proclamación
emancipadora que amenazaba con liberar a todos los esclavos de los territorios
rebeldes. Aunque no supuso en realidad la liberación de ningún esclavo, esta medida
puso en marcha el proceso que terminaría en la abolición. Desde la perspectiva
europea, la adopción de esa noble postura moral hacía aún más difícil que los ingleses
o los franceses entraran en la contienda: intervenir para parar una guerra de forma
aparentemente imparcial era una cosa, pero enviar un ejército a luchar del lado de los
propietarios de esclavos era otra bien distinta.
Es posible que la consecución definitiva de la emancipación no tuviera entonces
grandes repercusiones, pero su importancia fue creciendo extraordinariamente a
medida que avanzaba la guerra. En 1863 la Unión estaba escasa de efectivos y
estableció un duro programa de reclutamiento inmediato en marzo (la Confederación
ya había hecho lo mismo en abril de 1862). La emancipación ofreció la posibilidad de
reclutar a miles de soldados bien dispuestos entre los negros libres y antiguos
esclavos, aunque al principio a éstos se les miraba con gran recelo. Al final de la
guerra más de 200.000 negros habían servido en el ejército de la Unión, donde
demostraron valor y entrega» [:169]
«Lincoln [vencedor en las elecciones de 1860 por el Partido Republicano] no era en
modo alguno tan dogmático en materia de esclavitud como muchos dirigentes
republicanos, hasta el punto de que sus conciliadores comentarios sobre la cuestión
han creado más de un problema a sus innumerables admiradores posteriores. En 1858
declaró que se oponía implacablemente a la “igualdad social y política de las razas
blanca y negra […], [a] convertir en votantes o jurados a los negros […] y a que se
celebren matrimonios mixtos”. En 1862 escribió, en un pasaje célebre, que su objetivo
supremo era salvar la Unión, y que si ese objetivo se podía conseguir liberando a
algunos, a todos o a ningún esclavo, él lo haría: “Lo que yo hago en relación con la
esclavitud y la raza de color, lo hago porque ayuda a salvar esta Unión”. Estas
sutilezas no iban con los dirigentes sureños, que creían enfrentarse a una simple
alternativa entre secesión y destrucción. En último término, consiguieron las dos
cosas.
Se ha escrito mucho sobre las causas de la Guerra Civil, [:178] pero el empleo de la
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palabra “causa” pone el acento en un lugar equivocado. La verdadera cuestión no es


por qué la Unión se rompió en pedazos, sino cómo se consiguió evitarlo durante tanto
tiempo, y porqué unos estados se separaron y otros no. Además, ¿por qué hay que
considerar que la salida de algunos estados es un acto de traición o de guerra, y no una
simple reconfiguración de una Unión que se acepta que es temporal? En ambos casos,
la esclavitud era el catalizador decisivo: apreciado símbolo de la forma de vida de una
región, abominación para la otra, con lo que entraban en colisión principios absolutos.
Los acontecimientos de la década de 1850 parecían demostrar que la esclavitud no
podía confinarse a una sola zona, y que debía o bien extenderse por todo el país, o bien
dejar de existir por completo. El hecho de que el problema se formulara entonces
mediante una disyuntiva tan rígida ayuda mucho a entender por qué una unión
constitucional de siete décadas empezaba a desintegrarse.» [:179]

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