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Arquitectura brutalita.

La arquitectura brutalista es un estilo arquitectónico que surgió durante la década de


1950 en el Reino Unido, entre los proyectos de reconstrucción de la era de la posguerra.
Los edificios brutalistas se caracterizan por construcciones minimalistas que muestran
los materiales de construcción desnudos y los elementos estructurales sobre el diseño
decorativo. El estilo comúnmente hace uso de hormigón o ladrillo expuesto, sin pintar,
formas geométricas angulares y una paleta de colores
predominantemente monocromática; También se incluyen otros materiales,
como acero, madera y vidrio.
Descendiente del movimiento moderno, se dice que el brutalismo es una reacción
contra la nostalgia de la arquitectura en la década de 1940. Derivado de la frase
sueca nybrutalism, el término "Nuevo brutalismo" fue utilizado por primera vez por los
arquitectos británicos Alison y Peter Smithson por su enfoque pionero del diseño. El
estilo se popularizó aún más en un ensayo de 1955 del crítico de arquitectura Reyner
Banham, quien también asoció el movimiento con las frases francesas béton
brut ("hormigón en bruto") y art brut ("arte en bruto"). El estilo, desarrollado por
arquitectos como los Smithson, el húngaro Ernő Goldfinger y la firma
británica Chamberlin, Powell & Bon, fue presagiado en parte por el trabajo moderno de
otros arquitectos como el franco-suizo Le Corbusier, el estonio-estadounidense Louis
Kahn, el germano-estadounidense Mies van der Rohe y el finlandés Alvar Aalto.
En el Reino Unido, el brutalismo apareció en el diseño de viviendas sociales utilitarias y
de bajo costo influenciadas por los principios  socialistas y pronto se extendió a otras
regiones del mundo. Los diseños brutalistas se utilizaron con mayor frecuencia en el
diseño de edificios institucionales,
como universidades, bibliotecas, tribunales y ayuntamientos. La popularidad del
movimiento comenzó a declinar a fines de la década de 1970, y algunos asociaron el
estilo con la decadencia urbana y el totalitarismo.
El brutalismo se ha ido polarizando históricamente; edificios específicos, así como el
movimiento en su conjunto, han generado una variedad de críticas (a menudo descritos
como "fríos" o "sin alma"), pero también han obtenido el apoyo de los arquitectos y las
comunidades locales (con muchos edificios brutales que se han convertido en iconos
culturales, a veces obteniendo el estatus de hitos). En las últimas décadas, el
movimiento se ha convertido en un tema de renovado interés. En 2006, varios
arquitectos bostonianos pidieron un cambio de marca del estilo a "arquitectura heroica"
para distanciarse de las connotaciones negativas del término "brutalismo".
Características

Torre Balfron (1963), diseñada por Ernő Goldfinger en Londres, Inglaterra

El nuevo brutalismo no es solo un estilo arquitectónico; también es un enfoque


filosófico del diseño arquitectónico, un esfuerzo por crear edificios simples, honestos y
funcionales que se adapten a su propósito, habitantes y ubicación. Estilísticamente, el
brutalismo es un lenguaje de diseño estricto y moderno que se ha dicho que es una
reacción a la arquitectura de la década de 1940, gran parte de la cual se caracterizó por
una nostalgia retrospectiva. Peter Smithson creía que el núcleo del brutalismo era una
reverencia por los materiales, expresó honestamente, afirmando que "el brutalismo no
se preocupa por el material como tal, sino más bien por la calidad del material", y "ver
los materiales por lo que eran: la madera de la madera, la arena de la arena",
insistiendo en que una estructura brutalista debe satisfacer los siguientes términos: "1,
legibilidad formal del plan; 2, exposición clara de la estructura, y 3, valoración de los
materiales por sus cualidades inherentes 'tal como se encuentran'." También fue
importante la "imagen" estética o la "coherencia del edificio como entidad visual".
Brutalismo Mexicano.
Este estilo es derivado del movimiento moderno que tuvo su auge en México entre los
60 y los 80, cuyo rasgo característico es el acabado “en bruto” de los materiales de la
obra. Algunos reconocidos arquitectos, como Teodoro González León, Orso Núñez Ruiz-
Velasco, Pedro Ramírez Vázquez y Abraham Zabludovsky, fueron promotores de esa
arquitectura institucional.

La Ciudad de México es un escaparate de edificios brutalistas, que tuvieron poco éxito


entre la población, pero que hoy en día son una afortunada sorpresa urbana que le pone
pausa a lo cotidiano y te da un momento para ver hacia arriba y pensar que en esta
ciudad basta tener los ojos abiertos para maravillarte. A continuación una lista de los
edificios brutalistas más hermosos de la capital:

El Auditorio Nacional

Renovación del Auditorio Nacional, 1988.


Su construcción se concluyó en 1953 y en 1989 fue cerrado al público para su
remodelación integral, hecha por los arquitectos Abraham Zabludovsky y Teodoro
González de León. El edificio fue ampliado en su capacidad, se le revistió su
fachada tratada con martelina (sello de las obras de ambos arquitectos), se
mejoraron instalaciones en general y fue provisto de mejoras acústicas y equipo
escénico. Al finalizar la remodelación, quedó como un recinto de excelencia
internacional, tanto para los artistas como para el público.

Centro Cultural Universitario

Enclavado en la reserva ecológica del pedregal de Santo Domingo, al sur de


Ciudad Universitaria, se encuentra este conjunto arquitectónico diseñado por
Orso Núñez Ruiz-Velasco y Arcadio Artis Espriu. Está integrada por varias
salas, una Biblioteca y Hemeroteca y el Centro de Estudios sobre la Universidad.
Núñez decidió utilizar el concreto en sus elementos estructurales y en las
superficies de fachada, explorando la plasticidad de los edificios, además de
propiciar variaciones tonales en fachadas, columnas y pisos a través de los
agregados, como la huella que imprime la cimbra en el concreto y el efecto de la
luz solar sobre los volúmenes.
El Colegio de México

Este edificio es fiel representante de la arquitectura brutalista mexicana de los años


setenta, que ha sido sede de uno de los centros de educación de posgrado de mayor
tradición en México. Se trata de una topografía sumamente irregular por tratarse de las
faldas del cerro del Ajusco -cubiertas miles de años atrás por la lava del Xitle– y con esta
premisa, los arquitectos buscaron la forma de adaptarse al terreno.
Embajada de Japón en México

En este proyecto participaron dos maestros importantes del estilo moderno internacional,


el arquitecto japonés, ganador del premio Pritzker, Kenzo Tange y el célebre arquitecto
mexicano, Pedro Ramírez Vázquez. Esta colaboración también contó con la presencia del
mexicano Rosen Morrison y logró mostrar la dignidad de la cultura oriental en el occidente. La
Embajada de Japón en México fue construida en 1976, es una muestra de la concepción
de proyectos conjuntos que lograron reunir a dos culturas tan diferentes y al mismo tiempo
tan representativas de la arquitectura moderna.
Museo Universitario de Arte Contemporáneo

El terreno donde se construyó el museo era un estacionamiento, de modo que el proyecto


arquitectónico a cargo del arquitecto mexicano Teodoro González de León, en colaboración
con un equipo interdisciplinario, cuyo edificio suma un total de 13,947 metros cuadrados
de construcción en dos niveles, de los cuales 3,300 constituyen los espacios de
exhibición.1 Éste fue reubicado al sótano, debajo de una nueva plaza principal que sirve
como vestíbulo para todo el Centro Cultural. En esta plaza se reubicó La Espiga, escultura
de Rufino Tamayo.
Museo Rufino Tamayo

El diseño comenzó en 1972  y la construcción hasta 1979, dando como resultado un


edificio que hizo merecedores al Premio Nacional de Ciencias y Artes, en el rubro “Bellas
Artes”, a los arquitectos mexicanos Teodoro González de León y Abraham Zabludovsky.
Considerado como uno de los pocos ejemplos en México de arquitectura contemporánea
destinada desde su proyecto original a la labor museística, el edificio se incorpora
armónicamente al entorno gracias a su forma piramidal, lo que remite a la herencia
arquitectónica prehispánica.
Casa Taller de Agustín Hernández

El taller y hogar de Agustín Hernández fue diseñado por él mismo el año 1975, en una
zona boscosa del lugar escondido entre los árboles. Como si flotara sobre este barranco de 40
metros de altura, aparece esta inusual y monumental composición, que juega con la
geometría y la gravedad, conformándose como una de las obras más importantes de este
renombrado arquitecto mexicano; el lugar y la escultura donde el arquitecto vive, trabaja,
observa y descansa.
Palma 555

Palmas 555 es un edificio que resalta en el paisaje urbano de la Ciudad de México por
su especial volumetría y diseño innovador. Este edificio de uso corporativo fue diseñado y
construido por Juan Sordo Madaleno junto con José Adolfo Wiechers y el José Ignacio de
Abiega como Arquitectos Asociados en 1975.

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