Cuadro clínico

El trastorno de personalidad compulsivo puede considerarse una extensión patológica de la

personalidad “respetuosa” descrita en el capítulo 2. Representa una variación pasiva del patrón
ambivalente básico. Recordaremos que la ambivalencia es un conflicto, una oposición entre
tendencias contrarias. La personalidad compulsiva representa una mezcla irresoluta de
sentimientos y pensamientos que, por un lado, representan un deseo de afirmación y actuación
autónoma pero por otro representan la necesidad de conseguir el apoyo y la comodidad que se
puede obtener con la conformidad. Aunque este conflicto es bastante similar al que experimenta
los activos-ambivalentes, la personalidad pasivo agresivo, los dos trastornos ambivalentes difieren
en que el pasivo- agresivo muestra su ambivalencia a través de un comportamiento errático y
vacilante. Mientras que los compulsivos ahogan su ambivalencia en un mar de gran conformidad,
sobresumisión y un comportamiento hiperrígido.

Ciertamente, la moral y la ética son requisitos para una vida civilizada, pero las personas
compulsivas son tan flexibles es su búsqueda que quedan atrapadas en un pantano de indecisión y
conformidad, temerosos del más pequeño error o desviación de la norma. La personalidad
compulsiva puede sintetizarse en una palabra “normativa”. Ciertamente, se puede concebir la
personalidad compulsiva como un trastorno que varía en un contium entre moderadamente
patológico y gravemente patológico.

En sus formas moderadas el trastorno de personalidad compulsivo puede sentirse bien en

ambientes que demandan un seguimiento rígido de las reglas, los principios y las órdenes, por
ejemplo organizaciones militares o paramilitares, investigación en ciencias básicas y hasta en
campos tales como contabilidad, finanzas e informática.

Sin embargo en sus formas más graves, la adherencia rígida a las formas deviene autodestructiva,
según la America Psychiatric Association, las características básicas de la forma más grave del
trastorno son “Una capacidad muy reducida para expresar calidez y emociones tiernas; un
perfeccionismo que interfiere con la capacidad de comprensión global; una insistencia en que los
otros se sometan a su manera de hacer la cosas; una excesiva devoción al trabajo y la
productividad con la exclusión del poder”