Está en la página 1de 1

CAMPO E’ RABANO

Por Maryuri Franco Góngora

Por una situación conjunta, esta semana me encontré con mi buena amiga Adriana
Ardila Santana, y fue hermoso poder escuchar de sus labios las bondades de Dios en
su vida, agradecí poder ver como sus ojos brillaban contando sobre el amoroso estado
de su corazón. Estuve extasiada con cada palabra que traía regocijo sin igual, pues, en
cierto momento también observé su vida revolucionarse debido a lo las circunstancias,
las decepciones y el corazón parti-o trajeron.

Ya, de regreso a mi casa con mi espíritu y ánimo henchido de felicidad, tratando de


realizar mi auto enseñanza práctica y dinámica, vi que nuestras vidas con sus aciertos
y equivocaciones eran como mi campo e’ rábano, aquel que está situado al lado de mi
casita (pues, como lo he dicho antes vivo en el campo).

Hasta hace unas pocas semanas, ese mismo terreno era ocupado por innumerables
cosechas de cilantro y perejil, todos los meses observaba como incansablemente los
agricultores y cosechadores encorvados sacaban cuanta maleza crecía, y al final el
producto era abundante, pero a su vez escaso, debido a que algunas de las semillas
plantadas finalmente traían entre ellas elementos no aptos ni acordes a lo esperado,
convirtiéndose en la parte mala de la siembra.

En el mes de noviembre el agricultor decidió cambiar la semilla, en esta ocasión sembró


rábano, y sí, con asombro vimos que aquella misma tierra proporcionadora de alimento,
pero también de maleza, con el nuevo producto no ofreció ni una sola de ellas, ahora,
los hermosos, rojos, sabrosos, y nutritivos rábanos crecieron sin ningún esfuerzo y casi,
casi sin ningún cuidado más allá de una supervisión de ojo … pues ni bichos albergó
dentro de sí en esta ocasión.

Hoy, al ver como recogen la cosecha, puedo creer que en algún momento sembramos
semillas buenas en tierras malas, y semillas malas en tierras buenas, produciendo
algunas maleza y cizaña desde su interior, pero también he visto como con una
remoción de lo profundo, tal cual el tractor en el campo; y, una mejora de semilla, esa
tierra nos va a proveer un grandioso resultado.

Así que, en mi diaria reflexión, pienso que, así mismo, como mi mamá y mi manual de
vida me enseñaron, "debes gozarte cuando los tuyos se gozan y llorar cuando ellos
lloran" … hoy, me gozo con Adriana pues, ha logrado cambiar la semilla, ha sembrado
semilla excelente en tierra buena, y ahora ella tiene un grandioso resultado de amor; en
su momento removió su interior sacando de sí misma su mejor versión …. Como amo
el resultado.

Yo, Seguiré su ejemplo: removeré mi interior, sembraré una grandiosa semilla y


probablemente mi campo e’ rábano de amor, como el de Adri, producirá el mejor de los
frutos.

También podría gustarte