Está en la página 1de 17

PREDISPOSICIÓN

A LA CATÁSTROFE
LAS 3 CLAVES
QUE ROMPEN EL BUCLE

Por Fani García

Hola,
Soy Fani García

Soy Fani García, fundadora de Digestiones Emocionales.


Bioquímica, hipnoterapeuta especialista en estrés digestivo
y Coach en gestión emocional, pero sobre todo una mujer
clara y directa cuyo propósito en esta vida es empoderarte
y acompañarte en el proceso de transformación de tu salud
y visión sobre la misma, para que entiendas el poder que
tienes como ser individual sobre ella cuando gestionas tus
problemas emocionales.

¿Te apuntas?

EL ORIGEN

¿DE DÓNDE NACE ESA


PREDISPOSICIÓN?

De algo tan sencillo como la ansiedad, cuando sentimos


ansiedad pensamos que el mundo se nos va a caer
encima, nos ponemos nerviosos, el pulso se acelera, nos
falta el aire... y empezamos a pensar de forma
incontrolada en todo lo que podría salir mal.

Nuestra cabeza se llena de "Y si..." que nos hacen entrar


en bucle, en una rueda de hamster de la que no
podemos salir.

Lo peor es que no puedes controlarlo, cuando te das


cuenta de que estás en ese bucle ya es demasiado
tarde, es algo que sale de ti de forma automática.

Tener ansiedad significa vivir con algo que siempre está


ahí, al acecho, esperando a que cometas un error.
Provoca que no puedas enfrentarte a situaciones y
trastorna tu vida diaria, es estar aterrorizado y quedarte
inmovilizado con según qué pensamientos.

EN SITUACIÓN

Vamos a entrar en uno de esos


"momentos"

Y vamos a hacerlo de la manera en la que mejor


me expreso, contándote una historia.

Corría el año 2015, yo me estaba formando


como Coach y bioquímica, por lo que estaba
todavía en proceso de sanación, así que toda
situación que vivía, la analizaba, la reflexionaba,
y cuando era capaz, la gestionaba (esto último
muy pocas veces).

Se me hacía muy complicado estar analizando


cada uno de mis comportamientos, y más,
cuando ni siquiera sabía de donde salían... era
todo tan automático, que cada vez, me parecía
más imposible.

Un día, tenía que coger un autobús a Santiago


(casi dos horas de trayecto) y aunque a
cualquier persona "normal" le parecería algo muy
sencillo, para mi suponía un horror, ¿Y por qué?

EN SITUACIÓN

Pues bien, la última vez que había cogido uno,


acabé con unos cólicos tan fuertes que tuve que
bajarme en medio de la nada, buscar la cafetería
más cercana e ir corriendo al baño.

Además, por hacer las cosas más complicadas,


era el último autobús del día, estaba
anocheciendo, y yo no tenía a nadie que me
pudiese venir a buscar para llevarme a casa,
imagínate cómo me sentía...

Vergüenza, frustración, tristeza, cansancio de


estar así todo el tiempo... me sentía abatida.

Pasada casi una hora, llamé a mi pareja con


unas ganas de llorar inmensas y le pedí si por
favor podía acercarse a recogerme... él vivía a
unas dos horas y media en coche de allí y yo no
podía parar de pensar que ya lo estaba
"molestando" otra vez.

Por supuesto, él vino corriendo, sin ni siquiera


pensárselo dos veces, la que realmente se
sentía mal por esa situación era yo.

EN SITUACIÓN

¿Voy a tener que pasarme la vida así?


¿De verdad que esto no tiene solución?
¿Cuándo voy a poder dejar de molestar al resto
con mis problemas? estarán hartos... - me decía
mientras esperaba.

Aunque pueda parecer que la historia acaba


aquí, no fue así.

De camino a Santiago, ya en el coche, tuvimos


que hacer dos paradas más, las ganas de ir al
baño de forma repentina junto con los pinchazos
que sufría, como si un ejército de diminutas
personas me apuñalaran por dentro, hizo que el
camino fuese todavía más largo de lo que
realmente era.

Llegué a Santiago tarde, y me pasé la noche


llorando y repitiéndome que nunca más volvería
a coger un autobús.

Seguramente ahora

entiendas el por qué me da


pánico coger autobuses, pero ese día tenía que
cogerlo sí o sí. No había otra opción.

EN SITUACIÓN

Además, mi terapeuta insistía en que tenía que


superarlo, tenía que demostrarme a mi misma
que podía ir en autobús sin encontrarme mal.

¿Y sabes que pensaba yo de todo esto que me


decía?

No necesito demostrarme nada, sé que me


encontraré mal y tendré que bajar antes de
tiempo y volver a vivir aquella situación que
tanto me había marcado.

Como no tenía otra alternativa, me subí al


autobús ese día.

Era un domingo, por la tarde, a eso de las 7PM.


Antes de entrar mi cabeza no paraba de
repetirme...

"Te vas a encontrar mal, es mejor que te sientes


cerca de la puerta para que puedas bajar rápido,


no sé quien narices inventó los autobuses sin un
baño dentro, lo mejor es que te pares en (X
sitio) para que después te puedan recoger y no
estés en medio de la nada como la otra vez,
etc"

Ya ves, una decena de pensamientos en bucle

que aumentaban más mi ansiedad. ¿Y qué pasó?


EN SITUACIÓN

Pues lo que yo ya estaba predispuesta a pasar,


empecé a encontrarme mal, notaba como mi
cuerpo empezaba a subir de temperatura, mi
barriga empezó a sonar como si de una orquesta
se tratase, mi pulso se aceleró...

Y aquí entraron en juego mis dos diálogos


internos, mi ángel y mi demonio:

😇 Venga Fani, ya solo te queda una hora de


trayecto y cuando menos te lo esperes ya
estarás en casa tranquila y relajada con tu baño
cerca, no le des más vueltas.

😈 No te engañes, sabes que necesitas bajar e ir


a un baño, escucha como suena tu barriga, no
ves como estás sudando?, déjate de
pensamientos positivos que ya sabes donde
acaba esto, cuanto antes lo asumas mejor.

😇 A ver Fani, no le hagas caso, tú puedes con


esto, has podido con cosas peores, es solo
aguantarte un poco más, piensa en otra cosa,
distráete, coge los auriculares y ponte música.

EN SITUACIÓN

😈 ¿En serio te piensas que la música va a hacer


algo? céntrate en lo realmente importante o
acabarás haciéndotelo encima, necesitas un
baño YA! así que déjate de análisis y ejercicios
de Coach que no te valen para nada, lo que
necesitas es un baño y tus problemas se irán.

Ya te imaginas cómo sigue ese diálogo, mi ángel


muere asesinado y el demonio gana, acabo en el
baño y una vez más, llamo a mi pareja.

Me siento igual de mal, o peor, mucho más


desanimada con la idea de que nunca estaré
bien y por supuesto, con ganas de llegar a casa.
Los meses transcurrían y yo cada vez me
encerraba más en casa, sola y sin tener vida
social, al fin y al cabo todo me sentaba mal.

Incluso cada vez que iba a comer, mi mente ya


me estaba diciendo antes lo mal que iba a
encontrarme después, tenía miedo solo de
sentarme a la mesa y que me pusieran un plato
delante.

Empecé a obsesionarme con todo lo relacionado


con la alimentación, hasta un punto en el que
empecé con dietas súper restrictivas que no me
sirvieron de nada.

EN SITUACIÓN

Todo cambió cuando descubrí tres herramientas


de gestión emocional y PNL que me ayudarían a
romper el bucle. Aprendí como Coach que todo
estaba en nuestra mente, y que si yo me
predisponía al dolor, dolor iba a tener.

Así que me pasé meses leyendo sobre el tema,


haciendo cursos extras relacionados con ello y
enfocados al estrés digestivo, y entonces con
toda esa información solo podía hacer una cosa:

APLICARLA

¿Y qué mejor lugar que un autobús


para ponerme a prueba?

Pues eso hice, domingo a las 7PM, cogí ese


autobús.

No te voy a negar que mi predisposición a la


catástrofe estaba ahí, pero tenía esas
herramientas para aplicar.

LAS HERRAMIENTAS

LA PRIMERA

La Ecuación
De todas las veces en mi vida que había cogido
un autobús, ¿qué porcentaje de ellas habían
salido mal?.

(Hice el cálculo exacto, aunque no te lo creas)


Era bastante sencillo, cogía el bus 2 veces por


semana, desde los 15 hasta los 22 que tenía en
ese momento, teniendo en cuenta las 52
semanas que tiene un año, habría realizado
entorno a unos 728 trayectos en autobús.

Y solo en DOS de ellos me encontré mal.


¿En serio demonio?


Lo siento pero no tienes más argumentos por


hoy, puedes cogerte unas vacaciones

LAS HERRAMIENTAS

LA SEGUNDA

Lo externo
Mi demonio ponía mucho énfasis en lo externo,
es decir, la vergüenza que iba a sentir, lo
pesada que era molestando a los demás con mis
problemas, lo "rara" o poco "normal" que era mi
vida...

¡Todo el tiempo pensaba en los demás!


¿Realmente en esa situación de dolor e


incomodidad física y emocional, estoy pensando
en el resto?

Demonio, tus vacaciones se han vuelto


indefinidas, lo que dices no tiene ningún sentido.

Y por ello, reincorporé a la plantilla al ángel, que


con estas dos herramientas conseguimos
resucitar, y le hice un contrato indefinido.

LAS HERRAMIENTAS

LA TERCERA

Primer pensamiento
Antes de ni siquiera sentir la primera molestia,
antes de que realmente me encontrase mal un
pensamiento negativo ya me estaba bloqueando.

Lo apunté sobre papel y me pregunté lo


siguiente:

1. ¿Realmente tiene sentido lógico este


pensamiento?
2. ¿Es un drama tan grande cómo para que le
de importancia?
3. ¿Hay cosas peores en el mundo?

Sinceramente después de contestar a estas


preguntas me di cuenta de que primero, no tenía
sentido en base a la ecuación previa.

Segundo, lo peor que me podría pasar es


acabar en el baño y llamando a mi pareja,
tampoco es tan grave.

Y así logré desdramatizar la situación..

CONCLUSIÓN

Este ejercicio que parece simple, no lo es tanto,


pero al igual que a mi me ha servido para ir en
autobús sin preocuparme de cual será mi bajada,
a ti puede ayudarte también.

Desde entonces siempre cuento cuántas veces


me he sentido mal y lo comparo con todas las
veces que me he sentido bien.

Si un día comes lentejas y te sientan mal,


compara las miles de veces en las que comiste
lentejas antes y te sentiste estupendo/a.

Y sobre todo, céntrate en ti. En ese momento


necesitas cuidarte, abrazarte y escucharte...

¿Qué mas da el resto?

Cuando hablé con mi pareja de ello, él siempre


me dijo que no le importaba venir a buscarme,
que lo haría siempre que necesitase, así que
dejemos de poner pensamientos en las cabezas
del resto del mundo cuando no es real.

Y a tus amigos/ compañeros de trabajo/


familia... les da igual que te tengas que ir antes
porque te encuentras mal, al fin y al cabo, todos
en algún momento de nuestra vida nos hemos
tenido que retirar por una indisposición.

CONCLUSIÓN

La única diferencia es que ellos/as siguen


centrando su atención en todas la veces que
han salido bien.

Así que ya sabes, si ves que tu demonio está


cogiendo la delantera, haz la ecuación, anula lo
externo y desdramatiza para que se coja unas
vacaciones o directamente DIMITA.

Gracias por llegar


hasta aquí
¿Quieres dar tu primer paso para recuperar tu
salud digestiva y emocional?

Inscríbete en El Arte de una buena digestión y recibe


nuestra primera masterclass mensual dónde te
cuento cómo romper esos bloqueos inconscientes
que hacen que lleves tanto tiempo probando mil
cosas y que nada te funcione.

Me apunto

También podría gustarte