vegetativo es un elemento sumamente importante del sistema nervioso el cual está conformado por un múltiple conjunto de neuronas y vías nerviosas que controlan la función de los diferentes sistemas viscerales del organismo. Su función principal consiste en mantener la situación de homeostasis para mantener una condición interna estable, y así, el organismo efectúa las respuestas de adaptación ante cambios del medioambiente externo e interno.
De tal manera, el sistema nervioso autónomo, regula la respiración, la circulación, la
digestión, el metabolismo, la secreción glandular, la temperatura corporal, la reproducción y, además, coordina todas estas funciones vitales para mantener la homeostasis. Este sistema, como su propio nombre indica (autónomo o vegetativo) no se encuentra sujeto al control voluntario o consciente. Las disfunciones del SNA comportan manifestaciones clínicas múltiples y variables, que, a menudo, son infravaloradas en la práctica clínica. Sin embargo, los síntomas o alteraciones autonómicos deben tenerse siempre en cuenta por su implicación diagnóstica, por la repercusión sobre la calidad de vida del paciente y por la influencia pronostica sobre la expectativa de vida. El SNA forma parte de nuestro sistema nervioso periférico, éste es el encargado de generar respuestas en nuestro cerebro y controlar la mayor parte de nuestras funciones orgánicas. Entendemos pues, que el SNA está repartido por todo el cuerpo y se diferencia anatómicamente del Sistema Nervioso Central por su posición en nuestro mapa corporal. Los nervios, el tallo cerebral, la médula espinal y algunas partes del hipotálamo son las zonas más implicadas en el sistema nervioso autónomo. A su vez, dividimos el SNA en: sistema nervioso simpático, parasimpático y entérico (SNS, SNP y SNE) ESTRUCTURA FUNCIONAL DEL SNA Las vías efectoras de los sistemas simpático y parasimpático constan, típicamente, de una cadena de dos neuronas. Una neurona preganglionar, cuyo soma se localiza en el sistema nervioso central (SNC) y envía su axón para sinaptar con una neurona posganglionar, cuyo soma está en un ganglio autonómico y que a su vez inerva los órganos diana (Fig. 2). Los ganglios simpáticos se sitúan cerca de la médula espinal, para o prevertebrales, con lo que las fibras posganglionares tienen un trayecto relativamente largo. Por el contrario, los ganglios parasimpáticos yacen cerca o dentro de las estructuras viscerales, lo que resulta en fibras posganglionares cortas. Las fibras preganglionares son mielínicas delgadas de tipo B o amielínicas C, mientras que las posganglionares son mayoritariamente amielínicas [7,8]. La mayor parte de las vísceras reciben una inervación doble del SNA, tanto por parte del simpático como del parasimpático. En general, las dos divisiones funcionan integradamente en el control visceral y ejercen efectos opuestos sobre cada órgano. Algunas estructuras viscerales, como las glándulas sudoríparas o la mayoría de los vasos sanguíneos, reciben inervación de solamente uno de los dos sistemas. El SNA, a través de los tres componentes eferentes que lo integran: simpático, parasimpático y entérico los cuales también inerva el músculo cardíaco, el músculo liso de todos los órganos y las glándulas exocrinas y endocrinas. En el cual el primero va a estar encargado de un proceso conocido como “lucha-huida”, que evidentemente se ve reflejado cuando tenemos la necesidad de luchar o huir de algo, se activa este sistema para ayudarnos y para protegernos del daño y que sobrevivamos ante un suceso, en pocas palabras es el que controla las reacciones y reflejos viscerales. Y el segundo, el parasimpático, que controla los actos involuntarios; por ejemplo, al querer huir de un animal agresivo que quiere atacarnos vamos a activar el sistema nervioso activado, pero este sistema no podríamos mantenerlos activado todo tiempo porque gastaríamos todas nuestras reservas energéticas. Cuando ya activamos el sistema nervioso simpático y logremos “sobrevivir” de lo que estemos huyendo o nos esté estresando activamos el sistema nervioso parasimpático.
Sistema Nervioso simpático
Los nervios, fibras y neuronas de este sistema se encargan de poner nuestro cuerpo en un estado de alerta fisiológica. Cuando el cerebro manda una señal de alerta o activación cortical por una situación de estrés, el SNS envía un mensaje a los músculos y glándulas de nuestro organismo para que pongan nuestro cuerpo en marcha de la siguiente manera: La glándula suprarrenal libera adrenalina por todo nuestro torrente sanguíneo Dilata las pupilas Acelera la frecuencia cardíaca Abre las vías respiratorias para que aumente el oxígeno en la sangre Inhibe el sistema digestivo para concentrar esfuerzos en tareas de ataque y huía Mantiene el tono muscular Estimula el orgasmo. Sistema Nervioso Parasimpático En contraposición al SNS, nos encontramos con el SNP. Este sistema es el responsable de volver a nuestro estado natural a todos los órganos activados anteriormente. Para ello, envía señales al cerebro para que éste libere acetilcolina y llegue a las neuronas encargadas de relajar los músculos y órganos. El sistema nervioso parasimpático tiene las siguientes funciones principales: Constricción de la pupila Reducción del volumen de los pulmones Disminución de la frecuencia cardíaca Estimulación del proceso digestivo Relajación muscular Estimulación de la excitación sexual (en este caso, no es la respuesta contraria al SNS, si no que la complementa) Enfermedades del sistema nervioso simpático y parasimpático Un desequilibrio en el SNS o SNP estará relacionado con nuestra capacidad de generar respuestas corporales adecuadas a nuestro entorno, los principales ejemplos de enfermedades del sistema nervioso simpático y parasimpático son los siguientes: Fibromialgia: cuando el sistema nervioso parasimpático no funciona adecuadamente, puede aparecer esta enfermedad caracterizada por enormes dolores sin explicación física aparente. Esclerosis múltiple: esta enfermedad neurodegenerativa puede aparecer por la interacción de diferentes factores, uno de ellos es un fallo en el sistema nervioso autónomo. Parkinson: a pesar de que la aparición no esté directamente relacionada con un fallo en el SNA, el hecho de presentar esta enfermedad puede derivar en una grave disfunción en dicho sistema. Hipotensión ortostática idiopática: también conocida como fallo autonómico puro Diabetes: este desequilibrio endocrino está estrechamente relacionado con un mal funcionamiento del sistema nervioso parasimpático. Como hemos visto anteriormente, el sistema nervioso parasimpático es el encargado de regular también algunas de las funciones del sistema digestivo. Otras enfermedades como el botulismo, la lepra y la enfermedad de chagas pueden producir fallos en el sistema nervioso.