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Ayakachtli
Concepto.‐ Todas las diversas patologías precedentemente tienen una patogenia
(mecanismo de producción de la enfermedad) análoga, lo que dará por
consiguiente una terapia común para la diversidad de causas. La ayakachtli o Musicoterapia I
Recopilación por:
wada (sonaja en mapuche) tiene su utilidad como cura ante esas diversas
Erick Rivas Maya
patologías.
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¿Qué es el Rito Mapuche con Wada?
En el Ülutun (rito terapéutico mapuche) Patagonia Argentina, se usa la wada o ayakachtli (sonaja), como herramienta
sónica para la extracción del wekufü (endoparásito energético).
La terapia del wekufü (endoparásito), no considera otras circunstancias como la introducción de un alwe (alma del
muerto), de una entidad sutil, u otra, en el cuerpo del paciente y que no son precisamente necesarias que las presente el
enfermo; de no estar presentes estas, entonces, seguirá estrictamente la extracción (entun). Sólo cuando no haya cerca
un machi (autoridad religiosa, consejera y protectora del pueblo mapuche, en cargada de la medicina y las ciencias) se
usará el medicamento llamado wekufütunlawen, y sólo como paliativo.
Existen diversas técnicas de entun:
1. Por succión: de la región enferma, lo que en mapuche se designa como ülun, ülutun o fotrarün.
2. Por masoterapia: sobando la zona enferma.
3. Por operación quirúrgica de la zona en cuestión: punción, sajadura, escarificación, trepanación, ablación,
etcétera.
4. Por transferencia al cuerpo de un mineral, vegetal o animal: engendra una diferencia de potencial con
respecto al medio interno del paciente, a fin de que el endoparásito se materialice en él.
Hay diversas variantes tácticas: sea usando un mineral como el alumbre, o animales (peutukutran); usando un
huevo (en este caso, si se rompe el huevo, se podrá ver al endoparásito materializado). Algunos chamanes
poco escrupulosos transfieren la enfermedad a una prenda de vestir bonita o a un plato de comida bien
sabrosa o a una bota con bebida alcohólica, y los colocan a la vera de un camino a fin de que un viandante
desprevenido los beba o consuma. Como consecuencia de esto el viajero adquiere la enfermedad y el enfermo
sana. Esta práctica también se usó como arma mágica contra los invasores hispanos y criollos (armas mágicas
defensivo‐ofensivas del ejército mapuche).
5. Por ligadura simpática de la enfermedad: Se toma un mechón de pelos del paciente junto con alguna secreción
orgánica del mismo, ambas cosas colocadas en un soporte físico, rito mediante y depositadas posteriormente
en un lugar rewe (puro o sagrado).
El Ülutun
La extracción por succión (terapia del endoparásito: ENTUN)
Aquí, de todas las terapias posibles para el endoparásito, sólo trataremos: la extracción por succión, en mapuche ülutun,
ülun o fotrarün. El verbo ülun o su acepción ülutun hacen referencia estricta y específica a la succión.
Si bien en la cultura mapuche existen ciertas formas de cura y diagnóstico basadas en los sonidos, “musicoterapia” o
“meloterapia”, el ülutun dista mucho de ser una de esas técnicas. La terapia por succión no sólo es destinada a
“enfermedades leves e incipientes” sino que también lo es, como acontece en la mayoría de los casos, para
enfermedades graves.
Requisitos individuales previos para poder efectuar el ülutun
1. Para poder efectuar el ülutun extracción por succión del wekufü endoparásito es requisito previo que el
machi en su iniciación o a lo largo de su carrera, haya incorporado en su cuerpo o tenga a su servicio
espíritus auxiliares, kellu o kelluwen, del tipo específico del endoparásito a extraer, si así no ocurriese el
machi se arriesga a contraer la enfermedad o, en el mejor de los casos, a no poder extraerla.
En tal caso remitirá al paciente a otro machi mejor cualificado. Es regla general que cuanto mayor nivel
jerárquico tenga el machi, mayor será la variedad de espíritus auxiliares o kellu que posea y, por tanto,
mayor la capacidad curativa de que disponga.
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2. Cualquier mapuche puede tener un wichan‐kulliñ (espíritu guardián animal), pero sólo los machi pueden
tener auxiliares vegetales. Estas plantas ayudantes tienen, como todas las cosas, dos realidades una
ordinaria (su aspecto normal), y otra no‐ordinaria (por ejemplo: una serpiente alada). Ese aspecto no‐
ordinario de una planta puede tener figura de animales, de insectos, de cosas inanimadas como un palito,
una piedra, etcétera.
El aspecto no‐ordinario de las cosas o seres es su naturaleza oculta o aspecto de poder, dicho en otras
palabras es su faceta esencial. Es mucho más importante que su faz ordinaria, puesto que esta última no
es más que un efecto suyo, un simple derivado o materialización.
Allí donde el mapuche común ve un árbol de foye (canelo), el machi verá en cambio un kumpiwichen, es
decir un piwichen colorado (pájaro nocturno). Del mismo modo los likan y las llangka, así como las wirünlil
de los mapuche son algo mucho más importante que simples piedritas o “adornos”.
3. Los machi suelen llevar sus objetos de poder en una bolsa o saco que se denomina en mapuche wallka,
término que interpretamos como una antigua traducción al mapuche de la voz kechwa wallki que designa
idéntico objeto, también llamado en esa lengua norteña chuspa. Hoy día algunos mapuche denominan
impropiamente a este objeto kutama.
Bolsas chamánicas de la región incaica (wallki o chuspa). Usadas para portar objetos de poder como, por
ejemplo, hojas de plantas sagradas: la coca. El nombre mapuche de esta bolsa es wallka.
“Los objetos de poder no son meramente una colección azarosa de cosas, reunidas cuando el curandero
inicia su trabajo. Antes bien, han sido gradualmente acumulados durante los años de su práctica... es
importante recordar que para el curandero no son objetos sin vida. Cosmológicamente cada uno
representa una fuerza particular de la naturaleza. Psicológicamente cada uno es una proyección del
propio ser interior del curandero, que se activa cada vez que son manipulados”.
Praxis del ülutun
Por razones de espacio sintetizaremos la operación a su mínima expresión limitándonos al aspecto meramente técnico
del ülutun, es decir a la succión propiamente dicha.
Existen operaciones rituales previas como los cantos chamánicos (machiül ‐ ícaros, canciones o poemas del machi),
funciones de la sonaja o maraca chamánica (wada) y el tambor ritual kultrun en la terapia. Esta ceremonia se efectúa
siempre al atardecer o por la noche.
Técnica <<
1. Abstinencia de determinados alimentos; oraciones; abluciones; ofrendas de humo de tabaco y otras.
2. Se deben alejar los perros pues sus ladridos pueden hacer que el machi se ahogue durante la operación.
3. Luego el machi hará ciertas operaciones de llamada a su wichankulliñ (espíritu guardián animal) que es
siempre un animal no doméstico y que corresponde al nawal o aliado mesoamericano. Suele ser denominado
con distintos términos según el lugar: espíritu guardián en algunos pueblos indígenas de Norteamérica; ángel
de la guarda por los judeo‐cristianos; alter ego y lar por griegos y romanos respectivamente. No se debe
confundir con el familiar; que es una entidad sutil afectada al servicio de su poseedor y que suele residir en
algún objeto en poder de ese humano. EL wichankulliñ es un aspecto no‐ordinario del ser humano, es parte de
nuestro ser.
4. Seguirán ejecuciones de wada y kultrun para llamar a los kellu o “espíritus ayudantes” luego bailará el machi
la danza ritual (küimitun), que le permitirá transformarse en uno con su wichankulliñ (animal aliado), y
entonará la canción (machiül) del citado “aliado”.
5. Luego cuando este “aliado” se reúna con el machi, penetrando por su fontanela (wiyolongko) alojándose en su
pecho, el chamán entrará en un estado de conciencia chamánico muy elevado ( küimin), durante el que es
muy difícil tenerse en pie y, por tanto, se deberá sentar o acostar. Este estado es llamado küimink'ln. En esta
posición el machi proseguirá su ejecución de wada y kultrun y efectuará, según el caso, algún viaje por los
niveles del cosmos y ya estará listo para practicar el ülutun.
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6. Colocado el paciente recostado junto al machi, éste último pedirá la ayuda a dos de sus espíritus ayudantes
(kellu), a fin de extraer los wekufü endoparásitos, entonando machiül (cantos chamánicos medicinales).
7. El machi agitando la wada (sonaja ‐ ayakachtli) recorre el cuerpo de su paciente, operación denominada
wadatuln (calabaza en movimiento). Los testigos se unen, cantando a la invocación, acción llamada
kelluülkatun.
8. Luego ubicará la localización específica de los endoparásitos mediante distintos medios de día‐gnosis, usando
su visión; viendo en su lilpu (cristal de roca) o en una jofaina con agua; sea por su tacto especial sensible a la
realidad no‐ordinaria; sea ya observando la orina del paciente, los movimientos del humo del fuego sagrado,
sus pulsos locales, etcétera.; sea ya mirando en su bruñido tupu (prendedor de plata, de uso femenino); entre
otros.
9. Logrado esto el machi introducirá en su boca los objetos‐trampa (katrü). Llamará entonces a sus espíritus
ayudantes y los introducirá también en su boca para que ayuden en la operación. El machi los vivencia con su
aspecto no‐ordinario (por ejemplo: una serpiente alada), revoloteando en su entorno y dispuestos al ataque
de los endoparásitos.
10. Quitará la ropa, aunque no es estrictamente necesario, a la parte afectada y succionará físicamente con su
boca dicha área. Esta tarea es muy peligrosa y altamente repugnante. En otras civilizaciones nativas
americanas se emplea un pequeño tubo, a través del cual se realiza la operación de succión.
11. Succionará el machi los asquerosos endoparásitos hasta que lleguen a la superficie de la piel, de allí a su boca,
donde con la ayuda de los espíritus auxiliares quedarán prisioneros en los objetos trampa. Luego los escupirá
en un recipiente (usualmente un plato) casi vomitando (chafonentun). Actuará del mismo modo hasta sacar
toda la inmundicia (bichos energéticos) del paciente.
12. Finalmente podrá purificar con tabaco el entorno del enfermo y alejar a las entidades sutiles wekufü que
anden merodeando por allí.
Los endoparásitos no siempre se materializan de inmediato, tornándose visibles, a veces esto requiere cierto
tiempo de espera. Y si el estado del convaleciente es de cuidar, podrá descender al mundo inferior y traerá el
animal de poder (wichankulliñ ‐ animal aliado) del paciente. Generalmente este está señalado o descrito por el
nombre propio del mapuche en cuestión. Siempre que para tal menester se hayan seguido en el üielkan (rito
de imposición del nombre al neonato) las normas que la tradición espiritual mapuche exige. Una vez traído a
este mundo el wichankulliñ, el machi lo introducirá en el cuerpo del paciente soplándolo por la coronilla
(wiyolongko) de éste. (En la anatomía no‐ordinaria existe en ese sitio de la cabeza, un orificio que se suele
comparar con el agujero de la chimenea de una casa). Así el convaleciente restaurará su newen (energía vital y
“poder”), y quedará inmunizado contra cualquier otra intrusión wekufü. >>
Debe saberse que los machi suelen tener dos wichankulliñ, de ahí que el vulgo diga que tienen “dos corazones”, pues
ambos están alojados en el pecho, lo que equivale a tener dos “vidas”.
Esto no se debe confundir con cierta expresión mapuche semejante: “epu piuke” (dos corazones) que hace referencia a
la doble intencionalidad, o duplicidad, de algunas personas.
Wichankulliñ o Animal Aliado o Nawal de un chamán esquimal. Es el ganso con cabeza humana que arrastra el trineo
donde está representado el chamán. Nótese el espíritu auxiliar colgado en la parte posterior.
Universalidad de esta práctica
La práctica del ülutun no se reduce tan sólo a los mapuche, sino que se extiende a todas las culturas chamánicas del
mundo. Abarca desde las tres Américas pasando por Oceanía, Asia y en la misma Europa hasta los tiempos del
Renacimiento.
Respecto al continente americano hay abundante material en todos los cronistas hispanos, por lo que se nos excusará
de hacer una larga lista, remitiéndose a ellos.
Encontramos esta práctica, aunque en sus últimos relictos (remanentes sobrevivientes de fenómenos naturales), en la
Alemania renacentista, donde Teofrasto Bombasto von Hohenheim, más conocido como “el divino Paracelso",
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recomendaba la extracción de los wekufü endoparásitos por transferencia, mediante la aplicación sobre la piel de cierto
emplasto a base de hojas de roble, que actuaría, según este médico, como un “imán” atrayendo la intrusión energética,
y nos advierte además del peligro de realizar una intervención quirúrgica cuyos efectos empeorarían aún más la dolencia
al difundir el “morbus” (la energía intrusiva) en el torrente sanguíneo (metástasis ‐ mapuche chaikadun).
Punto de vista psicológico
Interpretando el ülutun en términos de la psicología profunda y de la medicina psicosomática, tendríamos un proceso
transferencial que pondría en marcha el mecanismo entero de las tendencias a la curación del paciente y reactivaría la
totalidad de sus defensas naturales al evocar poderosamente en la forma del animal de poder (wichankulliñ) al
arquetipo correspondiente a su tipo de temperamento particular.
Epílogo
Pasaremos de lo que el testigo común puede percibir con sus sentidos, a aquello que sólo el machi conoce y puede
percibir…
Música empleada
1. Track 01 Compositor: Erick Rivas Maya; Intérprete: Erick Rivas Maya; Título: Ayakachtli_060; Álbum: Sonidos
de la Ayakachtli; Año: 2008
2. Track 02 Compositor: Erick Rivas Maya; Intérprete: Erick Rivas Maya; Título: Ayakachtli_120; Álbum: Sonidos
de la Ayakachtli; Año: 2008
3. Track 03 Compositor: Erick Rivas Maya; Intérprete: Erick Rivas Maya; Título: Ayakachtli_180; Álbum: Sonidos
de la Ayakachtli; Año: 2008
4. Track 04 Compositor: Erick Rivas Maya; Intérprete: Erick Rivas Maya; Título: Ayakachtli_240; Álbum: Sonidos
de la Ayakachtli; Año: 2008
Descripción de la técnica, recursos y referentes
Descripción: Se otorga una sonaja a cada individuo tras una breve explicación sobre su importancia, usos y significado en
diversas culturas. Cada uno de los participantes iguala la frecuencia sonora de ejecución de su instrumento con la base
de pulsos grabada, dirigiéndolo particularmente a algunas zonas de su cuerpo. En esta auto‐terapia se va acelerando la
velocidad semejando la pulsación del ser en vida ultra‐uterina y actual.
Recursos didácticos: Se requiere de unos pulsos grabados para su repetición, de una sonaja para cada asistente, de
sistema de amplificación (grabadora o bocinas) para reproducir las distintas pulsaciones, así como de antifaces y un
espacio amplio y silencioso.
Referentes previos: La pulsación del corazón es reconocido como uno de los primeros elementos que distingue el
individuo desde su etapa intrauterina, mediante el cual se comunica con su propia madre. Esta constante rítmica puede
posibilitar la activación o relajación, dependiendo de su uso, y en este caso, se realiza bajo la instrucción de que el
instrumento mediante su vibración genera una terapéutica natural. Esta concepción de considerar a la sonaja, también
se relaciona con la similitud que tiene con el vientre femenino, el cual tiene la capacidad de creación, de fertilidad
cuando la semilla masculina esta dentro, tal como alberga el guaje piedrecillas o elementos mismos como las semillas.
Por otro lado, los sonidos repetitivos con determinada velocidad, generan una sensación de relajación que puede
provocar un estado de consciencia alterado, hipnótico y en caso de no hacerlo conscientemente induce al sueño.
La unificación sonora de la rítmica entre el grupo de participantes, logra crear una atmósfera de unidad, la cual era
ocupada como parte de los ritos entre los grupos indígenas en ceremonias y ofrendas a los elementos vitales (tierra,
agua, aire, fuego). Esta unidad fortalece la consciencia colectiva.
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Objetivos generales: 1.1) Generar la conciencia y posibilidad de que el mismo individuo genere su propia terapéutica
sónica a partir de la ejecución de un instrumento musical, sencillo de adquirir y utilizar.
Objetivo energético: 1.1) Promover el respeto y uso de las herramientas terapéuticas sónicas de nuestros ancestros, al
posibilitar en cada asistente su propia limpieza del aura y de sus centros energéticos.
Aspectos a observar
1. Capacidad personal para concentrarse
2. Participación oral en la asamblea final
3. Visualizaciones diversas en cada sujeto del proceso terapéutico (colores, formas, lugares, procedimientos, etc.)
4. Capacidad para percibir los distintos momentos y reacciones que su cuerpo capta durante el ejercicio
5. La concentración que mantienen e interés por lapsos breves o prolongado o falta de ella al dormir
6. Respiración (continua, cortada, etcétera)
7. Unificación de sus movimientos de ejecución del instrumento (sonido) con el resto del grupo y el pulso
grabado
8. La parte del cuerpo constante donde ubica la sonaja para su auto terapia
9. La colocación corporal (mantiene postura o cada cuanto o como cambia)
10. Gozo, miedo, desesperación o sufrimiento ante la dinámica
11. Los resultados individuales, efectos y cambios que se detonan en cada individuo
Campo psicomotor:
1. Favorecer su control manual para ejecutar el instrumento musical
2. Estimular la tonicidad corporal
3. Valorar los efectos de la meditación y su impacto en el cuerpo
4. Desarrollar su coordinación auditivo‐motriz
5. Favorecer su ritmo
Campo afectivo social:
1. Estimular la concentración
2. Estimular su expresión oral frente al grupo con seguridad y respeto
3. Favorecer la auto‐estima al notar su potencial personal para auto‐sanarse
Campo lenguaje:
1. Comprensión de las instrucciones
2. Control de la expresión oral
3. Crear un estilo propio para contactar con la energía suprema y canalizar la vibración del sonido
Campo cognitivo:
1. Compartir información que pueden experimentar cotidianamente
Convergencias en el feedback
Para el mayor porcentaje de los participantes en dicha dinámica auto‐terapéutica, suele provocar un estado de
relajación consciente que les permite canalizar su energía, e incluso refieren que visualizan el proceso de sanación como
una especie de limpieza que realizan con la sonaja. Algunos individuos comentan que sus malestares y dolores, los
observan como enredaderas, cuerdas, telarañas o mugre que recoge la sonaja y que va limpiando particularmente las
partes de su cuerpo que determinan con algún daño.
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Durante esta actividad las personas controlan mucho más su concentración y logran no ser vencidos por el sueño. Los
que han caído rendidos por este estado de relajación inconsciente, refieren que no detectan el momento en el que
quedan dormidos y continúan escuchando el sonido constante.
El pulso grabado que propone diversas constantes rítmicas que varían en su velocidad, resulta semejarles con la
pulsación de ellos mismos o desde el vientre materno, regresándolos a la experiencia de vida intrauterina. Pocos
individuos hacen referencia a relacionar este constante sonido con recuerdos de su niñez temprana, mientras que para
otros resulta una experiencia desagradable por considerar muy monótono y fuerte el sonido.
Casi todas las personas que realizan este ejercicio, terminan valorando mas los usos y tradiciones de nuestras culturas
ancestrales, identificando que estos instrumentos, producto de la misma tierra, nos conectan con nuestra raíz, con
nuestra madre. Valoran las terapias que ya existían, las que tienen una razón de ser (en duración, velocidad, ritmo y
volumen).
Interpretaciones del feedback
Aunque no todas las personas logran mantenerse despiertos y con la mente centrada en su proceso terapéutico, es una
realidad que el sonido constante ejerce un poder que influye energéticamente en el estado de saludo del que la ejecuta.
Algunas veces se distraen o incomodan por la postura corporal o por la constante rítmica monótona, la cual pudiera
relacionarse con la falta de capacidad de concentración o con la intolerancia a la repetición, ya sea de lo que dicen,
escuchan o viven en su cotidianidad. Es decir, cuando alguien se molesta ante el sonido constante y dinámica que
pareciera poco lúdica, pudiera relacionarse con la intolerancia a relacionarse con otros, la auto‐exigencia (no aceptación
a equivocarse).
Cuando no logran concentrarse y se distraen por los sonidos externos ambientales, pudiera considerarse una negación a
la experimentación de nuevas vivencias o a la capacidad de auto‐sanación que poseemos cada uno.
Por otro lado, los asistentes que en otros espacios ya han realizado meditación o cualquier otro método de manejo de
energía y de concentración, suelen tener resultados mucho más palpables, posiblemente por esta conexión que logran
hacer y/o por su auto‐regulación corporal y mental. Detectan en que espacios de su cuerpo está alojado algún malestar,
ubicándolo en forma, color, consistencia y logrando energéticamente desalojarlo de sí.
La valoración que se realiza ante los ritos, costumbres y tradiciones de nuestros ancestros, logran cambiar en muchos de
los asistentes su concepción superflua sobre estas raíces, las cuales tienen un por qué y para qué en conexión y
equilibrio perfecto con la madre tierra y los elementos que nos componen.
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