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INTRODUCCIÓN
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temas de la Declaración. Es importante recalcar que gracias a esto continuó el
proceso ascendente para la defensa de los derechos humanos con la creación
de los Pactos que tuvieron como finalidad complementar y hacer más efectiva
la defensa de los particulares en contra de las violaciones a sus derechos por
parte de los Estados. El Pacto de Derechos Civiles y Políticos, fue el primero,
se aprobó por la Asamblea General de las Naciones Unidas en diciembre de
1966, entró en vigor diez años después en el mes de marzo. El Pacto de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales, fue aprobado en la misma fecha,
entrando en vigor en enero de 1976; en donde como fundamentos de la
motivación se apela a valores y principios morales tales como la libertad, la
justicia y la igualdad, partiendo de un factor utópico, el logro de un mundo más
justo, se establece una valoración positiva del Estado de derecho, se confía en
que se adopten medidas de bienestar económico y social y se propicia su
efectividad, se considera esencial que los derechos humanos sean protegidos
por un régimen de derecho a fin de que el hombre no se vea compelido al
supremo recurso de la rebelión contra la tiranía y la represión. En este sentido,
la repercusión en el derecho interno de todos los países signatarios es:
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El panorama actual en relación a los principales Documentos y Organismos
Internacionales en materia de defensa de los derechos humanos, parece ser un
camino interminable, la humanidad sigue preocupada por el hecho de que a
pesar de todos los esfuerzos realizados durante el siglo XX, en el que
realmente se ha avanzado en cuanto a la cantidad de Tratados y Pactos
aceptados por la mayoría de los países, así como por el establecimiento de
Organismos a nivel interno e internacional que cada vez se van perfeccionando
con mayor precisión jurídica, las violaciones a los derechos no han disminuido
como se esperaba.
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determinación de las normas de derecho, sin perjuicio de lo dispuesto en
el artículo 59.
Ahora bien, en algunos casos, los Estados aceptan cumplir sus obligaciones de
un modo concreto, como ocurre a menudo en el ámbito de los derechos
humanos, en que los Estados han decidido considerar ciertas conductas (por
ejemplo, la tortura y el genocidio) como crímenes, y castigarlas mediante el
respectivo sistema jurídico nacional.
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No todos los Estados coinciden al determinar la relación exacta entre el
derecho nacional y el derecho internacional. La mayoría considera que el
derecho interno y el internacional forman un solo sistema jurídico. Así, una
norma de derecho internacional (tras haber sido definida como tal) se incorpora
automáticamente al derecho nacional y se aplica en los tribunales. Muchos de
estos Estados se adhieren al principio de la superioridad del derecho
internacional, es decir, que este prevalece en caso de conflicto entre una
norma de derecho internacional y una de derecho interno. Para otros Estados,
el derecho internacional y el derecho nacional son dos sistemas distintos;
aunque cada uno puede contener partes del otro, son ordenamientos
separados. No consideran una norma internacional (ya sea bajo la forma de
acuerdo o de norma consuetudinaria) parte del derecho nacional hasta que no
ha sido incorporada formalmente al ordenamiento jurídico interno
(generalmente, mediante la aprobación del poder legislativo).
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ORIGEN DE LA PROTECCION DE LOS DERECHOS HUMANOS
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Ciudadano de 1789 la cual ha sido desde esa fecha el instrumento de
referencia obligada que orienta la filosofía de los derechos civiles en la época
contemporánea.
Una vez que concluyó la Segunda Guerra Mundial se dio entre las Naciones un
proceso de codificación de los derechos y libertades fundamentales del ser
humano, reconocidos internacionalmente.
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Así mismo, existen tratados destinados a consagrar en forma global los
derechos y libertades fundamentales y tratados dedicados a un solo derecho o
aspecto de los Derechos Humanos, es decir, instrumentos internacionales de
carácter global y de carácter especial respectivamente.
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multilaterales de tipo tradicional, concluidos en función de un
intercambio recíproco de derechos, para el beneficio mutuo
de los Estados contratantes. Su objeto y fin son la protección
de los derechos fundamentales de los seres humanos,
independientemente de su nacionalidad, tanto frente a su
propio Estado como frente a los otros Estados contratantes.
Al aprobar estos tratados sobre derechos humanos, los
Estados se someten a un orden legal dentro del cual ellos,
por el bien común, asumen varias obligaciones, no en
relación con otros Estados, sino hacia los individuos bajo su
jurisdicción. El carácter especial de estos tratados ha sido
reconocido, entre otros, por la Comisión Europea de
Derechos Humanos cuando declaró que las obligaciones
asumidas por las Altas Partes Contratantes en la
Convención (Europea) son esencialmente de carácter
objetivo, diseñadas para proteger los derechos
fundamentales de los seres humanos de violaciones de
parte de las Altas Partes Contratantes en vez de crear
derechos subjetivos y recíprocos entre las Altas Partes
Contratantes. La Comisión Europea, basándose en el
Preámbulo de la Convención Europea, enfatizó, además,
que el propósito de las Altas Partes Contratantes al aprobar
la Convención no fue concederse derechos y obligaciones
recíprocas con el fin de satisfacer sus intereses nacionales
sino realizar los fines e ideales del Consejo de Europa [...] y
establecer un orden público común de las democracias libres
de Europa con el objetivo de salvaguardar su herencia
común de tradiciones políticas, ideas y régimen de derecho”.
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En definitiva, en el campo del Derecho Internacional contemporáneo se ha
reconocido la particular naturaleza de los tratados de derechos humanos, como
una regla oponible erga omnes, asumida en interés de la comunidad
internacional como un todo y cuyos sujetos no son los Estados contratantes,
sino que los individuos en cuya protección y defensa son dictadas estas
normas internacionales, excluyendo este tema de la jurisdicción doméstica de
los Estados.
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son aquellos derechos inherentes al ser humano, todos los seres humanos
deben poseerlos, sin exclusiones. El principio de no discriminación está
contemplado en todas las declaraciones y convenios generales sobre derechos
humanos. Sin embargo, su violación ha sido tan recurrente que ha originado un
sinnúmero de declaraciones y de convenios internacionales con el fin de
enfatizar la prohibición de la discriminación por ciertos motivos, o en ciertas
áreas en las que estaba más intensamente amenazado o era violado de
manera sistemática.
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Luego, la obligación que debe cumplir el Estado que es parte de varios tratados
de derechos humanos y/o que tiene un catálogo de derechos en su propio
ordenamiento jurídico, será siempre la que más favorece al individuo.
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ciertas condiciones, cuya ausencia transforma la restricción en ilegítima y, por
lo tanto, en violatoria de las obligaciones internacionales del Estado.
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a) conducente para conseguir proteger el valor que se puede proteger
mediante la restricción de ese derecho particular;
b) proporcional, es decir, en la medida estrictamente necesaria para
conseguir el fin perseguido; y
c) no debe haber alternativa para conseguir el fin que restringir ese
derecho, lo que implica que, si la hay, debe emplearse esa alternativa.
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La Convención no exige la proclamación oficial, pero sí el informe a los demás
Estados Partes.
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Remover los obstáculos, que emanen de la estructura y cultura sociales
y económicas del Estado.
Para hablar del tema de los Derechos Humanos y su relación con la Seguridad
Pública, es indispensable comenzar por buscar un concepto claro de los dos.
Los Derechos Humanos, a pesar de ser un tema al que todo el mundo se
refiere, no hay un consenso unánime en cuanto a su concepto, por otra parte,
la mayoría de la población desconoce sus propios derechos por la falta de su
difusión, por lo que es necesario insistir en su divulgación para darlos a
conocer, sobre todo a los grupos más vulnerables, así como a las autoridades
violadoras, encargadas de la Seguridad Pública, hasta que nos convirtamos en
un país con una verdadera cultura al respeto.
Para que el ser humano pueda ejercer libremente sus derechos y libertades
fundamentales que le permitan desarrollarse en un ambiente de paz y
tranquilidad, se le debe procurar una serie de condiciones mínimas e
indispensables que se traduzcan en garantías individuales y sociales, a efecto
de que pueda alcanzar sus fines en una sociedad políticamente organizada.
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Una de las condiciones necesarias para que toda persona pueda ejercer
libremente sus actividades, sus obligaciones y derechos, es la seguridad
pública; y con el fin de que ésta pueda garantizarse, el Estado debe disponer
de los medios necesarios tendentes a preservarla desde nuestra integridad
personal hasta la ejecución de todos aquellos actos que válidamente
realicemos; procurando que la actuación de la autoridad se ajuste a los
requisitos, condiciones, elementos y circunstancias establecidos por el orden
legal correspondiente.
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En lo que respecta al concepto de la seguridad pública esté se encuentra
íntimamente relacionado con el de Derechos Humanos, el Doctor Sergio García
Ramírez afirma que “En la fundación del Estado de derecho, oriundo de las
libertades fundamentales proclamadas al final del siglo XVIII en las
revoluciones estadounidense y francesa, y en seguida en los movimientos
insurgentes de Europa y América, la seguridad fue recogida como derecho
natural e inalienable de los seres humanos”. Aunque en principio el derecho a
la seguridad era de carácter individualista, no obstante, la Declaración
francesa, al reconocer el derecho a la seguridad definió como obligación
fundamental del Estado la preservación de los derechos del hombre.
Convirtiéndose poco a poco a través del tiempo, en una función específica.
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La seguridad pública tiene como fines prioritarios: Mantener el orden público,
proteger la integridad física de las personas y sus bienes, prevenir la comisión
de delitos e infracciones a los reglamentos gubernativos y de policía, colaborar
en la investigación y persecución de los delitos y auxiliar a la población en caso
de siniestro y desastres, es muy amplia la gama de actividades que realiza y
todas son fundamentales para la estabilidad de un país, cualquiera que falle,
propicia la inseguridad de la población con las consecuencias negativas que
hemos venido padeciendo en los últimos tiempos.
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El Pacto se estructura en una parte sustantiva y en otra orgánica. En la primera
(arts. 1-27) se fija un catálogo de derechos y libertades fundamentales, además
de normas relativas a las obligaciones que asumen los Estados, las
restricciones permitidas y la suspensión de los derechos. La parte orgánica
establece un órgano de control de las obligaciones de los Estados: el Comité
de Derechos Humanos.
Los miembros del Comité se eligen por cuatro años y pueden ser reelegidos sin
limitaciones; deben ser "personas de gran integridad moral, con reconocida
competencia en materia de derechos humanos”. Para acentuar su
universalidad, no puede haber más de un nacional de un mismo Estado y se
pide a los Estados que, al elegir, tengan en cuenta una distribución geográfica
equitativa de los miembros y la representación de las diferentes formas de
civilización y de los principales sistemas jurídicos.
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El objeto central de la Convención contra la Tortura es "hacer más eficaz la
lucha contra la tortura y otros tratos crueles, inhumanos o degradantes". La
Convención es un complemento del artículo 7 del Pacto de Derechos Civiles y
Políticos y contiene muchas obligaciones que están cubiertas en el Pacto por la
obligación de "garantizar" del artículo 2.
La Convención distingue entre tortura y los demás tratos o penas, dando una
definición sólo de aquella en su artículo 1. La Convención regula la tortura en
los artículos 1 al 15 y en su artículo 16 hace aplicable a los demás tratos o
penas algunas de las disposiciones de los artículos anteriores. El artículo 1.1
dispone:
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sistemático de la tortura por los gobiernos con el fin de aniquilar a la oposición
política. Sin embargo, los tratados de derechos humanos deben interpretarse
pro persona y, por otra parte, las normas legales ineludiblemente se
independizan de la opinión de los que las escribieron y adquieren vida propia.
Por ello, Byrnes sostiene que se puede presumir que también protegería a las
personas que están confinadas en instituciones estatales por otras razones que
la detención o la prisión, como una institución psiquiátrica, por ejemplo, pero
algunos dudan de si abarca, por ejemplo, conductas de profesores en
establecimientos públicos de enseñanza.
En este mismo sentido, habría que concluir que la tortura puede ser tal no sólo
cuando un agente estatal la comete, sino cuando instiga a un tercero a
cometerla o dicho tercero la perpetra "con su consentimiento o aquiescencia".
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la Asamblea General, de conformidad con un complejo procedimiento. Su
designación suele ser un ejercicio sumamente politizado.
Dicha jurisdicción incluye todos los litigios que las partes le sometan y todos los
asuntos especialmente previstos en la Carta de laONUo en los tratados y
convenciones vigentes (artículo 36.1 del Estatuto). Los Estados pueden
declarar en cualquier momento que reconocen como obligatoria la jurisdicción
de la CIJ en todas las controversias de orden jurídico que versen sobre:
a) La interpretación de un tratado;
b) Cualquier cuestión de derecho internacional;
c) La existencia de todo hecho que, si fuere establecido, constituiría
violación de una obligación internacional;
d) La naturaleza o extensión de la reparación que ha de hacerse por el
quebrantamiento de una obligación internacional (Estatuto, artículo
36.2).
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La declaración puede hacerse incondicionalmente o bajo condición de
reciprocidad por parte de varios o determinados Estados, o por determinado
tiempo (Estatuto, artículo 36.3). En el artículo 38 (presentado al comienzo del
capítulo) se determinan específica y exhaustivamente los diferentes
instrumentos de que dispone la Corte para determinar las normas de derecho
aplicables al caso de que conozca.
Además de la competencia sobre los litigios que los Estados le sometan según
lo dispuesto en el artículo 36 de su Estatuto, la CIJ puede emitir opiniones
consultivas respecto de cualquier cuestión jurídica, a solicitud de cualquier
organismo autorizado para ello por la Carta de las Naciones Unidas o de
acuerdo con las disposiciones de la misma.
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defendida sólidamente por la doctrina en relación con la Declaración Universal
de los Derechos Humanos y lo mismo ha sucedido con la Declaración
Americana de Derechos y Deberes del Hombre, que se considera una
elaboración de la Carta de la OEA.
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Dependiendo del número de Estados que la firmaron y de la representatividad
de los mismos (por ejemplo, si los Estados provienen de las distintas regiones
del mundo), la resolución será una guía orientadora utilizable para precisar el
alcance y contenido de un derecho humano establecido en algún tratado.
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desarrollo pleno después de la devastación provocada por la guerra, como
muchos países europeos; países que vivían en el subdesarrollo, como los
países latinoamericanos; y países que lentamente empezaban a surgir a la
vida, como las colonias africanas - impidieron por muchos años lograr los
nobles propósitos plasmados en el preámbulo de la Carta de las Naciones
Unidas, que reafirmaba "la fe en los derechos fundamentales del hombre, en la
dignidad y el valor de la persona humana, en la igualdad de hombres y mujeres
y de las naciones grandes y pequeños".
Sólo hubo consenso para adoptar una Declaración Universal de los Derechos
Humanos como un "ideal común por el que todos los pueblos y naciones deben
esforzarse". Debieron pasar veinte años para lograr la adopción de dos
tratados generales, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y su
Protocolo Facultativo y el Pacto Internacional de Derechos Económicos,
Sociales y Culturales y otros diez años para que ellos entraran en vigencia.
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se desarrolló posteriormente. Recién en 1959 se creó un órgano de
supervisión, pero sin base convencional, la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos, y la Convención Americana sobre Derechos Humanos fue
adoptada sólo en 1969 y entró en vigencia en 1978.
En los primeros días de vida del Consejo de Europa hubo voces que
sostuvieron que "el mantenimiento de ciertos derechos democráticos básicos
en cualquiera de nuestros países no es motivo de preocupación solamente de
ese país, sino que concierne a todo el grupo". Lord Layton pidió, en la primera
sesión de la Asamblea Consultiva, la adopción de una Carta de Derechos
Humanos que contuviera un mecanismo definido para hacerla cumplir, porque
ello iría en beneficio de los propios individuos; constituiría un medio para
fortalecer la resistencia de los países europeos a los intentos insidiosos de
minar la democracia en que vivían y darle a Europa una estabilidad política
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mayor; y sería la prueba esencial que permitiría determinar si un país europeo
podía ser admitido al Consejo de la Europa democrática.
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COMISION INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS
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En la Tercera Conferencia Interamericana Extraordinaria de 1967, se adoptó el
Protocolo de enmienda a la Carta de la OEA. Conforme al Protocolo, la
Comisión se convirtió en un órgano principal de la OEA, con la función de
continuar supervisando el respeto por los derechos humanos hasta que la
Convención Americana sobre Derechos Humanos (en adelante “Convención
Americana”, “Convención” o “CADH”) entrara en vigor (artículo 150, transitorio).
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Conforme al actual Estatuto, la Comisión representa a todos los Estados
miembros de la OEA y actúa en su nombre. La Comisión está compuesta de
siete miembros de diferentes nacionalidades, “quienes deben ser personas de
alta autoridad moral y de reconocida versación en materia de derechos
humanos”. Estos actúan a título personal, y son elegidos por un término de
cuatro años, pudiendo ser reelegidos solamente una vez. Los Estados pueden
nominar como candidatos a nacionales de cualquier Estado miembro de la
OEA.
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individuales fueron utilizados como expedientes para apoyar las demandas y
peticiones urgentes de la Comisión.
Dentro de los mecanismos políticos que posee la CIDH podemos incluir varias
de las potestades que le reconocen los instrumentos interamericanos, incluidos
el Estatuto y el Reglamento de la Comisión. Dichos poderes le permiten un
amplio espectro de acción para confrontar las violaciones de derechos
humanos, tales como la “diplomacia silenciosa” o la denuncia pública a través
de comunicados de prensa o informes generales. La Comisión tiene los
poderes más amplios que se le hayan encomendado a organismo internacional
alguno en materia de supervisión de derechos humanos.
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Los órganos principales del sistema interamericano son la Corte Interamericana
de Derechos Humanos (Corte Interamericana) y la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos (CIDH). Existen también dos órganos políticos que,
ocasionalmente, adoptan pronunciamientos sobre situaciones concretas o
temas que tienen relevancia para la interpretación del derecho interamericano
de los derechos humanos, estos órganos son la Asamblea General y la
Reunión de Consulta de los ministros de relaciones exteriores de los Estados
Miembros. A diferencia de las Naciones Unidas, la Organización de Estados
Americanos (OEA) no tiene un órgano político dedicado a cuestiones de
derechos humanos.
Asimismo, los órganos internacionales, así como los Estados, tienen una tarea
que va más allá de la protección propiamente tal, puesto que deben promover
los derechos humanos, difundirlos, en suma, emprender las actividades
necesarias para su goce efectivo por todos y cada uno de los individuos bajo su
jurisdicción.
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violaciones como secuela de una dictadura, en países en transición a la
democracia. Para cada uno de estos problemas, debe encontrarse una
solución y por ello los órganos y mecanismos de supervisión son de variada
naturaleza.
Para controlar las violaciones de los derechos civiles y políticos hay dos tipos
de mecanismos efectivos, dependiendo de si se está frente a una situación de
violaciones masivas y sistemáticas o frente a una violación aislada de un
derecho.
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que obedecen a una política del gobierno que las comete o que permite que se
comentan por terceros que no sean oficialmente agentes del Estado, requieren
un mecanismo para solucionar la situación, aparte de un procedimiento para
examinar las violaciones individualizadas dentro del conjunto de violaciones
que se perpetran.
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humanos. Conforme a este sistema, la Comisión puede publicar informes sobre
los resultados de hecho y de derecho de casos individuales y puede presentar
casos ante la Corte Interamericana. La jurisdicción de la Comisión con relación
a quejas individuales no debe confundirse con su autoridad para publicar
informes sobre la situación general de los derechos humanos en un país
específico o sobre un asunto de derechos humanos en particular.
Una vez presentada una petición, la Comisión examina los requisitos formales
de admisión de la comunicación y la transmite al Estado denunciado para que
estén presentes sus observaciones.
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interesado debe responder a la información presentada por la Comisión en el
plazo de dos meses. Una vez que haya considerado la posición de las partes,
la Comisión tomará una decisión sobre la admisibilidad o inadmisibilidad y la
publicará. Solamente entonces, una petición considerada admisible será
registrada como "caso", y se iniciará la fase sobre el fondo.
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procedimiento establecido por el artículo 44 de la Convención Americana y de
su Estatuto, es decir, denuncias de presuntas violaciones de la Convención o
de la Declaración Americana presentadas por individuos o por ONG. Hasta la
fecha, la CIDH no ha publicado decisiones sobre presuntas violaciones del
Protocolo de San Salvador.
A partir del año 1996 las decisiones publicadas por la CIDH en sus informes
anuales incluyen no sólo decisiones sobre el fondo, sino también sobre la
admisibilidad de denuncias. La CIDH ha establecido relatorías sobre ciertos
temas, en particular sobre la mujer, la niñez, los indígenas, los trabajadores
migrantes y la libertad de expresión. Con una excepción, los relatores son
miembros de la CIDH, quienes asumen particular responsabilidad sobre el
tema a su encargo. Sus informes, que se publican en forma ocasional, son
aprobados por la CIDH. La Relatoría sobre la libertad de Expresión establecida
en 1997, a diferencia de las demás relatorías, tiene cierta autonomía. Este
Relator no es miembro de la CIDH, y sus informes anuales, publicados como
anexos a los Informes Anuales de la CIDH, no son aprobados formalmente por
ésta. No obstante, son una fuente valiosa de interpretación complementaria.
La Comisión está compuesta por siete miembros, que deben ser "personas de
alta autoridad moral y reconocida versación en materia de derechos humanos".
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Son elegidos por la Asamblea General de la OEA de una lista de candidatos
propuesta por los gobiernos de todos los Estados miembros, por un período de
cuatro años y pueden ser reelectos sólo una vez.
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a.2) Competencia material. La Comisión sólo puede conocer hechos que
constituyan una violación a los derechos humanos consagrados en los
instrumentos vinculantes del sistema interamericano que le dan esta
competencia, esto es, la Declaración Americana de Derechos y Deberes del
Hombre, respecto de todos los Estados parte de la OEA y la Convención
Americana sobre Derechos Humanos, respecto de aquellos que la hayan
ratificado.
a.4) Competencia en razón del tiempo. Los hechos que se invoquen como
constitutivos de violación deben haber sucedido con posterioridad a la fecha en
que el tratado respectivo entró en vigencia para el Estado denunciado.
También aquí son excepcionales las violaciones que tienen efecto continuo,
como las desapariciones.
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de la vigencia del Pacto para el Estado, la Corte ha decidido que no tiene
competencia para conocer de la violación del derecho a la vida.
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no exista en la legislación interna el debido proceso legal para la protección del
derecho o derechos que hayan sido violados.
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e) La Comisión puede dar por concluida su intervención en el
procedimiento si advierte que el asunto no es susceptible de
resolverse por esta vía, si falta el consentimiento de alguna de las
partes o percibe falta de voluntad de la misma para llegar a una
solución amistosa fundada en el respeto de los derechos humanos.
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Las competencias más relevantes son la adopción de opiniones consultivas,
definida por el artículo 42 de la Convención Americana, y el examen de casos
contenciosos, definido por los artículos 61 y 62 de la misma Convención.
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La Corte Interamericana también tiene competencia sobre casos examinados
previamente por la CIDH. Esta competencia se limita acasos “(…) relativo[s] a
la interpretación y aplicación de las disposiciones de esta Convención”, es
decir, la Convención Americana” (art.62.3). Dichos casos pueden ser sometidos
por el Estado aludido, o por la CIDH siempre que el Estado haya aceptado la
competencia contenciosa de la Corte Interamericana y que la CIDH haya
cumplido con los requisitos procesales correspondientes (arts. 61 y 62).
Durante más de dos décadas, la CIDH tuvo una amplísima discreción sobre la
sumisión de casos a la Corte Interamericana. En 2001entró en vigencia un
nuevo Reglamento de la CIDH, que dispone que toda decisión de esta
Comisión relativa a un Estado Parte en la Convención Americana que reconoce
la competencia contenciosa de la Corte Interamericana, debe ser sometida a
ésta, a menos que el Estado haya cumplido con las recomendaciones de la
CIDH o que ésta, por decisión fundada, determine lo contrario (art. 44). Cabe
presumir que, en un futuro próximo, esta reforma producirá un aumento
importante en la jurisprudencia de la Corte Interamericana.
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las más altas funciones judiciales conforme a la ley del país del cual sean
nacionales o del Estado que los proponga como candidatos". No puede haber
dos jueces de la misma nacionalidad. La duración del cargo es de seis años y
sólo pueden ser reelegidos una vez.
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A partir de la reforma al Reglamento de la Corte del año 2000, una vez que la
demanda ante la Corte ha sido admitida, se trata a la víctima, sus familiares o
sus representantes debidamente acreditados, como verdaderas partes del
proceso, ya que el nuevo artículo 23 les permite presentar solicitudes,
argumentos y pruebas en forma autónoma.
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En la parte oral, que se realiza por medio de audiencias, se desarrollan los
alegatos de las partes y se escucha a los testigos y a los expertos.
Las pruebas que las partes quieran allegar al proceso deberán ser ofrecidas en
la demanda yen la contestación, o en el escrito de excepciones preliminares y
en su contestación. No se admitirán otras pruebas, a menos que se invoque
fuerza mayor, un grave impedimento o hechos Sobrevinientes. La Corte puede
procurar de oficio toda prueba que estime útil para resolver el asunto.
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Dentro de los noventa días a contar de su notificación, las partes pueden
solicitar a la Corte una interpretación del fallo, en caso de desacuerdo sobre su
sentido y alcance.
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desempeñar eficientemente su cometido general no fue a causa de la calidad
de dichos instrumentos. Si no actuó de conformidad con sus obligaciones
cuando procedí a hacerlo fue más por la apatía y la reserva de los Estados
miembros que por la aparente inadecuación de las disposiciones del Tratado.
La Sociedad de las Naciones nunca tuvo carácter universal, lo que era
previsible desde su creación, a causa de la no participación de EE.UU. Fue,
pues, una organización fundamentalmente europea, y el número máximo de
Estados miembros solo llego a ser de 59. Sus éxitos en los ámbitos de la
economía, las finanzas, la sanidad pública, los mandatos, los transportes, las
comunicaciones y las cuestiones sociales y laborales fueron eclipsados por su
incapacidad para evitar el desencadenamiento de la Segunda Guerra Mundial,
fracaso que ha de atribuirse, más exactamente, a los Estados miembros. La
Sociedad fue disuelta formalmente el 18 de abril de 1946.
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internacionales. La formulación de planes definitivos para esta organización se
hizo por etapas, en Teherán, Dumbarton Oaks y Yalta, los años 1943, 1944 y
1945, respectivamente.
53
La responsabilidad primordial del Consejo de Seguridad es mantener la paz y
la seguridad internacionales. Tiene, asimismo, la obligación de hacer todo lo
posible para lograr el arreglo pacífico de las controversias internacionales
susceptibles de poner en peligro el mantenimiento de la paz y la seguridad
internacionales. Pero si el arreglo pacífico fracasa o es imposible, el Consejo
de Seguridad puede, en algunas circunstancias, aplicar medidas coercitivas.
La Asamblea General, órgano plenario de la ONU, está integrada por todos los
Estados miembros; cada uno tiene un voto y, como máximo, cinco
representantes en la Asamblea (artículo 9 de la Carta de la ONU). Es un
órgano deliberante que actúa mediante recomendaciones en vez de decisiones
vinculantes.
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declaraciones que han de ser aprobados por órganos superiores, debatir
acerca de violaciones específicas de derechos humanos en sesiones
públicas o privadas y presentar propuestas para mejorar los
procedimientos de la ONU relativos a los derechos humanos. La CDH ha
puesto en marcha varios mecanismos, que examinaremos después más
detenidamente, para estudiar, investigar y mejorar toda situación de
violación notoria y generalizada de derechos humanos. Sólo los
miembros de la Comisión tienen derecho a voto. Para facilitar el
desempeño efectivo de sus actividades, la CDH ha recurrido a su
facultad para establecer órganos subsidiarios, entre los cuales, la
Subcomisión de Prevención de Discriminaciones y Protección a las
Minorías, y grupos de trabajo sobre diversas cuestiones de derechos
humanos
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Partes denunciar el incumplimiento, por otros Estados Partes, de las
obligaciones contenidas en el tratado.
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Actualmente, hay catorce procedimientos temáticos, que consisten en tres
grupos de trabajo, diez relatores especiales y un representante especial. Son
los siguientes:
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Actualmente, se emplean dos tipos de procedimiento, uno para las quejas
interestatales y otro para las quejas individuales.
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atañe a la CCT, se dispone algo similar, aunque la comunicación, dirigida al
Comité contra la Tortura, puede también presentarse en nombre de la persona
que se considera víctima de una violación de dicha Convención.
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35 miembros, o sea, todos los Estados soberanos de las Américas. Ejerce sus
funciones mediante varios órganos, que incluyen la Asamblea General, la
Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores y el Consejo
Permanente. La Asamblea General se reúne anualmente en período ordinario
de sesiones y, tantas veces como sea necesario, en reuniones especiales.
Como órgano supremo de la OEA, decide la política de la Organización. Todos
los Estados miembros están representados en la Asamblea General y tienen
sendos votos. La Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores
es el foro donde se debaten los problemas de carácter urgente, y puede ser
convocada por el Consejo Permanente. El Consejo es un órgano plenario que
depende de la Asamblea y de la Reunión Consultiva y está integrado por
representantes permanentes de los Estados miembros de la OEA. Entre otras
funciones, supervisa la Secretaría, colabora con la ONU y otras organizaciones
internacionales, determina las cuotas de presupuesto y formula los estatutos de
sus propios órganos subsidiarios.
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con la Carta de la Organización. La Corte fundamentó sus argumentos en la
práctica de la OEA y de sus Estados miembros en el ámbito de los derechos
humanos, práctica que examinó muy detenidamente en su opinión consultiva.
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para ordenar que se remedie la situación que supuso la violación de esos
derechos o libertades (artículo 63(1)). La Convención Americana es el único
tratado importante de derechos humanos que autoriza explícitamente la
emisión (por parte de la Corte) de medidas provisionales para casos que ella
misma esté tramitando o que hayan sido recibidos en la Comisión pero aún no
se hayan remitido a la Corte. Tal facultad se limita a casos de extrema
gravedad y urgencia, y cuando sea necesario para evitar daños irreparables a
personas.
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dos Pactos principales y del Protocolo Facultativo hasta 1966. Después, fue
necesario esperar diez años —hasta 1976— para que estos entraran en vigor.
Durante 28 años, la comunidad internacional de Estados no tuvo más punto de
referencia para interpretar los asuntos relativos a los derechos humanos que la
Declaración Universal. Además, todos los instrumentos de derechos humanos
redactados desde la aprobación de este texto se basan en sus disposiciones, o
hacen referencia activa a ellas. Muchos artículos de la Declaración Universal
han sido, asimismo, incorporados a la constitución y al derecho interno de
Estados miembros de la ONU. Las prácticas generales de los Estados en el
ámbito de los derechos humanos se han basado, desde 1948, en la
Declaración Universal, y se puede decir que algunas han obtenido la opinio
juris de los Estados, es decir, la convicción de su obligatoriedad jurídica. Así
pues, se puede considerar que ciertas disposiciones de la Declaración
Universal (a saber, la prohibición de la discriminación racial, de la tortura, de la
esclavitud) forman parte del derecho internacional consuetudinario. Estos son
los elementos que han contribuido a la incontestable posición que ocupa
actualmente la Declaración Universal y al respeto que inspira en la comunidad
internacional de Estados.
Los dos Pactos fundamentales tratan de dos amplios aspectos de los derechos
humanos: los derechos civiles y políticos y los derechos económicos, sociales y
culturales. Ambos textos, basados en las disposiciones contenidas en la
Declaración Universal, son tratados multilaterales. En 1 de Agosto de 1996,
134 Estados habían ratificado el PIDCP y el PDESC o se habían adherido a
ellos. De éstos, 88 habían ratificado el Protocolo Facultativo del PIDCP, o se
habían adherido a él, reconociendo así la competencia del Comité de Derechos
Humanos para recibir y estudiar comunicaciones de individuos que aleguen
haber sido víctimas de violaciones, cometidas por un Estado Parte, de los
derechos estipulados en el Pacto. En esa misma fecha, sólo 29 Estados habían
ratificado el Segundo Protocolo Facultativo del PIDCP, destinado a abolir la
pena de muerte, o se habían adherido a él.
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Tomando la Carta Internacional de Derechos Humanos como punto de partida
y de referencia, la comunidad internacional ha continuado elaborando tratados
sobre aspectos o temas particulares de derechos humanos, que pueden
calificarse de especializados.
Como los dos Pactos, contienen obligaciones jurídicas para los Estados Partes.
Cuando esos tratados reiteran principios generales del derecho internacional o
normas del derecho internacional consuetudinario, son jurídicamente
vinculantes para todos los Estados, incluidos los que no son partes en ellos (al
menos por lo que atañe a las disposiciones reconocidas como principios
generales o costumbre). Los tratados así redactados deben interpretarse de
conformidad con las normas pertinentes de la Convención de Viena sobre el
Derecho de los Tratados.
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Los dos Pactos, así como las Convenciones sobre la discriminación racial, la
tortura, la discriminación contra las mujeres, y los derechos del niño, disponen
de un comité encargado de vigilar que los Estados Partes aplican
efectivamente las disposiciones contenidas en esos instrumentos. Estos
comités suelen denominarse “órganos de vigilancia de los tratados”.
Para cumplir sus deberes de aplicar la ley y proporcionar asistencia cuando sea
necesario, los organismos encargados de hacer cumplir la ley de todo el mundo
disponen de numerosos medios legales. Estos medios, es decir, poderes y
facultades, se relacionan, entre otros, con el arresto, la detención, la
investigación penal y el empleo de la fuerza y de armas de fuego. La autoridad
legal para recurrir a la fuerza cuando sea necesario e inevitable con fines lícitos
de aplicación de la ley, incluido el empleo letal de armas de fuego, en
particular, da lugar a situaciones en que los funcionarios encargados de hacer
cumplir la ley y los miembros de la comunidad a la que prestan servicios se
encuentran en lados opuestos. En principio, tales enfrentamientos incumben,
individualmente, a funcionarios encargados de hacer cumplir la ley y a
ciudadanos. Sin embargo, pueden repercutir, de hecho, en la calidad de la
relación entre el organismo encargado de hacer cumplir la ley y el conjunto de
la comunidad.
Es evidente que esa relación se verá aún más afectada por el uso ilícito, es
decir, innecesario o desproporcionado, de la fuerza.
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responsabilidad jurídica y política del organismo encargado de hacer cumplir la
ley en conjunto.
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Al conferir a sus funcionarios encargados de hacer cumplir la ley la facultad
legal para emplear la fuerza y armas de fuego, los Estados no niegan su propia
obligación de proteger el derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de las
personas. Tal competencia se estipula en leyes internas que definen
inequívocamente las circunstancias en que puede emplearse la fuerza, así
como las medidas que pueden aplicarse en determinados casos.
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separadamente de su aplicación práctica en la realidad cotidiana de la
aplicación de la ley.
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administrativamente por razones de seguridad nacional, el Comité de Derechos
Humanos manifestó al respecto:
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sido detenido.” No obstante, “el hecho de que el [oficial que detiene a un
individuo] estime que éste conoce las razones de su detención no exime al
Estado de la obligación de (…) comunicar esta información a la persona
detenida.
En un caso, el Comité consideró que una demora de tres días no era violatoria
de este derecho, mientras que en otros casos el atraso de más de una semana
fue considerado como violatorio de este derecho a ser informado de la
acusación sin demora. La jurisprudencia también señala que las restricciones
presupuestarias que afecten a los tribunales no eximen al Estado de
responsabilidad en el incumplimiento de esta obligación.
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El derecho a ser llevado sin demora ante un juez
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corresponda, pero hay algunos casos que demuestran que, a pesar de su
semejanza, estas disposiciones no siempre se aplican en forma idéntica.
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Debido proceso
En su Comentario General sobre el derecho a la vida, el Comité de Derechos
Humanos señaló que:
LA PROHIBICIÓN DE DISCRIMINACIÓN
El artículo 4 del Pacto (PIDCP) dispone que ninguna medida puede entrañar
discriminación alguna "fundada únicamente en motivos de raza, color, sexo,
idioma, religión u origen social", lo que repite el artículo 27 de la Convención.
No se mencionan como bases posibles de discriminación prohibida las
opiniones políticas o de cualquier otra índole, el origen nacional, la posición
económica, el nacimiento y la cláusula que permite incorporar otras causales
de discriminación no precisadas bajo el concepto de "cualquier otra condición
social", todas presentes en el artículo 2 del Pacto y en el artículo 1 de la
Convención.
Los trabajos preparatorios del Pacto dan una explicación poco clara de esto.
No hay en los trabajos preparatorios de la Convención nada que ayude a
explicar razonablemente la ausencia de estas causales. Sin embargo, la
aplicación de los principios de necesidad y de proporcionalidad, así como el
principio de que toda diferencia de trato debe ser objetiva y razonable,
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constituyen una poderosa barrera para un tratamiento diferente basado en las
opiniones políticas o, por lo demás, en otras razones.
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