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CUENTO DE LAS EMOCIONES

ARBOLEDA YÁÑEZ JUAN DAVID


ARISTIZABAL JUAN ESTEBAN
MONTAÑO JUAN PABLO
OSPINA ZAPATA LAURA SOFIA
PRIETO SAMUEL
SEGURA SERNA MARIA JOSE
TOBON TORO MARIANA

Trabajo escrito presentado a la Licenciada:


Estefany de la Valle

COLEGIO MIXTO SAN VICENTE


PROYECTO DE VIDA
GRADO NOVENO
Santiago de Cali, 19 de enero de 2023
CUENTO DE LAS EMOCIONES

En una ciudad muy pero muy lejana llamada Emoticón, había un castillo donde vivían 7 emociones.
Entre ellas estaba La Tristeza que en su cara rodaba algunas lágrimas por lo que le sucediera en el
día.
También se encontraba La Felicidad, quien mantenía revoloteando por todo el castillo con
carcajadas, otras veces con flores y otras hasta cantando.
La Ira siempre mantenía de un lado para otro, pero con cara de enojo.
El Miedo por el contrario había que encontrarlo, se sucumbía por todos los rincones del castillo y
en su rostro reflejaba mucho susto, hasta de su propia sombra se escondía.
La Sorpresa, se la pasaba planeando todo el día que hacer para sorprender a sus amigos.
El Desagrado, se encontraba sosegado pues no le encontraba agrado a nada.
Falta nombrar La Tranquilidad, muy buena amiga de alegría y consejera, se la pasaba respirando y
meditando en cualquier lugar del castillo.
Pero un día, como de costumbre La Ira estaba enojada, pues la felicidad en medio de sus correrías
por el castillo derrumbó la torre de bloques que estaba construyendo.
El miedo se encontraba en el jardín gritando y corriendo al ver un bicho raro que se le estaba
subiendo por la espalda.
La tristeza lloraba en el balcón de su habitación pues el perro se le había llevado su peluche
favorito.
El desagrado estaba aburrido, enfadado y molesto pues no encontraba nada que le divirtiera ni lo
hiciera sentir diferente., ni siquiera con una caja de chocolates que le habían dejado en su
habitación.
La sorpresa se sintió confundida y decepcionada de su regalo al desagrado al ver que éste no hizo
buen gesto.
La calma se encontraba meditando en su habitación cuando tocaron a su puerta, era el miedo que
entró corriendo con mucha cara de susto y su corazón a mil, la calma le puso su mano en el
hombro y le dijo que respirara profundamente y cerrara los ojos hasta calmarse. Pasados unos
minutos entra la tristeza llorando, la calma le permitió desahogarse y logró tranquilizarla. De
repente entró la ira como un cohete quien estaba muy furiosa porque la felicidad le había
derrumbado su torre. La calma seguía muy paciente escuchándola y haciéndola respirar
profundamente la logró tranquilizar. El desagrado que escuchó a la ira y no la volvió a escuchar se
acercó para ver qué pasaba, exclamando:
IRA: y que pasó aquí que están reunidos y no me han invitado.
CALMA: no te inquietes todos han venido aquí a contarme algo, ¿tienes algo para contarme?
IRA: Pues que te digo, me dejaron esta caja de chocolates y no sé si comérmelos o no, si me
gustarán o no….
CALMA: cierra tus ojos y piensa que tiene un sabor indescriptible.
Faltaba la sorpresa, quien se dio una gran sorpresa a sí misma cuando los vio todos reunidos, y no
sabía si hablar o no.
CALMA: acércate faltabas tú.
Cómo la calma vio que ya todos estaban más tranquilos y serenos les propuso buscar una solución
a lo que cada uno le estaba pasando.
El miedo se asomó por el balcón y le señalo que era eso lo que lo estaba asustando, no era más
que una rama seca del árbol que le rozaba la espalda cuando estaba pasando. Al ver la rama soltó
a reírse.
A la tristeza la acompaño la calma a buscar su peluche al jardín y allí al lado de un árbol lo dejo el
perro, sin un rasguño, por lo que la tristeza en vez de llorar soltó a reírse.
La ira, le manifestó a felicidad que se había enojado porque ella le había derrumbado su torre, por
lo que la felicidad le pidió disculpas que no lo había hecho intencionalmente y ni se había dado
cuenta. Pero para reivindicarse ella le ayudaba a levantar la torre nuevamente, por lo que la ira
aceptó plácidamente con una sonrisa en su rostro.
Y por último la calma le dice al desagrado ahora cómete un chocolate y éste le hizo caso, cuando
lo disfrutó cómo nunca.
Ahí estaba sorpresa observando todo, y se sintió bien que al desagrado le gustó su chocolate, por
lo que les trajo a todos, diciéndoles que todos eran muy especiales e importantes para ella.
CALMA: tienes razón mi querida sorpresa, juntos logramos el equilibrio que necesitamos para
solventar cada día, pues en necesario sentir y vivirlos, pero sin perder la calma, que nos permite
tranquilizarnos y ver la solución sin lastimarnos ni lastimar a nadie.

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