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25 afios de Derecho del Trabajo en Relaciones Laborales Miguel Rodriguez-Pifiero y Bravo Ferrer (*) SUMARIO: 1. El eestilo» Relactones Laborales I. La interpretacién constitucional del Derecho del Trabajo. IL La la relciones laborles, as como el impacto en nuestro Derecho del Trabajo de la adhesin alas Comunidades Europeas, que ha complicado el uego dels fuen- tes, ha dado nuevos impulsos ala proeccién de los Derechos Fundamentaes, pero tambign fa supuesto oi condicionamiento de la normativa labora alas liberads econsmicas que estén en la base consttutva de la Unién Europea. En estes afos han teido lugar impor ‘antes cambios legislaivos centradas, sobre toda, en reformas del Estatuto de los Trabaja dores, enclaves por la que han circuadoy confluido las normas fundameniles de nuestro ondenamiento labora. La Revista, ademés de tener que estuiar a fondo las precepos esta tuarios, ha tendo que realizar wn segumiento puntual de las sucesvas reformas que han tenido agar en estos 25 afios. que refejan también una cierta revsin del papel de las fun ciomes dela dscipina, y ha obgado aafrontar nuevos problemas nuevas valorciones, Los cambios normativos han refledo también cambios en la estructura del contrato de trabajo, la relaiva perdida de centradad del contrato de duracién indefinida, la muipicacién > ampliacn de formas atpicas de trabajo, la apertura de la normativalaboral a formas de trabajo autinomo, han supuesto una ciera deconstuccin del tipo tradicional del contaio de erabojo que han acentuado también los cambios en las organizaciones productivas los () Dr, Dr H.C, Catedrtico de Derecho del Taboo yd a Sepia Soil tor de Relacions Labraes RELACIONES LABORALES® 23242010 25 afios de Derecho del Trabajo en Relaciones Laborales fenémenos de extemalizacn y descentalizacién, que han difuminado algo la figura del empleador. La autonoméa colectiva se ha revtalzado en estos afios, tanto por los epsadios de didlogo soci como por conserva la contratacién coletiva su papel institucional y haber campliados sus funciones regladoras y gestinales, sin embargo, se han detectado reajuses entre el marco legal y una realidad socal cambiante con una promesa pendiente de reform legislativa. Por timo, se da cuenta de la permanente importanca de la jursdiccin en el Derecho del Trabajo, de la continuidad de las caractetsticas del proceso de trabajo, acom- pariada, sin embargo, de un incremento de vies altemativas del proceso, que ahora tratan también de reduci la intervencién juicial en ta dindmica del conerato de trabajo I —EL «ESTILO» RE CIONES LABORALES Hace 25 afios Editorial LA LEY me encargaba la direccién de una revista especia- lizada en los problemas del mundo del trabajo, y de periodicidad Tenia que ser una revista juridica, aunque, como decia su Presentacién, su denomina- cién mostraba la ambicién de abordar la temética laboral més alld de los limites y las fronteras del Derecho. Sin dejar de lado su talante primordialmente juridico, se pro- puso abordar otros aspectos de las relaciones laborales, para favorecer su encauzamien snsual entonces. to juridico y su desarrollo estable y formalizado, con vistas a contribuir a un mejor conocimiento de los temas laborales para facilitar la mejora de su tratamiento. El deseo de la Editorial, de la direccién y de la redaecién coincidié en el propésito de hhacer una revista «distinta» a las entonces existentes para cubrir un detectado vacio en las revistas especializadas en el mundo juridico del trabajo entre las que eran excesivamente tedricas y formalistas, para un cfrculo cerrado de doctos y estudiosos, y las excesivamente pricticas y hasta banales que facilitaban una informacién puntual de decisiones jurispru- denciales, con un escaso anélisis dogmtico o critico. Se queria hacer una revista de cali dad cientifica, que comprendiera todos los campos propios del Derecho del Trabajo, y no solo los que reflejaba la casuistica judicial, que se acercara a la realidad prictica con un cierta visi6n anticipadora, inspiréndose en la experiencia de otras revistas juridicas euro- peas y anglosajonas, con las que ha podido mantener lazos permanentes y formal izados. En la citada Presentacién se declaraba que era una revista «de profesionales y para profesionales» que deseaba superar la tradicional dialéctica entre tedrica y préctica, al entender que sin un bagaje sis teérico tenfa que contemplar la realidad, que refleja la préctica profesional y la dinamica de las relaciones laborales. Decfamos entonces, y es un propésito que per- manece, que «el subtftulo “Revista eritica de teoria y practica”, constituye una decla- racién explicita de los objetivos y métodos e la misma. La mencién a su cardcter crf tico no debe ser entendida en conexién a una determinada orientacién ideolégica, a ‘una intencionalidad de reflejar posturas preconcebidas de oposiciGn a algo, o de apoyo instrumental a grupos o sectores determinados. Esta Revista quiere ser s6lo portavoz érico no era posible analizar la realidad, y que el andl de sf misma, de sus colaboradores y de sus lectores y, desde el primer momento, pro- 2 clama com quiere, de dose en el estas pagir y activo di laborales, to tan cru para mejo: Relacion la critica, yentes, afi merece a | realidad, € les, y al er que intro Antee jo, se vien variable d yvalores j as de pon reglas leg: de aftadir dimensin una finali dando el ccaricter ¢ de una in Ens! rada dese abierto @ honrado apertura EI De universa laboral ¢ gos origi tar LAP a) PER 200 Miguel Rodriguez-Pifiero y Bravo Ferrer lama como objetivo principal el de su independencia, el de su objetividad y, si se quiere, de su “neutralidad”. Como lugar de encuentro esté abierta a quienes, moviér dose en el marco socio-econdmico que define nuestra Constitucién, quieran venir a estas paginas. La expresisn «critica» quiere subrayar, sobre todo, el aspecto dinémico y activo de la Revista, que quiere reflexionar sobre la realidad de nuestras relaciones laborales, sobre sus cambios, sobre sus problemas, que estén exigiendo, en un momen- to tan crucial como el que vivimos, un tratamiento sistemético que sirva, a su ver, para mejorar el conocimiento y la préctica de las relaciones laborales.» Relaciones Laborales se ha movido desde su origen en la busqueda del equilibrio entre Ia critica, la teorfa y la prictica. No ha entendido unas y otras como alternativas exclu- yentes, airmando la necesidad de su coordinacién y coneordancia para dar el peso que merece a la dogmética judica, sin caer en formalismos estériles, al conocimiento de la realidad, el Derecho «viviente» que se muestra, pero no s6lo, en las resoluciones judicia- les, yal enfoque valorativo y ertico, no el esquinado propio de la justicia critica, sino el que introduce valoraciones en el examen juridico de los temas Ante el exceso de legislacién y su volatilidad, tan marcados en el Derecho del Traba- jo, se viene destacando la crisis del positivism legal, que obliga al jurista a ir més allé del variable dato normativo y de su aplicaciGn mecénica para tener en cuenta los principios y valores juridicos, una forma de interpretar y aplicar el Derecho mediante complejas tare- as de ponderacién y argumentacién, que van mucho més all del conocimiento de las regilas legales del momento (1). Ast lo ha entendido Relaciones Laberales, que ha tratado de afiadir a la dimensién préctica aplicativa y a la funciGn dogmatica cognoscitiva, la dimensién de «fines, valores y actitudes», «la dimensién politico-moral del Derecho, con una finalidad critica y constructiva», incluyéndola en la argumentacién jurtdica, desbor- dando el positivismo de la ley, pero también el razonamiento juridico «auténomor, de carfecter deductivo, para , Revista de Administracin Pablica, iim 10 ps. 398 (4) ATIENZA, M. «Ceraseréacas dela enpamentacin constucnal», en AGUILO REGLA, ATIENZA, M. RUIZ MANERA, J., Fragments para una toca de la Conststucin, Madi, 2008, pgs. 161 4 RELACIONES LABORALES' La proyeccic vancia en fa in cambio de men particularments con un conjunt tal y como ciui Nuestro Dereck cién en el que Derechos Fund que la Constitt en la vida socia te la persona de Relaciones Lal uno de sus signe limite o una supe Trabajo, en el m sus péginas se har los preceptos co cuenta que los p del Trabajo, que Las pdginas dimensién cons dencia de los va los Derechos Fu cular atencién ¢ papel relevante laboral, dada la« pretacién de las Es sabido que garantizar y proce lizé una imporear judicial tendente trato, desde una permitir la invoe dico-privadas y a derechos, protec solo en el espera () Derechon dal chor laborales« (6) VALDESDAL IE RELACIONES Lal ‘abajo eotros eral, torita- nt inclu- sdela tido la labo- enun tho lo ompa rin mien- eden est: uy en revo- s més 2HO ema- lica», + que iento Ioha veupa toda lores ‘mite terial . a M, el Rodriguez-Pitiero y Bravo Ferrer La proyeccién de la Constitucién en todo el ordenamiento juridico y su rele vancia en la interpretaci6n y aplicacién de la normativa jurfdica ha supuesto un cambio de mentalidad juridica y del modo de «hacer» el Derecho que ha incidido particularmente en el Derecho del Trabajo, al que la Constitucién ha enriquecido cipios y derechos, referidos al trabajador como con un conjunto de valores, de pri tal y como ciudadano (5), que amparan su persona, su integridad y su dignidad Nuestro Derecho del Trabajo ha sido condicionado y remodelado por la Constitu- cin en el que ha sido particularmente intensa la penetracién y vigencia de los Derechos Fundamentales, dada la importancia antropol6gica, ética y econémica que la Constitucién reconoce al trabajo, no sélo por su funcién de participacién en la vida social, sino porque en el contrato de trabajo se compromete directamen- te la persona del trabajador y est afectada su libertad Relaciones Laborales ha hecho de la Constitucién y de la interpretacién constitucional tuno de sus signos distintivos; ha considerado el texto constitucional no como un mero limite o una superestructura vigilante frente a las desviaciones del legislador o de los jue- ces, sino como un rico elemento que sumninistra nuevos valores y objetivos al Derecho del Trabajo, en el momento de elaboracién, en el de su andlisis y en el de su aplicacidn. En sus péginas se han venido reinterpretando los preceptos legales conforme y de acuerdo con los preceptos constitucionales, una nueva lectura de las normas laborales que tiene en cuenta que los preceptos y los valores constitucionales forman parte de nuestro Derecho del Trabajo, que ha visto és{ ampliado su contenido y fortalecida su legitimidad. Las paginas de Relaciones Laborales contienen numerosos estudios relativos a la dimensi6n constitucional del Derecho del Trabajo, y, muy en particular, en la inci- dencia de los valores constitucionales en las relaciones laborales, y de la incidencia de los Derechos Fundamentales en la dinémica del contrato de trabajo, dedicando parti- cular atencién a la jurisprudencia constitucional que, como es sabido, ha tenido un papel relevante en la reinterpretacién del Derecho del Trabajo, incluida la legislacién laboral, dada la dificultad de separar la interpretacién de la Constitucién con la inter- pretacién de las normas legales que la afectan o desarrollan. Es sabido que nuestro Tribunal Constitucional, ante la pasividad del legislador para garantizar y proteger los Derechos Fundamentales en el seno del contrato de trabajo, rea- lizé una importante labor de suplencia y, al mismo tiempo, correctora de cierta doctrina judicial tendente a restringir la operatividad de los Derechos Fundamentales en ese con- trato, desde una légica contractual impregnada de residuos ideoligicos del pasado (6), al permitir la invocacién del texto constitucional por los particulares en las elaciones jurf- dico-privadas y al sostener que corresponde alos jueces y tribunales la proteccicn de esos derechos, proteccién que, en su defect, ha de garantizar Ia justicia constitucional, no solo en el esperable plana de los derechos colectivos, la libertad sindical, el derecho de ‘me taba idadana- (PALOMEQUE, M.C., Lo dere hos laboals en la Constiucién Espanola, Main, 1991, pg. 3T (6) VALDES DALE, F., «Pods del ems» derek del person dl naa, RL, tomo 1-190, pg 21 IB RELACIONES LABORALES® 2.242010 * 5 25 afios de Derecho del Trabajo en Relaciones Laborales huelga e, indirectamente, el derecho de negociacién colectiva, sino también, y ello ha sido mds innovador, en el desarrollo del contrato de trabajo. Ha tenido lugar una recon- versiGn constitucional del contrato de trabajo, lo que ha afectado a la proteccién de la igualdad y la no discriminacién y de las libertades ideol6gicas, religiosas, de expresién, onan ahora el contenido del contrato de trabajo, intimidad, educacién, ete. que condi que no priva al trabajador de los derechos que la Constitucién le reconoce (7). Esta doctrina es coetinea al nacimiento de Relaciones Laborales. La Revista la ha tomado muy en cuenta. Ha seguido y comentado la importante jurisprudencia constitu- cional en materia labora, y la jurisprudencia ordinaria que la aplica y ademas ha tratado de colaborar con esa jurisprudencia mediante estudios doctrinales, convirtiéndose en una fuente imprescindible para el conocimiento de cémo las reglas constitucionales han penetrado en las relaciones laborales, no sélo en el campo de los Derechos Fundam les en sentido estricto, sino también en el marco de otros derechos o valores constitucio- nales. Ello ha dado coherencia y armonfa al Derecho de! Trabajo, aunque ha «complica: do» la labor del jurista, que ha de utilizar nuevas e imprescindibles normas de referencia. Ill — LA «EUROPEIZACION» DEL DERECHO DEL TRABAJO. EI surgimiento de Relaciones Laborales coincide con la adhesién de Espafia a las (Comunidades Europeas. Desde ese momento, el orden jurfdico comunitario, también en sus aspectos sociales y laborales se ha incorporado a nuestro ordenamiento y, también desde ese momento ha sido objeto de atencién en estas paginas la evolucién del llama- do Derecho social comunitario, tanto en el plano de los Tratados como en el del Dere- cho derivado y su incidencia en la evolucién del Derecho espariol del trabajo, en su rele- vancia normativa y en los cambios de cultura juridica y de la manera de contemplar el Derecho del Trabajo que ha generado nuestra adhesin a la actual Unidn Europea Se ha producido un doble proceso, el desarrollo del Derecho social comunitario y de sus conceptos ha influido en las concepciones de nuestro Derecho del Trabajo, pero la evolucién de los derechos nacionales del trabajo han influido también en los conceptos y cario, mediante una simbiosis que no permite entender valores del Derecho social comun el Derecho social comunitario sin tener en cuenta los derechos nacionales, ni entender el Derecho nacional sin tener en cuenta el Derecho comunitario (8). Relaciones Laborales ha seguido muy de cerca la importante evolucién del marco ins- titucional de la Unidn Europea en los tiltimos 25 afios y su incidencia en la materia labo- ral y social. Ya tuvo ocasién de examinar el impacto laboral del Acta Unica Europea de 1986, que traté de convertir el hasta entonces Mercado Comin en un Mercado Unico, como espacio sin fronteras basado en la libre circulacién de personas, servicios y capita- les, yen lo que aqui interesa, extendi6 las competencias comunitarias en materia de poli tica social, especialmente sobre seguridad y salud laboral (materia que adquirié un caréc- (7) Por todas, STC 88/1985. cae 1 Eee (8) BERCUSSON, B,, Eupean Labour Law, 2", Cambridge, 2009, ne 28 6 RELACIONES LABORALES® 23242010 ter expansivo), 1 mente pudo dest pea, firmado en Ja proteccién del adecuada y el for cin de la iguald: tarias al especto tenido fue luego Este Tratado, tun progreso note rias en materia s papel de los acu: de la politica co empleo y una es las politicas naci dado cuenta cut pecto al igual qu octubre de 2004 chos Fundament ficacién del Trai Elde Lisboa ¢ de valores democ solidaridad, coloc do las libertades Carta de Derechi Estas novedades ne seguir examin Relaciones La derivado, sobre t del Tribunal de del Derecho con interna con la nc que se propone dotar a la Unign Europea de valores democriticos, de Derechos Fundamentales y de mayores espacios de libertad y solidaridad, colocando al mismo nivel lo objetivos econémicos los sociales, y gorantizan- do las libertades civiles, poiticas, econdmicas y sociales y los principios expresados en la Carta de Derechos Fundamentales, cuyas disposiciones declara juridicamente vinculantes. Estas novedades constitucionales ya han ocupado la atencién de la Revista, que se propo- ne seguir examinando la puesta en aplicacicn de la Carta y del propio Tratado de Lisboa. Relaciones Laborales también ha dedicado mucha atencién al Derecho comunitario derivado, sobre todo a las ya numerosas directivas en materia social y a la jurisprudencia del Tribunal de Justicia que las ha interpretado. No ha planteado la conocida primacfa del Derecho comunitario sélo desde la perspectiva negativa de la colisién de la norma interna con la norma estatal para la aplicacién preferente de la primera, ni del papel del <érgano judicial frente a la norma interna contraria al Derecho comunitario, sino también, (9) GOMEZ MUROZ, J. N., -Empeo, ceimionto y emverenca oa as eformas de Anstrdam 3 la Cumbre d Lsemburg (Un anid la rue Politics Social Comurntai en a Euro de a moma dina, RL, tm 1998, page s.; RODRIGUEZ PINERO Y BRAVO. FERRER, M., Macca Amsterdam: Devches socio so 1998, ps. 199 (10) RODRIGUEZ PINERO,M., «Consieién Espey Constncénexrpeae, RL, toma 12005, ngs 79 (11) SCTARRA, S., «La constcmalzxin de la Epa Soc, Dewechos framers rocediieas de sf aw RRL tmo 2004, pis 1215s; GIL GIL, JL. USHAKOVA,T. «Lon denchos ies ena Cae debs dere chosfandameniles dea Unin Europea, RL, emo 12003, ps. 1519958; GARCIA SILVERO, EA, «La dee thos sve en la Cara de Derechos Fundamentals de a Uni Eurpea, RL, tomo 11-2002, ps. 116995. ME RELACIONES LABORALES® 23242010 : 4% 25 aiios de Derecho del Trabajo en Relaciones Laborales desde la perspectiva positiva de la posible eficacia aplicativa directa y reaccional del enel Derecho comunitario en el contrato de trabajo por parte del Juez espaitol (12). de un A ello ha contribuido de forma decisiva la importante labor creativa del Tribunal de Jus- de pr que e al cot venic come ido t ticia que, mds alld del stricto papel de interpretar la legalidad comunitaria, ha realizado una tarea de refundacién y de recreacién del Derecho social comunitario. Su disposicién de ir mis alla de la letra de las normas comunitarias, ha permitido adaptar esa normativa a las nuevas realidades y avanzar en la propia ligica del sistema por encima de ls reticencias de algunos Estados. Es bien conocido el importante papel de la jurisprudencia comunitaria en asuntos laboralesy sociales inchs, la trascendencia de sus decisiones mis all del mbi- to especifico de lo aboral, por ejemplo en la consagracicn de los Derechos Fundamentales D de la persona. El significativo patsimonio jurisprudencial en materia labora, ha influido en nice Ja transformacién de los Derechos nacionales del trabajo, en el acercamiento de los diversos, defin sistemas juridicos nacionales y en la creacién de una Europa social. La interpretacién con- én forme o a la luz de la normativa comunitaria, especialmente de las Directivas, de la norma- eink tiva nacional que las incorpora, ha supuesto una nueva forma de elaboraciGn, interpretacién dice ‘aplicaciGn de la normativa laboral que Relaciones Laborales ha tendo muy en cuenta. los m pala Nuestra Revista ha hecho un seguimiento sistemético de las sentencias del Tribunal do a de Justicia més significativas, tanto de las relativas a la igualdad y no discriminacién, que fund: hhan influido en la interpretacion del art. 14 CE como de muchas otras, como la de las mas directivas de crisis que han obligado a modificar el Derecho interno o su interpretaci6n y delin aplicacién judicial. En sus paginas se ha hecho con frecuencia un primer adelantado ané- bajac lisis de sentencias laborales relevantes del Tribunal de Justicia, asf, entre las recientes, las cont Viking y Laval sobre la interrelacién y coordinacién de las libertades econémicas y de los das ¢ derechos sindicales, o de las nuevas doctrinas relativas a la discriminacién por razén de segu edad en relacién también con la jubilacién forzosa. Se ha procurado ademiis que la inter- la de pretacién «auténtica» por el Tribunal de Justicia del Derecho de la Unién Europea no Estat apareaca como algo cerrado y no ha olvidado el papel hermenéutico que corresponde a E nuestros jueces y tribunales, que han de aplicar el del Derecho de la Unién Europea, Dere- cho comunitario, e interpretar nuestras normas laborales a su luz. ae del c La Revista ha publicado también numerosos articulos sobre los derechos sociales dev; en la Unién Europea, sobre las Directivas sociales, sobre la politica social y de empleo apro comunitaria, o sobre los nuevos instrumentos de coordinacién de las politicas labora- impl les, etc. Con ello ha tratado de contribuir al conocimiento, al progreso y al desarrollo del del Derecho social de la Unién Europea men inse 1V — EL REFORMISMO PERMANENTE DEL ESTATUTO DE LOS mad TRABAJADORES los j mat En el momento de su nacimiento, la Ley 8/1980 del Estatuto de los Trabajadores 2B Hevaba apenas cinco afios de vigencia. El ambiguo mandato al legistador contenido as are roe (12) ALONSO GARCIA, RE jue epaol yet Derecho comunitario, COPY, 2003, ps. 1299s Miguel Rodriguez-Piflero y Bravo Ferrer en el art. 35.2 CE fue cumplimentado con inusitada rapidez mediante la aprobacién de una Ley asf intitulada, pero que en su contenido no respondia al modelo italiano de proteccién de los derechos y libertades del trabajador en el centro de trabajo, sino que era més bien una reordenacién y, en parte, refundicién de la al contrato de trabajo, a la representacién electiva en los centros de trabajo y al con- venio colectivo. Se trataba de un cédigo laboral incompleto, que dejaba fuera temas come la libertad sindical o la regulacién del derecho de huelga, que hubieran reque- rido una ley organica, adems del tema siempre desatendido de la regulacién legal de los medios de solucicn de conflictos colectivos. Desde el primer momento, se constaté que el Estatuto de los Trabajadores era el niicleo normativo central de nuestro Derecho del Trabajo, pues en él se encuentra la definicién de su mbit, la ordenacién bésica del contenido y la dindmica de la rela cién contractual de trabajo, la seleccién y ordenacién de los sujetos colectivos, los derechos de informacién, consulta y participacién en el centro de trabajo y la orde nacién de la negociacién colectiva. El estudio de su contenido ha ocupado la princi- pal atencién de los laboralistas espafioles. La centralidad del Estatuto lo ha converti- do ademds en el «enclave» por el que han circulado y han confluido las normas fundamentales de nuestro ordenamiento laboral (13) y en especial las sucesivas refor- mas laborales de estos afios en especial en la ordenacién del contrato de trabajo y de delimitacién de los poderes directivos del empresario y del ambito de sujecién del tra- bajador, que condicionan el grado de flexibilidad o de rigide: de la dinamica de ese contrato, y, de reflejo, del propio mercado de trabajo. Las reformas siempre inacaba- das del Estatuto de los trabajadores han obligado a esta Revista, ademas de la labor de seguir desentrafiando el alcance de los preceptos estatutarios, siguiendo atentamente la doctrina judicial, la de dar cuenta puntual de las numerosas modificaciones del Estatuto desde 1984 hasta la mas reciente, la de la Ley 35/2010. El Estatuto en 1980 ya dio unos primeros pasos «flexibilizadores» y amplis poderes cempresariales pero, al mismo tiempo, introdujo un régimen cerrado y rigido de proteccién del despido con exigencias formales y unas indemnizaciones por despido improcedente elevadas y no modulables por el juez. Cuando aparece Relaciones Laboraes acababa de aprobarse una Reforma del Estacuto por la Ley 32/1984, que el tiempo ha demostrado. implants un cambio trascendental en la dinmica del mercado de trabajo. El propésito del legislador fue adaptar «la tegulacién del mercado de trabajo y con el objetivo funda- mental y prioritario de «creacién del mayor ntimero de empleos posibles», y facilitar la insercién de los j6venes y la vuelta de los desempleados a puestos de trabajo. La idea fuer- za de la Ley 32/1984 era la de «perfeccionar, las formas contractuales de integracién de los j6venes en el trabajo, ampliando el limite de edad y su duracién en los contratos for- ‘mativos, facilitar los contratos a tiempo parcial y, sobre todo, suprimir restricciones a la contratacién temporal. Con ello se pretendia favorecer la insercién temporal como una (13) CASAS, M. E; BAYLOS, A. y ESCUDERO, R., «EI Esawes dels Twabaadones. Dies aioe después; peruven es, ineficeniae, dewiaiones formas, RL, tama -1990, pe 1825s 25 atios de Derecho del Trabajo en Relaciones Laborales previsible fase previa a una contratacién indefinida, pero de hecho supuso el inicio de un El més impo incontenible proceso de dualizacién y precarizaciGn de nuestro mercado de trabajo, que, fue el operado F pese a reformas correctoras posteriores, atin no ha llegado a corregirse. El problema es que dencia en el me se introdujeron mayores dosis «flexibilidad» con vistas a una creaciGn cuantitativa de diendo «de ma empleo, sin revisar las lineas sustanciales del régimen del contrato indefinido generando objetivo de luck tuna via de escape a la contratacién indefinida y un poderoso incentivo para la contrata- Aunque centra ci6n temporal via prioritaria utilizada por In empresa para lograr mayores espacios de fle nuevo e import ino también interna y organizativa de trabajo. -, ordenada y controlada, junto a la devolucién al convenio colectivo de la regulacién de numerosas materias, corrigiendo el excesivo protagonismo de la Ley del Estatuto originario, Ademés, esa Ley reflejaba un cambio significativo de objetivo ya no la mera creacién de empleo sino el fomento de la estabilidad contractual. Contra los cexcesos de temporalidad dot de mayores espacios a los poderes empresariales, y sin modificar el régimen de despido improcecenre alreré el régimen juridico de las modi caciones sustanciales de condiciones de trabajo y, para facilitarlos, el régimen de los d pidos por necesidades de la empresa, sometidos ahora a un distinto tratamiento en fun- cidn de su dimensién y con una redefinicién de sus causas. Sin embargo, ni la Administracién, ni los representantes de los trabajadores ni los Srganos judiciales cola boraron con los propésitos flexibilizadores del legislador, especialmente respecto a la delimitacién de las causas de los despidos objetivos. Ello explica que en su definicién hayan incidido sucesivas reformas hasta la de 2010, que han tratado de corregir inter- pretaciones consideradas por el egislador excesivamente restrictivas Ast lo hizo la Ley 63/1997 mediante una nueva redacciGn del art. 52 c) ET respec- to a las causas organizativas, tecnol6gicas y de produccidn, estableciendo, ademés, «con cardcter transitotio» la modalidad de contrato para el fomento de la contratacién indefinida, limitada a unos colectivos especificos y que se caracterizaba por una indem nizacién menor para el despido objetivo declarado improcedente, modalidad contrac tual que confirma y estabiliza la Ley 12/2001 y que ha ampliado considerablemente la Ley 35/2010. La insuficiencia de estas reformas que trataron de corregir los «desequili- brios de nuestro mercado de trabajo, insuficiente volumen de empleo y elevada tem- poralidad», se reflejan también en la Ley 43/2006, «para la mejora del crecimiento y del empleo, con medidas, entre otras, dirigidas a impulsar y apoyar la contratacién indefinida y la conversién de empleo temporal en fijo, bonificando, los nuevos contra- tos indefinidos y teduciendo las cotizaciones empresariales al Fondo de Garantfa Sala- rial y por desempleo; a limitar la utilizaci6n sucesiva de contratos temporales; a ampliar el Ambito de contratos temporales susceptibles de conversiGn en contratos de fomento de la contrataciGn indefinida; y a extender las prestaciones del Fondo de Garantia ‘alarial, incluyendo las indemnizaciones debidas por finalizacién de los contratos tem- porales, por los despidos objetivos, y las conciliadas judicialmente. El proceso inacabable de reformas con el permanente propésito de reducit la duali- dad del mercado de trabajo, desincentivar la contrataci6n temporal y favorecer la con- tratacién indefinida se ha proseguido en la Ley 35/2010 que de nuevo ha modificado WH RELACIONES LABORALES® 23.242010 11 25 aiios de Derecho del Trabajo en Relaciones Laborales Parcialmente el régimen de extincién del contrato de trabajo por necesidades de la empresa, amplia la flexibilidad interna como mecanismo alternativo al despido y abre aso a agencias privadas de colocacién. Aunque 2a la linea de las prece también para la politic esta nueva reforma laboral profundi- entes de ser instrumental a la politica de empleo ahora lo es 4 econdmica para facilitar la reestructuracién del sistema eco- némico-financiero, «sentar las bases de un nuevo modelo de crecimiento m brado y gener equili- lor de empleo de calidad», e «incrementar la productividad de la eco- noma espafiola>. El objetivo de mejora de los niveles de empleo se subordina al de la modern y la mejora de las empresa quipara e incluso aciGn y competitividad del sistema econdmico productivo ue se espera ha de tener efectos favorables en el empleo, La Revista ha seguido los pasos de una legistacién laboral inestabl ley cambiante, pro liferacién de cambios le les que ha podido producir «desasosiego» al «tener que est diary buscar el alcance y significado de los nuevos Pteceptos que, de forma vertiginosa, van actualizando el Estatuto de los Trabajadores» (14). Para Relaciones Laborales esa inestabilidad normativa ha devenido desafio y cuidadosa tarea. sus paginas ha podi- sus desarrollos jurispruden ciales, pues la consulta a un repertorio legal no permitia conocer el aleance de los eam. bios del marco normativo estarutatio unos cambios sustanciales ¥ profundos que han sido también , RL temo £2009, pg. 38993; LUQUE PARRA, M. y DEL REY GUANTER, S., «Alums asecospratcmét reel frdmeno dela descenralzcin Producti alain lboral, RL, wo U-1999, gs. 530 38 (21) Vid RIVEROLAMAS, J (dr,), Descentiace palctiva y responsilidades empress, Arana, 2005, RELACIONES LABORALES® 2 25 afios de Derecho del Trabajo en Relaciones Laborales de producir, como la forma de obtener trabajo. Ello ha supuesto una revisién de las estructuras y las dimensiones de las empresas Por un lado, se produce una reduccién de su dimensin media, a través de los mecanismos propios de la centralizacisn productiva, que tratan de limitar la actividad directa al nticleo o corazdn del negocio y externalizar las dems fases o actividades del ciclo productivo, consiguiendo con ello mayor flexibilidad y eficacia. Por otro lado, una alta concentraciGn ¢ internacionalizacién del capital, que se refleja en grandes fusiones o absorciones, y en el peso creciente de las empresas multinacionales, con fenémenos de grupos de empresa y de empresas de estructura compleja, lo que ha supuesto un alejamiento y difuminacién del verdadero titular de la empresa, y una relativa disolucién de la figura, cuando no de la funcién, empresarial (22). Se difuminan parcialmente unos conceptos, el de empresario o empleador y el de empresa, que son elementos decisivos a efectos de imputacisn del contrato de trabajo, de determinar el mbito de aplicacién de una regulaciGn, o de enmarcar la representacién colectiva del personal (23), pero sobre todo en el momento de imputar deberes y respon- sabilidades. Esa imputacién puede hacerse relativa en funcién del «para qué», y separan- do el tratamiento individual y colectivo, en la medida en que en este tltimo, los aspec: tos de unidad econémica pueden prevalecer sobre los estrictamente juridicos. La proliferacién de formas de cooperacién empresarial y Ia transformacién de los procesos productivos, plantean el problema de determinar la parte empresarial del contrato de trabajo y para determinar también la incidencia que pueden tener en las relaciones de trabajo los acuerdos intraempresariales, no slo para determinar espacios de responsabilidad, sino también la repercusién de esas nuevas estructuras en las rela ciones colectivas de trabajo, a través de nuevas formas de representacién que han tenido reflejo también en el Derecho de la Unién Europea (24) Las relaciones laborales y el contrato de trabajo se han visto muy afectados por estos cambios estructurales, que a largo plazo estén disefiando un panorama de rela- ciones de empleo y de contrataciones laborales particularmente complejo, en el que la empresa «principal» utiliza en su actividad productiva contratos individualizados con profesionales autnomos, o subcontratan tareas con otras empresas que pueden trabajar en el mismo centro de trabajo —con frecuencia pequefias empresas— o se utilizan mediatamente trabajadores a través de una empresa de trabajo temporal. El problema no es sdlo la utilizacién mediata de mano de obra ajena, mediante , aunque no ha resuelto del todo el problema de su relacién con el papel que correspon de alos Srganos de representacién electiva (y sindical) a nivel de empresa y centro de empresa. La lucha antidiscriminatoria, incluido el di trabajo, los espacios de consulta e informacién o de accién sindical en estructura de nuestra contratacién colectiva es muy centralizada tertirorialmente, pero ampliamente dominante en cuanto al papel de los convenios colectivos sectoria- les en relacidn con los relativamente escasos convenios de empresa. Ha resurgido un tipo de pactacién colectiva a nivel de emoresa en temas relacionados con la reestruc- turacién de empresas, lus ha pecto a su relacién con las normas del convenio colectivo aplicable a la empresa. os, etc, (35), sin una regulacidn clara y definida res En las materias de reestructuracién el poder empresarial se ha visto condicionado, con mayor o menor intensidad, al resultado de un proceso de consulta e informacién que tiene una clara funcién negocial, en cuanto dirigida a obtener un acuerdo. Precisa- mente, la Ley 35/2010 vuelve a ser un buen ejemplo de flexibilidad negociada, en cuan- to que condiciona determinadas modificaciones 0 inaplicaciones de reglas del convenio colectivo a la existencia del acuerdo, tratando de buscar vias para la resolucién de los desacuerdos, y dando tn efecto juridico intenso al acuerdo que viene a imponerse, en ‘cuanto a la causa justficativa invocada per el empresario, al Grgano judicial. En estos afios han surgido nuevos equilibrios, no sélo en las actividades negociales en los diversos niveles, sectorial 0 de empresa, sino también entre los convenios sectoriales tivas de consulta, informacidn y codeterminacisn, que pueden solaparse con las del convenio colectivo © ser solapadas con éste (36). De modo mas o menos formalizado existen pactos y acuerdos colectivos a nivel de empresa, que no han encontrado obstculos juridicos y, al mismo tiempo, el convenio colectivo est ocupando espacios que se habfan considerado propios de la consulta y codeterminacién. Estos cambios han incidido también en los propios sujetos negociales y, sobre todo, en las relaciones ambiguas y equtvocas entre la contra- tacién colectiva propiamente dicha y la funcién negocial que cumplen los sistemas de mpresa estan a cargo de los mismos suje- © de empresa y su relacidn con la funcién de las representaciones el informacisn y consulta, que, ademés, a nivel de tos. También ha habido cambios relevantes en cuanto al Ambito global de la contrata- én colectiva, tanto por su apertura al empleo pablico y al «mestizaje» de convenios en el sector piblico aplicables a funcionarios y a trabajadores de la Administracién, como cuanto a la negociacién colectiva en materia de trabajo auténomo. TDERO RODRIGUEZ, R, «Planes de iuadaden la Ley Onginins 312007, de gala efecva eure muses yom. RL temo -2007, es. TO 9.9 «Eleomplee fo ence Ley ya nega coca en lav Ly digi da ct ener meres hombres: sain pou ymanfesacnes emcee, RL, somo [-2007, pp. 9919. (85) Ofr TREU, T, -Lanegracon cole de enprew:esrucayprocedmiento-, RL, tomo 11998, pgs. 90755 (36) Vid, ALIPRANTIS, N., «Conf ene convents elves de din nivel, RL, tomo 11997, ps. 178 RODRIGUEZ PINERO Y BRAVO-FERRER, M DEL REY, S., Workers representative bodies and ellecive again ache worklaces, CLLIR, 1, mim. 2. ME RELACIONES LABORALES® 23:242010, e 23 25 afios de DerechS del Trabajo en Relaciones Laborales ‘Sin embargo, existe un amplio consenso en que los intentos del legslador —e inclu- so de la cispide de las partes sociales— de dar una mayor funcis reguladora y de gestion a los convenios colectives para permitir la adaptacién de las condiciones de trabajo a las iciones colectivas, mediante una «desregulacién con- exigencias cambiantes a las orgat trolada», han tenido s6lo un éxito relativo, en cuanto que los cambios profundos en los sistemas productivos no han visto su reflejo adecuado en los contenidos negociales, con tun exceso de continuidad y de inercia, y una falta de dinamismo negocial que ha impe- dido hacer uso de las posibilidades abiertas por el marco legal. Ello ha generado una amplia critica a nuestra negociacién colectiva, que ha llegado incluso a poner en dda la pertinencia de mantener el modelo legal a cuya rigid c le imputa la pobreza de los con- tenidos y el exceso de estabilidad o continuidad de los contenidos negociales. En las pagi- nas de la Revista se ha tenido ocasién de examinar esta problematica y, especialmente, las disfunciones de la estructura de la negociacién colectiva. Las ctispides de las partes sociales, aunque son también corresponsables de esa situa cidn, han tratado de corregirla y dentro o fuera de los procesos de didlogo social se ha lle gado a Acuerdos Marco o «interprofesionales» para la negociacién colectiva con propues- tas de reforma del marco legal de la contratacién colectiva. Los acuerdos interconfederales sobre negociacién colectiva desde 1997 hasta el presente han sido una pieza esencial de nuestro sistema de contratacién colectiva y de su ordenaciGn, y han propiciado contribuir «a la conformacién de un nuevo sistema de negociacién colectiva» haciendo de la auto nomia colectiva el eje del Gobiemo de las relaciones Iaborales. Sin negar ss aspectos posi tivos, han tenido tn relativo éxito en el propésito de racionalizar su estructura, de reorde nar la estructura salatial y de modemnizar los sistemas de clasificacién profesional Relaciones Laborales ha tratacio de seguirlos puntualmente y de valorarlos (37). La iltima reforma laboral de 2010 puede suponer cambios relevantes en la contr tacién colectiva. El predémbulo de la Ley 35/2010 ha afirmado su propésito de moder nizacidn de las relaciones laborales, también con el objetivo de conttibuir a la mejo- ra del sistema econémico. Sin embargo, su contenido, salvo alguna reforma puntual del Titulo IIL, se ha centrado de nuevo en el régimen juridico del contrato de traba- jo, junto a una importante reforma de los mecanismos de intermediacisn laboral No obstante, la Ley 35/2010 ha incidido en temas muy relevantes para la dindmica de la negociacién colectiva y puede seftalar ineas de la furura reforma de nuestra contra- tacién colectiva. En el trasfondo de esta reforma hay una cierta constatacién del escaso to de la reforma de 1994 para conseguir que el convenio y el acuerdo colectivo fueran GA) Vid, por tales, CASAS BAAMONDE, M. E,, «Diogo 9 concerti sca: el Acucro income sone camactre dela negecacin cectvas, RL, tomo I-1997, pis. 88358; CASAS BAAMONDE, M, E.; ROD GUEZ PINERO Y BRAVO-FERRER, M. y VALDES DAL-RE, F., «El Acuedo Inerconfaderalpaa a Ne ‘cin Clee, Rl, tomo 1-2002 igs 19 ys; MOLINA NAVARRETE, C., «Una experiencia pacar de Sofrefleive law on el Devecho snd expel ANC. 2002 ene “io obligacinal”y “lo exmavagane”», RL, uo 2002, pigs. 289 9 181; CRUZ VILLALON, J., El Acuerdo Ineonfederal ava la Negcacém Coleciva de 2003 dese la perspec jure, Rl, tomo H-2003, pg. 363.; VALDES DAL-RE, F., La prnoga pre el 2008 del Acuendo Interconfederl pra la Negrin Colectaae, RL, rom 1-2008, ps. 27 ys. lcd pra tdemplen y la nepectacon coectva (2010, 2011 y 2012)», RL, tomo -2010, pes. 77 33 24 [RELACIONES LABORALES® 23 -Pinero y Bravo Ferrer Miguel Rodeigy el instrumento prioritario de adaptacién de las condiciones laborales, pero también un reforzamiento de los objetivos de esa reforma en cuanto a apostar por formulas de flexi- bilidad negociada, Junto a la ampliacién de ciertos cometidos asignados a la contratacién colectiva, la Ley 35/2010 ha incidido sobre todo en modificaciones que afectan al ejerci- cio de los poderes empresariales en su conexiGn con los procesos negociales de consulta ¢ informacign, Estos procesos van a estar afectados por la «racionalizacién de las causas de despido objetivo o de modificacién, en una manifiesta ambigtiedad el legislador, por un lado, trata de facilitar los despides obyetives, y, por otro lado, oftecer mecanismos alternativas a esos despidos, mediante modificaciones de condiciones de trabajo, suspen- siones temporales, reduccién temporal de jornada y inaplicacién temporal de reglas del convenio colectivo, no slo en materia salarial. La dimensién colectiva de esos proble- mas ha llevado a abrir un proceso negocial, aunque el acuerdo no necesariamente impi- dle la medida empresatal, salvo en lo que afecta a la inaplicacion del convento colecti- vo, donde el acuerdo es una condicién, aunque, al mismo tiempo, el legislador trata de imponer instrumentos de solucién de la controversia. Pero para el futuro de la contratacién colectiva lo més importante de la Ley 35/2010 es prever una futura reforma del marco legal de la negociaci6n colectiva. La Ley no ha cambiado ese marco legal ¢, incluso, lo ha justificado con base en la dispo- sicién adicional del Acuerdo para el Emoleo y la Negociacisn Colectiva 2010, 2011 y 2012, en la que se ha establecido un periodo de seis meses para la negociacién de mecanismos para la articulacién de la negociacisn colectiva, de su papel como proce- dimiento de fijacién de las condiciones laborales y determinacién de las politicas de empleo, su capacidad de adaptacién y la mejora de la productividad, asf como otros elementos, Ambitos, sujetos, contenido, etc. La Ley 35/2010 ha encomendado al Gobierno promocionar las correspondientes iniciativas legislativas que correspondan para el caso de que las partes sociales hayan Hegado a un acuerdo al respecto. En caso de que a partir de la vigencia de la Ley transcurran seis meses sin acuerdo, el Gobier no adoptaré las iniciativas correspondientes en aquellos temas. Habrd, pues, reformas en el Titulo III del Estatuto de los Trabajadores a las que la Revista habré de estar atenta Un tiltimo tema relativo al papel de la autonomfa colectiva es el de las relaciones con la autonomfa individual. En las paginas de Relaciones Laborales, desde un primer ‘momento se ha venido examinando el «discreto resurgimiento» del poder regulador del contrato de trabajo y el correspondiente proceso de relativa individualizacién de las relaciones laborales (38), que ciertamente puede servir a objetivos empresariales en los {que también se relaciona con el mayor espacio de autodeterminacién del individuo en (38) CASAS BAAMONDE, M. A; BAYLOS GRAU, A. y ESCUDERO RODRIGUEZ, R., «Plexi kb fay contrac en el Derecho del Trabajo expo, RL, toro I-1987, pais. 3153 s1.7 CASAS BAAMON- DE.M.A,, BAYLOS GRAU, A. «Organi dal wabjo 9 autonomiardiviua; a desegalacin del conver talc, RL, tomo 11985, bi. 139 935; GARCIA PERROTE, 1 «Aurncma nid en masa 9 anise faldads, RL tom I-1969, pg. 256 ys; RODRIGUEZ-PINERO Y BRAVO-FERRER, M., «Antonin ‘dul, neocact colectin 3 libero snd, RL, somo 11992, pig. 19 58; DVANTONA, M., «La axono HE RELACIONES LABORALES® 23242010 25 25 afios de Derecho del Trabajo en Relaciones Laborales la determinacisn del contenido e, incluso, en la eleccién del tipo contractual (39), a vver que, como contrapartida, el legislador promueve la prevalencia de la I6gica colect va, frente al criterio del individuo, en los procesos de reestructuraci6n de las empresa: E! haberse puesto hoy el foco en la solucién de los problemas econémicos, ha gent rado un cierto declive de las relaciones laborales tradicionales, lo que ha acentuado ctisis economfa actual que ha alterado el balance de poder entre los sindicatos y « mundo empresarial, y, en cierto sentido, ha potenciado el auge de ideologias neoliber: les favorables a la desregulacién y a la individualizacién. Este declive puede que ¢ acompaite de la emergencia de modelos alternativos de relaciones laborales més aday tados a los nuevos mados de produccién, a las nuevas identidades sociales o a las nue vas caracteristicas del trabajo y de los trabajadores, pero, en todo caso, los sindicate deben permanecer como actores colectivos determinantes, aunque necesitan adaptc sus objetivos y su forma de accién, —no sdlo la negociacién colectiva y los medios d conflicto— a la nueva situacidn de los mercados de trabajo, de la economia y de los in: trumentos del bienestar, debiendo asegurar canales de participacién social y colectiv de los trabajadores que nuestro marco constitucional trata de garantizar. Como ha dich TREU, las nuevas realidades requieren una adaptacién de nuestras herramientas anal ticas y a menudo de nuestras establecidas creencias, pero el instrumento cambiante n debe divergir de las ideas generales que caracterizan a las relaciones laborales, «el com promiso de suministrar una vo? para todos los ciudadanos trabajadores y de promove mejores oportunidades para sus vidas y su desarrollo personal» (40). VII — LA (DES)JUDICIALIZACION DE LAS RELACIONES LABO RALES La especialidad del Derecho del Trabajo como rama jurfdica se refleja también en ¢ sistema judicial. No slo histéricamente el surgimiento de la disciplina ha estado acorr patado e, incluso, precedido de mecanismos propios de solucién de conflictos —inclu dos érganos judiciales o parajudiciales— sino que la regulacién del correspondien te procedimiento 0 proceso ha sido sensible a la materia contenciosa examinads con mas de un siglo, de unos Stganos judiciales especia cia de una regulaci6n procesal propia y separada. L singularidad jurisdiccional pudo devenir anomalia en la medida que la separacié: de los érganos judiciales encargados de los litigios de trabajo podfa poner en quie bra la unidad jurisdiccional e, incluso, la independencia de los érganos judiciale: Elart. 117.5 CE ha establecido como base de la organ idn y funcionamiento d los tribunales el principio de unidad jurisdiccional, y s6lo se refiere de forma espe De abt, la larga existence la exist lizados y tambi ainda as furs del Deco dl Trab 1.1991, pg. 84 y =; OJEDA AVILES, A ‘Aono clei 9autmomia nual, RL tomo 1-191, np. 3H ss; CASAS BAAMONDE, M. E Lectin dea elacioesabrals, RL, wo 11931, ps. 4029 (39) RODRIGUEZ-PINERO Y BRAVO-FERRER, M., «La cunt de panes on a celficacn del contnato dem bajo RL, tomo 11996, ps. 37 (40) Relationship of capital and abou, Viena, 16 de oct de 2009, pi. 13 del mansio 26 RL, Miguel Rodrfgue:-Pifero y Bravo Ferret cifica a la especialidad de la jurisdiccién militar. Por otro lado, al referitse a la estructura territorial de la jurisdiccién, el art. 52.1 establece que un Tribunal Supe- tior de Justicia, sin perjuicio de la jurisdiccién que corresponde al Tribunal Supre- mo, culminaré la organizaci6n judicial en el mbito territorial de la Comunidad Auténoma. Finalmente, el art. 24 CE reconoce como derecho fundamental el derecho a la tutela judicial efectiva, no slo en cuanto al acceso a la jurisdiccién, sino en cuanto a las garantias formales dentro del proceso. Este nuevo marco constitucional supuso un reto para nuestra jurisdiccin y proce- so de trabajo, tanto por su cardcter extravagante como también por la existencia de un sistema de recursos concentrados en un peculiar Tribunal Central de Trabajo. Relaciones Laborales nace en el momento en que la LO 6/1985 del Poder Judicial abrfa una nueva fase de la jurisdiccién del trabajo (41), acentué y aseguré el princi pio de unidad jurisdiccional como base de la organizaciSn y funcionamiento de los tri bunales, mantuvo los érganos unipersonales de instancia bajo la denominacién de Juzgados de lo Social, né la materia laboral a la Sala Cuarta del Tribunal Supre- uuperiores de Justicia, con la correspondiente supresidn del Tribunal Central de Trabajo, que, ademés, se acompaiié de la creacién de una S: de lo Social del Tribunal Supremo, aparte de prever las reformas procesales necesarias para asegurar la efectividad del derecho a la tutela judicial efecti venta siendo afirmado por la jurisprudencia constitucional. mo y creo los Tribunales a, cuyo aleance ya La nueva estructura orgénica mantentael sistema precedente de rganos uniperso- nales y de tinica instancia, pero hubo de modificar la estructura del sistema de recut- sos. Mantuvo sin grandes cambios el precedente recurso de suplicacién (42), aunque descomponiendo o pluralizando los érganes judiciales que habian de conocer de estos recursos, ahora los Tribunales de Justicia, suprimiendo asf la funcién materialmente unificadora de doctrina que habia cumplido el Tribunal Central de Trabajo. La LOP] dej6 abierta la cuestién de los posibles recursos sobre los que habia de conocer la Sala Cuarta del Tribunal Supremo (43), lo que resolvi la Ley de Bases de Procedimiento Laboral de 1989 al crear el recurso de casacién para la unificacion de la doctrina con una funcién predominantemente, pero no tinicamente nomofilictica, separandose del precedente y fracasado sistema del recurso laboral en interés de la ley (44). (41) RODRIGLUEZ-PINERO ¥ BRAVO-FERRER, M., .Una nactafse de la jinn del wabjor, RL, emo I 1985, ps. 16; MONYOYA MELGAR, A, “rds ably Eada dels Axoromis en ls va Ley Onc dl Pode Judicial, RL, toma T1985, pap. 139 38. (42) RODRIGUEZ-PINIERO ROVO, M. C., La vefoma de bs rcwros en el roceiminto labora. Conti ‘monde, RL, tomo I-1989, pg. 150 8. (93) RODRIGUEZ-PINERO Y BRAVO-FERRER, M., «Lina muse fase de a Justin del eebjor, RL, 1985, ps. 16 (44). Vid. CRUZ VILLALON, J., «Lt wnfiacon de deca lel ent eva planta de ls tbat laorlese, RL toro 11989, es. 259. Para MARTIN VALVERDE, en la caulcomprensin dea vain eel qu subordna sin anual efetorsicional al efecto dacna ee meet li cave de au adecuad tel recs de csacin ara la enfin de dacrina RL, tomo I-1992, pgs. 158 5) iad y 4 cin: (-La resolain ME RELACIONES LABORALES® 23-242010 27 25 afios de Derecho del Trahajo en Relaciones Laborales El recurso de suplicacién ha mantenido la importancia cuantitativa y cualiativa precedente, pero la diversidad de érganos judiciales que conocen de él ha originado tuna cierta dispersion de la doccrina judicial, aunque no han creado las graves disfun- ciones que se habfan temido, al mantenerse una cierta coordinacién o diflogo entre las diversas Salas de lo Social de los Tribunales Superiores de Justicia, que se citan mucua- mente y al haber cumplido un imporcante papel de unificacién de doctrina —aunque sélo en algunos temas— la jurisprudencia del Tribunal Supremo, completada ademis por la funcidn nomofiléctica que en lo laboral vienen cumpliendo la jurisprudencia constitucional y comunitaria. La multiplicidad de drganos jucdiciales en suplicacién ha complicado algo la labor de los operadores juridicos que Relaciones Laborales ha trata~ do de facilitar en los estudios doctrinales y en los puntuales comentarios de jurispru- dencia (45), que han ocupado un buen niimero de sus paginas (46). Una revista juridica es, ante todo, una «revista de tribunales», de informacién, segui- miento y critica de decisiones judiciales. En un primer momento, Relaciones Lahorales tuvo que Hevar a cabo una labor de suministro ordenado selectivo de informacién jurisprudencial, también ante la dificultad de acceso a las resoluciones judiciales. En la era de la informatica, el acceso a las resoluciones judiciales es mucho mas fécil y el papel primordial al respecto lo cumplen las muy valiosas bases de datos existentes. Ello ha hecho que el objetivo primordial no sea el de suministrar informacién sino el de selec- Cionar sentencias y enmarcarlas en la evolucién de las Iineas jurisprudenciales, ahora en relacién con una complejidad y variedad de érganos judiciales, junto a la ya comentada atencién a la jurisprudencia constitucional y a la de la Uni6n Europea Junto a estas modificaciones orgénicas, ha tenido lugar una reforma del procedi miento laboral operada por la Ley de Bases de 1989, que dio lugar a un bastante inno- vador texto refundido de 1990. Se ha consolidado con ello la jurisdiccién y el proce- so de trabajo, pero también se ha podido comprobar que estas modificaciones legales han reafirmado la calidad y la singularidad de nuestro viejo proceso de trabajo, pues el Texto Refundido de la Ley de Procedimiento Laboral de 1990 ha mantenido en sus lineas esenciales la estructura y las singularidades del proceso de trabajo espaftol. En palabras de uno de sus redactores (47), «en la ordenacién de los modos a través de los cuales han de ser realizados y ordenados los actos constitutivos del proceso, la Ley de Procedimiento Laboral mantiene el conjunto de caracteres que han adornado tradi- cionalmente el procedimiento laboral, haciendo de é1 un medio gil, répido, formalis- ta en lo imprescindible y que facilita el acceso a la prestacién jurisdiccional... la nueva ley rituaria regula el proceso laboral, tanto el ordinario como los especiales, segiin los principios de inmediacién, oralidad, concentraciGn y celeridad. En la orde- nacién del proceso ordinario la ley no introdujo grandes novedades, aunque trat6 de (45) Vid po, ROJO TORRECILLA, E., «La doen de los Trvnaes Superiore de usa en materia de de RL, soma 11991, pgs. 2449, (46). Tambin ha sido muchos ks etuiso comentarios jeipradenlles sole elinpecto en el proceso del aba de cimstituonalacin dl derecho als ewela jul feta. (47) VALDES DARE, F., «El nue proces labora, RL tome 1-199, igs. 1039, 28 RELACIONESLADORALES® 2324000 Miguel Rodrigue:-Pifiero y Bravo Ferrer perfeccionarla y aclarar las normas resolviendo dudas o rellenando lagunas que la prictica habia detectado. Esa continuidad reafirma por un lado la singularidad del proceso de trabajo, pero también sus reconocidas virtudes, que ha podido servir de alguna inspiracién a la importante reforma del proceso civil introducida por la Ley de Enjuiciamiento Civil del afio 2000. Relaciones Laborales ha venido examinando con at cin la regulacién del proceso de trabajo, su interpretacién y aplicacién, y lain dencia de las reformas sucesivas introducidas en la Ley de Procedimiento Laboral, muy especialmente la incidencia en él de la nueva Ley de Enjuiciamiento Civil, de la Ley Cane sf como los problemas que ha planteado la delimitacién de competencias entre los drganos judiciales laborales, los civiles y, particularmente, el contencioso-administrativo, con movimientos no unili- neales, en unos casos de reduccién del Ambito de la jurisdiccién laboral, como en ursal, de las sucesivas reformas sustantivas -i6n, como ha ocurrido en materia de trabajo autnomo o en la reforma prevista en la Ley 35/2010, en materia ‘materia concursal, y,en otros, de ampliacién de esa juris de control de decisiones administrativas sobre reestructuracién de empresas. El balance de estos afios de nuestra jurisdi -i6n laboral es sumamente positivo, las estadisticas muestran el niimero considerable de litigios que resuelve nuestra jurisdic in de trabajo, en su mayor parte en plazos razonables, con un nivel de efeetividad de la tutela judicial muy superior al de otros érdenes jurisdiccionales. El elevado riimero de asuntos refleja la confianza de los justiciables en los drganos de la jurisdic cidn social, pero su éxito tiene también reflejo en los altos indices de litigiosidad que no han podido canalizarse ni solucionare fuera del proceso. Ya en suis inicios, Relaciones Labonales plan tica de las vias alterna- la problen ndo objeto de atencién, sobre todo en cuanto a la intervencién de los érganos judiciales en las relaciones colectivas de tra- bajo, en la medida que el proceso de destegulacién legal y ampliacién de los espacios de la contratacién colectiva no se ha acompafiado de una reduccién de la interver judicial que, incluso en algunos aspectos, se ha acentuado, y no sélo a través del juego del regulado proceso de conflicto colectivo (49). Se ha venido examinando la relacién entre la tutela judicial y la tutela colectiva en la solucién de los conflictos colectivos (50) y el papel de las soluciones extrajudiciales de los conflictos laborales (51), con vistas a coordinar mejor la evolucién de nuestro sistema de rela tivas al proceso (48). Este tema ha seguido si ones labo- rales de un modelo conflictual a un modelo negocial, para que no se rea alterada por (48) RODRIGUEZ PINERO Y BRAVO-FERRER, M. T1986, pgs 3 58 (49) GARCIA PERROTE, I, «El proce deconftscolectvsen la LPL de 1990, Romo 1991, ps. 939 PALOMEQUE LOPEZ, M. C., «Elpmcen de coficos elector» RL. tm 1-199, ng. 427 yx; VALDES DALE, F., «Proceso sabe confi 3 tstema de elacones abate, RL, im 11995, ps. 33 9, (50) VALDES DALRE,F., «Tiel judi y auc coca en a sluin de os conf colecivos, RL 11992, ps. 259 51) CASAS BAAMONDE, ME. «La solucin exrainliial de ls confit lables, RL ome T1992, es. 27 ss DEL REY GUANTER, S., «Las mado desc de lt concn coleco de reg prot, RL, ord 111992, ps. 190 y5s.; MERCADER UGUINA, J.B, «La sucin exranudical de conficis labors en le rn del prose yw ema al proceos, RL ema I RELACIONES LABORALES® 23-24/2010 29 25 afios de Derecho del Trabajo en Relaciones Laborales la interposici6n de un modelo de controversia jurfdica, que da lugar a una resolucién judicial que resuelve el litigio, pero no necesariamente el conflicto que en él subyace. En el marco del ya mencionado dislogo social y de la reafirmacién del papel de la autonomia colectiva propiciado por la Ley 11/1994, se aprobs en 1996 el Acuerdo para Ia Solucién Extrajudicial de Conffictos (ASEC) que a ral efecto estableci6 un sistema de resolucidn de controversias en los conflictos colectivos, con exclusisn expresa de los con- fictos individuals, que se ha visto sucesivamente renovado y que ha dado lugar a la crea ign de una institucién paritaria llamada Servicio Interconfederal de Mediacién y Arbi traje (SIMA). Antes del ASEC existieron acuerdos similares en el Pais Vasco, Cataluria y Galicia y, con posterioridad, pricticamente se han generalizado en todas las Comuni- dades Auténomas (52), donde al parecer han tenido un mayor éxito. Relaciones Labora- les ha venido examinando los problemas juridicos que crean los medios no juiciales de los conflictos de trabajo, tanto los ereados por el legislador en el viejo DL 17/1977 como los creados por la contratacién colectiva, insistiendo en su conexi6n con la negociacién colectiva ¢, incluso, con las medidas de conflicto (53), asf como la conexién de la solu cién de los conflictos en el ASEC reformado con las comisiones paritarias (54) e, inclu so, ha dedicado un niimero monogréfico a la problemética de la solucién negociada de Jos conflictos laborales dentro y fuera de nuestro pats (55). Estos sistemas alternatives no han planteado problemas a la justicia constitucional, que ha considerado aceptable «prevenir los resultados distorsionadores del entero sistema judi- cial que se derivarian de una excesiva litigiosidad» (56), y han sido legitimos en la medi: da en que no han podido ser considerados como obstéculos e impedimentos para el 2 so al proceso, ni tampoco como limite del ejercicio legitimo del derecho de huelga (57). En todo caso, se debe evitar el t6pico de considerar la «eficacia» de la resolucién a través del procedimiento negocial, siempre mejor que la del recurso al juez o la elevacién direc- tiva, pues la eficacia no es solo un problema de la duracién del procedimiento, sino tan bign de la calidad de la solucién, de su acepracién. La complejidad de los conflictos de ta bajo, la necesidad de ampliar el campo del debate y la busqueda de soluciones més equitativas, puede conseguirse a través de los procedimientos negociales, pero sin llegar a considerar Ia solucién negociada como una panacea que resuelva todos los problemas jorigrudencia cmatcuconly ornare, RL, tomo T1992, pag. 877 55.3 DURAN LOPEZ, F., «El uo art trl en los enfcwslboaet-, RL, ema I-1993, Vid. Acuendes esbresolicdn extrude confit laborales. Su egulacisn en los bicosExataly Auto ‘nimica, Fundacin SIMA, Maki, 2005 MARTIN VALVERDE, A. «Las reasons ene elstoma judicial > ks mes no Judie de uci de confi: tos de trabjon, RL, tomo -2007, ps. 339. VALDES DAL-RE, F., «Las cmsones paras y la soln de confess en marco del ASE; alganos puns etic, RL, toma 1.2003, ps. 37 Vid. expecial monroe, 23-24, dic. 2007, coo GJ Ley «Los procedimientas negocios desl des confics labore. STC 206)1987. FERNANDEZ AVILES, J. A.; MONEREO PEREZ, J. 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