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1. Redacte la idea principal de cada párrafo.

2. Resumen del texto (no más de 10 líneas).


3. Estructura del texto en función de la tesis.
4. Morfología: Analice la estructura interna de las siguientes palabras, descomponiéndolas en sus
formantes morfológicos básicos e indicando expresamente el tipo de morfemas que se advierten en
cada caso: maltratamos (línea 2), insuperable (línea 17), compartimos (línea 19).
5. Léxico. Explique el sentido de los siguientes términos en su contexto: ambivalente (línea 1),
displicentemente (línea 11), antropocentrismo (línea 15), inmutable (línea 17).
6. Localice y comente 3 mecanismos de modalización en el texto.
7. Producción. Redacte un texto de entre 200 y 300 palabras a partir de esta sentencia atribuida a
Diógenes: Conforme más conozco a las personas, más quiero a mi perro.

Inteligencia animal

A lo largo de la historia hemos tenido una relación ambivalente con los animales:
los necesitamos y apreciamos, pero también los explotamos y maltratamos. Los
animales nos han proporcionado fuerza de tracción, proteínas para garantizar la
supervivencia y, en el caso de algunas especies domesticadas, protección, compañía o
5 diversión. Durante miles de años esa dependencia implicaba una relación directa con
los animales, pero el desarrollo urbano industrial y la ganadería intensiva han
cambiado nuestra relación con ellos. Ahora podemos consumir su carne sin ser
necesariamente conscientes del sufrimiento que a veces comporta la forma de criarlos
o sacrificarlos. Es frecuente observar comportamientos contradictorios, como tratar a
10 unos animales —las mascotas— casi como miembros de la familia e ignorar
displicentemente el maltrato a otros seres vivos igualmente sensibles.
Los humanos hemos dispuesto de la naturaleza y de los otros seres vivos sin otra
consideración que nuestra conveniencia, pero ese enfoque depredador ha llegado a
unos límites que puede llevarnos a destruir el hábitat que garantiza nuestra propia
15 supervivencia. Ese antropocentrismo se ha justificado por una superioridad que
implica la inteligencia y la capacidad de sentir. Pero la ciencia ha demostrado que no
hay una barrera insuperable e inmutable entre animales y humanos.
La secuenciación del genoma de diferentes especies ha demostrado lo cerca que
estamos humanos y animales, pues compartimos la mayor parte del ADN, y si la vida
20 es evolución, nada impide que los animales sigan haciéndolo. Sabemos que están
dotados de sensibilidad, que sienten emociones y pueden sufrir. Algunas especies
tienen una capacidad de organización y comunicación admirables. Ahora sabemos
además que también tienen diferentes grados de inteligencia y capacidad de
aprender.
25 Todo ello nos obliga a replantear nuestra relación con los animales. Por supuesto,
debe articularse en Europa y en España un marco normativo que evite toda forma de
maltrato y garantice el bienestar en la crianza de los destinados a la alimentación. La
ciudadanía se muestra, afortunadamente, cada vez más sensible ante este tipo de
cuestiones. No debemos pensar que podemos disponer de la vida y la libertad de
30 cualquier ser viviente a nuestro antojo y sin otro tipo de consideraciones. Ya sabemos
que el respeto por los seres vivos forma parte de las condiciones de supervivencia del
planeta y, por tanto, de la propia supervivencia.
El País, 29 de enero de 2019

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