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Le gustan las mujeres de rostro hermoso, piel blanca y de buen cuerpo.

Nunca se fijó ni
le pasó por la cabeza la idea de cortejar a una fea, gorda ni morena. Siempre tuvo
expectativas altas para su compañera de vida.

Su gusto por las mujeres se despertó desde los seis años en la primaria. No puede contar
cuantas rechazaron ser sus novias durante los seis años que duró el curso de primaria,
pero si puede contar cuantas lo aceptaron, ninguna, él se enamoraba con tanta energía
que terminaría llenando un cuaderno entero con dibujos de los rostros de cada una de las
niñas, se ilusionaba y pensaba que ellas se sentirían halagadas al verse retratadas por él,
pero a algunas no les bastó con rechazarlo, fueron más allá burlándose de él y de lo
enfermo que estaba por hacer eso, la voz se corrió y la primera vez que pasó rompió en
llanto, cosa que hizo que sus pocos amigos se alejaran de él y que la pasara fatal en la
escuela… Tal era su pasión por los dibujos que eso no lo detuvo y luego de la primera
vinieron unas cuantas más a lo largo de toda la primaria, con todas pasaba lo mismo, lo
rechazaban y él rompía en llanto.

En su casa era peor, su padrastro era abusivo en cuanto a castigos se refería y se jactaba
de ser el cristiano más ortodoxo de la comunidad. Su madre, que toda la vida había sido
católica, poco a poco comenzó a dejarse llevar por la influencia y las palabras bonitas de
su nuevo esposo, hasta que inminentemente, terminó volviéndose cristiana. Cada cosa
que hacia mal el pequeño terminaba en un castigo, a veces era no comer por dos días,
eso estaba bien, a veces era pasar horas arrodillado frente a la sala con los brazos
extendidos sosteniendo un ladrillo en cada mano y cuando se le caía uno, le llegaba un
fuerte cintarazo en la espalda, eso también estaba bien, era soportable. Lo que más
terror le causaba era cuando lo encerraban todo el fin de semana en el cuarto de la casa
que fungía como almacén, era el único cuarto sin ventanas y el único aparato
electrónico que había era una vieja grabadora donde se escuchaba de manera indefinida
un casette que contenía el audio libro de “La Divina Comedia”, cada que lo encerraban
ahí ambos padres se encargaban de entrar a regresar la cinta cada dos horas para que el
niño estuviera las 48 horas del fin de semana escuchando los poemas que narran la parte
del infierno, incluso mientras dormía la cinta seguía sonando, sus padres estaban
seguros de que esto le provocaría miedo suficiente para educarlo a temer de dios y de
los castigos que le esperaban si no se portaba bien.

En la secundaria tampoco consiguió novia, aunque las propuestas que lanzó a las chicas
que le gustaban, disminuyó gradualmente en comparación con los años de primaria.

Vino la preparatoria y aunque fue ahí donde se encontró con las compañeras más guapas
que había tenido jamás, sus intereses no estaban puestos en ellas, nadie lo rechazó en la
prepa porque no hubo en los seis semestres una sola chica que le gustara tanto como
para declarársele. Su atención por aquellos días estaba puesta en las chicas que conocía
en su grupo de jóvenes católicos, que entablaban verdadera amistad con él y hasta lo
querían, como amigo, claro está. Aunque hubo varias que le gustaron, su timidez había
perforado hondo en su psique, sólo a una chica del grupo le declaró sus intenciones con
ella, únicamente después de haberse acariciado, besado y haberse intercambiado unos
cuantos “te amo” por internet, también lo rechazó… para estas alturas, el internet
pasaba a sustituir su necesidad sexual en cierta medida. También sus dotes de pintor lo
mantenían muy entretenido y contento, y de vez en cuando se entretenía pintando
escenas sexuales que lo estimulaban.

Luego de la preparatoria abandonó el grupo de jóvenes y decidió trabajar por un tiempo,


fue ahí donde empezó a despuntar consiguiendo muy a la larga, una que otra cita con
alguna chica que conocía de internet y fue en uno de esos trabajos donde finalmente,
consiguió a su primera novia oficial a los veintiún años de edad, que terminó dejándolo
a los tres meses para sucumbir a la seducción de otro chico, no se alcanzó a acostar con
ella, seguía siendo virgen.¿?

Vino la universidad y allí, decenas de chicas hermosas en cada clase que tenía, mismas
que estaban muy lejos de su alcance, su timidez seguía manteniéndolo alejado de ellas y
a él, que estaba estudiando una carrera profesional y además se divertía pintando
cuadros cada vez más detallados, parecía no importarle. Iba a mantener oculto su gusto
por las mujeres y a casarse con su carrera y su hobby, cuando tuviera éxito serian ellas
quienes vendrían a él, pues él no estaba para ir a por ellas, ya lo había comprobado.

Pero su padre murió cuando él comenzaba el quinto semestre de la carrera, con el


salario de los dos apenas y alcanzaba para mantener los gastos de la casa y los estudios
del hijo, de modo que cuando el padre falleció, no le dejó más que deudas que lo
obligaron a interrumpir sus estudios.

Sus hermanas habían mandado al carajo a la familia hacía mucho tiempo, sus únicos dos
tíos que tenía en la ciudad no llevaban buena relación con su padre pero juraron
ayudarlo en lo que pudieran, ¡pura mierda!... solo los primeros meses le habían echado
la mano con unos cuantos pesos, después, desaparecieron. Y el chico de ya entonces 25
años estaba más sólo y jodido que nunca.

Creció amargado con la vida, odiando lo que hacía para sobrevivir (un puesto bajo en
una fabrica), y a los que tenían todo en bandeja de plata, mujeres lindas incluidas. Él
quería estudiar y tener tiempo libre suficiente para seguir pintando, pero no pudo.
Volvió a sus vicios de internet para estimularse solo que ahora eran distintos los videos
que frecuentaba, se había vuelto adicto a los videos donde las mujeres eran sodomizadas
y maltratadas, en algunas ocasiones hasta la muerte.

El trabajo le valió para seguir sobreviviendo y el internet para evitarse la pena de ser,
nuevamente rechazado… por algunos años.

Se ponía más viejo y a medida que las arrugas ganaban terreno en su rostro y los videos
dejaban de ser algo estimulante, sus ansias crecían. Pero ya no eran ansias de una novia
linda con quien pasar la juventud, esta ya se le había escurrido por el cuerpo. Eran
ansias de descargar todo ese rechazo que recibió en forma de golpes y torturas atroces,
quería oírlas gemir de dolor y no de placer si era posible. Se acostó con varias mujeres
gordas pero de rostro bonito (curiosamente esas no lo rechazaban, con esas sí que se
sentía seguro de cortejarlas, cosa que demuestra que sus problemas siempre habían
estado en su mente y no en su físico).

Algunas de sus citas hasta se dejaban sodomizar por gusto, pero nunca lo dejaron
excederse en la medida que él quería y a la larga, estas citas terminaban también por
dejarlo.

Ya no pintaba más.

Los pensamientos suicidas aparecían en su cabeza cada vez con más frecuencia.

No tenía metas por cumplir.

Cada tantas noches a lo largo del mes, se despertaba a media madrugada y paseaba por
la casa que su padre le había dejado, imaginaba todo tipo de cosas mientras fumaba un
Marlboro tras otro. Por pura inercia una de esas madrugadas tomó papel y pluma,
comenzó una lista desde la última enamorada que lo rechazó hasta la primera, como
ellas nunca habían aceptado salir con él y esos rechazos fueron la raíz de sus desgracias,
ellas eran las culpables, y como a él ya no le estimulaba nada más que no fuera infringir
dolor y las mujeres nunca estaban de acuerdo con eso (en la medida que él quería) daba
igual que tuviera o no la aprobación de esas chicas que lo habían rechazado durante toda
su vida, se iba a satisfacer hasta la plenitud con cada fibra del cuerpo de cada una de las
chicas enlistadas y después, las mataría.

Cuando todos los nombres en su lista estuvieran marcados, se permitiría el placer


supremo, abandonar este mundo de mierda.

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