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Una vida que comienza con una niñez incierta, una adolescencia sin

censura y una vida adulta con altas y bajas emocionales.


Ella es Katherine, la niña más hermosa y noble en el universo, en sus ojos
guarda lo más puro del universo, la vida misma. Aunque está vida le vaya a
golpear de tal manera que la marcará para siempre. Con una madre que
tenía que trabajar para sacarla adelante, la cual se levantaba a las horas de
la madrugada para adelantar las labores de la casa y tener lista las cosas de
Katherine y llevarla a cuidar con la señora que le ayudaba, sin dejar pasar
por alto un padre alcohólico que no ayudaba a su madre con los gastos de la
casa y el dinero que ganaba en su trabajo lo gastaba en bares y
complaciendo a sus amigos con los tragos, llegaba a casa con las bolsas de
los pantalones de fuera donde ya no traía ningún peso, exigía comida y
buen trato en casa, cómo si fuera el mejor esposo y le l mejor padre.
Katherine ya tenía a su hermana mediana que solo era poco menos de dos
años menor que ella y la amaba demasiado, era su compañera de vida, era
su niñita. Así pasaron sus añitos, la austeridad era parte de su vida y no lo
sabía ella, pero eso era nada comparado con lo que a sus tan solo cinco
años se enfrentaría.

La vida en ocasiones te colma de dichas y bendiciones pero en otras te


recuerda que también existe la maldad, esa maldad que vive en el ser
humano capaz de echar a perder lo más puro que puede existir en una
personita “su inocencia”. Después del jardín de niños Katherine, era
llevada a cuidar a casa de su tía, una tía que atareada con las labores de la
casa podía descuidarse de cuidar a unas niñas que no eran sus hijas. Ahí
estaba el, un joven, un señor no lo sé, pues a sus cinco años todos podían
ser unos jóvenes, señores o viejitos, buscando el momento perfecto para
cometer la maldad, espero a que no hubiera nadie en la casa, cómo le hizo
¿Quién sabe? Pero llevo a Katherine a el cuarto de herramientas y la
desnudo para después abusar de ella sexualmente, “si dices algo voy a decir
que tú me provocaste y voy a matar a tus padres”, esas palabras resonaban
en la memoria de la niña inocente que fue ultrajada de su inocencia a tan
corta edad, ¿Por qué le había pasado esto a ella?, ¿Por qué yo? Decía.
Recuerda el llanto incontrolable, el dolor de cabeza intenso que parecía que
haría explotar su cerebro, el miedo que le daba cada vez que su madre la
llevaba camino a esta casa día tras día, sin poder decir nada por temor de
que mataran a sus padres, pobre de la inocente Katherine, su niñez se vio
envuelta en un abuso que le acompañaría para siempre.
Paso el tiempo y ¿cuando dejo de ser abusada por este hombre? ¿Cuánto
tiempo duró su tormento físico? Quizás hasta sus 8 años de edad, dónde
ella ya pudo quedarse con su hermanita en casa saliendo de la escuela.
Quizás para este tiempo ya hubieran podido cambiar con poco las cosas,
quizás su papá ya no era tan borracho y su mamá estar con ellas un poco
más de tiempo, pero Katherine ya tenía una hermanita más que era menor
que ella seis años y debían cuidarla también mientras sus padres regresaban
a casa, se encargaban de realizar las labores de la casa, para cuando sus
padres regresarán ya estuviera limpio, había ocasiones en qué se les pasaba
el tiempo de casa en casa de los vecinos, dónde había más niños con edades
similares a las de las tres niñas, cuando esto sucedía y no tenían todo
limpio, su padre se molestaba mucho y se quitaba el cinto, le bajaba los
pantalones a Katherine, dejándole descubiertas sus diminutas nalgas y le
daba con la hebilla hasta cansarse, hasta desquitar su enojo por llegar a casa
y ver qué los trastes aún estaban sucios en el lavadero, las lágrimas de una
niña inocente eran de nuevo recorriendo el rostro de su padre, rogándole
que ya no le pegará, que ya había aprendido la lección, que ya no lo
volvería a hacer, ¿Por qué me golpea mi padre? ¿Acaso no me quiere?, Le
rogaba a Dios que su padre ya no la golpeara, Empapada en llanto era lo
único que podía pensar, su inocencia seguía siendo pisoteada. Su padre
soltaba su cinturón y comenzaba a llorar y la abrazaba, le pedía perdón
después de haberla azotado con el cinturón una y otra vez hasta dejarla sus
nalguitas todas marcadas. Katherine que iba a saber en ese tiempo de
rencores, ella perdonaba a su padre una y otra vez, mi padre si me quiere
por eso llora cuando me pega era lo más que podía decirse a si misma.
No todo fue tan malo en su niñez, pudo encontrar consuelo en sus estudios,
le gustaba mucho la escuela, era muy buena en todas las materias y siempre
sacaba diplomas al finalizar los años en primaria, disfruto. Su niñez fue un
tanto descuidada por sus padres y ella no podía hacer nada para cambiar las
cosas, sabía que tenía que cuidar a sus hermanas de las personas malas y no
permitir que le hicieran lo mismo que a ella le hicieron de pequeña,
Katherine era una vaguita, le gustaba jugar con sus vecinos a las canicas, la
pelota, los trompos, las escondidas y hasta las muñecas, de vez en cuando
la invitaban a jugar lotería y corría a pedirle tres pesos a su mamá y le
prometía hacerle la labor una semana, Su físico de ser una niña delgada y
pequeña paso a ser de una niña regordeta y grande, una niña que en aquel
entonces ya comprendía un poco más de la situación y se había dado a la
tarea de ser lo menos atractiva para los hombres y así no despertaría en
ellos ningún morbo, con su ropa holgada, el pelo desarreglado que en
ocasiones peinaba de cola de caballo, pasaría desapercibida su niñez. Así
cuando fue tiempo de ir a la secundaria se sentía más preparada para
afrontar lo que se viniera, nunca se sintió la jovencita más guapa de su
salón, ni mucho menos, hizo amigos con los cuales se sentía cómoda, nadie
sabía cuál había sido su vida antes de llegar ahí, saliendo de la secundaria
caminaba hasta su casa, con el sol en el punto más alto, no le importaba
pues ya se había gastado lo del pesero en alguna golosina en la cooperativa
de su escuela. Continuaba la misma dinámica cuidaba de sus hermanas,
pero ahora ya se había vuelto algo desobligada y le había dado la
obligaciones de cuidar a la más pequeña a su hermana mediana, se había
vuelto un poco floja y un tanto rebelde, ya estaba pasando por la
adolescencia y esto se echaba de ver, en aquel tiempo la gente mayor se
llevaba a sus hijos a trabajar con ellos de jornaleros y no había ningún
inconveniente con los patrones y las autoridades no intervenían para nada
con esto. Los Sábados Katherine era llevada por su madre a trabajar al
campo, para que le ayudará y aprendiera a ganarse su propio dinero, el
levantarse le causaba molestia pero ya alistada era lo de menos la flojera
que al principió le daba se iba de inmediato, viajaban en camionetas o
autobuses a las afueras de la ciudad, limpiaban, cortaban, dejaban listo y se
iban un poco más temprano que los días entre semana, Katherine siempre
pedía su paleta helada cuando el autobús se paraba en aquella tienda a las
afueras de la ciudad donde les pagaban a la gente el dinero de su semana.

A sus 16 años Katherine estaba estudiando la preparatoria donde llevaba


muy buenas calificaciones, pero su rebeldía y promiscuidad la llevo a
embarazarse de un joven diez años mayor que ella, dejo sus estudios por
qué ¿Qué dirían sus compañeros y maestros?. Empezó a ayudarle a su
madre en la venta de productos de belleza, y de ahí era como sobrellevaba a
su embarazo, el joven dejo de comunicarse con ella como a los tres meses
de que se enteró por ella misma de la situación, Katherine lo afrontó con
madurez y le dejo ir, no podía tener sentimientos malos hacia nadie por qué
la personita que llevaba en su vientre lo resentiría, a sus 17 años de edad
fue madre, registro a su hija con sus apellidos y a los 7 meses de nacida de
la niña volvió a ver al joven del cual se embarazo, el joven le pidió una
oportunidad de ser padre de la niña y ser un buen compañero, Katherine era
aún joven y acepto, se fue a vivir con su pequeña y el joven a otra ciudad
no muy lejos de su familia. El que ya en este tiempo era su pareja trabajaba
24 horas y descansaba 48 horas, no se llevaban muy bien, pues cuando su
hija lloraba el se irritaba y le gritaba a la bebé y a Katherine. Siete meses
transcurrieron de peleas continuas, en la última ocasión llegaron hasta los
golpes, el la golpeó a ella y ella se defendió, la bebé observaba cada una de
las escenas. Un día las hermanas de Katherine la visitaron y pidieron
permiso para llevarse a la bebé de visita con su abuela y Katherine que en
aquel tiempo había conseguido un trabajo para mantenerse un poco de
tiempo alejada de su actual pareja sin preocuparse por el cuidado de la
menor y dio permiso a sus hermanas de llevar a su hija de visita.
Ya estando solos en casa su pareja, salieron a relucir los celos de el, esos
celos enfermizos que te hacen ver escenas de infidelidad donde no las
existe y Katherine lo pensó bien y no quería seguir viviendo así con un
hombre con el que no se llevaba bien y mucho menos que su hija estuviera
viendo las escenas de violencia y para que darle un padre que no le
demostraba su amor, ya había tenido ella una vida así con sus padres y no
quería lo mismo para su hija. Se decidió a afrontar la situación y hablo con
el al respecto, pues ya era una separación inevitable y no había vuelta atrás,
continuo trabajando en la misma ciudad mientras ahora su hija ya se había
quedado a vivir con su abuela, la madre de Katherine. El regresar a la
ciudad donde nació no era una opción para ella, a sus casi 19 años de edad
dejo ir la felicidad de una niña de menos de 2 años de vida y le dejo la
responsabilidad del cuidado de ella a su madre. Fue acosada por su pareja,
una y otra vez hasta el punto de ir a hacerle un escándalo dentro de su
trabajo, reprochando le que lo había dejado por andar “piruja” con los
hombres, menos mal que el jefe de ella no estaba por qué ahí mismo la
corre y ¿como seguiría apoyando a su madre por el cuidado de su hija? y
¿como tendría para sus gastos personales?, quedarse sin trabajo tampoco no
era una opción así que fue a la procuraduría a demanda por acoso, pues ya
estaba harta de que la siguiera para todos lados ella iba. Dio resultado y el
ya no volvió a darle problemas y sí, tampoco se hizo cargo de la
manutención de su hija aunque ella si lo hubiese querido, en aquel tiempo
la institución de gobierno de la ciudad le dijeron que si su hija no tenía el
apellido del padre no podían ayudarla y no intento nada más.
Katherine de estar viviendo con su ex vecina que se había mudado a una
unidad habitacional diferente, donde siempre fueron muy amistosos con
ella decidió mudarse a casa de su abuela en la misma ciudad cuando se dio
cuenta que estaba invadiendo la intimidad de su amiga y su esposo. Su
abuela la madre de su madre la recibió con buen ánimo junto con su esposo
en aquel entonces.
Al lado de su trabajo había un table dance y muchas varias chicas que
trabajaban ahí visitaban muy seguido al su jefe, y platicaban acerca de lo
bien que les iba, eran dueñas de su tiempo y disfrutaban hacer lo que
hacían. Katherine se decía a si misma “me gustaría ser como ellas de
despreocupada”, en aquel entonces la red social de Mark era la novedad y
por supuesto que ella le daba uso, claro que también usaba las aplicaciones
de citas para conocer hombres y salir en sus tiempos libres, se volvió una
mendiga de tiempo y amor, conoció a varios hombres con los que salía a
los centros nocturnos de la zona turística de su ciudad y terminaba teniendo
relaciones sexuales con ellos, con alguno que otro llegó a hacer amigos y
algunas amigas con las que después salía también y se emborrachaba hasta
perderse. Comenzó a salir con Matt un chico extranjero que conoció en su
trabajo, alto, rubio, ojos azules, con buen cuerpo, muy agradable con ella y
lo que no podía faltar buena química sexual. El había llegado a la ciudad y
ahí se había quedado a vivir, era maestro de Geografía en una escuela
bilingüe de la ciudad y editor de artículo en la sección de una revista, se
veían casi todos los días saliendo de su trabajo, sin embargo ella aún
continuaba saliendo Jacobo un chico casado que había conocido en una
aplicación de citas y viajaba varias veces por semana a la ciudad donde ella
vivía, supervisor de una empresa muy conocida y se podía acomodar el
tiempo para irse a dar una vuelta con su amante cada que el quisiera y que
ella le enviará mensaje de “te extraño amor”. Analizando bien las cosas
Katherine necesitaba no solo quien le diera placer sexual y le quitará el
tiempo, también ocupaba dinero y entonces le dijo a Jacobo que la
empezará a ayudar económicamente, que necesitaba dinero para comprar
algunas cosas que ocupaba y sí el la empezó a ayudar económicamente, no
era mucho pero al menos tener sexo con el ya no se sentía hacerlo gratis.
Saliendo con dos hombres a la vez quizás no era suficiente para Katherine,
ya le había gustado salir todos los días, emborracharse y tener sexo al
finalizar la fiesta, si bien se daba sus escapadas y salía con otras personas
por fiesta y terminaba en el departamento de Math que iba por ella en
dónde quiera que ella terminará la noche, Katherine viajo a la ciudad donde
su hija vivía con su abuela en su día de descanso, pidió permiso para pasar
unos días más con su hija pero no quiso dárselos su jefe pues necesitaba
una empleada que le ayudará, cuando regreso se presentó en el que era su
trabajo por el pago de los días que había trabajado, su ex jefe le dijo que si
hubiera llegado un día antes aún tendría su trabajo, pues justo en la mañana
se había presentado una chica a la entrevista y había comenzado a laborar
ahí con ellos desde ese mismo día. Katherine no tuvo más que recurrir a
Jacobo y pedirle dinero para pasar los días mientras encontraba trabajo,
Jacobo le dio dinero pero necesitaba en realidad conseguir algo pronto,
busco en la bolsa de trabajo y no encontraba mucho, todas las ofertas
solicitaban experiencia y pues a sus 20 años no tenía mucha que digamos al
menos que buscará como dama de compañía, no se le complicaría para
nada, no parecía mala idea pero antes que nada tendría que agotar todas las
posibilidades. En esos mismos días en un bar conoció a Edward un
extranjero negro que se había separado de su esposa y le tocaba cuidar de
sus hijos los fines de semana, necesitaba niñera para sus dos hijos, una niña
de 9 años de edad y el pequeño de 3 años de edad cuando estos fueran a
quedarse en casa, Edward no tenia ningún inconveniente en que se quedara
toda la semana ahí en casa y solo el fin de semana trabajara cuidando de los
niños, parecía una buena oportunidad, tendría hogar y comida gratis, bueno
no tan gratis como ella se imaginaba que por su cara bonita sería. Katherine
ya había cambiado, ya no era la misma niña desaliñada de antes, ahora era
una jovencita alta, delgada con senos de buen tamaño y caderas no tan
pronunciadas cómo a ella le hubiera gustado, sus piernas eran largas y
agradables a la vista, su rostro era muy bello y transmitía empatía a quien la
miraba, nariz griega, labios gruesos, ojos grandes de color miel con
pestañas risadas, pómulos de forma diamante, cabello largo y ondulado de
color negro. La mayoría de las veces andaba bien vestida y maquillada, ella
misma era su carta de presentación.
Había decidido ayudar a Edward mientras encontraba algo diferente pues le
daba la impresión de que el la deseaba y no le disgustaba la idea de
sostener relaciones sexuales con él pero, ¿también le pagaría o
simplemente lo querría gratis?, mientras se llegaba el fin de semana se
quedó de ver con una chica transexual de nombre Ámbar que había
conocido en una aplicación de citas y la había invitado de compras para en
la tarde ir a algún bar o a dónde se presentará la oportunidad, Platicaron
acerca de que es lo que realmente estaban haciendo en una aplicación de
citas, Ámbar tenía su salón de belleza, sin embargo disfrutaba del placer
que le brinda tener relaciones sexuales con los hombres y a parte les
cobraba aunque estos fueran guapos, nada era gratis, -Necesitamos para
nuestra ropa y zapatos, nuestro maquillaje, comida y gustitos que nos gusta
darnos, quizás no todos los hombres van acostumbrados en la vida a pagar
a una mujer por el servicio de una escort o prostituta pero si existe quienes
no tienen prejuicios y prefieren hacerlo de esta manera pues les brinda la
libertad de no crear vínculo sentimental y pagan por lo que necesitan.
Katherine había esperado tanto tiempo este momento en que encontrará a
una compañera que la guiará en este nuevo camino, le fascinaba tener sexo
y si ganaba por hacerlo pues mucho mejor. Esta misma noche salieron y
Katherine conoció a unos hombres, que habían quedado de verse con
Ámbar para pasar un rato de placer, esos eran sus primeros clientes.
Katherine coloco su propio anuncio en una página de escorts de la ciudad,
“Soy Katy de 20 años soy muy guapa, tengo buen cuerpo y me gustaría
complacerte, escort con o sin sexo” con una foto de ella de cuerpo
completo en ropa interior, en su rostro un antifaz para ocultar su identidad,
un número de celular al que podían comunicarse y listo. Empezaron a
llegar las llamadas y los mensajes, ella ponía la tarifa por el tiempo o
servicio que le solicitaban, tenía que hacerse de una buena cartera de
clientes y ser muy cariñosa con para que regresarán a solicitar su servicio,
eso era algo que se le daba de forma natural, no tenía que fingir. No tenía
miedo, le gustaba realmente involucrarse con los hombres y hacerlos sentir
feliz mientras estaban con ella y no daba más de lo que le pedían, no podía
involucrarse sentimentalmente con ellos pues estaría perdiendo. Ahora que
su vida había dado paso a la prostitución no se le veía nada preocupada,
tenía dinero para poder enviarle a su madre que, ayudar con los estudios de
sus hermanas y mantener a su hija. Pareciera que la estaba pasando de
maravilla pero no era del todo cierto, no todo el tiempo eran hombres
guapos y jóvenes los que contrataban sus servicios, alguna que otra vez
eran viejos y feos con una mente perversa, le quedaba más que fingir. ¿Qué
pasaría con Math? ¿Le quedaba tiempo para cumplir con una relación?
Seguro que Math era un chico fuera de sus planes, pues no le daba
demasiado interés, para ella era un chico más; aunque muy guapo,
inteligente y agradable. Saliendo en una ocasión de fiesta con su amiga
Ámbar se quedaron de ver con dos chicos, dos amigos de Math y entrados
en copas Katherine y uno de ellos se empezaron a besar y lo inevitable,
terminaron teniendo sexo. No sería una sorpresa que Math se enterará de lo
sucedido esa noche entre su amigo y Katherine, simplemente ya no la
volvió a buscar y si llegaban a toparse en algún restaurante o bar solamente
se miraban y volvían a voltear las miradas con sus acompañantes. Fue lo
mejor que pudo haber pasado lo comprendió Katherine pues no se miraba
a futuro con el.

El tiempo transcurrió con las mismas historias de todos los días, hombres
que buscan a una chica para ser complacidos y uno que otro que se veía
envuelto en las garras de Katherine y no podía escapar. Poco a poco crecía
un vacío en ella que no podía llenar con nada ni con nadie, se le estaba
pasando la vida y sentía que cada vez se hundía más y más en un abismo
donde le dolía no estar con su hija y no tener la fuerza para regresar a su
lado y abandonar el camino que recorría en aquellos momentos y esté vacío
no era nada comparado con el que sentiría más adelante.

Recibió una llamada de un tipo llamado Charlie, requería de sus servicios,


se alistó y llamo un taxi y se encontró en un departamento con Charlie y
otro chico que también quería unirse a la fiesta, ella ya sabía lo que tenía
que hacer, sexo oral, sexo vaginal y sexo anal si así lo quería el cliente,
todo se basaba en el precio. Esa noche los dos hombres solo querían algo
de sexo oral para empezar, mientras se drogaban con metanfetamina ella
chupaba sus penes, tratando de hacer que esto fuera más rápido y poder irse
lo más pronto de ahí. Cómo era de esperarse, los chicos se encontraban
muy drogados y esto les hacía no tener una eyaculación, -¿Quieres? le
decían y ella les respondía que no, volvían a insistir una y otra vez y ella les
volvía a decir que no, por última vez le dijeron -fuma un poco, mientras
ella continuaba chupando los penes de los dos chicos, se detuvo, se levantó
y tomo la pipa donde estaban fumando y lo hizo, “ primera fumada de
metanfetamina en su vida”, sintió cómo se le erizaba la piel y sin darse
cuenta de las consecuencias que esto traería a su vida se embarcó en un
camino oscuro y profundo del que no lograría salir tan fácilmente si es que
en realidad salía.

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