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de Revillagigedo Juan Vicente de Güemes Pacheco y Padilla mandó a igualar las calles de San Agustín de las Cuevas
(actualmente Tlalpan) logrando el trazo urbano actual, antes de esta fecha el pueblo de San Agustín se componía (como
muchas otras poblaciones) de un puñado de calles y callejones irregulares. A Partir de 1795 con la creación de las calles
del pueblo se destinó un gran espacio para una plaza pública a imagen y semejanza de la plaza de la ciudad.
Como se puede observar en esta época todavía no existía el kiosco ni la plaza formal sino que este espacio era utilizado
como mercado por los vendedores ambulantes que se reunían en este lugar, tampoco existía aun el mercado La Paz el
cual sería inaugurado hasta diciembre de 1900.
En primer registro histórico relacionado con el árbol de los ahorcados data de 1864 cuando durante la segunda
intervención francesa (1861-1867) guerrilleros republicanos fueron ahorcados por soldados franceses que apoyaban al
emperador Maximiliano, hecho que fue plasmado en el mural de la fachada del edificio delegacional elaborado en 1987
y que se muestra a continuación, seguramente fue en esta época cuando se colocó la primera placa original que se
encuentra frente al árbol.
Los pocos registros periodísticos de la época nos relatan que una vez finalizada la intervención francesa y debido a la
inestabilidad política por la que pasaba el país muchas poblaciones ejercían la justicia por su propia mano, debido a esta
situación este árbol era ocupado para ahorcar a diferentes bandidos de la región, costumbre que se extendió hasta
tiempos de la revolución mexicana.
Finalmente para 1875 se inaugura el kiosco y es construido el jardín de la plaza adoptando muchos de los árboles en las
nuevas jardineras del parque, motivo por el cual el árbol de los ahorcados paso a ser parte de las jardineras de este
lugar.
La historia oral nos dice que en tiempos de la revolución en un solo día aquí se ahorcaron a 11 mártires, los mismos que
le dieron nombre a la calle que se ubica entre Insurgentes y San Fernando. Desafortunadamente este histórico árbol con
casi 200 años de historia comenzó su deterioro aproximadamente en 1950 cuando el árbol contaba con poco más de
100 años de antigüedad, época en la que fue colocada la segunda placa la cual lleva los mismos nombres que la plaza
original, en su proceso natural comenzó a secarse desde adentro y en el afán de tratar de conservarlo durante más
tiempo alguien tuvo la mala idea de rellenarlo de cemento, situación que en vez de ayudar la situación la empeoro y
aumento su deterioro.
Actualmente casi nada queda del árbol original, con el paso de los años se ha perdido el valor de este importante árbol
en la historia de Tlalpan, de igual manera las nuevas generaciones desconocen los hechos que ocurrieron en este lugar
lo cual es parte del abandono y olvido en que se encuentra el árbol.
Además del árbol lo único que se conserva son dos placas (con el mismo texto) que recuerdan los nombres de algunos
coroneles aquí ahorcados, mismos que citamos a continuación: