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l~ ' ARQUEOLÓGICO
REGIONAL
Carm en Fernández Ochoa, César Heras Martínez, Ángel Morillo Cerdán, Mar Zarzalejos Prieto,
Carmelo Fernández Ibáñez y M. Rosa Pina Burón (Eds.)
Esta obra ha contado con la colaboración económica de los siguientes Proyectos Nacionales de I+D:
Producción y circulación de bienes en el reborde meridional de la Meseta (sur de la provincia de Ciudad Real) entre la Prehistoria Reciente y el fin
de la Antigüedad (ProCir). (Ref. PID2019-105094GB-IOO). I. P. Mar Zarzalejos.
Paisaje y territorio militarizado en la Hispanip Romana: movilidad y transferencia cultural (siglos JI a. C. - IV d. C. (Militransfer) (MINECO/
AEI/FEDER) . (Ref. HAR2017-85929). I.P. Angel Morillo y Cruces Blázquez Cerrato.
., ,,,,
ISBN Tomo I: 978-84-451-3958-5
ISBN Tomo II: 978-84-451-3959-2
ISBN Obra completa: 978-84-451-3957-8
PARTE IV
IMPORTACIONES AFRICANAS. NUEVOS ESCENARIOS Y NUEVOS AGENTES
PARTE V
VARIA
SULLE ANFORE DRESSEL 8 SIMILES DELLA VENETIA .... ...... ........... ... ... .. ..... .... .... .. 789
Silvia Cipriano y Stefania Mazzocchin
Resumen: Las excavaciones realizadas en la última década en varios yacimientos del sur de la Comunidad de Madrid han propor-
cionado un saldo inesperado de productos cerámicos de importación de cronología bajoimperial, procedentes mayoritariamente
de talleres tunecinos pertenecientes a las fábricas de sigillata africana C y D1, de fechas situadas entre la segunda mitad del siglo
IV y la primera mitad del V d. C. La escasa información disponible sobre este tipo de productos en contextos del medio rural
del centro peninsular y la calidad y diversidad de los materiales aparecidos nos acercan a una reflexión sobre la penetración real
de este tipo de fábricas en estas zonas tan alejadas de la costa y en un medio como el rural, tan poco proclive, aparentemente,
a la recepción de productos cerámicos foráneos, en especial del comercio de larga distancia, por su saturación de producciones
propias y en particular de la TSHT tanto anaranjada como gris, mayoritariamente representadas.
Palabras Clave: Bajo Imperio; cerámica africana; medio rural; centro peninsular.
Summary: The excavations executed in the last decade in various archaeological sites of the south of the Community of Madrid
have given a vast majority of imported pottery that have Late Empire period chronology. The majority of this pottery came from
Tunisian workshops that belongs to African sigillata C and D1. Their chronologies are the second half of the s. IV and the first
half of the V a D. The limited information accesible about these type of products in the rural area of the centre of the peninsula,
the quality and the diversity of the materials appeared gives us a vision about the presence of these materials in the rural area and
about the long-distance trade especially by the existence of TSHT orange and grey domestic productions.
Key Words: Late Empire; African pottery; Rural area; Iberian peninsula centre.
2. LOS YACIMIENTOS Y SUS CONTEXTOS estudios previos que conllevaba la ejecución del de-
sarrollo urbanístico del PP I-4 “Ermita de Santiago”
2. 1. Loranca (Fuenlabrada, Madrid)
(2007 y 2017), en el que se identificaron varios en-
La intervención arqueológica realizada en el yaci- claves con una secuencia cronológica ininterrumpida
miento de Loranca (en adelante LO) supuso la identi- desde el Neolítico hasta los siglos IX-X d. C. Dada la
ficación y excavación de un enclave con una cronología importancia de los restos identificados (asentamiento
entre los siglos I y VII d. C. en el que se documentó una rural de época romana en el que se ha reconocido un
villa, muy arrasada, con una data entre los siglos I al posible vicus alto imperial, quizá de génesis carpetana
IV d. C, una reocupación posterior, en forma de aldea, y una villa tardorromana) tras el desbroce del sector y
en la primera mitad del s. V, y dos necrópolis con una una primera limpieza superficial, se pudo modificar el
fecha entre finales del s. V e inicios del siglo VII. plan parcial y dejar el área donde se identificaron los
Los fragmentos de TSA identificados se han registra- restos romanos como un área de reserva arqueológica,
do tanto en niveles de abandono y amortización del edi- por lo que no se llegó a excavar en él, y por lo tanto,
ficio principal de la villa (contextos C-52100 y 61500), los fragmentos cerámicos de TSA han sido registrados
como en niveles de colmatación de fosas y vertederos en el nivel superficial, con lo que no están asociadas a
(C-61300, 61600 y 62400), así como en una de las ninguna estructura.
cabañas altomedievales (C-52300) estructura semisubte- Pese a esta ausencia de excavaciones arqueológicas
rránea, de planta rectangular casi cuadrada, con paredes en él, presenta un buen conjunto de piezas de impor-
casi rectas y base plana irregular y huellas de poste en las tación africana, así como un interesante conjunto de
cuatro esquinas y en los lados más largos de la estructura. sigillum de TSH alto imperial, que pone de manifiesto
Presenta tres estratos de colmatación, los dos primeros, una intensa relación comercial del sur de la Comunidad
son niveles de amortización de la estructura como basu- de Madrid con talleres alfareros riojanos, y concreta-
rero una vez abandonado su uso primitivo, mientras que mente Tricio (Oñate et alii 2020), probablemente por
el inferior, es el nivel de destrucción de ésta, es decir, el vía terrestre, ya que se sitúa en las inmediaciones de la
momento que marca el fin de su uso como cabaña. vía 29 del Itinerario de Antonino.
Yacimiento (en adelante (CR) situado en la vega del Este yacimiento (en adelante CSJ) se localiza al
Tajo entre los términos municipales de Aranjuez y Col- sur del casco urbano de Cubas de la Sagra, munici-
menar de Oreja, afectado por la ejecución de varias obras pio situado al sur de la Comunidad de Madrid, en las
lineales3. Se trata de un asentamiento rural, villae, en el proximidades de la CM-417, que, en esta zona, sigue el
que se ha identificado la pars urbana, con un edificio rica- trazado de la antigua Vía 29 del itinerario de Antonino.
mente ornamentado y la pars rustica, con un torcularium, En las excavaciones arqueológicas realizadas entre
con una secuencia cultural entre los siglos I y IV d. C., los años 2010 y 2014, se identificó un enclave de época
y marginalmente de la II Edad de Hierro, altomedieval romana, con una amplia cronología desde el s. III hasta
y musulmana. El yacimiento no ha sido excavado en ex- la primera mitad del siglo V d. C., en el que se ha ex-
tensión, únicamente se excavó el ancho de la zanja (4m) cavado un importante centro de producción con varios
necesaria para la ejecución del proyecto. Los fragmentos talleres alfareros, tanto de cerámicas (TSHT, CIS y
de TSA han sido registrados en estratos deposicionales de comunes), como de materiales constructivos, además
abandono en el entorno del edificio principal. de dos necrópolis, y dos edificios termales.
Buena parte de los contextos en los que se han iden-
2. 3. Ermita de Santiago (Valdemoro, Madrid) tificado producciones africanas corresponden a estratos
deposicionales: 10400, 10500, 11400, 11700, 21000,
La intervención arqueológica realizada en este ya- 22900, 23400, 26500 70900, 74000, 76300, 76400,
cimiento (en adelante ES) formaba parte de la fase de 81700, 84900, 87000, 97600, 98400, 98700,109500,
3 Gasoducto ramal Aranjuez-Villarrubia,Proyecto de 116200, 117400 y 125200. Otros corresponden a pe-
Abastecimiento conducción a Picadas y Proyecto de refuerzo del
abastecimiento a Aranjuez y su zona de influencia desde la con-
queñas cubetas, silos y áreas de extracción de materias
ducción de Almoguera-Algodor. primas colmatadas por un único estrato, en algún caso
Figura 1. Localización de los yacimientos citados en el texto: 1. Complutum (Alcalá de Henares); 2. La Magdalena (Alcalá
de Henares); 3. Casa de Rodas/Los Castejones (Aranjuez/Colmenar de Oreja); 4. El Pelicano P10 (Arroyomolinos);
5. El Rasillo (Barajas/Madrid); 6. El Soto/Encadenado (Barajas/Madrid); 7. Camino de Sta. Juana (Cubas de la Sagra);
8. Loranca (Fuenlabrada); 9. La Indiana (Pinto) (sin confirmar); 10. Congosto (Rivas-Vaciamadrid); 11. Ermita de Santiago
(Valdemoro); 12. Villa de Valdetorres (Valdetorres de Jarama); 13. Los Palacios (Villanueva del Pardillo).
plares. La baja proporción de esta producción entre las 3. 1. 2. Terra Sigillata Africana D1
africanas, que apenas supone, en cifras provisionales, al-
Hayes 58B: Este tipo con seis ejemplares identifica-
rededor de 12% de las sigillatas africanas encontradas,
puede deberse al hecho de que estemos hablando de dos y al menos 5 individuos, uno en ES (Fig. 1, 7) y 4
una producción ya bastante tardía de 50B, de alrededor en CSJ (Fig. 1, 8-11), es el segundo más representado
del último cuarto el siglo IV, cuando ya la africana D en nuestros yacimientos, aunque a gran distancia de la
tiene una marcada presencia en la zona. Su localización abundante Hayes 59. Su presencia en la Comunidad de
en la Comunidad de Madrid sólo estaba registrada en Madrid sólo había sido testimoniada, hasta ahora, en
Complutum, tanto en la variante 50A como en la B Complutum, (Polo 1999: 233, fig. 6, 33-35) y Valdeto-
(Polo 1999: 231-232, fig. 5, 23-26), y el yacimiento de rres de Jarama (Arce et alii 1997: fig. 4, 1). Su fabrica-
El Pelicano-P10 (Arroyomolinos) (inédito). En la villa ción está documentada en los talleres del norte de Túnez,
de Los Palacios (Villanueva del Pardillo) también se re- en la periferia de Cartago, especialmente en El Mahrine
gistra la presencia de TSA C, aunque sin indicar tipos (Mackensen 1993). Su cronología en CSJ estaría en con-
(Major y Penedo 2014: 229). sonancia con las del resto de contextos del área de pro-
ducción de los talleres donde se ha encontrado y que la sin poder determinar el diámetro y profundidad de
situarían entre el último tercio o cuarto del siglo IV y nuestra pieza sería descabellado emparentarla con ella.
comienzos del V, en consonancia con lo que vemos en los Cinco ejemplares de Hayes 60, uno de LO (Fig. 2,
bien datados contextos vigueses (Fernández 2014: 156). 27) y tres de CSJ (Fig. 2, 24-26) es una representación
Hayes 59: cuatro ejemplares en ES, uno en LO y el nada despreciable de este tipo de bandeja del que no se
resto hasta 23 en CSJ son el balance de la gran represen- conocían otros testimonios en el interior de la Meseta4,
tación de este tipo africano en nuestros yacimientos. Su salvo un ejemplar inédito de El Pelicano-P10 (Arroyo-
presencia en el territorio madrileño es sin duda frecuen- molinos) que habría que añadir. Producido como el
te, así la encontramos en Complutum (Polo 1999: 232, plato Hayes 59 en los talleres de El Mahrine, es una
fig. 5, 27-31), El Soto/Encadenado (Barajas, Madrid) de las primeras formas en recoger decoración estam-
(Vigil-Escalera 2013: 227), El Rasillo (Barajas, Madrid) pada (Hayes 1972: 100) representada en CSJ por un
(Pozuelo y Vigil-Escalera 2003: 279) y en el vertede- ejemplar casi completo con temas del estilo A(ii) que
ro norte de la villa de Valdetorres del Jarama (Inédito) muestra una palmeta del tipo 4g con un triple círculo
aunque no en las cantidades de CSJ. concéntrico del tipo 26e, motivos que Hayes no recoge
De la Hayes 59A contamos al menos con tres indi- entre las fuentes tipo 60 (Hayes 1972: 229-231 y 235)
viduos que muestran el característico ranurado vertical pero que aquí queda clara su vinculación; este, como el
en la pared externa del plato, dos de ellos procedentes resto de los ejemplares de Cubas, corresponde al grupo
de ES (Fig. 1, 12-13) de barnices claros y satinados, el 1 datado en la segunda mitad del siglo IV (Fernández
segundo con el estriado externo marcadamente inclina- 2014: 161).
do y el tercero, de Cubas, con decoración en el fondo El ejemplar de Loranca (27), con doble acanaladura
interno del estilo A(ii) semejante al tipo 32 de finales sobre el borde, pertenecería al grupo 2 representado en
del IV a mediados del V (Hayes 1972: 236, fig. 40, 32) Vigo por un ejemplar decorado con el estilo A(iii) (Fer-
aunque en este caso sobre un ejemplar ya muy tardío nández 2014: 158, fig. 59, 5) y datado en las primeras
de 58A. Este tipo tenía sus fábricas en la zona de El décadas del siglo V (Fernández 2014: 161).
Mahrine, cerca de Cartago. Hayes 61A: Este tipo emblemático de la produc-
En la abundante representación de la 59B destacan ción D1 de El Mahrine ya era conocido en varios yaci-
varios ejemplares por diversas circunstancias, la pieza mientos madrileños: Complutum (Polo 1999: 233, fig.
de Loranca (Fig. 1, 15) con un borde que todavía re- 6, 36) y la Magdalena (Heras et alii 2014: 89), en Alcalá
cuerda a las Hayes 58 aunque efectivamente contem- de Henares, en la villa de Valdetorres del Jarama (Arce
plado entre las 59 (Hayes 1972: fig. 15, 19; Fernández et alii 1997: fig. 4, 3) y en su Vertedero Norte (Inédito),
2014: fig. 88, 2) y con decoración del estilo A(ii) con y en El Pelicano P10 (Arroyomolinos) (ínédito), pero
motivos fechados desde c. 350 a comienzos del siglo en Cubas ostenta una variada y magnifica representa-
V (Hayes 1972: 229-231, fig. 38, 4; 235, fig. 40, 27) ción con al menos cinco ejemplares identificados (Fig.
posee un tipo de pasta rosada algo pulverulenta y barniz 2, 28-32) y varios fragmentos de fondos posibles. La
de no muy buena adherencia, ausentes en los talleres nueva ordenación tipológica basada en contextos es-
del rio Mejerda de El Mahrine, pero sin duda tunecina, tratigráficos realizada por Bonifay (2004: 167-171) ha
aunque de taller desconocido. comportado un sustancial avance en su estudio, si bien
También llaman la atención dos platos de Cubas afecta más a las variantes A/B y B con una nueva varian-
que aparecieron prácticamente completos y sin decora- te C propuesta, de las que no contamos con ninguna
ción en el fondo, el primero (Fig. 1, 19), junto con el pieza, que al tipo A clásico producido en los talleres del
nº 18, apenas muestra señales de uso, y fue hallado en el valle del Mejarda, al que corresponden nuestros platos.
mismo contexto (C-83703) que una Hayes 61A (Fig. 2, Llama la atención el ejemplar 32, prácticamente com-
32), esta sí con lañado de uso, pero también carente de pleto, lañado y sin decoración indicando un carácter
decoración, característica esta que indica un momento temprano dentro de este tipo o el 28 con decoración del
temprano de elaboración (Hayes 1972: 99; Fernández estilo A(ii) que Hayes fecha c. 325-375, pero que en el
2014: 158), también para el segundo (Fig. 1, 17). Por 4 Járrega (1991: 29) hace referencia a un posible fragmento en
último, el ejemplar 23 (Fig. 2), nos ofrece un borde es- Toledo según el trabajo de Carrobles y Rodríguez (1988: 29), pero
estos solo hacen referencia a la Lamboglia 41 (Hayes 48) antece-
calonado muy acusado que se asemeja a la variante «59 dente en TSA C de la Hayes 60, de difícil identificación dentro de
C» sugerida por Bonifay (2004: 167, fig. 92) aunque un conjunto demasiado abigarrado de materiales.
Figura 2. Hayes 50B (1-6), 58B (7-11) 59A (12-14) y 59B (15-19).
contexto de Cubas en que aparece debería encuadrarse 170) y la forma fabricada en sigillata E es datada por
al menos en el último cuarto del s. IV. Bonifay entre 380 y 470 d. C. (2016: 557, ficha 114).
Hayes 67: dos ejemplares seguros de la forma Hayes
67, ambos procedentes de Cubas y de especial interés, 3. 2. Fragmentos decorados
en representación de un tipo muy común en todo el
Las decoraciones del estilo A(ii) constituyen una
occidente mediterráneo pero raro en el interior de His-
mayoría dentro de la amplia representación encontra-
pania, con tan sólo algún fragmento de borde conocido
da en nuestros yacimientos, la muestra aquí expues-
en Complutum (Polo 1999: 233-234, fig. 6, 37-38).
ta, procede de todos los yacimientos examinados en
El plato nº 33 (Fig. 3), según la nueva clasificación este trabajo: CR (35-36), ES (37), LO (38-41) y CSJ
de Bonifay (2004: 171-173), pertenece a uno de los (42-46).
casos iniciales de la variante A, con un labio elevado
marcado y un escalón muy anguloso, variante fechada a Lucernas
finales del siglo IV e inicios del V (Bonifay 2004: 173;
Fernández 2014: 169), aunque nuestra pieza, por sus Cuatro fragmentos de lucernas se han contabilizado
características tempranas, debería fecharse, al menos en entre los materiales de la excavación de CSJ, de los que
las últimas décadas del siglo IV. Hay una pieza idéntica sólo uno es con certeza de origen africano, pudiendo
en los talleres de Henchir el Biar cerca de Tebourba en diferenciarlo por sus características pasta y barniz de
el norte de Túnez (Mackensen y Schneider 2002: fig. TSA, por lo que puede descartarse una imitación local
(Fig. 5, 48).
2, 7), por lo que cabe suponer que nuestra pieza pro-
Son muy escasos los hallazgos lychnológicos de
venga de ellos o de ese grupo de talleres cercanos a El
origen africano en esta Comunidad: en la villa de
Mahrine.
Valdetorres del Jarama se ha registrado el único caso
En cuanto el plato nº 34 de labio colgante, más
conocido hasta el momento (Arce et alii 1997: fig. 4,
triangular y escalón menos marcado podría encuadrarse
6) con una pieza seguramente del tipo Atlante VIII
en la variante B, semejante a uno encontrado en los ta-
de disco cuadrado del grupo C1d (Pavolini 1981: tav.
lleres de Bordj el Djerbi, también en el norte de Túnez
CLVII, 9) o C1e (Bonifay 2004: 366, fig. 205, 9 y 13),
(Mackensen y Schneider 2002: fig. 2, 7), igualmente
y ahora, en Cubas, este pequeño fragmento que sirve
pertenecientes al grupo de El Mahrine. El fondo pre-
tan solo como testimonio ya que no podemos atribuirlo
senta además una decoración del estilo A(iii) de Hayes,
a ninguna forma con certeza. Con un hombro alto y
único caso conocido hasta ahora en el interior peninsu-
marcado, quizá sin decoración en el disco o al menos
lar. Su datación sería la propuesta para esta variante que
muy alejada del hombro y con restos de los que podría
puede aparecer a finales del siglo IV o comienzos del ser el arranque del asa o de la piquera cabría suponer,
V y parece característica de los contextos de la primera por su abundancia en la época que nos ocupa, que se
mitad de este siglo (Bonifay 2004: 173). trata de una forma del tipo Atlante VIIIA VIIIB (Hayes
Hayes 68 (Fig. 5, 47): Sin reservas hemos incluido IA) o C1 a-b más antiguos (Bonifay 2004: 358-364),
este plato del tipo Hayes 68 en la categoría D1. Su pasta ya que apareció en el contexto C-87000 junto con un
anaranjada clara y el barniz del mismo tono ligeramente plato Hayes 61A (30), y como él con un posible origen
mate y bien alisado, tan propias de los talleres del norte en los talleres de la zona de El Mahrine.
de la Bizacena no ofrecen lugar a dudas, nuestro plato
presenta, no obstante, un borde más horizontal de lo 3. 3. Cerámica africana de cocina
habitual y cercano a la de la Hayes 67, para el que, por
Probablemente la mayor sorpresa de todo este con-
el momento, no hemos encontrado paralelos claros.
junto de cerámicas africanas venga dada por los ejem-
Ciertamente no se trata de una forma muy frecuen-
plares aparecidos de cerámica culinaria y común, fami-
te, ausente de Mérida (Vázquez 1985), Zaragoza (Paz
lias inéditas en el interior de Hispania.
1991; 2004) o Astorga (Paz 2004), en Vigo tan sólo se
ha encontrado un ejemplar (Fernández 2014: 169-170,
3. 3. 1. Culinaria A
fig. 95) y Járrega tan sólo recoge dos ejemplares pero en
TSA E (1991: 85). La cronología aportada en Vigo la Hayes 23B (2013/11/101/10) (Fig. 5, 49). Cazuela
sitúa en la primera mitad del siglo V (Fernández 2014: de fondo externo estriado de amplia difusión y larga
Figura 4. Hayes 67 –Cubas- (33-34); Casa de Rodas (35-36); Ermita de Santiago (37); Loranca (38-41); Cubas (42-46).
Figura 5. Cubas. Hayes 68 (47); lucerna (48); Hayes 23B (49); Hayes 195 (50); Hayes 197 (51); Bonifay 48? (52-54).
perduración (c. 100-425, Bonifay 2016). Perteneciente y sin ranura. Un tipo de borde semejante, pero con el
al tipo más tardío de la variante 23B esta cazuela podría interior estriado, lo encontramos en Suasa (Biondoni
datarse todavía en el siglo IV d. C. ya que los ejemplos 2014: 531, fig. 3, 1 y 3), otro fechado entre finales
más modernos, del siglo V, carecen del característico del siglo III y comienzos del IV se recoge en Nabeul
fondo estriado externo (Bonifay 2004: 211). entre las variantes clásicas (Bonifay 2004: 225, fig. 120,
5), nuestra pieza, sin embargo, aparece en el contexto
3. 3. 2. Culinaria C/A 81701 con abundante sigillata D1 de finales del siglo
IV e inicios del V.
Hayes 195 (2009/56/11701/1) (Fig. 5, 50). Tapa-
dera de borde ceniciento de 26 cm de diámetro que
3. 4. Cerámica común africana
corresponde a la variante tardía de este tipo, de finales
del s. IV y primera mitad del V (Bonifay 2004: 227, fig. La probable presencia de varios ejemplos de cerá-
121, Type 12). Apareció en el contexto 11701, con un mica común africana entre el elenco de productos de
fragmento de fondo de plato de TSA D1. este origen detectados, constituiría una novedad rele-
Hayes 197 (2009/56/81702/1) (Fig. 5, 51). vante en los estudios ceramológicos de este periodo, por
Pequeña cazuela de apenas 16 cm de diámetro, de pared cuanto hasta ahora no se tenía noticia de la presencia
externa parcialmente cenicienta y sin el típico interior de este tipo de productos en el interior peninsular, que
estriado, con un borde almendrado muy redondeado deberá ser refrendada por las pertinentes analíticas.
De la jarra biansada de cuello tubular estriado Ninguna otra razón justificaría un volumen tan alto
Bonifay 48, aquí podríamos tener tres ejemplos: un de productos importados como elementos de consumo
gollete de tono grisáceo en el que se aprecia el arranque diario en un lugar destinado a la fabricación de cerá-
de un cuello liso por la parte inferior y estriado hacia mica de todo tipo, incluida cerámica común fina de
la boca (Fig. 5, 53) y un fragmento de cuello estria- mesa y TSHT, al que además llegaban de manera abun-
do (Fig. 5, 52) de diferente color y difícil encaje entre dante productos finos de lugares más cercanos que la
ellos, lo que indicaría la pertenencia a piezas diferentes, Bizacena.
ambos aparecidos en el mismo contexto (C-83700) que El yacimiento de Camino de Santa Juana presen-
ha dado uno de los mayores y más interesantes con- ta además una excelente ubicación al pie de la posible
juntos de TSA de Cubas, con piezas completas H. 59B vía 29 del itinerario de Antonino Per Lusitaniam ab
(18-19) o H. 61A (32). Su mejor paralelo se encuentra Emerita Caesarea Augusta (Rodríguez 2019: 153), en
en una jarra hallada en Trípoli, tomada como prototipo su confluencia con una posible vía secundaria que co-
de una de sus variantes por Bonifay, quien fecha los nectaría el enclave, por el oeste, con Carranque y por
ejemplares más modernos hasta el final del siglo IV, ya el este con la actual Titulcia, a través de los yacimien-
que en el V pierde su cuello estriado (2004: 285, fig. tos de Torrejón de la Calzada, Torrejón de Velasco El
157, 1) data que concuerda con el resto de africanas Colegio y Ermita de Santiago en Valdemoro. Las vías de
del mismo contexto. A ellas se uniría un tercer ejemplo penetración de las producciones africanas al centro de
correspondiente a la boca de una jarra estriada (Fig. 5, la península debieron producirse a partir de los puertos
54), cuyo mejor paralelo volvemos a encontrar entre marítimos de Cartago Nova y quizá Valentia y el fluvial
una de las variantes de la forma Bonifay 48 (2004: 285, de Caesaraugusta.
fig. 157, 4) procedente de Oudhna. Aclarar que este La presencia de productos africanos en entornos
tipo de jarras de cuello y boca estriados no se dan entre rurales del interior peninsular comenzaría a explicar, de
las cerámicas comunes producidas en el interior penin- manera mucho más satisfactoria y directa, el porqué de
sular durante el Bajo Imperio. la influencia de estas producciones en la TSHT y en
especial en los productos fabricados en los talleres del
valle del Duero, influencia manifiesta en formas y de-
4. RESULTADOS Y PRIMERAS OBSERVACIONES coraciones, pero nunca bien dilucidada ni analizada en
profundidad. La llegada, al menos hasta el valle medio
Con esta primera aproximación a los hallazgos de del Ebro de piezas de vajilla africanas muy concentra-
nuestros cuatro yacimientos madrileños se saca a la luz das en dos núcleos urbanos, Cesaraugusta y Turiaso (Paz
el mayor conjunto de importaciones africanas bajo im- 1991: 173-203), e incluso a la Meseta Sur con algunos
periales hallado hasta ahora en el interior de Hispania. testimonios en Segobriga y Complutum, por si solos
La afluencia de productos mediterráneos a la Co- podrían considerarse elementos exóticos propios de
munidad de Madrid y en general a la Meseta, hasta algunos entornos urbanos sin mayor repercusión fuera
el momento, era prácticamente testimonial (León y de ellos, tanto como lo sería p. e. el olpe del siglo III, de
Barona 2013) y en muchos casos incluso inédita, sin forma Lamboglia 11-Hayes 160 de africana A, apare-
embargo, los materiales que presentamos en este estudio cido en la villa de Quintanilla de la Cueza (Juan Tovar
ponen de manifiesto que esta presencia en el centro de 2000: 103-104, fig. 38), y por tanto incapaces per se de
la península es mucho mayor de lo que se creía, tenien- provocar una reacción de la magnitud que tuvo lugar
do especial relevancia su hallazgo en enclaves rurales. en el mundo de la producción de la sigillata hispánica
Altamente significativa es tanto la cantidad, calidad bajo imperial, faltaba por tanto encontrar una mayor
(una parte de las piezas no presentan huellas de uso) presencia de estas importaciones en otros contextos
y variedad de piezas identificadas en el yacimiento de menos permeables a los caprichos de una posible moda
Camino de Santa Juana, un centro de producción cerá- pasajera.
mica, y no de consumo, que a tenor del gran número de Los contextos que ahora hemos presentado arrojan
materiales de importación africana y otros de produc- nueva luz sobre el auténtico impacto que pudo haber
ción lucense y del valle del Duero, todavía en estudio, tenido la llegada a estas tierras de estos productos fo-
lo convierten en un centro de almacenamiento y distri- ráneos que, aunque sin duda minoritario, podrían
bución de cerámicas sin equivalente conocido. empezar a explicar la intensa y eficaz reacción de los
talleres hispánicos de sigillata para neutralizarla, a la vez Bonifay, M. y Reynaud, P. con la col. de L. Vallauri, C. Capelli, C.
que ofrecen una inesperada cohabitación que va a en- Michel d’Annoville, D. Pieri y T. Mukai 2004: “La céramique”,
riquecer sustancialmente nuestro conocimiento de los en A. Ben Abed Ben Khader, M. Fixot, M. Bonifay y S. Roucole:
momentos en que esta relación se produjo. Pero quizá Sidi Jdidi I : la basilique sud, Coll. de l’Ecole Française de Rome
lo más insólito es que este hecho acaeciera especialmen- 339, Roma, 229-316.
te en el marco concreto de un lugar y un contexto como Carrobles Santos, J., Rodriguez Montero, S. 1988: Memoria de
el de Camino de Santa Juana, un centro de producción las excavaciones de urgencia del solar del nuevo mercado de
abastos (polígono industrial, Toledo). Introducción al estudio
cerámica y según todos los indicios un muy probable
de la ciudad de Toledo en el s. IV d. C., Toledo.
centro de distribución de productos cerámicos africa-
Fernández, A. 2014: El comercio tardoantiguo (ss. IV-VII) en el
nos, absolutamente inédito en el interior peninsular.
noroeste peninsular a través del registro cerámico en la ria
Como ejemplos de esta temprana cohabitación avan-
de Vigo, Roman and Late Antique Mediterranean Pottery 5,
zamos el caso del contexto C-84900, donde una Hisp.
Oxford.
74 de TSHT con decoración de incisiones en la pared
Hayes, J. W. 1972: Late roman pottery, London.
externa, clara influencia de las primeras Hayes 59A,
Heras, C., Bastida, A., Galera, V. y Corrales, R. 2014: “Necrópo-
convive con una forma temprana de Hayes 67 (Fig. 3,
lis Bajoimperial y Tardorromana de «La Magdalena» III-IV
33) o la estructura C-123700, donde junto a un con-
(Alcalá de Henares): contextualización arqueológica”, VIII
junto de TSHT de la formas 37t , 80 Palol 1 y Palol
Jornadas del Patrimonio Arqueológico en la Comunidad de
3, apareció el plato Hayes 67 de decoración del estilo
Madrid, Alcalá de Henares, 79-92.
A(iii) (Fig. 4, 34) o, para terminar, el posible almacén,
Járrega, R. 1991: Cerámicas finas tardorromanas y del Medite-
C-78600 (contexto examinado en detalle en Juan Tovar rráneo oriental en España. Estado de la cuestión, Anejos de
et alii 2012: 36-38 y 47) donde se encontraron asocia- Archivo Español de Arqueología XI, Madrid.
das dos grandes fuentes de TSHT gris a los platos 16 y Juan Tovar, L. C. 2000: “La terra sigillata de Quintanilla de la
23 de Hayes 59B. Cueza”, en M. A. García Guinea (dir.): La villa romana de Quin-
La presencia también de piezas muy usadas (H. tanilla de la Cueza. Memoria de las excavaciones 1970-1981,
59B) e incluso lañadas (H. 61A) del mismo tipo que Salamanca, 45-122.
otras nuevas, podría estar indicando un caso de repa- Juan Tovar, L. C., Oñate, P. y Sanguino, J. 2012: “Sigillatas tardías
ración y reciclaje de estos productos, específicamente grises e imitaciones en el centro peninsular”, Boletín de la
de la vajilla fina importada, labores estas que con fre- SECAH 4, 31-48.
cuencia se olvidan y que formarían parte de la actividad León Asensio, C. y Barona Barona, M. 2013: “Terra sigillata africana
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