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“¡Río Grande de Loíza!… Río grande. Llanto grande.

El más grande de todos nuestros llantos isleños,


si no fuera más grande el que de mí se sale
por los ojos del alma para mi esclavo pueblo.”

Nuestra poetiza Julia de Burgos gritaba un reclamo de la condición colonial de nuestra isla, de
legado en cuanto a la esclavitud y el imperialismo por los estadounidenses. Al leer estos versos
aplicando el ejercicio hermenéutico “sensus pleniur” pareciera que Julia de Burgo escribiera
mirando a nuestra actualidad. Ver como los polítices y les podereses construyen en áreas
protegidas por el departamento ambiental; matando mangles, poniendo relleno en las bahías para
construir casas con acceso directo al mar e incluso poner energía eléctrica usando sus
influencias. Nuestras playas son esclavas de imperialismo, del coloniaje del poder y del
capitalismo. Julia de Burgos diría en su poema en esta ocasión “Bahía Jobos… Bahía grande. El
más grande de todos nuestros llantos isleños”. Pero tenemos un Dios liberador que nos recuerda
en el Salmo 24: 1-2 que de Él es la tierra y todo lo que hay de ella, y sobre los mares la fundó y
la asentó sobre los ríos. Yahvé creo todo libre y por tanto la responsabilidad del ser humano es
que desde su libertad mantenga en libertad y dignidad nuestra Boriken y como Iglesia liberadora
levantemos nuestra voz profética ante la opresión ecológica de nuestra isla y entendamos que la
teología ecológica es parte de la responsabilidad liberadora de la Iglesia.

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