El Día de Muertos es una festividad que se realiza en nuestro país desde la época prehispánica,

incluso se sabe culturas como la mayas o la purépecha se celebraba a la muerte al menos seis
veces al año.

En el calendario solar mexica se halló el registro de que el Día de Muertos se celebraba

durante todo el noveno mes, cuando se hacían fiestas a diosa Mictecacíhuatl o “Dama de la
Muerte”, esposa de Mictlantecuhtli, Señor de la tierra de los muertos

Al llegar los españoles al país y en su afán de evangelizar a los indígenas, adoptaron estas
fechas sagradas para los pueblos mesoamericanos e impusieron otras el 1 y 2 de noviembre,
las cuales que conocemos ahora como el Día de Todos los Santos y el Día de los Fieles Difuntos,
respectivamente, pero es éste último al que conocemos como el Día de Muertos.

En algunos lugares del país aún estilan realizan alumbradas en el panteón y colocar un camino
con las flores de cempasúchil para indicarles a los difuntos dónde fue su casa o se encuentran
sus familiares, que ya los esperan para recordarlos

Esta tradición fue declarada por la Unesco como Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad
y hay que aclarar que en muchas familias se estila poner el altar desde el 28 de octubre cuando
se recuerda a las personas que fallecieron de manera violenta, el 29 a los que murieron
ahogados, el 30 a los niños que murieron antes de recibir el bautismo y el 31 a los difuntos que
no tienen a nadie que los recuerde. El 1 de noviembre es el Día de Todos los Santos cuando se
recuerda por los santos católicos y finalmente el 2 del mismo mes se recibe a los adultos que
son esperados por su familia.