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Arquitectos como Le Corbusier, Alvar Alto, Louis I. Kahn o Luis Barragán, por mencionar solo
algunos, le dieron especial importancia al manejo de la luz, la sombra y la penumbra,
entendidos como elementos primordiales de la experiencia espacial. Para ellos, el arte de
construir radicaba también en hacerlo con elementos intangibles.
La luz pertenece al dominio de lo visual, lo perceptivo, y por tanto tiene que ver con aquella
parte de la arquitectura que interacciona con el ojo, es decir, con la experiencia visual de la
arquitectura que interacciona con la experiencia vital. Además de ser imprescindible para ver,
la luz natural permite al arquitecto agregar cualidades a los distintos espacios que conforman
el proyecto o incluso al conjunto de este.
La luz se puede utilizar como material. Desde la antigüedad hasta la actualidad, son muchos los
ejemplos de arquitectura que utilizan la luz como herramienta. Arquitectos como Le Corbusier,
Alvar Aalto, Louis I. Kahn o Luis Barragán ponen especial énfasis en resolver la luz, la sombra y
la penumbra, que se perciben como elementos básicos de la experiencia espacial. Para ellos, el
arte de la arquitectura reside también en construir con elementos inmateriales.
La luz pertenece al campo de la visión y la percepción, por lo que se relaciona con la parte del
edificio que interactúa con los ojos, es decir, interactúa con la experiencia visual y la
experiencia de vida del edificio. Además de la luz visible esencial, la iluminación natural
permite a los arquitectos añadir calidad a los distintos espacios que componen un proyecto, o
incluso a todo el proyecto.
En principio, la materialidad implicará el manejo del material como elemento base para hacer
realidad la idea arquitectónica, aplicada a la superficie de la propia arquitectura, donde la
elección del material ha sido pensada para fomentar experiencias espaciales a través del
estímulo sensorial y manejo de características acústicas por parte del usuario. (Hegger, Drexler
& Zeumer, 2010).
Existen tres tipos de materialidad: materialidad visible, materialidad interna y materialidad
asociativa. Para Hegger, Derxler y Zeumer, la materialidad visible se percibe por los sentidos,
transmite sensación de una presencia física y evidencia el dominio del material; la materialidad
interna, está referida a la misma estructura del objeto arquitectónico; la materialidad
asociativa al aspecto simbólico al que se asocian los materiales empleados en la construcción.