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CENTRO DE FORMACION

ARTESANAL ELOISA

NOMBRE:
ERIKA MARTINEZ
CURSO:
1RO DE BELLEZA REGIMEN COSTA
MATERIA:
PROYECTO
DOCENTE:
MARIA AUGUSTA ZAVALA
TAREA:
NORMAS APA
AÑO LECTIVO:
2023-2024
MINAS DEL AZUAY

Todo esto ocurre en un momento decisivo para el proyecto minero Río Blanco, que ha
sido motivo de polémica desde hace una década por su ubicación en los páramos y su
posible afectación de las fuentes de agua que aprovisionan a los ríos del Austro
ecuatoriano, región del sur del país compuesta por las provincias de Azuay, Cañar,
Loja, El Oro, Zamora Chinchipe y Morona Santiago. Una polémica que se ha acentuado
en el último año con la inminente explotación de las reservas de oro y plata, fijada por
el gobierno para este 2017. Río Blanco es uno de los cinco proyectos estratégicos de
minería a mediana y gran escala que impulsa el Ejecutivo. (Puertas, 2017)
El camino para llegar a la comuna Río Blanco —perteneciente a la parroquia Molleturo,
cantón Cuenca— parece de la época en la que las mulas eran el único medio para
movilizarse. Una vía de tierra, estrecha, al pie de la montaña por un lado y al filo de
abismos por el otro. Salpicada constantemente de piedras, obstáculos naturales que,
sumados a la niebla, hacen lento el paso en un trayecto que no tiene más de 12
kilómetros desde el desvío que se toma en la carretera principal que conecta la ciudad
portuaria de Guayaquil con Cuenca.
Los páramos son una estructura geológica que se ha ido acondicionando durante
millones de años para convertirse en un almacén de agua que tiene la cualidad de ir
liberando líquido en época de estiaje. Así explica Klever Calle, miembro del colectivo
Yasunidos Guapondeligm (como se denomina el capítulo que tiene la organización
ecologista en el austro ecuatoriano), la importancia de conservar estos macizos. Calle
habla también de la capacidad de los páramos de capturar carbono y es enfático en
decir que su destrucción va a contribuir al calentamiento global. Sin contar con la
biodiversidad que se concentra en esa zona, donde existen especies endémicas como
el sapito de Molleturo, según refiere Calle. Además, añade que el área de concesión
del proyecto Río Blanco está dentro del Bosque Protector Molleturo Mollepungo, que a
su vez está ubicado en la zona de amortiguamiento del Parque Nacional Cajas y es
uno de los últimos remanentes boscosos en la cordillera occidental de los Andes.
Finalmente, el integrante de Yasunidos asegura que “Río Blanco es una especie de
cabeza de puente de la industria minera en nuestros páramos” y que durante estos
últimos meses se han venido adjudicando nuevas concesiones mineras en la zona.
Como afecta a la comunidad aledaña
Al menos una decena de campesinos expresaron sus preocupaciones durante una
visita a la zona. Entre ellos, Rubén Cortés, quien explicó que su alimentación depende
fundamentalmente de sus cultivos. “Sembramos, lo consumimos nosotros, no lo
podemos vender por lo difícil del transporte. El agua llega desde la montaña, y ahorita
ya la están secando. El 70 % ya está secado, ya abrieron las carreteras, nos cerraron
los ojos de agua, los animales bebían el agua de las vertientes naturales, antes era
aquí un solo colchón de agua, hace unos cuatro años, ahora todavía hay, pero ya es
poco. Hace ocho meses se agravó la situación. La bocamina ya está abierta, ya está
hecho el túnel”, aseveró. El comunero reconoció que durante algún tiempo varios
integrantes de la comunidad Río Blanco trabajaron en el proyecto minero: “Ahora ya no
queremos nada, la comunidad ya se despertó, la resistencia seguirá porque nos
mintieron, dijeron que no iba a haber contaminación y sí la hay, pero ya nos dimos
cuenta, fuimos a otras minas para ver cómo queda y no hay mina que no sea dañina”.
Varios de los campesinos, entre ellos Tomás Guamán, sostuvieron que la minería ha
dividido a la gente del sector. “He visto tantas injusticias, muchos conflictos entre
familiares. En vez de socializar, vienen a hacer pelear a la gente”, dijo. Por su parte,
Juan Criollo aseveró que seguirán con su postura: “La minería no es conveniente,
¿dónde van a vivir las futuras generaciones? Por eso pedimos apoyo, no todo está
bien, así ofrezcan trabajo, dinero, oro, queremos nuestra libertad, nuestra naturaleza”.
Los comuneros aseguraron que la pelea no es solo de ellos, sino de los ecuatorianos,
sobre todo los que habitan en la Costa y reciben agua de esos páramos. “Luchamos
por todos”, recalcó Mónica Durango.
La explotación minera en Río Blanco no es un tema nuevo. Los estudios de factibilidad
comenzaron en 1998 a cargo de la multinacional International Minerals Corporation
(IMC) y quedaron listos en 2006, aunque fueron actualizados en 2009. Según difundió
el gobierno en la inauguración de la etapa de explotación que presidió el vicepresidente
Jorge Glas en agosto de 2016, el proyecto generaría ingresos para el Estado por USD
200 millones.
La exploración y estudios mineros en Río Blanco comenzaron en 1998. Desde
entonces, no ha comenzado la explotación, aunque todo está listo para iniciarla. Foto
de Marlon Puertas
En diciembre de 2012 IMC anunció su salida de Ecuador y la venta de su proyecto en
Río Blanco, debido a que no encontró condiciones favorables para desarrollar sus
proyectos, según reportó El Comercio en esa fecha.
La queja de la multinacional se ampliaba a la excesiva entrega de utilidades que
pretendía el Estado y el malestar de los moradores de la zona debido al abandono del
gobierno y la ausencia de servicios básicos. El comprador fue Junefield, domiciliada en
Ecuador como Ecuagoldmining. Los nuevos inversionistas se encontraron con el mismo
escenario que tuvieron sus antecesores: oposición de moradores que denunciaban
que, con los avances de los trabajos mineros, los riachuelos de los que se abastecían
comenzaron a secarse, y por ende sus pastizales.
Ese mismo año, dos técnicos del Instituto Público Francés de Estudios del Suelo y
Agua (BRGM), contratados por el Municipio de Cuenca, realizaron una inspección de
seis días a los terrenos de páramos concesionados a la minera. El informe concluye
que “no se identifica claramente la presencia de aguas subterráneas” en las zonas
concesionadas, pero pone en evidencia la necesidad de estudios en profundidad para
determinar una posible afectación al medio ambiente por el desarrollo de la actividad
minera. El gobierno usó esos resultados para sustentar su posición respecto a que no
existen fuentes de agua naturales en el área que puedan verse afectadas, mientras que
comuneros, organizaciones ecologistas y sectoriales se valieron del informe para exigir
que se realicen estudios a fondo.
Las fuentes de agua naturales abundan en el camino a las zonas concesionadas por el
Estado a las mineras extranjeras. Su desaparición es el mayor temor de sus habitantes,
aunque el Estado ha garantizado que no se verán afectadas. Foto de Marlon Puertas
En junio de 2016, el ingeniero minero estadounidense James Kuipers realizó una
pericia a la zona de los páramos, a pedido de Alerta Minera Canadá y el Environmental
Defender Law Center, así como para organizaciones sociales y comunitarias de la
provincia de Azuay. En sus conclusiones estableció riesgos de drenaje ácido de la mina
y lixiviación de metales pesados, riesgos debidos a la liberación de arsénico,
degradación de la calidad y cantidad de agua, así como la destrucción de hábitats y de
un ecosistema cuya integridad es primordial para la recarga de agua/regulación hídrica
y la captura de carbono.
Kupiers es claro en su recomendación final: “El proyecto Rio Blanco propuesto es un
proyecto minero subterráneo relativamente pequeño con una economía altamente
sensible y una vida de la mina corta. La información económica y ambiental provista no
está al día. Los impactos, particularmente en relación al drenaje ácido (ARD – acid rock
drainage), descargas de arsénico de las operaciones mineras y de las características
de la mina después de la recuperación, han sido subestimados y no han sido
identificados o tratados adecuadamente. Recomendamos que este proyecto sea
sometido a análisis económicos y ambientales adicionales, y si fuera procedente, se
debe establecer una garantía financiera adecuada para la clausura de darse
condiciones menos que ideales”.
Explotación minera en páramos
Los páramos son una estructura geológica que se ha ido acondicionando durante
millones de años para convertirse en un almacén de agua que tiene la cualidad de ir
liberando líquido en época de estiaje. Así explica Klever Calle, miembro del colectivo
Yasunidos Guapondeligm (como se denomina el capítulo que tiene la organización
ecologista en el austro ecuatoriano), la importancia de conservar estos macizos. Calle
habla también de la capacidad de los páramos de capturar carbono y es enfático en
decir que su destrucción va a contribuir al calentamiento global. Sin contar con la
biodiversidad que se concentra en esa zona, donde existen especies endémicas como
el sapito de Molleturo, según refiere Calle. Además, añade que el área de concesión
del proyecto Río Blanco está dentro del Bosque Protector Molleturo Mollepungo, que a
su vez está ubicado en la zona de amortiguamiento del Parque Nacional Cajas y es
uno de los últimos remanentes boscosos en la cordillera occidental de los Andes.
Finalmente, el integrante de Yasunidos asegura que “Río Blanco es una especie de
cabeza de puente de la industria minera en nuestros páramos” y que durante estos
últimos meses se han venido adjudicando nuevas concesiones mineras en la zona.
En cuanto al gobierno, su mayor preocupación se concentró en que no existan aguas
subterráneas afectadas. El 11 de agosto de 2016, el vicepresidente de la República
Jorge Glas —en prisión preventiva en Quito acusado de un presunto delito por el caso
Odebrecht en Ecuador— inauguró la fase de construcción de la mina de Río Blanco:
“Hoy es un día histórico porque comenzamos el primer proyecto de mediana minería”.
Y dio su palabra de que no habrá afectaciones a las fuentes de agua de la zona: “Se
han realizado 400 perforaciones con técnicos de alto nivel, con laboratorios
internacionales especializados en control de recurso hídrico. No hay acuíferos, esa es
la verdad”, dijo en su discurso. Se esperaba que la construcción de la mina estuviera
lista en un año más.
Los habitantes de Río Blanco han mostrado su descontento con la minería. Foto de
Marlon Puertas
Pasó el año y se calculaba que, por esta fecha, octubre 2017, la mina ya estuviera en
plena producción. Los problemas que se han dado en la comunidad lo han impedido y
actualmente, todo se encuentra paralizado, según lo confirmó a Mongabay Latam el
jefe del campamento de Junefield, Iván Castro, quien insistió en que la violencia
proviene de lado de los moradores. “Nosotros queremos trabajar y generar recursos
también para el Estado. Esta es una empresa que tiene capitales extranjeros, pero
también pertenece en un porcentaje importante al Estado”. Un 49 % según sostiene.
Además, Castro refuta los temores de los habitantes de Río Blanco sobre la escasez
de agua que provocaría la explotación minera. “La realidad es que la minera no está
afectando a nadie, ellos tienen su agua, nosotros tenemos agua. Si tenemos hasta
truchas, estamos conservando el medio ambiente, no estamos dañando a nadie. La
gente se argumenta con algo que no va a pasar”, añade y agrega que la compañía
tiene todos los permisos en regla.
El gobierno de Lenin Moreno no ha cambiado los planes de explotación minera que
heredó de Rafael Correa. De hecho, el ministro de Minería, Javier Córdova, es el
mismo que estuvo en el gobierno anterior. Mongabay Latam pidió una entrevista con
Córdova, pero no hubo respuesta. El ministro estuvo en Cuenca para entregar 84
contratos de trabajo a comuneros de la zona. Y dijo que apenas esté construida la mina
comenzará la producción. ¿Cuándo? En el primer trimestre de 2018, puso como fecha.
Mongabay Latam se puso en contacto también con el Ministerio de Ambiente para
consultar sobre la aprobación del Plan de Manejo Ambiental del proyecto Río Blanco y
el otorgamiento de la Licencia Ambiental para la fase de beneficio de minerales
metálicos, resueltos por la Subsecretaría de Calidad Ambiental de dicha cartera de
Estado en agosto pasado. Entre otras cosas, se consultó sobre las conclusiones del
Plan y las medidas establecidas para amortiguar el impacto de la explotación minera en
esa zona de páramo. Pero hasta el cierre de este reportaje no hubo respuesta.
Opinión Personal
Los encuestados enfatizan en que "el país no es apropiado para hacer minería, la
gente piensa que los proyectos mineros no contribuirán al desarrollo económico de sus
comunidades". El 55.9% de los encuestados señalan que el principal impacto de la
minería metálica sobre el Medio Ambiente, es la contaminación.

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