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COMUNICACIÓN LITERARIA

Cada elemento adecúa su función al hecho literario. Por ejemplo, el emisor cumple ante todo una
función expresiva; el mensaje se suele alejar de la denotación y la función referencial, dado su
carácter ficticio; el receptor ha de decodificar el contenido conociendo claves del autor, la época
histórica... Todo ello se debe a la función central del texto literario, la que denominamos función
poética, que es la pretende crear belleza usando el lenguaje. Es la función principal en poemas,
novelas, obras de teatro y canciones.

En el proceso comunicativo literario, los elementos


que intervienen están subordinados a la llamada
función poética o estética, que convierte el mensaje
literario en un producto único e irrepetible.

Reflexiona
Lee con atención estos dos textos:

TEXTO 1:
La lluvia (del lat. pluvĭa) es un fenómeno atmosférico de tipo acuático
que se inicia con la condensación del vapor de agua contenida en las
nubes (...) La lluvia, en su caída, se distribuye de forma irregular: una
parte será aprovechada para las plantas, otra parte hará que los
caudales de los ríos se incrementen por medio de los barrancos y
escorrentías que, a su vez aumentarán las reservas de pantanos y de
embalses y otra parte se infiltrará a través del suelo, y discurriendo por
zonas de texturas más o menos porosas formará corrientes subterráneas que irán a parar o bien a
depósitos naturales con paredes y fondos arcillosos y que constituirán los llamados yacimientos o
pozos naturales (algunas veces formando depósitos o acuíferos fósiles, cuando se trata de agua
acumulada durante períodos geológicos con un clima más lluvioso), o acabarán desembocando en
el mar.

Fuente: Wikipedia

TEXTO 2:
INVIERNO
Dios está en su palacio de cristal. Quiero decir que llueve, Platero.
Llueve. Y las últimas flores que el otoño dejó obstinadamente
prendidas a sus ramas exangües, se cargan de diamantes. En cada
diamante, un cielo, un palacio de cristal, un Dios. Mira esta rosa;
tiene dentro otra rosa de agua, y al sacudirla ¿ves?, se le cae la
nueva flor brillante, como su alma, y se queda mustia y triste, igual
que la mía.

El agua debe de ser tan alegre como el sol. Mira, si no, cuál corren felices, los niños, bajo ella,
recios y colorados, al aire las piernas. Ve cómo los gorriones se entran todos, en bullanguero
bando súbito, en la yedra, en la escuela, Platero, como dice Darbón, tu médico.

Llueve. Hoy no vamos al campo. Es día de contemplaciones. Mira cómo corre las canales del
tejado. Mira cómo se limpian las acacias, negras ya y un poco doradas todavía; cómo torna a
navegar por la cuneta el barquito de los niños, parado ayer entre la yerba. Mira ahora, en esta sol
instantáneo y débil, cuán bello el arco iris que sale de la iglesia y muere, en una vaga irisación, a
nuestro lado. 
Juan R. Jiménez. Platero y yo. Cap. CXVII

Responde:
¿Cuál de los dos dirías que es un texto literario? ¿Por qué?
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