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Le Monde diplomatique, edición Colombia Nº 67, mayo 2008

Evo y las autonomías en Bolivia

El mismo país, casi

Por Luis A. Gómez*

Desde la llegada al gobierno de Evo Morales, y de los sectores sociales que


representa, la puja por el poder en Bolivia crece día tras día. Los paros urbanos
impulsados y alimentados por los más ricos, la campaña mediática, nacional e
internacional, a través de la cual se exacerban las contradicciones, las
insubordinaciones para impedir la aplicación de la reforma agraria, el estímulo
al racismo, y ahora, el referendo autonomista para desconocer el gobierno
central de parte de las poblaciones situadas en los departamentos donde habitan
los sectores más pudientes y más conservadores. El 4 de mayo será un nuevo
escalón en esta tensión. En la cual, por los errores políticos de los sectores que
hoy gobiernan, todavía no pesan en toda su magnitud amplios sectores
populares.

El lunes 5 de mayo, a primera hora de la mañana, las escuelas de Bolivia recibirán a


los niños como siempre, y en las esquinas de la plaza principal de la ciudad de Santa
Cruz se podrá comprar el diario El Deber. La normalidad del comienzo de semana
estará sin embargo marcada por los resultados del referendo por la autonomía
convocado para el domingo 4 de mayo, en un departamento al oriente del país, a
contrapelo de la ley y del gobierno actuales. De todos modos, por más que la ilegal
consulta sea aprobada en las urnas masivamente, y para desgracia de los convocantes,
los bolivianos no amanecerán en un país distinto ni habrá caído el presidente Evo
Morales. Ni siquiera, por más que el prefecto Rubén Costas lo grite a los cuatro
vientos, utilizando un lenguaje que recuerda el de las dictaduras militares, los
cruceños vivirán un “autonomía de facto”.

Los lunes a las 5 de la mañana suelen sostenerse las sesiones de gabinete en Palacio
Quemado. En ellas, Evo delibera con sus ministros y da realce a varios temas de
necesidad inmediata para su gobierno, para enfrentar la ya permanente crisis política
nacional y, si hay tiempo, hasta para atender las demandas y necesidades de los
bolivianos. No se sabe aún si la reunión del 5 de mayo tendrá lugar, pero podrán
tenerla, en el mismo país y en más o menos las circunstancias de los últimos dos años.
Para su desgracia, sin importar cómo resulte el referendo autonómico, los dirigentes
de Santa Cruz seguirán ahí para atacar todos sus hechos, para contradecir o torcer sus
dichos desde las tribunas y los medios… para seguir provocando la inflación que
corroe las economías domésticas1 y, si es necesario, para disparar contra ellos o
golpear a algunos indios insumisos que se les oponen y denuncian sus trapacerías.

1
En Santa Cruz se cultiva casi toda la soya, el arroz y el azúcar, se produce la mayor
parte de los aceites comestibles y otros bienes de consumo general. Los dueños del
agronegocio son, entre otras, las familias de los principales líderes autonomistas,
como Branko Marinkovic.
¿Por qué así las cosas? Básicamente, sin complicar el análisis demasiado, porque el
gobierno del aymara Evo Morales seguirá ahí sin importar lo que pase en las ilegales
urnas cruceñas. Una consulta como la del domingo 4 de mayo, en la que podrán votar
casi un millón de personas (es decir, casi el 12 por ciento de la población), no tira a un
gobierno ni divide un país. La debilidad institucional del Estado boliviano es grande,
y también las concesiones hechas por Evo a la oposición, pero no tanto. Y además
porque la autonomía expresada por la élite de Santa Cruz, incluso con plagios 2, no
puede llevarse adelante sin romper con la legalidad vigente: dejarían de pagar
impuestos completamente, subordinarían de hecho a las fuerzas armadas y la policía,
y otras medidas igual de delicadas3… un riesgo que tal vez no puedan correr porque
significaría dar a Evo y su equipo la oportunidad para dejarles caer encima toda la
fuerza represiva del Estado.

Lo que pase del martes 6 de mayo en adelante es incierto, por supuesto. Pero esta
pelea es apenas un conflicto binario (gobierno vs. oposición, malos contra buenos), y
la gente no se alinea detrás del gobierno en su respaldo o detrás de los autonomistas
de la derecha. Aunque el vicepresidente boliviano haya dicho el pasado 22 de abril
que se trata de “la lucha de clases” con los ricos de Santa Cruz (esa peculiar élite
ganadera, empresarial y política), la demanda de autonomía sí ha calado en varios
sectores empobrecidos que, luego de migrar a esa zona en busca de trabajo, ven en esa
opción la encarnación viva del ‘progreso’, del ascenso social y material.

De igual manera, por más que paguen miles de dólares para organizar cabildos y
marchas en su ciudad, los dirigentes cruceños no son democráticos y sí racistas,
violentos; bastaría como muestra recordar que desde que Evo es presidente han
golpeado indígenas y campesinos varias veces en las calles, y cambian el texto de su
estatuto para complacer a posibles aliados, sin consultar con la gente de su
departamento4.

“Evo cumple”… como sea

Los debates sobre el carácter y los avances del gobierno de la “revolución


democrática y cultural” de Evo Morales Ayma surgen hoy en todas partes. Su relación
2
En diciembre pasado, la llamada Asamblea Provincial Autonómica de Santa Cruz
presentó el estatuto que, dicen, sería la base jurídica avalada por el referendo del 4 de
mayo. En un juego de sombras y mentiras, los ideólogos cruceños presididos por el
diputado Pablo Klinsky plagiaron el estatuto autonómico catalán, aprobado en 1979 y
hoy ya derogado. Ver: http://www.ubnoticias.org/es/article/mentiras-y-plagios-de-los-
autonomistas.
3
El texto del Estatuto Autonómico de Santa Cruz
(http://www.asamcruz.org/Estatuto_2008.pdf) explicita en su artículo 6, de
“Competencias Exclusivas”, la capacidad del gobierno departamental para “ejercer la
potestad legislativa, la potestad reglamentaria y la función ejecutiva” sobre materias
como la tierra y el uso de las rentas producidas en esa región, es decir, podría desoír o
ignorar al gobierno en esos asuntos, así como al corpus legal en vigencia si lo
consideran pertinente.
4
A principios de abril, los trabajadores universitarios denunciaron que el estatuto
cruceño violaba la autonomía universitaria. Las autoridades del Consejo
Departamental modificaron su texto mediante una resolución, como al parecer han
hecho más de una vez.
con algunas organizaciones (“movimientos sociales”) es sólida y fluida, en particular
con los que militan en su partido, el Movimiento al Socialismo. Los cocaleros, de los
que Evo sigue siendo presidente, continúan expresando la parte más vibrante de este
sector, y aún se movilizan como un solo hombre detrás de él. Otros, que lo han
apoyado o asumieron una distancia crítica, no siempre están dispuestos a defenderlo.
Para todos, más o menos, el gobierno boliviano ha tenido algunos regalos; todos se
benefician de los programas sociales y de beneficencia.

En una región pobrísima que valora la solidaridad como la forma más importante de
relacionamiento, la gente de Bolivia ha sabido valorar el papel de los médicos
cubanos que recorren el territorio y atienden sus dolencias. El programa “Yo sí
puedo” está erradicando el analfabetismo. Los bonos asistenciales, como “Dignidad”
para las personas mayores, apoyan la cotidianidad de los que siguen siendo más. Y de
cuando en cuando, con títulos de tierra o construyendo una cancha de fútbol, el
Presidente se aparece en sus comunidades para regalar computadoras y jugar un
partidito entre su equipo de ex profesionales y la selección local.

Pero no todo es oro y sonrisas. Los errores y la corrupción también tienen peso
específico. Como en el caso de los tractores que hasta hace poco se entregaban como
regalos en todas las regiones. Muchos de ellos fueron donados por Venezuela
(fabricados con tecnología iraní en ese país). La mayoría, aparte de servir como medio
de transporte y carga, se han convertido en parte del paisaje: se descomponen con
facilidad y no hay repuestos disponibles… y fueron entregados sin arados (no son
compatibles con los arados de otros modelos). Para peor, un ex ministro de Evo, el
abogado cruceño Hugo Salvatierra, está hoy procesado porque desde su cartera en
Desarrollo Rural se formó una pequeña mafia que vendía los tractores en vez de
regalarlos.

Y aunque todos los casos de corrupción y las carencias de su administración no han


mellado mucho la popularidad del ‘jefe’, Evo y sus colaboradores (los indígenas, los
mestizos, los de vieja o nueva izquierda) han cometido un error que pudiera costarles
caro; no le han dado toda la voz a la gente, no les han prestado atención a las
organizaciones más afines.

El miércoles 16 de abril en la tarde, una asamblea de presidentes de la Federación de


Juntas Vecinales de El Alto (máxima representación social de esa ciudad indígena)
expulsó de la urbe al Viceministro de Coordinación con los movimientos sociales,
Sacha Llorenti, y rechazó recibir el cheque del gobierno que hubiera servido para
construir una nueva sede. El motivo era simple: el dinero debía entregarlo Evo
Morales a la asamblea, que así tendría oportunidad de “dar su palabra” sobre la
coyuntura y criticar al Mandatario. Como éste faltó a la cita, ofendidos los aymaras
urbanos decidieron romper con él.

Algo similar pasa con algunos líderes sociales, como Óscar Olivera en Cochabamba o
Eugenio Rojas, alcalde aymara de la ciudad de Achacachi. Hartos de no ser
escuchados, han creado una nueva instancia de coordinación nacional que critica las
intenciones de la derecha pero también la “actitud conciliadora” de Evo Morales.

Los esclavos de hoy, en el centro del conflicto


En febrero de este año, el viceministro de tierras Alejandro Almaraz llegó hasta una
región en el sur de Santa Cruz para iniciar la operación más importante y arriesgada
del gobierno, el saneamiento de tierras en poder de latifundistas. En Alto Parapetí, la
zona escogida, la población más pobre es casi toda guaraní. Ahí, rodeadas de vastas
haciendas, comunidades enteras viven en servidumbre, atadas por la fuerza a salarios
de menos de 50 centavos de dólar-día y, más dramáticamente, endeudadas con los
hacendados, que feudalmente les venden a crédito ropa, comida y herramientas que de
otra manera no pueden adquirir.

Almaraz fue rechazado a balazos por una turba liderada por los hacendados, en
particular por el ciudadano estadounidense Ronald Larsen, poseedor de 57 hectáreas.
Desde entonces, el Gobierno acusa a Larsen de esclavizar y, en respuesta, los
hacendados han endurecido su posición. Durante la primera quincena de abril,
Almaraz pretendió volver a la zona y comenzar efectivamente su tarea. Para hacerlo,
entró al lugar por una ruta dentro de la propiedad de Larsen. No solamente volvió a
ser expulsado a punta de balas; la delegación de la Asamblea del Pueblo Guaraní
(APG), que estaba en la caravana de Almaraz, fue agredida, siendo secuestrados y
golpeados brutalmente varios de sus miembros.

En los días de mayor tensión, Almaraz y el gobierno recrudecieron sus acusaciones


sobre esclavitud contra Larsen, sin ofrecer más pruebas que “testimonios de la gente
del lugar”, algo que aquél niega categóricamente. Lo cierto es que la violencia sigue
reinando en la zona. Maestros de escuela guaraníes, miembros de la APG, son
amenazados y agredidos. Las comunidades, entre ellas un territorio comunitario de
origen (algo parecido a una reserva indígena), no reciben ya comida ni pueden
comprar enseres en las poblaciones de Alto Parapetí. El Viceministro Almaraz, que
había incluso anunciado el uso de la fuerza policial para volver a la zona, se ha
retirado de ahí con su guardia, por orden de Evo, para ofrecer ‘distensión’ a los
bloqueos de los hacendados y los líderes políticos de Santa Cruz.

¿Qué? ¿Se negocia?

El sábado 26 de abril, una sesión extraordinaria de la Organización de Estados


Americanos (OEA) decidió urgir a los bandos en conflicto a reanudar el diálogo, de
ser posible antes del 4 de mayo. Durante la crisis de Alto Parapeto visitó a Bolivia una
delegación de la OEA encabezada por su vicepresidente Dante Caputo, quien insistió
en la necesidad de diálogo y rechazó avalar el referendo de la oposición. En general,
todos los actores (prefectos, líderes cruceños, políticos y miembros del Gobierno)
manifiestan siempre la voluntad de dialogar, pero no cesan de insultarse, de acusarse.

En el bando “autonomista” han ofrecido diálogo después del 4 mayo, algo que los
analistas locales interpretan como una jugada para llegar ante Evo y su equipo
fortalecidos por una posible legitimidad de las urnas. Pero se niegan a desistir en sus
intentos y no aceptan la potestad general del Estado en todo lo que ocurre dentro del
departamento de Santa Cruz. Situaciones similares ocurren en Beni y Pando, al norte,
y en Tarija al sur. Al gobierno lo acusan de centralista y dictatorial.

De Palacio, por otra parte, se han ofrecido todos los avances de estos años, como la
nueva Constitución política. Todo es negociable, comenzando por compatibilizar el
régimen de autonomías con el texto constitucional. Dando por hecho que Evo y su
gobierno ejercen la titularidad de la acción política, todas las ofertas incluyen, por
ejemplo, el usufructo de los recursos naturales. En el caso de Alto Parapetí, hablamos
también de megacampos de gas y de petróleo, cuya renta obviamente es el fondo de la
disputa entre Gobierno y autonomistas.

En cualquier caso, nadie tiene la posibilidad de una victoria a modo. Y es bueno


anotar al paso que Estados Unidos no apoya abierta y beligerantemente a los
cruceños, y han dejado claro que no avalarán la sedición en Bolivia. Ni Brasil ni
Argentina, países limítrofes con Santa Cruz, permitirán el suceso… por lo que no es
que los dueños de la trinchera cruceña no puedan negociar la autonomía que
pregonan.

Yendo más lejos, en una conversación anónima con el autor de estas líneas, un
miembro de la asamblea autonómica dijo que “no es que quieran autonomía o que les
importe tanto el problema de la tierra. Lo que Costas y [Branko] Marinkovic quieren,
como todos, es que se vaya ese indio de mierda”, respecto, claro, del primer
presidente indígena boliviano.

Los hijos de la “Media Luna”

Son casi todos blancos. Son ricos y comen carne de res. En las últimas décadas,
apoyados por las gestiones estatales y montados en las enormes ganancias que reportó
ser socio de las transnacionales para explotar gas y petróleo, los miembros de la élite
cruceña han dado un enorme impulso a su región, considerada como el eje de un
territorio llamado la “Media Luna”, que conforman junto a los departamentos de
Pando, Beni y Tarija: allá se concentran inmensas riquezas naturales, extensiones de
tierra inconmensurables, repartidas entre menos de 50 familias y, en consecuencia, la
fuente de su poder económico y político.

Hace unas décadas, como muestran unas fotografías, había una comparsa en el
carnaval cruceño llamada “Ku-Klux-Klan”… no hay ni que imaginar sus disfraces.
Allá se escondieron algunos criminales de guerra nazis, varios croatas, y muchos,
muchos hijos de las aristocracias locales, buscando fortuna en la explotación de la
madera y otros cultivos. De allá surgió una generación de militares que gobernó el
país a sangre y fuego en el tiempo de los gorilas sudamericanos; a la cabeza estaba el
coronel Hugo Bánzer Suárez, el dictador que en 1975 le regalara con un decreto la
mayor parte de su propiedad a Ronald Larsen.

Son además los dueños de la mejor arma en esta guerra no declarada: la gran mayoría
de los medios de comunicación masiva. Desde ahí, con un cinismo que recuerda el
caso venezolano, los periodistas a sueldo atacan a Evo casi tanto como defienden a
sus patrones. Y en esta línea, sí, todos odian a Hugo Chávez, al que le maximizan su
capacidad de influencia sobre Evo… porque el Presidente boliviano sólo no puede ser
tan inteligente, creen, o tan capaz para dirigir el país llevándolo hacia la izquierda.

De todos modos, no dejan de ser una élite. Es decir, son pocos y su capacidad de
fuego real es escasa. Su poderío económico es respetable, pero limitable, como
demostró el gobierno de Evo Morales cuando les impidió con dos decretos exportar
aceite, trigo, harinas, arroz y otros alimentos: estaban creando escasez para disparar el
índice inflacionario. Sufren porque es el bolsillo donde más les duelen los golpes,
algunos muy acertados de parte del Presidente.

Así que no va a cambiar el país luego de la consulta ilegal. Y los cruceños habrán de
sentarse, una vez más, frente a Evo, frente a sus ministros, para ver si negociando algo
más pueden todos mantener un tiempo el statu quo: unos su gobierno y los otros su
señorío. El referendo del 4 de mayo no cambiará para ellos… y quizá para la gente de
abajo tampoco. Por ello, justamente, es difícil aventurar otras cosas: porque son ellos
el actor que, en un país de movilizaciones que tiran gobiernos y cercan ciudades por
semanas, todavía no entra de nuevo a escena.

* Periodista mexicano radicado en Bolivia, autor de El Alto de pie.

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