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Introducción

El Mutismo Selectivo es un trastorno de ansiedad infantil, caracterizado por la


imposibilidad del menor a hablar en ciertos entornos sociales. Estas personas
presentan dificultad para hablar en ciertas situaciones, pero conservan sus
capacidades lingüísticas, comprenden el lenguaje y son capaces de hablar con
toda normalidad con aquellas personas con las que se sienten cómodos y con
confianza, como familiares u otras personas conocidas; presentan un desarrollo
del lenguaje normal en el hogar, no siendo así en otros entornos.

Es necesario resaltar que mutismo selectivo no es lo mismo que mutismo, pues


la diferencia entre ambos reside en que, en el mutismo, las personas en edad
infantil nunca hablan y en el mutismo selectivo, éstas son capaces de entender y
hablar según en los ambientes sociales en que se encuentren.

Las personas que padecen este tipo de trastorno sienten un verdadero miedo a
hablar, no hablan a pesar de que pueden hacerlo y son selectivos en cuanto al
ámbito social en el que se encuentran confortables para comunicarse de forma
verbal.

El mutismo selectivo es un problema de inhibición del habla que suele aparecer


en la etapa preescolar, siendo más común en personas menores de cinco años,
aunque la edad media del diagnóstico se comprende entre los tres y ocho años
de edad. Se trata de un tipo de fobia social y las personas que la sufren suelen
haber manifestado alguna forma de ansiedad ante situaciones sociales, de forma
previa. Las personas en edad infantil que sufren mutismo selectivo son incapaces
de superar la sensación de miedo que le supone hablar cuando se espera de él
que se comunique oralmente en aquel lugar o con aquellas personas con las que
él no se siente cómodo.

Normalmente, se detecta esta patología cuando el niño comienza a relacionarse


socialmente con personas que no se encuentran dentro de su entorno más
cercano, donde se evidencia fácilmente tal problema.

Causas del Mutismo Selectivo

Sus causas se desconocen pero podría ser el resultado de la presencia de


diferentes factores, englobando factores afectivos, familiares y conductuales,
entre otros; en algunas ocasiones, el mutismo puede iniciarse progresivamente
como consecuencia de condiciones genéticas, comportamientos silenciosos por
parte de los padres, un temperamento inhibido, una timidez extrema,
dependencia, problemas de sueño, dificultad para separarse de sus padres, mal
humor, continuos berrinches y llanto, inflexibilidad, perfeccionismo o, también,
a partir de alguna situación estresante o experiencias traumáticas
(hospitalización, cambio de residencia, ciudad, etc.).

Los diferentes estudios que tratan e investigan el origen del mutismo selectivo,
revelan el carácter multicausal del trastorno, considerando que éste es producto
de la interacción entre un conjunto de variables evolutivas propias del niño
(vulnerabilidad, historia de aprendizaje, déficits en la emisión del lenguaje
oral…) y de variables ambientales relacionadas con el contexto familiar, escolar
y social del mismo (estilo educativo familiar y escolar, modelado de conductas
de relación interpersonales, sociabilidad o aislamiento familiar…).

Los antecedentes familiares por mutismo selectivo, timidez extrema o trastornos


de ansiedad incrementan las posibilidades de sufrir problemas similares.

El mutismo no es consecuencia de un trastorno comunicativo (como lo son el


trastorno generalizado del desarrollo o el tartamudeo) y no se manifiesta como
parte de otros trastornos mentales (como el autismo, la esquizofrenia u otros
trastornos psicóticos).

Consecuencias del Mutismo Selectivo

La incapacidad del menor para hablar genera una serie de consecuencias que
dificultan el desarrollo normalizado de su vida y su adaptación al entorno, pues
afecta a diversos ámbitos, destacando el personal (el mutismo selectivo puede
tener un serio impacto en la autoestima del menor), el social y el educativo.

El menor con este tipo de trastorno presentará un progreso evolutivo inferior y


se aleja de lo que podríamos denominar normalidad. De igual forma, éste
mostrará mayor dependencia hacia su entorno más cercano para satisfacer sus
necesidades primarias, revelando, por otro lado, un aislamiento social en el resto
de ámbitos, generándose como un obstáculo en sus relaciones sociales.

El menor que sufre este trastorno presenta una elevada predisposición genética
a la ansiedad, heredada ésta por los algunos miembros de su familia. Dicha
ansiedad les crea una enorme inseguridad y produce el bloqueo de la persona
debido al miedo o a la vergüenza de sufrir algún tipo de humillación en
situaciones sociales.

Signos del Mutismo Selectivo

- La menor habla en determinados lugares, únicamente en aquéllos en los


que se encuentra a gusto (hogar, colegio…), no comunicándose
verbalmente en los otros en que no se considera cómodo.
- Como mínimo, en un ámbito social, genera locuciones verbales.

- Presenta falta de expresión en el semblante, así como de reacciones.

- Mantiene, de forma permanente, una postura rígida y una paralización


corporal.

- Inhibición del comportamiento.

- Timidez excesiva.

- Retraso del habla.

- Aislamiento social.

- Negativismo.

- Elevado nivel de ansiedad.

- Rasgos compulsivos.

- Mutismo prolongado durante un tiempo superior a un mes.

- En ocasiones, los menores sufren náuseas o vómitos, diarreas, dolores de


cabeza y una variedad de otros síntomas físicos antes de partir hacia
determinados lugares o entornos sociales.

Igualmente, reseñamos una serie de particularidades que pueden mostrar los


menores con mutismo selectivo:

- Alta sensibilidad al ruido.

- Dificultad para separarse de sus padres, así como para dormir


independientemente.
- Dificultad para mantener contacto visual.

- Elevada capacidad de empatía.

- Problemas de conducta en el hogar, mostrando mal humor y berrinches,


inflexibilidad, controlador, prolongación en la realización de las tareas
escolares.

- Dotes creativas y artísticas.

- Gran capacidad de concentración.

- Preocupación o miedo excesivos no justificados.

- Sensación de angustia en lugares de aglomeraciones con personas


desconocidas.

Intervención y tratamiento

Los estudios indican que cuanto más pronto se trate a una persona del Mutismo
Selectivo, más rápida será la respuesta al tratamiento y mejor será el pronóstico
general. El tratamiento del mutismo selectivo involucra cambios de
comportamiento y es primordial la participación de la familia y la escuela del
niño en tal proceso.

La intervención con mutismo selectivo debe agrupar actuaciones en los


diferentes ámbitos sociales y relevantes del menor: el familiar, el social y el
escolar, con el fin último de conseguir que el menor pueda relacionarse de forma
verbal y natural con su entorno más cercano y, de manera progresiva, en otros
ámbitos o situaciones en los que no sienta una gran seguridad y confianza, sino
donde suela inhibir el habla.

El Child Study Center de la Universidad de New York (Centro para la


investigación, prevención y tratamiento de menores y adolescentes los trastornos
psiquiátricos y de aprendizaje), constató la utilidad de tratar el mutismo selectivo a
través de la aplicación de una serie de técnicas cognitivo-conductuales,
acompañadas de terapia del comportamiento (Psicoeducación).
https://nyulangone.org/locations/child-study-center
Información externa sobre el tratamiento conductual del mutismo selectivo:
https://www.researchgate.net/publication/264977908_Naturaleza_diagnostico_y
_tratamiento_conductual_del_mutismo_selectivo_Una_revision

El tratamiento para hacer frente a este trastorno ha de atender, al menos, a tres


cuestiones fundamentales:

- La elevada ansiedad que surge en el menor cuando se encuentra en ciertos


entornos sociales.
- La escasa práctica de que dispone el menor para hablar en situaciones que
se encuentren fuera de su cotidianidad y con personas ajenas a su ámbito
más cercano.
- Las facilidades que le ofrece su entorno más cercano para generar una
comunicación no verbal y entenderse bajo este medio.

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