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El miedo
Es una sensación natural que conviene ignorarla, sobre todo cuando
una persona hablará ante el público (miedo escénico), pero el orador
debe saber que no es malo tener miedo, más aún si sabemos que los
grandes oradores también sintieron miedo al dirigirse ante la multitud
y éste sirvió para dar excelentes discursos. Lo más importante no es
tener miedo sino saber sobrellevar y salir de este obstáculo para dar un
excelente discurso.
La timidez
Es un sentimiento interno, bastante profundo, que parece
inseparable de la oratoria. Más del 90% de los que hablan en público
experimentan esta sensación cada vez que tienen que hacerlo, con
rarísimas excepciones.
El temor
¿A qué? La timidez no es más que una expresión de temor instintivo
ante algo que nos parece superior a nuestras fuerzas. Suele tener un
efecto doble, en apariencia contradictorio, pero, en realidad,
complementario. El individuo que se intimida ante algo, tiende a
retroceder, a alejarse de aquello, pero si al fin debe o decide
emprenderlo, se lanza con un ímpetu que no habría tenido si no
hubiera sentido timidez. El fenómeno psicológico es idéntico al
procedimiento de un automóvil ante una cuesta pronunciada: en vez
de seguir adelante, avanzando poco a poco, retrocede bastante para
“tomar vuelo” y luego lanzarse con una fuerza mucho mayor para
lograr subir.
ANÁLISIS DE LA TIMIDEZ
Hemos dicho que es una expresión de temor instintivo. ¿Qué es lo
que infunde el temor al orador? Una encuesta entre personas
acostumbradas a hablar en público ofrece estas respuestas:
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Un 78%: “Lo que me infunde temor es el auditorio, ver a tanta gente
delante de mí”.
Un 10%: “Me impresionan las circunstancias: anuncios,
presentaciones, el estrado en lugar prominente, sobre todo el
micrófono y las cintas y cámaras, cuando las hay”.
Un 3%: “Me aterra tener que hablar. Si se tratara de danzar, cantar
o hacer acrobacias, me sentiría mucho mejor”.
MOTIVO DE LA TIMIDEZ
Es, pues, la compleja situación del orador:
Es centro de atención de un público.
Esta situación se ha preparado previamente y se realza en el
momento de la actuación, con un estrado prominente que lo pone
más en evidencia, un micrófono que amplifica su voz y, por
añadidura, grabaciones y cámaras que están proyectando su
imagen.
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egoísmo muy sutil. ¡El que no se arriesga no pasa el mar! Piense
más en su público y en su mensaje.
4. Haga juicios bien fundados sobre el valor de su persona: “soy capaz
de hablar de esto”, “tengo suficiente facilidad de palabra”, “estoy
preparado”, “creo que a la gente le agradará oírme”, “en otros
casos he tenido éxito”…
5. Haga juicios sobre su futuro público: no se trata de un jurado que
quiera sentenciarlo a muerte; sino de un grupo de personas que
quieren estar a gusto con usted. Y recuerde que no todos
aceptarán y aprovecharán por igual lo que diga. Ningún orador ha
tenido, ni tendrá jamás, esa suerte. No es este el éxito que debe
prometerse.
6. Convénzase del valor de su mensaje, porque nadie está dispuesto a
correr un riesgo si no es por algo que aprecia: “mi mensaje tiene
interés, tiene actualidad”, “la gente está deseosa de oír hablar del
tema”, “voy a despertar inquietudes sanas, afectos positivos, a
provocar cambios de actitud”, “¡vale la pena hablar de esto!”
7. Evite lo que con toda razón puede fomentar la timidez, como falta
de conocimiento del tema o del idioma, falta de preparación del
discurso, ignorancia de las circunstancias y sobre todo del
auditorio. Hable solo y practique su discurso haciéndose la idea que
frente a Ud. se encuentra una gran cantidad de público.
8. Prepárese usando todos los medios a su alcance que le den
seguridad y confianza: notas y esquemas, grabaciones, ensayos
previos.
9. Aproveche con decisión todas las ocasiones pequeñas y modestas
que puedan ir introduciéndolo gradualmente en el arte de hablar
en público y borrando la imagen imponente del auditorio-monstruo
que abruma a los oradores. Lea en público, dé noticias y avisos
presentes ante auditorios reducidos, bien dispuestos, poco
exigentes.
10. Antes del discurso vaya a conocer el lugar donde tiene que hablar,
con todas sus circunstancias, sobre todo las más relacionadas con
usted: cupo y acústica del salón, colocación de la tribuna,
micrófono. Infórmese si habrá grabación, etc. En una palabra,
elimine toda posible sorpresa.
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11. Pida la mayor información sobre sus oyentes: número, edades,
sexo, clase social y económica y, especialmente, cultura. Trate de
saber por qué van a asistir: ¿han sido invitados?, ¿obligados?, ¿van
por mero compromiso?, ¿tienen interés en el asunto?
12. Antes de empezar su exposición exija que se le deje solo, en
silencio, en un ambiente de serenidad, propicio para la
concentración. Tome aire, todo lo que más pueda. Retenga la
respiración, de 3 a 5 segundos y tensione, simultáneamente con
fuerza, el cuello, la nuca, la mandíbula, las manos (empúñelas), la
región del abdomen, las piernas, las pantorrillas y el cuerpo en
general.
13. Practique ejercicios de autosugestión personal antes de salir al
escenario. Expulsar el aire lentamente relajando todo el cuerpo y,
al mismo tiempo, autosugestionarse (autoestimulación a través de
la palabra o pensamientos, seguidos de imágenes) positivamente
con la finalidad de superar sus dificultades de temor; tome en
cuenta los siguientes ejemplos de autosugestión: “quiero estar
tranquilo, sereno, relajado”; “Estaré tranquilo, sereno, relajado”;
“estoy más tranquilo, más sereno, más relajado”; “estoy tranquilo,
sereno, relajado”.
14. Ya ante el público, tómese todo el tiempo necesario (siempre serán
sólo unos segundos) para ponerse a gusto, colocar sus auxiliares
donde los necesite, acomodarse la luz y el micrófono y, sobre todo,
superar el “complejo de avestruz”. No debe huir de la mirada de su
público. Al contrario, mírelos a todos de frente, a los ojos, desde los
primeros asientos hasta los últimos. Y no con una mirada que diga
“estoy temblando de miedo”, sino con una expresión que entable
el diálogo diciendo: “los saludo, feliz de estar entre ustedes”.
También ellos quieren sentirse aceptados. Después, ¡empiece a
hablar con toda confianza! ¡usted es el amo!
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DECISIÓN
Al encontrarse frente a un público diríjase en forma resuelta a ellos
sin ninguna clase de temor o miedo, considerando que ellos son
humanos, tan igual que usted, con las mismas capacidades y
limitaciones.
Una vez que inicie su exposición preocúpese de las palabras, las
teorías, las ideas basándose en concentración, considerando que en
ese instante lo que interesa es su mensaje.
Nuestro consejo es: Cuando se encuentre en el escenario se ponga en
acción frente al público y sonría, mire al público, eleve y module su voz,
respire profundamente con el diafragma. Para resumir hay que
expresar con el pensamiento claro y el corazón en la mano, es decir,
dando vida y calor humano a cada expresión que emane de su sentir.
El Expositor en sí mismo
Se refiere al aspecto físico del expositor, que es la primera impresión
que recibe el oyente, y debe ser agradable. Por lo tanto, quien va a
exponer deberá presentarse aseado, afeitado, peinado, de buen
semblante, denotando seguridad, optimismo, fuerza moral. Los
problemas deben ser «dejados de lado» para concentrarse y hacer una
buena exposición. Por lo demás, un expositor desaliñado, inseguro,
apagado, proyecta una imagen poco agradable al oyente.
El aseo incluye el evitar malos olores de las axilas, pies y boca Quien
por ejemplo, toma licor, aún cuando no se sienta embriagado, no debe
exponer: el aliento con olor a cerveza, ron, lo perciben con desagrado
los oyentes cercanos al expositor, quienes a su vez harán corrillo al
respecto.
Recomendaciones
Esforzarse por ser franco, pues es aceptable que uno se equivoque
pero no que mienta.
Nunca digamos algo de lo que no se crea ni se viva, ni adelantar
nada de lo que no se está seguro.
Cuando se ignora algo hay que aceptarlo; asimismo, cuando se
cometa algún error hay que reconocerlo.
Todo orador debe ser sincero, porque así exponga con torpeza
despertará la emoción de aquellos que lo escuchan, ya que la
sinceridad profunda es notoria.
Cuando el orador exponga algún criterio personal debe hacerlo y
aceptar los riesgos, aduciendo en voz alta lo que otros callan o sólo
se atreven a decir en voz baja.
Nunca hay que desalentarse cuando nuestras verdades son
incomprensibles, porque se debe tener en cuenta que todo orador
es un educador, y el secreto del educador es la paciencia.
Ubicación y desplazamiento
Frente al auditorio, el expositor debe buscar una ubicación
intermedia: ni pegado a la pizarra ni al alumno de la primera fila. Es
preferible ubicarse en el centro del espacio que hay entre las primeras
carpetas; y la pizarra. La postura debe ser natural, en equilibrio, no
recostándose en una u otra pierna., no rígida pero tampoco movediza,
agitada. Las manos libres, fuera de los bolsillos, evitando cogérselas
nerviosamente.
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TÉCNICAS PARA DESPLAZARSE
El público observa al orador desde el momento en que se pone de pie
o aparece en escena; siguiéndole con la mirada hasta concluir su
participación. Tenga en cuenta las siguientes recomendaciones:
1. DEL CUERPO. Caminar con el cuerpo erguido, con paso seguro y
acompasado con naturalidad y elegancia; sin rapidez ni lentitud.
Avance directamente al estrado. Al abandonarlo debe seguir los
mismos consejos.
2. DEL ROSTRO. Muestre una ligera sonrisa al caminar.
3. DE LA MIRADA. Observe al público, conforme avanza.
4. DE LAS MANOS. Balancearlos al compás de los pies.
La voz
Pero como ocurre con la espada igual ocurre con la voz hay que
saberla utilizar. El expositor no debe gritar, tampoco hablar en voz baja,
o de manera lenta, o rápida, todo lo cual conduce al fastidio o al tedio,
que es casi lo mismo ¿Cómo debe ser, entonces, la voz?
Cualidades de la voz
1) Volumen adecuado. Tanto los primeros como los últimos del aula
deben escuchar.
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3) Claridad. En la pronunciación y velocidad que permita decir
correctamente cada palabra.
Son muchas las personas que tienen los dos labios, cualquiera de los
dos o aún una parte de un labio, bajo tensión. Tal persona tropieza
con dificultad para hablar bien.
El ejercicio para desarrollar la flexibilidad de los labios consiste tan
solo pronunciar la palabra "sopa'" extendiendo los labios de una
manera algo exagerada al decir "so" y recogiéndolos al decir "pa". La
mandíbula inferior se encuentra bajo tensión al decir "so" Y
completamente relajada al pronunciar "pa".
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Es necesario para hablar con tonos vivos y atrayentes
Son varios los ejercicios. El primero consiste en practicar con las
palabras "cantando", ''trayendo'', "horrendo", "bando", graduando el
tono de la nariz e insistiendo en el sonido "nd"· Luego se practica con
las letras "m" y "n", usando la palabra "mínimo". Después se hacen
muchos ejercicios con los sonidos "sing-song", "hong-hong",
recalcando especialmente el sonido "ng".
EJERCICIOS DE VOCALIZACIÓN
Común error es la supresión o la alteración de letras y sílabas en las
palabras. Esto obedece a una mala vocalización o articulación de los
sonidos.
Solemos justificarnos de mil maneras: leí muy rápido, está oscuro el
texto o estoy nervioso, etc. ¡Falso! La única verdad es que sus músculos
faciales no están bien entrenados para articular correctamente los
sonidos. Faltó algo de concentración.
Sí. Porque hablar no solamente es emitir sonidos y mover la lengua.
Cuando habla o canta interviene todo su cuerpo. Su voz es el final de
un proceso en el que cuenta desde la manera de pararse o sentarse
hasta la posición de su cabeza, etc. En la correcta emisión sonora, con
sus cuerdas vocales vibra todo su cuerpo, se proyecta su personalidad.
Sin embargo, de manera especial actúa su mecanismo de fonación:
sistema respiratorio, diafragma, cuerdas vocales, garganta, lengua,
maxilares superior e inferior, dentadura y labios.
Todos estos órganos juegan su rol. Por eso se altera nuestra
pronunciación cuando nos lastimamos la lengua, un labio, nos falta un
diente o estamos afónicos. Su locución debe guardar pureza en cada
una de las expresiones.
Debemos corregir esos errores de cambiar el sonido de las letras o
saltarnos su pronunciación. Por ejemplo, solemos decir ‘peliar’ por
‘pelear’; ‘genral’ por ‘general’; ‘nunkintenteso’ por ‘nunca intenté eso’;
‘cama, damichocolate’ por ‘cama, dama y chocolate’; ‘pasé diaño’ por
‘pasé de año’; ‘dame majagua’ por ‘dame más agua’… Por eso
proponemos los siguientes ejercicios para vocalizar mejor:
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Abra la boca (todo lo que pueda), manténgala así unos diez
segundos y vuélvala a cerrar. Estos bostezos repítalos cinco veces en
la mañana y cinco en la noche, durante cinco días. Al principio puede
doler un poco a los lados de la cara. No se preocupe, sólo es la falta
de costumbre y de entrenamiento muscular.
Luego, dedíquese unos treinta días a las vocales, los diptongos y
triptongos. Esfuércese por una pronunciación clara, precisa y
sonora. Que cada letra suene limpia. Ejercite las veces que pueda.
Primero las vocales separadas: a – e – i – o – u.
Luego cada vocal en forma prolongada e intermitente (cortada):
“aaaaaaaaaaaa a-a-a-a-a-aaaaaaaaaaaa a-a-a-a-a-a-a-a”,
“eeeeeeeeeeee e-e-e-e-e e-ee-e-e eeeeeeee…”, etc.
Seguidamente convine las vocales, ligándolas: “a – i – o
aaaaaaaaaaaiiiiiiiiiiiaaaaaaaaaaa a – i - ae – u – e
eeeeeeeeeeeuuuuuuuuuuueeeeeeeeeee e – u – e.
Prosiga: aea aei aeo aeu, aia aie aio aiu, aoa aoe aoi aou, aua aue
aui auo, eae eai eao eau, eia eie eio eiu, eoa eoe eoi eou, eua eue
eui euo, iae iai iao iau, iea iei ieo ieu, ioa ioe ioi oou, iua iue iui iuo,
oae oai oao oau, oea oei oeo oeu, oia oie oio oiu, oua oue oui ouo,
uae uai uao uau, uea uei ueo ueu, uia uie uio uiu, uoa uoe uoi uou.
También hay que fortalecer la lengua. Para eso: saque la lengua (lo
más que pueda) y vuélvala a su posición normal. Repita esto en la
mañana y en la noche unas 5 veces.
IMPOSTACIÓN
Es aquella emisión con la que se consigue alcanzar la máxima
resonancia y pureza de los sonidos, con gran naturalidad y sin esfuerzo
alguno. Para que una voz sea impostada debe emitir con seguridad y
facilidad todas las notas graves (bajas), medias y agudas (altas) sin
tropiezos, con igual timbre en todos sus matices de intensidad y
movimiento. Se refiere a la coordinación que debe haber en la emisión
bucal, entre la respiración y las cavidades de resonancia.
Impostar la voz es colocar nuestro timbre de voz de acuerdo a los
requerimientos del auditorio; nos permite adoptar nuestro propio
timbre de voz y hablar sin fatiga durante un largo período. Es necesario
conocer nuestra propia decisión o amplitud de nuestra propia voz en
tres niveles: agudo, medio y grave. Para reconocer dichos niveles es
necesario recurrir a otra persona o, en su defecto, acudir al siguiente
método:
1.Realizar una respiración abdominal profunda.
3.De esas emisiones, escoger la que resulta más fácil de expresar y que
es la más vibrante.
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4.Toma ese sonido como nota media y lee un escrito, tratando que tu
voz gravite alrededor de esa nota.
La respiración
Tipos de respiración
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3. Respiración diafragmática intercostal. El área de las costillas
flotantes se expande, mientras que la parte superior del pecho
permanece quieta y elevada. Es el tipo de respiración que necesita el
expositor: hace recordar a una bolsa de papel que se llena de aire, y
al ser apretada lo expele.
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Rosa Arrunátegui, experta en Arte Dramático, señala los ejercicios:
1. De pie, completamente erguido, con los brazos extendidos,
sosteniendo una vela encendida, inspirar profundamente y soplar
lentamente la vela colocada enfrente… pero sin llegar a apagarla,
hasta quedar con poco aire en los pulmones. Continuar el ejercicio.
La mirada
La mirada es completamente importante en la exposición. El
expositor debe mirar a los en forma tranquila, natural, recorriendo
todo el auditorio. No debe mirar al suelo o al techo. Debe mirar el
rostro más que a sus ojos, procurando no posarse demasiado en alguno
de los oyentes en particular, lo cual resultará incómodo a quien se
siente observado reiteradamente y por otra parte el público pronto se
dará cuenta.
No debe mirarse fuerte ni concentrado puesto que la mirada de por
sí tiene gran fuerza magnética.
Además, un expositor que mira a los oyentes puede observar
fácilmente actitudes, disposiciones y evaluar el entendimiento e interés
por su exposición. Con la mirada se ven las muestras de entusiasmo o
indiferencia, satisfacción o insatisfacción, aprobación o desaprobación,
concentración o desconcentración, lo cual le permite controlar a los
oyentes “distractores” que nunca faltan en las aulas, para quienes
bastará una ligera señal para que vuelva a prestar atención.
El no mirar a los oyentes indica timidez y falta de confianza en uno
mismo.
TÉCNICAS DE LA MIRADA
Para lograr una comunicación eficiente es necesario observar al
público. Hágalo así:
1.Mirar al entrecejo con afecto, amabilidad y al mismo tiempo con
energía.
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2.Dirección de la mirada, por lo general siempre al público, procurando
mirar a todos, si el auditorio es pequeño.
3.Manera de mirar. La pupila de los ojos debe estar centrada en el
rostro, en todo momento (al recorrer la mirada debe hacerlo
lentamente y deteniéndose en varios puntos). Para mirar al público
tenga en cuenta el siguiente procedimiento:
a. Mirar al centro (posición, base) y adelante.
b. Trasladar la mirada a la misma altura, hacia la izquierda o derecha
y viceversa.
c. Estando la mirada en la izquierda o derecha, volver a la posición
base.
d. De la posición base mirar al medio y atrás, luego regresar por la
misma trayectoria.
e. Seguidamente observar en diagonal hacia la izquierda o derecha o
viceversa, retornando a la posición base.
f. Mirar en forma circular empezando por la derecha o izquierda o
viceversa.
Ademanes básicos
Para hacerlos se recomienda tener las manos a unos treinta
centímetros de distancia, con las palmas algo inclinadas y con los dedos
un poco separados.
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Idea de grandeza : se extienden las manos.
Ir a alguna parte : la mano derecha en el pecho y luego se extiende.
Ofrecer algo : inclinarse a los oyentes con las manos hacia arriba y
algo extendidas hacia abajo.
Dios : alzar las manos.
Enumerar : contar con los dedos.
Desaprobación : oscilar las manos con la palma hacia el público.
División : brazo y mano estirados tratando de dar imaginario
golpe de karate en forma vertical / separadas las
manos ante sí, teniéndolas paralelas.
Pequeño : los dedos juntos, señalando hacia arriba.
Unidad : manos juntas por un instante.
Promesa : brazo a la altura del hombro, con las manos estiradas
(puño cerrado).
Precaución : movimiento de mano como palmeando la espalda de
alguien.
Desafío : dedo a la altura de los ojos moviéndolos
repetidamente de adelante hacia atrás.
Pros y contras : ademanes de balanza con las palmas hacia abajo.
Anuncio importante : índice vertical a la altura de la nariz.
ADEMANES INCORRECTOS
Por regla general tome en cuenta las siguientes sugerencias:
1. No tener nada entre las manos, como pueden ser: un lapicero, una
regla, una hoja de papel; darle vueltas al anillo, reloj o coger el
botón u otro lugar de su traje.
2. No esconder las manos dentro de los bolsillos o tenerlas cruzadas
adelante o atrás.
3. No hacer ademanes por debajo de la cintura; debe elevarlos por
encima.
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4. No hacer movimientos inadecuados, como son: frotarse las manos,
hacer ademanes amplios ante un auditorio pequeño, cogerse la
nariz, la cabeza o algún lugar del rostro.
5. No “echarse” sobre la mesa, carpeta, pupitre, etc.
6. No trasladar el peso del cuerpo constantemente de uno a otro pie.
7. No permanecer quietos, como una estatua, sin moverse nada.
8. No mover demasiado los pies, y peor aún si se apoya las manos
sobre las caderas.
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27. Haga que su discurso posea un ritmo emocional siempre
ascendente, aunque con los momentáneos retrocesos de índole
estratégico del caso.
28. Procure que su discurso no decaiga ni permanezca estacionado un
tiempo demasiado largo.
29. Deje libremente que la voz y el gesto, sin forzarlos, pero también
sin frenarlos, lo vayan conduciendo gradualmente hacia el clímax
de su discurso.
30. Sobre todo, en los discursos de tipo vibrante, recurra (pero sin
llegar al abuso) a las oportunas olas emocionales, poniendo en
juego todos los recursos de su técnica.
31. No olvide que las probabilidades de triunfo de un orador están en
proporción directa a la calidad del discurso que pronuncia.
32. Compórtese con naturalidad ante su auditorio, dejándose llevar por
los impulsos de su temperamento natural; sea siempre usted
mismo.
33. Ante situaciones imprevistas conserve la serenidad. No de
demasiada importancia a ciertas pequeñeces y piense que el éxito
de su actuación está por encima de todo.
34. Pase lo que pase, antes de empezar el discurso o una vez ya
empezado, no pierda el control de sus nervios ni el hilo de su
actuación.
35. En materia de estilo, empiece por escoger el que más se adapte a
su personalidad.
36. Conozca, sin embargo, los demás estilos, a fin de matizar y
enriquecer el suyo. Estudie y analice la obra de los grandes
oradores.
37. Procure que sus discursos no posean una excesiva uniformidad de
estilo, a fin de evitar la monotonía. No se limite a un solo estilo.
38. Recuerde que no hay estilos malos ni buenos. Todos pueden ser
buenos si se saben amalgamar y emplear con elegancia.
39. Sin renunciar en ningún caso a su propio estilo embellézcalo con los
recursos de otros, dotando a su discurso de contraste y pinceles
que hagan de ellos auténticas obras de arte.
40. Escoja para cada caso, el género oratorio más apropiado, tome en
cuenta las circunstancias particulares del acto en que usted ha de
hablar.
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41. Considere la naturaleza del acto y su significado, tanto aparente
como íntimo.
42. Considere el nivel social y cultural del probable auditorio.
43. Considere todas las circunstancias de índole material (condiciones
de lugar, duración del discurso, etc.).
44. Dentro de los límites permisibles, en cada caso baraje hábilmente
los estilos y géneros a su alcance, a fin de dar más brillo al discurso.
45. Para ayudar a su formación como orador, dedíquese durante algún
tiempo a escuchar a otros oradores, estudiando sus virtudes y sus
defectos, aplicándose después a sí mismo los resultados de sus
observaciones.
46. Procure estudiar, mientras pronuncia su discurso, las relaciones del
auditorio, y saque las consecuencias lógicas del caso.
47. Pida la opinión, acerca del discurso pronunciado, a amigos y
extraños. Observe el grado de sinceridad de sus palabras y los
comentarios “entrelíneas”, deduciendo la impresión real que
tienen de su discurso.
48. Después de su discurso, estudie razonada y fríamente las posibles
causas del éxito o del fracaso.
49. Empéñese en corregir los puntos débiles de su actuación como
orador.
50. Aunque tenga mucho éxito, siga estudiando y perfeccionándose,
pues en el terreno de la oratoria siempre hay mucho que aprender.
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Las ayudas audiovisuales también facilitan la memorización de datos
y, al simplificar, la información compleja, permite al oyente registrarlos
en su cuaderno de apuntes. Ideas, principios, interpretaciones vertidas
por el expositor se entenderán mejor si son visualizadas.
Todas las ayudas audiovisuales que utilice el expositor tendrán que
estar relacionadas directamente con el tema y contribuir a la mejor
comprensión de éste.
La Pizarra
Es el auxiliar inmediato del expositor. Existe la pizarra tradicional de
cemento o de triplay, pintados de verde o negro, y la pizarra actual de
acrílico, que es de color blanco. Esta última tiene como ventaja la
nitidez y la variedad de colores en cuanto a plumones para su escritura.
En la tradicional, generalmente se escribe con tiza blanca.
Recomendaciones
Para un buen uso de la pizarra, cualquiera sea su naturaleza,
recomendamos:
Borre toda la pizarra antes de comenzar su exposición.
Escriba el título del tema con letra mayúscula y subráyelo.
Las letras deberán tener 5 centímetros como tamaño promedio para
ser visible hasta por los de la última fila.
Escriba de manera ordenada, sintetizando las ideas centrales de su
exposición en palabras, frases cortas, gráficos, diagramas o diseños
que crea conveniente, pero recuerde que la pizarra es una ayuda
visual para el auditorio y como el escribir mucho prolongará su
silencio, los oyentes pronto perderán el interés, murmurarán … y
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hay quienes aprovechan estas pausas para molestar a sus
compañeros.
Borre las frases o gráficos que ya utilizó. Dejarlos en la pizarra puede
distraer al oyente. Si borra tendrá espacio, además, para su próximo
uso. Si utiliza tiza, borre con movimientos verticales suaves,
presionando la mota al descender y levantándola ligeramente al
ascender para evitar la dispersión molesta del polvo.
Al finalizar su exposición borre totalmente la pizarra. Es de mal
gusto dejar que lo haga el expositor siguiente.
Recomendamos hacer prácticas frecuentes en la pizarra de su aula,
para observar el tamaño de las letras, el sentido horizontal de los
renglones y el uso correcto de la ortografía.
No hagas lo siguiente:
Escribir con letra ilegible, muy pequeña o muy grande.
Escribir en sentido ascendente o descendente.
“Llenar” la pizarra de frases, dibujos, fechas, cifras, de manera
desordenada.
No hable mientras escriba. No le “hable” a la pizarra: éste es el error
más frecuente en los estudiantes.
El Rotafolio
Es una hoja de papel del tamaño llamado “sábana”. Para usarlas se
superponen varias y se ajustan al porta-rotafolio (especie de caballete
de madera). Conforme el expositor los utiliza los va rotando: de allí su
denominación. Es de gran ayuda, especialmente en zonas rurales.
Recomendaciones
El tamaño de las letras deben ser de 6 centímetros en promedio con
interlíneas de dos centímetros en las letras mayúsculas. No haga
letras pequeñas, o demasiado grandes.
Generalmente el rotafolio se utiliza para escribir conceptos,
características, clasificaciones, estadísticas, gráficos; por tanto,
escriba la información en síntesis. No recargue de frases o datos al
rotafolio. Tampoco deben ser numerosos.
Revise la ortografía.
Colóquese a un costado del porta-rotafolio y desde este lugar utilice
un señalador, tipo antena o de madera, para resaltar el dato al
oyente.
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Antes de comenzar la exposición no muestre los contenidos porque
distraerán al auditorio. Se recomienda tenerlos cubiertos con una
hoja en blanco y descubrirlos conforme avanza la exposición.
A veces, por falta del porta-rotafolio, los alumnos los pegan sobre la
pizarra. No es recomendable y debe evitarse hasta donde sea
posible.
Las Transparencias
Son láminas de plástico transparente sobre las cuales se pueden
escribir usando lapiceros especiales. También es posible grabarlas
como copias fotostáticas. Su tamaño es A4 o tamaño carta.
El retroproyector o proyector de transparencias, como es su función,
proyecta de manera aumentada los contenidos de las transparencias
sobre el ecran o sobre la pared, causando fuerte impacto visual. Son
ideales para explicar esquemas, organigramas, iconografías.
Recomendaciones
Las letras deben dibujarse de 1 centímetro en promedio, teniendo
cuidado de hacerlas de un mismo tamaño y trazos firmes, puesto
que al ser ampliadas, las letras desiguales, malos trazos,
enmendaduras, resultan muy notorias. También debe cuidarse la
ortografía.
Al igual que el rotafolio, no debe abundarse en los contenidos.
Para resaltar la información puede usarse un señalador largo de
madera para la imagen en la pared, o un lapicero sobre la
transparencia.
Use el retroproyector en intervalos cortos para evitar el
recalentamiento de la máquina.
Finalmente, recuerde que las transparencias, así como el rotafolio y
la pizarra, son ayudas visuales destinadas a mejorar la comprensión
del oyente y, como tal, su uso en las exposiciones resulta
complementario y moderado, de manera que no se constituyan en
distractores.
EL DESARROLLO DE LA EXPOSICIÓN
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Es la fase final, que es cuando el alumno expone públicamente los
resultados de su investigación. Un ejercicio básico consiste en ensayar
la exposición, repitiéndola las veces que sea necesaria hasta dominar el
tema; de ser posible, hacerlo ante la presencia de familiares o amigos,
que nunca faltan. De este modo la práctica generará destreza y
confianza para el momento de la exposición en clase. La práctica debe
ser lo más real posible; inclusive el expositor debe imaginar posibles
preguntas y dificultades que puedan derivarse de su exposición. Este
ejercicio no es tomado en cuenta al considerar que basta memorizar el
tema para exponer bien. Es un error que debe ser superado.
El expositor u orador
Es el que pronuncia el discurso, el que realiza la exposición oral. El
expositor debe contar con ciertas características para lograr
comunicarse efectivamente con su auditorio. En primer lugar, éste
debe dominar el tema sobre el cual está exponiendo; esto permitirá
que muestre una actitud de seguridad sumamente importante para
conseguir la credibilidad. Así mismo, es conveniente que el expositor
esté interesado en la materia a exponer: de esta manera podrá lograr
contagiar su entusiasmo al público. Por otro lado, resulta de suma
importancia que el expositor otorgue al auditorio la posibilidad de
realizar preguntas o comentarios con respecto al tema expuesto; de
esta manera se logra una mejor comunicación del mensaje. La actitud
del expositor con respecto al auditorio debe ser siempre respetuosa
para promover su participación.
El tema
El tema de la exposición oral formal suele ser un tema académico; es
decir, algún aspecto relacionado con las ciencias, las humanidades, las
artes, etc. La elección del tema a exponer y su preparación dependerán
de varios factores: por un lado, deben tomarse en cuenta las
características del auditorio (número de personas, edad, sexo, nivel
cultural, expectativas, etc.); por otro lado, debemos ceñirnos al tiempo
que se nos ha asignado (de acuerdo con esto planearemos el grado de
detalle con el que trataremos el tema); finalmente, es importante
también considerar el contexto en que va a producirse la
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comunicación: puede tratarse de una serie de conferencias entre
especialistas o de una clase para estudiantes, etc.
Estructura de la exposición
La exposición sigue el patrón básico de una lección o clase de las
habituales en nuestros centros de estudio: INTRODUCCIÓN -
CONTENIDOS – CIERRE DE LA EXPOSICIÓN.
Introducción
Da inicio a la exposición: el estudiante frente al auditorio para
impartir conocimientos.
Recomendaciones previas
Adopte una mentalidad positiva. No asuma la exposición como una
carga o castigo, libérese de la idea de “exponer por cumplir”, sino
piense que va a realizar una agradable misión.
Resulta difícil pero, por el tiempo que dure la exposición, deje las
preocupaciones, tensiones y cuanto problema agobia a la juventud.
Sonría internamente y… salga al frente confiado, seguro de usted
mismo y de su preparación. Recuerde que su rostro, especialmente
su mirada, refleja su estado interior. El primer paso es, entonces,
mentalizarse positivamente.
Para superar el temor inicial (que es natural) haga dos o tres
inspiraciones profundas exhalando el aire lentamente, pero sin
llamar la atención.
Pasos de la Introducción
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TÍTULO : Debe indicar el tema y escribir el mismo en la pizarra
(antes o después de enunciarlo): “… vamos a estudiar
Las crónicas del siglo XVI…”
Contenidos
Es la exposición propiamente dicha, entendiendo que el expositor ha
asimilado el tema y está en capacidad para explicarlo; esto es requisito
básico: no se puede enseñar bien lo que no se aprendió bien.
Recomendaciones
La exposición no debe hacerse de un solo “tirón” sino que cada 20
minutos en promedio se hace una pausa de dos o tres minutos para
“oxigenar” al auditorio. Se asume que éste es el promedio en que
el oyente concentrado retiene el mayor porcentaje de lo
escuchado. Estos intermedios se hacen con el oyente en su lugar,
es decir, sin abandonar el aula.
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Dichas pausas deben ser utilizadas para comentarios ligeros,
ocurrencias, amenidades dirigidas; por tanto, no deben exagerarse.
Evítese burlas, chistes de mal gusto, sobrenombres. Recuerde que
se trata de una institución educativa.
Luego de la pausa regrese al tema, haciendo un resumen de lo
tratado en el segmento anterior, y continúe su exposición.
Inclusive, puede solicitar participaciones breves del oyente con
preguntas, comentarios, aportes.
El lenguaje debe ser claro, con palabras que el público entienda. En
este sentido, el expositor debe aumentar su vocabulario, con lo que
se puede evitar las redundancias. Si usa una palabra desconocida,
debe acompañarla con su significado y su sinónimo.
Ponga cuidado en su lenguaje, puesto que así como en los
ademanes hay “muletillas”, también las hay en el lenguaje. Hay
palabras y frases que sin percatarse el expositor las repite varias
veces: “este…”, “dice así”, “¿no es cierto?”, “¡no! Elimine las
“muletillas” escuchándose y utilizando palabras y frases diferentes.
En la explicación intercale ejemplos, comparaciones, experiencias,
anécdotas relacionadas con el tema. Enriquecen la exposición,
teniendo cuidado de contar con experiencias propias que son las
que cautivan al oyente. No deben contarse de modo frío sino con la
emoción y sentimiento del caso, pero sin exageraciones.
Pero una clase no es un remanso. Recuerde que habla ante
personas que no son más que una pequeña sociedad, y debe poner
en juego criterios antropológicos y psicológicos para entenderla, y
debe cultivar además buen humor y una gran capacidad de
respuesta e improvisación. Observe la lista de situaciones que
distraen al oyente y que a usted, como expositor, van a alterarlo si
no antepone mucha paciencia.
Alumnos que demoran en acomodarse en sus carpetas. Otros que
llegan tarde o tocan la puerta insistentemente.
Alumnos que aparentan tranquilidad pero que en sus cuadernos
hacen rayas, cuadrados, flores, patos… o están leyendo revistas,
diarios… y qué decir de los que se ponen al día en otros cursos:
éstos no escuchan la exposición.
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Alumnos que llevan catálogos, solicitan prestados lapiceros,
borrador… circulan notas… llaman en voz baja. Estos, a su vez,
distraen a otros.
Alumnos que conversan… ¿del tema? ¿o asuntos diferentes?, de
todos modos distraen.
Actualmente a las clases asisten alumnas-madres con sus niños
pequeños. ¿Debe impedirse el ingreso de niños a las aulas? La
respuesta, de por sí, es polémica.
Algunos alumnos dormitan ¿trabajan por la noche? Muchos
estudiantes trabajan.
¿Qué decir de los enamorados…? Soñando despiertos si son
correspondidos o están sufriendo.
Y los bromistas… fastidiando, poniendo sobrenombre, listos para
reír al menor motivo.
Cierre de la exposición
Debe ocupar el 15% restante del tiempo que dura la explicación.
El expositor presenta las conclusiones del tema.
Es necesario preguntar luego al público sobre los contenidos para
evaluar los logros y poder hacer retroalimentación si fuera posible.
El expositor finaliza agradeciendo la asistencia y la gentileza y
participación de los oyentes.
Pasada la exposición, el estudiante debe analizar su desempeño para
superar o reforzar aspectos tales.
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Tipos de exposiciones orales
Exposición Informativa
Su objetivo general es presentar información acerca de un tema de la
manera más adecuada posible. Según el tema que estemos
exponiendo, plantearemos también un objetivo específico. Así, por
ejemplo, el objetivo general de una exposición sobre las señales de
tránsito es informar, y el específico podría ser lograr que el auditorio
comprenda el funcionamiento del código de las señales de tránsito.
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En cuanto a la estructura, ésta debe perseguir lograr los objetivos
planteados. No existe una sola forma de realizar una exposición
informativa, pero el modelo que te presentamos a continuación es
bastante conveniente:
INTRODUCCIÓN
La introducción de la exposición informativa debe preocuparse por
tres puntos principales: Presentar el tema de una manera atractiva
de manera que se logre llamar la atención del auditorio, señalarle al
público por qué es importante que conozcan el tema sobre el cual se
va a exponer y realizar un sumario inicial, es decir, presentar los
subtemas de los que consta la exposición y el orden que se
presentarán al auditorio.
CONCLUSIÓN
La exposición informativa suele terminar con lo que se llama un
compendio final; es decir, una síntesis de lo expuesto en el
desarrollo. Además de este compendio final, el expositor puede
recomendar al auditorio la bibliografía sobre el tema tratado o
cualquier otro dato útil para que los interesados recaben mayor
información al respecto. Puede incluirse una recomendación para el
auditorio con respecto a la bibliografía.
Exposición Narrativa
Su objetivo general es presentar la evolución de determinados
sucesos de manera que quede clara la ubicación de éstos en el tiempo
y la relación entre ellos. De acuerdo con el tema que estemos
narrando, determinaremos el objetivo específico (por ejemplo, que el
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auditorio comprenda el desarrollo y evolución del proceso de
independencia del Perú).
Como para toda exposición oral, la estructura de la narración oral
debe contar con una introducción, un desarrollo y una conclusión. A
continuación presentamos una explicación de lo anterior:
INTRODUCCIÓN
La introducción de la exposición narrativa debe iniciarse
presentando el tema a narrar de una manera atractiva para el
auditorio. Luego se indicará al público por qué es importante que
conozcan el tema; y por último se elaborará el sumario inicial que, en
el caso de este tipo de exposiciones, presentará ordenadamente los
sucesos más importantes de los que se compone la narración.
CONCLUSIÓN
La exposición narrativa también concluye con un compendio final
de los sucesos narrados. Si el expositor lo cree necesario, podrá
recomendar la bibliografía adecuada para los interesados en el tema.
Exposición Descriptiva
Su objetivo general es exponer para describir un objeto cualquiera,
recalcando su estructura y funciones. Para este tipo de exposiciones, el
objetivo específico dependerá de la naturaleza de lo que estamos
describiendo; así, por ejemplo, si nuestro tema es la estructura de los
cursos del bachillerato, el objetivo específico podría plantearse de la
siguiente manera: lograr que el auditorio comprenda la relación
existente entre los diversos cursos del bachillerato, a través de una
descripción de cada uno de ellos. En cuanto a su estructura, ésta suele
ser como sigue:
INTRODUCCIÓN
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Debe iniciarse presentando el objeto a describir de manera general.
Al igual que para los tipos de exposiciones vistos anteriormente,
tenemos que resaltar la importancia del tema y presentar un sumario
inicial que sirva de guía para el oyente.
CONCLUSIÓN
En este tipo de exposición la conclusión suele consistir en una
síntesis o compendio final de lo expuesto durante el desarrollo.
Puede haber también recomendaciones sobre fuentes donde recabar
mayor información sobre el tema.
Exposición Argumentativa
Su objetivo general es convencer al auditorio sobre algún punto en
particular; es decir, persuadirlo de que nuestra tesis es válida. Esto se
logra a través de la presentación de argumentos sólidos y creíbles.
Nuestro objetivo específico, al igual que para los otros tipos de
exposición, dependerá del tema elegido: Podría ser, por ejemplo,
convencer al auditorio de que ningún país debería incluir la pena de
muerte como una forma de castigo a los criminales. El contenido de la
exposición argumentativa suele estructurarse de la siguiente forma:
INTRODUCCIÓN
La primera parte de la exposición servirá para hacer una
presentación (de manera llamativa) de la tesis que queremos probar.
Luego será necesario recalcar la importancia de debatir el tema, así
como presentar el sumario inicial.
DESARROLLO
En esta parte de la exposición lo que haremos será presentar los
argumentos que prueban nuestra tesis. Éstos deben estar
organizados de una manera lógica: Podemos hacer un
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encadenamiento de argumentos (del tipo, si a entonces b, si b
entonces c,…) o podemos organizarlos en orden de importancia;
también podemos organizarlos según subtemas (por ejemplo, todos
los argumentos políticos, todos los argumentos económicos, etc.). La
organización que escojamos dependerá del tema a tratar y de la
información de la que disponemos.
CONCLUSIÓN
La última parte de la exposición argumentativa servirá para recalcar
nuestra tesis. Asimismo, en la conclusión de la exposición
argumentativa se suele también apelar directamente al público para
que éste tome una posición definida con respecto al tema tratado.
EL DISCURSO
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9. Detallar las conclusiones claras y sintéticamente para concretar el
pensamiento central de la exposición. No hagamos de nuestro
discurso una exposición abstracta. Eso suele aburrir.
Entremezclemos en él una sucesión de ejemplos y de juicios
generales.
1. Introducción
Es aconsejable iniciar un discurso con algo que llame la atención
del público y los obligue a escucharnos. Un buen comienzo es difícil.
Y es de suma importancia, porque la mente de nuestros oyentes está
fresca entonces y es relativamente fácil de impresionar. Es
demasiado trascendental para dejarlo al azar. Es menester prepararlo
cuidadosamente de antemano.
La introducción debe ser breve; constará, a lo sumo, de una o dos
frases; a menudo se prescindirá de ella. Entremos en el corazón de
nuestro tema con el menor número posible de palabras. Nadie se
opondrá. “En el principio, Dios creó los cielos y la Tierra”. Esta frase
constituye el comienzo del libro más vendido del mundo. Ahora,
tome en sus manos cualquier periódico (Diario) nacional. Al leer la
primera frase de una noticia comprobará que ha captado su
atención, excitando su interés e impulsándole a continuar leyendo.
En esa frase se concentra la idea del tema que se va a tratar. Si
consulta con algún escritor o periodista, éste seguramente le
explicará que la preparación de la primera frase le suele llevar tanto
tiempo como la elaboración del resto del trabajo. Un buen comienzo
es vital para cualquier presentación, sea escrita u oral. A diferencia
de lo que sucede con el escritor, el orador tiene la oportunidad inicial
de pronunciar algunas palabras destinadas a calibrar la acústica del
local y a preparar al público para que escuche la alocución.
Los principiantes están propensos a iniciar con un cuento
humorístico o con una excusa. Ambos comienzos son malos. Muy
pocas personas –muy, muy pocas– pueden narrar una anécdota
humorística con éxito. Generalmente, el auditorio queda
desconcertado en vez de divertido. Los cuentos deben venir a pelo, y
no traídos de los cabellos. El humor debe ser los confites que
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adornan el pastel, no el pastel mismo. No pidamos disculpas jamás. El
afrentar al auditorio les aburre. Vayamos al grano, digamos lo que
tenemos que decir.
3. Conclusión
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El final de un discurso es realmente un elemento más estratégico.
Lo que se dice último tiene mayor probabilidad de quedar en la
memoria. Lo mejor para conseguir un buen discurso es terminarlo
bien. Nada resulta más ruinoso que acabar la intervención con un
débil hilo de voz o con un inseguro “muchas gracias”. Al preparar el
final hay que poner el mismo cuidado que se puso al principio.
¿Qué es entonces lo que hay que hacer para concluir bien un
discurso? El final tiene que constituir el compendio de lo que se ha
dicho y, en la mayoría de los casos, debe incluir los siguientes
elementos:
- Un resumen, concentrado en una o dos frases del contenido
principal del discurso.
- Alguna propuesta o resolución que se deduzca del cuerpo del
discurso.
- Un llamamiento de apoyo a lo que se ha expuesto o unas cálidas
palabras de agradecimiento.
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Grácil: Sutil, fino, delgado o Indómito: Dícese del animal no
menudo. domado o que no se puede
Grosso modo: De un modo domar. En forma figurada, difícil
grosero. Se emplea en sentido de de contener.
próximamente, en general, Inmaculado: Limpio, puro, que
sumariamente. no tiene mancha.
Hábeas corpus: Ley que Inmolar: Ofrecer o impostar en
garantiza el derecho de libertad sacrificio a una víctima.
individual, obligando a presentar Sacrificar, entregar.
al detenido ante el tribunal, para Innato: Dícese de aquello que
que éste exponga la validez de su nace al mismo tiempo que
detención. nosotros.
Hato: Porción de ganado mayor Inquirir: Preguntar, indagar,
o menor. Allí reposan pastores investigar, averiguar.
con el ganado. Junta de gente de Instar: Repetir una súplica o
mal vivir. pedido. Urgir, correr aprisa.
Hipoteca: Gravamen sobre una Intermitente: Aquello que se
propiedad específica, que se interrumpe y vuelve a empezar
otorga como garantía colateral alternativamente.
de un préstamo. Iracundo: Colérico, irritado.
Hirsuto: Erizado. Ironía: Burla o sarcasmo
Imperecedero: Aquello que no consistente en dar a conocer o
perece. En forma figurada, entender lo contrario de lo que
eterno o inmortal. se dice.
Impostor: Estafador, timador, Lacónico: Breve, conciso a la
engañador. manera de los habitantes de
Incompatible: Lo que impide que Laconia.
estén de acuerdo dos personas. Lapidar: Matar a pedradas,
Los que no son afines. Dícese de apedrear. Ultimar; dícese del
las enfermedades que no desprestigio que puede hundir a
pueden coexistir en el mismo una persona.
sujeto. Lucro: Utilidad, ganancia o
Incuria: Descuido, indolencia, beneficio. Relacionado a lo
negligencia. crematístico.
Indolente: Aquello que no duele, Lúgubre: Oscuro, fúnebre, que
indoloro. El perezoso, apático o inspira tristeza.
desidioso.
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Lujuria: Afición a los placeres de Mondo: Limpio de las cosas
la carne. Exceso en cualquier inútiles. Diáfano, limpio, puro.
cosa Morbidez: Calidad de mórbido o
Lumbre: Brillo, esplendor, delicado.
claridad. Muñón: Resto del miembro
Magro: Flaco, delgado, fino, cortado o defectuoso.
enjuto, esmirriado. Mutismo: Estado del que es
Maña: Habilidad, recurso, mudo. Silencio.
destreza, astucia. Costumbre, Opulencia: Abundancia de
hábito, vicio. bienes, riqueza muy grande.
Medrar: Aumentar en tamaño, Orgía: Festín en que se come y
crecer. Mejorar avanzar, bebe con exceso
progresar, enriquecerse. Ornamento: Adorno, orla o
Medroso: Miedoso, tímido. cualquier cosa que adorna.
Horroroso, terrible. Cualidades y prendas morales.
Menguado: Cobarde, débil, Orquestación: Arte de
tímido, cicatero, desanimado, instrumentar una obra musical.
tonto, ruin. Combinación de las diferentes
Menester: Falta de alguna cosa. partes de una orquesta entre sí
Ocupación, empleo. En plural, las Ostentar: Evidenciar, mostrar
necesidades corporales. En una cosa o hacer gala de ella.
lenguaje doméstico, los Pagaré: Aquella promesa
instrumentos, útiles, enseres. incondicional que hace por
Metamorfosis: Cambio de un escrito una persona a otra,
ser. Cambio de forma o de firmada por el librador, de pagar
estructura que sobrevienen a la vista o en una fecha futura
durante la vida de ciertos definida, una suma determinada
animales. Cambio extraordinario de dinero a la orden de una
en la fortuna, el estado o el definida persona específica o al
carácter de una persona. portador.
Mitigar: Suavizar, calmar, Palurdo: Grosero, tosco, inculto.
moderar. Parábola: Alegoría que encubre
Mito: Relato de tiempos una cosa importante. Curva que
fabulosos y heroicos, leyenda, describe el proyectil.
tradición. Alegoría, basada en un Parco: Moderado, sobrio,
hecho real, histórico o filosófico. templado.
Cosa fabulosa.
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Parnaso: La poesía y los poetas. Presentimiento: Cierto
Colección de poesías de diversos movimiento interior que hace
autores. presagiar lo que acontecerá.
Pasmo: Admiración o asombro Presteza: Prontitud, viveza,
grandes. Objeto que causa esa diligencia y brevedad en hacer o
admiración. decir alguna cosa.
Patente: Derechos legales sobre Presto: Pronto, diligente y ligero
los beneficios de un invento. en la ejecución de algo.
Pathos: Sentimiento. Presuntuoso: Lleno de vanidad y
Patrimonio: Conjunto de bienes, orgullo.
derechos y obligaciones de una Prodigar: Disipar, gastar con
persona física o jurídica, privada exceso alguna cosa.
o pública. Profanar: Tratar alguna cosa
Pécora: Persona astuta y sagrada si el debido respeto o
taimada, mal bicho. aplicarla a usos profanos.
Pedante: Persona que hace Deslucir, desdorar, deshonrar.
alarde vano de erudición. Prolífico: Con virtud de
Pendencia: Contienda, lid, engendrar. Fértil.
disputa, riña, pelea. Propender: Iniciarse alguna
Pertinacia: Obstinación, persona o cosa a lo que es propio
terquedad o tenacidad en de su naturaleza o genio.
sostener alguna cosa. Se suele Propensión: Acción de hacer o
decir de las cosas insensibles. propender.
Petulante: Muy vivo, impetuoso. Prosaico: Vulgar y llano.
Pitonisa: Sacerdotisa de Apolo, Prosapia: Ascendencia, linaje o
que daba oráculos en el templo generación de alguno.
de Delfos. Encantadora, Pueril: La acción o hecho propio
hechicera. de niños, e impropio de
Plañido: Lamento, queja y llanto. hombres.
Precepto: Mandato u orden que Pulcritud: Esmero en el adorno y
el superior impone o hace aseo de la persona.
observar al inferior. Instrucción o Punto de equilibrio: Es el punto
regla para el manejo o en el cual a cierto volumen de
conocimiento de algún arte o producción o ventas la empresa
facultad. no gana ni pierde.
Raído: Muy usado. Gastado.
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Rapaz: Muchacho de corta edad.
En que tiene inclinación o está
dado al robo.
Refulgir: Resplandecer con brillo
deslumbrante.
Rotundo: Contundente, tajante,
categórico, claro, definitivo.
Sociedad Anónima: Forma o
modalidad de fundar una
organización empresarial, que
tiene el capital dividido en
acciones y la responsabilidad de
los socios o accionistas está
limitada hasta el valor de las
acciones que posean. La Ley
General de Sociedades, en
nuestro medio, divide a las
sociedades anónimas en abiertas
y cerradas.
Tasa de cambio: Número de
unidades de una moneda
extranjera que puede comprarse
con una unidad de otra moneda
local.
Tipo de cambio: Tasa actual por
la cual una moneda puede
cambiarse por otra.
Ufano: Pedante, vano, engreído,
jactancioso, presumido,
arrogante, presuntuoso.
Umbrío: Sombreado, umbroso,
fresco.
Verosímil: Probable, creíble,
posible. Que tiene apariencia de
verdadero. Admisible.
Vertiginoso: Galopante, rápido,
veloz, presuroso, raudo.
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