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Melchor, el rey sabio de Europa, observa una extraña estrella en el cielo y decide seguirla, encontrándose con Gaspar de Asia y Baltasar de África en el desierto, quienes también siguen la estrella. Juntos continúan su camino guiados por la estrella hasta Belén, donde encuentran a Jesús recién nacido en un pesebre. Los tres reyes le ofrecen regalos de oro, incienso y mirra para honrarlo como rey, Dios y hombre.
Melchor, el rey sabio de Europa, observa una extraña estrella en el cielo y decide seguirla, encontrándose con Gaspar de Asia y Baltasar de África en el desierto, quienes también siguen la estrella. Juntos continúan su camino guiados por la estrella hasta Belén, donde encuentran a Jesús recién nacido en un pesebre. Los tres reyes le ofrecen regalos de oro, incienso y mirra para honrarlo como rey, Dios y hombre.
Melchor, el rey sabio de Europa, observa una extraña estrella en el cielo y decide seguirla, encontrándose con Gaspar de Asia y Baltasar de África en el desierto, quienes también siguen la estrella. Juntos continúan su camino guiados por la estrella hasta Belén, donde encuentran a Jesús recién nacido en un pesebre. Los tres reyes le ofrecen regalos de oro, incienso y mirra para honrarlo como rey, Dios y hombre.
En la lujosa habitación de un palacio, Melchor, el
rey sabio de Europa, se encuentra observando las estrellas, cuando nota algo extraño en el cielo. Melchor: ¿Qué es esa extraña estrella que parece resplandecer más que las otras? Nunca antes la había visto. Saca un papiro y lo observa con cuidado. Melchor: Los escritos de astrología no mencionan nada sobre ese astro. Se acerca a la ventana y se queda observándolo, dubitativo. Melchor: Esto debe ser una señal. Será mejor que me prepare para hacer un largo viaje. Se pone su capa y sale de escena. SEGUNDO ACTO Melchor vuelve a entrar en escena, que ahora muestra un paisaje desértico, con la misma estrella brillando en el cielo. Hay otros dos hombres vestidos con túnicas coloridas, uno de piel oscura y el otro con pelo claro y rasgos asiáticos. Melchor: Buenas noches, señores. ¿Qué hacen en una noche como esta a mitad del desierto? Gaspar: Buenas noches. Venimos siguiendo la estrella que ha aparecido en el cielo. Melchor: ¿Ustedes también se han dado cuenta? Baltasar: Así es. Yo soy Baltasar, vengo de África. Gaspar: Y yo soy Gaspar, vengo de Asia. Melchor: Yo soy Melchor y he venido de Europa. ¿Por qué están siguiendo esta estrella? Gaspar: Porque una profecía ha sido escrita en el firmamento. Esta noche ha nacido un niño que se convertirá en el rey de reyes. Baltasar: Este niño es nada menos que la reencarnación de Dios y algún día, va a entregarse para salvar a la humanidad de sus pecados, demostrando el amor incondicional que él nos tiene. Melchor: ¡Qué grande es Dios! Sabía que algo importante estaba pasando. Yo también he venido siguiendo a esta estrella desde mi palacio. Baltasar: Entonces ven con nosotros, la estrella de Belén nos guiará hasta él para adorarlo. Gaspar: Le llevamos regalos para celebrar su nacimiento. Los tres se ponen en camino y salen de escena. TERCER ACTO Los tres reyes magos llegan hasta un humilde pesebre, en donde una pareja vestida de forma sencilla se encuentra velando a un pequeño bebé, que yace en un cajoncito con heno y sábanas. Melchor (asombrado): Era verdad lo que nos indicaba la estrella, ha nacido el rey de reyes. Los tres se acercan y se arrodillan delante del niño. Baltasar: Los saludamos, somos los tres reyes de Oriente y hemos venido a alabar a Dios hecho hombre. Gaspar: Trajimos algunos obsequios para honrarlo. Melchor deposita un cofre lleno de monedas de oro en el suelo. Melchor: Yo he traído oro, para reconocer su condición de rey. Gaspar abre otro cofrecito, con varitas de incienso. Gaspar: Yo le he traído incienso, para reconocerlo como Dios. Baltasar abre un pequeño contenedor con aceite. Baltasar: Y yo le traigo mirra, porque se ha convertido en hombre, igual que todos nosotros. María y José sonríen. José: Les agradecemos infinitamente por estos presentes, su corazón es muy noble. María: Que Dios les bendiga y les permita llevar felicidad a otros niños eternamente. FIN