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China ante la invasión rusa de

Ucrania
Como no podía ser de otra forma, la onda expansiva de la invasión de Ucrania
por parte de Rusia también llegó a China. De una parte, obligándola a
posicionarse en una incómoda tesitura que involucra a dos países, uno agresor y
otro agredido, con los que mantiene importantes relaciones diplomáticas; de otra,
explicándose para hacer entender que su principio de no injerencia no representa
un doble lenguaje que puede deteriorar aún más las relaciones con Estados
Unidos y los países occidentales que la urgen a tomar partido.

La crisis de Ucrania «no es algo que queramos ver», dijo Xi Jinping a Joe Biden
en una cumbre virtual celebrada en marzo de 2022. Y China tiene sobradas
razones para justificar esa percepción. Culturalmente hostil a los enfrentamientos
militares directos, aun reconociendo su proximidad estratégica al Kremlin y su
rechazo de esa arrogancia estadounidense que la conmina a la genuflexión
permanente, su agenda apunta en otra dirección. Para China, cuando las
principales economías debieran estar centradas en la recuperación pospandémica,
en la recomposición de las cadenas industrial y de suministro mundiales, esta
guerra no puede ser más inoportuna y dañará las condiciones de vida de muchas
personas en todo el mundo.

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