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ENCUENTROS VECINALES DE EVANGELIZACION 14

TEMA 14 .- DIOS ES BUENO CON TODOS


Que Dios es bueno ya lo sabemos. Pero a veces tenemos la tentación de pensar que su
bondad es al estilo de la nuestra. Dios no es como nosotros.
1.- Saludo y acogida fraterna: Recordemos que es importante que todo el que llega a la
“casa misión”, se sienta bien acogido.
2.- Oración: Pedimos en silencio la presencia del Espíritu Santo.
“Señor, tú no eres como nosotros, no actúas al estilo como lo hacemos nosotros. Tus
criterios, tus principios, no son los nuestros. Como vamos a ver en el tema de hoy, tú eres
bueno con todos, no importa si te correspondemos o no. Gracias por ser así”.
3.- Compartimos: ¿Alguien tiene algo que compartir de lo vivido en estos días desde el
último encuentro?.
4.- Proclamamos el evangelio: Mateo 20,1-15
Aprendan algo del Reino de los Cielos. Un propietario salió de madrugada a contratar
trabajadores para su viña. Se puso de acuerdo con ellos para pagarles una moneda de
plata al día, y los envió a su viña.
Salió de nuevo hacia las nueve de la mañana, y al ver en la plaza a otros que estaban
desocupados, les dijo: «Vayan ustedes también a mi viña y les pagaré lo que sea justo.»
Y fueron a trabajar.
Salió otra vez al mediodía, y luego a las tres de la tarde, e hizo lo mismo. Ya era la última
hora del día, la undécima, cuando salió otra vez y vio a otros que estaban allí parados.
Les preguntó: «¿Por qué se han quedado todo el día sin hacer nada?» Contestaron ellos:
«Porque nadie nos ha contratado.» Y les dijo: «Vayan también ustedes a trabajar en mi
viña.»
Al anochecer, dijo el dueño de la viña a su mayordomo: «Llama a los trabajadores y
págales su jornal, empezando por los últimos y terminando por los primeros.» Vinieron los
que habían ido a trabajar a última hora, y cada uno recibió un denario (una moneda de
plata). Cuando llegó el turno a los primeros, pensaron que iban a recibir más, pero
también recibieron cada uno un denario. Por eso, mientras se les pagaba, protestaban
contra el propietario.
Decían: «Estos últimos apenas trabajaron una hora, y los consideras igual que a nosotros,
que hemos aguantado el día entero y soportado lo más pesado del calor.» El dueño
contestó a uno de ellos: «Amigo, yo no he sido injusto contigo. ¿No acordamos en un
denario al día? Toma lo que te corresponde y márchate. Yo quiero dar al último lo mismo
que a ti. ¿No tengo derecho a llevar mis cosas de la manera que quiero? ¿O será porque
soy generoso y tú envidioso?»
5.- Puntos para la reflexión y el diálogo: (estos puntos que se proponen para la
reflexión)
- ¿En qué se diferencia el proceder del dueño de la viña a nuestra manera de
actuar con respecto a los demás?
- ¿Por qué saldría el dueño de la viña hasta cinco veces, la última cuando ya no
quedaba tiempo para trabajar, para contratar trabajadores?
- De Dios qué nos dice Jesús cuando en su parábola señala que a los que más
tiempo trabajaron el dueño de la vida les pagó lo mismo que a los que apenas
trabajaron nada?.
- ¿Nos parecemos nosotros a los trabajadores primeros que protestaron por su
paga? ¿Me he quejado alguna vez de la paga de Dios para conmigo?
- ¿Qué nos dice de Dios esta parábola?
- ¿Persiste en mi la idea de que Dios nos paga según nuestro méritos?
- ¿Cómo podemos aplicar a nuestra vida la enseñanza de esta parábola?
NOTA: Recuerden que estas preguntas son tan solo una guía que pretende facilitar la
reflexión personal de cada quien antes de ir al encuentro.

IDEAS A DESTACAR:
Dios rompe nuestros esquemas. Dada nuestra mentalidad de pagar y corresponder de
acuerdo a lo trabajado y recibido, nos cuesta entender que Dios sea tan bueno como lo
pinta Jesús en esta parábola. Y aún si lo aceptamos así, descartamos, por imposible, que
nosotros podamos parecernos a Él en las relaciones con los demás. Sentimos que está
bien para Dios, pero que a nosotros no se nos puede pedir tanto.
El dueño de la viña acuerda con los primeros jornaleros un salario justo por su trabajo. Un
denario permitía a un trabajador cubrir las necesidades de su familia suficientemente por
un día. Por tanto, estamos ante un proceder justo.
Hay que señalar que no eran los dueños los que salían a contratar empleados para el
trabajo de la viña. Eso lo hacían sus capataces. El hecho de que fuera el propio dueño el
que saliera a la plaza y por cinco veces, nos muestra su interés y empeño porque los
jornaleros, contratados o no, padres de familia seguramente todos, pudieran llevar a sus
casas el pan para sus hijos. El dueño de la viña no quiere ver a nadie sin trabajo porque
no quiere ver ninguna familia sin sustento.
Hoy nuestra sociedad funciona en base a rendimientos y beneficios. Y de esa mentalidad
participamos también nosotros. No tiene sentido pagar a los últimos lo mismo que a los
primeros. Al hombre de hoy no le tiembla la mano cuando para obtener mayores
beneficios deja sin trabajo a un número determinado de obreros, por ejemplo.
El criterio de Dios no es pagar por el trabajo, sino dar lo necesario para vivir con dignidad.
Menos mal que así es Dios con nosotros. Si los dones y bienes que de Él recibimos
dependieran de nuestros méritos, estaríamos en la precariedad e indigencia más
absoluta. Para Dios no es lo mismo equidad que igualdad. La igualdad puede ser una
forma de injusticia, en tanto la equidad es dar a cada quien según su necesidad. No todos
necesitamos lo mismo.
Nos cuesta creer y aceptar que Dios sea así, y que lo sea con nosotros. Él siempre va
mucho más lejos, es mucho más generoso que nosotros, a menudo tan raquíticos.

MOMENTO DE ORACION:
Hoy, en un nuestro tiempo de oración personal nos identificamos con los trabajadores que
han sido contratados a última hora y le damos gracias por ser tan generoso con nosotros.
Nos identificamos también con los primeros jornaleros contratados y pedimos perdón por
nuestras quejas contra Dios.
- PADRE NUESTRO Y PAZ
- CASA MISION: La casa-misión para el próximo encuentro será…..

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