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“1984

“1984 –– George
George Orwell”
Orwell”

La vida siempre ha sido difícil, pero en palabras de la abuela, antes de que se instaurara este
sistema, era un poco más llevadera.
Aunque está prohibido cualquier tipo de pensamiento que vaya en contra del sistema y tenemos
que cumplir con diferentes programas que nos enseñ an a amar y respetar al sistema, o mejor
dicho, lavado del cerebro. Grace, mejor conocida como mi abuela Gracie, quien vivió antes de
que se instaurara el sistema, o como me gusta llamarlo, “el antiguo mundo, me había enseñ ado a
vivir a través de sus historias, a conocer y saborear esa vida que aun con todas sus
complicaciones, si hubiese tenido la oportunidad de elegir, la habría elegido esas que susurraba
en medio de la noche, cuando solo quedaba el murmullo de las telepantallas.
Solía comenzar cada noche sus relatos con la oración: “recuerda nunca contarle a nadie sobre
las aventuras secretas que compartes con la abuela, promételo”; y lo cumplí por mucho tiempo,
hasta que lo conocí.
Mientras organizaba mi habitación con la ventana abierta, escuché voces de personas hablando
y el constante choque de objetos, por unos segundos me asusté, pero luego lo entendí, los
nuevos vecinos.
Hace algunos días vinieron a casa 2 miembros del partido a notificar que una nueva familia se
mudaría al lado de nuestra casa, lo cual me pareció sorprendente y a la vez extrañ o; esa casa
solía estar habitada por los Frederick hace algunos añ os, quienes un día desaparecieron sin mas
y por obvias razones, nadie se hizo preguntas del porqué; yo sí, esta cabeza mía nunca se ha
mantenido quieta; antes, de muy pequeñ a, era dificultoso ocultar mi curiosidad y controlar mis
ansias de hablar, a pesar de todo lo que la abuela me enseñ aba, hasta que me convertí en esta
experta en ser un producto vacío frente a los ojos de los demás, incluso los de mis padres, pero
nunca bajo la mirada de la abuela Gracie, solo ella me conocía. Hasta que un día al volver del
curso de educación juvenil que imparte el partido, ella simplemente ya no estaba y yo ya no
tuve con quien ser libre ni a quien preguntar para saciar mis ansias de saber y mucho menos
para relatarme historias sobre el antiguo mundo para así imaginarme vagamente la vida que
quisiera tener y no esta que se me impuso desde incluso antes de nacer, ese había sido el peor
momento de mi existencia, tomó todo de mi no salirme del papel que he reproducido durante
añ os al escuchar a mi padre decir “Grace murió”, como si contara que había para cenar. Nunca
tuve ganas de llorar, nunca experimenté el dolor, hasta ese momento, pero no lloré ni expresé lo
que sentía, solo que ahí comprendí y puse en marcha todo lo que la abuela había enseñ ado sobre
controlar las emociones sin importar cuan fuerte sean, asi que para honrarla, de mis ojos nunca
salió ni una sola gota, espero que este orgullosa, lo hizo bien.

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