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Este monumento funerario de mármol fue encargado en 1729 por Carlota Godoy y Borbón para su madre, la XV Condesa de Chinchón María Teresa de Vallabriga, tras su fallecimiento en 1828. Fue realizado por el escultor español Valeriano Salvatierra y se encuentra en la capilla lateral izquierda. Representa el busto de la Condesa sobre un sepulcro, con un joven arrodillado que sujeta una antorcha apagada. El epitafio no menciona a su esposo Manuel de God
Este monumento funerario de mármol fue encargado en 1729 por Carlota Godoy y Borbón para su madre, la XV Condesa de Chinchón María Teresa de Vallabriga, tras su fallecimiento en 1828. Fue realizado por el escultor español Valeriano Salvatierra y se encuentra en la capilla lateral izquierda. Representa el busto de la Condesa sobre un sepulcro, con un joven arrodillado que sujeta una antorcha apagada. El epitafio no menciona a su esposo Manuel de God
Este monumento funerario de mármol fue encargado en 1729 por Carlota Godoy y Borbón para su madre, la XV Condesa de Chinchón María Teresa de Vallabriga, tras su fallecimiento en 1828. Fue realizado por el escultor español Valeriano Salvatierra y se encuentra en la capilla lateral izquierda. Representa el busto de la Condesa sobre un sepulcro, con un joven arrodillado que sujeta una antorcha apagada. El epitafio no menciona a su esposo Manuel de God
Sepulcro de María Teresa de Vallabriga, Condesa de Chinchón
por Valeriano Salvatierra
Tras el fallecimiento de la XV Condesa de Chinchón, María Teresa Josefa de Borbón y
Vallabriga, en 1828 en París, su única hija Carlota Godoy y Borbón manda construir este monumento funerario al escultor Valeriano Salvatierra en 1729. Se encuentra situado en el lateral izquierdo de la capilla junto al Evangelio. Se compone del sepulcro en sí, de mármol rojo, sobre el que se alza una columna de mármol blanco sin policromar que sostiene el busto de perfil de la Condesa, mientras que un joven de rodillas rodea con su brazo izquierdo la columna, sujetando una corona y porta en su mano derecha una antorcha caída que simboliza el fin de la vida. El conjunto escultórico es un alto relieve con carácter piramidal enfatizado por el fondo con forma de pirámide truncada de mármol gris. El sepulcro está enmarcado entre un pequeño templete con dos columnas jónicas, clara inspiración del gusto clásico propio del estilo neoclasicista español del momento. La obra posee un modelado suave con un acabado pulido y homogéneo. En el rostro de María Teresa podemos observar que el interés de la belleza es puramente formal, con un aspecto más realista y cómo prevalece la sencillez, la elegancia y la serenidad en su expresión, lo que se traduce en un estilo distante y frío. Este busto de la Condesa contrasta con la expresión idealizada y desconsolada del joven desnudo arrodillado (daimon). Debido a las diferencias en escala de las dos figuras representadas se hace notar una falta de armonía. El epitafio grabado en letras doradas sobre el mármol negro es un reflejo de la insoportable situación matrimonial que vivió junto a su marido Manuel de Godoy:
D.O.M.S
A María Teresa de Borbón, Condesa de Chinchón
Hija de Luis, Infante de las Españas.
A los 48 años
Murió en París, a ochos días de las calendas de diciembre del año
1828.
Carolina Luisa, esposa del Príncipe Camilo Rúspoli
Llena de tristeza lo puso para su piadosísima madre.
¡Te saludo alma santa!
Como podemos apreciar, no contiene ninguna palabra referida a su esposo, el hombre más poderoso de España, ni a ninguno de sus títulos. En su lápida sólo figuran los títulos que por derecho propio le pertenecieron, obviando su pasado matrimonial. Esta obra es del escultor español Valeriano Salvatierra, nació el día 14 de abril del año 1789. Se inició en el taller de su padre Mariano Salvatierra (escultor de la catedral de Toledo) y bajo la influencia paterna sintió una especial predilección por todo lo que envolvía el ambiente religioso. Salvatierra viajó a Roma durante su juventud con sólo dieciséis años y durante su estancia fue discípulo de artistas como Bertel Thorvaldsen o Antonio Canova. En 1817, ingresa como académico de mérito en la Academia de Bellas Artes de San Fernando y el 28 de mayo de 1819, gracias a la recomendación expresa del Infante don Carlos es nombrado escultor de cámara honorario por Fernando VII. Así el artista se fue abriendo las puertas de las más altas esferas sociales y centró su actividad en encargos oficiales y en la restauración. Entre sus obras destacan: el propio sepulcro de la Condesa de Chinchón, el retrato del pintor José Aparicio, las doce estatuas alegóricas para el primer cuerpo de la fachada del Museo del Prado, o el sepulcro del cardenal Don Luis de Borbón y Villabriga en la catedral de Toledo. Salvatierra murió en Madrid el día 24 de mayo de 1836, a la temprana edad de cuarenta y siete años, viéndose de este modo así finalizada una trayectoria artística que podría haber llegado a darnos grandes obras.
Audioguía
Aquí descansan los restos de María Teresa Josefa de Borbón y Vallabriga, Condesa de
Chinchón. Nos encontramos ante este imponente monumento funerario realizado por el escultor español Valeriano Salvatierra. Fue un encargo de Carlota Godoy y Borbón, tras la muerte de su madre María Teresa en 1728. El conjunto escultórico de fuerte estilo neoclásico está situado en el lateral izquierdo de la capilla y está realizado en su totalidad en mármol de diferentes tonalidades. Presenta una composición piramidal y se encuentra enmarcado entre dos columnas jónicas propias de la tradición grecorromana. Encima del sepulcro en mármol rojo podemos observar una columna que representa el busto de perfil de la Condesa de Chinchón. Debajo encontramos un joven con expresión desconsolada que rodea con su brazo izquierdo la columna y con su mano derecha sostiene una antorcha caída que simboliza el fin de la vida. La idealización del joven desnudo contrasta con el busto realista de María Teresa y se puede notar una falta de armonía respecto a las dos figuras representadas debido a las diferencias de escala. Respecto al resto de la composición sigue los rasgos característicos del neoclasicismo español. La inscripción en letras doradas sobre mármol negro no hace referencia alguna su esposo Manuel Godoy ni a ningún título otorgado durante su mandato, prueba del martirio que vivió nuestra protagonista María Teresa, quién tuvo que soportar que la amante de su marido Pepita Tudó conviviese en su misma casa y acudiese a actos públicos y privados junto a Godoy. Esta tensa situación hizo que la Condesa, retraída y tímida, se fuera encerrando en sí misma, acumulando un odio a su marido cada vez más intenso.