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ERUD!OÓN

L a cduoida sociedad occidental hace cicmpo que ha confun­


dido la erudición con el arte. La erudición es una tarea jui­
ciosaj y el propósito de la erudiciqn, al menos de la manera que
se aplica al arte del aclor, es tranSÍOrmar un rruembro del públi­
co en un ser superior. «Est3 muy bien -dirá el erudito del tea:"
ero,- reír, llorar, sorprenderse, eso está bien para la mayoría,
pero yo haré algo superior, participaré sólo como una especie
de árbicro culruraL»
Eso está bien para un erudito, pero pa.rn un miembro uaba­
jador del teatro llegar a es:a conclusión es no tener co cuenta l..a
vida. Ésa es la rnoncb• de la erudición en el teacro: la preocu­
pación por el efecto. Ése es el juicio equivocado del Método: la
idea de que podemos dctcrmin11r el efecto que queremos obtener
del público, y entonces estudiar y suministl"ar ese efecto.
La preocupación por el efecto es la preocupación por el yo,
y no sólo es aburrido, sino que es una pérdida de tiempo. ¿Po­
déis imaginaros a. los acrorcs que trabajan en la calle esrudian­
do el efecto que desean obtener del público con s u 3cruación?
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t VEROA.O&RO Y 'FALSO

.EMOCIONES

E l intento de manipub:r los scncim.ientos de los ottos es


cbanaje. Es dcsagndable y crea odio e hipocresía. Si pre·
gunta.mos a un trabajador honesto o a u.o artesano .cQué quje.
re que sienta su clien!e cuando reciba su trabajo», seguramen­
te se quedan mudo. El no trnb:tja para crear una emoción en el
destinatario sino en el objeto: una silla, una mesa, una protec­
ción para ao hacerse daño, una comida.
Pan1 el artesano del teacro, trabajar para manipular las emo­
ciones de los otros es un error abusivo e inútil. En el tcatto, y
fuera, nos molcsl1Ul aquellos que sonríen demasiado efusiva·
mente, que 2ctúan demasiado amable$, o demasiado tristes, o
demasiado felices, que, de hecho, narran su supueStO estado
emocional. ¿Por qué nos molesta eso? Porque sentimos, co­
rrec..-ra.rnentc, que sólo lo hacen para llevarse o arrebatamos al­
go que estaríamos poco dispuestos a dar a cambio de una repre·
sentación sin alterar.
Los negocios tendrían que ser llevados a término en un
ambiente sin emociones. Aquel que se presenta. a una reunión
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j VERDADERO Y FALSO

CIÓN EXTRAORDINARIA. Prefiero considerarme así que conside­


rarme una per$ona con «talento»; y, si me dejáis decirlo, me
parece que vosotros también.

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