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1. Biomembranas
1.1. Estructura de las biomembranas
1.2. Estructura y propiedades de las bicapas lipídicas
1.3. Las proteínas de membrana
2. Membrana plasmática
2.1. Permeabilidad selectiva
2.2. Uniones celulares
3. Matriz extracelular
4. Citoplasma
4.1. El citosol
4.2. Las inclusiones citoplasmáticas
4.3. Los ribosomas
4.4. Los proteosomas
5. Citoesqueleto
5.1. Propiedades de los componentes del citoesqueleto
5.2. Centrosoma
5.3. Estructuras celulares formadas por los filamentos de actina
5.4. Estructuras celulares formadas por los microtúbulos
1. BIOMEMBRANAS
Las biomembranas son láminas fluidas que separan el interior de la célula de su entorno y
definen los diferentes orgánulos del interior de las células eucariotas: retículo
endoplasmático, aparato de Golgi, mitocondrias, cloroplastos, lisosomas, etc. Se comportan
como barreras selectivamente permeables que permiten mantener unas condiciones físico-
químicas características en el interior de los compartimentos que limitan.
Las bicapas lipídicas de las biomembranas están constituidas por los siguientes tipos de
lípidos: fosfolípidos, que son el componente mayoritario, glucolípidos y colesterol. Las clases
y la proporción de cada uno de ellos varían de unas biomembranas a otras.
Todos estos componentes son moléculas anfipáticas, es decir, tienen un extremo hidrófilo (o
polar) y un extremo hidrófobo (no polar) y confieren a las membranas celulares las siguientes
propiedades:
Las proteínas son las que realizan las funciones específicas de las diferentes membranas de la
célula: unas actúan como receptoras, otras se encargan del transporte selectivo de solutos, de
las reacciones enzimáticas, del transporte de electrones, de la fosforilación oxidativa, etc. Por
lo tanto, son las proteínas las que confieren a cada biomembrana sus propiedades funcionales
características. Según el tipo de asociación que mantengan con los lípidos de la bicapa las
proteínas de membrana se clasifican en proteínas integrales y proteínas periféricas.
En su cara externa presenta una cubierta fibrosa, que no aparece en las otras biomembranas,
denominado glucocálix y formado por oligosacáridos unidos a glucolípidos y glucoproteínas
de la membrana plasmática. El glucocálix protege la superficie celular de daños físicos y
químicos, actúa como filtro de sustancias que llegan a la célula y participa en los procesos de
comunicación, reconocimiento y adhesión celular.
Además de señalar los límites celulares, la membrana plasmática controla la entrada y salida
de materiales (permeabilidad selectiva), participa en la constitución de uniones celulares,
que permiten la formación de tejidos y órganos, y es un elemento fundamental en la
comunicación celular, recibiendo señales externas y transmitiendo la información al interior
de la célula.
Los sistemas de transporte utilizados son diferentes según se trate de moléculas pequeñas o
de macromoléculas y partículas.
El transporte a través de la membrana de moléculas pequeñas puede ser de dos tipos: pasivo,
cuando no precisa consumo de energía, y activo, cuando requiere una fuente de energía.
Ambos procesos tienen lugar mediante la formación de vesículas, que son pequeños sacos
membranosos, que se mueven de un sitio a otro del citoplasma y ponen en comunicación a
unos sistemas de membrana con otros.
- Endocitosis
- Fagocitosis. En este caso, el material ingerido son partículas muy grandes como
bacterias, células intactas o restos celulares. Se trata de un proceso que utilizan ciertos
protoctistas, como las amebas, para su nutrición, y también determinadas células de
los organismos pluricelulares para su defensa, como los fagocitos del sistema
inmunitario. Estos emplean la fagocitosis para destruir microorganismos invasores y
eliminar células viejas o dañadas del cuerpo. La célula extiende unas prolongaciones
de membrana llamadas seudópodos, que van rodeando a la partícula que va a ser
fagocitada hasta formar una vesícula (≥ 200 nm de diámetro) de gran tamaño que se
denomina fagosoma. Los materiales fagocitados acaban siendo digeridos en los
lisosomas.
- Exocitosis
Es el proceso contrario a la endocitosis, mediante el cual todas las células secretan los
materiales necesarios para renovar la membrana plasmática y los componentes de la matriz
extracelular. Igualmente, mediante exocitosis las células secretoras especializadas vierten al
exterior hormonas, neurotransmisores, enzimas digestivas, etc. Todos los materiales
destinados a ser secretados se sintetizan en el retículo endoplasmático, y luego pasan al
aparato de Golgi. En este orgánulo, los productos que van a ser secretados se reúnen y salen
en vesículas secretoras que se dirigen a la membrana plasmática, con la que se fusionan para
liberar su contenido al exterior.
Las uniones celulares son regiones especializadas de la membrana plasmática en las que se
concentran proteínas transmembrana especiales, mediante las cuales se establecen
conexiones entre dos células o entre una célula y la matriz extracelular. Aparecen en todos
los tejidos, pero son especialmente importantes en los epitelios, y se clasifican en dos grupos:
por su función (pueden ser uniones ocluyentes, de anclaje o comunicantes) y por su forma
(pueden ser zónulas o máculas).
- Las zónulas son uniones que rodean a la célula, como las zónulas occludens (uniones
ocluyentes) y las zónulas adherens (uniones de anclaje).
- Las máculas son uniones puntuales, de forma redondeada u oval, como las máculas
adherens o desmosomas (uniones de anclaje), los hemidesmosomas (uniones de
anclaje) y las uniones gap (uniones comunicantes).
Desempeña diversas funciones, como aportar un soporte estructural a las células y los
tejidos, actúa como un filtro que regula el paso de las moléculas por el medio extracelular e
interviene en la migración de las células (promoviéndola o inhibiéndola).
Presenta una fase acuosa llamada citosol en el que se encuentran inmersos una red de
filamentos proteicos de diferente grosor, que constituyen el citoesqueleto, y una gran
variedad de estructuras y orgánulos citoplasmáticos.
4.1. El citosol
En el citosol tienen lugar muchos procesos fundamentales para la vida de la célula como son
la síntesis, el plegamiento y la degradación de numerosas proteínas y la mayor parte de las
reacciones del metabolismo intermediario.
- Grasas. Son una fuente de energía más importante que el glucógeno. Un adulto medio
almacena glucógeno suficiente para un día de actividad normal, pero acumula grasa
para casi un mes. Esto se debe, por una parte, a que la oxidación de un gramo de grasa
libera el doble de energía que la oxidación de un gramo de glucógeno, y por otra, a
que las grasas no contienen agua, como los granos de glucógeno, y por tanto se
precisa seis veces menos masa para almacenar la misma cantidad de energía. La mayor
parte de la grasa se almacena en el citoplasma de las células del tejido adiposo en
forma de gran gota compuesta de triacilgliceroles insolubles en agua. Desde el tejido
adiposo se libera a la sangre para que otras células la utilicen cuando la necesiten, por
ejemplo, tras un periodo de ayuno.
4.3. Los ribosomas
Los ribosomas están formados por varias moléculas de ARNr y más de 50 proteínas diferentes
y su función es sintetizar las proteínas en las células.
En las células eucariotas los ribosomas se localizan unidos a la cara citosólica de la membrana
nuclear externa y de la membrana del retículo endoplasmático rugoso, libres en el
citoplasma y en el interior de las mitocondrias y de los cloroplastos. Los ribosomas de estos
orgánulos son similares a los ribosomas de las procariotas. Para la síntesis de proteínas los
ribosomas, tanto los libres como los unidos a membranas, se asocian en grupo a cada
molécula de ARNm, formando polirribosomas o polisomas, que suelen adoptar una
conformación en espiral. Así, cada ARNm es traducido a la vez por varios ribosomas.
La cantidad de proteínas en una célula no solo está regulada por su velocidad de síntesis, sino
también por su velocidad de degradación. Las proteínas con funciones reguladoras, como las
ciclinas, que regulan el ciclo celular, son degradadas rápidamente, mientras que las proteínas
con funciones estructurales, como las tubulinas que forman los microtúbulos, tienen una vida
más larga. Pero todas ellas son renovadas continuamente en las células.
Además, las proteínas que se han plegado de forma incorrecta o que están dañadas deben ser
eliminadas para que no interfieran en el funcionamiento celular. En las células eucariotas hay
dos puntos de eliminación de proteínas, los lisosomas y los proteosomas.
Los proteosomas son grandes complejos moleculares formados por múltiples subunidades
proteicas cuya función es degradar proteínas defectuosas o de vida corta, para lo cual utilizan
energía derivada del ATP.
Los proteosomas constan de dos partes: un cilindro central hueco constituido por proteasas
cuyos puntos activos se sitúan hacia el interior, formando una cámara proteolítica, y dos
complejos proteicos que se ubican en los extremos del cilindro y cuya función es reconocer a
las proteínas que deben ser degradadas y pasarlas al interior de la cámara.
Las proteínas que deben ser destruidas llevan en su superficie unas señales que son
reconocidas por un sistema de enzimas que se encargan de unirles unas cadenas de una
pequeña proteína de 76 aminoácidos llamada ubiquitina. Estas proteínas ubitinadas son
reconocidas por los complejos proteicos del proteosoma e introducidas en el cilindro
proteolítico, donde son degradadas. Los amoninoácidos resultantes de la degradación vuelven
al citosol para ser utilizados de nuevo.
5. CITOESQUELETO
El citoesqueleto es una red de filamentos proteicos de diferente grosor que se extiende por
todo el citoplasma y que se ancla en la membrana plasmática de las células eucariotas.
El citoesqueleto es exclusivo de las células eucariotas y está formado por tres tipos de
filamentos proteicos: los microtúbulos, los microfilamentos o filamentos de actina y los
filamentos intermedios, que interaccionan y se unen a los orgánulos celulares y a la
membrana plasmática mediante un conjunto de proteínas accesorias.
Los microfilamentos son estructuras polares, es decir, que sus dos extremos tienen
propiedades distintas: uno de ellos crece a gran velocidad uniendo monómeros de actina
(microfilamentos) o de tubulina (microtúbulos), mientras que el otro crece lentamente. El
extremo de crecimiento rápido se denomina extremo más (+), y el otro extremo menos (-).
Los microtúbulos son estructuras lábiles, es decir, pasan por fases de crecimiento (por adición
de monómeros) y de acortamiento (por pérdida de monómeros de los extremos).
La estabilidad de los filamentos de actina y de los microtúbulos está regulada por proteínas
asociadas, por eso pueden formar parte de estructuras dinámicas (anillo contráctil,
seudópodos, huso mitótico), como de estructuras estables (microvellosidades, sarcómeros,
cilios y flagelos).
A diferencia de los microfilamentos y los microtúbulos, son estables, no polares y las proteínas
fibrosas que los forman varían de unas células a otras, por lo que los filamentos intermedios
reciben nombres distintos según el tipo de célula de que se trate.
5.2. Centrosoma
Igual que los microfilamentos de actina, los microtúbulos y sus propiedades asociadas dan
lugar a diferentes estructuras celulares como son los centriolos y los cilios y flagelos.
Centriolos
Los centriolos y el centrosoma se duplican durante cada ciclo celular al mismo tiempo que se
replica el ADN, antes de que se inicie la mitosis. Los dos centrosomas hijos, cada uno con un
par de centriolos, se mueven en direcciones opuestas cuando comienza la mitosis y forman
los dos polos del huso mitótico.
Cilios y flagelos
Los cilios y los flagelos son prolongaciones de la membrana plasmática formadas por
microtúbulos y proteínas asociadas, responsables del movimiento de ciertos tipos celulares.
Su función es desplazar las células libres en un medio líquido (protozoos) o movilizar fluidos
sobre la superficie de células fijas (epitelio del tracto respiratorio).
Los cilios y los flagelos tienen una estructura común, pero se diferencian en su patrón de
movimiento y en que los cilios son numerosos y cortos y los flagelos son escasos, más largos
y más gruesos debido a que tienen otras estructuras añadidas, como mitocondrias o fibras.
Los cilios y los flagelos constan de una porción externa al cuerpo celular envuelta por la
membrana plasmática y que contiene un esqueleto interno de microtúbulos llamado
axonema; y de una porción interna, debajo de la membrana plasmática, que se denomina
cuerpo basal, cuya estructura es igual a la de los centriolos. El cuerpo basal es el centro
organizador del cilio, a partir del cual crece el axonema.
Además de microtúbulos, el
axonema presenta numerosas
proteínas asociadas que cumplen
funciones estructurales o motoras.
Entre ellas están la nexina, que une
unos pares de microtúbulos con
otros, y la proteína motora dineína,
que sale, a modo de dos brazos, de
los microtúbulos A de cada doblete y
es la responsable del movimiento de
los cilios y los flagelos, para lo cual
utiliza la energía derivada del ATP.