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(CORTES, NAVARRA)
Campañas, 1986-1988
ALTO DE LA CRUZ
(CORTES, NAVARRA)
Campañas, 1986-1988
Prólogo 11
Localización geográfica del yacimiento 13
Estructuras de habitación. Zona Norte.
Campañas 1986-1988 15
Cata de profundidad bajo H.87/8 (H. 88/21) 45
Tipología cerámica 49
Tipología cerámica II: decoraciones 113
Enterramientos infantiles 127
Material lítico 131
Material metálico 145
Análisis del material en Bronce del yacimiento del Alto de la Cruz y de las necrópolis de
La Atalaya y de La Torraza 151
Análisis del material en Bronce del yacimiento del Alto de la Cruz II: campañas 1986/88 171
Análisis faunístico. Campaña 4/1988, Jordi Nadal Lorenzo 173
Análisis paleocarpológicos de muestras del Alto de la Cruz, Carmen Cubero Corpas .... 199
Estudio paleoantropológico de los restos infantiles del Alto de la Cruz. Campañas 3/1987
y 4/1988, Mercadal / Campillo / Pérez-Pérez 219
Conclusiones 245
Prólogo
El yacimiento del Alto de la Cruz de Cortes por lo que podemos decir que a este yacimiento,
de Navarra se descubrió casualmente en 1947. El de su predilección, dedicó su último ímpetu cien-
primer director de la investigación fue don Blas tífico.
Taracena, que aplicando con el máximo rigor la El objetivo de las excavaciones en este perío-
metodología estratigráfica entonces poco conoci- do de actividad arqueológica en Cortes de Nava-
da en España, pudo descubrir que se trataba de rra ha sido el de obtener todos los datos posibles
un yacimiento de gran interés para el conoci- para el conocimiento de los poblados inferiores.
miento de la implantación de la metalurgia del Los autores los concretan en tres puntos: com-
hierro en el Occidente europeo. probación de la secuencia estratigráfica enuncia-
A partir de 1953 se hizo cargo de la dirección da en 1958, con especial atención a los poblados
de los trabajos donjuán Maluquer de Motes. Los P III b y P III a; estudio de las estructuras
primeros resultados fueron presentados al IV arquitectónicas para comprobar las variaciones
Congreso Internacional de Ciencias Prehistóri- déla topografía urbana y obtención de tipologías
cas y Protohistóricas en Madrid, en 1954 y, pos- cerámicas y de materiales que permitan estructu-
teriormente al V Congreso celebrado en Ham- rar, ampliar y precisar, organizadamente los con-
burgo en 1958. juntos ya conocidos y publicados.
La amplia secuencia estratigráfica que abarca Con todo ello se pretende establecer exacta-
desde la Edad del Bronce avanzado, hasta la Pri- mente el comienzo de la metalurgia de hierro y
mera Edad del Hierro, han hecho del yacimiento determinar si esa actividad en el valle del Ebro es
de Cortes de Navarra referencia obligada en los consecuencia o no de nuevas aportaciones huma-
estudios de la prehistoria europea. nas. Con la aplicación de la metodología necesa-
ria para obtener dataciones absolutas y el conoci-
El profesor Maluquer realizó entre los años miento suficiente de los poblados inferiores se
1954-1958 los Estudios Críticos I y II que dieron Eodrá conseguir fijar el primer establecimiento
a conocer ampliamente los resultados de las in- umano en este lugar.
vestigaciones, pero la evolución de la arqueología El trabajo se completa con diversos análisis
protohistórica en los últimos años y el descubri- científicos. En primer lugar se estudia el material
miento de nuevos métodos y tecnologías, hicie- de bronce del yacimiento y de las necrópolis de
ron preciso realizar nuevas campañas de excava- la Atalaya y la Terraza realizados en los labora-
ción que tuvieron lugar en 1983, 1986 y 1988. torios del Servicio de Espectrometría de la Uni-
A este último período se refiere la Memoria versidad de Barcelona y dirigidos por los Dres.
que ahora se publica. Lleva la firma del profesor M. Baucells, G. Lacort y M. Roura. Asimismo se
Maluquer, junto a los profesores Gracia Alonso ha efectuado el análisis faunístico de los restos de
y Munilla Cabrillana, discípulos y colaboradores animales recuperados tanto domésticos como
suyos en la docencia y en la labor de campo. El salvajes cazados y sus patologías. Dicho trabajo
profesor Maluquer falleció dos días después de ha sido llevado a cabo por J. Nadal. Los análisis
cerrar la campaña de 1988 en Cortes de Navarra, de semillas han estado a cargo de C. Cubero que
12 J. MALUQUER DE MOTES / F. GRACIA / G. MUNILLA
nos proporciona información suficiente para la temáticas de excavación en 1989 y 1990 iniciando
reconstrucción del entorno vegetal antrópico. Fi- una nueva valoración de la estratigrafía a fin de
nalmente se ha realizado un estudio exhaustivo especificar los diferentes períodos de ocupación
de los restos infantiles hallados en el Alto de la poblacional y precisar en cada fase la planifica-
Cruz a cargo de O. Mercadal, D. Campillo y A. ción arquitectónica. El conocimiento de la Pri-
Pérez. mera Edad de Hierro en Navarra tiene uno de
sus pilares fundamentales en este singular yaci-
Todos los datos recogidos en la presente me- miento del Cerro de la Cruz de Cortes de Nava-
moria completan y precisan los obtenidos ante- rra.
riormente, dejando abiertas muchas cuestiones
que deberán ser resueltas en posteriores investi-
gaciones. En este sentido los Dres. F. Gracia y M." Angeles Mezquíriz Irujo
G. Munilla han seguido realizando campañas sis- Directora del Museo de Navarra
Localización geográfica del yacimiento
de Viana. Zaragoza. JIMENO JURÍO, J.M." 1973. Geografía 1989. Atlas de España. Comunidad Autónoma Vasca/Nava-
Física. «Navarra. Temas de Cultura Popular», n.° 184. Di- rra/La Rioja/Aragón. Editorial Planeta-Agostini. Barcelo-
putación Foral de Navarra. Pamplona, p. 30. MENSUA FER- na, 384 pp. RIBA, O.; PUIGDEFÁBREGAS, C ; SOLER SAMPERE,
NÁNDEZ, S.; PELLICER CORELLANO, F. El Piedemonte del M.; QUIRANTES, J.; MARTÍ BONO, C. 1981. Mapa Geológico
Moncayo. Contribución al estudio de los contactos entre la de España. Tudela. Instituto Geológico y Minero de Espa-
Cordillera Ibérica y la Depresión del Ebro. «C.E.B.», VI ña. RIBA, O.; MALDONADO, A.; PUIGDEFÁBREGAS, C ; Q U I -
(1980) pp. 109-138. PELLICER CORELLANO, F. 1987. El relie- RANTES J.; VILLENA, J. 1971. Mapa Geológico de España.
ve del Moncayo. Diputación General de Aragón, 39 pp., 24 Zaragoza. Instituto Geológico y Minero de España. Ma-
figs. ELÓSEGUI ALDASORO, J.; ORBE SIVATTE, A.; PÉREZ drid. SIERRA LÓPEZ, J.; ORTIZ RAMOS, A.; BURKHALTER
OLLO, F.; REDÓN HUICI, F. 1988. Navarra desde el aire. ANEL, J. 1973. Mapa Metalogenético de España. Tudela.
Caja de Ahorros de Navarra. Pamplona, 126 pp. AA.VV. Instituto Geológico y Minero de España. Madrid.
1: Área Excavada 1983-1988. 2: Sección Estratigráfica 1958. 3: Cata Estatigráfica Campaña 5/1989.
Estructuras de habitación. Zona norte.
Campañas 1986-1988
ha aherto nuevas cuestiones. La secuencia ocu- atribuyeron estructuras constru ctivas, las campa-
pacioial, en el tramo en que ha podido estudiar- ñas reseñadas no han podido re solver la cuestión
se, responde, en líneas generales, a la división, de su existencia y forma, puest o que se ha com-
conocida de antiguo, en dos grandes períodos probado que la planificación urbanística, tal y
(P.II1 y P.II), hecho que queda perfectamente como la conocemos en la acti ualidad, es decir,
demostrado con el cambio de orientación en la construcciones de adobe de plai ita rectangular, se
disposición de los hábitats que se documenta plantea «ex novo» al inicio de 1 a fase P.III.b. Sin
entreP.III.b y P.II.a 4. Sin embargo, cada uno de embargo, diferentes elementos, como son la pre-
estos dos períodos que, en cuanto a estructuras y sencia de una estructura circular, identificable
materiales, son los más interesantes del poblado, como fondo de cabana, bajo 86/6 y 87/7, así
no ccnstituye un nivel homogéneo a lo largo de como la existencia de materiales cerámicos por
su tiempo de vigencia, sino que pasa por diversas debajo de los pavimentos iniciales atribuidos al
fases de ocupación y reestructuración de la su- citado nivel P.III.b, indican u n a presencia ante-
perficie de habitación, hasta el punto de poderse rior a dicho nivel (vide capitule D sobre la secuen-
definr tres reorganizaciones o subniveles para cia estratigráfica); quedando, taimbién, por resol-
P.IIIb y otros tantos para P.II.a, extremos que ver las cuestiones de su cromología, elementos
deberán ser confirmados en ulteriores trabajos. arquitectónicos y relación entre la fase superior
De e:ta forma, tendríamos que los márgenes cro- de P.III y los materiales existen tes bajo la misma,
nológicos atribuidos a ambos períodos (770-700 denominados, en principio, P.. Hl.a.
a.C. para P.III.b y 700-650 a.C. para P.II.a) no
Por lo que respecta a los ele mentos que confi-
corresponderían a una estructura fija, sino que
guran la distribución espacial, las estructuras es-
cada uno de ellos sería el resultado de la superpo-
tudiadas han proporcionado, también, noveda-
siciói de diferentes reocupaciones de los hábi-
des y precisiones que, morfo ilógicamente, res-
tats, :on una media aritmética de 23 años para el
ponden a las siguientes caracte xísticas:
inferor y 16 para el superior, cantidades que no
debei ser tomadas como exactas, sino, más bien,
como un apunte de la vitalidad arquitectónica y P.III.b:
ocupacional de las distintas fases. - Constatación de un planteamiento en la
De igual forma, debe indicarse que, para el orientación de las viviend as que supone una
estudio de estas campañas, se ha mantenido la disposición organizada c on un giro de 40°
secuencia cronológica introducida en el Estudio al oeste respecto al nivel superior. El moti-
Crítco II 5, comúnmente aceptada, y que ha ser- vo de esta variación entire P.III.b y P.II.a
puede deberse tanto a cri terios de habitabi-
vido como punto de referencia para la estructu-
lidad que aconsejaran un a reorientación de
ración de la I Edad del Hierro en el Valle del
las casas del nivel superior (incidencia del
Ebro. N o obstante, creemos que sólo una preci- viento que, en la zona, tiende a soplar en
sión en cuanto a la datación, a partir del conoci- dirección norte-noreste, buscando oponer
mierto exhaustivo de las tipologías cerámicas y una superficie más reduc ida y un ángulo de
una amplia seriación sedimentológica y analítica penetración más cerrado a la acción eólica
por radiocarbono, tarea emprendida en las catas y, por tanto, una erosi ón y degradación
de profundidad realizadas durante la campaña menor del material const ructivo); como a la
5/1989, en la que se confirma la múltiple sub- adopción de un sistema i urbanístico dife-
dividón ocupacional del yacimiento, mucho más rente, a partir del 700 a . C , con lo que
compleja que la conocida hasta él presente, po- tendríamos que T . í i l . b , tal vez, debería
drán confirmar o precisar los arcos cronológicos identificarse con una agrupación de hábi-
atribuidos a los diferentes niveles teóricos del tats sin más ordenación urbanística que el
poblado, tanto generales actuales como particu- adosado de las viviendas para facilitar su
lares posteriores. construcción, elemento éste, el de la seria-
Por lo que respecta a los niveles inferiores, ción de las mismas, que se constituirá en
definidos como P.III.a, pero a los que no se una idea ampliamente difundida, con pos-
terioridad, en el Valle del Ebro 6 ; mientras
4. Cambio que ya quedó testimoniado desde la rea-
nudación de las campañas de excavación a partir de 1986. 6. MALUQUER DE MOTES, J. Frühe Indoeuropaische
GRACIA ALONSO, F.; MUNILLA CABRILLANA, G. El Alto de Hduser im Ebrotal. «Germania», 31, 3-4 (1953), pp. 155-
la Cruz, Cortes de Navarra. «Revista de Arqueología», 69 159. LLANOS, A. Urbanismo y arquitectura en poblados
(Enero, 1987), pp. 13-16, 6 fotogs. MALUQUER DE MOTES, alaveses de la Primera Edad del Hierro. «E.A.A.», VI
J.; GRACIA ALONSO, F.; MUNILLA CABRILLANA, G. Alto de (1974), pp. 106-109. LLANOS, A.; APELLÁNIZ, J.M.; A G O -
la Cruz, Cortes de Navarra. Campañas 1986-87. «T.A.N.» RRETA, J.A.; FARIÑA, J. El castro del Castillo de Henayo
7 (1988), pp. 326-330, 4 fotogs. (Alegría, Álava). Memoria de excavaciones. Campaña de
5. MALUQUER DE MOTES, J. 1958, «op. cit.», pp. 114- 1969-1970. «E.A.A.», VIII (1975), pp. 87-212. CASTIELLA
118. RODRÍGUEZ, A. 1977. La Edad del Hierro en Navarra y
ESTRUCTURAS DE HABITACIÓN. ZONA NORTE. CAMPAÑAS 1986-1988 17
que P.II.a sería el resultado de un plantea- 87/19, en la que se efectúa una diferencia-
miento urbanístico prefijado, en el que la ción entre sala principal y despensa y que
disposición de zonas de tránsito y las cons- puede servir como base o precedente del
trucciones en barrios primarían sobre la modelo común posterior, configurándose
composición misma de las casas, evidencia el resto de los hábitats en una única nave,
todo ello de u n planteamiento urbano pre- en los q u e la identificación del espacio a
fijado. Este cambio en el trazado, que tiene nivel micro vendría dada más p o r la posi-
continuidad, también, en la distribución es- ción de los diferentes elementos, tanto ma-
tructural de las viviendas, indica, a todas teriales como funcionales, que p o r la propia
luces, que el tránsito entre P.III.b y P.II.a idea arquitectónica. P.III.b es, asimismo,
supone mucho más que una simple remo- desde el punto de vista constructivo, m u -
delación del poblado como consecuencia de cho más simple que los momentos sucesi-
un incendio, como se reconocía hasta el vos, puesto que, n o sólo sus dimensiones
momento 7. Esta forma, adoptada, ahora, a son más reducidas (10 x 3 m. para el caso de
principios del siglo VII a . C , supondrá la H . 86/17, una de las viviendas de mayor
configuración de un modelo urbano que se tamaño), sino que, además, faltan elemen-
mantendrá vigente, al menos, hasta u n m o - tos, tan característicos de los períodos ple-
mento ya avanzado de P.I, factor que pue- nos de Cortes, como son los bancos corri-
de comprobarse en las sucesivas remodela- dos o los hogares centrales. Al tratarse de
ciones de P.II, que mantienen la alineación viviendas adosadas, la idea de cubierta res-
de las construcciones, y en las ampliaciones ponde, lógicamente, al tipo de doble ver-
consecutivas de la línea de muralla 8. tiente orientada en el sentido del eje mayor
- Las casas de P.III.b disponen de planta de la casa, variando la distribución de los
pseudotrapezoidal, orientadas, en forma soportes de techumbre y el número de los
seriada, hacia el oeste, conformando, con mismos, al disminuir, tanto el grosor de los
toda probabilidad, una línea de viviendas postes como la superficie a cubrir, pudién-
con perímetro final pseudoovalado q u e dose observar como, a diferencia de lo que
contaría con u n ámbito organizativo cen- sucederá en P.II.a, su disposición será late-
tral. La distribución interna presenta una ral y n o central; lo que indicaría, también,
única superficie, a excepción de la vivienda una variante en el sistema de sujeción de las
cubiertas, mediante la concentración del
peso en el centro de la estancia (P.II.a), en
Rioja. Pamplona, 405 pp., 311 figs., XXVI láms. Ruiz ZA- oposición a los apoyos o cargas laterales
PATERO, G. 1985. Los Campos de Urnas del NE de la
Península Ibérica. Tesis Doctoral 83/85. Universidad Com-
(P.III.b). E n este último caso, además, el
plutense. Madrid, II vols., 1.077 pp. SÁNCHEZ DELGADO, anárquico sistema de sustentación se con-
A . C ; UNZU URMENETA, M. 1985. Prehistoria y Edad del centra, en ocasiones, junto a elementos
Hierro en Navarra. «Panorama», 2, pp. 33-66. ALVAREZ concretos, como sucede con el hogar de la
GRACIA, A. El yacimiento Protohistórico de Palermo en H . 88/21.
Caspe (Zaragoza). Aproximación a la secuencia cultural
Bronce Final-Hierro en el valle medio del Ebro. «Arqueolo-
gía Aragonesa», 1985, pp. 75-77; «Boletín del Museo de
Zaragoza», 3 (1984), p. 287. MALUQUER DE MOTES, J.; GRA- P.II.a:
CIA ALONSO, F.; MUNILLA CABRILLANA, G. Alto de la Cruz,
- Planta rectangular alargada, de dimensiones
Cortes (Navarra). Campaña 1986. «T.A.N.», 5 (1986), pp.
111-132, 12 figs., 15 fotogs. ALVAREZ GRACIA, A. Constan- no uniformes, dependiendo del área exca-
tes tipológicas en la evolución urbanística de los hábitats vada y de los condicionantes del terreno,
prerromanos del valle medio del Ebro. «Coloquio sobre el como son la existencia de una plantación de
microespacio, 3». «Arqueología espacial», 9 (1986), pp. 103- pinos y un talud atravesado por u n camino
112. Ruiz ZAPATERO, G.; LORRIO ALVARADO, A.; MARTÍN
HERNÁNDEZ, M. Casas redondas y rectangulares de la Edad vecinal que afectan a la zona de las cabece-
del Hierro: aproximación a un análisis comparativo del ras de las viviendas e impiden la delimita-
espacio doméstico. «Coloquio sobre el microespacio» 3, ción de las mismas, a excepción de la H .
«Arqueología Espacial», 9 (1986), pp. 79-101. CASTIELLA, 83/2 9 . Dichas dimensiones oscilan entre
A. Nuevos datos sobre la Protohistoria Navarra. «I Congre-
so de Historia de Navarra». Pamplona, 1986. PELLICER
los 10 m. ( H . 83/3, H . 83/4 y H . 86/5) y 20
CATALÁN, M. Orígenes del urbanismo y de las necrópolis m. ( H . 86/6, H . 87/7, H . 87/8 y H . 88/9) de
tumulares de incineración del valle medio del Ebro. longitud, y los 5 y 3 m. de anchura ( H . 87/8
«A.P.L.» XVII (1987), pp. 157-175, 4 figs. ALVAREZ CLAVI- y H . 86/6, respectivamente).
JO, P.; PÉREZ ARRONDO, C.L. Notas sobre la transición de la
Edad del Bronce a la Edad del Hierro en la Rioja. «Brocar», - El reparto de la superficie de habitación no
14 (1988), pp. 103-118, 2 figs. es uniforme. Si bien disponemos de la es-
7. MALUQUER DE MOTES, J.; GRACIA ALONSO, F.; tructuración tripartita (vestíbulo, sala cen-
MUNILLA CABRILLANA, G. 1986, «op. cit.», p. 111.
8. MALUQUER DE MOTES, J. 1958, «op. cit.», pp. 46-
48. 9. MALUQUER DE MOTES, J. 1954, «op. cit.», pág. 21.
18 J. MALUQUER DE MOTES / F. GRACIA / G. MUNILLA
tral y despensa), ya conocida y dada como lizará en el nivel P.II.b, tal y como se cons-
básica para los asentamientos de la Primera tata en la H. 83/2. Este tipo de elementos
Edad del Hierro, la misma sólo se encuen- sirve, asimismo, para delimitar los accesos
tra perfectamente documentada, para esta de las viviendas, conformando una especie
fase, en el área excavada, en la H. 86/6 y, si de pórtico mediante dos pilares centrales
consideramos la perduración constructiva (H. 83/1).
en P.II.b, también, en H. 83/2. Con ello, La amplia diferencia numérica, en cuanto a
tendremos que no todas las estructuras co- los soportes localizados, entre las casas de
rrespondientes a P.II.a responden a un úni- las zonas izquierda y derecha de la superfi-
co planteamiento, lo que indicaría diferen- cie excavada, debe responder, sin duda, a la
cias en cuanto a la distribución del espacio cuestión ya citada de las sucesivas remode-
interior e, incluso, a la función a la que laciones en el interior de las viviendas para
estarían dedicadas las construcciones. Po- cada uno de los niveles de habitación cono-
demos ver, de esta forma, como, junto a las cidos, así como al hecho de que, por causas
estructuras citadas, disponemos de unida- especiales, como podría ser un incendio,
des de habitat conformadas sólo por dos debiera reconstruirse una parte concreta de
piezas, vestíbulo y sala (H. 83/1 y H. 83/3), un barrio y fueran substituidos los postes
y otras en las que todo el espacio habitable del momento anterior por otros nuevos,
constituye un único ámbito estructural (H. habida cuenta de que, tal y como se locali-
83/4, H. 86/5, H. 87/7, H. 87/8 y H. 88/9). zan en los distintos niveles, estos soportes
Estas diferenciaciones se amplían con la no son extraídos, reutilizándose, posterior-
distribución interna de los componentes de mente, el mismo orificio, sino amortizados,
habitación, hogares y banquetas. Por lo que permaneciendo la base del mismo in situ;
hace referencia a los primeros, su posición con lo que se vuelve absolutamente necesa-
varía para todas las viviendas, localizándo- ria la colocación de otros nuevos. El paso
se, por ejemplo, junto a la separación vestí- del tiempo entre las remodelaciones de te-
bulo-sala (H. 86/6), en la parte central de la chumbre puede, incluso, afectar a elemen-
vivienda (H. 86/5) o bien junto a la zona de tos con amplia carga ideológica, como es el
acceso (H. 88/9). En relación a las segun- caso de uno de los enterramientos infantiles
das, vemos cómo su presencia no es, ni con de H. 88/21, ubicado sobre P.III.b y co-
mucho, general, documentándose, para este rrespondiente, por tanto, a P.II.a, amorti-
nivel, solamente, en las H. 83/1, H. 83/3, zado y prácticamente perdido como conse-
H. 83/4, H. 86/5 y H. 86/6, variando la cuencia de la instalación sobre el mismo de
posición de las mismas; mientras que, en un soporte de cubierta perteneciente a
H. 83/1 y H. 86/6, se dispone en la zona del P.II.a; lo que indica que, durante el período
vestíbulo, adoptando una forma acodada en de vigencia de este nivel, las sucesivas repa-
el primer caso, en las tres restantes se ubica vimentaciones y remodelaciones de te-
en una posición más acorde con los patro- chumbre, unidas al lapso de tiempo (re-
nes tradicionales, a lo largo de las paredes, cuérdese la media teórica de 16 años), pro-
derecha en el caso de H. 83/3, e izquierda vocaron, incluso, el olvido de la existencia
en las otras dos. Deberemos esperar al nivel del enterramiento infantil en ese punto
P.II.b (H. 83/2) para disponer de un banco concreto.
corrido asimilable al tipo genérico de los
dados como característicos del período de - La excavación de P.II.a ha permitido iden-
la Primera Edad del Hierro en el yacimien- tificar un mínimo de tres niveles de pavi-
to. mento que corresponden a otras tantas re-
- Sistema de cubiertas realizado a doble ver- modelaciones del habitat. Estos suelos es-
tiente. El soporte de la techumbre se rea- tán formados por tierra batida, apisonada,
lizaba mediante un entramado sustentado muy compacta, de coloración ocre amarro-
por una línea central de postes, respondien- nada, que, en algunos sectores, como suce-
do, los apoyos, a las mismas característi- de con las H. 86/6 y 87/8, pueden disponer
cas de ubicación. No obstante, el diámetro de un enlucido de cal sobre el mismo. En el
de los puntales traseros es superior al de los caso de P.II.a, al contrario de lo que docu-
colocados en la zona de acceso, con lo que mentamos en P.III.b, no se advierte ningún
se desprende que el mayor peso de la te- rastro de destrucción (incendio violento o
chumbre recaía sobre la parte trasera de los fortuito) que provoque estos cambios, por
hábitats. En ocasiones, H. 86/6, existe un lo que los mismos deben atribuirse, sin du-
refuerzo de las cubiertas realizado median- da, a remodelaciones sucesivas del conjunto
te la inclusión en los muros de soportes de viviendas que afectarían, de manera des-
menores; una práctica que se genera- igual, a las mismas.
ESTRUCTURAS DE HABITACIÓN. ZONA NORTE. CAMPAÑAS 1986-1988 19
misma se había localizado muy poco material 12. peso de la carga que deberían sustentar e, inclu-
Después de reestudiar las planimetrías pertene- so, plantearse una variante en cuanto a la forma
cientes a las campañas publicadas en los Estudios de la cubierta, ya que este tipo de aparejos intro-
Críticos I y II y de comparar su forma y dimen- ducidos en los muros no es típico de techumbres
siones, llegamos a la conclusión de que, durante a vertiente, sino de superficies más horizontales;
la campaña 1/1983 se reexcavó, de hecho, una o bien a un intento de ampliar la superficie útil
habitación, la siglada como 80/11N en 1954 13, la del espacio interior, eliminando los soportes que
única, por otra parte, de las excavadas en la pre- debían suponer, lógicamente, un obstáculo a la
sente década, que conservaba el nivel de P.II.b, hora del empleo del mismo. D e igual forma, la
calificado como H . 83/2. Las diferencias estruc- disposición de los postes en el interior de las
turales observables, centradas, básicamente, en paredes puede considerarse, también, como una
las divisorias internas, son, sin duda, achacables a medida de prevención de los incendios; si tene-
la degradación sufrida entre las dos actuaciones mos en cuenta que, en niveles inferiores, los pos-
sobre la misma. tes se sitúan en las proximidades de los hogares,
La construcción, excavada en su totalidad, puede observarse cómo es relativamente sencillo
como se ha dicho, durante la campaña 1/1983, el hecho de que un corrimiento de fuego de un
dispone de una planta rectangular alargada (17,05 hogar prendiera en el soporte y, a través del
x 3,75 m.), dividida en las tres estancias ya citadas mismo, en la techumbre, tal y como se ha docu-
con anterioridad: vestíbulo, sala central y des- mentado para H . 88/21 en P.III.b.
pensa, de 5,25 m., 8,75 m. y 1,90 m. de longitud, En relación, asimismo, a la técnica construc-
respectivamente. Al procederse a su adecuación, tiva, H . 83/2 se distingue del resto de los hábitats
durante la campaña 2/1986, se constató el hecho, excavados por disponer, en el interior y base de
no conocido hasta el momento en el yacimiento, su pared medianera con H . 83/3, de bloques de
de que la banqueta que transcurre junto a la piedra caliza que sirven como refuerzo en el
divisoria 83/2-83/3 de la casa, desde la mitad de alzado de las paredes; hecho que, de todas for-
la estancia central hasta el ángulo N O , presenta- mas, no es extraño en el poblado, precisamente
ba un placado de adobes, con módulo rectangu- para el nivel P.II.b, como puede comprobarse en
lar (40 x 20 x 10 cm.), dispuestos longitudinal- el barrio central, en las casas K/13 (56) e 1/13
mente, que aumentaban la anchura de la misma (55), en las que buena parte de sus muros eviden-
de 35 a 55 cm.; hecho que sugiere la existencia de cian esta práctica edilicia. La superficie interior
una ampliación i n t e n c i o n a d a de este t r a m o , de las paredes de esta vivienda se encontraba
puesto que en los otros dos este elemento no se encalada, con una tonalidad blanca grisácea, no
ha documentado, o bien la intención de procurar d o c u m e n t á n d o s e n i n g ú n resto de decoración
un acabado más lineal y pulido a la misma, posi- pictórica, geométrica o figurada, propia de este
blemente para servir de base a algún tipo de nivel, y que había sido ampliamente testimoniada
enlucido que no se ha conservado. O t r o elemen- en la zona del vestíbulo de la misma (80/11N)
to interesante, dentro de este banco corrido, se durante las campañas recogidas en el Estudio
sitúa en su inicio, donde se dispone una oquedad Crítico I 14.
de 60 x 40 cm., destinada, probablemente, a en-
cajar algún tipo de contenedor, con toda certeza, En relación con el material y atendiendo a la
perteneciente a la Forma 12 D de nuestra tabla cuestión interpretativa citada, lógicamente, su
tipológica cerámica. volumen fue escaso y poco representativo, sien-
do el perteneciente a esta estructura el reseñado
Otros elementos importantes de la habitación en las láminas 24 a 26 del Estudio Crítico I, que
son los soportes de techumbre y el hogar. Por lo reproducen un clarísimo conjunto de P.II.b .
que respecta a los primeros, la H . 83/2 presenta
una dualidad en cuanto a la forma de sustentar la
cubierta, consistente en soportes de posición P.II.a:
central, de 30 cm. de diámetro, falcados por pie-
dras de pequeño tamaño, junto a soportes dis- H . 83/1 Esta vivienda se sitúa bajo la casa M5
puestos en el interior de las paredes, de 28 cm. de del nivel P.II.b, manteniendo, genéri-
grosor y forma cuadrangular. Este sistema p o - camente, la planta de tipo rectangular, pero pre-
dría responder bien a un intento de que las vigas sentando modificaciones en cuanto a la distribu-
de la techumbre atracasen directamente dentro ción interior que denotan cómo P.II.a supone el
de las paredes, con lo que podría aumentarse el inicio de las estructuras de compartimentación
propias del nivel superior. Estas diferencias se
cuáles tiene forma circular, con un diámetro má- La H . 83/4 proporcionó dos enterramientos
ximo de 0,48 cm., situado en la zona central a infantiles; uno ubicado junto al arranque del
2,10 de la pared este; el segundo, semicircular, se banco corrido, de 20 cm. de anchura, adosado a
apoya en el ángulo N O de la casa, disponiendo la divisoria 83/4-86/5; y el otro en la zona central
de similares características morfológicas que el de la sala, junto a la pared medianera 83/4-83/3.
anterior. Asimismo, en la zona posterior se do- En ambos casos, no fue documentado ningún
cumentó una amplia mancha de paja quemada, tipo de ajuar 21.
que podría corresponder bien a un acondiciona-
miento del piso de la estancia, como indicaría la H. 86/5 Esta vivienda, de planta rectangular
existencia de los dos hogares próximos, o bien, incompleta (9,50 x 4 m.), carente de
con más probabilidad, en relación a la abundante divisiones internas, se sitúa bajo la denominada
presencia de material paleocarpológico, de una casa 46 del nivel P.II.b, excavado, como el resto
zona de estibado de productos agrícolas 19. de los niveles P.II.b y P.I de esta zona oeste del
área de trabajo, a principios de la década de los
H.83/3 - H . 83/4 Estas dos viviendas fueron, cincuenta. De la estructura tripartita correspon-
también, excavadas en su to- diente a la mencionada habitación 46, pudieron
talidad durante los trabajos de 1983 20, prece- documentarse, todavía, dos muretes transversa-
diéndose, en 1986, tan sólo, a su limpieza y acon- les de 30 cm. de anchura y 1,30 m. de longitud
dicionamiento. Ambas construcciones, de planta que indican el perímetro de la zona de despensa;
rectangular incompleta, presentan unas medidas un banco corrido, adosado a la divisoria 86/5-
máximas de 12,50 x 2,75 m. y 10,75 m. x 3,12 m., 86/6, de 5 m. de longitud y 30 cm. de anchura; y
respectivamente. Su configuración morfológica un hogar rectangular, de 1,25 x 1 m., compuesto
es diferente, asimismo, de la estructuración de por una capa superior de arcilla fina, muy com-
ambas viviendas en el nivel superior P.II.b. pacta, de coloración rojiza, dispuesto sobre una
Mientras que H . 83/3 evolucionará hacia una preparación de tierra de idénticas características,
estructura en la que se apunta una división tri- mezclada con cantos rodados y piedra de tamaño
partita de su espacio, con banco corrido lateral reducido.
izquierdo, lo que supone una total remodelación En contraposición a lo indicado, el nivel
del ámbito, ya que en P.II.a es, únicamente, bi- P.II.a dispone de un único ámbito, cuya distri-
partita con banco corrido a la derecha y dispo- bución interior viene marcada por la banqueta
niendo, además, de un emparrillado en su zona adosada a la divisoria 86/5-86/6, bajo la de
posterior; H. 83/4 lo hará hacia una estructura P.II.b, aunque de dimensiones diferentes (2,60 x
bipartita, desde la de P.II.a que es de nave única, 0,80 m.), situada ante el hogar central de la mis-
manteniéndose, en este caso, una perduración ma, que la sección estratigráfica muestra como
por lo que respecta al banco corrido situado un antecedente del enunciado para P.II.b, con el
junto a la pared oeste. que, junto a la posición, tiene en común su tipo
La H. 83/3 tiene como característica más so- constructivo y su progresiva remodelación. La
bresaliente el disponer, en su zona N O , de un distribución del espacio interior se regula, asi-
emparrillado consistente en cuatro muretes lon- mismo, por la existencia de cuatro soportes de
gitudinales paralelos, de 1,40 x 0,20 m. de dimen- techumbre, en posición alineada central; en di-
siones máximas, cuya función no puede ser esta- chos postes, cuyo diámetro variable oscila entre
blecida, aunque se haya apuntado que, probable- 20 y 30 cm., se muestra una diferenciación por lo
mente, se destinase a sobreelevar el suelo de la que respecta a la forma de la disposición de los
habitación, o bien a disponer de un elemento con apoyos en la base de los mismos; así, mientras
funcionalidad económica. Este tipo de construc- que en los tres posteriores se emplea un semi-
ción ya fue reconocido por B. Taracena y J. círculo de piedras de tamaño medio sobre pavi-
Vázquez de Parga sobre una vivienda identifica- mento para asentar el soporte, en el más próximo
da como correspondiente a P.I.a, lo que mostra- a la zona de acceso se utiliza el mismo tipo de
ría una perduración de los tipos constructivos falcado con cuñas pétreas, de tamaño reducido,
hasta el 440 a . C , sin que, tampoco en aquel caso, propio de la mayor parte de los soportes de las
se le otorgase una funcionalidad concreta 21. diferentes fases del poblado. Característica im-
portante de los mismos es el hecho de que per-
manecen en posición sus bases, lo que permite
19. Material incluido en el informe sobre análisis pa- indicar el empleo, en P.II.a, como material cons-
leocarpológico realizado por la Sra. Carmen Cubero.
20. MALUQUER DE MOTES, J. 1985, «op. cit.», pp.
49-53, fig. 1. ALONSO, F.; MUNILLA CABRILLANA, G.; PALLARES COMAS,
21. MALUQUER DE MOTES, J.; GRACIA ALONSO, F.; R. 1988. La Moleta del Remei. Alcanar - Montsid. Campa-
MUNILLA CABRILLANA, G. 1986, «op. cit.», p. 114. Sobre la ñas 1985-1986. Diputación de Tarragona, pp. 25-27, con
perduración del sistema de emparrillados para la sobreeleva- bibliografía sobre el tema.
ción de pisos, en época ibérica, véase, entre otros: GRACIA 22. MALUQUER DE MOTES, J. 1985, «op. cit.», p. 61.
ESTRUCTURAS DE HABITACIÓN. ZONA NORTE. CAMPAÑAS 1986-1988 23
tructivo, del roble alvar, la encina y el pino ca- han proporcionado un total de tres enterramien-
rrasco 23. Junto al tercer soporte, se documentó, tos infantiles, cuyas características más impor-
además, una base o pilastra de 41 x 32 x 19 cm. de tantes son:
arista. -Inhumación 1.a: junto al ángulo NE y a
Los niveles de pavimento de P.II.a, en los que 0,60 m. de profundidad bajo el pavimento
se han evidenciado hasta tres remodelaciones, de P.II.a. Restos de un individuo perinatal,
corresponden al mismo tipo de factura, consis- en posición fetal. Carente de ajuar.
tente en tierra dura, compacta, de coloración - Inhumación 2. a : junto al ángulo SE y a 0,45
ocre amarillenta y textura granulosa, sobre una m. de profundidad bajo el primer pavimen-
preparación en la que, junto a la tierra apisonada, to de P.II.a. Restos de un individuo perina-
intervienen, de manera apreciable, piedras de pe- tal, en posición fetal, prácticamente com-
queño tamaño y cantos rodados. Dichas remode- pleto, puesto que se identifican elementos
laciones, testimoniadas en los niveles de suelo, óseos correspondientes al cráneo, columna
tienen, también, un reflejo en la composición de vertebral y extremidades. Carente de ajuar.
la banqueta y hogar ya citados, así como en la
- Inhumación 3. a : en la zona zur, próximo a
ubicación de otras zonas de banco corrido; en
la sección del área de excavación, a 0,65 m.
concreto, junto al muro posterior en su parte
de profundidad bajo el pavimento inicial de
derecha, un apoyo de 60 x 30 cm. que correspon-
P.II.a. Restos de un individuo perinatal en
dería al primer pavimento de P.II.a, puesto que
posición fetal. Carente de ajuar.
se asienta, directamente, sobre la pared mediane-
ra de las H. 86/17 y H. 86/18, correspondientes Es interesante señalar que, junto a la pared
ya a P.III.b, así como otro tramo de banco corri- norte de la vivienda y cercano al primero de los
do, situado a continuación del principal de esta enterramientos infantiles citados, se localizó un
casa citado con anterioridad, que, con unas di- conjunto de restos de ovicaprino joven, en cone-
mensiones de 3,60 x 0,30 m., pertenece al pavi- xión anatómica, correspondiente a un posible
mento medio de P.II.a. sacrificio de fundación, que pertenecería, por
tanto, al momento constructivo inicial de P.II.a.
En conjunto, las diferentes fases de la H. 86/5
Por lo que respecta al material, el mismo
responde a las características genéricas del identi-
ficado en la tipología cerámica como típico del
23. Las bases de poste para la sustentación de la te- nivel P.II.a.
chumbre localizadas eñ las casas 86/5 y 86/6 (P.II.a), con un
total de cinco ejemplares, han proporcionado una adscrip- H. 86/6 Esta vivienda, de forma rectangular
ción a las siguientes especies-.Quercus ilex (encina): familia alargada, es la mejor conservada de
de las Fagáceas, género Quercus. Se localiza preferentemen-
te en un régimen climático mediterráneo (pluviosidad 400- entre las pertenecientes al nivel P.II.a, contando
1.500 mm./año), propio de suelos no arcillosos y compac- con unas dimensiones de 21 m. de longitud y 4
tos. Madera dura, compacta, densa, difícil de trabajar. m. de anchura y con una luz de 3,20 m. La
Quercus coccifera (coscoja): familia de las Fagáceas, género estructuración del espacio interior es bipartita,
Quercus. Especie del Mediterráneo occidental; subsitutye,
frecuentemente, a la encina. Difundida sobre todo tipo de
disponiendo, a 12,40 m. de la cabecera de la casa,
suelos. Quercus pedunculada (roble alvar o carballo): fami- de dos muretes transversales que dividen el espa-
lia de las Fagáceas, género Quercus. Se localiza, preferente- cio en sala y vestíbulo. Dichos muretes, de 23
mente, en alturas superiores a los 500 m. Madera pesada y cm. de anchura (módulo de un adobe más el
fácil de trabajar. Pinus halapensis (pino carrasco): familia de revoque en ambas caras) y 90 y 85 cm. de longi-
las Fináceas, género pinus. Especie del área mediterránea.
Abundante a partir de los 200 m. Localizado, preferente- tud, respectivamente, conforman una luz de 1,20
mente, sobre terrenos calizos. El desglose de las especies m. Esta planificación de la casa 86/5 se verá
reseñadas indica un predominio del género Quercus, hoy en reformada en el nivel superior P.II.b, consti-
día minoritario en la zona, donde abundan las diferentes tuyendo, entonces, una superficie de habitación
especies de pino. Del conjunto general de las características
climáticas puede inferirse que la situación climática, en tor- tripartita que aglutina las funciones clásicas en
no al 700 a.C, era notablemente diferente de la actual, sus diferentes espacios, recogida bajo la denomi-
puesto que la mayor parte de las mismas son propias de un nación P 47-48 del Estudio Crítico I.
clima mediterráneo, con inviernos suaves y veranos cálidos.
Asimismo, la idea sustentada por G. Ruiz Zapatero y A. El espacio interior de H. 86/6 tiene, como
Balil sobre el aporte de maderas al yacimiento por vía elementos principales de configuración, las ban-
fluvial, enunciada a partir del ecosistema actual, resulta quetas y los hogares. Por lo que se refiere a las
innecesaria a la vista de los resultados analíticos obtenidos. primeras, el tipo y distribución de las mismas
Ruiz ZAPATERO, G.; FERNÁNDEZ MARTÍNEZ, V. Cortes de
Navarra: un modelo económico de la Primera Edad del varía en relación a lo tenido por común en otras
Hierro en el NE de la Península Ibérica. «XVII C.A.N.». viviendas; tenemos, así, tres banquetas indivi-
Logroño, 1983. Zaragoza, 1985, pp. 371-392. BALIL, A. dualizadas: la primera, adosada a la pared media-
Casa y urbanismo en la España Antigua. «Studia Archaeo- nera 86/6-86/5 en el ángulo NE de la habitación,
logica», 17(1972), p. 21. de 60 cm. de longitud y 20 cm. de anchura; una
24 J. MALUQUER DE MOTES / F. GRACIA / G. MUNILLA
segunda, también en la sala principal, pero unida de P.II.a, ubicándose en la zona sur de la sala,
a la pared medianera 86/6-87/7 en la zona del adosado al múrete izquierdo; con unas dimen-
ángulo N O de la misma, con medidas de 1,30 m. siones de 85 x 80 x 4 cm., presenta una prepara-
x 0,20 m.; y la tercera, dispuesta en el vestíbulo, ción de piedras de pequeño tamaño mezcladas
adosada, asimismo, al muro 86/6-87/7 y separada con arcilla dura, sobre la que atraca una capa
en 52 cm. del muro divisorio izquierdo, cuenta superior de arcilla rubefactada que define una
con una longitud máxima de 3,60 m. y una an- superficie rectangular, terminada en media caña.
chura de 25 cm.; este último banco corrido pre-
senta una construcción realizada con tres hiladas La estructura de soporte se basa en tres pos-
de adobes superpuestos, perfectamente enluci- tes colocados en la sala en disposición longitudi-
dos, con lo que tendríamos aquí un tipo cons- nal central. El primero, en la parte posterior,
tructivo que se diferencia de lo establecido para mide 35 cm. de diámetro y perfora, para su asen-
este nivel P.II.a que, comúnmente, emplea la tamiento, la pared este de la H. 87/19, hallándose
arcilla apisonada para la realización de las ban- falcado por cuñas de piedra. Los otros dos so-
quetas. portes, próximos al punto de separación entre
vestíbulo y sala, poseen unas dimensiones meno-
En la sala principal se han documentado dos res, en torno a los 18 y 20 cm. de diámetro,
hogares. El primero de ellos, a 7 m. de la pared respectivamente. La existencia de estos únicos
norte y a 1,20 m. y 1,40 m. de los muros oeste y apoyos para la techumbre y, sobre todo, el hecho
este, respectivamente; su superficie, de 80 cm. de de carecer de elementos de este tipo para los 7,5
arista, se apoya, directamente, sobre la pared este m. de longitud del vestíbulo, indican, probable-
de la H. 87/19 del nivel P.III.b, por lo que el mente, que la cubierta debería asentarse basán-
mismo puede relacionarse con el primer momen- dose en parámetros distintos a los hasta ahora
to constructivo de P.II.a. Este hogar, de forma descritos, como podría ser que la amplitud más
rectangular, tiene unas dimensiones de 80 x 65 reducida de esta vivienda, en relación con las
cm. y está compuesto por una capa de tierra mencionadas anteriormente, correspondientes a
batida, dura, compacta, de coloración rojiza, la zona este del barrio excavado, permitiese la
asentada sobre una preparación de cantos roda- colocación de un entramado de vigas, directa-
dos y piedras de pequeño tamaño; dispone de mente asentado sobre la parte superior de los
dos momentos diferentes de utilización. En rela- muros, que hiciese menos necesaria la disposi-
ción al segundo, corresponde al momento final ción de soportes verticales.
cm. para el longitudinal. Estos dos elementos, En la zona central, a 6,40 m. del acceso, 2,30
aislados y demasiado reducidos como para supo- del muro oeste y 1,40 m. del muro este, se dispo-
ner una remodelación de la planta, pueden de- ne una estructura circular compuesta por cinco
berse, no obstante, a la idea de delimitar un piedras calizas de forma triangular, aristas romas
pequeño espacio interior cuya posible funciona- y superficie plana, en disposición concéntrica en
lidad no puede deducirse. torno a un punto central. La misma, con un
La disposición de los soportes de la cubierta diámetro máximo de 80 cm., no tiene, por el
continúa el módulo ya conocido de eje central momento, definida su funcionalidad, aunque so-
longitudinal, disponiendo los tres postes docu- bre su superficie se ha constatado la presencia de
mentados a distancias regulares, teniendo la ca- escoria de bronce, lo cual podría indicar un posi-
racterística de que sus diámetros varían de mayor ble empleo metalúrgico no precisable 25.
a menor conforme su posición se acerca a la zona La techumbre viene sustentada por un con-
de acceso (30, 23 y 14 cm., respectivamente). junto de soportes que, a pesar de que mantienen
la idea de la disposición centrada, presentan va-
H. 87/8 Esta casa, de forma pseudorectangular riantes con respecto a anteriores viviendas. Con-
alargada y ámbito único, cuenta con cretamente, su diámetro es sensiblemente menor
unas dimensiones de 21,5 m. de longitud y an- (en torno a los 18 cm.) y los ubicados en el centro
churas de 4,50 m. en la cabecera y 4,10 m. en el de la habitación se encuentran aparejados, como
acceso. Estructuralmente, sufrirá una amplia re- formando dos puntales principales para el aguan-
modelación en la fase P.II.b, en la que, el espacio te de la techumbre.
que, ahora, ocupa H. 87/8, corresponderá a B 52
perteneciente al tipo bipartito de vestíbulo y sala. En conjunto, bajo los diferentes niveles de
suelo de H. 87/8, se han localizado un total de
En este ámbito la secuencia estratigráfica de cinco enterramientos infantiles, correspondien-
P.II.a dispone de una potencia de 53 cm., inclina- tes a los números 1, 2, 4, 6 y 7 del informe
da, ligeramente, hacia la zona de acceso. En el paleoantropológico:
mismo se superponen las tres fases de pavimenta-
ción características de este nivel, cuya morfología - Inhumación n.° 1: en la zona central, a
ha sido ya ampliamente comentada en anteriores 13,50 m. de la cabecera y a 20 cm. de pro-
habitaciones; baste reseñar, tan sólo, que los su- fundidad bajo el nivel final de suelo de
cesivos pavimentos disponen de una potencia P.II.a. Restos de un individuo de sexo mas-
media de 5 cm., formando una superficie lisa y culino de 36 semanas, calificable como feto
uniforme sobre la que se dispone un enlucido. a término o neonato. Alto índice de conser-
En relación con los niveles de suelo, debe des- vación. Hallado en posición fetal. Carente
tacarse que, sobre el superior, se encontraba el de ajuar.
derrumbe de la techumbre de P.II.a, compuesto - Inhumación n.° 2: en la zona central, a 9,60
por una capa de adobes, arcilla y componentes m. de la cabecera y a 19 cm. de profundidad
del entramado de madera, con una potencia osci- bajo el último pavimento de P.II.a. Restos
lante entre los 11 y 42 cm., según los puntos. de un individuo de sexo femenino de 36
Por lo que hace referencia a los elementos de semanas, calificable como feto a término.
distribución del espacio interior, en H. 87/8 con- Bajo índice de conservación. Hallado en
tamos con dos hogares que perviven, conjunta- posición fetal. Carente de ajuar.
mente, a lo largo de las tres reestructuraciones - Inhumación n.° 4: en la zona central, a 10
del nivel. Dichos hogares, de planta rectangular, m. de la cabecera y a 32 cm. de profundidad
con los bordes sobreelevados en media caña, se bajo el nivel final de suelo de P.II.a. Restos
encuentran ubicados junto al ángulo N E de la de un individuo de sexo femenino de 64
casa el primero (1,70 m. x 0,90 m.), y en la zona semanas, calificable como un infantil I de
central, a 13 m. de la cabecera y adosado a la siete meses. Alto índice de conservación.
pared medianera 87/7-88/9, el segundo (1,40 m. Hallado en posición fetal. Carente de ajuar.
x 1,05 m.). La estructura de los mismos es idénti- - Inhumación n.° 6: en la zona central, a 9 m.
ca, constando de una preparación de tierra rojiza, de la cabecera y a 37 cm. de profundidad
compacta, de textura granulosa, muy depurada, bajo el nivel final de suelo de P.II.a. Restos
mezclada con piedras de pequeño tamaño, hasta
formar una capa sólida y uniforme de 10 cm. de
grosor; la parte superior está compuesta, a su 25. Una estructura similar, aunque mejor definida en
vez, por arcilla rubefactada nivelada a ras, muy cuanto a su empleo debido a la presencia de abundante
agrietada, debido a la acción del fuego y la sedi- escoria de bronce, fue excavada durante la campaña 4/1988
en el poblado ibérico de la Moleta del Remei, perteneciente
mentación ulterior. Ninguna de las dos estructu- a la H. 19. GRACIA ALONSO, F.; MUNILLA CABRILLANA, G.;
ras de combustión presenta aparejado otro tipo PALLARES COMAS, R. La Moleta del Remei. Campaña
de elementos. 4/1988. Memoria. 1988 (inédita).
ESTRUCTURAS DE HABITACIÓN. ZONA NORTE. CAMPAÑAS 1986-1988 27
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tremo del muro oeste de la vivienda, con unas puesta por un conjunto de carbones y cenizas
dimensiones de 1,35 m. x 0,55 m.; y un hogar que, en ocasiones, conservan, todavía, la forma
semicircular, perfectamente delimitado por la del entramado de la techumbre, constituida por
tierra rojiza rubefactada en su parte superior y vigas transversales de 12 cm. de diámetro, unidas
situado en posición central, a 5,25 m. de la cabe- por ramas de pequeño grosor y cubiertas por
cera, con un diámetro máximo de 80 cm.; la capas de arcilla compacta y depurada; así como
forma original de esta estructura de combustión por adobes caídos, de módulo rectangular (0,42 x
no puede conocerse, ya que se encuentra amorti- 0,21 x 0,12 m.). Bajo la capa descrita, se docu-
zada por el muro medianero 83/4-86/5. mentan tres niveles de pavimentación formados
En relación al nivel de suelo de P.III.b, el por arcilla dura, muy depurada, de tonalidad
hecho de que, en la excavación de 1983, no se ocre amarillenta, sobre una preparación del mis-
hubiera identificado el mismo, hizo que, tan só- mo tipo de tierra cribada, batida y apisonada,
lo, pudiera documentarse la existencia de un ni- entre la que, ocasionalmente, se localizan cantos
vel de amortización, compuesto por carbones y rodados. Este esquema es válido para las tres
cenizas, de 30 cm. de grosor 2b. repavimentaciones observadas que conforman
un espesor total, para el nivel, de 60 cm.
H. 86/17 Dispuesta longitudinalmente bajo H.
86/5 y H. 86/6, tiene forma pseudo- H. 87/19 Dispuesta longitudinalmente bajo las
trapezoidal alargada, incompleta, con una longi- H. 86/6 y H. 87/7, presenta una plan-
tud máxima de 10,75 m. y anchuras de 3,20 m. en ta rectangular de 11,20 m. x 3,10 m. de dimensio-
el acceso y 2,10 en la cabecera. No se delimitaron nes máximas, pudiéndose definir en la misma las
subdivisiones internas de la superficie de ocupa- siguientes características estructurales:
ción, por lo que constituiría un ejemplo del tipo - La distribución espacial responde al con-
constructivo de nave única, común a la práctica cepto bipartito de sala y despensa, único
totalidad de P.III.b. existente en este nivel, pero común, como
El elemento más característico de este nivel es ya se ha visto, en las plantas correspondien-
la gruesa capa de cremación y derrumbe, reflejo tes a los hábitats de P.II. La compartimen-
de la amortización del mismo y que está com- tación interna se realiza mediante un muro
transversal de 1 m. de longitud y 23 cm. de
anchura, revocado y enlucido, que, a partir
26. MALUQUER DE MOTES, J. 1985, «op. cit.», pp. del muro este de la casa, define una sala
45-53. principal de 6,80 m. de longitud; no pu-
ESTRUCTURAS DE HABITACIÓN. ZONA NORTE. CAMPAÑAS 1986-1988 29
diéndose disponer del perímetro genérico nocido para el nivel. Su forma cuadrangu-
de la despensa por encontrarse la parte pos- lar, de 66 cm. de lado, se encuentra delimi-
terior de la vivienda bajo el talud norte. tada por siete losas de piedra calcárea, pla-
- La planimetría genérica de la casa podría nas y desbastadas, de 2 cm. de grosor, hin-
completarse mediante un voladizo exterior cadas lateralmente, impidiendo, de esta for-
de 1,60 m. de longitud que se apoyaría en ma, el corrimiento del fuego. La singulari-
los cinco orificios para poste, seriados dad de este hogar viene reforzada por la
transversalmente, existentes delante del ac- disposición ante su boca, orientada hacia el
ceso. Morfológicamente, estos orificios res- fondo, de una placa de arcilla cuadrangular
ponden a un módulo menor que los de la de 36 cm. de lado y 3 cm. de grosor, cocida
cubierta interior, con un diámetro medio y decorada con motivos geométricos, con-
de 16 cm. sistentes en un reborde exterior, simple o
doble, según las zonas, en el interior del
- Es de remarcar el hecho de que la zona de cuál se inscriben motivos de espiga longitu-
acceso se encuentra perfectamente delimi- dinales concéntricos; la parte central de la
tada mediante dos muretes de 1,20 m. y pieza estaba ocupada por un motivo asocia-
1,10 m. de longitud, respectivamente, cues- do de líneas y círculos. Esta estructura res-
tión que sólo en parte se encuentra docu- ponde al concepto de «autels foyers» u ho-
mentada en este nivel, exceptuando el pre- gares rituales que serán propios del área del
sente caso, en H. 87/20. Languedoc a partir del siglo IV a.C. y,
La techumbre, a doble vertiente, se encuen- comúnmente, atribuidos a una función de
tra sostenida por seis postes en disposición recogida de cenizas en cremaciones ritua-
central no alineada y repartidos, arbitraria- les 2 . Una interpretación no económica pa-
mente, a lo largo de la superficie de habita- ra el conjunto de H. 87/19 necesitaría de
ción, destacando el situado bajo el dintel datos complementarios, principalmente a
que debe considerarse como un refuerzo de nivel de material presente en este estrato
la puerta. Estructuralmente, estos orificios que, no obstante, no se diferencia del esta-
presentan forma circular, de 30 cm. de diá- blecido para el mismo en otros hábitats,
metro medio y 40 cm. de profundidad, es- aunque su interpretación global suele rela-
tando revocados, en su interior, con el mis- cionarse con el culto doméstico 28. En las
mo tipo de arcilla empleada para recubrir diferentes capas de la solera del hogar se
las paredes. Uno de estos postes, situado en documentó una amplia cantidad de material
la zona central de la sala, a 6,20 m. de la paleocarpológico carbonizado, especial-
cabecera, ejerce las funciones de soporte mente «triticum dicoccum» 29.
principal de la techumbre, teniendo un diá-
metro de 50 cm., muy superior al resto de - En la zona exterior de H. 87/19, en el pun-
los postes de este nivel. Dentro del mismo to que corresponde al vestíbuclo de H. 86/6
se disponen tres piedras redondeadas, en y bajo el nivel teórico de ras inicial de
posición semicircular, como asiento y otra P.III.b, se evidenció la existencia de un po-
triangular, de caras planas, hincada en el sible fondo de cabana circular, de 9 m. de
centro de las anteriores como falcado. diámetro, compuesto por diez orificios pa-
ra poste de módulo reducido (10 cm. de
El nivel de derrumbe tiene un grosor de 35 diámetro) y sección cónica; el resto de las
cm., siendo posible reconstruir el entrama- improntas, hasta totalizar el círculo com-
do de troncos de la cubierta, basado en pleto, debería ubicarse bajo la zona de acce-
vigas de 10 cm. de diámetro. Sobre éstos, so de H. 87/7, aunque su comprobación no
adobes cuadrangulares con módulo de 23 fue tan clara como en el caso citado. La
cm., caídos en bloque o individualmente, problemática e implicaciones de esta es-
en posición horizontal o vertical, sobre la tructura, que podría significar el primer
techumbre anteriormente mencionada. La elemento constructivo documentado para
posición relativa de ambos indica que la
destrucción del edificio comportó primero
la cremación de la zona interior y la te-
27. AA.VV. «Les autels-foyers» en Languedoc.
chumbre, probablemente, a través de su en- «R.S.L.», XXXIV (1968). Omaggio a Fernand Benoit, II,
tramado de apoyo, para completarse des- pp. 35-56, 14 figs. OLIVE, M.; TABORIN, Y. Nature etfonc-
pués del hundimiento de aquélla, con el tion des foyers préhistoriques. «Actes du Colloque Interna-
vencimiento de las paredes. tional de Nemours». 1987. «Mémoires du Musée de Préhis-
toire de Pille de France», 2 (1989).
Apoyado en el ángulo SO de la casa, se 28. Ruiz ZAPATERO, G. 1985, «op. cit.», II, pp. 807-
dispone una estructura de combustión dife- 809.
rente, morfológicamente, al tipo común co- 29. Actualmente en proceso de análisis.
J. MALUQUER DE MOTES / F. GRACIA / G. MUNILLA
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H.87-19: Hogar ritual, placas laterales. N.P.III.B.
puesto por arcilla dura, muy depurada, de tonali- mitadores, sería considerar que en este punto
dad ocre amarillenta y apisonada. El espesor de tuviéramos un módulo constructivo diferente al
este nivel de cremación sobre el pavimento es de del resto de los hábitats de este nivel y que podría
5 cm. Es reseñable cómo los sucesivos acondicio- responder a motivaciones de empleo comunita-
namientos de P.III.b se adaptan a la base de los rio de los citados elementos.
muros mediante un reborde en forma de media En toda la superficie interior se constata la
caña, que cubre el ángulo de atraque. presencia de un potente nivel de derrumbe for-
H. 88/21 Este ámbito se sitúa debajo de la H. mado por dos capas, claramente individualiza-
87/8, siendo su característica primor- das, que son:
dial el hecho de no disponer de una superficie - La colmatación de adobes correspondien-
constructiva en la que inscribirse, puesto que los tes, mayoritariamente, a la pared oeste de
diferentes elementos que la componen tienen, H. 87/20, formada por una disposición
como única referencia arquitectónica, la pared irregular de bloques rectangulares de 40
oeste de la H. 87/20. El muro este, que corres- cm. de lado, caídos a lo largo de toda la
pondería a dicho ámbito, debía situarse, longitu- superficie del ámbito, de manera aislada o
dinalmente, bajo H. 88/9 y H. 87/8; sin embar- conjunta y adoptando posiciones variadas;
go, dicha pared no fue localizada durante la exca- debe constatarse que los citados adobes
vación, pese a estar documentados los diversos presentan, siempre, un revoque de yeso de
materiales que componen este nivel (vide planos color blanquecino lechoso, aplicado, en
de distribución de H. 88/21). Por ello, es posible gran cantidad, sobre el material, ya que el
que esta zona, atendiendo, además, a los elemen- mismo se evidencia en grumos exentos lo-
tos económicos en ella localizados, no fuera un calizados entre los elementos constructi-
área de habitación, sino un espacio abierto, ado- vos.
sado al muro oeste de H. 87/20 y, posiblemente, - Los restos de techumbre, compuestos por
delimitado con una pared de cañizo de la que placas de arcilla con marcas de encañizado
formarían parte los cinco orificios para poste y troncos del entramado de sustentación de
situados en la parte inferior del ámbito. Otra la misma. Por lo que hace referencia a las
solución, también en función de las singulares primeras, presentan una forma rectangular
estructuras de combustión, y unida al hecho de plana, con dimensiones máximas de 30 cm.
que el espacio denominado H. 88/22, contiguo al de largo y 20 cm. de ancho, cara exterior
que tratamos, carece, asimismo, de muros deli- alisada y reborde saliente; dichas lajas
cuentan con una capa aislante formada por - Capa de cremación, situada por encima del
paja y arcilla, estando quemada la primera nivel de suelo; dispone de una potencia que
hasta haberse convertido en una sustancia oscila entre los 3 y 4 cm. y está constituida
blanquecina de textura polvorienta. En re- por una amalgama de cenizas y carbones,
lación a los travesanos, carbonizados, los sobre la que se encuentran los elementos de
mismos se apoyan, directamente, sobre el derrumbe citados anteriormente. Destaca la
pavimento final de P.III.b, hallándose dis- abundante presencia de material paleocar-
puestos de forma entrecruzada; tales ele- pológico mezclado entre la misma.
mentos son de diámetro reducido (4 a 6
- Capa de pavimento, formado por tierra ba-
cm.), no pulidos ni desbastados (conservan,
tida y apisonada, de coloración ocre beige,
todavía, los nudos y arranques de ramas
textura fina, arenosa y muy compacta, dis-
más pequeñas), y parecen piezas directa-
poniendo de un enlucido blanquecino.
mente aprovechadas de las reservas made-
reras locales; la longitud de las muestras - Capa de preparación, constatada en toda la
conservadas supera, en ocasiones, los 100 superficie del ámbito; compuesta por una
cm., estando totalmente carbonizados, in- mezcla, de 6 cm. de grosor, de piedras de
cluso en su interior, a diferencia de lo que tamaño pequeño, con tierra del mismo tipo
sucede con los postes de sustentación que que la usada para el pavimento, cribada.
conservan el núcleo sin quemar. Es intere-
sante comprobar, asimismo, que la mayor Junto a las características generales ya des-
concentración de estos elementos tiene lu- critas, H. 88/21 presenta una serie de elementos
gar en la mitad posterior del ámbito, sobre importantes a la hora de atribuir, funcionalmen-
la zona ocupada por las estructuras de com- te, el espacio:
bustión. - Horno, situado en la zona noreste del ám-
bito. Presenta una forma ovalada, desplaza-
En relación con el nivel de suelo, P.III.b está da hacia la derecha por efecto del derrum-
constituido por tres repavimentaciones sucesivas be. Construido con adobes curvos, de 4
que siguen el mismo esquema en cuanto a la cm. de grosor, se estructura en dos cámaras
disposición de la preparación y la superficie de perfectamente diferenciadas; la inferior o
tránsito. De ellas, la mejor conservada es la que de combustión, de 45 cm. de boca y 15 cm.
corresponde al momento final de P.III.b, en la de altura, estando colmatada en su interior
que se individualizan tres capas: por fragmentos de madera carbonizada;
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I 1
Cata de profundidad bajo H. 87/8 (88/21)
Una de las cuestiones fundamentales en el que toda esta área del yacimiento, en el momento
estudio del yacimiento, planteada ya durante las de bastir los hábitats rectangulares correspon-
campañas de excavación de la década de los cin- dientes a P.III.b, había sido arrasada y despejada,
cuenta, es la del conocimiento de los primeros con lo cuál no podían resolverse las dos hipótesis
niveles de la secuencia estratigráfica, esto es, di- que planteaba esta estructura, como son: por una
cho de otro modo, el inicio de la ocupación del parte, que se tratara del reflejo de una ocupación
Alto de la Cruz, así como la organización y anterior, del Alto de la Cruz, al establecimiento
estructuras arquitectónicas de este primer asenta- de los grupos indoeuropeos; o bien, que fuera la
miento. evidencia de un primer asentamiento provisional
Una vez resuelto el problema de la planime- de las mismas gentes que, posteriormente, una
tría urbanística de P.III.b, con la excavación de vez decidida la continuidad de su estancia en la
las viviendas seriadas 86/17 a 88/22, restaba por zona, transformaran estas cabanas de planta cir-
dilucidar si existían fases de ocupación anteriores cular en los tipos de vivienda propios de P.III.b.
a la planificación constructiva estudiada. Es de- Una tercera opción, cual sería que la construc-
cir, si los niveles identificados en los Estudios ción circular fuera coetánea de las casas 87/19 y
Críticos I y II como P.III.a, fechados entre el 850 87/20, no es admisible, por cuanto la ausencia de
y 780 a.C. y comúnmente admitidos como el material cerámico u óseo invalida las posibles
punto de partida de la sedación ocupacional de dedicaciones de este espacio (vivienda, aprisco),
Cortes, existían realmente, o bien, dado que su comparando, además, todo ello con el volumen
estudio correspondía únicamente a catas de pro- de material aparecido en los niveles P.III.b de las
fundidad, si el escaso material procedente de las casas ante las que se encuentra.
mismas, que presenta analogías con la tipología Con estas premisas, se planteó, bajo la zona
material atribuida a P.III.b, no fuese más que un de acceso de H. 87/8 y cuando el nivel teórico de
nivel inicial del propio momento citado. la misma se había llevado hasta el de P.III.b, por
Como soporte a la existencia de un nivel nivelación en relación al último pavimento de la
P.III.a, disponemos de una estructura circular, H. 88/21, efectuar una cata de profundidad a fin
bajo las H. 86/6 y 87/7, delimitada por orificios de comprobar la existencia de niveles estratigráfi-
de sustentación de poste y dispuesta delante de la cos por debajo de la cota que corresponde a
zona que ocuparían las construcciones de P.III.b, en un área, como la cabecera de H. 87/8,
P.III.b, en este caso, las H. 87/19 y 87/20. No que, por proyección de la estructura circular an-
obstante, esta clara estructura circular carecía, en tes citada, debía encontrarse junto al perímetro
el momento de su excavación durante la campaña de la misma.
2/1986, de material asociado, por lo que no pudo La comprobación estratigráfica se llevó a ca-
diferenciarse, tipológicamente, un nivel de ocu- bo en una zona de 3,80 m. de largo (anchura del
pación anterior. El aspecto de ras con el que acceso de H. 87/8) por 1,50 m. de ancho, ob-
apareció esta construcción circular, unido a la teniendo, así, una superficie útil de trabajo de
ausencia de material reseñada, parecía indicar 5,70 m.2 En base a este planteamiento, se realiza-
46 J. MALUQUER DE MOTES / F. GRACIA / G. MUNILLA
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48 J. MALUQUER DE MOTES / F. GRACIA / G. MUNILLA
Tipología cerámica
El estudio del material cerámico del Alto de estilísticos que pueden servir para diferenciar,
la Cruz ha supuesto, comúnmente y dada la im- tipológicamente, las piezas de una forma más
portancia de los trabajos y publicaciones realiza- precisa 2.
dos desde la década de los años 50, un punto de El Alto de la Cruz, individualmente, pese al
referencia fundamental para la definición de las amplio volumen de material localizado y publi-
tipologías de vajilla correspondientes a la Prime- cado, tan sólo dispone de la división formal efec-
ra Edad del Hierro en el Valle Medio del Ebro. tuada por G. Ruiz Zapatero, fundamentalmente,
Las especiales características de la investigación a partir de las piezas publicadas por el Dr. Malu-
en el yacimiento han condicionado, hasta el mo- quer en los Estudios Críticos I y II. Este trabajo,
mento, la ausencia de un cuadro tipológico-cro- si bien útil a la hora de adscribir, en los diferentes
nológico que abarcase un volumen de perfiles lo momentos de la secuencia cronológica, a las for-
suficientemente amplio como para estructurar, mas más representativas, no entra en una defini-
formalmente, el material cerámico. Los intentos ción exhaustiva de los tipos y en una clasificación
de ordenación formal, referidos al conjunto de la de la evolución de perfiles que permitan notar las
I Edad del Hierro en Navarra, tienen un punto diferencias entre las producciones correspon-
de partida en el trabajo de J.L. Marcos Muñoz ', dientes a una misma fase y las variantes o evolu-
centrado, primordialmente, en los elementos de- ciones hacia las siguientes 3.
corativos; con posterioridad, A. Castiella, en
1977, en su estudio de conjunto, realizó una En el momento de intentar un ensayo tipoló-
división formal de los perfiles procedentes de los gico del material del Alto de la Cruz, hemos
diferentes yacimientos de la zona, agrupándolos, optado por basarnos en el material procedente de
en base al acabado de la superficie exterior, en las campañas recientes (1986-1988), que, si bien
dos grandes grupos: nos han permitido disponer de un amplísimo
número de ejemplos, presenta el inconveniente
- Formas de superficie exterior pulida (13 de que, básicamente, el material se refiere a las
tipos). fases P.III.b, P.II.a y P.II.b, debido al estado del
— Formas de superficie exterior sin pulir (9 área de excavación, en la que los niveles corres-
tipos). pondientes a P.I se encontraban arrasados. Las
divisiones surgidas de este primer análisis del
A los que hay que añadir 9 formas de la tabla material han sido completadas por los perfiles
general de vasitos de ofrendas, individualizados conocidos anteriormente, respetando la adscrip-
según su uso. Esta clasificación, que ordena una
gran parte del material existente, agrupa, no obs-
tante, bajo el mismo epígrafe diferentes rasgos 2. CASTIELLA, A. 1977. La Edad del Hierro en Nava-
rra y Rioja. «Excavaciones en Navarra», VIII. Pamplona,
405 pp.
1. MARCOS MUÑOZ, J.L. Ornamentística de la I Edad 3. Ruiz ZAPATERO, G. 1985. Los Campos de Urnas
del Hierro en el Bajo País Vasco. «Cuadernos de Arqueolo- del NE peninsular. Tesis Doctoral, n.ü 83/85. Universidad
gía de Deusto», 2 (1975), 144 pp. Complutense. Madrid, II vols., 1.077 pp.
50 J. MALUQUER DE MOTES / F. GRACIA / G. MUNILLA
ción crono-estratigráfica que les había sido atri- cies pulidas de A. Castiella 4, aunque el mismo,
buida. De esta forma, la ordenación tipológica documentado únicamente en Cortes y El Caste-
realizada debe considerarse como parcial, por lo jón de Arguedas, está referido a la fase media-
que respecta a toda la secuencia del poblado, final del yacimiento del Alto de la Cruz (P.II.b-
cuestión ésta que las campañas iniciadas en 1989 P.I.a), donde, también, los ubica G. Ruiz Zapa-
permitirán completar, al tiempo que, un reestu- tero 5, tratándose, no obstante, de perfiles gené-
dio de la secuencia estratigráfica, posibilitará la ricamente curvos. Asimismo, el tipo formal se
reinterpretación en dichas tablas del material an- correspondería, además, con el perfil 6 de la tabla
tiguo. general de vasitos de ofrendas de A. Castiella 6,
aunque, en este último caso, el perfil-muestra
Método de clasificación debe asociarse más con las piezas globulares del
grupo 5 de su clasificación y Forma 3 nuestra,
La estructuración del material cerámico se ha que con la presente Forma 1.
basado en las características del perfil, antepo-
niendo los elementos formales a la adscripción
cronológica, procurando, de esta forma, que la Forma LA Taza/olla de cuerpo estilizado, en
datación otorgada en estudios anteriores a los la que la medida de la altura es mayor que la de la
diferentes tipos cerámicos no condicionara una anchura máxima 7.
ubicación apriorística de las formas.
- Forma l.A.l: Taza/olla de cuerpo estiliza-
Individualizando los diferentes sectores o do, perfil en S, cuello exvasado, borde recto y
partes del perfil, se han tenido en cuenta los base plana.
siguientes puntos: Identificada en: Maluquer de Motes, J. 1954,
- Relación de las medidas máximas. op. cit., p. 99, fig. 27, n.° 7.
- Forma del borde.
- Forma l.A.l: Taza/olla de cuerpo estiliza-
- Forma e inclinación del cuello. do, perfil en S, cuello exvasado, borde recto y
- Forma y posición de la inflexión del cuer- base plana con reborde.
po. 1. H. 86/19 N . P.III.b. 0 borde, 133 mm.; alt.,
- Forma de la base. 155 mm.; G., 10 mm. Asa de sección circu-
lar. Línea de arranque del cuello marcada.
No se han tenido en consideración las cues-
Superficie basta, no pulimentada, coloración
tiones estilísticas, acabado de la superficie y de-
ocre-anaranjada. Pasta blanda, poco com-
coración, debido a que, en el primer caso, existen
pacta, desgrasante de cuarzo, estructura la-
coincidencias entre diversos tipos de acabado en
minar, coloración gris oscura. Muy afectada
relación a un mismo perfil cerámico; y, en el
por la cremación.
segundo, a que, pese a la amplia variedad de
formas y motivos decorativos presentes en las
piezas del Alto de la Cruz, no se trata de un - Forma 1.A.3: Taza/olla de cuerpo estiliza-
rasgo definitorio universal, ni tan siquiera mayo- do, perfil en S, cuello exvasado, borde recto y
ritario, puesto que las superficies no decoradas pie.
representan un volumen mayor entre los perfiles Identificada en: Maluquer de Motes, J. 1954,
estudiados. op. cit., p. 99, fig. 27, n.° 5; p. 110, fig. 35, n.° 21.
La estructuración de las formas identificadas
consta de la descripción formal y definición del Forma l.B. Taza/olla, en la que la medida de
perfil de cada una de ellas, para incluir, seguida- la altura es menor que la de la anchura máxima.
mente, todas aquellas piezas que pertenecen a la
misma, con su adscripción cronológico-estrati- - Forma l.B.l: Taza/olla de cuerpo bajo,
gráfica, así como su descripción morfológica perfil en S, cuello exvasado, borde romo y base
puntual. plana.
2. H. 87/20. N . P.III.b. o borde, 130 mm.; o
FORMA 1:
Taza/olla. Piezas de tamaño medio, caracteri- 4. CASTIELLA, A. 1977, op. cit., pp. 259-261, figs.
zadas por disponer de un perfil en S, más o 211-212.
menos pronunciado, o globular, superficie tosca, 5. Ruiz ZAPATERO, G. 1985, op. cit., II, p. 554, fig.
amplia asa y base plana, convexa, umbilicada o 176.
pie. 6. CASTIELLA, A. 1977, op. cit., p. 269, fig. 179.
7. Se emplea la relación de altura/anchura, a fin de
El perfil genérico de esta forma tiene una configurar la idea genérica de proporciones del grupo de
continuidad en el Tipo 11 del grupo de superfi- vasos que se integran en la forma.
TIPOLOGÍA CERÁMICA 51
base, 57 mm.; alt., 95 mm.; G., 7 mm. Asa frag., 72 mm.; G., 5 mm. Asas de sección
acintada, de sección rectangular. Línea de circular. Sin diferenciación entre cuello y
arranque del cuello marcada. Superficie lisa, cuerpo. Superficie lisa, pulida, de coloración
pulida, de coloración ocre-anaranjada. Pasta gris oscura. Pasta dura, compacta, depurada,
fina, compacta, depurada, con pequeños desgrasante de cuarzo, de tonalidad gris os-
fragmentos de desgrasante de cuarzo, tonali- cura.
dad grisácea oscura. Superficie ligeramente
afectada por la cremación.
Bajo esta denominación pueden agruparse li- Forma l.D. Taza/olla, en la que la medida de
geras modificaciones del perfil en S; un ejemplo la altura es menor que la de la anchura máxima.
de cuello menos exvasado se identifica en: Malu- Cuerpo globular.
quer de Motes, J. 1954, op. cit., p. 108, fig. 33, n.°
19.
- Forma l.D.l: Taza/olla de cuerpo bajo,
- Forma 1.B.2: Taza/olla de cuerpo bajo, perfil globular, carente de cuello, borde apunta-
perfil en S, cuello ligeramente exvasado, borde do y base plana.
apuntado y base umbilicada. Identificada en: Maluquer de Motes, J. 1958,
op. cit., p. 79, fig. 12.
3. H. 88/22. N . P.III.b. o borde, 102 mm.; o
base, 42 mm.; alt., 95 mm.; G., 6 mm. Asa
acintada, de sección rectangular. Línea de - Forma l.D.2: Taza/olla de cuerpo bajo,
arranque del cuello marcada. Superficie lisa, perfil globular, carente de cuello, borde romo y
pulida, de coloración beige oscuro. Pasta base umbilicada.
compacta, con ligero desgrasante micáceo, Identificada en: Maluquer de Motes, J. 1954,
tonalidad beige-grisácea. Afectada por la op. cit., p. 99, fig. 27, n.° 11; y p. 140, fig. 47, n.°
cremación. 2.
Esta forma puede presentar, también, ligeras
modificaciones en relación con el exvasado del
cuello y la altura del umbo de la base. Identifica- Forma LE. Taza/olla, en la que la medida de
da en: Maluquer de Motes, J. 1954, op. cit., p. 99, la altura es menor que la de la anchura máxima.
fig. 27, n.ü 10; p. 109, fig. 34, n.° 5; y p. 113, fig. Cuerpo troncocónico.
37, n.° 17. Maluquer de Motes, J. 1958, op. cit.,
p. 25, fig. 4, n.° 2.269; y p. 104, fig. 33, n.° 2.224. - Forma l.E.l: Taza/olla de cuerpo bajo,
perfil troncocónico, carente de cuello, borde ro-
- Forma 1.B.3: Taza/olla de cuerpo bajo, mo y base plana.
perfil en S, cuello entrante, borde apuntado y Identificada en: Maluquer de Motes, J. 1954,
pie. op. cit., p. 99, fig. 27, n.° 12.
Identificada en; Maluquer de Motes, J. 1954,
op. cit., p. 99, fig., 27, n.° 9. Cronológicamente, la Forma 1 había sido
adscrita por el Dr. Maluquer al N . P.II.b; no
Forma l.C. Taza/olla, en la que la medida de obstante, en las excavaciones recientes se consta-
la altura es menor que la de la anchura máxima. ta su presencia en el N . P.III.b. (piezas n.° 1-5 del
Doble asa. inventario), abarcando la tipología de estas últi-
mas a los principales grupos genéricos aquí des-
- Forma l.C.l: Taza/olla de cuerpo bajo, critos. Por lo que puede concluirse que la apari-
perfil en S, cuello exvasado, borde romo y base ción del perfil corresponde al momento más anti-
convexa. guo del poblado hasta ahora constatado, aunque
perdure, incluso, hasta P.I.a, como es el caso de
4. H. 87/20. N. P.III.b. 0 borde, 160 mm.; 0
la Forma l.D.2.
máx., 175 mm.; 0 base, 52 mm.; alt., 128
mm.; G., 6 mm. Asas acintadas, bilobuladas.
Línea de arranque del cuello marcada. Su-
perficie lisa, pulida, de coloración ocre-ana- FORMA 2:
ranjada. Pasta compacta, depurada, desgra-
sante de cuarzo, tonalidad gris oscura. Afec- Cuenco/escudilla. Piezas de tamaño medio,
tada por la cremación. caracterizadas por disponer de un perfil globular,
curvo o troncocónico, superficie lisa y base pla-
- Forma l.C.2: Taza/olla de cuerpo bajo, na, umbilicada o pie.
perfil en S, cuello recto y borde apuntado. Care- El perfil genérico de esta forma se incluye en
ce de base. el Tipo 9 de A. Castiella, aunque en esta clasifica-
5. H. 87/20. N. P.III.b. 0 borde, 104 mm.; alt. ción se hace referencia, exclusivamente, a las
52 J. MALUQUER DE MOTES / F. GRACIA / G. MUNILLA
presentan ligeras variantes en cuanto a la inclina- Identificada en: Maluquer de Motes, J. 1954,
ción del cuerpo y la relación de medidas máxi- op. cit., p. 101, fig. 28, n.° 3; p. 106, fig. 31, n.°
mas. Opcionalmente, puede disponer de asa cir- 18; y p. 112, fig. 36, n.° 10.
cular perforada. Esta forma es propia del nivel P.II.b. En al-
gún caso, puede disponer de asa circular perfora-
Correspondientes a las Formas 2.C.1 y 2.C.2,
da.
disponemos, en las campañas 1986-1988, de los
siguientes ejemplos, a los que la ausencia de base
- Forma 2.E.2: Cuenco/escudilla de perfil
impide adscribir, específicamente, a uno de los
troncocónico, en el que la altura es 2/5 del diá-
dos tipos citados.
metro de la boca. Base umbilicada.
7. H. 86/6. N. P.II.a. 0 borde, 240 mm.; alt. Identificada en: Maluquer de Motes, J. 1954,
frag., 48 mm.; G., 4 mm. Borde apuntado. op. cit., p. 101, fig. 28, n.° 1 y 9; p. 103, fig. 29,
Superficie pulida, de coloración gris amari- n.° 6, 8, 12, 14 y 18; p. 105, fig. 30, n.° 11 y 14; p.
llenta. Pasta compacta, depurada, presencia 109, fig. 34, n.° 2, 6 y 8; y p. 140, fig. 47, n.° 3.
de desgrasante de cuarzo, tonalidad gris os- Maluquer de Motes, J. 1958, op. cit., p. 25, fig. 4,
cura. Afectada por la cremación. n.° 2.271; p. 82, fig. 15, n.° 1, 2 y 4; p. 83, fig. 16,
8. H. 83/1. Superficial; entre pared E. H. 83/1 n.° 1-4; p. 85, fig. 18, n.° 1 y 4; p. 88, fig. 20, n.°
y trinchera 1957. 0 borde, 202 mm.; alt. 1-3; p. 121, fig. 41, n° 2-3; y p. 45, fig. 43, n.° 3-4.
frag., 62 mm.; G., 5 mm. Borde apuntado. Esta forma es propia del nivel P.II.b, aunque,
Superficie pulida, de coloración verde olivá- en ocasiones, haya sido citada en P.I.a. En algún
cea. Pasta dura, compacta, depurada, des- caso, puede disponer de asa circular perforada.
grasante de cuarzo, tonalidad gris ocre.
Afectada por la cremación.
9. H. 88/21. N. P.III.b. 0 borde, 240 mm.; alt. Forma 2.F. Cuenco/escudilla de perfil tron-
frag., 74 mm.; G., 7 mm. Borde plano. Su- cocónico, en el que la altura es la mitad del
perficie pulida, de coloración beige clara. diámetro de la boca.
Pasta dura, compacta, desgrasante de cuar-
zo, tonalidad grisácea. Afectada por la cre- - Forma 2.F.1: Cuenco/escudilla de perfil
mación. troncocónico, en el que la altura es la mitad del
10. H. 87/8. N. P.II.a. 0 borde, 160 mm.; alt. diámetro de la boca. Base plana con reborde.
frag., 45 mm.; G., 6 mm. Borde plano. Su- 12. H. 87/20. N . P.III.b. 0 borde, 235 mm.; 0
perficie pulida, coloración marrón. Pasta du- base, 86 mm.; alt. 111 mm.; G., 7 mm. Bor-
ra, compacta, desgrasante calizo y micáceo, de plano. Asa cuadrangular con perforación
tonalidad marrón. Afectada por la crema- horizontal y decoración de impresión digital
ción. sobre su cara externa. Superficie lisa, pulida,
coloración ocre amarillenta. Pasta fina, com-
Forma 2.D. Cuenco/escudilla de perfil curvo, pacta, foliácea, desgrasante de cuarzo, tona-
en el que la altura es la mitad del diámetro de la lidad grisácea.
boca. Forma propia del nivel P.III.b, aunque, en
algunos casos, perfiles similares hayan sido cita-
- Forma 2.D.1: Cuenco/escudilla de perfil dos, indistintamente, en P.III.b y P.II.a.
curvo, en el que la altura es la mitad del diámetro
de la boca. Pie. - Forma 2.F.2: Cuenco/escudilla de perfil
11. H. 87/20. N . P.III.b. 0 borde, 260 mm.; 0 troncocónico, en el que la altura es la mitad del
base, 88 mm.; alt. 119 mm.; G., 5 mm. Bor- diámetro de la boca. Base umbilicada.
de recto. Asa cuadrangular con perforación 13. H. 88/21. N. P.III.b. 0 borde, 240 mm.; 0
horizontal y decoración de impresión digital base, 84 mm.; alt. 130 mm.; G., 6 mm. Bor-
sobre la cara externa. Superficie pulida, colo- de oblicuo. Asa circular con perforación ho-
ración beige clara. Pasta dura, compacta, rizontal. Superficie pulida, coloración ma-
desgrasante calizo, tonalidad gris oscura.
rrón grisácea clara. Pasta dura, compacta,
Afectada por la cremación.
desgrasante micáceo y calizo, tonalidad gri-
Identificada, exclusivamente, en P.III.b. sácea.
Forma propia del nivel P.III.b.
Forma 2.E. Cuenco/escudilla de perfil tron-
cocónico, en el que la altura es 2/5 del diámetro Correspondientes a las Formas 2.E y 2.F
de la boca. (perfil troncocónico), disponemos, en las campa-
ñas 1986-1988, de los siguientes ejemplos, a los
- Forma 2.E.1: Cuenco/escudilla de perfil que la ausencia de base impide ubicar en una
troncocónico en el que la altura es 2/5 del diáme- forma determinada, pero que completan el arco
tro de la boca. Base plana. cronológico de las mismas:
54 J. MALUQUER DE MOTES / F. GRACIA / G. MUNILLA
14. Superficial, frente a corte estratigráfico de circulares, de 3 mm. de diámetro. Pasta dura,
1957. 0 borde, 242 mm.; alt. frag., 58 mm.; compacta, depurada, desgrasante de cuarzo.
G., 6 mm. Borde redondeado. Superficie pu- 23. H. 87/8. N . P.II.a. 0 borde, 240 mm.; alt.
lida, coloración negruzca. Pasta dura, com- frag., 44 mm.; G., 7 mm. Borde plano. Su-
pacta, desgrasante micáceo, tonalidad negra. perficie pulida, coloración marrón negruzco.
Afectada por la cremación. Pasta dura, compacta, desgrasante calizo, to-
15. Superficial, frente a corte estratigráfico de nalidad gris.
1957. 0 borde, 202 mm.; alt. frag., 52 mm.; 24. H. 87/8. N . P.II.a. 0 borde, 260 mm.; alt.
G., 5 mm. Borde plano. Superficie pulida, frag., 71 mm.; G., 6 mm. Borde apuntado.
coloración gris ocre. Pasta dura, compacta, Superficie pulida, coloración marrón ne-
depurada, desgrasante de cuarzo, tonalidad gruzco. Pasta dura, compacta, desgrasante
gris oscura. Afectada por la cremación. micáceo y calizo, tonalidad gris. Afectada
16. Superficial, frente a corte estratigráfico de por la cremación.
1957. 0 borde, 244 mm.; alt. frag., 56 mm.; 25. H. 87/8. N . P.II.a. 0 borde, 280 mm.; alt.
G., 7 mm. Borde plano. Superficie pulida, frag., 63 mm.; G., 6 mm. Borde redondeado.
coloración ocre rojiza. Pasta blanda, poco Presenta dos orificios de suspensión, circula-
compacta, estructura foliácea, desgrasante de res, de 3 mm. de diámetro. Superficie pulida,
cuarzo, tonalidad gris clara. Afectada por la coloración anaranjada. Pasta dura, compac-
cremación. ta, desgrasante calizo, tonalidad anaranjada.
17. Superficial, frente a corte estratigráfico de 26. H. 86/18. N . P.III.b. 0 borde, 280 mm.; alt.
1957. 0 borde, 200 mm.; alt. frag., 70 mm.; frag., 62 mm.; G., 8 mm. Borde recto. Su-
perficie pulida, coloración ocre rojizo. Pasta
G., 4 mm. Borde redondeado. Superficie pu-
dura, compacta, depurada, desgrasante de
lida, coloración ocre olivácea. Pasta dura,
cuarzo, tonalidad gris oscuro. Afectada por
compacta, depurada, desgrasante de cuarzo, I3. cremación
tonalidad gris oscura. Afectada por la crema-
27. H. 87/19. N . P.III.b. 0 borde, 280 mm.; alt.
ción.
frag., 67 mm.; G., 8 mm. Borde recto. Su-
18. H. 87/7. N . P.II.a. o borde, 142 mm.; alt. perficie pulida, coloración gris oliváceo. Pas-
frag., 38 mm.; G., 6 mm. Borde redondeado. ta dura, compacta, depurada, desgrasante de
Suspensión de orejeta en el arranque del mis- cuarzo y mica, tonalidad gris oscura. Afecta-
mo, con improntas digitales y perforación da por la cremación.
circular horizontal. Superficie pulida, colo- 28. H. 87/20. N . P.III.b. 0 borde, 220 mm.; alt.
ración beige ocre. Pasta compacta, depurada, frag., 36 mm.; G., 5 mm. Borde apuntado.
desgrasante de cuarzo y mica, tonalidad gris Superficie lisa, coloración gris oscuro. Pasta
negruzca. Afectada por la cremación. dura, compacta, depurada, desgrasante cali-
19. H. 87/7. N . P.II.a. o borde, 200 mm.; alt. zo y micáceo, tonalidad gris. Afectada por la
frag., 39 mm.; G., 4 mm. Borde redondeado. cremación.
Asa de tipo cuadrangular, con perforación 29. H. 88/21. N . P.III.b. 0 borde, 180 mm.; alt.
circular horizontal. Superficie pulida, de co- frag., 60 mm.; G., 7 mm. Borde plano. Su-
loración beige ocre. Pasta compacta, depura- perficie pulida, coloración gris oscuro. Pasta
da, estructura foliácea, desgrasante de cuar- dura, compacta, desgrasante calizo, tonali-
zo y mica, tonalidad gris oscuro. dad gris oscura. Afectada por la cremación.
20. H. 87/7. N . P.II.a. 0 borde, 180 mm.; alt. 30. H. 88/21. N . P.III.b. 0 borde, 300 mm.; alt.
frag., 36 mm.; G., 6 mm. Borde redondeado. frag., 68 mm.; G., 8 mm. Borde redondeado.
Asa de tipo prismático, con perforación cua- Superficie lisa, coloración marrón grisáceo.
drangular horizontal. Superficie pulida, de Pasta dura, compacta, desgrasante calizo, to-
coloración gris negruzco. Pasta dura, com- nalidad gris. Afectada por la cremación.
pacta, estructura foliácea, desgrasante de 31. H. 88/22. N . P.III.b. 0 borde, 220 mm.; alt.
cuarzo, tonalidad gris oscuro. Afectada por frag., 90 mm.; G., 8 mm. Borde redondeado.
la cremación. Asa cuadrangular, con perforación oval ho-
21. H. 87/7. N . P.II.a. 0 borde, 160 mm.; alt. rizontal. Superficie pulida, coloración grisá-
frag., 43 mm.; G., 5 mm. Borde redondeado. cea. Pasta dura, compacta, depurada, des-
Superficie pulida, coloración gris beige. Pas- grasante calizo, tonalidad gris oscura.
ta dura, compacta, depurada, desgrasante de 32. H. 88/22. N . P.III.b. 0 borde, 300 mm.; alt.
cuarzo, tonalidad gris ocre. Afectada por la frag., 100 mm.; G., 8 mm. Borde redondea-
cremación. do. Superficie lisa, coloración gris oscuro.
22. H. 87/8. N . P.II.a. 0 borde, 200 mm.; alt. Pasta blanda, poco compacta, escasamente
frag., 57 mm.; G., 8 mm. Borde redondeado. depurada, abundante desgrasante de cuarzo,
tonalidad grisácea.
Superficie lisa, pulida, coloración ocre roji-
zo. Dispone de dos orificios de suspensión, Del conjunto de las formas presentadas, co-
TIPOLOGÍA CERÁMICA 55
rrespondientes a 2.E y 2.F, se desprende que los Identificada en: Maluquer de Motes, J. 1954,
cuencos/escudilla de perfil troncocónico se loca- op. cit., p. 92, fig. 22, n.° 1; y p. 99, fig. 27, n.° 3.
lizan entre P.III.b, P.II.a y P.II.b, siendo los Maluquer de Motes, J. 1958, op. cit., p. 21, fig. 3,
primeros los de dimensiones mayores, por lo que n.° 2.273; y p. 95, fig. 26, n.° 4.
respecta a la relación altura/diámetro de la boca; Los perfiles de esta forma tienen tendencia a
y evolucionando, posteriormente, hacia perfiles evolucionar de bases planas a bases convexas.
más bajos, aunque manteniendo una apertura del
vaso amplia. - Forma 3.A.2: Olla globular de cuello recto,
en la que la altura es 3/4 del diámetro máximo.
FORMA 3: Base umbilicada.
Identificada en: Maluquer de Motes, J. 1954,
Olla globular de tamaño pequeño; perfil sin p. 92, fig. 22, n.° 3; p. 98, fig. 26, n.° 1 y 5; p. 103,
carena; cuello recto, con reborde, exvasado o fig. 29, n.° 3-5 y 11; p. 105, fig. 30, n.° 3 y 9; p.
cerrado; base plana, umbilicada o pie; superficie 108, fig. 33, n.° 17 y 18; p. 109, fig. 34, n.° 2-3, 9 y
pulida; y carente de decoración. Ocasionalmen- 10; p. 112, fig. 36, n.° 9 y 12; y p. 113, fig. 37, n.°
te, dispone de asa de orejeta perforada. 19. Maluquer de Motes, J. 1958, op. cit., p. 21, fig.
Corresponde a la Forma 5 de la clasificación 3, n.° 2.275 y 2.306; p. 79, fig. 12, n.° 1; p. 92, fig.
de A. Castiella 10, dada como propia del período 23, n.° 3; p. 97, fig. 28, n.° 2; p. 104, fig. 33, n.° 2;
Hierro I, a partir de las piezas de este tipo proce- y p. 16, fig. 40, n.° 1.
dentes del Alto de la Cruz, donde son mayorita- Los perfiles de esta forma pueden presentar, a
rias en el nivel P.II.b en relación a las excavacio- veces, asas con forma de orejeta perforada o pe-
nes de los años 50. N o figura en la estructuración zón perforado.
formal de G. Ruiz Zapatero, probablemente por Correspondientes a las campañas 1986-1988 y
ser consideradas como variantes del tipo de ollas englobables dentro de la Forma 3.A, aunque sin
con perfil en S y carena central (Forma 1 de A. adscripción de variante debido a la ausencia de
Castiella y Forma 4 de la presente clasifica- base, disponemos de los siguientes ejemplos, que
ción) ". amplían el arco cronológico de la misma a P.II.a,
La repartición zonal en Navarra alcanza los desde la inclusión en P.II.b que se le daba en los
yacimientos de Sansol (Muru-Astrain), El Caste- ejemplos citados supra:
jón (Arguedas), El Castillar (Mendavia), Leguin 33. H. 87/7. N . P.II.b. 0 borde, 76 mm.; alt.
(Echauri) y La Custodia (Viana); así como en El frag., 50 mm.; G., 3 mm. Borde plano. Su-
Redal, en La Rioja. perficie pulida, alisada con instrumento du-
Dentro de este grupo, la diferenciación for- ro, inciso-punzante en sentido horizontal,
mal básica la otorga la forma del cuello, resultan- coloración gris marronosa. Pasta dura, com-
do cuatro grandes grupos: recto, con reborde, pacta, muy depurada, desgrasante calizo, to-
exvasado y cerrado. En los mismos, no obstante, nalidad gris oscura.
se incluyen perfiles con diversos ángulos de incli- 34. H. 87/7. N . P.II.a. 0 borde, 121 mm.; alt.
nación, así como con bordes de variada factura. frag., 33 mm.; G., 4 mm. Borde redondeado.
La forma de olla globular se consideraba co- Superficie pulida, coloración marrón grisá-
mo propia de P.II.b. Sin embargo, el material ceo. Pasta dura, compacta, muy depurada,
procedente de las excavaciones 1986-1988 indica desgrasante de cuarzo, tonalidad gris oscura.
que la misma, también se presenta, aunque en Afectada por la cremación.
cantidades reducidas, en los niveles P.II.a y 35. H. 87/7. N . P.II.a. 0 borde, 103 mm.; alt.
P.III.b; por lo que tenemos una continuidad esti- frag., 64 mm.; G., 6 mm. Borde recto. Sus-
lística marcada que se relaciona con lo visto, pensión de orejeta, con perforación circular
anteriormente, para las formas incluidas en el horizontal. Superficie pulida, coloración gris
grupo 2. marronoso. Pasta dura, compacta, depurada,
desgrasante calizo, tonalidad gris. Afectada
por la cremación.
Forma 3.A. Olla globular de cuello recto, en 36. H. 87/7. N. P.II.a. 0 borde, 120 mm.; alt.
la que la altura es 3/4 del diámetro máximo. frag., 52 mm.; G., 6 mm. Borde redondeado.
Superficie pulida, coloración marrón grisá-
- Forma 3.A.1: Olla globular de cuello recto, ceo oscuro. Pasta dura, compacta, depurada,
en la que la altura es 3/4 del diámetro máximo. desgrasante micáceo, tonalidad marrón ne-
Base plana. gruzca.
37. H. 86/6. N . P.II.a. 0 borde, 92 mm.; alt.
10. CASTIELLA, A. 1977, op. cit., p. 245, figs. 196-197. frag., 50 mm.; G., 3 mm. Borde redondeado.
11. CASTIELLA, A. 1977, op. cit., pp. 229-237, figs. Superficie pulida, coloración gris verdoso.
187-192. Pasta dura, compacta, depurada, desgrasante
56 J. MALUQUER DE MOTES / F. GRACIA / G. MUNILLA
micáceo, tonalidad gris oscura. Afectada por compacta, desgrasante calizo, tonalidad gris
la cremación. oscura. Afectada por la cremación.
40. H. 87/7. N. P.II.a. 0 borde, 83 mm.; alt.
frag., 65 mm.; G., 4 mm. Borde saliente, de
Forma 3.B. Olla globular de cuello con re-
labio redondeado convexo. Superficie puli-
borde, en la que la altura es 2/3 del diámetro
da, coloración beige claro. Pasta dura, com-
máximo.
pacta, muy depurada, tonalidad gris oscura.
- Forma 3.B.1: Olla globular de cuello con 41. H. 87/7. N . P.II.a. 0 borde, 60 mm.; alt.
reborde, en la que la altura es 2/3 del diámetro frag., 37 mm.; G., 3 mm. Borde saliente, de
máximo. Base plana. labio redondeado convexo. Superficie puli-
da, coloración verdosa. Pasta dura, compac-
Identificada en: Maluquer de Motes, J. 1958,
ta, muy depurada, desgrasante micáceo, to-
op. cit., p. 21, fig. 3, n.° 2.277 y 2.304; y p. 107,
nalidad gris oscura.
fig. 36, n.° 1 y 2.
Los perfiles incluidos en esta forma fueron 42. H. 86/6. N. P.II.a. 0 borde, 111 mm.; alt.
adscritos a P.II.b. frag., 75 mm.; G., 4 mm. Borde saliente, de
labio convexo. Superficie pulida, coloración
- Forma 3.B.2: Olla globular de cuello con negruzca. Pasta fina, compacta, muy depu-
reborde, en la que la altura es 2/3 del diámetro rada, desgrasante de cuarzo, tonalidad negra.
Afectada por la cremación.
máximo. Base umbilicada.
43. H. 87/20. N . P.III.b. 0 borde, 140 mm.; alt.
38. H. 87/8. N. P.II.a. o borde, 92 mm.; o base, frag., 84 mm.; G., 5 mm. Borde saliente, de
26 mm.; alt., 68 mm.; G., 4 mm. Borde labio redondeado convexo. Superficie lisa,
saliente, de labio redondeado convexo. Su- no pulida, coloración ocre anaranjado. Pasta
perficie pulida, coloración marrón anaranja- dura, compacta, depurada, desgrasante de
do oscuro. Pasta dura, compacta, depurada, cuarzo, tonalidad gris oscura.
abundante desgrasante de cuarzo y mica, to-
nalidad gris oscura.
Forma 3. C. Olla globular de cuello exvasado,
Identificada, asimismo, en: Maluquer de Mo- en la que la altura es 2/3 del diámetro máximo.
tes, J. 1958, op. cit., p. 21, fig. 3, n.° 2.274; p. 25,
fig. 4, n.° 2.308; p. 95, fig. 26, n.° 1 y 3; y p. 116, - Forma 3.C.1: Olla globular de cuello ex-
fig. 40, n.° 3-7. vasado, en la que la altura es 2/3 del diámetro
Los perfiles incluidos en esta forma fueron máximo. Base plana.
adscritos a P.II.b, aunque, como puede observar-
se en la pieza n.° 38, también se localizan en 44. H. 87/8. N . P.II.a. 0 borde, 70 mm.; alt., 63
P.II.a. mm.; G., 2 mm. Borde de labio redondeado.
Suspensión en forma de apéndice con perfo-
ración circular horizontal. Superficie pulida,
- Forma 3.B.3: Olla globular de cuello con coloración gris anaranjado. Pasta dura, com-
reborde, en la que la altura es 2/3 del diámetro pacta, depurada, foliácea, desgrasante de
máximo. Pie. cuarzo, tonalidad gris negruzca. Afectada
Identificada en: Maluquer de Motes, J. 1954, por la cremación.
op. cit., p. 106, fig. 31, n.° 21. Maluquer de Motes, Identificada, asimismo, en: Maluquer de Mo-
J. 1958, op. cit., p. 92, fig. 23, n.° 2; p. 94, fig. 25, tes, J. 1954, op. cit., p. 92, fig. 22, n.° 3; p. 99, fig.
n.° 1; p. 95, fig. 26, n.° 5; y p. 108, fig. 37, n.° 1. 27, n.° 4 y 6; p. 106, fig. 31, n.° 24; y p. 109, fig.
Los perfiles incluidos en esta forma pueden 34, n.° 11. Maluquer de Motes, J. 1958, op. cit., p.
disponer, ocasionalmente, de asa de orejeta per- 21, fig. 3, n.° 2.305; p. 97, fig. 28, n.ü 1; p. 105, fig.
forada; asimismo, se muestra una tendencia hacia 34, n.° 2.229 y 2.230; y p. 107, fig. 36, n.° 3.
un aumento progresivo de la concavidad interior Los perfiles de esta forma pueden presentar,
del pie. Los ejemplos citados se fijaron en P.II.b. en algunos casos, suspensiones de apéndice per-
Localizadas en las campañas 1986-1988, dis- forado. Asimismo, se observa una cierta tenden-
ponemos de las siguientes piezas, pertenecientes cia, en la evolución de la forma de las bases, de
a la Forma 3.B, aunque sin adscripción a las plana a convexa.
variantes definidas, debido a la ausencia de base.
No obstante, las mismas sirven para constatar la - Forma 3.C.2: Olla globular de cuello ex-
vasado, en la que la altura es 2/3 del diámetro
presencia frecuente de los perfiles en el nivel
máximo. Base umbilicada.
P.II.a y su aparición en P.III.b.
Identificada en: Maluquer de Motes, J. 1954,
39. H. 87/7. N . P.II.a. 0 borde, 85 mm.; alt. op. cit., p. 92, fig. 22, n.° 6; y p. 98, fig. 26, n.° 5.
frag., 60 mm.; G., 5 mm. Borde saliente, de Maluquer de Motes, J. 1958, op. cit., p. 21, fig. 3,
labio redondeado convexo. Superficie puli- n.° 2.276; p. 95, fig. 26, n.° 2; p. 105, fig. 34, n.°
da, coloración marrón grisáceo. Pasta dura, 2.225-2.228; y p. 116, fig. 40, n.° 2.
TIPOLOGÍA CERÁMICA 57
Los perfiles de esta forma pueden presentar La estructura tipológica de esta forma es difí-
suspensiones de apéndice perforado y asas de cil, debido al hecho de que, al tratarse de produc-
orejeta perforada. Comúnmente, se ha cifrado a ciones a mano arcaicas, se producen múltiples
esta forma en el nivel P.II.b, sin embargo, las variantes en cuanto a la posición de la inflexión
excavaciones 1986-1988 han proporcionado per- de la carena y el ángulo de apertura del cuello,
files, correspondientes a la Forma 3.C, en el nivel por lo que, aún y habiendo diferenciado dos
P.II.a. grupos en relación al perfil del cuerpo y tres
45. H. 86/6. N. P.II.a. o borde, 160 mm.; alt. referidos al cuello, los perfiles incluidos en cada
frag., 65 mm.; G.,' 6 mm. Borde de labio una de las subdivisiones formales que efectuamos
oblicuo. Superficie pulida, coloración gris tienen ligeras diferencias. No obstante, creemos
oscuro. Pasta dura, compacta, poco depura- que el establecimiento de una tipología formal,
da, tonalidad gris oscura. Afectada por la que tienda a individualizar subgrupos en esta
cremación. forma, y la comparación de la distribución de los
mismos en los yacimientos del Valle Medio del
Ebro, puedan resultar interesantes, debido a que
Forma 3.D. Olla globular de cuello cerrado, la Forma 4 es la más representativa de la transi-
en la que la altura es 2/3 del diámetro máximo. ción Bronce Final-Hierro I.
- Forma 3.D.1: Olla globular de cuello cerra- El material procedente de las campañas 1986-
do, en la que la altura es 2/3 del diámetro máxi- 1988 confirma el carácter arcaico que debe otor-
mo. Base plana. garse a esta forma, puesto que es ampliamente
Identificada en: Maluquer de Motes, J. 1954, mayoritaria, en todas sus variantes, en el nivel
op. cit., p. 92, fig. 22, n.° 4. P.III.b.
Presenta suspensión de apéndice perforado.
Ejemplar datado en P.II.b. Forma 4.A. Vaso britroncocónico, de perfil
carenado, en el que la medida de la altura es 2/3
FORMA 4: del diámetro máximo.
máx., 140 mm; 0 base, 42 mm.; alt., 105 Los perfiles incluidos en esta variante tienden
mm.; G., 6 mm. Borde de labio redondeado. a disponer, en la superficie interior de la base, de
Asa de orejeta cuadrangular, con perfora- un fondo umbilicado. Las asas se sitúan sobre la
ción circular horizontal. Superficie lisa, puli- inflexión de la carena.
da, coloración ocre anaranjado. Pasta dura,
compacta, depurada, desgrasante de cuarzo, - Forma 4.A.1.C: Vaso bitroconcónico, de
tonalidad negruzca. Afectada por la crema- perfil carenado, en el que la medida de la altura es
ción. 2/3 de la anchura máxima. Base plana. Cuello
50. H. 88/21. N . P.III.b. 0 borde, 135 mm.; 0 poco exvasado.
máx., 142 mm.; 0 base, 50 mm.; alt., 100 55. H. 87/20. N . P.III.b. 0 borde, 160 mm.; 0
mm.; G., 6 mm. Borde de labio redondeado. máx., 194 mm.; 0 base, 45 mm.; alt., 140
Superficie lisa, pulida, coloración beige ana- mm.; G., 9 mm. Borde de labio redondeado.
ranjado. Pasta dura, compacta, depurada, Asa de orejeta cuadrangular, con perfora-
desgrasante de cuarzo, tonalidad gris oscura. ción circular horizontal y decoración de im-
Afectada por la cremación. pronta digital en sus caras superior e infe-
Los perfiles de esta variante pueden presentar rior. Superficie lisa, pulida, coloración ocre
diferencias en cuanto al grosor de la base, mien- amarillento. Pasta dura, exfoliada, depurada,
tras que las asas se disponen, siempre, en la infle- desgrasante de cuarzo, tonalidad grisácea.
xión de la carena. Presenta decoración, en la inflexión del cue-
llo y arranque del cuerpo, que combina dos
- Forma 4.A.1.B: Vaso bitroconcónico, de líneas acanaladas horizontales con series se-
perfil carenado, en el que la medida de la altura es paradas de seis impresiones unguladas en
2/3 del diámetro máximo. Base plana. Cuello disposición oblicua. Afectada por la crema-
exvasado. ción.
51. H. 87/20. N . P.III.b. 0 borde, 100 mm.; 0 56. H. 87/20. N . P.III.b. 0 borde, 155 mm.; 0
máx., 114 mm.; 0 base, 26 mm.; alt., 87 mm.; máx., 176 mm.; 0 base, 53 mm.; alt., 129
G., 4 mm. Borde de labio redondeado. Su- mm.; G., 7 mm. Borde de labio redondeado.
perficie pulida, coloración ocre rojizo. Pasta Superficie lisa, pulida, coloración ocre olivá-
dura, compacta, depurada, desgrasante de ceo. Pasta dura, compacta, depurada, des-
cuarzo, coloración gris negruzco. Decora- grasante de cuarzo, tonalidad gris oscura.
ción de acanalados en forma de cinco líneas Presenta decoración, en la inflexión del cue-
seriadas pseudohorizontales, dispuestas bajo llo y parte superior del cuerpo, de tipo aso-
el arranque del cuello, trazo profundo. Afec- ciado, consistente en una línea horizontal
tada por la cremación, después de la rotura. acanalada sobre el arranque del cuello, com-
binada con series de denticulados paralelos,
52. H. 87/20. N. P.III.b. 0 borde, 168 mm.; 0 formando motivos progresivos de líneas
máx., 193 mm.; 0 base, 45 mm.; alt., 135 quebradas. Afectada por la cremación.
mm.; G., 6 mm. Borde de labio redondeado.
Asa de orejeta cuadrangular, con perfora- 57. H. 88/22. N . P.III.b. 0 borde, 80 mm.; 0
ción circular horizontal y superficie exterior máx., 82 mm.; 0 base, 24 mm.; alt., 55 mm.;
con impronta digital. Superficie lisa, pulida, G., 5 mm. Borde de labio redondeado. Asa
coloración ocre anaranjado. Pasta fina, po- de orejeta cuadrangular, con perforación cir-
rosa, ligero desgrasante de cuarzo, tonalidad cular horizontal y decoración de impronta
grisácea. Afectada por la cremación. digital en el lateral. Superficie lisa, colora-
ción beige amarillento. Pasta blanda, com-
53. H. 88/22. N. P.III.b. 0 borde, 120 mm.; 0
pacta, desgrasante de cuarzo, tonalidad gris
máx., 141 mm.; 0 base, 55 mm.; alt., 100
oscura. Afectada por la cremación, con pos-
mm.; G., 5 mm. Borde de labio redondeado.
terioridad a la rotura.
Asa de orejeta rectangular plana, con perfo-
ración circular horizontal. Superficie lisa, Los perfiles de esta forma pueden presentar el
pulida, coloración gris beige. Pasta blanda, fondo interior plano o convexo. Asa situada so-
compacta, poco depurada, desgrasante de bre la inflexión de la carena.
cuarzo, tonalidad gris oscura.
54. H. 88/21. N. P.III.b. 0 borde, 80 mm.; 0 - Forma 4.A.2: Vaso bitroncocónico, de per-
máx., 102 mm.; 0 base, 20 mm.; alt., 70 mm.; fil carenado, en el que la medida de la altura es
G., 4 mm. Borde de labio redondeado. Asa 2/3 del diámetro máximo. Base umbilicada.
de orejeta circular, con perforación circular
horizontal. Superficie lisa, pulida, colora- - Forma 4.A.2.A: Vaso bitroncocónico, de
ción ocre anaranjado. Pasta dura, compacta, perfil carenado, en el que la medida de la altura es
depurada, ligero desgrasante de cuarzo, to- 2/3 del diámetro máximo. Base umbilicada. Cue-
nalidad gris oscura. llo muy exvasado.
TIPOLOGÍA CERÁMICA 59
58. H. 88/22. N. P.III.b. 0 borde, 120 mm.; 0 - Forma 4.A.2.C: Vaso bitroncocónico, de
máx., 133 mm.; 0 base, 35 mm.; alt., 98 mm.; perfil carenado, en el que la medida de la altura es
G., 5 mm. Borde de labio redondeado. Su- 2/3 del diámetro máximo. Base umbilicada. Cue-
perficie lisa, pulida, coloración gris beige. llo poco exvasado.
Pasta dura, compacta, muy depurada, ligero 63. H. 87/20. N. P.III.b. 0 borde, 130 mm.; 0
desgrasante de cuarzo, tonalidad gris oscura. máx., 146 mm.; 0 base, 40 mm.; alt., 108
Presenta decoración, sobre la parte superior mm.; G., 6 mm. Borde de labio apuntado.
del cuerpo, consistente en siete líneas acana- Asa de orejeta cuadrangular, con perfora-
ladas pseudohorizontales, ocupando una ción circular horizontal y decoración de im-
banda de registro de 20 mm. de anchura, pronta digital en la parte exterior. Superficie
trazo poco profundo e irrgular. Afectada lisa, pulida, coloración ocre oliváceo. Pasta
por la cremación, después de la rotura. dura, compacta, depurada, desgrasante mi-
59. H. 88/22. N. P.III.b. 0 borde, 80 mm.; 0 cáceo, tonalidad ocre grisácea. Presenta de-
máx., 108 mm.; 0 base, 24 mm.; alt., 80 mm.; coración, sobre la parte superior del cuerpo,
G., 3 mm. Borde de labio redondeado. Asa consistente en cinco líneas acanaladas pseu-
de orejeta circular, con perforación circular dohorizontales sobre una banda de registro
horizontal y decoración, por impronta digi- de 26 mm. de anchura, trazo profundo.
tal, en sus partes superior e inferior. Superfi-
cie lisa, pulida, coloración gris oscuro. Pasta Pertenecientes a la Forma 4.A, pero sin ad-
dura, compacta, depurada, abundante des- scripción a ninguna de sus variantes, debido a la
grasante de cuarzo, tonalidad gris oscura. ausencia de base, disponemos, procedentes de las
Presenta decoración, sobre la parte superior campañas 1986-1988, de los siguientes ejemplos,
del cuerpo, de tipo asociado, consistente en que sirven para confirmar la adscripción de la
cinco líneas acanaladas, paralelas y pseu- misma al nivel P.III.b:
dohorizontales, de trazo profundo y una lí- 64. H. 87/20. N . P.III.b. 0 borde, 142 mm.; alt.
nea de improntas unguladas en disposición frag., 78 mm.; G., 5 mm. Borde de labio
oblicua. recto. Superficie pulida, coloración marrón
60. H. 88/21. N . P.III.b. 0 borde, 130 mm.; 0 grisáceo claro. Pasta dura, compacta, depu-
máx., 135 mm.; 0 base, 35 mm.; alt., 93 mm.; rada, desgrasante calizo, tonalidad gris oscu-
G., 5 mm. Borde de labio redondeado. Su- ra. Presenta decoración, en la zona de infle-
perficie lisa, pulida, coloración beige grisá- xión del cuello, consistente en una serie de
ceo claro. Pasta dura, compacta, desgrasante impresiones ovaladas en disposición oblicua.
calizo, tonalidad gris oscura. Presenta deco- Ligeramente afectada por la cremación.
ración sobre la parte superior del cuerpo, 65. H. 87/19. N . P.III.b. 0 borde, 240 mm.; alt.
compuesta por tres líneas acanaladas hori- frag., 108 mm.; G., 5 mm. Borde de labio
zontales, de trazo suave, que ocupan una redondeado. Superficie pulida, coloración
banda de registro de 28 mm. de anchura. gris amarronado. Pasta dura, compacta, es-
Afectada por la cremación. tructura foliácea, desgrasante de cuarzo, to-
nalidad gris. Afectada por la cremación.
Las piezas de esta variante tienen tendencia a
disponer de un fondo interior umbilicado. Asa 66. H. 87/20. N. P.III.b. 0 borde, 186 mm.; alt.
situada sobre la inflexión de la carena. frag., 48 mm.; G., 4 mm. Borde de labio
redondeado. Superficie lisa, no pulida, colo-
- Forma 4.A.2.B: Vaso bitroncocónico, de ración beige ocre. Pasta dura, compacta, de-
perfil carenado, en el que la medida de la altura es purada, desgrasante de cuarzo, tonalidad
2/3 del diámetro máximo. Base umbilicada. Cue- beige ocre.
llo exvasado. 67. H. 87/19. N. P.III.b. 0 borde, 160 mm.; alt.
frag., 86 mm.; G., 8 mm. Borde de labio
61. H. 88/21. N . P.III.b. 0 borde, 110 mm.; 0 redondeado. Superficie pulida, coloración
máx., 115 mm.; 0 base, 24 mm.; alt., 80 mm.; ocre beige. Pasta dura, compacta, desgrasan-
G., 4 mm. Borde de labio redondeado. Su- te de cuarzo, tonalidad gris clara.
perficie lisa, pulida, coloración beige anaran- 68. H. 87/20. N . P.III.b. 0 borde, 140 mm.; alt.
jado. Pasta dura, compacta, desgrasante mi- frag., 92 mm.; G., 3 mm. Borde de labio
cáceo, tonalidad beige anaranjada. redondeado. Superficie lisa, pulida, colora-
62. H. 88/21. N . P.III.b. 0 borde, 92 mm.; 0 ción ocre anaranjado. Pasta dura, poco de-
máx., 95 mm.; 0 base, 25 mm.; alt., 65 mm.; purada, desgrasante de cuarzo, tonalidad
G., 4 mm. Borde de labio redondeado. Su- grisácea oscura. Presenta decoración, sobre
perficie lisa, pulida, coloración ocre anaran- la inflexión del cuello y la parte superior del
jado. Pasta dura, compacta, depurada, des- cuerpo, de tipo asociado, consistente en una
grasante micáceo, tonalidad gris amarrona- línea acanalada horizontal, de trazo profun-
da. do, y grupos de tres denticulados paralelos
60 J. MALUQUER DE MOTES / F. GRACIA / G. MUNILLA
que forman un motivo de alternancia a dere- da, desgrasante de cuarzo y mica, tonalidad
cha e izquierda. Afectada por la cremación. gris oscura. Afectada por la cremación.
69. H. 87/20. N. P.III.b. o borde, 160 mm.; alt. 73. H. 88/21. N. P.III.b. 0 borde, 150 mm.; 0
frag., 102 mm.; G., 6 mm. Borde de labio máx., 150 mm.; 0 base, 68 mm.; alt., 100
apuntado. Superficie lisa, pulida, coloración mm.; G., 5 mm. Borde de labio redondeado.
grisácea. Pasta dura, compacta, depurada, Superficie lisa, pulida, coloración beige ana-
desgrasante calizo, tonalidad gris oscura. ranjado claro. Pasta dura, compacta, abun-
Presenta decoración, sobre la parte superior dante desgrasante micáceo y calizo. Tonali-
del cuerpo, consistente en cinco líneas aca- dad beige anaranjada clara.
naladas anchas, de trazo suave, que confor- 74. H. 87/8. N. P.II.a. 0 borde, 90 mm.; 0 máx.,
man una banda de registro de 43 mm. de 105 mm.; 0 base, 30 mm.; alt., 75 mm.; G., 5
anchura. mm. Borde de labio apuntado. Superficie
lisa, pulida, coloración gris marrón oscuro.
Forma 4.B. Vaso bitroncocónico, de perfil Pasta dura, compacta, desgrasante calizo, to-
circular, en el que la medida de la altura es 2/3 del nalidad gris oscura. Afectada por la crema-
diámetro máximo. ción.
- Forma 4.B.1: Vaso bitroncocónico, de per- - Forma 4.B.2: Vaso bitroncocónico, de per-
fil circular, en el que la medida de la altura es 2/3 fil circular, en el que la medida de la altura es 2/3
del diámetro máximo. Base plana. del diámetro máximo. Base umbilicada.
separadas por series de motivos ovalados ex- ra, compacta, desgrasante de cuarzo, tonali-
cisos, también en disposición oblicua; en el dad gris oscura. Afectada por la cremación.
segundo registro, series de líneas oblicuas 83. H. 88/22. N. P.III.b. 0 borde, 120 mm.; 0
excisas, apuntadas, formando un motivo de máx., 136 mm.; alt. frag., 96 mm.; G., 4 mm.
línea quebrada, en el interior de la cuál se Borde de labio redondeado. Asa de orejeta
dispone un motivo ovalado; en el tercer re- circular, con perforación circular horizontal.
gistro, serie de crecientes, en posición hori- Superficie lisa, pulida, coloración gris. Pasta
zontal, ocupando la totalidad de la anchura dura, compacta, desgrasante de cuarzo, to-
de la banda; en la zona de inflexión del cuer- nalidad gris oscura.
po, decoración de dos líneas paralelas de 84. H. 87/8. N . P.II.a. 0 borde, 140 mm.; 0
puntillado; en la superficie interior del cue- máx., 165 mm.; alt. frag., 120 mm.; G., 7
llo, motivo corrido de líneas verticales exci- mm. Borde de labio redondeado. Superficie
sas, de extremo romo. Todos los motivos lisa, pulida, coloración beige grisáceo claro.
decorativos señalados presentan relleno de Pasta dura, compacta, desgrasante calizo, to-
pasta blanca. Afectada por la cremación. nalidad gris oscura. Presenta decoración, so-
Pertenecientes a la Forma 4.B, aunque sin bre las partes superior y central del cuerpo,
posibilidad de adscripción a ninguna de las va- dividida en dos zonas de registro; en la pri-
riantes descritas, debido a la ausencia de base, mera, motivos asociados de tres líneas de
tenemos documentadas, procedentes de las cam- acanalado pseudohorizontales, de trazo pro-
pañas 1986-1988, los siguientes ejemplos, perte- fundo, y serie de impresiones unguladas, en
necientes, mayoritariamente, al nivel P.III.b: posición oblicua; en la segunda, serie de lí-
neas acanaladas, en posición oblicua, orien-
77. H. 87/19. N. P.III.b. o borde, 144 mm.; alt. tadas hacia la izquierda, formando una ban-
frag., 85 mm.; G., 10 mm. Borde de labio da de registro de 23 mm. de anchura. Afecta-
oblicuo. Superficie pulida, coloración beige
da por la cremación.
claro. Pasta dura, compacta, depurada, des-
grasante de cuarzo, tonalidad negra. Presen- 85. H. 88/22. N. P.III.b. 0 borde, 140 mm.; 0
ta decoración, sobre la parte superior del máx., 145 mm.; alt. frag., 90 mm.; G., 6 mm.
cuerpo, de tipo asociado, que combina tres Borde de labio redondeado. Asa de orejeta
líneas acanaladas pseudohorizontales, de tra- circular, con perforación circular horizontal.
zo suave, con una serie de impresiones ova- Superficie pulida, coloración marrón claro.
les. Afectada por la cremación. Pasta dura, compacta, depurada, desgrasante
78. H. 87/20. N . P.III.b. o borde, 110 mm.; alt. de cuarzo, tonalidad marrón clara. Presenta
frag., 55 mm.; G., 5 mm. Borde de labio decoración, sobre la parte superior del cuer-
redondeado. Superficie lisa, no pulida, colo- po, de tipo asociado, compuesta por cuatro
ración beige ocre. Pasta dura, compacta, de- líneas acanaladas pseudohorizontales, de tra-
purada, desgrasante de cuarzo, tonalidad zo profundo, enmarcadas por dos líneas de
beige ocre. impresiones ovaladas verticales. Afectada
79. H. 87/20. N . P.III.b. o borde, 140 mm.; alt. por la cremación.
frag., 58 mm.; G., 5 mm. Borde de labio 86. H. 88/22. N . P.III.b. 0 borde, 120 mm.; 0
apuntado. Superficie lisa, pulida, coloración máx., 140 mm.; alt. frag., 110 mm.; G., 5
ocre grisáceo. Pasta dura, compacta, depura- mm. Borde de labio redondeado. Superficie
da, desgrasante de cuarzo, tonalidad gris os- pulida, coloración marrón oscuro. Pasta du-
cura. ra, compacta, desgrasante calizo, tonalidad
80. H. 87/19. N. P.III.b. o borde, 180 mm.; alt. marrón oscura. Afectada por la cremación.
frag., 76 mm.; G., 7 mm. Borde de labio 87. H. 88/21. N . P.III.b. 0 borde, 160 mm.; 0
redondeado. Superficie pulida, coloración máx., 170 mm.; alt. frag., 72 mm.; G., 5 mm.
beige ocre. Pasta dura, compacta, depurada, Borde de labio redondeado. Dispone de dos
desgrasante de cuarzo, tonalidad gris oscura. asas de orejeta cuadrangular, con perfora-
Afectada por la cremación. ción circular horizontal y decoración de im-
81. H. 87/19. N . P.III.b. o borde, 160 mm.; o presión digital en la parte exterior. Superficie
máx., 162 mm.; alt. frag., 98 mm.; G., 6 mm. lisa, pulida, coloración beige claro. Pasta du-
Borde de labio oblicuo. Superficie pulida, ra, compacta, desgrasante de cuarzo, tonali-
coloración ocre oliváceo. Pasta dura, com- dad gris oscura. Afectada por la cremación.
pacta, depurada, desgrasante de cuarzo, to- 88. H. 88/21. N. P.III.b. 0 borde, 62 mm.; 0
nalidad gris oscura. Afectada por la crema- máx., 72 mm.; alt. frag., 52 mm.; G., 4 mm.
ción. Borde de labio redondeado. Superficie lisa,
82. H. 87/19. N . P.III.b. 0 borde, 120 mm.; 0 pulida, coloración gris claro. Pasta dura,
máx., 125 mm.; alt. frag., 48 mm.; G., 5 mm. compacta, depurada, desgrasante calizo, to-
Borde de labio redondeado. Superficie lisa, nalidad gris oscura. Ligeramente afectada
no pulida, coloración gris oscuro. Pasta du- por la cremación.
62 J. MALUQUER DE MOTES / F. GRACIA / G. MUNILLA
89. H. 88/21. N . P.III.b. 0 borde, 60 mm.; 0 frag., 48 mm.; G., 6 mm. Borde de labio
máx., 65 mm.; alt. frag., 42 mm.; G., 5 mm. redondeado. Superficie lisa, pulida, colora-
Borde de labio redondeado. Asa de orejeta ción beige ocre. Pasta dura, compacta, de-
circular, con perforación circular horizontal. purada, desgrasante de cuarzo, tonalidad
Superficie lisa, pulida, coloración gris claro. gris.
Pasta dura, compacta, depurada, desgrasante 97. 87/19. N . P.III.b. 0 borde, 198 mm.; alt.
calizo, tonalidad gris oscura. Afectada por la frag., 41 mm.; G., 4 mm. Borde de labio
cremación. plano. Superficie pulida, coloración marrón
90. H. 88/21. N . P.III.b. 0 borde, 92 mm.; 0 negruzco. Pasta dura, compacta, depurada,
máx., 104 mm.; alt. frag., 76 mm.; G., 6 mm. desgrasante de cuarzo, tonalidad gris oscu-
Borde de labio recto. Superficie lisa, pulida, ra. Afectada por la cremación.
coloración beige claro. Pasta dura, compac- 98. 88/22. N . P.III.b. 0 borde, 200 mm.; alt.
ta, desgrasante calizo, tonalidad gris clara. frag., 63 mm.; G., 6 mm. Borde de labio
Afectada por la cremación, después de la apuntado. Superficie lisa, pulida, colora-
rotura. ción grisáceo anaranjado. Pasta dura, com-
91. H. 88/21. N . P.III.b. 0 borde, 130 mm.; 0 pacta, desgrasante de cuarzo, tonalidad gris
máx., 135 mm.; alt. frag., 60 mm.; G., 6 mm. oscura.
Borde de labio redondeado. Superficie lisa, 99. 88/22. N . P.III.b. 0 borde, 200 mm.; alt.
pulida, coloración gris beige. Pasta dura, frag., 50 mm.; G., 7 mm. Borde de labio
compacta, depurada, desgrasante de cuarzo, redondeado. Superficie lisa, pulida, colora-
tonalidad grisácea. Afectada por la crema- ción beige oscuro. Pasta dura, compacta,
ción. depurada, desgrasante micáceo, tonalidad
92. H. 88/22. N . P.III.b. 0 máx., 170 mm.; alt. beige oscura. Presenta decoración, en la
frag., 84 mm.; G., 8 mm. Superficie lisa, parte superior del cuerpo, consistente en
pulida, coloración grisácea. Pasta dura, com- cuatro líneas acanaladas pseudohorizonta-
pacta, depurada, desgrasante de cuarzo y mi- les, de trazo profundo, formando una ban-
ca, tonalidad gris oscura. Presenta decora- da de registro de 25 mm. de anchura. Afec-
ción, sobre la parte superior del cuerpo, con- tada por la cremación.
sistente en tres líneas acanaladas horizonta- 100. 88/22. N . P.III.b. 0 borde, 260 mm.; alt.
les, de trazo suave, que componen una ban- frag., 83 mm.; G., 9 mm. Borde de labio
da de registro de 45 mm. de anchura. oblicuo. Superficie lisa, pulida, coloración
gris beige. Pasta dura, compacta, depurada,
Pertenecientes a la Forma 4, debido a su cue-
desgrasante de cuarzo, tonalidad gris oscu-
llo exvasado, pero sin posibilidad de adscripción
ra.
a ninguna de las variantes, ya que no se conserva
ni la inflexión del cuerpo ni la base, disponemos, 101. 88/22. N . P.III.b. 0 borde, 236 mm.; alt.
procedentes de las campañas 1986-1988, de los frag., 68 mm.; G., 6 mm. Borde de labio
siguientes ejemplos, que muestran la amplia va- redondeado. Superficie lisa, pulida, colora-
riedad de ángulos de inclinación del cuello exis- ción gris oscuro. Pasta dura, compacta, de-
tente en esta Forma 4, ya comentada, anterior- purada, desgrasante de cuarzo, tonalidad
mente: gris oscura. Afectada por la cremación.
93. Superficial, 1986. 0 borde, 163 mm.; alt.
frag., 67 mm.; G., 7 mm. Borde de labio FORMA 5:
redondeado. Superficie lisa, no pulida, co-
loración beige ocre. Pasta dura, compacta, Vaso bitroncocónico, de perfil carenado y
depurada, desgrasante de cuarzo, tonalidad cuello exvasado, en el que la medida de la altura
gris ocre. Afectada por la cremación. es 4/5 del diámetro máximo. Esta forma, perfec-
94. 87/20. N . P.III.b. 0 borde, 105 mm.; alt. tamente diferenciable de las Formas 1 y 4 de la
frag., 48 mm.; G., 5 mm. Borde de labio presente clasificación, no puede, no obstante, ser
redondeado. Superficie pulida, coloración definida específicamente, debido a que no dispo-
gris oscuro. Pasta dura, compacta, depura- nemos de ningún perfil completo. Enunciada co-
da, tonalidad gris oscura. Afectada por la mo independiente, no figura en la clasificación de
cremación. A. Castiella, donde se incluiría en su Forma 1 15,
95. 87/20. N . P.III.b. 0 borde, 142 mm.; alt. mientras que, en la tabla de perfiles propuesta
frag., 29 mm.; G., 5 mm. Borde de labio por G. Ruiz Zapatero, se asemejaría a alguna de
redondeado. Superficie pulida, coloración
ocre beige. Pasta blanda, poco compacta,
foliácea, tonalidad gris oscura. Afectada
por la cremación. 15. CASTIELLA, A. 1977, op. cit., pp. 229-237, figs.
96. 87/20. N . P.III.b. 0 borde, 162 mm.; alt. 187-192.
TIPOLOGÍA CERÁMICA 63
las piezas incluidas como representativas de los aunque, en algún caso, el correspondiente a
niveles P.III.b y P.II.a 16, a pesar de que no cons- nuestra variante 6.B.2, es atribuida, también por
tituyen un paralelo concreto. G. Ruiz Zapatero 18 al nivel P.I.b. Debe des-
Cronológicamente, debe incluirse en el nivel tacarse, morfológicamente, la gran similitud de
P.III.b y ser considerada, partiendo del hecho de perfiles entre las piezas que componen este gru-
que la parte inferior del cuerpo tiene aspecto po. No presentan, en ningún caso, asas ni moti-
globular, una transición hacia los perfiles de esta vos decorativos.
forma, mayoritarios en P.II.b.
102. H. 87/19. N. P.III.b. o borde, 220 mm.; o Forma 6.A. Copas en las que la altura del
máx., 265 mm.; alt. frag., 135 mm.; G., 6 cuerpo es igual a la del pie.
mm. Borde de labio redondeado. Presenta
dos asas de orejeta cuadrangulares, con per- - Forma 6.A.1: Copas en las que la altura del
foración circular horizontal. Superficie pu- cuerpo es igual a la del pie. Perfil circular. Pie.
lida, coloración gris ocre. Pasta dura, com- Identificada en: Maluquer de Motes, J. 1954,
pacta, poco depurada, desgrasante de cuar- op. cit., p. 101, fig. 28, n.° 11; p. 107, fig. 32, n.° 5;
zo y mica, tonalidad gris negruzca. Afecta- p. 108, fig. 33, n.° 21; y p. 113, fig. 37, n.° 22 y 24.
da por la cremación.
103. H. 87/20. N . P.III.b. o borde, 160 mm.; o Forma 6.B. Copas en las que la altura del
máx., 237 mm.; alt. frag., 160 mm.; G., 6 cuerpo es 2/3 del total del vaso.
mm. Borde de labio redondeado. Asa de
orejeta cuadrangular, con perforación oval - Forma 6.B.1: Copas en las que la altura del
horizontal. Superficie lisa, pulida, colora- cuerpo es 2/3 del total del vaso. Perfil cuadran-
ción grisácea. Pasta dura, compacta, depu- gular. Pie.
rada, desgrasante de cuarzo y mica, tonali- Identificada en: Maluquer de Motes, J. 1954,
dad grisácea. Presenta decoración, sobre la op. cit., p. 101, fig. 28, n.° 7; p. 112, fig. 36, n.° 6 y
parte superior del cuerpo, consistente en 7; y p. 113, fig. 37, n.° 13-14, 16 y 18.
dos bandas de registro, compuesta, la supe-
rior, por dos líneas horizontales acanaladas, - Forma 6.B.2: Copas en las que la altura del
separadas por un espacio central; y, la infe- cuerpo es 2/3 del total del vaso. Perfil troncocó-
rior, por tres líneas paralelas acanaladas; en nico. Pie.
ambos casos, el trazo es suave. Identificada en: Maluquer de Motes, J. 1954,
op. cit., p. 101, fig. 28, n.° 10.
FORMA 6:
FORMA 7:
Copas, de cuerpo circular o troncocónico,
carentes de cuello y que disponen de pie. En esta Vasco toncocónico, de borde cerrado y base
definición se engloban dos perfiles básicos, per- plana. La presente forma constituye un perfil
fectamente diferenciados, a partir de la relación intermedio entre las escudillas troncocónicas y
proporcional de alturas entre el cuerpo y el pie; los contenedores de cuello corto y recto. El úni-
parámetro éste que divide las piezas, correspon- co ejemplar identificado de la misma pertenece a
dientes a esta forma, en: P.II.b y procede de las campañas de principios de
los 50.
- Copas en las que la altura del cuerpo es
Identificada en: Maluquer de Motes, J. 1954,
igual a la del pie.
op. cit., p. 101, fig. 28, n.° 8.
- Copas en las que la altura del cuerpo es 2/3
del total del vaso.
FORMA 8:
El segundo de estos perfiles aparece, en la
clasificación de A. Castiella 17, incluido en la for- Fuente, de perfil curvo o troncocónico, de
ma 9, correspondiente a las escudillas, con las cuerpo recto y corto, base plana y carente de
que creemos no tiene relación, puesto que se decoración, en la que el diámetro del borde es
trata, en este caso, de diámetros más cerrados y similar al de la base. Este perfil, asimilable a la
con un tamaño sensiblemente menor al de las forma 8 de A. Castiella, dispone de una reparti-
mismas. Cronológicamente, esta forma es consi- ción zonal reducida, puesto que, junto al Alto de
derada, en general, como propia del nivel P.II.b, la Cruz, únicamente se documenta en El Caste-
jón (Arguedas) y, con cronologías y contextos
diferentes, en Peñas de Oro (Álava), Numancia
16. Ruiz ZAPATERO, G. 1985, op. cit., II, p. 554, fig.
176.
17. CASTIELLA, A. 1977, op. cit., pp. 252-258, fig. 18. Ruiz ZAPATERO, G. 1985, op. cit., II, p. 554, fig.
205-208. 176.
64 J. MALUQUER DE MOTES / F. GRACIA / G. MUNILLA
19. CASTIELLA, A. 1977, op. cit., pp. 251-252, figs. 21. CASTIELLA, A. 1977, op. cit., pp. 262-269, figs.
203-204. 214-218.
20. CASTIELLA, A. 1977, op. cit., pp. 261-262, figs. 22. Ruiz ZAPATERO, G. 1985, op. cit., II, p. 554, fig.
212-213. 176.
TIPOLOGÍA CERÁMICA 65
- Forma 10.B.1.A: Urna de perfil globular, - Forma 10.B.2.A.3: Urna de perfil globular,
hombro marcado, en la que la altura del cuello es
hombro suave, base plana y cuello con reborde.
1/5 del total del vaso; cuello con reborde y pie.
Identificada en: Maluquer de Motes, J. 1954, Identificada en: Maluquer de Motes, J. 1954,
op. cit., p. 95, fig. 23, n.° 5; p. 105, fig. 30, n.° 5; y op. cit., p. 96, fig. 224, n.° 2.
p. 110, fig. 35, n.° 22.
- Forma 10.B.2.B: Urna de perfil globular,
- Forma 10.B.1.B: Urna de perfil globular, hombro marcado, en la que la altura del cuello es
hombro suave, base plana y cuello recto. 1/3 del total del vaso; cuello con reborde.
Identificada en: Maluquer de Motes, J. 1954,
op. cit., p. 96, fig. 24, n.° 5; p. 108, fig. 33, n.° 15; - Forma 10.B.2.B.1: Urna de perfil globular,
y p. 112, fig. 36, n.° 4. hombro marcado, en la que la altura del cuello es
Ocasionalmente, los perfiles de esta forma 1/3 del total del vaso; cuello con reborde y base
pueden disponer de asa de apéndice en el arran- plana.
que del cuello y de decoración ungulada en el Identificada en: Maluquer de Motes, J. 1954,
borde. op. cit., p. 97, fig. 25, n.° 4; y p. 108, fig. 33, n.° 13
y 14.
- Forma 10.B.1.C: Urna de perfil globular, Los perfiles de esta forma presentan asa de
hombro suave, base plana y cuello corto. orejeta en la parte superior del cuerpo.
66 J. MALUQUER DE MOTES / F. GRACIA / G. MUNILLA
- Forma 10.B.2.B.2: Urna de perfil globular, - Forma 10.B.2.C.3: Urna de perfil globular,
hombro marcado, en la que la altura del cuello es hombro marcado, en la que la altura del cuello es
1/3 del total del vaso; cuello con reborde y base 1/3 del total del vaso; cuello recto y pie.
umbilicada. Identificada en: Maluquer de Motes, J. 1954,
Identificada en: Maluquer de Motes, J. 1954, op. cit., p. 98, fig. 26, n.° 4 y 6.
op. cit., p. 97, fig. 25, n.° 5; p. 106, fig. 31, n.° 22; Los pies incluidos en esta forma pueden ser
p. 109, fig. 34, n.° 7; y p. 110, fig. 35, n.° 18. de tipo corto, con lo que el fondo interior del
Maluquer de Motes, J. 1958, op. cit., p. 81, fig. 14, vaso es umbilicado, o bien de tipo troncocónico,
n.° 2; p. 101, fig. 30, n.° 2.222; y p. 137, fig. 42, n.° con lo que el fondo interior es plano.
ly2.
- Forma 10.B.2.D: Urna de perfil globular,
- Forma 10.B.2.BJ: Urna de perfil globular, hombro marcado, en la que la altura del cuello es
hombro marcado, en la que la altura del cuello es 1/3 del total de vaso; cuello exvasado.
1/3 del total del vaso; cuello con reborde y pie
corto. - Forma 10.B.2.D.1: Urna de perfil globular,
Identificada en: Maluquer de Motes, J. 1954, hombro marcado, en la que la altura del cuello es
op. cit., p. 98, fig. 26, n.° 3; y p. 107, fig. 32, n.° 1. 1/3 del total del vaso; cuello exvasado y pie.
Ocasionalmente, los perfiles de este grupo Identificada en: Maluquer de Motes, J. 1954,
pueden presentar asa de orejeta sobre la parte op. cit., p. 98, fig. 26. n.° 8; p. 107, fig. 32, n.° 8 y
superior del cuerpo. 10; p. 109, fig. 34, n.° 12; y p. 113, fig. 37, n.° 23.
op. cit., p. 95, fig. 23, n.° 4; y p. 106, fig. 31, n.° del Bronce y distribuida por la mayor parte de
23. los yacimientos del área . Estos recipientes se
109. H . 86/6. N . P.II.a. Alt. frag., 100 mm.; G., engloban en las formas 1, 2 y 4 del grupo de
11 mm. Superficie basta, coloración gris ro- superficies sin pulir de A. Castiella 24.
jizo. Pasta dura, compacta, desgrasante de
cuarzo, tonalidad rojiza. Forma 12.A. Contenedor de perfil troncocó-
nico.
- Forma 11.A.2: Orza de perfil globular, en
la que la altura del cuello es 1/5 del total del vaso. - Forma 12.A.1: Contenedor de perfil tron-
Base plana. Cuello recto. cocónico, base plana y cuello exvasado.
Identificada en: Maluquer de Motes, J. 1954, Identificada en: Maluquer de Motes, J. 1958,
op. cit., p. 95, fig. 23, n.° 2. p. 94, fig. 25, n.° 2. Maluquer de Motes, J. Cortes
de Navarra. Exploraciones 1983. «T.A.N.», 4
Forma 11. B. Orza de perfil globular, en la que (1985), p. 46, figs. 2 y 3.
la altura del cuello es 1/3 del total del vaso.
Forma 12. B. Contenedor de perfil globular.
- Forma ll.B.l: Orza de perfil globular, en la
que la altura del cuello es 1/3 del total del vaso. - Forma 12.B.1: Contenedor de perfil globu-
Base plana. Cuello exvasado. lar, base plana y cuello muy exvasado.
Identificada en: Maluquer de Motes, J. 1954, 110. H. 87/19. N . P.III.b. 0 borde, 276 mm.; o
op. cit., p. 110. fig. 35, n.° 20; y p. 112, fig. 36, n.° máx., 270 mm.; o base, 100 mm.; alt., 270
3. mm.; G., 10 mm. Borde de labio recto.
Superficie lisa, no pulida, coloración ocre
- Forma 11.B.2: Orza de perfil globular, en la
rojizo. Pasta dura, compacta, depurada,
que la altura del cuello es 1/3 del total del vaso.
desgrasante de cuarzo, tonalidad gris oscu-
Base plana. Cuello recto.
ra. Presenta decoración, sobre el borde,
Identificada en: Maluquer de Motes, J. 1954,
consistente en una serie de impresiones di-
op. cit., p. 96, fig. 24, n.° 3.
gitales de trazo suave.
111. H. 87/20. N . P.III.b. 0 borde, 290 mm.; 0
FORMA 12: máx., 323 mm.; alt., 367 mm.; G., 10 mm.
Contenedor de perfil bitroncocónico, globu- Borde de labio recto. Superficie lisa, no
lar, rectangular o fusiforme; muy exvasado, ex- pulida, coloración ocre anaranjado. Pasta
vasado, con reborde o recto; base plana o pie. grosera, porosa, dura, desgrasante de cuar-
Constituye el grupo de las grandes piezas para zo, tonalidad grisácea oscura. Presenta de-
almacenaje de grano o cereal molido, propias del coración, sobre la línea del borde, consis-
yacimiento del Alto de la Cruz, situadas en la tente en una serie de impresiones digitales
parte posterior o de despensa de los hábitats, de trazo fuerte. Afectada por la cremación.
generalmente agrupadas, y características de los
niveles P.III.b y P.II.a, donde son mayoritarios - Forma 12.B.2: Contenedor de perfil globu-
los perfiles bitroncocónicos y globulares, de cue- lar, base plana y cuello exvasado.
llo exvasado o con reborde, que presentan deco- 112. H. 87/20. N . P.III.b. 0 borde, 272 mm.; 0
ración plástica de cordones impresos, formando máx., 356 mm.; alt. frag., 265 mm.; G., 10
registros de motivos decorativos geométricos. La mm. Borde de labio redondeado. Superficie
presencia de esta forma se encuentra asociada a lisa, no pulida, coloración ocre rojizo. Pasta
dos tipos de elementos: por una parte, el conjun- dura, compacta, poco depurada, desgrasan-
to de perfiles de almacenaje menor, básicamente te de cuarzo, tonalidad ocre rojiza. Presenta
los englobables en la Forma 10 de nuestra clasifi- decoración, sobre el borde, consistente en
cación, y, por otra, los molinos de mano, propios una serie de impresiones digitales de trazo
de cada vivienda y en los que se efectuaría la suave.
manipulación del cereal.
Esta denominación engloba diversos perfiles, - Forma 12.B.3: Contenedor de perfil globu-
que abarcan desde P.III.b hasta P.I.a, observán- lar, base plana y cuello con reborde.
dose una evolución progresiva de los mismos, 113. H. 88/22. N . P.III.b. 0 borde, 385 mm.; 0
desde líneas fuertemente carenadas, propias del
nivel P.III, hasta los cuerpos globulares, mayori-
tarios en P.II, y los más estilizados de P.I. 23. CASTIELLA, A. 1977, op. cit., pp. 281-283, fig.
229.
Los contenedores de estos dos tipos siguen 24. CASTIELLA, A. 1977, op. cit., pp. 272-290, figs.
una tradición, propia en la zona desde la Edad 220-235.
J. MALUQUER DE MOTES / F. GRACIA / G. MUNILLA
máx., 410 mm.; 0 base, 135 mm.; alt., 450 línea del borde, de impresiones unguladas
mm.; G., 18 mm. Borde de labio redondea- en sentido oblicuo. Afectada por la crema-
do. Superficie lisa, no pulida, coloración ción.
beige claro. Pasta dura, compacta, poco de- 117. Superficial, junto a corte estratigráfico de
purada, desgrasante de cuarzo, tonalidad 1957. 0 borde, 222 mm.; alt. frag., 70 mm.;
gris oscura. Presenta decoración, sobre la G., 12 mm. Borde de labio recto. Superficie
parte central e inferior del cuerpo, consis- lisa, no pulida, coloración gris ocre. Pasta
tente en dos zonas de registro; formada, la dura, poco compacta, estructura foliácea,
superior, por cuatro cordones horizontales desgrasante de cuarzo, tonalidad gris oscu-
con impresiones digitales; mientras que, la ra. Presenta decoración, sobre la línea del
inferior, la forman tres líneas de cordones borde, de impresiones unguladas en sentido
horizontales, con impresión digital, estan- oblicuo. Afectada por la cremación.
do las dos últimas unidas por líneas vertica- 118. Superficial, junto a corte estratigráfico de
les del mismo tipo. 1957. 0 borde, 180 mm.; alt. frag., 86 mm.;
G., 9 mm. Borde de labio redondeado. Su-
- Forma 12.B.4: Contenedor de perfil globu- perficie alisada, no pulida, coloración ma-
lar, base plana y cuello recto. rrón rojizo. Pasta dura, compacta, desgra-
Identificada en: Maluquer de Motes, J. 1954, sante de cuarzo, tonalidad marrón rojiza.
op. cit., p. 140, fig. 47, n.° 6. Presenta decoración, sobre la línea del bor-
de, de impresiones digitales de trazo pro-
Forma 12. C. Contenedor de perfil rectangu- fundo. Afectada por la cremación.
lar. 119. H. 87/20. N . P.III.b. 0 borde, 220 mm.; alt.
Identificada en: Maluquer de Motes, J. 1954, frag., 118 mm.; G., 10 mm. Borde de labio
op. cit., p. 140, fig. 47, n.° 5. recto. Superficie alisada, no pulida, colora-
ción ocre rojizo. Pasta dura, compacta,
muy depurada, desgrasante de cuarzo, to-
Forma 12.D. Contenedor de perfil fusiforme. nalidad gris oscura. Presenta decoración,
Identificada en: Maluquer de Motes, J. 1954, sobre la línea del borde y cuello, de tipo
op. cit., p. 96, fig. 24, n.° 1; p. 108, fig. 33, n.° 20; inciso, con motivo de líneas paralelas (bor-
y p. 112, fig. 36, n.° 11. de) e intento de retícula (cuello). Afectada
Correspondientes a la Forma 12, pero sin por la cremación.
poder adscribirlas a ninguna de sus variantes, 120. H. 87/19. N . P.III.b. 0 borde, 202 mm.; alt.
debido a la ausencia del perfil completo, pode- frag., 50 mm.; G., 8 mm. Borde de labio
mos incluir los siguientes ejemplos, procedentes recto. Superficie alisada, no pulida, colora-
de las campañas de los años 1986-1988: ción ocre rojizo. Pasta dura, compacta, des-
grasante de cuarzo, tonalidad gris oscura.
114. H. 87/7. N . P.II.a. 0 borde, 175 mm.; alt. Presenta decoración, sobre la línea del bor-
frag., 45 mm.; G., 7 mm. Borde de labio de, consistente en una serie de impresiones
recto. Superficie lisa, no pulida, coloración digitales de trazo profundo.
negruzca. Pasta grosera, estructura foliácea, 121. H. 87/19. N . P.III.b. 0 borde, 246 mm.; alt.
desgrasante de cuarzo, tonalidad negra. frag., 46 mm.; G., 11 mm. Borde de labio
Presenta decoración, sobre el borde, con- recto. Superficie alisada, no pulida, colora-
sistente en una serie de impresiones digita- ción ocre rojizo. Pasta dura, compacta, de-
les de trazo suave. Afectada por la crema- purada, desgrasante de cuarzo, tonalidad
ción. gris oscura. Presenta decoración, sobre la
115. H. 86/6. N. P.II.a. 0 borde, 200 mm.; alt. línea del borde, de impresiones digitales de
frag., 44 mm.; G., 9 mm. Borde de labio trazo profundo.
redondeado. Superficie basta, coloración 122. H. 87/19. N . P.III.b. 0 borde, 204 mm.; alt.
ocre rojizo. Pasta dura, compacta, poco de- frag., 48 mm.; G., 7 mm. Borde de labio
purada, desgrasante de cuarzo, tonalidad redondeado. Superficie alisada, no pulida,
gris oscura. Presenta decoración, sobre la coloración ocre rojizo. Pasta dura, compac-
línea del borde, de impresiones unguladas ta, depurada, desgrasante de cuarzo, tonali-
en sentido oblicuo. Afectada por la crema- dad gris clara. Presenta decoración, sobre la
ción. línea del borde, consistente en impresiones
116. H. 86/6. N. P.II.a. 0 borde, 184 mm.; alt. unguladas de trazo profundo. Afectada por
frag., 26 mm.; G., 9 mm. Borde de labio la cremación.
plano. Superficie alisada, no pulida, colora- 123. H. 87/7. N . P.II.a. 0 borde, 224 mm.; alt.
ción ocre anaranjado. Pasta blanda, poco frag., 48 mm.; G., 6 mm. Borde de labio
compacta, desgrasante de cuarzo, tonalidad recto. Superficie alisada, no pulida, colora-
gris oscura. Presenta decoración, sobre la ción marrón oscuro. Pasta dura, compacta,
TIPOLOGÍA CERÁMICA 69
poco depurada, tonalidad beige ocre. Pre- decoración, sobre la línea del borde, de im-
senta decoración, sobre la línea del borde, presiones digitales de trazo suave. Afectada
consistente en una serie de impresiones di- por la cremación.
gitales de trazo profundo. 131. H. 88/21. Cata de profundidad, bajo P.III.b
124. H. 87/8. N . P.II.a. 0 borde, 260 mm.; alt. (primer nivel). 0 borde, 160 mm.; alt. frag.,
frag., 38 mm.; G., 10 mm. Borde de labio 25 mm.; G., 8 mm. Borde de labio oblicuo.
recto. Superficie alisada, no pulida, colora- Superficie alisada, no pulida, coloración
ción ocre rojizo. Pasta dura, poco compac- gris oscuro. Pasta dura, compacta, poco de-
ta, desgrasante de cuarzo, tonalidad beige purada, desgrasante de cuarzo, tonalidad
rojiza. Presenta decoración, sobre la parte gris. Presenta decoración, sobre la línea del
superior del borde, consistente, en una serie borde, de impresiones unguladas.
de impresiones digitales de trazo profundo. 132. H. 87/8. N . P.II.a. 0 borde, 200 mm.; alt.
125. H. 87/8. N . P.II.a. 0 borde, 240 mm.; alt. frag., 50 mm.; G., 6 mm. Borde de labio
frag., 96 mm.; G., 10 mm. Borde de labio apuntado. Superficie alisada, no pulida, co-
recto. Superficie alisada, no pulida, colora- loración ocre amarronado. Pasta dura,
ción ocre rojizo. Pasta dura, compacta, de- compacta, depurada, desgrasante de cuar-
purada, tonalidad gris oscura. Presenta de- zo, tonalidad ocre amarronada. Presenta
coración, sobre la línea del borde, consis- decoración, sobre la línea del borde, consis-
tente en una serie de impresiones digitales tente en una serie de impresiones ungula-
de trazo profundo. Afectada por la crema- das. Afectada por la cremación.
ción. 133. H. 88/9. N . P.II.a. 0 borde, 260 mm.; alt.
126. H. 87/8. N. P.II.a. 0 borde, 260 mm.; alt. frag., 48 mm.; G., 10 mm. Borde de labio
frag., 74 mm.; G., 8 mm. Borde de labio recto. Superficie alisada, coloración marrón
oblicuo. Superficie alisada, no pulida, colo- oscuro. Pasta dura, compacta, desgrasante
ración ocre rojizo. Pasta dura, compacta, de cuarzo, tonalidad gris oscura. Presenta
depurada, desgrasante de cuarzo, tonalidad decoración, sobre la línea del borde, de im-
gris oscura. Presenta decoración, sobre la presiones digitales con trazo suave. Afecta-
línea del borde, consistente en una serie de da por la cremación.
impresiones unguladas. Afectada por la cre- 134. H. 88/22. N. P.III.b. 0 borde, 258 mm.; alt.
mación. frag., 50 mm.; G., 9 mm. Borde de labio
127. H. 86/18. N. P.III.b. 0 borde, 260 mm.; alt. recto. Superficie alisada, coloración gris
frag., 60 mm.; G., 8 mm. Borde de labio beige. Pasta dura, compacta, desgrasante de
recto. Superficie alisada, no pulida, colora- cuarzo, tonalidad gris oscura. Presenta de-
ción ocre rojizo. Pasta dura, compacta, de- coración, sobre la línea del borde, consis-
purada, desgrasante de cuarzo, tonalidad tente en una serie de impresiones digitales
gris oscura. Presenta decoración, sobre la de trazo suave.
línea del borde, consistente en una serie de 135. H. 88/22. N . P.III.b. 0 borde, 160 mm.; alt.
impresiones digitales de trazo profundo. frag., 85 mm.; G., 6 mm. Borde de labio
Afectada por la cremación. recto. Superficie alisada, coloración marrón
128. Superficial, junto a corte estratigráfico de grisáceo. Pasta dura, compacta, desgrasante
1957. 0 borde, 162 mm.; alt. frag., 70 mm.; de cuarzo, tonalidad gris oscura. Presenta
G., 7 mm. Borde de labio recto. Superficie decoración, sobre la línea del borde, de im-
alisada, coloración beige ocre. Pasta blanda, presiones unguladas. Afectada por la cre-
poco depurada, desgrasante de cuarzo, to- mación.
nalidad gris. Presenta decoración, sobre la 136. H. 87/8. N . P.II.a. 0 borde, 370 mm.; alt.
línea del borde, consistente en una serie de frag., 137 mm.; G., 19 mm. Borde de labio
impresiones unguladas. recto. Superficie alisada, coloración beige
129. H. 88/21. N . P.III.b. 0 borde, 160 mm.; alt. gris. Pasta dura, compacta, desgrasante cali-
frag., 55 mm.; G., 9 mm. Borde de labio zo y de cuarzo, tonalidad gris oscura. Pre-
recto. Superficie alisada, no pulida, colora- senta decoración, en el arranque del cuello,
ción beige grisáceo. Pasta dura, compacta, consistente en un cordón aplicado con mo-
grosera, desgrasante de cuarzo, tonalidad tivo decorativo de impresiones digitales de
gris oscura. Presenta decoración, sobre la trazo suave.
línea del borde, de impresiones unguladas. 137. H. 88/22. N . P.III.b. 0 borde, 300 mm.; alt.
Afectada por la cremación. frag., 50 mm.; G., 11 mm. Borde de labio
130. H. 87/20. N . P.III.b. 0 borde, 220 mm.; alt. recto. Superficie alisada, coloración marrón
frag., 52 mrñ.; G., 8 mm. Borde de labio grisácea. Pasta dura, compacta, desgrasante
oblicuo. Superficie alisada, coloración beige de cuarzo y mica, tonalidad gris. Presenta
claro. Pasta dura, compacta, desgrasante de decoración, sobre la línea superior del bor-
cuarzo y mica, tonalidad rojiza. Presenta de, consistente en una serie de impresiones
70 J. MALUQUER DE MOTES / F. GRACIA / G. MUNILLA
digitales de trazo profundo. Afectada por la oblicuo. Superficie alisada, coloración gris
cremación. beige. Pasta dura, compacta, desgrasante
138. H. 88/9. N . P.II.a. o borde, 360 mm.; alt. calizo, tonalidad gris oscura. Presenta de-
frag., 160 mm.; G., 10 mm. Borde de labio coración, sobre la línea del borde, consis-
recto. Superficie alisada, coloración gris- tente en una serie de impresiones digitales
marrón claro. Pasta dura, compacta, des- de trazo suave.
grasante de cuarzo y calizo, tonalidad gris 145. H. 88/22. N . P.III.b. 0 borde, 202 mm.; alt.
oscura. Presenta decoración, sobre la parte frag., 73 mm.; G., 6 mm. Borde de labio
superior del borde y el arranque del cuello, redondeado. Superficie alisada, coloración
consistente, el primero, en una serie de im- gris oscuro. Pasta dura, compacta, depura-
presiones digitales de trazo suave, y , el da, desgrasante de cuarzo, tonalidad gris
segundo, en un cordón aplicado decorado oscura. Presenta decoración, sobre la línea
con impresiones digitales de trazo profun- superior del borde, consistente en una serie
do, en posición oblicua. de impresiones digitales de trazo suave.
139. H. 88/9. N . P.II.a. o borde, 140 mm.; alt. 146. H. 88/22. N . P.III.b. 0 borde, 180 mm.; alt.
frag., 65 mm.; G., 7 mm. Borde de labio frag., 37 mm.; G., 7 mm. Borde de labio
recto. Superficie basta, coloración negruz- oblicuo. Superficie tosca, coloración beige
ca. Pasta dura, compacta, desgrasante de grisáceo. Pasta dura, compacta, desgrasante
cuarzo y mica, tonalidad negruzca. Presen- calizo, tonalidad beige oscura. Presenta de-
ta decoración, sobre la línea superior del coración, sobre la línea del borde, consis-
borde, consistente en una serie de impresio- tente en una serie de impresiones digitales
nes digitales de trazo suave. Afectada por la de trazo suave. Afectada por la cremación.
cremación. 147. H. 88/9. N . P.II.a. 0 borde, 200 mm.; alt.
140. H. 88/9. N . P.II.a. 0 borde, 176 mm.; alt. frag., 55 mm.; G., 9 mm. Borde de labio
frag., 90 mm.; G., 9 mm. Borde de labio recto. Superficie basta, coloración gris. Pas-
redondeado. Superficie alisada, coloración ta dura, compacta, desgrasante de cuarzo y
beige anaranjado. Pasta dura, compacta, mica, tonalidad gris oscura. Presenta deco-
desgrasante calizo, tonalidad beige grisácea. ración, sobre la línea del borde, consistente
Presenta decoración, sobre la línea del bor- en una serie de impresiones digitales de tra-
de, consistente en una serie de impresiones zo suave.
digitales de trazo suave, en posición obli- 148. H. 88/21. N . P.III.b. 0 borde, 468 mm.; alt.
cua. Afectada por la cremación. frag., 115 mm.; G., 19 mm. Borde de labio
141. H. 88/9. N . P.II.a. 0 borde, 200 mm.; alt. redondeado. Superficie alisada, coloración
frag., 32 mm.; G., 6 mm. Borde de labio beige anaranjado. Pasta dura, compacta,
recto. Superficie tosca, coloración marrón desgrasante de cuarzo y mica, tonalidad
negruzco. Pasta dura, compacta, depurada, grisácea. Presenta decoración, sobre el
desgrasante de mica, tonalidad grisácea. arranque del cuello, consistente en un cor-
Presenta decoración, sobre la línea del bor- dón aplicado con motivo de impresiones
de, consistente en una serie de impresiones digitales de trazo profundo. Afectada por la
unguladas. Afectada por la cremación. cremación.
142. H. 88/9. N . P.II.a. 0 borde, 260 mm.; alt. 149. H. 87/8. N . P.II.a. 0 borde, 200 mm.; alt.
frag., 148 mm.; G., 9 mm. Borde de labio frag., 60 mm.; G., 9 mm. Borde de labio
recto. Superficie alisada, coloración anaran- recto. Superficie alisada, coloración gris os-
jada. Pasta dura, compacta, depurada, des- curo. Pasta dura, compacta, desgrasante de
grasante calizo y micáceo, tonalidad gris cuarzo, tonalidad gris oscura. Presenta de-
oscura. Presenta decoración, sobre el arran- coración, sobre la línea superior del borde,
que del cuello, consistente en un cordón consistente en una serie de impresiones un-
aplicado con motivo de impresiones digita- guladas en posición oblicua.
les de trazo suave. Afectada por la crema-
ción.
FORMAD:
143. H. 87/8. N . P.II.a. 0 borde, 240 mm.; alt.
frag., 75 mm.; G., 8 mm. Borde de labio Candelabro. Denominación realizada en base
recto. Superficie alisada, coloración gris os- a la utilizada por J. Maluquer de Motes para esta
curo. Pasta dura, compacta, desgrasante de misma pieza 25. Se compone de dos extremos
cuarzo, tonalidad gris oscura. Presenta de- troncocónicos, enlazados mediante un cuerpo
coración, sobre la línea del borde, consis- formado por un elemento bitroncocónico central
tente en una serie de impresiones digitales y tres brazos acintados a cada extremo del ante-
de trazo suave. Afectada por la cremación.
144. H. 87/8. N . P.II.a. 0 borde, 280 mm.; alt.
frag., 69 mm.; G., 9 mm. Borde de labio 25. MALUQUER DE MOTES, J. 1954, op. cit., p. 111.
TIPOLOGÍA CERÁMICA 71
rior. Superficie lisa, pulida, de coloración marrón funciones de copa ritual o extraordinaria, al estar
ocre. La presencia de dos orificios de suspensión, incluida dentro de la vajilla de calidad del habi-
en su parte superior, podría indicar que, ocasio- tat; hallándose en un contexto cerámico (casa 8
nalmente, esta pieza se colgaría de un eje de OP/11 N . nivel P.II.b) característico de las es-
almacenaje, al igual que sucede con las escudillas tructuras de habitación de esta fase del poblado.
que presentan, asimismo, estos orificios, con lo Identificada en: Maluquer de Motes, J. 1954,
que podríamos inferir que esta pieza ejerciera op. cit., p. 110, fig. 35, n.° 23.
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Tipología Cerámica II: Decoraciones
La abundante tipología cerámica, constatada Propias del nivel P.III.b, son las decoraciones
en los diferentes niveles del poblado del Alto de acanaladas, mayoritarias sobre vasos de perfil bi-
la Cruz, lleva asociada una amplia cantidad de troncocónico (Formas 4 y 10); de impresiones,
técnicas y motivos decorativos, que puede indi- fundamentalmente, de tipo digital, y circunscri-
vidualizarse formal y estilísticamente, configu-
rando esquemas tipológicos diferenciados para
los diversos estadios de la secuencia ocupacional.
Península y, en especial, a las posibles influencias recíprocas
La distribución cronoestratigráfica de los entre áreas geográficas. Una aproximación bibliográfica al
mismos, basada, fundamentalmente, en las atri- tema, desde el punto de vista global, la tenemos en: GIL
buciones dadas al material de las campañas de los FARRÉS, O . Consideraciones sobre la Edad del Hierro en la
años 50, de las que se ha conservado la adscrip- cuenca del Ebro. «R.A.B.M.», LVII (1951), pp. 363-376.
BELTRÁN MARTÍNEZ, A. La indoeuropeización del Valle del
ción cronológica entonces otorgada, y comple- Ebro. «I Symposium de Prehistoria Peninsular», septiem-
mentada con los ejemplares localizados durante bre, 1959. Pamplona, 1960, pp. 103-124. J U L L Y J . J . Themes
las campañas 1986-1988, muestra, claramente, ornementaux des poteries non mediterranéennes peintes en
como en el momento del establecimiento de las France sud et en Peninsule Ibérique, Bronze Final et Pre-
mier Age du Fer. IV Symposium de Prehistoria Peninsular:
primeras fases de habitación en Cortes (nivel Problemas de la Prehistoria y Etnología vascas». Pamplona,
P.III), la cultura material dispone ya de un am- 1966, pp. 149-163, 6 figs. MALUQUER DE MOTES, J. Late
plio registro estilístico que puede ponerse en re- Bronze and Early Iron in the Valley of the Ebro. «The
lación, perfectamente, con las tradiciones orna- European Community in Later Prehistory». «Studies in
mentales de las áreas de la Meseta y sur de Fran- honour of C.F.C. HAWKES». London, 1971, pp. 107-120,
figs. 19-20. MARCOS MUÑOZ, J.L. 1975. Ornamentística de
cia, presentes en los períodos del Bronce Final y la I Edad del Hierro en el Bajo Pais Vasco. «Cuadernos de
transición al Hierro I, así como con aquéllas que Arqueología de Deusto» 2. Bilbao, 144 pp. XLVII láms.,
suponen una perduración y transformación de VII gráfs. ALMAGRO BASCH, M. 1976. La invasión céltica en
las propias del Valle Medio del Ebro; lo que España. En: «Historia de España» dirigida por R. MENÉN-
DEZ PIDAL, vol. I, 2: «La Protohistoria». Madrid (1952), 278
indicaría una evidente relación entre comunida- pp. 205 figs. CASTIELLA RODRÍGUEZ, A. 1977. La Edad del
des autóctonas y grupos foráneos '. Hierro en Navarra y Rioja. Pamplona, 405 pp. 311 figs.
XXVI Láms. ARTEAGA, O. Los Pirineos y el problema de las
invasiones indoeuropeas. Aproximación a la valoración de
1. La problemática sobre la tipología formal y deco- los elementos autóctonos. «2° Col.loqui Internacional d'Ar-
rativa de los materiales cerámicos testimoniados en el Alto queologia de Puigcerdá». Puigcerdá, 1976, Institut d'Es-
de la Cruz se inserta dentro del planteamiento global de la tudis Ceretans. Puigcerdá, 1978, pp. 13-30. MoHEN, J.P.
aparición y desarrollo de dichas tipologías a lo largo del 1980. L'Age du Fer en Aquitaine du VIIIau III siécle avant
valle del Ebro, considerándose, desde el inicio de la investi- JésusChrist. «Mémoires de la Société Préhistorique Francai-
gación sobre el yacimiento, que dichos materiales son claves se», XIV, 339 pp., 141 figs., 201 láms. AGUILERA ARAGÓN,
para el establecimiento de la secuencia cronológica, tipoló- I. El yacimiento protohistórico del «Cabecico Aguilera» en
gica y formal del desarrollo de los grupos indoeuropeos en Agón, (Zaragoza). «C.E.B.» V (1980), pp. 83-118, 2 figs.,
la Península Ibérica. De ahí, la constante referencia biblio- XII láms. ElROA, J.J. La cuenca del Ebro y sus territorios
gráfica que del Alto de la Cruz se hace en cuanto a la contiguos durante la Primera Edad del Hierro. MAYA, J.L.
explicación y desarrollo de los Campos de Urnas en nuestra La Edad del Bronce y la Primera Edad del Hierro en
114 J. MALUQUER DE MOTES / F. GRACIA / G. MUNILLA
tas a los contenedores englobados en las diferen- La fase P.II.a abundará en las líneas básicas
tes variantes de la Forma 12; perfil éste que sirve, enunciadas para la fase anterior, si bien puede
también, de soporte a las decoraciones plásticas, comprobarse el desarrollo de una amplísima va-
fundamentalmente, cordones con impresión di- riedad de registros, que no se correlaciona con la
gital. Minoritarias en esta fase son las técnicas
decorativas incisa, que, posteriormente, se desa-
rrollará en los diferentes niveles de P.II; y excisa, car», 12 (1987), pp. 193-204, 4 láms. ALVAREZ CLAVIJO, P.;
con evidentes conexiones hacia los grupos cultu- PÉREZ ARRONDO, C.L. La cerámica excisa de la Primera
rales de la Meseta, que continuarán siendo, nu- Edad del Hierro en el valle Alto y Medio del Ebro. Instituto
méricamente, poco significativas en períodos de Estudios Riojanos. «Historia», 8 (1987), pp. 31-74. La
presencia de la decoración excisa en las formas cerámicas del
subsiguientes 2. Alto de La Cruz, conocida ya desde las campañas arqueoló-
gicas de los años 50, y confirmada, ahora, en las campañas
de los 80, no es extraña y sí muy significativa en relación al
Huesca. «I Reunión de Prehistoria Aragonesa». Huesca contexto cronológico-cultural en el que se desarrolla. Los
1981, pp. 129-163. PÉREZ CASAS, J.A. La necrópolis de inci- tipos decorativos que, por lo conocido hasta el momento,
neración del Cabezo de Ballesteros. Epila, Zaragoza. «XVII son frecuentes en toda el área, aunque, siempre, con varian-
C.A.N.». Logroño, 1983. Zaragoza, 1985, pp. 419-434, III tes locales, se inscriben en el marco de la evolución de las
láms. Ruiz ZAPATERO, G. Los Campos de Urnas delNE. de poblaciones protohistóricas que se desarrollan en el Alto y
la Península Ibérica. Tesis doctoral 83/85. Universidad Medio valle del Ebro. Una cuestión primordial es su posible
Complutense. Madrid, 1985, II vols. 1077 pp. SACRISTÁN DE origen, todavía no cerrada, y sobre la cuál se han planteado
LAMA, J.D. 1986. La Edad del Hierro en el valle medio del diversas hipótesis, sobre todo a partir de la década de los 70
Duero. Rauda (Roa, Burgos). Universidad de Valladolid, con las nuevas interpretaciones, partiendo de los hallazgos
423 pp. 18 figs., CV láms. GIL ZUBILLAGA, E.; FILLOY constatados en toda la Península y, en especial, con relación
NIEVA, I. El poblamiento durante la Edad del Hierro en a las culturas de la Meseta. En su día, los testimonios de
Treviño Occidental. Ordenación y jerarquización del habi- cerámica excisa hallados en el Alto de la Cruz fueron consi-
tat. «E.A.A.», 13 (1986), pp. 149-217, 26 figs. ROYO GUI- derados, a juzgar por los pocos fragmentos reconocidos, de
LLEN, J.I. Estudio de un ajuar funerario de la Ia Edad del carácter intrusivo (MOLINA, F.; ARTEAGA, O. 1975 «op-
Hierro descubierto en las cercanías de Mallén (Zaragoza). .cit.», p. 192) y, más recientemente, también como minori-
«C.E.B.», XVII-XVIII (1985), pp. 35-59, 4 figs., 2 fotogs. tarios, y de difícil precisión cronológica, siempre en relación
ESPARZA ARROYO, A. 1986. Los castros de la Edad del con los materiales de El Redal (ALVAREZ CLAVIJO, P.; PÉREZ
Hierro de Noroeste de Zamora. Diputación de Zamora, 415 ARRONDO, C.L. 1987, «op.cit.», pp. 31-74. Ruiz ZAPATERO,
pp., 208 f. FERNÁNDEZ CASTRO, M.C. 1988. Arqueología G. 1985 «op.cit.» pp. 769-789). De todas formas, su presen-
Protobistórica de la Península Ibérica (Siglos X A VIII cia en el yacimiento, ahora constatada cronológicamente,
a.C). «A.U.T.», 115. Alianza Editorial. Madrid, 728 pp., como veremos, y su testimonio, cada vez más importante, a
826 figs. Ruiz ZAPATERO, G.; LORRIO AL VARADO, A. Ele- raiz de los progresivos hallazgos en el área geográfica cir-
mentos e influjos de tradición de «Campos de Urnas» en la cundante, permiten suponer que la misma sigue siendo
Meseta Sudoriental. «I Congreso de Historia de Castilla-La básica para explicar los fenómenos de aculturación y las
Mancha», III: «Pueblos y Culturas Prehistóricas y Pro- relaciones entre grupos culturales y áreas geográficas diver-
tohistóricas (2)». Toledo, 1988, pp. 257-268, 4 figs. Ros sas. A este respecto, véanse las últimas teorizaciones sobre
SALA, M.M. 1989 Dinámica urbanística y cultura material el tema así como los testimonios de nuevos hallazgos en:
del Hierro Antiguo en el valle del Guadalentín. Colegio PELLICER, M. Zaforas, nuevo yacimiento con cerámica exci-
oficial de Arquitectos de Murcia. Universidad de Murcia, sa, en Caspe. «V C.A.N.». Zaragoza, 1957-1958, pp. 138-
435 pp., 75 láms. 156, 7 figs. II láms. UGARTECHEA, J.M. Cerámicas excisas en
el Pais Vasco-Navarro. «E.A.A.», 3 (1968), pp. 29-34, III
2. La cerámica excisa es uno de los tipos decorativos láms. LLANOS ORTIZ DE L AND ALUCE, A. Cerámica excisa en
que mayor problema ha planteado en cuanto a su posible Álava y provincias limítrofes. «E.A.A.», 5 (1972), pp. 81-98,
origen, desarrollo y zonas de influencia. Básicamente, la 9 figs. MEZQUÍRIZ, M.a A. Hallazgos prerromanos en Pam-
problemática se planteó ya a partir de los primeros hallaz- plona. «XIII C.A.N.», Zaragoza, 1975, pp. 729-736, 7 figs.
gos, aunque el primer estudio global de interpretación, IV láms. MARCOS MUÑOZ, J.L. 1975 «op.cit.» 144 pp. CAS-
basado en la importancia, para abordar el tema, de la dife- TIELLA RODRÍGUEZ, A. 1977 «op.cit.», pp. 398-402. C O F -
renciación de grupos culturales, fue el aportado por: MOLI- FYN, A. La cerámique excisée dans l'ouest de la France. Sa
NA, F.; ARTEAGA, O. Problemática y diferenciación en gru- diffusion en Espagne. «XV C.A.N.». Zaragoza, 1979, pp.
pos de la cerámica con decoración excisa en la Península 631-654, 6 figs. DEDET, B. Les tombes du Languedoc orien-
Ibérica. «C.P.Gr.», I (1975), pp. 175-214, 7 figs. En el tal au premier Age du Fer dans leur contexte culturel: acquis
mismo, se reconoce como grupo cultural individualizado al etproblémes. «R.A.N.» XII (1979), pp. 9-42,13 figs. AGUI-
del Alto Ebro, grupo en el cuál se testimonia una excisión LERA ARAGÓN, I. 1980 «op.cit.», pp. 88-99. EIROA, J J .
de buena calidad, con motivos elaborados; otra en que los Consideraciones acerca del estado actual de los estudios so-
motivos excisos, triangulares, sufren un mínimo rebaje; y la bre la Edad del Hierro en las provincias de Teruel y Zarago-
pseudo excisión, «tipo Estiche». El desarrollo más perfecto za. «I Reunión de Prehistoria Aragonesa». Huesca, 1981,
de estos tipos decorativos es, sin duda, la excisión del yaci- pp. 165-181. EIROA, J J . 1982. La Loma de los Brunos y los
miento de El Redal: RINCÓN, M.a A. DEL. Materiales de El Campos de Urnas del Bajo Aragón. Institución Fernando El
Redal en el Instituto de Arqueología y Prehistoria de la Católico. Diputación Provincial. Zaragoza, pp. 149-153.
Universidad de Barcelona. «Pyrenae», 8 (1972), pp. 67-76, AGUILERA ARAGÓN, I. Cerámica excisa en el Cabezo del
III láms. BLASCO BOSQUED, M.a C. Notas sobre la cerámica Cuervo de Alcañiz (Teruel). «Boletín del Museo de Zarago-
de «El Redal (Logroño). «Miscelánea Arqueológica», XXV za», 3 (1984), pp. 303-306,1 fig. RODANÉS VICENTE, J.M. A .
(1971-1974), vol. I, pp. 175-186, 5 figs. FERNÁNDEZ MORE- Cerámica excisa procedente del cerro «San Miguel» (Barba-
NO, J J . Cerámica de El Redal en el Museo numantino de rín, Navarra). «Boletín del Museo de Zaragoza» 3 (1984),
Soria. «2.° Coloquio sobre Historia de La Rioja», vol. I, pp. 306-310, 1 fig. RUIZ ZAPATERO, G. Cogotas I y los
1985, pp. 55-72, 6 figs. PÉREZ ARRONDO, C.L.; ALVAREZ
primeros «Campos de Urnas» en el Alto Duero. «Actas del I
CLAVIJO, P. La cerámica excisa de Partelapeña (El Redal). Symposium de Arqueología Soriana». Soria, 1984, pp. 171-
Datos proporcionados por las últimas excavaciones. «Bro-
TIPOLOGÍA CERÁMICA II: DECORACIONES 115
tipología formal del período, en el que, práctica- sobre el fondo exterior de los cuencos o escudi-
mente, se repiten los mismos tipos de perfiles del llas de la Forma 2, en una posición en la que, más
nivel P.III.b. Al aumento de los motivos simples que elemento de adorno visual, podría, incluso,
(acanalados, impresos e incisos), hay que unir, pensarse en un tipo de marca de pertenencia o,
ahora, el desarrollo de los patrones representati- también, de fabricación. D e igual forma, alguno
vos, con la combinación de diferentes ideas deco- de los motivos decorativos incisos (líneas que-
rativas, realizadas con la misma técnica, sobre u n bradas, triángulos seriados) pueden considerarse
mismo vaso; así como el aumento de los tipos como copia de las representaciones geométricas
asociados que combinan, en la misma pieza, dos con amplia profusión entre las formas con deco-
técnicas de trabajo. C o n esta premisa, el nivel ración acanalada 4.
P.II.a es el que muestra un mayor conjunto de
El aumento de los motivos incisos se muestra
cerámica decorada 3.
acompañado del surgimiento de las decoraciones
La fase P.II.b, que, si bien en el terreno ar- pintadas que, genéricamente, afectan a las mis-
quitectónico, es una mera continuación de P.II.a, mas formas cerámicas trabajadas con técnica in-
a nivel estilístico presenta cambios sustanciales cisa (Forma 10), siendo, n o obstante, esta técnica
en cuanto a técnicas empleadas y volumen de uso poco abundante y, siempre, con motivos geomé-
de las mismas. En este sentido, destaca el prácti- tricos, empleándose, a veces, los mismos patro-
co abandono de los acanalados que pasan, de ser nes representativos que los utilizados para la de-
mayoritarios en las dos fases anteriores, a estar coración mural propia de las casas del nivel
presentes en P.II.b en su forma más simple. Este P.II. 5.
ocaso del grupo mayoritario n o se corresponde, Es significativo que, al cambio de estilos de-
sin embargo, con un desarrollo fuerte de otros corativos del acanalado a la incisión y pintura, se
estilos decorativos, puesto que, si bien los moti- sume, también, una variación p o r lo que respecta
vos incisos serán mayoritarios ahora, su volumen al concepto mismo de la fabricación cerámica,
no puede compararse, ni en cuanto a tipos ni p o r puesto que si, durante P.III.b y P.II.a, los moti-
lo que respecta a las formas afectadas, con la vos de adorno se realizaban sobre la pieza antes
difusión que había tenido, anteriormente, la de- de la cocción, en P.II.b este hecho se produce
coración acanalada. Es significativo que la mayor con posterioridad a la misma. Esta cuestión for-
cantidad de decoraciones incisas se documente mal, unida al escaso volumen proporcional que
tienen en P.II.b las decoraciones tanto incisas
185, 4 figs. ROYO GUILLEN, J.L; PÉREZ CASAS, J.A. Un como pintadas, indica que P.II.b, aparte de un
ejemplo de actuación de urgencia en defensa del Patrimonio cambio en cuanto al gusto en la decoración de los
Arqueológico: BuRREN Y BuRRENA (Fréscano, Zaragoza). perfiles, evidencia u n cambio en el gusto p o r el
«Arqueología Aragonesa», 1985, pp. 207-213, 14 fotogs., 4 aspecto externo de los vasos cerámicos, puesto
figs. BENAVENTE, J.A. Un fragmento cerámico de Cogotas I
procedente del Cabezo del Cuervo (Alcáñiz, Teruel).
«B.A.P.», VI (1985), pp. 241-243,1 figs. Ruiz ZAPATERO, G.
1985 «op.cit.», pp. 769-789, figs, 226-230. PÉREZ CASAS, J.A. 4. La profusión de motivos decorativos incisos en
Cerámicas con decoración excisa en los yacimientos protohis- esta fase se corresponde con la importancia que este tipo
tóricos del Bajo Jalón (Zaragoza). «Boletín del Museo de decorativo adquiere en el denominado período de los Cam-
Zaragoza» 5 (1986), pp. 157-169, 4 figs. FERNÁNDEZ CAS- pos de Urnas del Hierro (a partir del 700 a.C). No hay que
TRO, M.C. 1988 «op.át.», pp. 419-423. Ruiz ZAPATERO, G.; olvidar que el mismo tiene en el Valle del Ebro un desarro-
LORRIO ALVARADO, A. 1988 «op.cit.», pp. 257-268. llo particular e importante que hace que se identifique como
3. El Valle Medio del Ebro es un área geográfica uno de los grupos o áreas geográficas concretas de utiliza-
importante en relación a los hallazgos de cerámica acanala- ción de esta cerámica (Ruiz ZAPATERO, G. 1985 «op.cit.»,
da. Estudios globales recientes sobre la misma permiten II, pp. 791-796). De hecho la incisión se considera, y los
establecer que es característica de los denominados Campos motivos decorativos nos los confirman, como una evolu-
de Urnas Antiguos (1100-900 a.C.) y propias, por tanto, de ción de la técnica decorativa acanalada, en especial por lo
yacimientos de Bronce Final-Primera Edad del Hierro que hace referencia al Valle del Ebro (Ruiz ZAPATERO, G.
(Ruiz ZAPATERO, G. 1985 «op.cit.», pp. 721-722). Su pre- 1985 «op.cit.», II, pp. 793-794). Otra bibliografía sobre el
sencia en yacimientos de los Campos de Urnas del Hierro tema: CASTIELLA RODRÍGUEZ, A. 1977 «op.cit.», pp. 398-
testimonian su evolución en cuanto a los motivos utilizados 402. ROYO GUILLEN, J.L; PÉREZ CASAS, J.A. 1985 «op.cit.»,
así como su combinación con otras técnicas decorativas. pp. 207-213. ALVAREZ CLAVIJO, P.; PÉREZ ARRONDO, C.L.
MARCOS MUÑOZ, J.L. 1975 «op.cit.», 144 pág. CASTIELLA 1988 «op.cit.», pp. 103-118. FERNÁNDEZ CASTRO, M.C.
RODRÍGUEZ, A. 1977, «op. cit.» pp. 398-402. EIROA, J.J. 1988 «op.cit.», pp. 392-410.
1981 «op.cit.», pp. 170-171. EIROA, J.J. 1982, pp. 148-149. 5. Sobre la problemática de la cerámica pintada véase,
FERRERUELA GONZALVO, A.; ROYO GUILLEN, J.I. Un nuevo entre otros: GIL FARRÉS, O. Novedades cerámicas en el
yacimiento de la Primera Edad del Hierro, con cerámica Valle del Ebro. «Zephyrus», IV (1953), pp. 391-399, 4
acanalada, en el Valle Medio del Ebro: «Las Dehesas», figs.MALUQUER DE MOTES, J. La cerámica pintada de Cortes
Quinto de Ebro, Zaragoza. «XVII C.A.N.». Zaragoza, de Navarra. «IV C.I.C.P.P.». Madrid, 1954. Zaragoza,
1985, pp. 357-370, 5 láms. ALVAREZ CLAVIJO, P.; PÉREZ 1956, pp. 835-840. JULLY, J.J. 1966 «op.cit.», pp. 149-163, 6
ARRONDO, C.L. Notas sobre la transición de la Edad del figs. Ruiz ZAPATERO, G. 1985 «op.cit.», II, pp. 748-760
Bronce a la Edad del Hierro en La Rioja. «Brocar», 14 (reconociendo grupos culturales diferentes para este tipo de
(1988) p. 103-118, 2 figs. FERNÁNDEZ CASTRO, M. C. 1988 cerámica, entre los que individualiza al grupo de Medio-
«op.cit.», pp. 392-410. Alto Ebro).
116 J. MALUQUER DE MOTES / F. GRACIA / G. MUNILLA
que predominan, ahora, las superficies lisas y — La presencia, en un mismo vaso, de uno o
pulidas, con un aspecto uniforme, comúnmente, varios motivos realizados con la misma téc-
obtenido mediante el empleo de instrumentos nica.
espatulados que dejan su impronta sobre la cara - La presencia, en un mismo vaso, de uno o
exterior del vaso. varios motivos realizados mediante la com-
Por lo que respecta a las decoraciones plásti- binación de técnicas diferentes.
cas, estas se circunscriben a los perfiles de conte- Estas premisas permiten componer una tipo-
nedor, incluidos dentro de la Forma 12 (bitron- logía de motivos, para el yacimiento del Alto de
cocónicos y fusiformes), en los que se emplea, la Cruz, que, dividida por niveles de habitación,
exclusivamente, el cordón con impresiones digi- podemos enunciar de la forma siguiente:
tales, siendo interesante, también, la desaparición
de estas últimas como elemento aislado, de la
panoplia genérica de motivos propia de este ni- NIVEL P.III.b:
vel 6 . Decoraciones acanaladas.
Por último, en P.I.a, la parquedad en cuanto
a las formas cerámicas, se corresponde, también Motivos simples:
con lo reducido de los tipos decorativos, entre \.-Líneas de acanalados anchos de trazo sua-
los que se cuenta, exclusivamente, con elementos ve. Presentes en bandas de registro que oscilan
pictóricos geométricos, relacionables, ya, con los entre tres y cinco líneas horizontales. Situadas
presentes, para igual cronología, en las cerámicas sobre la parte superior del cuerpo de los vasos,
pintadas del interior peninsular; y los cordones generalmente, corresponden a perfiles incluidos
con impresión digital que continúan caracteri- dentro de las Formas 4 y 5 de nuestra tipología.
zando algunas variantes de contenedor.
Identificadas en: n.° 60, 69, 92 y 103 de nues-
tra clasificación cerámica.
Metodología. La estructuración tipológica de 2.-Líneas de acanalados estrechos de trazo
los motivos decorativos se ha efectuado partien- profundo. Presentes en series de líneas pseu-
do de la adscripción cronológica de los diferentes dohorizontales que oscilan entre cinco y siete
ejemplos. De esta forma, podemos disponer de la unidades. Situadas sobre la parte superior del
variabilidad global de los patrones estilísticos, en cuerpo de los vasos, marcando, la superior de las
relación a la secuencia poblacional. mismas, el arranque del cuello. Corresponden a
A partir de la adscrpción cronológica, el con- perfiles incluidos dentro de la Forma 4.
junto se subdivide en base a la técnica cerámica
Identificadas en: n.° 51, 58, 63 y 69. Así como
empleada para realizar el motivo decorativo; en en: Maluquer de Motes, J. 1958, op.cit., p. 103,
el Alto de la Cruz diferenciamos seis tipos de fig. 32, n.° 3 y 7, correspondientes al sondeo
técnicas decorativas: estratigráfico bajo 13 M.
- Decoraciones acanaladas. 3.-Líneas de denticulados. Forman registro
- Decoraciones excisas. seriado de tres líneas paralelas, orientadas, alter-
- Decoraciones impresas. nativamente, a izquierda y derecha, componien-
do un motivo de línea quebrada. Situadas sobre
- Decoraciones incisas. la parte superior del cuerpo del vaso, marcando,
- Decoraciones plásticas. también, el arranque del cuello. Corresponden a
- Decoraciones pintadas. perfiles incluidos en la Forma 4.
Una vez definido el tipo de técnica, el conjunto Identificadas en : n.° 70.
de registros se estructura a partir de dos nuevos
criterios:
Motivos múltiples:
A.-Líneas de acanalados con series de denticu-
6. El origen ancestral de este tipo decorativo, así co- lados. Forman registro de una línea horizontal
mo su pervivencia durante el primer milenio en la Península
está ampliamente documentado. Particularmente, se consi- sobre el arranque del cuello, que delimita una
dera un tipo decorativo perfectamente desarrollado entre la banda de registro, en la parte superior del cuer-
tradición cerámica de los Campos de Urnas. Véase entre po, donde se disponen series múltiples de denti-
otros: MARCOS MUÑOZ, J.L. 1975 «op.cit.», p. 144. CASTIE- culados, orientados a izquierda y derecha, com-
LLA RODRÍGUEZ, A. 1977 «op.cit.», pp. 398-402. EIROA, J.J.
1981 «op.cit.», p. 171. PONS i BRUN, E. 1984. L'Emporda de
poniendo un motivo de línea quebrada. Corres-
l'Edat del Bronze a l'Edat del Ferro. «Centre d'Investiga- ponden a perfiles incluidos en la Forma 4.
cions Arqueológigues de Girona». Generalitat de Catalu- Identificadas en: n.° 56 y 68.
nya. Diputació de Girona, 366 pp., 93 figs., 66 láms, 12
fotogs. Ruiz ZAPATERO, G. 1985, «op.cit.» II, pp. 797-798. 5.-Líneas de acanalados con series de denticu-
FERNÁNDEZ CASTRO, M.C. 1988, «op.cit.», pp. 392-410. lados, en disposición de triángulos rellenos. For-
TIPOLOGÍA CERÁMICA II: DECORACIONES 117
man registro de dos líneas horizontales en el puntillado. Dispuestos sobre la parte superior y
arranque del cuello, enmarcando una zona deco- central del cuerpo del vaso. Presentes sobre una
rativa, en la parte superior del cuerpo, compuesta pieza asimilable a la Forma 4.
por series de denticulados, orientados a derecha e Identificados en: n.° 76 (vide descripción es-
izquierda, formando motivo de línea quebrada. pecífica en la tipología cerámica).
Los espacios triangulares dejados por la línea
quebrada se completan con otras series de denti-
culados. Presentes sobre vasos de la Forma 10. Decoraciones impresas.
Identificadas en: n.° 104. Motivos simples.
6.-Líneas de acanalados con motivo de espi- 11.-Líneas de impresiones digitales. Trazo
ga, combinado con denticulados en disposición de suave y forma circular o pseudoovalada. Presen-
triángulos rellenos. Forman registros paralelos tes sobre la línea del borde. Correspondiente a
separados por líneas horizontales. El tipo de re- vasos de la Forma 12.
gistro de denticulados es similar al anterior.
150. H. 88/22. N . P.III.b. Alt. frag., 65 mm.; Identificadas en: n.° 110, 111, 113, 120, 121,
G., 6 mm. Informe. Superficie pulida, colo- 122, 129, 130, 134, 137, 145 y 146.
ración beige oscuro. Pasta dura, compacta, 12.-Líneas de impresiones unguladas. Trazo
desgrasante calizo, tonalidad grisácea. profundo y forma oval. Presentes sobre la línea
del borde. Correspondientes a vasos de la Forma
Motivos asociados: 12.
7—Líneas de acanalados con impresiones sen- Identificadas en: n.° 127 y 131.
cillas de tipo circular. Forman registros, en los 13.-Líneas de impresiones ovales. Trazo sua-
que las series de líneas acanaladas pseudohori- ve. Presentes sobre el arranque del cuello. Co-
zontales se encuentran finalizadas, en su parte rrespondiente a vasos de la Forma 4.
inferior, por una línea de impresiones sencillas de
tipo circular. Dispuestas sobre la parte superior Identificadas en: n.° 64.
del cuerpo.
Identificadas en: Maluquer de Motes, J. 1958, Decoraciones incisas.
op.cit., p. 103, fig. 32, n.° 1, 4 y 5.
8.-Líneas de acanalados con impresiones senci-
Motivos simples.
llas de tipo oval. Forman registros, en los que las
series de líneas acanaladas pseudohorizontales se \4.-Motivo de reticulado. Dispuesto sobre la
encuentran finalizadas, en su parte inferior, por parte superior del cuerpo del vaso. Presente en
una línea de impresiones sencillas de tipo oval. una pieza asimilable a la Forma 12.
Dispuestas sobre la parte superior del cuerpo. Las Identificado en: n.° 119 (vide descripción es-
líneas acanaladas pueden ser de trazo ancho y sua- pecífica en la tipología cerámica).
ve o estrecho y profundo. Se documentan sobre
Decoraciones plásticas.
vasos correspondientes a la Forma 4.
Identificadas en: n.° 55, 59, 75 y 77. Así como Motivos simples.
en: Maluquer de Motes, J. 1958, op.cit., p. 103, 15.-Cordón con decoración impresa. Cordo-
fig. 32, n.° 6. nes aplicados sobre el cuerpo del vaso, formando
9.-Líneas de acanalados, enmarcadas por lí- motivos geométricos, fundamentalmente, líneas
neas de impresiones sencillas de tipo circular. For- horizontales y diseños romboidales. Trazo suave
man registros, en los que las series de líneas o profundo. Presentes en piezas asimilables a la
acanaladas pseudohorizontales se encuentran en- Forma 12.
marcadas por líneas de impresiones circulares. 151. H. 88/21. N. P.III.b. Alt. frag., 127 mm.;
Dispuestas sobre la parte superior del cuerpo, G., 23 mm. Informe. Superficie lisa, pulida,
delimitando el arranque del cuello. Correspon- coloración grisácea. Pasta dura, compacta,
dientes a vasos de la Forma 4. desgrasante de cuarzo, tonalidad negruzca.
Identificadas en: n.° 85. Afectada por la cremación.
152. H. 88/22. N . P.III.b. Alt. frag., 45 mm.;
Decoraciones excisas. G., 8 mm. Informe. Superficie lisa, pulida,
coloración grisácea. Pasta dura, compacta,
Motivos asociados. desgrasante de cuarzo, tonalidad negruzca.
10.-Motivos excisos múltiples, en bandas de Afectada por la cremación.
registro horizontales, combinadas con series de 153. H. 88/22. N . P.III.b. Alt. frag., 132 mm.;
118 J. MALUQUER DE MOTES / F. GRACIA / G. MUNILLA
G., 20 mm. Informe. Superficie lisa, colora- de espiga. Serie de dos líneas de acanalados para-
ción gris beige. Pasta dura, compacta, des- lelos, apuntadas en sus extemos, en torno a un eje
grasante de cuarzo, tonalidad gris oscura. central, también acanalado. Dispuestos en la par-
154. H. 88/21. N . P.III.b. Alt. frag., 172 mm.; te superior del cuerpo, bajo el arranque del cue-
G., 16 mm. Informe. Superficie lisa, colora- llo. Presentes en piezas incluidas en la Forma n.°
ción beige amarronado. Pasta dura, com- 4.
pacta, desgrasante calizo, tonalidad gris os- Identificada en: Maluquer de Motes, J. 1954,
cura. Afectada por la cremación. op.cit., p. 77, fig. 12, n.° 585; y p. 82, fig. 17, n.°
155. H. 88/21. N . P.III.b. Alt. frag., 145 mm.; 503.
G., 14 mm. Informe. Superficie pulida, co- 2Q.-Líneas de acanalados formando motivo
loración beige amarronado. Pasta dura, de rombo concéntrico. Series de triángulos con-
compacta, desgrasante de cuarzo y mica, céntricos que, dispuestas en posición cruciforme,
tonalidad grisácea. conforman un motivo de rombos concéntricos.
Situadas sobre el cuerpo del vaso.
16— Cordón con decoración digital. Líneas,
horizontales o verticales, con decoración digital, Identificadas en: Maluquer de Motes, J. 1954,
dispuestas sobre la parte central e inferior del op.cit., p. 76, fig. 11, n.° 569.
cuerpo o bien sobre el arranque del cuello. Pre- 21—Líneas de acanalados formando triángu-
sentes sobre piezas incluidas en la Forma 12. los rellenos. Series de denticulados que forman
Identificadas en: n.° 112 y 148. triángulos, enmarcados por dos líneas horizonta-
les en el vértice y en la base; en los espacios
156. H. 87/20. N . P.III.b. Alt. frag., 86 mm.; libres, otra serie de denticulados, en posición
G., 9 mm. Informe. Superficie lisa, no puli- opuesta, completan el motivo de triángulos relle-
da, coloración ocre rojizo. Pasta blanda, nos o líneas quebradas afrontadas.
poco compacta, estructura foliácea, desgra-
sante de cuarzo, tonalidad ocre grisácea. Identificadas en: Maluquer de Motes, J. 1954,
Afectada por la cremación. op.cit., p. 80, fig. 15, n.° 522.
157. H. 87/20. N. P.III.b. Alt. frag., 75 mm.; 22—Líneas de acanalados formando motivo
G., 7 mm. Informe. Superficie lisa, colora- de espigas. Series de denticulados apuntados, en
ción beige anaranjado. Pasta dura, compac- registro corrido, que forman motivo de espiga.
ta, desgrasante calizo, tonalidad anaranjada. Identificadas en: Maluquer de Motes, J. 1954,
op.cit., p. 75, fig. 10, n.° 183.
NIVEL P.II.a: 23-Líneas de acanalados formando motivo
de línea quebrada. Series de denticulados orien-
Decoraciones acanaladas.
tados, alternativamente, a derecha e izquierda, en
Motivos simples. registro corrido, formando motivo de línea que-
brada o dientes de sierra. Este motivo puede ser
17'.-Líneas de acanalados anchos de trazo simple o múltiple, por repetición concéntrica de
suave. Presentes en bandas de registro, superio- esquema básico.
res a tres líneas horizontales. Situadas sobre la
parte superior del cuerpo de los vasos. Corres- Identificadas en: Maluquer de Motes, J. 1954,
ponden a perfiles incluidos dentro de las Formas op.cit., p. 75, fig. 10, n.° 183.
4 y 5. 24.-Líneas de acanalados formando motivo
Identificada en: Maluquer de Motes, J. 1954, de rombos cuartelados. Series de líneas que for-
op.cit., p. 77, fig. 12, n.° 586; y p. 79, fig. 14, n.° man rombos concéntricos, estando el último es-
535. pacio dividido en cuarteles, en los que se dispo-
nen series alternadas de líneas.
18—Líneas de acanalados estrechos de trazo
profundo.. Presentes en series de líneas pseu- Identificadas en: Maluquer de Motes, J. 1954,
dohorizontales, superiores a cinco unidades. Si- op.cit., p. 75, fig. 10, n.° 183.
tuadas sobre la parte superior del cuerpo de los Motivos múltiples.
vasos, marcando, la superior de las mismas, el
arranque del cuello. Corresponden a perfiles in- 25.-Líneas de acanalados con series de denti-
cluidos en la forma 4. culados. Forman registro múltiple de líneas hori-
zontales sobre el arranque del cuello, que delimi-
Identificada en: Maluquer de Motes, J. 1954, ta una zona, en la parte superior del cuerpo,
op.cit., p. 76, fig. 11, n.° 552 y 568; p. 77, fig. 12, donde se disponen seríes múltiples de denticula-
n.° 588. Maluquer de Motes, J. 1958, op,cit., p. dos, orientados a izquierda y derecha, compo-
102, fig. 31, n.° 13. niendo un motivo de línea quebrada. Correspon-
19.-Líneas de acanalados formando motivo den a perfiles incluidos en la Forma 4.
TIPOLOGÍA CERÁMICA II: DECORACIONES 119
Identificadas en: Maluquer de Motes, J. 1954, Identificadas en: Maluquer de Motes, J. 1954,
op.cit., p. 77, fig. 12, n.° 590; p. 79, fig. 14, n.° op.cit., p. 80, fig. 15, n.° 518.
533 y 537; y p. 80, fig. 15, n.° 517. 31.-Líneas de acanalados horizontales, trián-
26.-Líneas de acanalados horizontales y ver- gulos rellenos acanalados y series de impresiones
ticales. Forman una banda de registro enmarcada simples, forman motivos dispuestos sobre la par-
por líneas horizontales múltiples, en el interior te superior del cuerpo, enmarcando, las líneas
de la cuál se disponen, separados por espacios acanaladas y las impresiones, una banda de regis-
libres, líneas acanaladas verticales. tro donde se disponen los triángulos.
Identificadas en: Maluquer de Motes, J. 1954, Identificadas en: Maluquer de Motes, J. 1954,
op.cit., p. 80, fig. 15, n.° 520. p. 78, fig. 13, n.° 551; p. 81, fig. 16, n.° 507; y p.
27.-Líneas de acanalados asociadas a series de 83, fig. 18, n.° 591.
triángulos rellenos. Forman una banda de regis- 32.-Líneas de acanalados horizontales, denti-
tro horizontal enmarcada por líneas acanaladas, culados con motivo de línea quebrada e impresio-
en el interior de la cuál se disponen denticulados, nes simples. Forman bandas de registros, delimi-
componiendo motivos de triángulos rellenos o tadas por las líneas acanaladas y las series de
línea quebrada. impresiones, en el interior de las cuáles se dispo-
Identificadas en: Maluquer de Motes, J. 1954, nen los motivos de línea quebrada, simples o
op.cit., p. 82, fig. 17, n.° 499. múltiples.
Identificadas en: Maluquer de Motes, J. 1954,
Motivos asociados. p. 76, fig. 11, n.° 565; p. 79, fig. 14, n.° 530 y 532;
y p. 83, fig. 18, n.° 587.
28 —Líneas de acanalados combinadas con im-
presiones sencillas. Forman series múltiples de 33.-Líneas de acanalados, combinadas con
acanalados, suaves o profundos, enmarcados, en impresiones de tipo simple y digital. Forman mo-
su parte inferior, por una línea de impresiones tivos de registro con alternancia seriada de acana-
simples, ovales o circulares. lados y combinación de motivos impresos.
Identificadas en: Maluquer de Motes, J. 1954,
Identificadas en: Maluquer de Motes, J. 1954,
op.cit., p. 76, fig. 11, n.° 545 y 557; p. 77, fig. 12, p. 81, fig. 16, n.° 514.
n.° 593; p. 78, fig. 13, n.° 543; p. 79, fig. 14, n.° 34 -Líneas de acanalados, combinadas con se-
531; p. 80, fig. 15, n.° 528 y 529; p. 82, fig. 17, n.° ries de impresiones simples y series incisas. For-
510. Maluquer de Motes, J. 1958, op.cit., p. 102, man motivos decorativos, dispuestas, de modo
fig. 31. independiente, sobre el cuerpo del vaso. Corres-
ponden a perfiles de la Forma 4.
Una variante de este tipo se constituye cuan-
do los acanalados se encuentran enmarcados, en Identificadas en: n.° 84.
ambos lados, por series de impresiones. La mis-
ma se identifica en: Maluquer de Motes, J. 1958, Decoraciones excisas.
op.cit., p. 102, fig. 31.
29 -Líneas de acanalados combinadas con im- Motivos simples.
presiones anguladas. Forman series múltiples de 35.-Series de triángulos. Forman registro de
acanalados, suaves o profundos, enmarcados, en bandas seriadas de triángulos excisos, alternados,
su parte inferior, por una línea de impresiones de manera que los vértices de una línea coinciden
unguladas, en posición vertical o inclinada. con la unión de los ángulos inferiores de los
Identificadas en: Maluquer de Motes, J. 1954, triángulos de la superior.
op.cit., p. 76, fig. 11, n.° 544 y 566; p. 78, fig. 13, Identificadas en: Maluquer de Motes, J. 1954,
n.° 540 y 555; p. 80, fig. 15, n.° 521; p. 81, fig. 16, p. 82, fig. 17, n.°511.
n.° 505 y 513; y p. 82, fig. 17, n.° 498.
Una variante de este tipo se constituye cuan- Decoraciones impresas.
do los acanalados enmarcan líneas sucesivas de
series de impresiones unguladas. La misma se Motivos simples.
identifica en: Maluquer de Motes, J. 1954, op.cit.
36.-Líneas de impresiones ovales. Trazo sua-
p. 79, fig. 14, n.° 524.
ve. Presentes sobre el arranque del cuello.
30.-Líneas de acanalados combinadas con im-
presiones de espiga. Forman series múltiples de Identificadas en: Maluquer de Motes, J. 1954,
acanalados, suaves o profundos, enmarcados, en op.cit., p. 77, fig. 12, n.° 1293; y p. 81, fig. 16, n.°
su parte inferior, por una línea de impresiones 512.
profundas, componiendo un motivo de espiga. 158. H. 87/7. N . P.II.a. Alt. frag., 63 mm.; G.,
Presentes sobre piezas de la Forma 4. 11 mm. Informe. Superficie alisada, colora-
120 J. MALUQUER DE MOTES / F. GRACIA / G. MUNILLA
ción beige grisáceo. Pasta dura, compacta, das. Forman bandas de registro corrido, en las
desgrasante de cuarzo, tonalidad gris oscu- que las líneas horizontales enmarcan a los moti-
ra. vos de línea quebrada y las series simples.
37.-Líneas de impresiones digitales. Trazo Identificadas en: Maluquer de Motes, J. 1958,
suave y forma circular o pseudoovalada. Presen- op.cit., p. 33, fig. 6.
tes sobre la línea del borde. Correspondientes a Este tipo puede presentar variantes, según sea
vasos de la Forma 12. la manera de realizar la línea quebrada, continua
Identificadas en: n.° 114, 123, 124, 125, 126, o fragmentada.
135, 139, 140, 141, 143, 144 y 147.
38.—Líneas de impresiones unguladas. Trazo Decoraciones plásticas.
profundo y forma oval. Presentes sobre la línea
del borde. Correspondiente a vasos de la Forma Motivos simples.
12. 45.-Cordón con decoración digital. Líneas
Identificadas en: n.° 115, 116, 132 y 149. horizontales, dispuestas sobre la parte central del
cuerpo o sobre el arranque del cuello. Presentes
?>9-Líneas de impresiones en espiga. Trazo sobre piezas incluidas en la Forma 12.
profundo. Presentes sobre el cuerpo del vaso.
Identificadas en: n.° 136, 138 y 142. Asimis-
Identificadas en: Maluquer de Motes, J. 1954, mo en: Maluquer de Motes, J. 1954, op.cit., p.
p. 81, fig. 16, n.° 515. 76, fig. 11, n.° 556; p. 77, fig. 12, n.° 578; y p. 82,
fig. 17, n.° 501.
Decoraciones incisas. 159. H. 88/9. N . P.II.a. Alt. frag., 28 mm.; G., 6
mm. Informe. Superficie alisada, coloración
Motivos simples. gris. Pasta dura, compacta, depurada, des-
AQ.-Líneas incisas simples. Forman motivos grasante calizo, tonalidad gris. Afectada
aislados, de tipo continuo horizontal o separado, por la cremación.
en posición vertical u oblicua. 160. H. 88/9. N. P.II.a. Alt. frag., 60 mm.; C , 9
Identificadas en: Maluquer de Motes, J. 1954, mm. Informe. Superficie alisada, coloración
op.cit., p. 79, fig. 14, n.° 534 y 539; y p. 82, fig. beige anaranjado. Pasta dura, compacta,
17, n.° 500. Maluquer de Motes, J. 1958, op.cit., desgrasante de cuarzo, tonalidad gris oscu-
p. 33, fig. 6. ra.
41.—Líneas incisas formando motivo de espi- 161. H. 87/7. N . P.II.a. Alt. frag., 100 mm.; C ,
ga. Forman registro corrido de líneas incisas, 26 mm. Informe. Superficie alisada, colora-
apuntadas por el extremo, componiendo motivo ción ocre amarillento. Pasta dura, compac-
de espiga, simple o múltiple. ta, depurada, desgrasante de cuarzo, tonali-
dad gris clara.
Identificadas en: Maluquer de Motes, J. 1954,
op.cit., p. 78, fig. 13, n.°541. 46.-Cordon con decoración incisa. Motivo de
líneas quebradas seriadas, con incisiones romboi-
42.-Líneas incisas formando motivo de trián- dales.
gulos rellenos. Forman registro corrido de línea
quebrada, disponiendo, en el interior del espacio Identificadas en: Maluquer de Motes, J. 1954,
delimitado por los vértices, series de incisiones op.cit., p. 83, fig. 18, n.° 571.
que colmatan los triángulos.
Identificadas en: Maluquer de Motes, J. 1958, NIVEL P.II.b:
op.cit., p. 33, fig. 6.
Decoraciones acanaladas
Motivos múltiples.
Motivos simples:
43.-Líneas incisas horizontales, combinadas 47 -Líneas de acanalados anchos de trazo
con series de incisiones simples. Forman bandas suave. Presentes en bandas de registro de hasta
de registro, en las que, las series de incisiones, seis líneas horizontales. Situadas sobre la parte
verticales o inclinadas, enmarcan a las líneas ho- superior del cuerpo de los vasos, donde, la supe-
rizontales. rior de las mismas, marca el arranque del cuello.
Identificadas en: Maluquer de Motes, J. 1958, Corresponden a perfiles de la Forma 4.
op.cit., p. 33, fig. 6. Identifiadas en: Maluquer de Motes, J. 1954,
44.-Líneas incisas horizontales, combinadas op.cit., p. 89, fig. 19, n.° 372.
con series de impresiones simples y líneas quebra- Motivos asociados:
TIPOLOGÍA CERÁMICA II: DECORACIONES 121
48.-Líneas de acanalados con impresiones ple estilizada. Presentes sobre el fondo exterior
sencillas, de tipo circular u oval. Forman registros de vasos de la Forma 2.
en los que las series de líneas acanaladas pseu- Identificadas en: Maluquer de Motes, J. 1958,
dohorizontales, de trazo suave o profundo, se op.cit., p. 121, fig. 41, n.° 1.
enmarcan, en su parte inferior, con series de
impresiones sencillas, de tipo circular u oval, en 54.-Líneas incisas simples formando motivo
posición vertical o inclinada. de línea quebrada. Registro dispuesto sobre la
parte superior del cuerpo de vasos pertenecientes
Identificadas en: Maluquer de Motes, J. 1954, a la Forma 10. Presenta una variante consistente
op.cit., p. 89, fig. 19, n.° 374 y 375. en una doble línea incisa, en la que el motivo
quebrado puede obtenerse mediante alternancia
del dibujo, a izquierda o derecha, o mediante la
Decoraciones incisas. combinación de segmentos, en los que el vértice
se dispone de forma alterna.
Motivos simples: Identificadas en: Maluquer de Motes, J. 1954,
op.cit., p. 91, fig. 21, n.° 210; y p. 108, fig. 33, n.°
49.-Líneas incisas simples formando motivo
13.
cruciforme. Registro no centrado formado por
dos incisiones cruzadas. Presentes sobre el fondo 55.-Líneas incisas formando motivo de trián-
exterior de vasos de la Forma 2. gulos rellenos. Forman registro corrido de línea
quebrada, disponiendo, en el interior del espacio
Identificadas en: Maluquer de Motes, J. 1954, delimitado por los vértices, de series de incisio-
op.cit., p. 89, fig. 19, n.° 370. Maluquer de Mo- nes que colmatan los triángulos. Variantes de
tes, J. 1958, op.cit., p. 85, fig. 18, n.° 3. este motivo se conforman cuando la línea de
50.-Líneas incisas dobles formando motivo margen es múltiple, o bien cuando la misma, aún
cruciforme con rombo central. Registro de doble siendo simple, presenta los vértices sobrepasa-
línea incisa centrada, en la que los trazos se su- dos, formando motivo de W. Frecuentes en la
perponen en la conexión. Los cuadrantes se en- parte superior del cuerpo de vasos de la Forma
cuentran unidos por dobles líneas, componiendo 10.
dibujo de rombos concéntricos. Presentes sobre Identificadas en: Maluquer de Motes, J. 1954,
el fondo exterior de vasos de la Forma 2. op.cit., p. 89, fig. 19, n.° 366 y 371; y p. 97, fig.
25, n.° 4.
Identificadas en: Maluquer de Motes, J. 1958,
op.cit., p. 82, fig. 15, n.° 1.
Decoraciones impresas.
51.—Líneas incisas dobles formando motivo
cruciforme con extremos aflechados. Registro Motivos simples:
centrado de doble línea cruciforme, en el que los 56.-Líneas de impresiones ovales. Trazo sua-
trazos se sobreponen en el punto de unión. Ex- ve. Presentes sobre el borde de los vasos.
tremos con doble línea en forma de flecha. Pre-
sentes en el fondo exterior de vasos de la Forma Identificadas en: Maluquer de Motes, J. 1954,
op.cit., p. 91, fig. 21, n.° 137. Maluquer de Mo-
2.
tes, J. 1958, op.cit., p. 80, fig. 13.
Identificadas en: Maluquer de Motes, J. 1958,
op.cit., p. 93, fig. 24. Decoraciones plásticas.
52.-Líneas incisas dobles formando motivo Motivos simples:
cruciforme, con extremos aflechados y rombo
central. Registro centrado formado por líneas 57.-Cordón con decoración digital. Líneas
discontinuas terminadas en doble flecha. Los horizontales dispuestas sobre la parte central del
cuadrantes resultantes se encuentran unidos por cuerpo y arranque del cuello, formando motivos
segmentos, componiendo un dibujo romboidal. geométricos. Presentes sobre piezas incluidas en
Presentes sobre el fondo exterior de vasos de la la Forma 12.
Forma 2. Identificadas en: Maluquer de Motes, J. 1954,
op.cit., p. 96, fig. 24, n.° 1; p. 108, fig. 33, n.° 20;
Identificadas en: Maluquer de Motes, J. 1958, y p. 112, fig. 36, n.° 11. Maluquer de Motes, J.
op.cit., p. 88, fig. 20, n.° 4. 1958, op.cit., p. 94, fig. 25, n.° 2.
53.—Líneas incisas dobles formando motivo 58.-Mamelones. Registro de series de mame-
cruciforme, con extremos vueltos. Registro no lones pseudotroncocónicos dispuestos sobre el
centrado de doble línea incisa, con trazo super- cuerpo y arranque del cuello de vasos pertene-
puesto y extremo vuelto, alternativamente. cientes a la Forma 10. Pueden presentarse aisla-
Compone dibujo que recuerda una svástica sim- dos, dobles o seriados.
122 J. MALUQUER DE MOTES / F. GRACIA / G. MUNILLA
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TIPOLOGÍA CERÁMICA II: DECORACIONES 125
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335
Enterramientos infantiles
más, un punto de referencia por lo que respecta a das. Comúmmente, el colgante citado se localiza
la idea de la edad necesaria para que los diversos a la altura del plexo solar, aunque, en algún caso,
individuos pasen a ser incinerados y sus restos se dispone junto al cráneo 6.
depositados en la necrópolis del poblado 3, con La práctica de la inhumación infantil en vi-
todas las connotaciones de tipo antropológico vienda es común a las diferentes fases y áreas de
(pertenencia a la sociedad, idea de pureza) que la Protohistoria peninsular, desde los yacimien-
ello sugiere. tos de la Edad del Hierro en el Duero 7 a los
En contraposición a lo que, normalmente, se poblados celtibéricos 8 o los oppida ibéricos del
admite 4 en relación a la alta mortandad infantil litoral mediterráneo 9 y perdurando, incluso,
del período, cuestión basada más en aspectos hasta época romana 10.
teóricos que cuantitativos o estadísticos, debe El origen de esta costumbre, en el interior
reflexionarse sobre el hecho de que el número de peninsular, donde no puede ser asociada, ni cro-
enterramientos por vivienda es relativamente ba- nológica ni culturalmente, con las influencias
jo en proporción al período de tiempo abarcado mediterráneas, semitas o griegas, que podrían
por cada nivel. De esta forma, dos enterramien- argumentarse como origen de la misma en el
tos para un período de cincuenta años, como mundo ibérico n , es difícil de precisar, aunque,
sería el caso de H. 83/1 en P.III.b, no pueden ser en el caso de Cortes, debe ubicarse, cronológia-
considerados como el exponente de un índice de mente, a partir de principios del siglo VIII a . C ,
defunciones elevado. según la datación otorgada a los ejemplos de
La forma de colocación de los restos óseos P.III.b, lo que indica que debe ser considerada
varía para las diveras fases de ocupación. Así, como una práctica común entre los grupos in-
mientras que en P.III.b y P.II.a es común la doeuropeos que se asientan en el yacimiento du-
posición fetal, en P.II.b y P.I la disposición de rante la fase inmediatamente anterior. El des-
los mismos tiende a ser en decúbito supino, con conocimiento genérico de la concepción religiosa
el cuerpo extendido o, en ocasiones, con las ex- indoeuropea no permite su adscripción definiti-
tremidades inferiores ligeramente dobladas 5. va, pero, no obstante, por comparación cultural,
a partir de la existencia documentada de esta
Por norma general, las inhumaciones apare- costumbre en las comunidades de origen indoeu-
cen desprovistas de ajuar, aunque, en algún caso, ropeo de Grecia y la Península Italiana, se puede
se documenta algún tipo de material funerario, inferir una concepción ideológica similar en su
calificable como propio del individuo (Inhuma- tronco común originario 12.
ción 1.a de la H. 86/6) u ofrenda funeraria (In-
humación n.° 3 de la H. 87/19, identificada como En el mundo griego, la idea genérica del ente-
de un individuo de 27 semanas, al que se ha rramiento en el interior de vivienda es conse-
atribuido este ajuar durante su período de gesta- cuencia de la creencia de que el fuego doméstico
ción). El caso último citado contradice, asimis- simboliza la vida colectiva del clan y que, por
mo, la idea genérica de que los materiales en las tanto, la ubicación de los cadáveres en las proxi-
inhumaciones se correspondían con los indivi- midades del mismo servía para preservar la uni-
duos de mayor edad que habían dispuesto de un dad del conjunto familiar. La inclusión y protec-
ción del niño en el ámbito de la comunidad se
período de convivencia en el núcleo familiar para
realiza mediante el ritual de la Anfidromia, que
que les fueran asignados unos elementos consi-
derados como propios, con los que eran inhuma-
dos. 6. MALUQUER DE MOTES, J. 1958, op.cit., lám. XV A.
La composición de los ajuares es una pauta 7. SACRISTÁN DE LAMA, J.D. 1986. La Edad del Hie-
rro en el Valle Medio del Duero. Rauda (Roa, Burgos).
estable en los sucesivos niveles, identificándose, Universidad de Valladolid, pp. 62-63, con bibliografía de
generalmente, un collar o colgante formado por referencia.
tres anillas de bronce y otros elementos menores, 8. MARCOS POUS, A. 1979. Trabajos arqueológicos en
entre los que se reconocen cuentas de ámbar, la Libia de los verones. Logroño. LLANOS, A. Un ejemplo de
material malacológico o bolas de arcilla perfora- habitat preromano en el Alto Ebro. El poblado de La Hoya
(La Guardia-Álava). «Simposio de Ciudades Augusteas,
II». Zaragoza, 1976, pp. 21-22. BURILLO, F.; PÉREZ CASAS,
J.; Sus GIMÉNEZ, M.L. 1988. Celtíberos. Zaragoza, p. 80.
3. La edad de inclusión de los niños en necrópolis,
mediante el rito de la incineración, en el mundo ibérico, 9. GRACIA, F.; MUNILLA, G.; MERCADAL, O.; CAMPI-
puede cifrase a partir de los siete meses, como es el caso del LLO, D. op.cit. (en prensa).
conjunto de los diez individuos de corta edad estudiados en 10. BELTRÁN, M. 1985. Celsa. Diputación General de
la necrópolis ibérica de Pozo Moro (Albacete). REVERTE Aragón. Col. «Guías Arqueológicas de Aragón», 2. Zarago-
COMA, J.M. La necrópolis ibérica de Pozo Moro (Albacete): za, pp. 95-109.
estudio anatómico, antropológico y paleopatológico. «T.P.», 11. GRACIA, F.; MUNILLA, G.; MERCADAL, O . ; CAM-
42 (1985), pp. 195-282. PILLO, D. op. cit. (en prensa).
4. MALUQUER DE MOTES, J. 1958, op.cit., p. 143. 12. GRACIA, F.; MUNILLA, G.; MERCADAL, O.; CAM-
5. MALUQUER DE MOTES, J. 1958, op.cit., lám. XV B. PILLO, D. op.cit. (en prensa).
ENTERRAMIENTOS INFANTILES 129
tiene lugar en el quinto o séptimo día del naci- La idea genérica de inhumación entronca, ade-
miento y por el cuál recibe su nombre, se le hace más, con el espíritu de las comunidades agrícolas
entrega de los primeros elementos de ajuar per- en el tránsito, a nivel funerario, del ciclo fecun-
sonal y su crianza queda protegida 13. dador estacional de la tierra que va ligado a la
Las inhumaciones infantiles en vivienda son concepción de una Tierra Madre que recoge, en
conocidas en Grecia desde el Heládico Medio, posición fetal, a los enterrados, conceptos que
empleándose, indistintamente, los métodos del encajarán, perfectamente, con los cultos de Dé-
hoyo y el contenedor cerámico (pithoi) 14, per- meter y Cibeles u. Una ampliación de esta creen-
durando las mismas hasta los períodos Geomé- cia hablaría de que el enterramiento en vivienda
trico y, en menor número, clásico 15. La razón es propicio a la fecundación marital, en la idea de
última de este hecho viene dada por la creencia que un nuevo nacimiento supone la reencarna-
de que los cuerpos de los niños fallecidos tem- ción del difunto 18.
pranamente, dispuestos en contacto con la tierra, Las sepulturas de niños en habitat consti-
retornan al seno de la madre telúrica y pueden tuyen, asimismo, una práctica fuertemente arrai-
renacer, posteriormente, a partir del nuevo hálito gada entre las comunidades preromanas de la
de vida que obtienen en el interior de la misma 16. Península Italiana, donde los neonatos son ente-
rrados junto a los hogares 19, costumbre que con-
tinuará realizándose después, incluso, de la ab-
13. AUDIN, A. Inhumation et incinération. «Lato- sorción por Roma de dichas comunidades.
mus», XIX (1960), pp. 315-316. AUDIN, A. Inhumation et
incinération. II. «Latomus», XX (1961), pp. 518-532. Hace En conjunto, la práctica funeraria que trata-
referencia a la problemática de la inhumación en vivienda, mos debe entenderse como un rito de proceden-
sus causas y la importancia que tiene el lugar en el tránsito cia indoeuropea, ligado a ideas de fertilidad y a la
de los tipos primarios a los secundarios. R.OHDE, E. 1973.
Psique. El culto de las almas y la creencia en la inmortalidad conceptuación de los individuos como miembros
entre los griegos. Las Ediciones Liberales. Ed. Labor, S.A. plenos de la comunidad.
Barcelona, pp. 220-221.
14. PICARD, C H . 1948. Les religions prehélleniques
(Créte et Mycénes). P.U.F. París, pp. 48-49 y 256-257. 17. AUDIN, A. 1960, op.cit., p. 317.
15. KURTZ, D.C.; BOARDMAN, J. 1971. Greek burial 18. JENNINGS, H. Tritopatores. En: The Oxford Clas-
customs. Ed. Thames and Hudson. London-Southampton, sical Dictionnary. Oxford, 1980, p. 1095.
pp. 54-55, 70-73 y 96-99. 19. BARTOLONI, G.; CATALDI D I N I , M.; ZEVI, F. AS-
16. BÉRARD, C. 1970. Erétria, III. L'Héróon a la petti dell'ideología funeraria nella necropoli di Castel di
porte de l'ouest. Francke Berne. Berna, pp. 52-54. PUECH, Decima. En: GNOLI, G.; VERNANT, J.P. 1982. La mort, les
H . C H . 1980. Las religiones antiguas. Vol. II. Historia de las morts dans les sociétés anciennes. Cambridge University
Religiones Siglo XXI. Madrid, pp. 280-281. Press. Cambridge, pp. 257-273.
Material lírico
fechación. En el marco de los grupos culturales Coimbra del Barranco Ancho de Jumilla (Mur-
del Bronce Final, son interesantes las piezas de la cia) " .
fase I del poblado del Cerro de la Mora I, en
Los yacimientos del Valle del Ebro, relacio-
Moleda de la Zafayona (Granada) 3, con datacio-
nables cultural y cronológicamente con el Alto
nes de los siglos X al VIII a . C , fecha con la que
de la Cruz, disponen de unos tipos formales
podrían enlazar los ejemplares del poblado de
asimilables, como se constata en el Castillar de
Los Alcores de Porcuna (Jaén) 4, representantes
Mendavia 12, iniciando una seriación tipológica
de la economía cerealística de las regiones de la
mantenida en la zona hasta el período de la ro-
Alta Andalucía, en torno a la transición de los
manización 13.
siglos VIII al VII a.C. Para cronologías ligera-
mente más avanzadas, disponemos del conjunto Los 29 ejemplares localizados en las campa-
del poblado de La Peña Negra IV de Crevillente ñas objeto del presente estudio responden a las
(Alicante) 5, fijado entre el 650 y 550 a . C , y el siguientes características morfológicas:
conjunto de Cancho Roano en Zalamea de la
Serena (Badajoz) 6, abarcando el período de los 1.-Molino barquiforme. H. 83/4. N . P.H.a.
siglos V y IV a.C. L. máx., 280 mm.; A. máx., 200 mm.; G., 80
mm. Arenisca. Forma ovalada. Fragmentado.
La perduración de los tipos citados puede Zona dorsal no desbastada. Cara superior con
comprobarse, perfectamente, durante las dife- marcas de picado y pulido. Estrías de uso verti-
rentes fases del iberismo, entre los siglos VI y III cales y horizontales.
a.C, en las zonas de Cataluña, Levante y Sudeste
andaluz, de los que son exponente, entre otros 2.-Molino barquiforme. H. 83/4. N . P.II.a.
muchos, los yacimientos de Puig de Sant Andreu L. máx., 320 mm.; A. máx., 180 mm.; G., 100
de Ullastret (Gerona) 7, Puig Castellet de Lloret mm. Granito con cuarzo cristalizado en grano
(Gerona) 8, La Moleta del Remei de Alcanar (Ta- grueso. Forma ovalada. Fragmentado. Zona dor-
rragona) 9, El Solaig de Bechí (Castellón) 10 y sal no desbastada. Cara superior con marcas de
picado y pulido. Estrías de uso horizontales.
3.-Molino barquiforme. H . 86/18. N .
3. CARRASCO, J.; PASTOR, M.; PACHÓN, J.A. Cerro de
la Mora I (Moraleda de la Zafayona. Granada). «N.A.H.»,
P.III.b. L. máx., 320 mm.; A. máx., 210 mm.;
12 (1982), pp. 7-104. G., 110 mm. Granito con cuarzo cristalizado en
4. NAVARRETE, J.; ARTEAGA, O. La necrópolis de Ce- grano grueso. Forma ovalada. Fragmentado. Zo-
rrillo Blanco y el poblado de Los Alcores (Porcuna-]aén). na dorsal no desbastada. Cara superior con mar-
«N.A.H.», 10 (1980), pp. 183-220. cas de picado y pulido. Estrías de uso horizonta-
5. GONZÁLEZ, A. La Peña Negra, IV. Excavaciones les.
en el sector VII de la ciudad orientalizante. 1980-1981.
«N.A.H.», 13 (1982), pp. 305-418. 4 . - M o l i n o barquiforme. H . 86/18. N .
6. MALUQUER DE MOTES, J.; CELESTINO, S.; GRACIA, P.III.b. L. máx., 430 mm.; A. máx., 270 mm.;
F.; MUNILLA, G. 1986. El Santuario protohistórico de Zala- G., 130 mm. Granito con cuarzo cristalizado en
mea de la Serena, Badajoz. III, 1983-1986. Universidad de
Barcelona, pp. 43-53, figs. 9-12.
grano grueso. Forma rectangular. Fragmentado.
7. El estudio de conjunto sobre materiales líticos pro-
Zona dorsal desbastada. Cara superior con mar-
cedentes de yacimientos de la provincia de Gerona se en- cas de picado y pulido. Estrías de uso horizonta-
cuentra en: GENIS, M.T. Els objectes lítics ibérics. Memoria les y verticales.
de Licenciatura (inédita). Universidad de Barcelona, 1981.
Artículos parciales sobre el tema en: GENÍS, M.T. La funció 5.-Molino de vaivén. H. 86/18. N. P.III.b. L.
deis útils lítics dins el món ibéric. «Homenatge a Caries máx., 430 mm.; A. máx., 250 mm.; G., 50 mm.
Rahola». «A.I.E.G.», XXVI (1982-1983), pp. 63-77. GENIS, Granito con cuarzo cristalizado en grano grueso.
M.T. Estudio técnico de los objetos líticos en el mundo
ibérico basado en los poblados del Puig de Sant Andreu Forma rectangular. Fragmentado. Zona dorsal
(Ullastret) y Puig Castellet (Lloret de Mar), provincia de
Gerona. «Primeras Jornadas de Metodología en investiga-
ción prehistórica». Soria, 1981, pp. 147-156. GENIS, M.T.
Els objectes lítics ibérics d'Ullastret i Puig Castellet. «Cypse- (1977), p. 23. FLETCHER, D.; PLA, E.; ALCACER, J. La Basti-
la», V (1985), pp. 107-124. OLIVA, M. 1956-1957. Excava- da de Les Alcuses (Mogente, Valencia). «S.I.P., Trabajos
ciones arqueológicas en la ciudad ibérica de Ullastret (Giro- Varios», 24 (1965), pp. 57, 61, 137, 143, 202, 236 y 249.
na), p. 33. 11. MOLINA, J.; MOLINA, M . C . ; NORDSTROM, S.
8. GENIS, M.T. La industria lítica no tallada. En: Coimbra del Barranco Ancho; Jumilla, Murcia. «S.I.P., Tra-
PONS. E.; TOLEDO, A.: LLORENS, J.M. 1981. El recinte bajos Varios», 52 (1976), pp. 71-76.
fortificat ibéric de Puig Castellet. «Serie Monográfica», n.° 12. CASTIELLA, A. El Castillar de Mendavia, poblado
3. Gerona, pp. 245-248. protohistórico. «T.A.N.», 4 (1985), p. 121. CASTIELLA, A.
9. GRACIA, F.; MUNILLA, G.; PALLARES, R. 1988. La Memoria de los trabajos arqueológicos realizados en el po-
Moleta del Remei. Alcanar, Montsia. Campañas 1985-1986. blado protohistórico de El Castillar (Mendavia). «T.A.N.»,
Diputación Provincial de Tarragona, pp. 161-165. 1 (1979), pp. 108 y 110, fig. 27.
10. FLETCHER, D.; MESADO, N . El poblado ibérico de 13. BELTRÁN, A. 1956. El Bronce Final y la Edad del
El Solaig (Bechí, Castellón). «S.I.P., Trabajos Varios», 33 Hierro en el Bajo Aragón. Zaragoza, p. 157.
MATERIAL U T I C O 133
desbastada. Cara superior con marcas de picado 14.-Molino de vaivén. H. 87/19. N . P.III.b.
y pulido. Estrías de uso horizontales y verticales. L. máx., 340 mm.; A. máx., 200 mm.; G., 77
6.-Molino de vaivén. H. 86/18. N . P.III.b. L. mm. Piedra calcárea de tonalidad grisácea. Cara
máx., 330 mm.; A. máx., 150 mm.; G., 50 mm. dorsal desbastada y pulimentada. Bordes rectos
Aparecido junto al anterior. Granito con cuarzo de aristas romas. Extremos apuntados. Cara su-
cristalizado de grano grueso. Forma rectangular. perior con marcas de trabajo y cúpulas de frota-
Fragmentado. Zona dorsal desbastada. Cara su- ción en sentido longitudinal.
perior con marcas de picado y pulido. Estrías de 15.-Molino barquiforme. H. 88/9. N . P.II.a.
uso horizontales y verticales. L. máx., 430 mm.; A. máx., 310 mm.; G., 140
7.-Molino de vaivén. H. 87/7. N . P.II.a. L. mm. Piedra calcárea de coloración grisácea. Cara
máx., 310 mm.; A. máx., 190 mm.; G., 47 mm. dorsal desbastada, con abundantes marcas de tra-
Piedra caliza de tonalidad grisácea. Superficie bajo, no pulida. Cara superior con marcas de
dorsal desbastada y pulimentada. Bordes y ex- trabajo y cúpulas de frotación longitudinales.
tremos romos. Superficie de trabajo con marcas 16.-Molino barquiforme. H . 87/19. N .
y cúpulas de frotación en sentido longitudinal y P.III.b. L. máx., 360 mm.; A. máx., 160 mm.;
concéntrico en los extremos. G., 85 mm. Piedra calcárea de coloración grisá-
8.-Molino barquiforme. H. 88/22. N . P.III.b cea. Cara dorsal desbastada y pulimentada. Bor-
L. máx., 530 mm.; A. máx., 340 mm.; G., 145 des redondeados. Extremos apuntados. Cara su-
mm. Piedra calcárea de tonalidad grisácea clara, perior con marcas de trabajo y cúpulas de frota-
con muestras de exposición a la acción del fuego. ción en sentido longitudinal.
Cara dorsal desbastada, con marcas de trabajo. 17.-Molino Barquiforme. H. 87/7. N . P.II.a.
Bordes romos. Superficie de trabajo con cúpulas L. máx., 270 mm.; A. máx., 200 mm.; G., 58
de frotación longitudinales. mm. Piedra calcárea de tonalidad grisácea. Frag-
9.-Molino barquiforme. H . 87/20. N . mentado. Cara dorsal desbastada, pero sin puli-
P.III.b. L. máx., 310 mm.; A. máx., 180 mm.; mentar. Cara superior con marcas de trabajo y
G., 69 mm. Piedra calcárea de tonalidad grisácea. cúpulas de frotación en sentido longitudinal.
Superficie dorsal desbastada y pulimentada. Bor- 18.-Molino de vaivén. H. 88/21. N . P.III.b.
des romos. Extremos apuntados. Cara superior L. máx., 390 mm.; A. máx., 130 mm.; G., 75
con marcas de frotación y cúpulas de trabajo en mm. Piedra calcárea de coloración gris clara, con
sentido longitudinal. muestras de cremación. Cara exterior desbasta-
lO.-Molino de vaivén. H. 86/17. N . P.III.b. da, con abundantes marcas de trabajo. Bordes
L. máx., 270 mm.; A. máx., 165 mm.; G., 92 romos. Cara superior con cúpulas de frotación
mm. Piedra calcárea de coloración ocre grisácea. en sentido longitudinal.
Cara exterior desbastada y pulimentada. Extre- 19.-Molino barquiforme. H . 88/22. N .
mos romos. Superficie de trabajo con cúpulas de P.III.b. L. máx., 150 mm.; A. máx., 250 mm.;
frotación en sentido longitudinal. G., 50 mm. Piedra calcárea de coloración grisá-
l l . - M o l i n o barquiforme. H . 87/19. N . cea clara. Cara exterior desbastada, no pulida,
P.III.b. L. máx., 480 mm.; A. máx., 280 mm.; con abundantes marcas de trabajo. Cara superior
G., 134 mm.; Piedra calcárea de tonalidad grisá- con cúpulas de frotación en sentido circular.
cea rojiza por efecto de cremación. Cara dorsal 20.-Molino de vaivén. H. 88/22. N . P.III.b.
desbastada, de trazo fuerte. Bordes rectos, con L. máx., 350 mm.; A. máx., 199 mm.; G., 60
aristas vivas. Cara superior con marcas de trabajo mm. Piedra calcárea de coloración grisácea. Su-
y cúpulas de frotación en sentido longitudinal. perficie exterior desbastada, pulida, con bordes
12.-Molino de vaivén. H. 87/19. N . P.III.b. romos. Cara superior con cúpulas de frotación
L. máx., 430 mm.; A. máx., 220 mm.; G., 65 en sentido longitudinal.
mm. Piedra calcárea, granulosa, de coloración 21.-Molino de vaivén. H. 88/22. N . P.III.b.
gris rojiza por efecto de cremación. Cara dorsal L. máx., 340 mm.; A. máx., 170 mm.; G., 70
desbastada y pulida. Bordes romos y extremos mm. Piedra calcárea de coloración grisácea. Cara
ligeramente apuntados. Cara superior con mar- dorsal desbastada, no pulida, con marcas de tra-
cas de trabajo y cúpulas de frotación en sentido bajo y superficie plana para facilitar el apoyo.
longitudinal. Cara superior con cúpulas de frotación en senti-
13.-Molino de vaivén. H. 87/20. N. P.III.b. do longitudinal.
L. máx., 470 mm.; A. máx., 250 mm.; G., 57 22.-Molino de vaivén. H. 88/22. N . P.III.b.
mm. Piedra calcárea de coloración grisácea. Cara L. máx., 190 mm.; A. máx., 185 mm.; G., 70
exterior desbastada y muy pulimentada. Bordes mm. Piedra calcárea de coloración grisácea, afec-
romos. Cara superior con marcas de trabajo y tada por la cremación. Fragmentado. Cara dorsal
cúpulas de frotación en sentido longitudinal. desbastada, no pulida, con abundantes marcas de
134 J. MALUQUER DE MOTES / F. GRACIA / G. MUNILLA
trabajo. Cara superior con cúpulas de frotación años 50, dos moldes en P.III, tres en P.II.b y
en sentido longitudinal. cinco en P.I.a; mientras que, en 1983, se docu-
23.-Molino de vavién. H. 88/21. N . P.III.b. mentaron tres ejemplares en P.III y uno en
L. máx., 460 mm.; A. máx., 260 mm.; G., 70 P.II.a 15. De esta distribución se desprende una
mm. Piedra calcárea de tonalidad grisácea clara, utilización persistente del material broncíneo de
afectada por la cremación. Cara exterior des- fabricación local durante toda la secuencia ocu-
bastada, no pulida, con marcas de trabajo. Cara pacional, aunque el volumen de objetos localiza-
superior con cúpulas de frotación en sentido lon- dos sea reducido. Durante las campañas de exca-
gitudinal. vación 1986-1988 se han inventariado los si-
guientes ejemplares:
24.-Molino barquiforme. H . 88/22. N .
P.III.b. L. máx., 450 mm.; A. máx., 210 mm.; 30.-Fragmento de molde. H . 86/5. N . P.II.a.
G., 135 mm. Piedra calcárea de coloración grisá- L. máx., 60 mm.; A. máx., 40 mm.; G., 50 mm.
cea clara, afectada por la cremación. Cara dorsal Piedra arenisca. Superficie muy pulimentada. No
desbastada, pulida, con marcas de trabajo. Bor- se identifica el tipo de pieza al que estaba des-
des romos. Cara superior con cúpulas de frota- tinado, aunque pudiera tratarse de un instrumen-
ción longitudinales. to de filo cortante, a modo de cincel o cortafríos.
Carece de orificios de encaje.
25.-Molino de vaivén. H . 88/21. N . P.III.b.
L. máx., 390 mm.; A. máx., 180 mm.; G., 75 31-Fragmento de molde. Superficial, ante H.
mm. Piedra calcárea de tonalidad grisácea clara, 86/6 y H. 87/6. L. máx., 70 mm.; A. máx., 54
con muestras de la acción del fuego. Cara dorsal mm.; profundidad máxima de la impronta, 5
desbastada, no pulida, con marcas de trabajo. mm.; L. de la marca, 72 mm. Fragmento cua-
Cara superior con presencia de cúpulas de frota- drangular de molde de piedra arenisca de tonali-
ción longitudinales. dad rosácea. Superficie muy pulimentada. No se
identifica el tipo de pieza al que pertenece, aun-
26.-Molino de vaivén. H . 87/8. N . P.II.a. L. que pudiera tratarse de un asador. Carece de
máx., 210 mm.; A. máx., 150 mm.; G., 42 mm. orificios de encaje.
Piedra calcárea de coloración grisácea clara.
Fragmentado. Cara dorsal desbastada, pulimen- Por lo que respecta a los útiles líticos identifi-
tada. Bordes romos. Cara superior con cúpulas cados, sus funciones debían ser minoritarias,
de frotación longitudinales. centrándose en tareas relacionadas con el macha-
cado de cereal, como es el caso del n.° 32, o el
27.-Molino barquiforme. H . 88/22. N . alisado de superficies cerámicas, como sucede
P.III.b. L. máx., 370 mm.; A . máx., 210 mm.; con el n.° 33. Es interesante, no obstante, consta-
G., 80 mm. Piedra calcárea de coloración grisá- tar la perduración del empleo del sílex en los
cea. Cara dorsal desbastada y pulida. Bordes ro- diferentes períodos de habitación, elementos que
mos. Cara superior con cúpulas de frotación en abarcarían la mayor parte de las funciones tradi-
sentido longitudinal. cionales atribuidas a las piezas realizadas con este
28.-Molino de vaivén. H. 87/8. N . P.II.a. L. material dentro del ámbito doméstico.
máx., 235 mm.; A. máx., 150 mm.; G., 50 mm. 32.-Util lítico. H . 86/5. N . P.II.a. L. máx.,
Piedra calcárea de coloración grisácea. Cara dor- 120 mm.; A. máx., 90 mm.; G., 7 mm. Piedra
sal desbastada, no pulida. Bordes romos. Cara arenisca. Forma pseudocilíndrica. Superficie des-
superior con cúpulas de frotación en sentido lon- bastada, no pulida.
gitudinal.
33.-Util lítico. H. 86/18. N . P.III.b. L. máx.,
29.-Mano de molino. H. 88/22. N . P.III.b. 100 mm.; A., 80 mm.; G., 50 mm. Piedra arenis-
L. máx., 170 mm.; A. máx., 80 mm.; G., 80 mm. ca. Superficie desbastada.
Piedra caliza de coloración ocre gris, afectada
por la cremación. Superficie pulida, desbastada y 34,-Util lítico. H. 87/7. N . P.II.a. L. máx., 90
acabada. Bordes romos. Sección cuadrangular. mm.; A. máx., 60 mm. Sílex. Filo cortante en su
Marcas de picado en ambos extremos. parte inferior. Desbastado en su cara superior.
El proceso de fabricación del material lítico,
La presencia de moldes de fundición en el iniciado con la extracción del bloque pétreo o su
poblado del Alto de la Cruz ha sido ampliamente recuperación en superficie, consta del desbastado
referida 14, siendo su distribución desigual entre de la zona dorsal, mediante golpes secos de tra-
los diferentes niveles de habitación, puesto que
se cuentan, procedentes de las campañas de los
15. MALUQUER DE MOTES, J. Cortes de Navarra, ex-
ploraciones de 1983. «T.A.N.», 4 (1984), pp. 51-52, 60 y
14. RAURET, A.M. 1976. La metalurgia, del bronce 62-63; figs. 15-17; lám. IV, n.° 2 y V, n.° 1-2. MALUQUER DE
durante la Edad del Hierro en la Península Ibérica. Univer- MOTES, J.; GRACIA, F.; MUNILLA, G. Alto de la Cruz,
sidad de Barcelona, pp. 84, 112-113, 115-116, 121-122, 126 Cortes (Navarra). Campaña 1986. «T.A.N.», 6 (1986), pp.
y 132. 111-132, fig. 9.
MATERIAL LITICO 135
vés que configuran una superficie desigual que zas, areniscas y yesos, al oeste del yacimiento, en
será, posteriormente, trabajada hasta conseguir la zona de barrancos con altitudes entre 300 y
una forma aquillada, en el caso de los molinos 376 m., situada al norte de Frescano (Zaragoza),
barquiformes, y pseudohorizontal, en el de los y de los que un pequeño afloramiento se encuen-
de vaivén. La cara superior ventral se encuentra tra aún más próximo al yacimiento, en la zona
preparada como resultado de una labor de picado sur de la N . 232, en los altozanos de Valdenava-
que otorga una superficie uniforme y rugosa, rro y La Atalaya, punto éste donde se ubicaba la
sobre la que formarán las cúpulas de frotación necrópolis del yacimiento. Al sur de este último,
por exceso de contacto durante la molienda. Los en la zona comprendida entre el pueblo de Ma-
contornos de las piezas carecen, por regla gene- Uén y las partidas de Valpodrida (Gallur) y La
ral, de acabado, existiendo, solamente, un ligero Bellota (Bisimbre), ambas ya en el límite norte de
redondeado conseguido con el mismo sistema la provincia de Zaragoza, se ubica una importan-
que el utilizado para el trabajo de la cara inferior. te afloración de margas y calizas, correspondien-
te al Aquitaniense, cuya explotación continua en
La procedencia del material lítico es, clara-
la actualidad. La distancia media desde el pobla-
mente, local. El yacimiento del Alto de la Cruz
do hasta las diferentes áreas citadas, donde pue-
se encuentra situado sobre un terreno de forma-
den obtenerse materiales para la fabricación de
ción cuaternaria, al igual que el resto de la cuenca
útiles líticos, oscila entre los 4 y 10 km.
del Ebro navarro, estando compuesto por depó-
sitos y suelos de tipo aluvial u. La configuración del terreno indica que la
Estructuralmente, el terreno próximo a Cor- obtención del material tenía que efectuarse, en
todo caso, hacia el oeste y sur del habitat, en la
tes es mayoritario en gravas conglomeradas y
margen derecha del Ebro, puesto que, al otro
arcillas, disponiendo, no obstante, a escasa dis- lado del río, en la zona norte del municipio de
tancia, de zonas ricas en margas, areniscas, cali- Tauste (Zaragoza), la composición del terreno
zas y yesos, como son los terrenos Helvecienses, consta, mayoritariamente, de yesos y limos yesí-
Sarmatienses y Tortonienses del área del Canal feros u.
de Lodosa; terrenos de formación Aquitaniense
y Vindoboniense ricos en arcillas, margas, cali-
17. RIBA, O . ; MALDONADO, A.; PUIGDEFABREGAS,
lo. AA.W. 1989. Atlas de España. Comunidad Au- C ; QUIRANTES, J.; VILLENA, J. 1971. Mapa Geológico de
tónoma Vasca/Navarra/La Riojai'Aragón. Ed. Planeta- España. Vol. 32. Zaragoza. Instituto Geológico y Minero
de España. Madrid, 33 pp., 1 mapa.
Agostini. Barcelona, p. 274.
136 J. MALUQUER DE MOTES / F. GRACIA / G. MUNILLA
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MATERIAL UTICO
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31
2
34
Material metálico
La presencia de mobiliario metálico en bron- máx., 40 mm.; 0 máx., 5 mm. Resorte de fíbula,
ce en el Alto de la Cruz es reducida en relación probablemente de tipo bilateral, que conserva 20
con las dimensiones y secuencia ocupacional del espiras y ánima central circular. Muy afectado
poblado, volumen de material que es tanto más por la carbonatación.
significativo si tenemos en cuenta la existencia, Corresponde a la muestra n.° 6.
en los diferentes niveles, de moldes y tortas de 4.-Vastago de bronce. H. 88/21. Cata de pro-
fundición. La tipología del material metálico es, fundidad, bajo N . P.III.b. 2.° nivel. L. máx., 68
por tanto, pobre, aunque significativa por lo que mm.; A., 5 mm.; G., 4 mm. Forma rectangular
respecta a las implicaciones cronológicas de los alargada, sección cuadrangular. Carece de deco-
tipos representados. G. Ruiz Zapatero efectuó, ración. Pátina verde oscura. Afectado por la car-
en su estudio sobre los Campos de Urnas del NE bonatación. Podría corresponder a un brazalete.
peninsular, una distribución del material proce-
dente de las campañas de la década de los 50 que 5.-Vástago de bronce. H. 88/21. N . P.III.b.
proporciona una estructuración por niveles del L. máx., 19 mm.; 0, 4 mm. Sección circular.
mismo que debe ser considerada como válida \ Pátina verde oscura. Afectado por la carbonata-
ción.
Las campañas de 1986-1988 han proporcio-
nado un material broncíneo muy en consonan- 6.-Vástago de bronce. H. 88/21. N . P.III.b.
cia, en cuanto a tipos y cronologías, con la infor- L. máx., 24 mm.; 0, 4 mm. Forma circular. Sec-
mación conocida hasta el momento: ción circular. Fragmentado. Pátina verde oscura.
Afectado por la carbonatación. Podría corres-
l.-Tres anillas de bronce. H. 86/6. N . P.II.a. ponder a un brazalete.
0, 17, 15, y 13 mm., respectivamente. Sección Corresponde a la muestra n.° 8.
oval. Constituyen, junto a una esfera perforada
de barro cocido, el ajuar de un enterramiento 7.-Dos vastagos de bronce. H. 88/22. N .
infantil. P.III.b. L. máx., 31 y 32 mm., respectivamente;
G., 5 y 4 mm. Informes. Fragmentados. Sección
2.-Tres anillas de bronce. H. 87/19. N .
P.III.b. o, 17, 15 y 13 mm., respectivamente. circular y hueca. Pátina verde oscura. Afectados
Sección oval. Constituyen, junto a una cuenta de por la carbonatación.
ámbar y un elemento malacológico, el ajuar de 8.-Vástago de bronce. H. 88/9. N. P.II.a. L.
un enterramiento infantil. máx., 69 mm.; 0, 6 mm. Forma rectangular. Sec-
Corresponde a la muestra n.° 5 de la serie de ción circular. Pátina verde oscura. Afectado por
análisis metálicos. la carbonatación.
3.-Resorte de fíbula. H. 87/20. N . P.III.b. L. Corresponde a la muestra n.° 4.
9.-Vástago de bronce. H. 88/9. N. P.II.a. L.
máx., 39 mm.; 0, 4 mm. Sección circular. Frag-
1. Ruiz ZAPATERO, G. 1985. Los Campos de Urnas mentado. Pátina verde oscura.
del NE de la Península Ibérica. Tesis Doctoral, 83/85.
Universidad Complutense. Madrid, II, p. 554, fig. 176. lO.-Fragmento de bronce. H. 88/21. N .
146 J. MALUQUER DE MOTES / F. GRACIA / G. MUNILLA
P.III.b. L. máx., 22 mm.; G., 4 mm. Sección fíbulas de mortaja en canal, con arco rectilíneo o
rectangular. Pátina verde oscura. Afectado por la débilmente curvado, enmarcado por dos grupos
carbonatación. de espiras. Dispone de ejemplares asimilables en
11.-Fragmento de bronce. H . 87/8. N . Mailhac (Aude), Agde (Rochelongue, Hérault),
P.II.b. L. máx., 38 mm.; A., 17 mm.; G., 5 mm. Argellés-sur-Mer (La Pave, Pyrénées-Orienta-
Informe. Fragmentado. Pátina verde oscura. les) y Fabregues (Launac, Hérault) 3.
Muy afectado por la carbonatación. En relación a las fíbulas de la Meseta, podría-
Corresponde a la muestra n.° 3. mos situar a la misma en el grupo A de J.L.
12.-Cuchillo de bronce. H. 88/22. N . P.III.b. Argente Oliver, quien relaciona los ejemplares
L. máx., 154 mm.; A., 22 mm.; G., 4 mm. Frag- de pie largo con las piezas del nivel P.II.b de
mentado. Forma rectangular. Sección rectangu- Cortes, fechables en el segundo cuarto del siglo
lar. Dispone de una curvatura en el extremo. La VI a.C. 4.
hoja presenta nervaduras en la cara dorsal. Pátina La fíbula de doble resorte es un tipo amplia-
verde clara. Afectado por la carbonatación. mente extendido en la Península. Su hallazgo en
13.-Fíbula de bronce. H. 87/7. N . P.II.b. L. el Sur planteó un nuevo enfoque en cuanto a su
arco, 47 mm.; L. resorte, 23 mm.; L. aguja, 90 procedencia, orillando las ideas de Kimmig y
mm.; L. pie, 33 mm.; A. arco, 6 mm.; 0 aguja, 4 Cuadrado sobre su posible origen italiano y
mm. Fíbula de doble resorte, con arco de sección aceptando, como más plausible, un origen orien-
cuadrangular y pie recto y largo, de mortaja pro- tal y llegada a la Península en relación con el
funda. Los resortes disponen de siete espiras. mundo colonial comercial fenicio 6. Las vías de
Pátina verde clara. Afectada por la carbonata- penetración serían dos: una desde el sur hacia el
ción. interior, a través de Extremadura y la Meseta,
El elemento más significativo del material que podríamos calificar como arcaica y que ten-
descrito es, sin duda, la fíbula de doble resorte, dría su origen en los establecimientos fenicios de
una pieza perfectamente documentada en las pa- Andalucía a partir de mediados del siglo VIII
noplias metálicas de los grupos de Campos de a . C ; y otra desde la desembocadura del Ebro,
Urnas del Noreste peninsular. Su presencia en el remontando el curso del río y conectando con la
yacimiento fue ya testimoniada en el curso de los Meseta 7; presentando esta última el problema de
trabajos de B. Taracena y J. Maluquer en la déca- que las cronologías más antiguas, para los mate-
da de los años 50, adscribiéndose, los ejemplares
conocidos, a los niveles P.II.a (tipo de puente
filiforme o sección circular, con numerosas espi- 3. DUVAL, A.; ELUÉRE, C H . ; MOHEN, J.P. Lesfibules
ras en los resortes, y pie corto; grupo bl de G. antérieures au VI siécle avant notre Ere, trouvées en Frunce.
Ruiz Zapatero) y P.II.b (tipo de puente laminar «Gallia», XXXII (1974), pp. 38-40, fig. 23.
ancho o sección aplanada, con pocas espiras en 4. ARGENTE OLIVER, J.L. Las fíbulas de la necrópolis
los resortes, y pie extraordinariamente alargado celtibérica de Aguilar de Anguita. «T.P.», 31 (1974), pp.
148-158, figs. 2-3. ENRÍQUEZ NAVASCUÉS, J.J. Los objetos de
que acaba enrollándose y doblándose en ángulo; adorno personal de la Prehistoria de Navarra. «T.A.N.», 3
grupo b3 de G. Ruiz Zapatero) 2. (1982), p. 178, fig. 8, n.° 3-8. Este autor considera los
ejemplares de P.II del Alto de la Cruz como el tipo más
El ejemplar de la campaña de 1987 corres- antiguo encontrado en la zona.
ponde, sin embargo, al grupo b2 de la citada 5. KiMMIG, W. 1954. Zur Urnenfelderkultur in Süd-
clasificación (tipo de puente cuadrangular o rom- westeuropa. Stuttgart. Festschrift für P. Goessler, pp. 64 ss.
boidal, con reducido número de espiras y pie 6. En relación con este tema, vide, entre otros: M A -
alargado), radicando su importancia en el hecho LUQUER DE MOTES, J. Los fenicios en Cataluña. V Simpo-
de que la existencia de una pieza adscribible al sium de Prehistoria Peninsular. Jerez de la Frontera, 1968.
mencionado grupo b2 permite enlazar una se- Universidad de Barcelona, 1969, p. 249. PADRÓ, J. L'Edat
del Ferro i la romanització a les comarques septentrionals de
cuencia cronológica, para las fíbulas de doble l'interior de Catalunya. «Cypsela», I (1976), pp. 111-113.
resorte, de forma ininterrumpida en el yacimien- SANMARTÍ, E.; PADRÓ, J. Ensayo de aproximación al fenó-
to, entre finales del siglo VIII y mediados del meno de la iberización en las comarcas meridionales de
siglo VI a . C , es decir, durante toda la fase P.II, Cataluña. «Simposi Internacional: Els orígens del món ibé-
ric». «Ampurias», 38-40 (1976-1978), pp. 157-176. ARTEA-
en cuyo segundo momento coexistirían los tres GA, O.; PADRÓ, J.; SANMARTÍ, E. El factor fenici a les costes
grupos. catalanes i del Golf de Lió. «2.° Col.loqui Internacional
d'Arqueología de Puigcerdá». Puigcerdá, 1978, pp. 129-135.
Morfológicamente, esta pieza se incluye en el OLIVER, A. Las influencias mediterráneas en el mundo ibé-
tipo 3511 de la tipología de A. Duval, C. Eluére rico de la zona sur del delta del Ebro. «C.P.A.C.», 7 (1980),
y J.P. Mohem, definido por estos autores como pp. 99-118. ARANEGUI, C. Las influencias mediterráneas al
comienzo de la Edad del Hierro. En: «El Bronce Final y el
comienzo de la Edad del Hierro en el País Valenciano».
2. Ruiz ZAPATERO, G. 1985, op. cit., II, pp. 952-955, «M.L.A.V.», I (1981), pp. 41-66.
fig. 270. 7. ARGENTE OLIVER, J.L. 1974, op. cit., p. 154.
MATERIAL METÁLICO 147
ríales de importación, en la zona costera, deben nal sobre estas dos vías de difusión. Por otra
fijarse en un momento avanzado del siglo VII parte, el movimiento expansivo por la costa de-
a.C, es decir, con posterioridad a la antigüedad bería realizarse en sentido sur-norte, ya que los
atribuida a los ejemplares del Valle Medio del hallazgos en Francia, circunscritos a la zona cos-
Ebro. En detrimento de la ruta del Ebro hay que tera del Languedoc-Rosellón, no van más allá del
citar la ausencia de materiales de importación área comprendida entre los ríos Hérault y Vidoi-
situados más al interior de la zona Bajo Aragón- re 10 .
Matarranya. Tanto los hallazgos en el sur 8 como
su abundante presencia en las necrópolis del Bajo
Ebro 9, permiten mantener la hipótesis provisio-
Ebro y el Palancia. Nuevas aportaciones para el estudio
8. ARRIBAS, A.; WILKINS, J. La necrópolis fenicia del de los enterramientos ibéricos. «C.P.A.C.», 8 (1981), pp.
Cortijo de las Sombras (Frigiliana, Málaga). «Pyrenae», V 220-221, fig. 8. MUNILLA, G. 1987. Los bronces paleoibé-
(1969), pp. 185-244, figs. 5-7, 11 y 20. AUBET,M. 3 E. 1978. ricos de uso personal en Occidente. Colección de Tesis
La necrópolis de Setefilla en Lora del Río, Sevilla (túmulo Doctorales Microfichadas, Universidad de Barcelona, n.°
B). «P.I.P.» III. Universidad de Barcelona, pp. 191 y 216, 285, 993 pp.
figs. 18, 35 y 38, láms. X-B y XI-A. GONZÁLEZ, A. Sobre las 10. ARNAL, J.; HUGUES, C.; PEYRON, J.; ROBERT, A.
excavaciones realizadas en el yacimiento de «La Peña Ne- Les fibules en bronze á deux ressorts dans le Midi de la
gra», Sierra de Crevillente (Alicante). «Pyrenae», 13-14 France. Fédération Historique du Languedoc Méditerra-
(1977-78), pp. 121-135. GONZÁLEZ, A. La Peña Negra, IV. néen et du Roussillon. Béziers et le Biterrois. XLIII Con-
Excavaciones en el Sector VII de la ciudad orientalizante. grés. 1970-1971, pp. 21-26. DUVAL, A.; ELUERE, C H . ;
1980-1981. «N.A.H.», XIII (1982), pp. 305-418. MOHEN, J.P. 1974, op. cit., pp. 38-41, figs. 23-24. PONS, E.
9. NAVARRO, R. 1970. Las fíbulas en Cataluña. Uni- 1984. L'Emporda de l'Edat del Bronze a l'Edat del Ferro.
versidad de Barcelona, pp. 27-40, figs. 4-7. OLIVER, A. 1100-600 a.C. Centre dTnvestigacions Arqueológiques de
1980, op. cit., p. 103. OLIVER, A. Incineraciones entre el río Girona. Girona, pp. 178-179.
148 J. MALUQUER DE MOTES / F. GRACIA / G. MUNILLA
10
8
MATERIAL METÁLICO
12
13
Análisis del material en bronce del yacimiento
del Alto de la Cruz y de las necrópolis de la
Atalaya y de la Torraza
El análisis del material metálico en bronce ha tenidas han sido estudiadas por los siguientes
sido planteado de forma comparativa, buscando métodos:
la interrelación de resultados entre yacimientos - Análisis Semicuantitativo por Espectrogra-
del Valle Medio del Ebro que contasen con una fía de Emisión.
secuencia cronológica total o parcialmente afín.
El siguiente informe se basa, por tanto, en los - Análisis Semicuantitativo por Espectrofo-
materiales del poblado del Alto de la Cruz (Cor- tometría de Absorción Atómica.
tes, Navarra) y de las necrópolis de La Atalaya - Fluorescencia de RX.
(Cortes, Navarra) y La Torraza (Valtierra, Nava-
rra). Dichos análisis han sido realizados en los
Laboratorios del Servicio de Espectroscopia de la
Universidad de Barcelona, bajo la supervisión y
El Alto de la Cruz (Cortes, Navarra) en estrecha colaboración con las directoras del
Del poblado del Alto de la Cruz se han selec- mismo, Dras. Montserrat Baucells Vilella, Gloria
cionado 49 piezas en bronce, correspondientes a Lacort Reverter y Montserrat Roura Sala 3.
las diferentes fases de habitat 2 . Las muestras ob- Con estos análisis buscábamos, por una par-
te, el mayor número de elementos que integran la
1. Este capítulo sobre el estudio de los resultados
composición química del metal, por otra, la pro-
analíticos del material en bronce del poblado del Alto de la porción Cu/Pb/Sn que determina, de forma pre-
Cruz y de las necrópolis de La Atalaya y La Torraza cisa, las características del bronce empleado. Por
corresponde, en lo referente a los materiales de las campañas tanto, los tipos de análisis utilizados se hallan en
de los años 50, a una parte de la Tesis Doctoral de uno de los consonancia con estos objetivos. En primer lu-
firmantes (DRA. G. MUNILLA), concretamente, el Capítulo
10 sobre «Estudio comparativo de los resultados analíticos» gar, la Espectrografía de Emisión 4, a la que se
que, dirigida por el D R . J. MALUQUER DE MOTES, fue leída
en la Facultad de Geografía e Historia, Departamento de
Prehistoria, Historia Antigua y Arqueología, de la Univer- 3. Agradecemos a las Directoras del Servicio de Es-
sidad de Barcelona, en diciembre de 1987, bajo el título pectroscopia de la Universidad de Barcelona la supervisión,
«Los bronces paleoibéricos de uso personal en Occidente». ayuda y consejos que, en todo momento, nos han prestado
2. Realizados dentro del Proyecto de Investigación para llevar a cabo los análisis. Asimismo, queremos agrade-
que, bajo el título genérico de «Programa de Análisis Ar- cer al personal de dicho Servicio su constante colaboración
queometalúrgico», llevamos a cabo durante los años 1983 a en los mismos.
1986 y que, dirigido por el D R . J. MALUQUER DE MOTES, se 4. Presentamos aquí una breve aproximación biblio-
incluyó en el Programa de Investigaciones Protohistóricas gráfica, tanto a su técnica como a su aplicación en el campo
de la Institución Milá i Fontanals del C.S.I.C. Dicho Pro- de la Arqueología: JUNGHANS, S. Sobre la cuestión de la
grama incluyó, además, análisis de piezas de bronce caracte- investigación por medio del análisis espectral de objetos
rísticas del Horizonte Ibérico Antiguo y del Horizonte prehistóricos de cobre y bronce. «Caesaraugusta», 6 (1955),
Ibérico Pleno, procedentes de las necrópolis de Mas de pp. 51-54, 3 figs. DORINEL, C H . M . 1963. Modern methods
Mussol (La Palma, Baix Ebre) y Miañes (Santa Bárbara, oj Analysis ofcopper an its alloys. Elsevier Publishing Com-
Montsiá), y constituyó una parte importante de la Tesis pany. Amsterdam-London-New York, 287 pp. BOURHIS,
Doctoral de G. MUNILLA, ya mencionada. J.; GlOT, P.R.; BRIARD, J. 1966. Analyses spectrographiqu.es
152 J. MALUQUER DE MOTES / F. GRACIA / G. MUNILLA
recurre, generalmente, para grandes series de Toma de muestra. Una correcta toma de
análisis y que determina, sobre todo, los elemen- muestra es fundamental para garantizar la ob-
tos denominados «trazas o minoritarios», en tención de unos resultados analíticos fidedignos.
nuestro caso, V, Fe, Mn, Mg, Cr, Ti, Si, Ni, Al, Es esencial, además, que dicha muestra sea repre-
Be y B 5. En segundo lugar, la Espectrofotome- sentativa de todo el objeto arqueológico cuya
tría de Absorción Atómica 6 para determinar con composición, en este caso metálica, queremos
precisión el elemento mayoritario de la aleación, conocer.
el Cu, así como elementos que, por su presencia
o no en el mismo, podrían definir más apropia- Para nuestras piezas, las muestras son ho-
damente el tipo de mineral utilizado, como son mogéneas y, por lo tanto, sólo han sido preci-
Zn, Ag y As 7. Por último, la Fluorescencia de sos 50 mg., cantidad que no ha afectado a la
RX nos ha cuantificado el porcentaje exacto de estructura del objeto 8. Para obtenerlos, se ha
Pb y Sn en las muestras. utilizado un torno lento, llamado corriente-
mente «torno de dentista», con una broca
provista de punta de carbono puro, que es la
d'objets préhistoriques et antiques. le Serie. «Travaux du más adecuada para no contaminar la mues-
Laboratoire d'Anthropologie Préhistorique». Faculté des tra 9.
Sciences. Retines, 130 pp. BoURHlS, J.; GlOT, P.R.; BRIARD,
J. 1975. Analyses spectrographiqu.es d'objets préhistoriques
et antiques. lile Serie. «Travaux du Laboratoire d'Ant-
hropologie Préhistorique». Université de Rennes, 66 pp. Métodos analíticos. El Análisis Semicuan-
HARTMAN, A. Einige ergebnisse der spektrochemische ana- titativo por Espectrografía de Emisión se ha
lyse von Irischen goldfunde. «Celticum», XII (1965), pp. realizado bajo las siguientes condiciones 10:
27-50. FRANCAIX, J.; HURTEL, L. L'Analyse des objets méta-
lliques anciens per spectroscopie d'émission dans l'ultravio- a) Preparación química de la muestra, que
let. «Les Dossiers de l'Archéologie», 42 (mars-avril, 1980), comprende:
pp. 8-12. BAUCELLS, M. 1981. Estudio espectrográfico y
análisis cuantitativo por O.E.S. de muestras silíceas. Tesis - Pesada de la muestra. La muestra se intro-
Doctoral. Facultad de Químicas de la Universidad de Bar-
celona. SKOOG, D.A.; WEST, D.M. 1982. Análisis instrumen- duce en un crisol de porcelana para ser
tal. Nueva Ed. Interamericana. México, pp. 263-288. GRA- pesada en una balanza de precisión eléctrica
CIA, F. Estudio espectroscópico de objetos de bronce proce- (tipo Mettler H-20), sin índice de hume-
dentes de la sección estratigráfica del Corte J. (Campo Alto dad.
VICENTE SAGRERA. Ullastret). «Pyrenae», 17-18 (1981-
1982), pp. 303-314. GARCÍA CARCEDO, F. El análisis de
estructuras y la Arqueología. «Primeras Jornadas de Meto-
dología de Investigación Prehistórica». Soria, 1981. Madrid,
1984, pp. 325-339. Equipe de Recherche n.° 27 du C.N.R.S.
1985. Paléométallurgie de la France Atlantique. Age du metal artifacts: a Guide to Provenance? «Antiquity»,
Bronze2. «Travaux du Laboratoire d'Anthropologie, Préhis- XLIV, 173 (1970), pp. 19-25. Me KERRELL, H . ; TYLECO-
toire, Protohistoire, Quaternaire Armoricains». Université TE, R.F. The working of copper-arsenic alloys in the Early
de Rennes. 189 pp. Bronze Age and the effect of the determination of prove-
5. Precisamente, los elementos «trazas o minorita- nance. «P.P.S.», XXXVIII, 1 (1972), pp. 209-218. Bow-
rios» identifican las impurezas del mineral utilizado y, por MAN, R.; FRIEDMAN, A.M.; LERNER, J.; MILSTED, J. A
lo tanto, son definitivos para definirlo y, asimismo, para statistical study of the impurity oceurrences in copper ores
individualizar un grupo de bronces de otro en las tablas and their relationship to ore types. «Archaeometry», 17.2
comparativas. (1975), pp. 157-163. COGHLAND, H . H . Notes on the Pres-
historic Metallurgy of copper and bronze in the Oíd
6. La utilización de la Espectrofotometría de Absor- World. «Occasional Papers on Technology», 4 (1975),
ción Atómica para muestras arqueológicas no es tan fre- 158 pp.
cuente, ya que, en la mayoría de los casos, se utiliza para
elementos mayoritarios la Fluorescencia de RX. No obstan- 8. Aunque los métodos utilizados implican una téc-
te, aquella técnica se ha utilizado en algunos trabajos como: nica destructiva, la cantidad de muestra necesaria es tan
HUGHES, M.J.; COWELL, M.R.; CRADDOCK, P.T. Atomic pequeña que es muy fácil tomarla sin que se afecte a la
absorption techniques in Archaeology. «Archaeometry», estructura de la pieza.
18.1 (1976), pp. 19-37. STODULSKI, L.P.; BASS, P.; STRIEGEL, 9. Ya que el Carbono no es ninguno de los elemen-
M.F. Analyses of Bronzes. «Varían Atomic Absorption», tos que queremos detectar. La conveniencia, también, de
AA-41 (1984), pp. 1-10. Una descripción somera de la esta punta de carbono viene avalada por su dureza.
misma puede encontrarse en: GARCÍA CARCEDO, F. 1984, 10. Este método se incluye dentro del grupo de
op.cit., pp. 325-339. técnicas que excitan la parte externa del átomo; se trata de
7. El Zn y el As pueden determinar el tipo de mineral una excitación de tipo eléctrico con temperatura de
empleado, cuando se trata de impurezas, o la clase de alea- 5.000°C-10.000°C. La emisión es una radiación UV o
ción. Recordemos, a este respecto, los bronces arsenicales o visible. Se trabaja con una muestra gaseosa (inicialmente,
aquéllos de época romana en los que el Zn formaba parte de la muestra es sólida, pero, al calentarla, se evapora). Los
la aleación para conseguir una tonalidad dorada en la super- átomos nos dan la información correspondiente a los
ficie del metal o para mejorar las ventajas técnicas del bron- saltos electrónicos de valencia que son característicos de
ce. CHARLES, J.A. Early Arsenical Bronzes. A metallurgical los elementos. Se trata de una técnica muy adecuada para
view. «A.J.A.», 71.1 (1967), pp. 21-26. RENFREW, C. Cycla- el análisis de la composición de objetos metálicos, dando
dic Metallurgy and the Aegean Early Bronze Age. «A.J.A., información relativa a los elementos químicos y pudiendo
71.1 (1967) pp. 1-20. TYLECOTE, R.F. The compositions of aportar resultados tanto cualitativos como cuantitativos.
ANÁLISIS DEL MATERIAL EN BRONCE DEL YACIMIENTO DEL ALTO DE LA CRUZ Y DE LAS NECRÓPOLIS DE LA ATALAYA Y DE LA TORRAZA 153
Cu Ag Zn
Longitud de onda (1) 324,8 nm. 328,1 nm. 231,9 nm.
Reja entrada 0,10 mm. 0,20 mm. 0,20 mm.
Lámpara cátodo hueco cátodo hueco cátodo hueco
Intensidad lámpara 4 mA. 3 mA. 4 mA.
Quemador 10 cm. 10 cm. 10 cm
Altura quemador 0,5 cm. 0,5 cm. 0,8 cm.
Flujo aire 51/m. 51/m. 51/m.
Flujo acetileno 0,91/m. 0,91/m 0,91/m.
Tiempo integración 4s. 4s. 4s.
Una vez realizada la Absorción Atómica y los minoritarios, Zn y Ag, se dan en ppm.
llevada a cabo la lectura de sus resultados, éstos
son semicuantitativos. Los correspondientes al Por último, la Fluorescencia de RX se ha
elemento mayoritario, Cu, se dan en %; para llevado a cabo en las siguientes fases:
154 J. MALUQUER DE MOTES / F. GRACIA / G. MUNILLA
PIP 160 Fragmento de fíbula correspondiente a remates del pie. Correspondiente al ni-
parte del resorte, con cuatro espiras, y vel P.I.b. Muestra de un fragmento del
arco laminar acodado. Actualmente, pie. Maluquer de Motes, J. 1954, op.
dicho resorte ya no se conserva. Perte- cit., pp. 144-145 y 180; fig. 51, n.° 2.
neciente al nivel P.II.b. Muestra toma- Fariña, J. 1967, op. cit., pp. 203 y 205;
da de un fragmento del arco. Maluquer lám. VI, n.° 5.
de Motes, J. 1954, op. cit., pp. 135,137, PIP 167 Fragmento correspondiente al resorte
170-171 y 180; fig. 45, n.° 3, lám. LII, bilateral y arranque de aguja de una
n.° 2. Ruiz Zapatero, G. 1985, op. cit., fíbula 17. Tipo semejante al hallado en
II, pp. 957-959; fig. 272, n.° 2. P.II.b 18. Muestra del arranque de la
PIP 161 Fragmento correspondiente al arco, la- aguja y del resorte.
minar romboidal, y parte de uno de los PIP 168 Pie correspondiente a una fíbula de do-
resortes, con cuatro espiras, de una fí- ble resorte. Hallazgo superficial en la
bula de doble resorte. Posiblemente, campaña de excavaciones de 1983 (en la
perteneciente a P.II.b. Muestra tomada parte superior del cerro, cerca del corte
del interior y del exterior del resorte. estratigráfico) 19. Posiblemente, perte-
Enríquez Navascués, J.J. 1982, op. cit., neciente a P.II.b.
pp. 169-178; fig. 8, n.° 8.
PIP 169 Brazalete ovalado sin cerrar, de sección
PIP 162 Fíbula de bucle, a la que falta parte de ovalada, con engrosamiento central,
la aguja y el resorte. Perteneciente a hallado en una inhumación infantil del
P.I.b. Maluquer de Motes, J. 1954, op. Sector 11 OP. Correspondiente a P.I.b.
cit., pp. 144-145; fig. 51, n.° 1, lám. L, Muestra del extremo. Maluquer de
n.° 1. Fariña, J. Fíbulas en el País Vas- Motes, J. 1958, op. cit., p. 41; fig. 8, n.°
co-Navarro. «E.A.A.», II (1967), p. 1. Castiella, a. 1977, op. cit., p. 194; fig.
203; lám. VI, n.° 4. Ruiz Zapatero, G. 160, n.° 8. Enríquez Navascués, J.J.
1985, op. cit., II, pp. 956-957; fig. 271, 1982, op. cit., p. 195; fig. 18, n.° 6.
n.° 5. Sánchez Delgado, A.C.; Unzu PIP 170 Brazalete circular, de sección circular y
Urmeneta, M. Prehistoria y Edad del con los extremos cruzados sobre sí
Hierro en Navarra. «Panorama», 2 mismos. Perteneciente a P.II.b. Mues-
(1985), p. 61;fotog. 3. tra del extremo. Maluquer de Motes, J.
PIP 163 Fíbula de bucle, de la que se conserva el 1954, op. cit., lám. LXXVIII, n.° 1.
pie, largo, de mortaja profunda, el vas- PIP 171 Fragmento de brazalete ovalado, de
tago romboidal y el arranque del arco. sección plano-convexa 20. Muestra del
Posiblemente, perteneciente a P.I.b. extremo.
Muestra tomada de la parte interior del PIP 172 Framento de brazalete ovalado, de sec-
vastago romboidal. Enríquez Navas- ción rectangular 21. Muestra del extre-
cués, J.J. 1982, op. cit., pp. 178-181; mo.
fig. 10, n.° 3.
PIP 173 Fragmento correspondiente al extremo
PIP 164 Fragmento correspondiente al pie lar- de un brazalete ovalado, de sección
go, al vastago de sección circular y al plano-convexa y rematado por apéndi-
arranque del resorte de una fíbula de ces globulares o piriformes 22 Posible-
doble resorte. Perteneciente a P.II.a. mente, correspondiente a P.II.b. Mues-
Maluquer de Motes, J. 1954, op. cit., tra del extremo.
pp. 135-137 y 180; fig. 45, n.° 7. Fariña,
J. 1967, op. cit., pp. 204-205; lám. VII,
n.° 1. 17. Sus dimensiones son: longitud conservada, 22
mm. Depositada en los fondos del Museo de Navarra, con
PIP 165 Fragmento correspondiente al pie largo la siguiente signatura: «Cortes, 27-IX-51. Estr. B. Hab. 46».
y arrollado de una fíbula. Perteneciente 18. MALUQUER DE MOTES, J. 1954, op.cit., p. 135; fig.
a P.II.b. Muestra correspondiente al 45, n.° 4.
extremo del pie. Maluquer de Motes, J. 19. Con unas dimensiones de: longitud máx., 43
1954, op. cit., pp. 135-137 y 180; fig. mm.; anchura máx., 19 mm.
45, n.° 8, lám. LII, n.° 2. Fariña, J. 20. Cuyas dimensiones son: diámetro máx., 38 mm.;
1967, op. cit., p. 204; lám. VII, n.° 8. anchura sección, 5 mm.; grosor sección, 1,5 mm.
Enríquez Navascués, J.J. 1982, op. cit., 21. Con las siguientes dimensiones: diámetro máx.,
p. 181; fig. 10, n.°7. 58 mm.; anchura sección, 6 mm.; grosor sección, 1 mm.
22. Sus dimensiones son: longitud máx., 35 mm.;
PIP 166 Fíbula de resorte bilateral, arco elevado anchura sección 6 mm.; grosor sección, 1 mm.
y pie arrollado a un vastago curvo con 23. Según:ENRÍQUEZ NAVASCUÉS, J.J. 1982, op.cit.,
extremos bicónicos. Falta uno de los pp. 193 y 195; fig. 18, n.° 3-4.
156 J. MALUQUER DE MOTES / F. GRACIA / G. MUNILLA
PIP 174 Torques de sección circular, con en- Muestra de la superficie. Maluquer de
grosamiento central, al que le faltan los Motes, J. 1954, op. cit., lám. LI, n.° 1.
extremos, posiblemente globulares 24. PIP 183 Aro, de sección rectangular y cuyos
Muestra del extremo. extremos se cruzan sobre sí mismos.
PIP 175 Collar de bronce y pasta hallado en la Correspondiente al nivel P.II.b 29.
vivienda M14, correspondiente al nivel Muestra del mismo. Maluquer de Mo-
P.II.b (campaña de 1957). Muestra de tes, J. 1954, op. cit., lám. LI, n.° 1.
un fragmento de aro. Maluquer de Mo- PIP 184 Aro, de sección plana y ancha, con los
tes, J. 1958, op. cit., lám. XVIII. Sán- extremos superpuestos 30. Muestra del
chez Delgado, A.C.; Unzu Urmeneta, mismo.
M. 1985, op. cit., p. 60, fotog. 3.
PIP 185 Aro de sección ovalada gruesa. Corres-
PIP 176 Collar de cuentas de bronce hallado en pondiente al nivel P.II.b 31. Muestra del
el tamizado del interior de la despensa mismo.
de la casa M5, correspondiente al nivel
P.II.b (campaña de 1953). Muestra de PIP 186 Aguja de cabeza enrollada, que se apla-
una cuenta. Maluquer de Motes, J. na, llegando a formar una cinta arrolla-
1954, op. cit., lám. LXXX. da de 12 mm. de ancho; sección circu-
lar. Correspondiente a P.II.b. Muestra
PIP 177 Collar de cuentas de bronce hallado en de un fragmento de la misma, de 19,3
el tamizado del interior de la despensa mm. 32. Maluquer de Motes, J. 1954,
de M5, correspondiente al nivel P.II.b op. cit., lám. LXXVIII, n.° 1.
(campaña de 1953). Muestra de una
cuenta. Maluquer de Motes, J. 1954, PIP 187 Fragmento de vastago, de sección cir-
op. cit., lám. LXXX. cular, que mide 81 mm. de longitud y
corresponde a una aguja. Faltan cabeza
PIP 178 Fragmento de cadena de pequeños es- y extremo. Muestra del mismo.
labones. Muestra de cuatro eslabones. PIP 188 Botón cónico con molduras y travesa-
PIP 179 Colgante en ocho, formado por dos no interior, hallado al efectuar la trin-
aros grandes y anchos, unidos, coinci- chera estratigráfica, sobre el piso de
diendo con una perforación circular una vivienda de P.III.a, en el Sector 9P.
que está en el mismo eje que una aber- Muestra de la superficie interior. Malu-
tura ovalada de uno de los aros; sección quer de Motes, J. 1958, op. cit., p. 37;
plano-convexa. Correspondiente al ni- fig. 7; lám. XVII. Castiella, A. 1977,
vel P.II.b 25. Muestra del interior de op. cit., p. 194; fig. 160, n.° 3. Enríquez
uno de los aros. Maluquer de Motes, J. Navascués, J.J. 1982, op. cit., p. 159;
1954, op. cit., lám. LXXVIII, n.° 1. fig. 1, n.° 12. Sánchez Delgado, A.C.;
PIP 180 Colgante en ocho, compuesto por tres Unzu Urmeneta, M. 1985, op. cit., p.
pequeños aros de sección plano-conve- 61; fotog. 2. Ruiz Zapatero, G. 1985,
xa, unidos rígidamente. Perteneciente a op. cit., II, p. 975, n.° 2.
P.II.b 26. Muestra de un aro. PIP 189 Botón semiesférico, con travesano in-
PIP 181 Colgante en ocho, compuesto por dos terior. Correspondiente a los niveles
aros, de sección ovalada, unidos rígida- P.I y P.II. Muestra de la superficie in-
m e n t e . C o r r e s p o n d i e n t e al nivel terior. Maluquer de Motes, J. 1958, op.
P.II.b 27. Muestra de un aro. cit., p. 37; fig. 7. Castiella, A. 1977, op.
cit., p. 194; fig. 160, n.° 5. Enríquez
PIP 182 Aro, de sección plano-convexa ancha. Navascués, J.J. 1982, op. cit., p. 159;
Correspondiente al nivel P.II.b 28. fig. 1, n.° 8. Ruiz Zapatero, G. 1985,
op. cit., II, p. 975; fig. 281, n.° 5.
24. Con las siguientes dimensiones: diámetro máx., PIP 190 Botón semiesférico con travesano inte-
127 mm.; diámetro máx. sección, 4 mm. rior. Correspondiente a los niveles P.I
25. Sus dimensiones son: diámetro de los aros, 18 y P.II. Muestra de la superficie inte-
mm.; longitud máx., 37 mm.
26. Dimensiones: longitud máx., 23 mm.; diámetro
aros, 7 mm.; grosor sección, 1,5 mm.; anchura sección, 7 29. Dimensiones: diámetro, 17 mm.; anchura sec-
mm. ción, 6 mm.; grosor sección, 1,5 mm.
27. Dimensiones: longitud máx., 25 mm.; diámetro 30. Dimensiones: diámetro, 18 mm.; anchura sec-
aros, 12 mm.; anchura sección, 5 mm.; grosor sección, 1,5 ción, 7 mm.
mm. 31. Dimensiones: diámetro, 17 mm.; anchura sec-
28. Dimensiones: diámetro, 30 mm.; anchura sec- ción, 6 mm.; grosor sección, 2,5 mm.
ción, 10 mm.; grosor sección, 2,5 mm. 32. La aguja tiene una longitud máx. de 161 mm.
ANÁLISIS DEL MATERIAL EN BRONCE DEL YACIMIENTO DEL ALTO DE LA CRUZ Y DE LAS NECRÓPOLIS DE LA ATALAYA Y DE LA TORRAZA 157
rior. Maluquer de Motes, J. 1958, op. del nivel P.II.b. Muestra del mismo.
cit., p. 37; fig. 7. Castiella, A. 1977, op. Maluquer de Motes, J. 1954, op. cit.,
cit., p. 194; fig. 160, n.° 5. Enríquez lám. LXXVI.
Navascués, J.J. 1982, op. cit., p. 159; PIP 198 Torta de fundición, hallada en el horno
fig. 1, n.° 8. Ruiz Zapatero, G. 1985, del Sector 11H, correspondiente al nivel
op. cit., II, p. 975; fig. 281, n.° 5. P.III. Se trata de un fragmento que pesa
PIP 191 Botón plano, con el centro apuntado. 982 gr. y que pertenecería a una torta de
Presenta un reborde que limita su su- 5 k. y 180 mm. de diámetro. Muestra de
perficie y otro en el interior que en- la misma. Maluquer de Motes, J. 1958,
marca la punta o caperuza; travesano op. cit., p. 127; lám. LI, A.
semicircular central. Correspondiente PIP 199 Torta de fundición, hallada en el horno
a P.III.a, Sector 21Q. Muestra del mis- del Sector 11H, correspondiente al nivel
mo. Maluquer de Motes, J. 1958, op. P.III. Se trata de un fragmento que pesa
cit., p. 37; fig. 7. Castiella, A. 1977, op. 855 g. y que pertenecería a una torta de
cit., p. 194; fig. 160, n.° 6. Enríquez 1.710 g. y 110 mm. de diámetro. Muestra
Navascués, J.J. 1982, op. cit., p. 159; de la misma. Maluquer de Motes, J.
fig. 1, n.° 9. Ruiz Zapatero, G. 1985, 1958, op. cit., p. 127; lám. LI, A.
op. cit., II, p. 975; fig. 281, n.° 1.
PIP 192 Botón plano, con la superficie central Interpretación de los datos. De los resultados
apuntada. Presenta un reborde que li- analíticos de las piezas del Alto de la Cruz se
mita su superficie y otro en el interior desprende que, evidentemente, el elmento mayo-
que enmarca la punta o caperuza; tra- ritarioes el Cu. Con una media del 62,81%, los
vesano semicircular central. Corres- porcentajes se distribuyen de la siguiente forma:
pondiente a P.III.a. Deteriorado en el 1 muestra entre el 30 y 40% de Cu; 6 entre el 40
borde Muestra del mismo. Malu- y 50%; 10 entre el 50 y 60%; 18 entre el 60 y
quer de Motes, J. 1958, op. cit., p. 37; 70%; 9 entre el 70 y 80% y 2 entre el 80 y
fig. 7. Castiella, A. 1977, op. cit., p. 90% 37. Como el yacimiento dispone de un am-
194; fig. 160, n.° 6. Enríquez Navas- plio marco cronológico 38, hemos de tener en
cués, J.J. 1982, op. cit., p. 159; fig. 1, cuenta la posible distribución de porcentajes por
n.° 8. Ruiz Zapatero, G. 1985, op. cit., niveles de habitat. De esta forma, el nivel P.III, el
II, p. 975; fig. 281, n.° 1. más antiguo del poblado hasta ahora localiza-
PIP 193 Punta de flecha de pedúnculo y aletas, do 39, con una pequeña cantidad de piezas anali-
de cabeza triangular pequeña y larga zadas 40, dispone de una media del 65,85% de Cu
espiga ancha. C o r r e s p o n d i e n t e a
P.II.b. Muestra del vastago 34. Malu-
quer de Motes, J. 1954, op. cit., lám. 37. En la media mencionada no se incluyen las mues-
LII, n.° 2. Ruiz Zapatero, G. 1985, II, tras PIP 198 y PIP 199, con un porcentaje del 96,5 y 98% de
pp. 552, 554, 932 y 935-936; figs. 176 y Cu, respectivamente; ni tampoco PIP 186, ya que los resul-
264, n.° 20. tados, a juzgar por sus componentes mayoritarios, no son
fiables: 1,1% Pb, 9,87% Sn y 97,15% Cu.
PIP 194 Asador, de sección cuadrangular y ca- 38. MALUQUER DE MOTES, J. 1958, op.cit., p. 117.
beza oblonga; punta rota . Muestra P.III entre el 850 y 700 a . C ; P.II.a entre el 700 y 650 a . C ;
del mismo. P.II.b entre 650 y 550 a . C ; P.I.a entre 550 y 440 a.C. y
P.I.b entre 440 y 340 a.C.
PIP 195 Asador, de sección cuadrangular, al 39. En las campañas de excavaciones realizadas en
que faltan la cabeza y la punta 36. 1986 y 1987 se ha tenido como objetivo primordial profun-
Muestra del mismo. dizar en el conocimiento de los estratos inferiores del pobla-
PIP 196 Colador, hallado en el nivel P.II.b. do. La campaña 3/1987 nos ha permitido constatar que, al
menos bajo el nivel P.III de las viviendas 83/1, 83/3 y 83/4,
Muestra del mismo. Maluquer de Mo- parece existir ya un nivel estéril que fijaría, pues, a P.III
tes, J. 1954, op. cit., lám. LVII. como momento inicial del poblado. Las excavaciones nos
PIP 197 Colador, hallado en la vivienda 6K/81, han permitido establecer una diferencia clara, en la disposi-
ción y trazado urbanístico, entre el nivel P.III y el nivel
P.II, marcada por la diferente orientación de las viviendas
de P.III, la ausencia de bancas corridas y la inexistencia de
33. Depositado en los fondos del Museo de Navarra, divisiones interiores. En la campaña 4/1988, el sondeo estra-
con la signatura siguiente: «Cortes, 1956». Sus dimensiones tigráfico bajo la H. 88/21 nos corroboró estas impresiones.
son: diámetro máx., 38 mm.; altura máx., 10 mm.; anchura
travesano, 9 mm. 40. La cantidad de piezas escogidas responde a la
cantidad proporcional de materiales metálicos en bronce
34. Su longitud total es de 59 mm. hallados en cada nivel, destacando el P.II.b (650-550 a.C.)
35. Sus dimensiones son: longitud máx., 675 mm.; como el de mayor abundancia, paralelamente a la considera-
anchura máx., 8 mm.; anchura máx. cabeza, 30 mm. ción de que dicho nivel es el momento de máximo desarro-
36. Con una longitud total de 540 mm. llo del poblado.
158 J. MALUQUER DE MOTES / F. GRACIA / G. MUNILLA
(con 4 muestras); P.II.a, tan sólo con una pieza, ción clara y progresiva en la adición del Pb en la
68,08%; P.II.b ofrece un 65,59% (con 24 mues- aleación 44.
tras); P.I.a, un 46,81% (2 muestras); y P.I.b, un La relación Cu/Sn/Pb es, en los bronces del
56,21% (3 muestras). Alto de la Cruz, perfectamente comprobable. En
El Sn se configura como el segundo elemento algunos casos, la excesiva cantidad de Pb o Sn en
mayoritario, con una media de 9,16%, distribui- la aleación parece demostrar los intentos por
da de la siguiente forma: 9 muestras entre el 0 y conseguir un bronce ternario. Tenemos ejemplos
el 5% de Sn; 21 entre el 5 y 10%; 12 entre el 10 y tan destacados como el de PIP 162, correspon-
15%; 2 entre el 15 y 20%; y 2 con más del 20%. diente a una fíbula de bucle del nivel P.I.b, que
El porcentaje por niveles de habitat, aunque no dispone del 47'56% de Cu, 0'14 de Pb y un
tan significativo, pues los datos tienen más dis- 28,62% de Sn: el hecho puede explicarse por el
persión, se reparte con 6'84% para P.III; 9'18% interés en mejorar las condiciones de la aleación;
para P.II.a; 9'83% para P.II.b 4 1 ; 7'85% para recordemos que la presencia del Sn en un bronce
P.I.a 42; y 15'14% para P.I.b, destacando aquí la tiene como objetivo fundamental conseguir, ante
gran cantidad de Sn utilizada en PIP 162 todo, unas propiedades mecánicas y unas venta-
(28'62%). jas técnicas sobresalientes; y, asimismo, que un
En cuanto al Pb, la media del l ' l 1 % le identi- bronce con una proporción de Sn entre el 25 y
fica como una posible intervención consciente en 30% alcanza la máxima dureza 45. Por otra parte,
la aleación del bronce. La distribución de por- PIP 167, muestra de una fíbula de resorte bilate-
centajes así lo confirma: 33 muestras se sitúan ral, posiblemente del nivel P.II.b, presenta una
entre el 0 y 1%; mientras que 13 oscilan entre el aleación ternaria bastante equilibrada, con un
1 y 10% . N o obstante, la media por niveles es 61'98% de Cu, 14'80% de Sn y 7'13% de Pb.
bastante inconstante, no reflejando una evolu-
44. Curiosamente, en P.III el Pb tiene una media
muy dispersa, de 3,81%, destacando PIP 188, con un
8,93%. P.II.a, con una muestra, presenta un 0 , 1 % ; P.II.b
41. Con bastante dispersión, entre el 0 y 30%, des- un 1,03%, sobresaliendo 7,13% de Pb en PIP 167; P.I.a,
tacando: PIP 197, sin Sn; PIP 167, con el 14,80% de Sn; PIP con una media dispersa de 1,64%; y P.I.b con 0,23%.
173, con el 14,08%; PIP 180, con el 19,73%; PIP 181, con el
45. LLOVIRA LLORENS, S.; MARTÍNEZ PADILLA, C ;
27,43%; y PIP 183, con el 19,89%.
BOTELLA LÓPEZ, M.C.; SANZ NÁJERA, M.S. Análisis metalo-
42. Con bastante dispersión: 5,74% para PIP 151 y gráfico de las piezas de bronce procedentes del Peñón de la
9,97% para PIP 163. Reina (Alboloduy, Almería). «Primeras Jornadas de Meto-
43. 6 entre el 1 y 2 % ; 2 entre el 2 y 3 % ; 2 entre el 3 y dología de Investigación Prehistórica». Soria, 1981. Madrid,
4%; 1 entre el 4 y 5%; y 2 entre el 5 y 10%. 1984, p. 342.
160 J. MALUQUER DE MOTES / F. GRACIA / G. MUNILLA
Capítulo aparte merecen los resultados de las inclinamos a pensar que se trataba de un Sulfuro
muestras correspondientes a PIP 198 y PIP 199. de Cobre (S2FeCu), la Calcopirita, fácilmente
Dichas muestras pertenecen a dos fragmentos de fundible en hogares sencillos, a temperaturas en-
sendas tortas de fundición que, en su día, fueron tre 800 y 900°C 50. No hemos de olvidar que,
consideradas como bronce preparado para elabo- actualmente, aunque el área geográfica de la Ri-
rar piezas metálicas 46. Se consideró, entonces, bera Navarra, donde se ubica el poblado, no
que la actividad metalúrgica que desarrollaba el dispone de yacimientos metalísticos, hacia el
poblado del Alto de la Cruz, ya constatada desde norte, en la Navarra Media y, sobre todo, en la
los primeros momentos de habitat (las tortas de Navarra Alta, existen menas de Cu, en forma de
fundición se hallaron depositadas en un horno Sulfuros, Carbonatos y Óxidos de Cu 51.
del nivel P.III) 47, se basaba, en lo que a material El Si en las muestras, constante e importante,
de bronce se refiere, en la manufactura de piezas, está directamente relacionado con el Fe, al igual
pero no en el preparado de la aleación 8. Los que sucede en las necrópolis del Bajo Ebro 52.
análisis efectuados en los laboratorios, sobre la Por ello, también, hemos de considerarlo en par-
composición de estas muestras, nos han permiti- te, como consecuencia del mineral de Cu utiliza-
do considerar el hecho de que se trata de tortas do, cuyo deterioro en las capas superficiales, por
de fundición de Cu que serían utilizadas por los la acción del agua, favorece la formación de otros
habitantes del Alto de la Cruz para realizar las Sulfuros como el Silicato de Cobre hidratado 53.
aleaciones del bronce. Además, como veremos De todas formas, casos como el de PIP 193, PIP
más adelante, las impurezas del mineral de Cu 194, PIP 196 y PIP 197, todos pertenecientes al
utilizado responden a las características de las nivel P.II.b, nos hacen sospechar, también, que
impurezas de las piezas metálicas. Ninguno de el Si sería utilizado para el proceso de fusión .
los dos fragmentos presenta porcentaje de Sn.
PIP 198 dispone, no obstante, de un 3,47% de V, Mn, Mg, Cr, Ti, Ni, Al, Be y B son
Pb, mientras que PIP 199 tan sólo de un 0'003%. impurezas del mineral de Cu, como nos lo de-
Posiblemente, el Pb detectado en PIP 198 resulta muestra el hecho de que se mantengan constantes
de una adición consciente del mismo, con tal de y estén presentes en las muestras de las tortas de
obtener un Cu de mayor calidad técnica (es de- fundición de Cu. Hemos de añadir aquí que, a
cir, un ensayo de aleación binaria). juzgar por los resultados analíticos, durante todo
el período de habitat del Alto de la Cruz, se
En lo referente a los elementos minoritarios o utilizó el mismo mineral de Cu. Pueden darse
impurezas de estos bronces, de la observación de
dos hipótesis:
los mismos deducimos que la presencia, más o
menos destacada, de Fe se debe al mineral de Sn - En el primer caso, considerar que, aunque
utilizado, la Casiterita que, como se sabe, dispo- por el momento tan sólo disponemos de
ne de una importante cantidad de Fe. Podemos
comprobar fácilmente que, en general, la mayor
proporción de Fe en la muestra corresponde a la 50. SANGMEISTER, E. Metalurgia y comercio del cobre
mayor cantidad de Sn en la misma. En algunos en la Europa prehistórica. «Zephyrus», XI (1960), pp. 131-
139.
casos, por ejemplo en PIP 157 (1100 ppm. de Fe
51. Mapa Previsor de Mineralizaciones de Cu. «Mapa
y nada de Sn), el Fe puede ser, también, debido al Metalogenético de España», Instituto Geológico y Minero
mineral de Cu utilizado 49. Respecto a éste, nos de España. Madrid, 1972. Mapa metalogenético de España:
Tudela. Instituto Geológico y Minero de España. Madrid,
1973. En Tafalla se localizan minas de Cu, en forma de
46. MALUQUER DE MOTES, J. 1958, op.cit., pp. 127- Sulfuros y Carbonatos. Asimismo, hacia el norte, entre
128; lám. LI A. RAURET, A. M.a 1976. La metalurgia del Huesca y Artajona se delimitan áreas de mineralización de
bronce en la Península Ibérica durante la Edad del Hierro. Cu, también en forma de Sulfuros y Carbonatos. Des-
«P.E.», n.° 25. Barcelona, p. 69. Ruiz ZAPATERO, G. 1985, taquemos, en el Valle del Baztán, la existencia de yacimien-
op.cit., II, pp. 843-844. SÁNCHEZ DELGADO, A.C.; UNZU tos de Sulfuro y Oxido de Cu, tipo Mansfeld (estratiformes
URMENETA, M. 1985, op.cit., p. 19; fotog. 5. de Cobertera con Pb en rocas arcillosas). En su día, el DR. J.
47. MALUQUER DE MOTES, J. 1958, op.cit., pp. 113 y MALUQUER mencionó la existencia de yacimientos de Car-
126-127; fig. 39, lám. L. RAURET, A. M." 1976, op.cit., p. 62. bonatos y Sulfatos Cúpricos en la región de Estella (Urbio-
RUIZ ZAPATERO, G. 1985, op.cit., II, pp. 841-842; fig. 238 la, etc.), comentando su explotación durante la Edad del
A. Hierro. MALUQUER DE MOTES, J. 1958, op.cit., p. 128.
48. Las tortas de fundición de bronce, así preparadas, 52. MUNILLA, G. Los bronces paleoibéricos de uso
serían producto del comercio con otras zonas, no delimita- personal en Occidente. Facultad de Geografía e Historia.
das, cuya experiencia metalúrgica y facilidad en la obtención Universidad de Barcelona. Barcelona, 1987, pp. 798 ss.
de los minerales las hiciera aptas para dicho cometido. 53. SELINKHANOV, I.R.; MARÉCHAL, J.R. Nouvelles
MALUQUER DE MOTES, J. 1958, op.cit., pp. 126-128. RAU- conceptions sur les debuts de la métallurgie ancienne en
RET, A. M.a 1976, op.cit., p. 69, Ruiz ZAPATERO, G. 1985, Europe et au Caucase. «B.S.P.F.», LXII (1965), pp. 436-437
op.cit., II, pp. 843-844. y 447.
49. Comprobamos, no obstante, que las tortas de 54. BLANCO, A.; LUZÓN, J.M.; Ruiz, D. Excavacio-
fundición, sin Sn detectado, tienen una baja proporción de nes arqueológicas en el Cerro Salomón (Riotinto, Huelva).
Fe (20 y 27 ppm., respectivamente). «Anales de la Universidad Hispalense», 4 (1970), p. 14.
ANÁLISIS DEL MATERIAL EN BRONCE DEL YACIMIENTO DEL ALTO DE LA CRUZ Y DE LAS NECRÓPOLIS DE LA ATALAYA Y DE LA TORRAZA 161
tortas de fundición en el nivel P.III, el más 14 piezas de bronce, para proceder al análisis
antiguo, esta obtención y utilización de las sobre la composición metálica de las mismas. Los
mismas sería continuada posteriormente. métodos utilizados han sido los mismos que para
- En el segundo, considerar que la obtención el poblado del Alto de la Cruz, llevándose a cabo
del mineral de Cu no era fácil y, por lo bajo idénticas condiciones 59.
tanto, en épocas posteriores, recurrirían al
proceso de refundición de piezas. Tenga- Inventario de piezas de La Atalaya.
mos en cuenta que se hallan documentados
PIP 201 Pieza positiva de hebilla de cinturón de
hornos de refundición de chatarra de bron-
un garfio, placa poligonal-romboidal,
ce en el Castro de Las Peñas de Oro (Ala-
escotaduras laterales abiertas y talón
va) 55.
rectangular con tres orificios para el
Las pequeñas proporciones de Zn y Ag en remache. La placa presenta un círculo
estos bronces, así como su presencia, también, en rebajado con pequeña perforación cen-
las tortas de fundición, nos revelan que, de la tral. Perteneciente a la sepultura AB
misma forma que en el Bajo Ebro, estos elemen- 16 60. Muestra de la superficie interior
tos formaban parte de las impurezas del mine- del talón. Maluquer de Motes, J.; Váz-
ral 56 . quez de Parga, L. Avance del estudio
Los resultados analíticos del Alto de la Cruz de la necrópolis de La Atalaya, Cortes
evidencian que la actividad metalúrgica desarro- de Navarra. «Príncipe de Viana», LXV
llada en el mismo era importante, como nos lo (1956), pp. 26 y 55; figs. 10 y 19. Cas-
confirman, además, los innumerables hallazgos tiella, A. 1977, op. cit., p. 204; fig. 168,
de moldes de fundición en todos los niveles del n.° 20. Enríquez Navascués, J.J. 1982,
poblado, con predominio de los mismos en el op. cit., p. 186; fig. 13, n.° 3.
correspondiente a P.I.a 57. PIP 202 Pieza positiva de hebilla de cinturón de
tres garfios, placa hexagonal, escotadu-
La Atalaya (Cortes de Navarra). ras laterales abiertas y talón rectangu-
lar, con cuatro orificios para el rema-
Métodos analíticos. En la necrópolis de La che; tres de los clavos del mismo, de
Atalaya, correspondiente al poblado del Alto de cabeza de sección plano-convexa, se
la Cruz, fueron excavados 68 enterramientos. Su conservan en posición primaria. Por la
cronología abarca el último período de la vida del parte interior del talón se protege por
poblado 58. De este yacimiento hemos escogido medio de una placa, engarzada con los
remaches, de la que sólo se conserva el
55. UGARTECHEA, J.M.; LLANOS, A.; FARIÑA, J.;
centro. Perteneciente a la sepultura AB
AGORRETA, J.A. Castro de las Peñas de Oro (III campaña 2. Muestra de la superficie interior del
de excavaciones). «X C.A.N.» (1967-1969), pp. 251-252. talón. Maluquer de Motes, J.; Vázquez
RAURET, A. M.a 1976, op.cit. pp. 62-63. Ruiz ZAPATERO, G. de Parga, L. 1956, op. cit., pp. 27 y 53;
1985, op.cit., II, pp. 840-841. (interpretados como pozos de figs. 11 y 17. Castiella, A. 1977, op.cit.,
escoria).
56. Tampoco se ha detectado presencia de As en las
p. 204; fig. 168, n.° 19. Enríquez Na-
muestras. vascués, J.J. 1982, op. cit., p. 187; fig.
57. En las campañas de excavaciones realizadas en el 14, n.° 5.
Alto de la Cruz en los años 50 se localizaron: dos moldes de PIP 203 Pieza positiva de hebilla de cinturón,
fundición en P.III, tres en P.II.b y 5 en P.I.a. RAURET, A.
M.a 1976, op.cit., pp. 84, 112-113, 115-116, 121-122, 126 y posiblemente de un garfio, placa poli-
132. En 1983 fueron localizados tres moldes de fundición en gonal-romboidal, escotaduras laterales
P.III y uno en P.II.a. MALUQUER DE MOTES, J. Cortes de abiertas y talón rectangular, con tres
Navarra, exploraciones de 1983. «T.A.N.», 4 (1984), pp. orificios para el remache, cuyos clavos
51-52, 60 y 62-63; figs. 15-17; lám. IV, n.° 2 y V, n.° 1-2.
Entre 1986 y 1988 se han localizado dos moldes en P.II.a y no se conservan. Cuatro apéndices cir-
uno superficial. MALUQUER DE MOTES, J.; GRACIA, F.; M U -
NILLA, G. Alto de la Cruz, Cortes (Navarra). Campaña
1986. «T.A.N.», 6 (1986), pp. 111-132. A. 1977, op.cit., p. 205. Por su parte, G. Ruiz ZAPATERO en
58. Según J. MALUQUER DE MOTES y L. VÁZQUEZ DE su síntesis sobre los Campos de Urnas en el N E . peninsular,
PARGA, la cronología de la necrópolis de La Atalaya abarca reconoce tres fases para la necrópolis, centrando su momen-
desde el 450 al 250 a.C., coincidiendo, en parte, con la fase to de máximo apogeo entre el 550 y 450 a . C ; su inicio,
P.I.b del Alto de la Cruz (460-340 a.C). MALUQUER DE bastante dudoso, a mediados del siglo VI a . C ; y su última
MOTES, J.; VÁZQUEZ DE PARGA, L. 1956, op.cit., p. 55. La etapa entre el 450 y 350 a.C. Ruiz ZAPATERO, G. 1985,
misma cronología aceptan A. LLANOS y A. CASTIELLA, op.cit., II, pp. 555-558; fig. 177.
quién relaciona la necrópolis con la última fase del poblado, 59. Realizados, también, en el Servicio de Espectros-
fijando su momento final hacia el 300 a.C. LLANOS, A. copia de la Universidad de Barcelona.
Urbanismo y arquitectura en poblados alaveses de la Edad 60. Tipo C.IV.l. CERDEÑO SERRANO, M.a L. 1978,
del Hierro. «E.A.A.», VI (1974), pp. 101-146. CASTIELLA, op.cit., p. 282.
162 J. MALUQUER DE MOTES / F. GRACIA / G. MUNILLA
culares planos, dos en el talón y dos en Muestra del arco. Maluquer de Motes,
la placa, llevan decoración de círculos J.; Vázquez de Parga, L. 1956, op. cit.,
concéntricos incisos, al igual que otro pp. 20-21 y 57; fig. 8, n.° 7 y fig. 21.
que se sitúa en el centro de aquélla. Fariña, J. 1967, op. cit., pp. 207-208;
Perteneciente a la sepultura AA 1. lám. X, n.° 5. Castiella, A. 1977, op.
Muestra la placa. Maluquer de Motes, cit., p. 204; fig. 168, n.° 10.
J.; Vázquez de Parga, L. 1956, op. cit., PIP 209 Cuenta esférica con orificio central, so-
pp. 26 y 49; figs. 10 y 13. Enríquez ladada a una fíbula de hierro del tipo de
Navascués, J.J. 1982, op. cit., p. 187; pie vuelto con botón terminal cónico.
fig. 14, n.° 3. Perteneciente a la sepultura AB 3.
PIP 204 Pieza positiva de hebilla de cinturón de Muestra del interior. Maluquer de Mo-
un garfio, placa poligonal-romboidal, tes, J.; Vázquez de Parga, L. 1956, op.
escotaduras abiertas y talón rectangu- cit., pp. 20, 40 y 53; fig. 8, n.° 6 y fig.
lar, con tres orificios para el remache: 17. Fariña, J. 1967, op. cit., pp. 207-
las piezas de éste se conservan en posi- 208; lám. X, n.° 4. Enríquez Navas-
ción primaria, aunque muy deteriora- cués, J.J. 1982, op. cit., p. 180; fig. 9,
das. Perteneciente a la sepultura AB n.°7.
29 61. Muestra de la placa. Maluquer de PIP 210 Cuenta de collar en forma de aro, de
Motes, J.; Vázquez de Parga, L. 1956, sección plano-convexa 62. Muestra de la
op.cit., p. 26; fig. 10. Enríquez Navas- misma.
cués, J.J. 1982, op. cit., p. 185; fig. 12,
n.° 5. Ruiz Zapatero, G. 1985, op. cit., PIP 211 Aguja de cabeza vasiforme. Muestra de
II, p. 971; fig. 279, n.° 11. la misma. Maluquer de Motes, J.; Váz-
quez de Parga, L. 1956, op. cit., p. 23;
PIP 205 Muestra tomada de uno de los rema- fig. 9; lám. XV, n.° 2. Castiella, A.
ches, correspondientes a la pieza posi- 1977, op. cit., p. 204; fig. 168, n.° 12.
tiva de hebilla de cinturón de la sepul- Enríquez Navascués, J.J. 1982, op. cit.,
tura AB 2 (PIP 202). p. 190; fig. 16, n.° 4. Ruiz Zapatero, G.
PIP 206 Fragmento correspondiente a parte del 1985, op. cit., II, p. 944; fig. 267, n.° 19.
arco y resorte de una fíbula del tipo PIP 212 Brazalete circular cerrado de sección
denominado, comúnmente, navarro- ovalada 63. Muestra del mismo.
aquitano, con cinco discos biconvexos
en cada extremo del eje. Combina el PIP 213 Fragmento de brazalete ovalado, de
bronce y el hierro en su fabricación. sección cuadrangular M. Muestra del
Perteneciente a la sepultura AA 11. mismo.
Muestra de un disco. Maluquer de Mo- PIP 214 Cinta o vastago doblado, con orificios
tes, J.; Vázquez de Parga, L. 1956, op. situados, longitudinalmente, a ambos
cit., pp. 20 y 49; fig. 8, n.° 10 y fig. 13. lados. Pertneciente a AA 1. Muestra
Fariña, J. 1967, op. cit., pp. 207 y 210; del interior. Maluquer de Motes, J.;
lám. X, n.° 11. Castiella, A. 1977, op. Vázquez de Parga, L. 1956, op. cit., pp.
cit., p. 204; fig. 168, n.° 8. Enríquez 27 y 49; figs. 11 y 13.
Navascués, J.J. 1982, op. cit., p. 180;
fig. 9, n.° 2. Interpretación de los datos. De los resultados
PIP 207 Fragmento de fíbula correspondiente al analíticos de los bronces de La Atalaya, se des-
arco, peraltado de sección circular, y al prende que, con una media de 69'67% el Cu se
pie recto elevado, rematado por un bo- identifica como elemento mayoritario de las
tón terminal cónico. Muestra del botón muestras. La distribución de porcentajes es, sen-
terminal. Maluquer de Motes, J.; Váz- siblemente, más alta que para el caso del poblado
quez de Parga, L. 1956, op. cit., p. 20; del Alto de la Cruz. Así, ninguna muestra se
fig. 8, n.° 2. Fariña, J. 1967, op. cit., pp. sitúa, en el gráfico, entre el 40 y 60% de Cu;
207-208; lám. X, n.° 1. Castiella, A. mientras que 4 lo hacen entre el 60 y 70%, 7
1977, op. cit., p. 204; fig. 168, n.° 2. entre el 70 y 80% y 2 entre el 80 y 90%. En
Enríquez Navascués, J.J. 1982, op. cit., conjunto, los resultados de la composición de Cu
p. 180; fig. 9, n.° 5. en estas muestras, se revelan como los más im-
PIP 208 Fíbula anular hispánica de arco filifor-
me. Perteneciente a la sepultura AB 22.
62. De 9 mm. de diámetro.
63. Sus dimensiones son: diámetro, 54 mm.; anchura
61. Tipo C.IV.l. CERDEÑO SERRANO, M.a L. 1978, máx. cinta, 9 mm.; grosor máx. cinta, 4 mm.
op.cit., p. 282. 64. Su longitud máx. en desarrollo es de 118 mm.
ANÁLISIS DEL MATERIAL EN BRONCE DEL YACIMIENTO DEL ALTO DE LA CRUZ Y DE LAS NECRÓPOLIS DE LA ATALAYA Y DE LA TORRAZA 163
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164 J. MALUQUER DE MOTES / F. GRACIA / G. MUNILLA
portantes en el grupo de análisis que hemos reali- semejante a los utilizados en el poblado y perte-
zado en nuestro proyecto de investigación, te- necientes al mismo mineral, lo que queda perfec-
niendo en cuenta que, a excepción de PIP 209, tamente reflejado por la composición de los ele-
muestra contaminada por el Fe 65, la dispersión mentos minoritarios que definen las impurezas
de datos es pequeña. del mismo. Las proporciones de V, Mn, Mg, Cr,
Por lo que respecta al Sn, la media se sitúa en Ti, Ni, Al, Be y B son similares. El Fe interviene,
el 7'99%, distribuyéndose los resultados de la también, en cantidades parecidas, aunque des-
siguiente forma: 2 muestras entre el 0 y 5%; 8 tacan algunas por su proporción más elevada; así
entre el 5 y 10% y 4 entre el 10 y 15%. Teniendo sucede en PIP 201, PIP 207 y PIP 214, con
en cuenta que ninguno de los resultados sobrepa- 10.100 ppm., 33.800 ppm. y 30.100 ppm. 69. Esta
sa el 15% y que, en la mayoría de los casos, se presencia importante del Fe está directamente
hallan muy cercanos al 10%, las piezas de La relacionada con la cantidad de Si en las muestras,
Atalaya disponen de una composición de Sn en la aquí mucho mavor que en las del Alto de la
aleación bastante ideal, sobresaliendo ejemplos Cruz 70.
como los de PIP 203 o PIP 208, en que alcanzan Por último, las mínimas cantidades de Zn y
el 12'43% y 12'49% respectivamente; o el de PIP Ag se evidencian, también, como impurezas del
206, en el que la intervención del Sn no parece mineral, con las mismas características que para
consecuencia de una aleación, disponiendo de un los resultados del Alto de La Cruz 71.
0,08% 66.
En cuanto a la presencia del Pb en las mues- La Tarraza (Valtierra).
tras, en la mayoría de los casos, su porcentaje es
muy pequeño. De esta forma, la media se sitúa en Métodos analíticos. En la necrópolis de La
el 0,64%, distribuyéndose así: 12 muestras entre Torraza, hoy por hoy no asociada a ningún po-
el 0 y 1%; 1 entre el 1 y 2% y 1 entre el 5 y 6%. blado conocido, fueron excavados 16 enterra-
De estos resultados deducimos que, salvo en al- mientos, todos ellos femeninos, que correspon-
gunas excepciones, la aleación utilizada era bina- den, cronológicamente, a la primera mitad del
ria. siglo V a.C. 7 . De la misma escogimos 14 piezas
Los bronces de La Atalaya reflejan una buena de bronce, al igual que en el caso de La Atalaya,
composición de Cu y Sn que, en muchos casos, para proceder al análisis sobre su composición
se acerca bastante a la composición ideal. De metálica, utilizando los métodos analíticos ya
todas formas, la intervención del Pb no parece descritos.
responder a una adición consciente del mismo.
Caso aparte lo constituye la muestra PIP 213, Inventario de piezas de La Torraza.
correspondiente a un fragmento de brazalete
ovalado, de sección cuadrangular, del que, des- PIP 215 Fragmento correspondiente al pie arro-
graciadamente, desconocemos su asociación a un llado de una fíbula de bucle. Pertene-
enterramiento concreto; los resultados reflejan ciente a T 13. Muestra del mismo. Ma-
una aleación ternaria muy destacada, con 77,98% luquer de Motes, J. La necrópolis de la
de Cu, 10,35% de Sn y 5,59% de Pb. En cuanto a Edad del Hierro de La Torraza, en
que en los bronces de La Atalaya se utilice la Valtierra (Navarra). «Príncipe de Via-
aleación binaria, los ejemplos más característicos na», LII-LIII (1953), p. 18; fig. 8, lám.
y destacados de la misma los constituyen PIP VIII. Fariña, J. 1967, op.cit., pp. 206 y
203, pieza positiva de hebilla de cinturón hallada 208; lám. IX, n.° 4. Castiella, A. 1977,
en la sepultura AA 1 67, y PIP 208, correspon- op.cit., p. 200; fig. 165, n.° 4. Enríquez
diente a una fíbula anular hispánica hallada en la Navascués, J.J. 1982, op.cit., p. 181;
sepultura AB 22 68, ambos con porcentajes muy
semejantes entre sí.
68. Con 12,49% de Sn y 79,70% de Cu, mientras que
Nos hallamos, pues, ante bronces de tipo el Pb tan sólo representa un 0,28%.
69. Exceptuamos aquí el resultado, ya comentado
(ver nota 65), de PIP 209, con 23.000 ppm. de Fe y 2.500
65. Esta contaminación de Fe que se produce en PIP ppm. de Si, por deberse a contaminación de hierro.
209 viene dada porque la cuenta de bronce se halla soldada a 70. Ver notas 53 y 54.
una fíbula de hierro. 71. El As tampoco está presente en estos bronces.
66. En realidad, los discos biconvexos utilizados en la 72. MALUQUER DE MOTES, J. La necrópolis de la Edad
fabricación de la fíbula hallada en A A 11, parecen ser, del Hierro de La Torraza, en Valtierra (Navarra). «Príncipe
mayoritariamente, de Cu, a juzgar por los resultados de la de Viana», LLI-LIII (1953), p. 29. LLANOS, A. El rito de
muestra PIP 206, con 0,06% de Pb, 0,08% de Sn y 61,50% incineración en el País Vasco-Navarro. «XI C.A.N.» (1968-
de Cu. Posiblemente, se trataba de un ensayo de aleación, 1970), pp. 353-354. CASTIELLA, A. 1977, op.cit., pp. 196-
en el que los porcentajes de Pb y Sn no alcanzan el 1%. 201. Ruiz ZAPATERO, G. 1985, op.cit., II, pp. 560-563; fig.
67. Con 12,43% de Sn y 79,45% de Cu, mientras que 179. SÁNCHEZ DELGADO, A . C ; UNZU URMENETA, M. 1985,
el Pb tan sólo representa un 0,13%. op.cit., pp. 41-42.
ANÁLISIS DEL MATERIAL EN BRONCE DEL YACIMIENTO DEL ALTO DE LA CRUZ Y DE LAS NECRÓPOLIS DE LA ATALAYA Y DE LA TORRAZA 165
fig. 10, n.° 4. Ruiz Zapatero, G. 1985, Hallada en T 7. Muestra del mismo.
op.cit., II, p. 956; fig. 271, n.° 6. Maluquer de Motes, J. 1953, op.cit., p.
PIP 216 Fragmento correspondiente al arco y 12; fig. 4.
parte del resorte, con tres espiras, de PIP 223 Anilla circular, de sección ovalada
una fíbula de doble resorte 73. Pertene- gruesa. Fragmentada. Perteneciente a
ciente a T 13. Muestra del arco. hallazgos anteriores a las excavaciones
PIP 217 Fragmento correspondiente a parte del del Dr. Maluquer. Muestra de la mis-
arco y anillo de una fíbula anular hispá- ma. Maluquer de Motes, J. 1953, op-
nica. Perteneciente a hallazgos anterio- .cit., p. 1; fig. 1. Castiella, A. 1977,
res a la excavación realizada por el Dr. op.cit., p. 200; fig. 165, n.° 9.
J. Maluquer Muestra del arco. Malu- PIP 224 Collar de cuentas en forma de aro,
quer de Motes, J. 1953, op.cit., lám IX. igual al publicado por el Dr. J. malu-
Enríquez Navascués, J.J. 1982, op.cit. quer 75. Perteneciente a T.12. Muestra
p. 181; fig. 10, n.°6. de una cuenta. Maluquer de Motes, J.
PIP 218 Aguja del tipo de disco, con tres cabe- 1953, op.cit., pp. 15 y 17; fig. 7.
zas superpuestas, una de ellas, actual- PIP 225 Collar de cuentas de tipo espiral. Perte-
mente, suelta. Perteneciente a hallazgos neciente a hallazgos anteriores a las ex-
anteriores a la excavación realizada por cavaciones del Dr. Maluquer. Muestra
el Dr. Maluquer. Muestra del vastago. de una cuenta. Maluquer de Motes, J.
Maluquer de Motes, J. 1953, op.cit., p. 1953, op.cit., lám. IX. Enríquez Na-
11; fig. 1, n.° 10. Enríquez Navascués, vascués, J.J. 1982, op.cit., p. 172; lám.
J.J. 1982, op.cit., p. 190; fig. 16, n.° 3. 1, n.° 1.
PIP 219 Fragmento de torques, de sección cir- PIP 226 Botón semiesférico con travesano inte-
cular, engrosado hacia el centro, rema- rior. Perteneciente a T 13. Muestra del
tado por apéndices esféricos. Pertene- mismo. Maluquer de Motes, J. 1953,
ciente a T 13. Presenta el bronce muy op.cit., p. 18; fig. 8. Castiella, A. 1977,
resquebrajado por la cremación. Mues- op.cit., p. 200; fig. 165, n.° 7. Enríquez
tra de la superficie. Maluquer de Mo- Navascués, J.J. 1982, op.cit., pp. 159-
t e s ^ . 1953, op.cit., p. 18; fig. 8. 162; fig. 1. n.° 8. Ruiz Zapatero, G.
PIP 220 Brazalete ovalado, circular múltiple 74. 1985, op.cit., II, p. 975; figs. 18 y 20.
Perteneciente a T 10. Muestra del mis- PIP 227 Botón circular plano, con pequeño tra-
mo. Maluquer de Motes, J. 1953, op- vesano interior. Perteneciente a T 14.
.cit., p. 14. Muestra del mismo. Maluquer de Mo-
PIP 221 Brazalete circular cerrado, ovalado, de tes, J. 1953, op.cit., p. 16.
sección circular y muy fino. Pertene- PIP 228 Diadema con círculos concéntricos re-
ciente a T 13. Muestra del mismo. Ma- pujados como decoración. Pertene-
luquer de Motes, J. 1953, op.cit., p. 18; ciente a T 7. Muestra del interior. Ma-
fig. 8. luquer de Motes, J. 1953, op.cit., pp. 13
y 21-22; fig. 5. Maluquer de Motes, J.;
PIP 222 Fragmento de cadena compuesta por Vázquez de Parga, L. 1956, op.cit.,
eslabones circulares de sección circular. lám. XVII. Castiella, A. 1977, op.cit.,
p. 200; fig. 165, n.° 1. Enríquez Navas-
73. Sus dimensiones son: longitud arco, 22 mm.; lon- cués, J.J. 1982, op.cit., pp. 196-197; fig.
gitud fragmento resorte, 15 mm. 20, n.° 1.
74. Sus dimensiones son: diámetro máx., 60 mm.;
anchura máx., 30 mm. Del tipo reproducido por: ENRÍQUEZ
NAVASCUÉS, J.J. 1982, op.cit., p. 195; fig. 18, n.° 1. 75. MALUQUER DE MOTES, J. 1953, op.cit., lám. IX.
166 J. MALUQUER DE MOTES / F. GRACIA / G. MUNILLA
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100%
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100%
0'64%
100%
1T02
Prosiguiendo la línea iniciada con los análisis - Ataque de la muestra o «digestión acida».
incluidos en el programa PIP, reseñados en el Mezcla de la misma con 4 mi. de agua regia
capítulo anterior, se ha continuado la obtención (HCL-HNO3, 3/1). Calentamiento en ba-
de análisis de muestras de bronce, a fin de confi- ño de arena, a temperatura constante, hasta
gurar, en años sucesivos, un corpus documental obtener un residuo blanco de sílice. Enfria-
que permita extraer conclusiones genéricas sobre miento. Mezcla posterior con 0,5 mi. de
el proceso metalúrgico en el poblado (obtención HF y calentamiento hasta disolución total.
del mineral, fabricación y procedencia de piezas). Se añaden, después, 3 mi. de ácido bórico
saturado para neutralizar el HF libre, enva-
sándola, por último, en matraz aforado de
Métodos analíticos. Una vez realizada la toma
20 mi.
de muestra, los análisis se han llevado a cabo
mediante un Espectrofotómetro de Absorción b) Análisis. El análisis se realiza por calibra-
Atómica de doble haz «Varían», modelo 875, do, preparando patrones con concentraciones
para el Cu, Pb, Fe, Mg, Ag, Mn, Cr, Ni y Zn, conocidas de los elementos y una cantidad de
por una parte; y, por otra, mediante un Espec- ácidos análoga a la de las muestras. Para la deter-
trómetro de Emisión -ICP, Jobin Yuon-JY-38, minación del Fe, se añade a las muestras y a los
para la determinación del Ti, Al, As, Si, Sn y V. patrones una solución de lantano como modifi-
Los resultados, al igual que para las muestras cador.
anteriores, son Semicuantitativos.
c) Condiciones de trabajo. Para ambos mé-
a) Preparación química de la muestra, que
todos utilizados, las condiciones de trabajo han
comprende: sido las siguientes:
- Pesada de la muestra. En las mismas condi-
ciones descritas en el capítulo anterior.
A - Ordenación del Número de Restos por especies (solamente las más representativas) y por su situación anatómica del conjunto global del yacimiento.
ANÁLISIS FAUNISTICO. CAMPAÑA 4/1988 175
Ovicaprino
176 JORDI NADAL LORENZO
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Bos taurus
ANÁLISIS FAUNISTICO. CAMPAÑA 4/1988 177
Equus caballus
178 JORDI NADAL LORENZO
Sus
ANÁLISIS FAUNISTICO. CAMPAÑA 4/1988
Cervus elaphus
18C JORDI NADAL LORENZO
Oryctolagus cuniculus
ANÁLISIS FAUNISTICO. CAMPAÑA 4/1988
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182 JORDI NADAL LORENZO
Comparación de dos primeras falanges de Bos taurus. La de la izquierda en su estado normal, la de la derecha sufre un proceso de exostosis,
claramente visible en las deformaciones de su parte proximal.
ció el conjunto animal a través de los restos que o muerte accidental de ésta). Por otra parte, los
nos aparecen en los yacimientos. Generalmente, casos de animales seniles corresponden a Bos
sólo podemos discernir con cierta claridad aque- taurus. Estos individuos se han detectado por
llas patologías que afectan al sistema esquelético, casos de exostosis (fotografía 1) y por piezas
ya sea directa o indirectamente: roturas que han dentales que sufren un desgaste considerable (fo-
vuelto a soldar, descalcificaciones, procesos de- tografía 2). Tenemos algunos ejemplos de mola-
generativos de diversa índole, etc. En el fondo, res que han desgastado casi toda su corona y la
podemos aplicar iguales parámetros a animales y cara oclusal se asienta sobre las raíces.
a seres humanos. En el yacimiento del Alto de la Podríamos considerar que estas piezas denta-
Cruz no hemos detectado ninguna rotura solda- rias corresponden a individuos de avanzada
da entre el conjunto de la biomasa. En realidad, edad. Aunque, evidentemente, se nos podría re-
este tipo de patologías, que algunas veces son batir considerando que dicho desgaste fue debi-
frecuentes en los restos esqueléticos humanos, do al tipo de alimentación y no a la edad ', pensa-
no lo son en animales, ya que un individuo que mos que el factor edad no puede desestimarse ya
sufre alguna fractura deja de ser productivo, es que existen, también, molares de Bos con diver-
más, comporta una atención especial y, por ello, sos grados de desgaste no tan pronunciado que se
resulta más beneficioso para el grupo humano han de atribuir a animales más jóvenes o, en todo
que sea sacrificado, especialmente si dicho ani- caso, que han sido diferentemente alimentados.
mal se cría para fines alimentarios. Esta situación
impediría que las roturas sanasen y, por tanto, Por otra parte, hemos identificado cuatro pri-
que las encontráramos, posteriormente, en el ya- meras falanges de Bos taurus, tres derechas y una
cimiento.
Aunque no podemos considerar las patolo- 1. El desgaste dentario debido a diferentes tipos de
gías propiamente dichas, encontramos en el alto alimentación tiene su causa en la capacidad abrasiva del
propio alimento. La abundancia de algunos elementos, co-
de la Cruz ejemplos de senilidad y fetos. Ambos m o p o r ejemplo el silicio, hace que ciertos vegetales sean
casos no son abundantes, pero su mera presencia más abrasivos que otros o que ciertas partes de las plantas,
debe ser tenida en cuenta. Los restos de fetos como los tallos, frente a las hojas o los frutos, presenten con
pertenecen a ovicaprinos. Su existencia no nos más claridad esta propiedad abrasiva. Suponemos, también,
que en una especie animal existen razas mejor y p e o r adap-
indica si se trata de abortos, nacimientos prema- tadas para evitar este desgaste. D e todos m o d o s , los restos
turos, o si murieron en el interior de la madre del Alto de la C r u z no son suficientes para sacar más
por causas extrasomáticas (sacrificio de la madre conclusiones.
184 JORDI NADAL LORENZO
Comparación de dos molares de Bos taurus vistos desde sus caras oclusales. El de la izquierda sufre un desgaste propio de un animal adulto, el
de la derecha padece un desgaste casi total de la corona.
izquierda, con pronunciadas exostosis (n.° 290 la médula) 2 o para utilizar éste como mate-
de H. 87/8, N . P.II.a; n.° 594 de H. 88/21, N . ria prima de objetos útiles, fracturación
P.III.b; n.° de H. 88/22, N . P.III.b; y n.° 200 producida por agentes externos naturales
de H. 88/22, N . P.III.b). Por exostosis se en- (movimientos de piedras, animales que pa-
tiende, en términos médicos, una protuberan- sen por encima de ellos, etc.). Durante el
cia o deformación en la superficie de los huesos proceso de sedimentación los huesos tam-
causada por una irritación crónica, debida ya bién pueden sufrir roturas según las carac-
sea a una infección, un trauma o a una osteoar- terísticas de los suelos (corrimientos de tie-
tritis. Consideramos que su presencia debe es- rras, acción de la acidez del suelo en el
tar ligada a animales viejos o que, durante largo debilitamiento de los materiales orgánicos,
tiempo, fueron usados para labores de trans- etc.), o, algunas veces, durante la excava-
porte o carga. También pensamos que, por su ción. En el Alto de la Cruz prácticamente
considerable tamaño, estas falanges pertenece- todos los huesos salen fracturados, por ello
rían a individuos castrados, es decir, a bueyes pensamos que las aportaciones proteínicas
(idea que encajaría muy bien con su uso para el del animal debían ser aprovechadas al máxi-
transporte y la carga). mo, ya que dichos fragmentos dividen, ge-
neralmente, al hueso por sus epífisis y, lon-
gitudinalmente, la diáfisis. Además, aque-
Señales externas de los huesos llos huesos que se relacionan con partes
Los restos óseos de cualquier yacimiento corporales que proporcionan menos carne
sufren un largo proceso de cambio desde su son los menos fragmentados, aunque sue-
estado original hasta su recuperación en los len ser, también, los más macizos. A su vez,
trabajos arqueológicos. Aunque los factores de son muchos los huesos que han experimen-
alteración pueden ser infinitamente variados, tado un rodamiento y desgaste, en parte
hemos agrupado estos agentes del siguiente
modo:
2. La médula ósea es un tejido conjuntivo reticular
- Procesos de fragmentación de los huesos. que tiene como función la formación de células sanguíneas y
Las causas pueden ser anteriores al enterra- esto la convierte en un p r o d u c t o m u y rico en proteínas. Las
abundantes roturas y íracturaciones que suelen presentar
miento del resto en el yacimiento: fractura- los huesos en los yacimientos arqueológicos son, muchas
ción antrópica para obtener el mayor pro- veces, interpretadas c o m o la explotación de esta fuente de
vecho proteínico del hueso (extracción de alimento desde las etapas más remotas de la Prehistoria.
ANÁLISIS FAUNISTICO. CAMPAÑA 4/1988 185
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186 JORDI NADAL LORENZO
Espectacular i A l t o de la C r u z (n.° 6)
6) H. 88/22. N. P.III.b. Margaretífera. Al- cación de su trabajo era, como menos, funda-
tura de la concha, 62 mm. mental.
7) H. 88/22. N . P.III.b. Margaretífera. Así, en cada pieza se ha realizado un análisis
objetivo, donde al elemento estudiado le atribui-
Los huesos trabajados mos una asignación anatómica y de especie (el
hueso en su situación primaria, antes de ser tra-
Dentro del análisis faunístico se individuali- bajado). Tras ello, se realiza la representación
zaron un número de piezas que, por sus caracte- gráfica que consta de dibujo (orientación y re-
rísticas, hacían pensar que habían sufrido un pro- presentación propuestos por Camps Fabrer y
ceso transformador para conseguir de las mismas recopilados por Rodanés), así como fotografía en
algún objeto útil. Aparecían huesos cortados y, algunos casos excepcionales.
posiblemente, pulidos, adoptando formas modi-
ficadas de las que son naturales en ellos. El nú- También se ha realizado un análisis subjetivo
mero de estos objetos es reducido, pero su valor mediante la descripción formal de la pieza y, en
es significativo, ya que demuestran la continui- los casos posibles, buscando su funcionalidad en
dad del uso del hueso como materia prima para paralelos culturales.
realizar objetos de diversa utilidad, así como, Por último, se ha realizado un estudio experi-
seguramente, otras materias de las que, por des- mental en algunos de los casos dudosos de hue-
gracia, no nos han quedado pruebas (útiles sobre sos trabajados. En un primer momento encon-
madera). tramos problemas para determinar si existía puli-
El método de estudio de los huesos trabaja- do en algunos huesos, especialmente en ciertas
dos se ha realizado siguiendo, básicamente, el costillas de bovinos. Estaba claro cuando el hue-
sistema propuesto por J. M. Rodanés Vicente so no había sufrido ninguna alteración y cuando
(Rodanés, 1987), donde se revisan y se relacionan éste estaba muy modificado, presentando super-
otros sistemas anteriores, junto con otras nuevas ficies pulidas o, incluso, lustradas y bordes re-
propuestas. Aunque el trabajo de Rodanés secir- cortados. Pero existían algunas piezas que pre-
cunscriba a los períodos Neolítico-Eneolítico y sentaban cierta alteración, que no sabíamos si
Bronce, su forma de sistematización analítica, atribuir a agentes naturales o a la acción humana.
abierta, las coincidencias geográficas de su estu- Para salir de la duda, realizamos con huesos ac-
dio y una innegable continuidad en el tiempo de tuales, frescos y otros ya secos, diversos pulidos
las tradiciones en el trabajo del hueso, incluso en de más de dos horas con diferentes materiales
época actual, nos han convencido de que la apli- líticos (granitos, cornubianitas y areniscas) y
188 JORDI NADAL LORENZO
posteriores lustrados con piel. Los resultados de especialmente notable en los lados, que de-
nuestra experimentación fueron comparados con jan al descubierto la estructura interna del
las piezas arqueológicas mediante observaciones hueso.
macroscópicas y microscopio óptico a 40 y 100 Tipometría: longitud máx., 124 mm.; an-
aumentos. De tales investigaciones hemos llega- chura mesial, 24 mm.; espesor mesial, 5
do a la conclusión de que los huesos trabajados mm.; masividad, 120; fragilidad, 24,8; alar-
del Alto de la Cruz sufrieron el siguiente proce- gamiento, 5,16; aplanamiento, 4,8.
so, al menos en alguna de sus fases: 4) H. 88/9. N . P.II.a.
- Un recorte previo para modificar la morfo- Espátula sobre costilla de Bos taurus. To-
logía inicial del hueso según las necesidades das las apreciaciones de clasificación y téc-
posteriores del instrumento. Este recorte nica de trabajo de la pieza anterior pueden
puede ser más o menos pronunciado, ya aplicarse a ésta.
sea, por ejemplo, en los huesos largos, don- Tipometría: longitud máx. 129,5 mm.;
de desaparecen, generalmente, las epífisis y anchura mesial, 31 mm.; espesor mesial, 8
se recorta por su eje la diáfisis, o en las mm.; masividad, 248; fragilidad, 16,18; alar-
costillas que simplemente sufren ligeros re- gamiento, 4,17; aplanamiento, 3,87.
cortes por sus bordes. 5) H. 88/22. N . P.III.b.
- Un proceso de pulido sobre piedra, segura- Útil de difícil catalogación. Por sus ca-
mente arenisca, que altera la superficie del racterísticas, podría considerarse un magno
hueso, eliminando cualquier irregularidad. o un objeto de significado ritual, aunque
- Un prolongado lustrado en piel que deja también es posible considerarlo como parte
una superficie brillante y mucho más fina de un objeto compuesto, tal como un pico o
que el simple pulido. Sólo ha sido observa- una azada.
do en un caso. Técnica de trabajo: cuerno de cérvido
aserrado horizontalmente en su base y vacia-
Según lo explicado arriba, podemos conside- do longitudinalmente desde ésta. En la parte
rar como huesos trabajados los siguientes: exterior presenta una talla y abrasión longi-
1) H. 88/9. N . P.II.a. tudinales, creando una estructura poligonal,
Punzón pulido realizado sobre peroné de y un ligero pulimentado.
suido. Podría considerarse una variante de Tipometría: longitud máx. 143 mm.; an-
los punzones de base articular y sección po- chura mesial, 22 mm.; espesor mesial, 19,1
ligonal (siguiendo su sección natural), del mm.; masividad, 420,2; fragilidad, 7,48;
grupo de punzones y puntas, familia de los alargamiento, 6,5; aplanamiento, 1,15.
apuntados. 6) H. 88/21. N. P.III.b.
Técnica de trabajo: abrasión y pulimentado. No se trata de un hueso trabajado en su
Tipometría: longitud máx. 98,7 mm.; an- totalidad, pero esta defensa de Cervus
chura medial, 6 mm.; espesor medial, 4 mm.; elaphus presenta su base recortada y algunos
masividad, 20; fragilidad, 24,67; alargamien- cortes en su parte mesial. Por ello, conside-
to, 16,45; aplanamiento, 1,5. ramos que, seguramente, se pretendía hacer
2) H. 88/21. N. P.III.b. un útil sobre ella o que llegó a utilizarse sin
Fragmento mesial-distal de alfiler. Des- más modificaciones.
conocidos la posición anatómica y el grupo
taxonómico del soporte óseo. Al carecer de Conclusiones paleoecológicas y paleoeconómicas
su parte proximal, no podemos decir si se
Consideramos que el conjunto de la biomasa
trata de un alfiler con o sin cabeza diferen-
del Alto de la Cruz aporta más información de
ciada. Sección de tipo oval-circular.
tipo paleoeconómico que paleoecológico. Esto es
Grupo de los alfileres, familia de los razonable, ya que las condiciones climáticas que
apuntados. debieron existir en el momento estudiado y las
Técnica de trabajo: abrasión, pulimenta- actuales son, seguramente, las mismas o, si difie-
do y lustrado. ren en algo, ello es más bien atribuible a fenóme-
3) H. 88/9. N. P.II.a. nos de poca consideración temporal, microcli-
Espátula sobre costilla de Bos taurus. mas más ligados a las condiciones geológicas que
Sección plana. Grupo de las espátulas-ali- a los cambios climáticos generalizados, o proce-
sadores, familia de los redondeados-ro- sos antrópicos (deforestaciones, por ejemplo).
mos. Por otra parte, la fauna no es suficientemente
Técnica de trabajo: aserrado horizontal variada y, prácticamente, toda ella corresponde a
de los extremos y posterior abrasión y/o restos de animales domésticos que, como el
pulimentado por todo el cuerpo de la pieza, hombre, se adaptan a muchos tipos de medios.
ANÁLISIS FAUNISTICO. CAMPAÑA 4/1988
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Además, la macrofauna no debe utilizarse como ción de los individuos mayores, los domésticos,
un buen indicador de climas diversos; así el cier- que pensamos serían sacrificados, generalmente,
vo (Cervus elaphus) o el conejo (Oryrctolagus jóvenes o subadultos en su mayoría. La presencia
cuniculus) los tenemos distribuidos ampliamente de perro es escasa; de todos modos, el NR es
por diversas áreas de Europa, desde la Península medianamente alto debido a un individuo infan-
Ibérica hasta la Escandinava o, incluso, se han til, casi completo, que demuestra un trato dife-
adaptado a otras zonas, llevados por el hombre rente del animal muerto en comparación con el
(conejo en Australia, ciervo en Nueva Zelanda), resto de animales domésticos.
amenazando la propia fauna autóctona. De los animales salvajes cazados, destacamos
Por lo que respecta a la fauna doméstica, ésta el ciervo, el jabalí y el conejo y, en proporciones
se halla representada por las especies clásicas: Bos mucho menores, la liebre (Lepus europaeus). Las
taurus, Equus caballus, Ovicaprinos (Capra hir- cantidades de restos de animales salvajes son mu-
cus y Ovis aries) y Sus domesticas. Los mayor- cho menores que las de domésticos. Ello nos
mente representados son los Ovicaprinos, como indica un escasa importancia de la caza como
se puede apreciar en el NMI, seguidos del gana- medio de obtención de alimento para la comuni-
do vacuno, los suidos, con el problema de la dad. Hemos de destacar que una de las astas
distinción entre la especie doméstica y la salvaje, pertenecientes a Cervus elaphus proviene de una
y, por último, los caballos. Como cita Altuna muda y no de la caza del animal. Debería existir
(Altuna, 1980), según los primeros análisis de una recolección de estas piezas para ser trabaja-
Bataller, el yacimiento del Alto de la Cruz es das en la fabricación de utensilios, como algunos
atípico en cuanto que los demás yacimientos de casos que citamos entre los huesos trabajados.
la misma época y zona geográfica presentan una La existencia de Mus musculus y otros restos
mayor cantidad de ganado bovino que de ovica- de roedores no determinados puede relacionarse
prino. Nuestras últimas investigaciones demues- con los depósitos de grano encontrados en este
tran, no obstante, que es ciertamente así. yacimiento. Estos animales suelen vivir como
Si observamos el cuadro del desglose de eda- parásitos del hombre, habitando en su mismo
des de cada especie, comprobamos que el ganado medio a expensas de los residuos que se produ-
ovicaprino tiene unos patrones de sacrificio más cen o de los productos almacenados.
altos entre los infantiles, juveniles y subadultos Por último, los restos malacológicos nos ha-
que entre los adultos. Según esto, hemos de pen- blan de una tradición recolectora de moluscos
sar, necesariamente, que su reproducción estaba acuáticos, pero no de moluscos terrestres. La
dedicada a la obtención de carne como factor función de estos moluscos no parece que pueda
principal, dejando algunos individuos para man- ser exclusivamente alimentaria, debido a su esca-
tener dicha reproducción, de los que no nega- so número. Seguramente, eran recolectados bus-
mos, también, se aprovechasen productos secun- cando en ellos un sentido ritual o lúdico. La
darios (leche, lana y, tras la muerte, la piel, los concha de Glycymeris glycymeris evidencia con-
huesos para fabricar utensilios, etc.). Entre el tactos directos o indirectos con zonas costeras y
ganado vacuno, aunque hay individuos infanti- nos reafirma el valor ritual o estético de las mis-
les, juveniles y subadultos, son algo más nume- mas, ya que su función alimentaria queda aquí,
rosos los adultos e, incluso, destacamos la pre- obviamente, descartada.
sencia de algún individuo senil. La explotación
de este animal, pues, tendría un valor mixto, para
carne y para productos secundarios, o, especial- APÉNDICE I: RESTOS
mente para estos últimos. La existencia de falan- MALACOLÓGICOS. CAMPAÑA 3/1987
ges con exostosis, citadas en apartados anterio- La suma de estos cuatro nuevos restos estu-
res, nos hace pensar en algunos individuos dedi- diados reafirma la aparición de conchas marinas
cados al transporte y a la carga. Más difícil es (una nueva Glycymeris glycymeris y una Acant-
interpretar la función del caballo, ya que el nú- hocardia (Rudicaridum) tuberculata), así como el
mero de individuos adultos es ligeramente supe- carácter religioso o lúdico de su presencia, pues
rior al de juveniles. Pero la presencia de unos y en este caso se confirma su aparición junto a un
otros es francamente escasa, casi testimonial. Ló- enterramiento infantil.
gicamente, pensamos que su función era el trans-
El análisis de estos restos es el siguiente:
porte y la carga, incluso el prestigio, aunque no
descartamos su posterior uso cárnico, ya que 8) H.87/8. N. P.II.a. Fragmento de Margaretí-
encontramos sus huesos fracturados y, en un fera.
caso, una huella de descarnación. Respecto a Sus, 9) H.87/8. N . P.II.a. Fragmento de Margaretí-
el patrón de sacrificio es variado; seguramente, fera.
ello se deba a las diferencias entre animales salva- 10) H.87/8. N. P.II.a. Fragmento de Acantho-
jes cazados, de todas las edades, con una selec- cardia (Rudicardium) tuberculata.
ANÁLISIS FAUNISTICO. CAMPAÑA 4/1988 195
11) H.87/19. N . P.III.b. Glycymeris glycymeris, Tipometría: longitud máx., 89,7 mm.;
perforada en su vértice. Altura de la concha, anchura mesial, 4 mm.; espesor mesial, 3
46 mm.; longitud, 42 mm. mm.; masividad, 12; alargamiento, 22,42;
fragilidad, 29,9; aplanamiento, 1,33.
APÉNDICE II: Huesos trabajados. Campaña
3/1987 8) H.87/8. N . P.II.a.
Fragmento de asta de cérvido recortada,
7) H.87/19. N . P.III.b. con una serie de muescas intencionadas a lo
Aguja de sección plana en su cabeza y largo de su cuerpo. Seguramente, se trata de
oval en el resto. Grupo de los apuntados un objeto simbólico o de función ritual.
perforados, familia de los compuestos. So-
porte óseo desconocido, seguramente parte 9) H.87/8. N . P.II.a.
de la pared de un hueso largo de macro o Cuerno de bovino recortado del cráneo.
mesofauna. Presenta dos vistosos cortes paralelos en su
Técnica de trabajo: aserrado, pulimenta- base y otro, también muy profundo, en su
do y perforado en la cabeza. parte distal.
,/
^88^:,
15
- Avena sp. 7 semillas 0,48% 150 160 170 180 190 200 210 220 230 240 250 260 270 280290 300 310320
- Hordeum vulgare s.l. 234 semillas 19,58%
- Lolium sp. 10 semillas 0,83% A pesar de la amplitud de valores, la mayoría
- Phalaris sp. 2 semillas 0,16% de la población se reúne entre 140-150 y 240-250,
- Triticum dicoccum 946 semillas 78,82% aisladamente quedan 280-290 y 310-320 con un
- Horquillas de Trit. ejemplar en cada caso.
dicoccum 18 restos
Alto de la Cruz
El estado de conservación general es bueno, Hab. 8 P II a
aunque la cebada parece más afectada por la Triticum dicoccum
combustión y no ha sido posible realizar la dis- Grosor / Anchura
tinción entre Hordeum vulgare var. nundum y
Hordeum vulgare; de ahí la clasificación como 25
Hordeum vulgare s.l. 20
15
Predomina, mayoritariamente, la escanda so-
bre la cebada, habiendo, además, horquillas de 10
30-. 30-r
25 25-
20 20 -
15 15 -
10 10-
5 5 -
n -I L4- -4- -4- •4- -1- I I I i 0-
4,4-4,8 4,8-5,2 5,2-5,6 5,6-6,0 6,0-6,4 6,4-6,8 6,8-7,2 4,0-4,44,4-4,8 4,8-5,2-5,2-5,6-5,6-6,0-6,0-6,4-6,4-6,8-6,8-7 2
202 C. CUBERO CORPAS
20
Habitación 88/9, N. P.II.a: La última mues-
15 •• tra estudiada del nivel P.II.a ha deparado:
10 - Cynodon dactylon 1 semilla 0,04%
- Hordeum vulgare 791 semillas 38,24%
- Hordeum vulgare var.
CL nundum 1.243 semillas 60,10%
140 - 150-160 - 1 7 0 - 180- 190- 2 0 0 - 210- 220- 230- 240
150 160 170 180 190 200 210 220 230 240 250 - Lolium sp. 13 semillas 0,62%
- Malva silvestris 16 semillas 0,77%
Entre 180-190 y 230-240 se sitúa la mayor - Panicum miliaceum 2 semillas 0,09%
parte de la población, en 190-200 se agrupa la - Rumex crispus 2 semillas 0,09%
más cuantiosa.
Los índices biométricos de Hordeum vulgare
En la relación grosor/anchura 65-70 y 90-95
var. nundum son:
son los intervalos entre los que se reúnen casi
Hordeum vulgare var. nundum n: 100
todos los restos, quedando a partir de este último
valor solo cuatro semillas. (4,49-6,50) 5,39x(2,33-3,91) 2,77x(l,67-2,98)
2,21 mm.
L/A: 1,94
Alto de la Cruz G/A: 0,79
Hab. 8 PII a
Hordeum vulgare La población se distribuye de manera equilibrada
Grosor / Anchura entre el intervalo 4,4-4,8 -el inferior-, 5,2-5,6 de
mayor representación, y 6,8-7,2 -el superior-
25-
20- Alto de la Cruz
15
10-
n Hab. 9 P II a
5
a a
6 5 - 7 0 - 7 5 - 8 0 - 8 5 - 9 0 - 9 5 - 1 0 0 - 1 0 5 - 1 1 0 - 115-120-
35
Hordeum vulgare var.
Longitud
nundum
7 0 - 7 5 - 8 0 - 8 5 - 9 0 - 95-100-105-110- 115-120-125
30 •
De los siete ejemplares de Avena sp. cinco 25
20
han estado medidos: 15 •
Avena sp. n: 5 10-
(4,82-6,73) 5,14x(l,82-2,33) 2,06x(l,48-2,00) 5
0U Lj_l •—i—I U-l L-i_] U-C
1,65 min. 4,4-4,8 4,8-5,2 5,2-5,6 5,6-6,0 6,0-6,4 6,8-7,2
L/A: 2,88
G/A: 0,85 Las cotas de valor inferior y superior están esca-
Diez ejemplares de Lolium sp. nos caracteri- samente representadas en número de restos, no así el
zan la población a partir de los índices morfomé- bloque comprendido entre 150-160 y 220-230, que
tricos. en 180-190 y 190-200 poseen su cima.
Lolium sp. n: 10
(2,37-3,25) 2,90x(0,30-0,90) 0,70x(l,50-3,00)
x2,25 mm. Alto de la Cruz
L/A: 0,59 Hab. 9 II a
G/A: 0,50 Hordeum vulgare var. nundum
Longitud / Anchura
Dos ejemplares de Phalaris sp. han sido me-
didos, proporcionando las siguientes dimensio-
nes. 20T
Phalaris sp. n: 2 15
XI a
130 140 150 160 170 180 190 200 210 220 230 240 250 260 270
son:
Triticum dicoccum n: 100
(4,00-5,50) 4,55x(2,15-3,23) 2,71x(l,98-3,30)
140 150 160 170 180 190 200 210 220 230 240 250 260 270 280 2,47 mm.
L/A: 1,68
La relación longitud/anchura de la cebada G/A: 0,89
204 C. CUBERO CORPAS
tra. Las más frecuentes son Lolium sp., Pbalaris de cultivo: La mayoría de las malas hierbas apa-
sp. y Malva silvestris, quedando con pocos ejem- recidas son de ciclo anual: Lolium sp., Pbalaris
plares Rumex crispus y Cynodon dactylon. sp. y Cynodon Dactylon; mientras que la malva
Lolium sp. va asociada, en las muestras de la silvestris y Rumex crispus también pueden ser
H. 87/8 (N. P.II.a) y de la H. 87/19 (N. P.III.b), vivaces, al igual que, en ocasiones, Cynodon dac-
a Triticum dicoccum, y a Hordeum vulgare var. tylon.
nundum en la H. 88/9 (N. P.II.a), aunque la Lolium sp. y Pbalaris sp. germinan en otoño,
tendencia en esta última muestra no es clara. espigando y floreciendo en primavera. Cynodon
dactylon y Rumex crispus brotan y germinan en
Tipos de cultivo primavera-principios de verano, floreciendo en
primavera, verano y otoño. Rumex crispus puede
Cultivo de cereales: por las especies represen- germinar, asimismo, en otoño. La Malva silves-
tadas y la fenología de las mismas, podemos de- tris germina y florece, tanto en primavera como
ducir un cultivo anual de invierno, de siembra en en otoño.
otoño y recogida en junio-julio, según las pecu- A grandes rasgos, podemos asociar al cultivo
liaridades locales y de clima, para Triticum dicoc- de invierno Lolium sp. y Pbalaris s.p., las espe-
cum, Hordeum vulgare var. nundum y Hordeum cies más comunes aparecidas. Cynodon dactylon
vulgare. y Rumex crispus, por su parte, a la siembra y
El cultivo cerealístico de primavera vendría cuidados del campo en primavera y a caminos y
marcado por la siembra de mijo hacia marzo- márgenes.
abril y la cosecha tardía 7 hacia otoño. En la muestra H. 88/9 (N. P.II.a), las dos
En las H. 88/9 (N. P.II.a) y H. 88/22 (N. últimas especies citadas podrían acompañar a Pa-
P.III.b) aparece mijo en cantidad poco elevada, nicum miliaceum, a pesar de que la especie
acompañando, respectivamente, a Hordeum vul- mayoritaria es Hordeum vulgare var. nundum y
gare var. nundum y Hordeum vulgare. Este he- las acventícias mayoritarias son Malva silvestris,
cho nos podría hacer pensar que el cultivo de ruderal, y Lolium sp.
primavera del mijo iría seguido de uno de ceba- Es importante reseñar que las malas hierbas
da, vestida o desnuda, y que, durante el período que acompañan a las leguminosas presentes en la
de crecimiento de ésta, algunos granos abando- H. 88/21 (N. P.III.b) son las propias de cultivos
nados de mijo podrían germinar, crecer y desa- de otoño-invierno: Lolium sp. y Pbalaris sp., y
rrollarse. que pueden ir asociadas a Triticum dicoccum.
Cultivo de leguminosas: La Vicia jaba var. Consideramos que estas dos gramíneas sil-
minor, ya nombrada en otras muestras 8, pero vestres van acompañando, igualmente, tanto al
hasta ahora no determinada, y la Vicia sp. se trigo como a la cebada.
recuperaron en la H. 88/21 (N. P.III.b) en canti- A destacar los fragmentos de horquillas de
dad muy pequeña y acompañadas de Triticum Triticum dicoccum en la muestra H. 87/8 (N.
dicoccum. P.II.a), que nos indicarían una trilla y aventado
La siembra del haba suele ser realizada en poco cuidadosos o el almacenamiento del grano
septiembre u octubre, como cultivo de invierno, con la espiguilla, aunque, por su escasa cantidad,
al igual que el trigo y la cebada. La siembra en nos decantamos má por la primera opción.
otoño da mejor producción que en primavera, en
la región cantábrica y en alturas superiores a los Dieta vegetal.
800 m. 9
Tanto el trigo como la cebada, en su condi-
Siguiendo el mismo criterio que en el aparta- ción de cereales, son ricos en almidón, contando
do anterior, podríamos considerar el cultivo del con un 7-14% de proteínas y un 2-7% de lípidos,
haba anterior y preparatorio al del trigo, escanda siendo buenas fuentes de vitamina E y B. Esta
en este caso, por el número y proporción de las segunda se encuentra concentrada en el germen y
cantidades presentes en la muestra. salvado; de ahí la importancia de no descascari-
Poco se puede decir de la Vicia sp., por su llar el grano y de consumir las variedades vesti-
determinación solamente genérica. das, como el Triticum dicoccum y Hordeum vul-
gare. La vitamina E, ubicada en el germen, se
Malas hierbas como indicadoras de sistemas suele perder por los procesos de molienda. Entre
los minerales que proporcionan, se encuentra el
fósforo 10, siendo deficitarios en calcio.
7. TELLEZ, R.; CEFERRI, F. 1954, op. cit., pp. 27.
8. GUERRERO, A. 1987. Cultivos herbáceos extensi-
vos. Ed. Mundi-Prensa. Madrid. 10. TAYLOR, T. G. 1981. Principios de nutrición hu-
9. GUERRERO, A. 1987, op. cit. mana. Ed. Omega. Barcelona, pp. 75.
ANÁLISIS PALEOCARPOLOGICOS DE MUESTRAS DEL ALTO DE LA CRUZ 209
Por el contenido en gluten, el grano de trigo, Creemos que cada campo tendría sembrada
cebada y mijo es susceptible de ser panificado; una sola especie o variedades de un mismo taxon.
también, de convertirse en sémola. Tal vez, Hordeum vulgare con Hordeum vulga-
La cebada se puede consumir en forma de re var. nundum, presentes en H. 88/9 (N. P.II.a)
pan, más moreno y de digestión menos fácil que y en una muestra estudiada por M. Hopf15, po-
la del trigo; perlada, sin salvado y dando al grano drían rebatir esta teoría, ya que la cantidad de
una forma redondeada; o como agua de cebada, semillas de las dos especies es muy similar.
cerveza o maltas. A título de hipótesis, la rotación de los culti-
El haba contiene proteínas, lisina, vitaminas vos podría ser la siguiente: Vicia faba var. minor,
del grupo B, un 14% de hidratos de carbono y Triticum dicoccum, Panicum miliaceum, Hor-
un elevado poder nutritivo. En forma de puré o deum vulgare var. nundum y/o Hordeum vulga-
harina, es de fácil digestión. Se puede consumir re. En caso de barbecho, éste se podría dar entre
en verde o seca. el trigo y el mijo, pues no hemos encontrado
relacionadas las semillas de estos dos cereales. La
De las especies de malas hierbas, la Malva consecución de este ciclo no implica una rotación
silvestris puede ser utilizada medicinalmente, ya superior a los dos años; por la incidencia actual
que posee mucílago y malvina, un colorante. Se de la climatología, si consideramos los cultivos
puede usar en cataplasmas, para regular las fun- acutales, ésto no sería posible.
ciones intestinales y para aliviar la tos.
El cultivo podría ser anual, de cereales de
También, el Lolium es de interés. Si fuese otoño-invierno o ciclo largo, y de primavera o
Lolium temulentum, tendríamos que considerar ciclo corto; y de legumbres, también de ciclo
su toxicidad, en caso de ser consumido por el largo, pudiéndose realizar un aprovechamiento
hombre. del suelo relativamente intensivo, aunque no te-
nemos documentadas técnicas de regadío.
Conclusiones Las especies se almacenarían en grano, pasada
la trilla; la limpieza no era muy sistemática, pues,
Las especies de cereales presentes en P.II.a y a las horquillas de escanda, hemos de añadir las
P.III.b no varían, en ambos son Triticum dicoc- semillas de malas hierbas que infestaban los cam-
cum, Hordeum vulgare, Hordeum vulgare var. pos y caminos.
nundum y Panicum miliaceum. La única varie-
dad a destacar es la presencia de una leguminosa, Estas especies adeventícias parecen ser cons-
Vicia jaba var. minor en H. 88/21 (N. P.III.b). tantes y no muy cuantiosas en el total de la
muestra.
En cada muestra hay una especie mayoritaria
de cereal que suele ser Triticum dicoccum, Hor- Los cereales cultivados son tanto vestidos co-
deum vulgare u Hordeum vulgare var. nundum; mo desnudos. Entre los primeros, contamos con
la coexistencia de algunas de ellas en la misma Triticum diococcum, Hordeum vulgare y Pani-
muestra no pensamos que pueda indicar un culti- cum miliaceum; entre los segundos, con Hor-
vo conjunto, sino una mezcla casual del almace- deum vulgare var. nundum.
namiento o un esparcimiento simultáneo a la Todos pueden ser panificables; algunos son
destrucción por combustión de los recipientes útiles para elaborar bebidas alcohólicas por sus
que las contenían. Pueden ser producto de dife- maltas. A la hora del consumo o ingestión, se
rentes campos de un mismo año, caso de H. 87/8 tendría que considerar el contenido de Lolium, si
(N. P.II.a), H. 87/8 (N. P.II.a, enter. infantil), fuese Lolium temulentum, por su toxicidad.
H. 88/9 (N. P.II.a) y H. 88/22 (N. P.III.b). Si entre la cebada contamos con dos varieda-
des, entre el trigo sólo con una, el Triticum dicoc-
cum, tal vez adaptado localmente o debido a ser
11. ERROUX, J. 1976. Les debuts de l'Agriculture en la única especie de trigo productiva de la zona16.
Frunce: les cereales. En: GUILAINE, J. ed. «La Prehistoire
Francaise». C.N.R.S., vol. II, pp. 186-191.
12. FONT QUER, P. 1988. Plantas medicinales. Ed. 15. HOPF, M. 1973, op. cit., p. 162.
Labor. Barcelona, pp. 1.033.
16. Agradecemos los consejos y orientaciones del Dr.
13. ANDRÉ, J. 1961. L'alimentation et la cuisine a Josep J. Izquierdo del Departamento de Biología de la
Rome. Ed. Kliensieck. París, pp. 252. Escuela Universitaria de Ingeniería Técnica y Agrícola y
14. FONT QUER, P. 1988, op. cit. Especialidades Agropecuarias de Barcelona.
C. CUBERO CORPAS
0
o
o
o
o
Z)
V
F1
§-L
Especies aparecidas en el estudio de M. Hopf.
a.-Escanda (Triticum dicoccum).
b—Trigo común-compacto (Triticum aestivum-compactum).
c.-Cebada (Hordeum vulgare).
d.-Cebada desnuda (Hordeum vulgare var. nundum).
e.-Cebada (Hordeum vulgare).
f.-Cebada desnuda (Hordeum vulgare var. nundum).
g.-Cebada (Hordeum vulgare).
h.-Esprilla (Triticum dicoccum).
i.-Mijo (Panicum miliaceum).
j.-Escanda (Triticum dicoccum).
ANÁLISIS PALEOCARPOLOGICOS DE MUESTRAS DEL ALTO DE LA CRUZ 211
F¡
g- 2 - .
a.-Esprilla (Triticum dicoccum) x 6.
b.-Vallico (Lolium sp) x 4.
c—Avena (Avena sp.) x 3.
d.-Escanda (Triticum dicoccum) x 6.
C. CUBERO CORPAS
Fl
8- 3 ' .
a.-Esprilla (Triticum monococcum).
b.-Escanda (Triticum dicoccum).
c—Trigo duro (Triticum durum).
d—Trigo común (Triticum aestivum).
e—Cebada (Hordeum vulgare), original de Núñez.
f.-Avena (Avena sativa), original de Masclans.
g.-Vallico (Lolium sp.), original de Nuet y Sierra.
ANÁLISIS PALEOCARPOLOGICOS DE MUESTRAS DEL ALTO DE LA CRUZ 213
Kg. 4.
a—Vid (Vitis vinifera), original de Núñez.
b.-Acedera común (Rumex acetosa), original de Núñez.
c.-Veza (Vicia sativa), original de Nuet y Sierra.
214 C. CUBERO CORPAS
TABLA 1
Muestra L. máx.-L. mín. L. med. A. máx.-A. mín. A. med. G. máx.-G. mín. G. med.
TABLA 2
Muestra L. máx.-L. mín. L. med. A. máx.-A. mín. A. med. G. máx.-G. mín. G. med. L/A G/A
ni Triticum dicoccum 5,9-3,9 4,8 3 -1,7 2,3 2,7-1,7 2,1 2,33 1,12
ni T. aestivum-compactum 5,1-3,3 4,5 3,4-2,1 2,6 2,8-1,9 2,3 1,96 1,13
n4 T. aestivum compatum 4,8 3,3 2,7
n4 Triticum sp. 5,8-3,7 4,7 2,8-1,5 2 2,5-1,4 1,8 2,91 1,11
n4 Triticum monococcum 5,5 2,1 2,6
ni Hordeum vulgare 5,5 2,3 1,8 3,06 1,28
n2 Hordeum vulgare 6,9-4,3 5,5 3,8-2 2,7 2,9-1,5 2
n3 Hordeum vulgare 7,7-5 6,3 4 -2 3 3 -1,5 2,3 2,74 1,29
n4 Hordeum vulgare 5,8-4,8 5,1 2,6-1,6 2,2 1,8-1,2 1,5 3,36 1,49
ni H. vulgare var nundum 4,6 2,5 1,8
n2 H. vulgare var nundum 6,8-4,5 5,5 3,7-1,8 3 2,9-1,4 2,3
n4 H. vulgare var nundum 4,8 3,3 2,7
n5 Panicum miliaceum 2,5-1,7 2,1 1,9-1,5 1,7 1,7-1 1,3
TABLA 3
Muestra L. máx.-L. mín. L. med. A. máx.-A. mín. A. med. G. máx.-G. mín. G. med. L/A G/A
I l I •
Triticum monococum.
Ilfllflllllllllllllllllllll
Triticum dicocum.
216 C. CUBERO CORPAS
lililí!
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Bromus sp.
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ANÁLISIS PALEOCARPOLOGICOS DE MUESTRAS DEL ALTO DE LA CRUZ 217
I f
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Vitis vinífera.
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11 * [I
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Vitis vinífera.
Estudio paleoantropológico de los restos
infantiles del Alto de la Cruz.
Campañas 3/1987 y 4/1988
Oriol Mercadal Fernández *
Doménec Campillo Valero **
Alejandro Pérez-Pérez ***
Individuo n.° 2. H. 87/8. N . P.II.a Húmero 61.0 mm.? 62.9 mm. 62.9 mm. 49.49 cm.±l
Cubito 56.5 mm. 56.5 mm. 48.25 cm.
Restos individualizados durante el trabajo de
Radio 49.0 mm. 49.0 mm. 47.62 cm.
campo, cuantitativamente pobre, que reflejan un
índice de conservación del 10%. Extremidad superior 48.45 cm.
Fémur 73.0 mm. 73.0 mm. 50.33 cm.
La relación de restos conservados es la si-
guiente: Tibia 62.2 mm. 62.3 mm. 62.25 mm. 49,73 cm.
Peroné 59.4 mm. 58.9 mm. 59.15 mm. 49.21 cm.
Extremidad inferior 49.75 cm.
Cráneo:
Extremidades 49.10 cm.
- Neurocráneo:
- Los dos techos orbitarios de los respecti-
vos hemifrontales (1).
- Los dos parietales (2); muy fragmenta- Conclusiones:
dos. Se trata de los restos de un individuo que, a
- La escama del temporal derecho (3). pesar de estar representado tan solo en un 10%
-muy bajo cuantitativamente-, lo está en todos
- El peñasco del temporal derecho (4).
los sectores corporales (cráneo, tronco y extre-
- El occipital (5). midades); este hecho nos lleva a pensar en un
- Esplacnocráneo: enterramiento primario, en un principio, aunque
no se descarta un proceso de descarnación y
- Ambos semimaxilares superiores (6). selección posterior. Sorprende el hecho de que
- Ambas semimandíbulas (7). falten extremidades enteras (superior derecha) o
que los huesos menores y más débiles (faciales,
- Tres gérmenes incisivos y un germen mo- costillas, metacarpianos, metatarsianos, etc.)
lar (8). hayan sufrido un fenómeno de conservación di-
ferencial homogéneo.
Tronco: La edad calculada estaría algo por debajo de
- 2 costillas derechas (9); la primera derecha los 9 meses de gestación, aunque es posible que
y la segunda izquierda. se trate de un neonato.
- 2 hemiarcos vertebrales (10); uno del atlas y Su sexo sería femenino, aunque la ecuación
otro del axis. discriminante lo sitúa en el límite entre ambos.
- Los dos palatinos (14). Peroné 40.1 mm. 41.2 mm. 40.65 mm. 34.69 cm.
Extremidad inferior 34.63 cm.
- Los dos hemimaxilares superiores (15);
muy fragmentados. Extremidades 33.82 cm.
Diámetro medio calcáneo: 4.3 mm.
- Las dos hemimandíbulas (16).
Tronco:
- 2 4 costillas (18). Conclusiones:
- 47 hemiarcos vertebrales (19). La longitud de los huesos largos indica una
- La apófisis odontoides (17). edad de 6 1/2 meses de gestación, mientras que la
medida tomada sobre el calcáneo la perfila entre
- 23 cuerpos vertebrales (20). las 27 semanas y los 7 meses de gestación. Con-
servado casi íntegramente, debe considerarse co-
Extremidad superior: mo enterramiento primario; por otro lado, viene
a demostrar hasta que punto es posible la perdu-
- Cintura escapular: ración de los huesos cuando no existen factores
- Las dos clavículas (21). exógenos (antrópicos o no) que los modifiquen o
- Las dos escápulas (22). hagan desaparecer.
- Los dos húmeros (23). Su sexo sería femenino.
- Los dos cubitos (24).
Individuo n.° 4: H. 87/8. N . P.II.a
- Los dos radios (25).
- Todos los metacarpianos, excepto el prime- Nos encontramos ante los restos bien indivi-
ro de cada mano (26). dualizados de un infantil cuyo índice de conser-
vación resulta extremadamente alto (85%), debi-
- Una primera falange de la mano (27). do, en gran parte, a su mayor edad.
Los restos conservados son los siguientes:
Extremidad inferior:
- Cintura pelviana: Cráneo:
- Los dos huesos ilíacos (28).
- Neurocráneo:
- Los dos huesos isquiáticos (29).
- Los dos hemifrontales (1).
- Los dos huesos púbicos (30).
- Los dos parietales (2).
- Los dos fémures (31).
- Las dos escamas temporales y los dos
- Un núcleo de osificación de los cóndilos peñascos sinostosados (3).
femorales (32).
- El occipital (4).
- Un núcleo de osificación de los platillos
tibiales (33). - Ambas regiones condíleas (5).
Las dos tibias (34). - La apófisis basilar (6).
ESTUDIO PALEOANTROPOLOGICO DE LOS RESTOS INFANTILES DEL ALTO DE LA CRUZ. CAMPAÑAS 3/1987 Y 4/1988 223
Tronco: Húmero 80.8 mm. 81.6 mm. 81.2 mm. 63.99 cm.
- 23 costillas (17). Cubito 69.9 mm. 69.9 mm. 69.9 mm. 59.95 cm.
Radio 62.4 mm. 62.0 mm. 62.2 mm. 61.21 cm.
- 54 hemiarcos vertebrales (18); 2 del atlas, 2
del axis, 10 cervicales, 24 dorsales, 10 lum- Extremidad superior 61.71 cm.
bares y 6 sacras. Fémur 96.3 mm. 96.7 mm. 96.5 mm. 65.11 cm.
- Apófisis odontoides del axis (16). Tibia 79.5 mm. 79.2 mm. 79.35 mm. 62.18 cm.
- 2 6 cuerpos vertebrales (19); el del axis, 5 Peroné 74.0 mm. 73.0 mm. 73.5 mm. 60.47 cm.
cervicales restantes, 12 dorsales, 5 lumbares Extremidad inferior 62.58 cm.
y 3 sacros. Extremidades 61.99 cm.
Extremidad superior:
- Cintura escapular: Conclusiones:
- Las dos clavículas (20). Se trata de un enterramiento primario de un
- Las dos escápulas (21). individuo de 7 meses postnacimiento. La valora-
- Los dos húmeros (22). ción de su edad se ha llevado a cabo mediante
tres sistemas diferentes:
- Los dos cubitos (23).
- Los dos radios (24). a) La mineralización y erupción dentaria.
- El hueso grande y el ganchoso de ambas b) El número de núcleos de osificación por
manos (25). costado.
- Todos los metacarpianos, excepto el prime- c) Las longitudes de los huesos largos.
ro izquierdo (26). Además, se han tenido en cuenta los diversos
- 5 primeras falanges mediales (27). grados de osificación en los diferentes huesos
- 6 segundas falanges mediales (28). (esfenoides, faciales, etc.). Otro rasgo que apun-
taría una edad cercana a los 7 meses - y no más-
sería el cierto desarrollo que presenta la sínfisis
Extremidad inferior: mentoniana que, sin embargo, no ha llegado a
- Cintura pelviana: cerrarse, permaneciendo, tanto los hemimaxila-
- Los dos huesos ilíacos (29). res como las hemimandíbulas, sin sinostosar por
completo. Becker (Becker, M. J. 1986) cree que
- Los dos huesos isquiáticos (30). el margen de variación de la edad de cierre se
- Los dos huesos púbicos (31). sitúa entre el sexto y noveno mes postnacimien-
- Los dos fémures (32). to, resultando, con mayor probabilidad, entre el
Un núcleo de osificación de los cóndilos femora- séptimo y octavo mes; existen, lógicamente, fac-
les (33). tores medioambientales, genéticos, dietéticos,
224 O. MERCADAL FERNANDEZ / D. CAMPILLO VALERO / A. PEREZ-PEREZ
General:
Conclusiones:
- 2 núcleos de osificación (40).
Dada la baja representación, cabe pensar en
una desaparición de los restos por una acción
Biometrías: antrópica, tal como una reutilización del espacio,
bien sepulcral, bien doméstico. La edad del indi-
Hueso derecho izquierdo media talla individuo viduo sería de unos 9 meses de gestación.
Húmero 58.4 mm.? 60.5 mm. 60.5 mm. 47.59 cm+1 8 N o se puede determinar el sexo por falta de
Cubito 53.7 mm. 53.7 mm. 53.7 mm. 45.81 cm.±l 6 variables.
Radio 47.2 mm.? 48.3 mm. 48.3 mm. 46.89 cm+1 6
Extremidad superior 46.76 cm+1 66
CUADRO DEL ÍNDICE DE
Fémur 63.4 mm. 63.5 mm. 63.45 mm. 44.33 cm+1 8
REPRESENTACIÓN POR HUESOS E
Tibia 59.2 mm. 59.1 mm. 59.15 mm. 47.26 cm+1 9
INDIVIDUOS
Peroné 56.3 mm. 55.6 mm. 55.95 mm. 46.70 cm+1 65
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ESTUDIO PALEOANTROPOLOGICO DE LOS RESTOS INFANTILES DEL ALTO DE LA CRUZ. CAMPAÑAS 3/1987 Y 4/1988 241
b) Para la determinación del sexo, la función por el momento, tal posibilidad (Weaver,
discriminante D(X) permite clasificar a D. S. 1980: 191-195).
todos los individuos como femeninos, ex- C) El hecho de que los individuos n.° 3 y n.°
cepto el n.° 1 y, tal vez, el n.° 2, este 4, pese al amplio margen de edad existente
último muy próximo al límite de clasifica- entre ambos (9 meses, aproximadamente),
ción entre ambos sexos. Los valores de fueran inhumados mediante enterramien-
D(X) obtenidos son coherentes con los to primario y en posición fetal. Ello los
citados por Choi y Trotter (Choi, S. C ; distingue, a su vez, de los considerados
Trotter, M. 1970). Hay que considerar, adultos e incinerados en necrópolis.
sin embargo, que la ecuación propuesta
por dichos autores está basada en el estu- Con todo, hay que incidir en que tan
dio de cadáveres, por lo que su aplicación solo al mayor de todos le correspondería
a material arqueológico puede inducir a un ajuar, lo que permite interpretar que la
un cierto error. El factor obtenido con el adquisición de éste podría estar más en
análisis de componentes principales se función de su edad al morir, que del status
puede interpretar en función de la edad, adquirido (muy posiblemente, a partir de
con el punto de inflexión entre 34 y 35 una edad concreta). Asimismo, se observa
semanas de gestación, próximo al naci- que a determinados individuos, a pesar de
miento. Dicho factor (pcfa) muestra una tratarse de nonatos, se les consideraría de
elevada correlación con el índice X7 (r = igual forma (por los datos de que dispone-
-0,68) que representa la relación entre el mos) que a los nacidos.
peso de la extremidad inferior y el de la Apuntamos tales hipótesis con el fin
superior. Ello podría indicar que los indi- de contrastarlas con nuevos datos y, de
viduos de mayor edad tendrían una ex- resultar positivas, averiguar los límites de
tremidad inferior de menor peso relativo edad que permitirían un tratamiento dife-
respecto a la superior, quizá expresando el rencial en las diversas etapas vitales.
desarrollo diferencial de las extremidades
entre fetos y neonatos.
CUADRO DEL ÍNDICE DE
El análisis de agrupaciones no coinci-
de exactamente con los sexos obtenidos a CONSERVACIÓN POR INDIVIDUO
partir de la ecuación discriminante, sino Individuo % Tipo enterr.
que, más bien, parece repetir el patrón de 1 60 primario
edades, excepto para el individuo n.° 3. 2 10 primario?
Parece que el análisis multivariante 3 70 primario
aplicado a los restos disponibles tiende a 4 85 primario
diferenciar la edad de los individuos antes
5+8 72.60 primario
que su sexo. En la determinación de éste
es necesario utilizar una muestra de un 6 92.17 primario
mismo grupo de edad para evitar el error 7 70.43 primario
introducido por el tamaño diferencial en 9 82.17 primario
cada grupo de edad. Choi y Trotter utili- 10 1.73 prim./reut.
zan la regresión linear simple entre el lo-
garitmo de los índices XI a X7 y la edad.
Si esta corrección es efectiva, los sexos
indicados en el cuadro de determinación
del sexo pueden considerarse los más CUADRO DE DETERMINACIÓN DE
aproximados, teniendo en cuenta que el EDAD
error intrínseco de la ecuación discrimi- Individuo Edad en semanas Grupo de edad
nante para ellos obtenido es del 28%.
1 36 feto a t./neonato
Debe puntualizarse que una gran
2 36 feto a término
mayoría de investigadores niegan toda
posibilidad para la determinación del se- 3 27 feto
xo, pues no aceptan diferencias biológicas 4 64 infantil I
expresadas a nivel óseo entre individuos 5+8 36 neonato
de sexo opuesto en edades perinatales e, 6 36 neonato
incluso, a lo largo de toda la infancia.
7 32 feto?
Otros, tras experimentar con diversos 9 32 feto?
métodos y obtener resultados poco con-
10 36 feto a t./neonato
vincentes, optan, asimismo, por rechazar,
242 O. MERCADAL FERNANDEZ / D. CAMPILLO VALERO / A. PEREZ-PEREZ
(*) D(X): valor de la ecuación discriminante de Choi y Trotter; sexo: clasificación según el valor de D(X) (femenino:
D(X)<0.1144; maculino D(X)^0.1145); pcfa: factor discriminante utilizando Cluster como variable de discriminación
obtenida mediante el análisis de agrupaciones.
XI X2 X3 X4 X5 X6 X7 i 2 3 4 5 6 7 D(X)
1.1881 1.2869 1.2316 1.7762 4.0423 2.3488 1.5000 -0.0226 -0.2199 0.2153 -0.0741 -0.0234 0.2825 -0.0252 0.1325 m
1.1606 1.2704 1.2087 1.8480 3.4493 2.2527 1.4257 0.0581 -0.1794 0.0972 -0.0855 -0.0204 0.2622 -0.0178 0.1143 f
1.1404 1.2229 1.1782 1.6825 3.4286 2.1190 1.6429 -0.0164 -0.1949 0.1953 -0.0799 -0.0210 0.2639 -0.0464 0.1005 f
1.1884 1.2757 1.2263 1.8350 3.2793 2.2279 1.8479 0.4201 0.2541 -0.6636 -0.0134 -0.0171 0.1532 -O.0293 0.1051 f
1.0748 1.1779 1.1220 1.3178 2.7273 1.6763 1.4604 0.3223 0.0587 -0.3708 0.0111 -0.0160 0.1183 -0.0213 0.1023 f
1.0917 0.0000 0.5922 1.5046 0.0000 1.1233 0.2132 -4.2844 -0.0355 -0.0636
1.0488 1.2246 1.1268 1.5524 2.6857 1.8357 1.4371 0.3512 -0.1197 -0.2374 -0.0444 -0.0160 0.1755 -0.0223 0.0860
La investigación genérica sobre el Alto de la nación analítica que permite la inclusión de los
Cruz, dista mucho de estar completada. Ni los nuevos perfiles que vayan surgiendo en ulterio-
trabajos recogidos en los Estudios Críticos I y II, res campañas, especialmente en lo que respecta a
ni los realizados en la década de los ochenta, han los niveles inferiores, con la definición de los
extraído toda la información posible de esta yaci- vasos incluidos en las diferentes subdivisiones de
miento capital para el conocimiento de la Prime- las formas 4 y 10; mientras que, al mismo tiem-
ra Edad del Hierro en el NE. Peninsular. La po, se replantean problemas claves de este perío-
importancia de Cortes y de su secuencia estrati- do, como son el de la antigüedad y procedencia
gráfica es tanto más importante cuanto que un de las cerámicas con decoración excisa, escasas
gran número de las publicaciones realizadas so- pero significativamente representadas en P.III.b.
bre el poblamiento en la Meseta y Valle del Ebro El estudio de conjunto de los niveles objeto
se reportan en gran medida a las tipologías mate- de excavación entre 1986 y 1988 indica una per-
riales y estructuras constructivas del habitat na- vivencia genérica de los rasgos básicos de la po-
varro. blación, elemento que podríamos individualizar
Un somero repaso de las problemáticas plan- en la generalización de los enterramientos infan-
teadas en este trabajo indicaría, entre otras cues- tiles en vivienda, ya desde P.III.b, cuestión que
tiones, que sólo ahora disponemos de planime- se mantendrá, con variantes puntuales tales como
trías constructivas referidas a las fases P.II.a y la modificación de la posición de los inhumados,
P.III.b, períodos entre los que se produce un hasta P.I.b; así como el hecho de que los diferen-
cambio radical en la orientación de los barrios de tes elementos culturales se desarrollen progresi-
viviendas, y que esta topografía urbanística es vamente hasta eclosionar en P.II.b (650-550 a.
aún parcial; que resta todavía por resolver la C ) , período a partir del cuál empieza un lángui-
cuestión de la existencia cierta de estratos de do y prolongado declive en la fuerza vital del
ocupación anteriores a P.III.b, el denominado poblado, que, aunque realice progresivos replan-
P.III.a, representado probablemente en la estruc- teamientos urbanísticos y proporcione elemen-
tura de fondo de cabana circular existente bajo tos externos de carácter como las cerámicas pin-
H. 86/6, y apuntado en la cata de profundidad tadas, no alcanzará más el grado de estructura-
realizada en H. 87/8 (H. 88/21), que marcaría ción formal asumido en el período P.II.
probablemente la primera ocupación del cerro,
Por todo ello, consideramos que la investiga-
en fecha todavía por determinar, y que nos indi-
ción sobre el Alto de la Cruz, asumiendo el
caría una cronología ante quem para el surgi-
trabajo ya realizado, debe replantearse desde sus
miento de las estructuras de hábitats que consti-
orígenes; cuestión por la cuál se ha iniciado, en
tuirán el modelo básico de desarrollo poblacional
1989, el reestudio sistemático de la estratigrafía
en el Medio y Bajo Ebro.
mediante catas de profundidad en el área no tra-
A nivel material, creemos que el presente tra- bajada hasta el momento del yacimiento, con la
bajo completa y estructura las tipologías forma- intención de especificar, finalmente, los diferen-
les y decorativas del habitat, mediante una orde- tes períodos de la ocupación poblacional (tal y
246 J. MALUQUER DE MOTES / F. GRACIA / G. MUNILLA
31 H.88-21 H. 87-19