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Se dice que el Derecho Penal es legítimo en la medida en que ello sea necesario para proteger el
derecho a la seguridad de los que no delinquen, por el contrario entendemos que realmente se
trata de proteger los bienes jurídicos. Las medidas de seguridad se aplica a supuestos de
peligrosidad, porque deterioran la seguridad de las normas del estado.
La idea de la seguridad jurídica que justifica el agrandamiento punitivo es en parte real. Cuenta
con principios uno de ellos es la proporcionalidad o también llamado como prohibición de
exceso que se apasiona por el pensamiento preventivo de la seguridad, en el que no resultaba
decidir la ponderación de los bienes jurídicos si no que se busca que automáticamente la
obtención del fin.
Inicialmente el derecho Penal se abre camino mediante la ilustración, debido a los autores como
Beccaria y Von Liszt, estos brindaron grandes aportes, brindando así el inicio del pensamiento
crítico en la sociedad, humanizando la forma en que se aplicaría el D.P. Teniendo en cuenta que
a lo largo de la historia la Ciencia Penal lo considera como una forma severa de coerción muchas
veces excesiva por parte del Estado hacia la sociedad. La forma contemporánea de encontrar una
aplicación más objetiva del D.P se tilda como una forma de modernización o también llamada el
“derecho penal del enemigo” que tampoco ofrece una forma humanitaria sobre el trato de
posibles infractores, ya que dentro de esta forma de aplicación se ven excesiva dejando muy
alejada la consideración humana.
Es llamativo que Carl Schmitt subraya que se expresa el respeto al enemigo precisamente porque
se le conoce como tal y no como delincuente, en la "teoría del derecho penal del enemigo" se
trata de "delincuentes" que deben ser tratados como "enemigos". Albrecht argumenta para rebatir
el Derecho Penal del enemigo fueron la indivisibilidad de la dignidad humana, el Derecho penal
del enemigo como legalización del fenómeno de erosión del Derecho Penal del Estado
llevándolo a un extremo insoportable.Frankfurt Oder pregunta ¿se puede llevar a cabo la "guerra
contra el terror" con los medios del Derecho Penal del Estado? La cual responde de manera
negativa argumentando en que entonces el Estado tendría que tratar a sus enemigos como
personas, y no estaría legitimado para tratarlos como meras fuentes de peligro.
De esta pregunta surge otra pregunta esencial ¿es legítimo el "Derecho penal del enemigo"?, y si
es afirmativo, ¿en qué medida? Para Jackobs es legítimo en la medida de lo necesario, ya que en
su opinión el Estado no puede renunciar a ningún medio, o caer en tabúes, para proteger al
ciudadano, porque se trata de casos excepcionales en los que debe cumplir su función de
protección.
El Autor como enemigo del bien jurídico, pudiendo combatir ya a los más tempranos signos de
peligro, aquel que persigue fines distintos a la protección de bienes jurídicos en el marco
constitucional.Para Jakobs el Derecho del enemigo es algo que ya está ahí, o que antes o después
tendrá lugar de forma irremediable.
El Autor no solo ha de ser considerado en cuanto potencialmente peligroso para los bienes de la
víctima se va mostrando que el status del ciudadano se puede derivar de límites, para las
anticipaciones de la punibilidad.
En el derecho de la guerra abarca diferencias claras entre paz y guerra, enemigo y delincuente,
soldado y civil quedan atribuidas en el cruce contra el terror.
Derecho penal del ciudadano: descriptiva mediante delimitaciones.
Derecho penal del Enemigo: el cual debía diferenciarse descriptivamente o prescrita o viceversa.
Con la aparición de pensamiento acerca de un “derecho mínimo” nos encontramos frente a una
creciente ola de criminalización la cual afecta los bienes jurídicos de la sociedad mientras
tenemos un derecho penal cada día más limitado lo cual llevado a una situación ineficiente
acerca de este para la resolución de conflictos. Es necesario un replanteamiento entre las bases de
este. La ponderación de todos los intereses jurídicos-penalmente relevantes se precisa una
valoración previa, que debería incluir como premisa mayor la autocompresión de la sociedad y el
orden relativo de valores en que aquella se plasme.