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Sieg/ried Kracauer

.,
ESTETICA SIN
TERRITORIO

Edición y traducción de
VICENTEJARQUE

COLEGIO OFICIAL DE APAREJADORES Y ARQUITECTOS


TÉCNICOS DE LA REGIÓN DE MURCIA
CONSEJERíA DE EDUCACIÓN Y CULTURA
DE LA REGIÓN DE MURCIA
FUNDACIÓN CAJAMURCIA
Siegfried Kracauer, 1930
MURCIA 2006
LAS PEQUEÑAS DEPENDIENTAS VAN AL CINE

. -· -

LAS películas son el espejo de la sociedadexistente. Son


costeadas con los medios de consorcios industriales que,
para obtener beneficios, deben acertar a cualquier precio
con el gusto del público. El público, ciertamente, se com-
pone también de trabajadores y de gente pequeña quera-
zona sobre la situación de los círculos de la alta sociedad, y
el interés comercial exige que el pr9ductor satisfaga las ne-
cesidades crítico-sociales de sus consumidores. Nunca, sin
embargo, se deja seducir por programas que ataquen seria-
mente los fundamentos de la sociedad; de otro modo ani-
quilaría su propia existencia como empresario capitalista.
En efecto, las películas destinadas a la población inferior
son- más burguesas que las concebidas para el mejor públi-
co; y esto precisamente porque en ellas se pueden insinuar
perspectivas peligrosas sin llegar a abrirlas e introducir de
contrabando, de puntillas, las convicciones respetables.
Que las películas en su conjunto confirman el sistema do-
minante, es algo que se hizo manifiesto en el revuelo a pro-
pósito del Potemkin. Se sintió su alteridad, se la afirmó
estéticamente a fin de poder suprimir lo que significaba.

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Frente a ella desaparecieron las diferencias entre los géne- A pesar de todo, no se puede negar que en la mayoría
ros cinematográficos de la producción alemana o america- de las películas del presente esto discurre de manera inve-
na, y se demostró concluyentemente que esa producción es rosímil. Colorean de rosa las más negras instituciones y
la expresión uniforme de una y la misma sociedad. Las ten- tienden a exagerar los rojos. No por eso dejan de reflejar la
tativas de muchos autores y directores de liberarse de ella sociedad. Más bien sucede que, cuanto más incorrecta-
carecen de antemano de ninguna posibilidad. O bien los mente exponen la superficie, tanto más correctas se hacen,
rebeldes son, sin saberlo, sólo objetos simulados de la so- con tanta mayor claridad se refleja en ellas el mecanismo
ciedad que les tiene bajo tutela, mientras que creen suble- oculto de la sociedad. En realidad, no puede darse fácil-
varse contra ella, o bien son forzados a compromisos por mente que una fregona se case con el propietario de un
instinto de autoconservación. (Ni siquiera Chaplin encuen- Rolls Royce; pero entretanto, ¿no es el sueño del propieta-
tra un final correcto en La quimera del oro, en donde acaba rio de un Rolls Royce aquel con el que sueñan las fregonas
de millonario.) La sociedad es demasiado poderosa para ascender? Las estúpidas e irreales fantasías cinematográfi-
permitir otras cintas que las que le son gratas. Y el cine de- cas son los sueños diurnos de la sociedad en donde se hace
be reflejarla, tanto si lo quiere como si no. preapariencia su ,propia realidad, en donde se forman los
Pero ¿es la sociedad la que realmente se muestra en el deseos de otro modo reprimidos. (El hecho de que, al igual
colportage cinematográfico? Esas salvaciones sentimenta- que en el colportage literario, también en el cinematográfi-
les, esa nobleza imposible, esos jóvenes y pulidos gents, co los grandes contenidos objetivos se expresan desfigura-
esos monstruosos estafadores, criminales y héroes, esas dos, no es óbice en este contexto.) Que los miembros de
morales noches de amor que terminan en inmorales casa- los altos estratos sociales y sus allegados no reconozcan su
mientos ¿existen realmente? Sí que existen: léanse los retrato en las películas no es ninguna objeción contra la se-
anuncios generales. No hay kitsch que la vida misma no su- mejanza de la fotografía. Tienen sus razones para no saber
pere. Las muchachas de servicio no necesitan los epistola- qué aspecto tienen, y si designan algo como no verdadero,
rios de amor, sino que, al contrario, son éstos los que han tanto más verdadero será.
sido compuestos según las cartas de las muchachas de ser- Incluso en aquellas películas que vagan en el pasado se
vicio, y hay jóvenes que todavía se lanzan al agua cuando deja reconocer el entorno actual. Éste ya no puede con-
imaginan infiel a su novio. El colportage cinematográfico y templarse siempre, porque no puede contemplarse desde
la vida se corresponden habitualmente el uno a la otra por- todos lados; las posibilidades de alcanzar autoexposiciones
que las mecanógrafas se modelan según los modelos de la no escandalosas son limitadas, mientras que la demanda de
pantalla; tal vez los modelos más engañosos hayan sido ro- temas es insaciable. Las numerosas películas históricas que
bados de la vida. se limitan a ilustrar lo que fue (no, por ejemplo, como en el

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Potemkin, el presente en vestidura histórica) no son, por su sulta más difícil de calar que el de las películas que super-
propia determinación, sino intentos de ofuscación. Dado visa en persona el director del consorcio. Ante todo, las re-
que la puesta en imágenes de acontecimientos históricos presentaciones luctuosas o placenteras, las revistas elevadas
siempre proyecta el peligro de enemistar a las fácilmente y las habilidades de dirección artística dedicadas a la bur-
excitables multitudes con las poderosas instituciones que, guesía intelectual (berlinesa), sólo en parte se encuentran
de hecho, a menudo no resultan simpáticas, la cámara pre- aún sin quebranto en el marco de la sociedad; al final, su
fiere orientarse hacia la Edad Media, en· donde se puede público lee una revista radical y regresa a su profesión bur-
edificar al público sin daños. Cuanto más hacia atrás se re- . guesa con mala conciencia, para tenerla buena. Incluso las
monta la acción, tanto más temeraria se hace la gente del cualidades artísticas de una pieza pueden alejarla de la es-
cine. Se atreven a facilitar la victoria a revoluciones en tra- fera de la sociedad. Ciertamente, los escritores son a menu-
jes de época, para así hacer olvidar las modernas, y satisfa- do necios, y cuando por un lado rechazan la sociedad tra-
cen con gusto el sentimiento de la justicia mediante la fil- dicional, tanto más profundamente caen, por el otro, en la
mación de luchas por la libertad hace largo tiempo desapa- trampa. (Bert Brecht, en la Literarische Welt, ha puesto ba-
recidas. Douglas Fairbanks, el caballeresco protector de jo sospecha la lírica de la burguesía y, en su lugar, se ha
los oprimidos, lucha por ellos en siglos pasados contra una prescrito el deporte. El deporte como fenómeno no bur-
dominación violenta cuya continuación de nada serviría gués -al biógrafo de Samson-Korner no hay que envidiarle
hoy a ningún americano. El coraje de las películas disminu- por este descubrimiento.) Prescindiendo de tales excepcio-
ye en relación directamente proporcional al cuadrado de nes que se sustraen conscientemente a una parte de las ata-
la aproximación al presente. Las apreciadas escenas de la duras, por lo demás, el grueso de las mamarrachadas escé-
Guerra Mundial no son ninguna huida al más allá de la his- nicas no está obligado a responder con exactitud a los sen-
toria, sino la inmediata manifestación voluntaria de la so- timientos de las comunidades teatrales y a lo existente en
ciedad. menor medida que las películas, de las cuales se diferencia
El hecho de que ésta se refleje más puramente en el ci- sólo por un mayor aburrimiento.
ne que en el teatro se explica sólo por la mayor cantidad de Así pues, para explorar la sociedad actual habría que
los elementos mediadores que se han insertado entre el tomar confesión a los productos de sus consorcios cinema-
dramaturgo y el capital. No sólo a aquél, sino también al tográficos. Todos ellos, sin propiamente quererlo, divulgan
director teatral le parecerá como si uno fuese independien- un poco delicado secreto. En la infinita sucesión de pelícu-
te de éste, como si se pudieran producir obras de arte sin las retorna una y otra vez una cantidad limitada de motivos
tiempo y sin clases. Esto no se puede hacer, pero de todos típicos; muestran cómo la sociedad desea verse a sí misma.
modos nacen productos cuyo condicionamiento social re- El conjunto de los motivos cinematográficos es al mismo

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tiempo la suma de las ideologías sociales que pueden ser convencida de su categoría primera como para poder ac-
desencantadas mediante la interpretación de estos motivos. ceder a la conciencia de la condición efectiva de su clase.
La serie Las pequeñas dependientas van al dne está dis- Se evita la referencia a los obreros que, por medios políti-
puesta como un pequeño álbum de modelos cuyos casos cos, quieren escapar a la miseria tan conmovedoramente
escolares se someten a la casuística moral. expuesta por los realizadores. En las películas en las que
se pretende fotografiar la vida, los trabajadores son for-
males peones camineros y patriarcales capataces; o bien,
VÍA LIBRE si es que han de estar insatisfechos, han padecido un in-
fortunio privado, con lo que se olvida tanto más fácilmen-
Un presidiario que ha visto días mejores va a parar, te el infortunio público. Como objeto de enternecimiento
tras su licenciamiento, a un barco fluvial de propietarios se prefiere al lumpenproletariado, que se encuentra políti-
de tascas, rameras, proletarios y jóvenes difíciles. Fue camente desamparado y contiene elementos de mala re-
condenado siendo inocente. En vano busca el caído un putación que parecen hacerle merecer su destino. La so-
trabajo decente; sólo una ramera se compadece de él. En- ciedad revi~te de romanticismo los lugares de la miseria, a
tonces salva en el zoológico a una dama en un coche al fin de eternizarlos, y en ellos descuenta su compasión,
que se le han desbocado los caballos -la hermana de un porque aquí no cuesta un penique. Es muy compasiva, la
fabricante que, en agradecimiento, le coloca en su empre- sociedad, y quisiera desembarazarse de sus excedentes pa-
sa. El capacitado tiene ahora la vía libre. Sus rendimientos ra tranquilidad de su conciencia; dando por supuesto que
encuentran reconocimiento, su inocencia resulta probada. pueda permanecer como está. Por simpatía tiende la ma-
Después de que la furcia ha muerto de tisis a su debido no a uno u otro de los que se hunden y le salva llevándolo
tiempo, se promete en traje de etiqueta con la hermana hasta su altura, que considera de altura. Así se procura el
salvada. -Un caso típico en la pantalla, que da fe de las guardaespaldas moral sin que la clase inferior deje de
convicciones sociales del mundo de hoy. Éste, a través de mantenerse abajo y la sociedad de ser sociedad. Al contra-
tomas de estudio de fidelidad naturalista de interiores de rio: la salvación de personas individuales impide, por for-
edificio trasero, se representa la necesidad que conduce a tuna, la salvación de la clase entera, y un proletario pro-
algo distinto del auténtico crimen social, y se pasea sin movido hasta el salón garantiza la continuidad de muchos
prejuicios entre aquellos estratos discriminados que sumi- locales de mala fama. La hermana del fabricante visitará
nistran tan cautivadores motivos cinematográficos. Los más tarde, con su hombre salvado, su local de mala fama.
motivos, obviamente, están tamizados. Se evita la alusión Quizás ambos salven de nuevo a alguna persona. No es de
a la diferencia de clases, pues la sociedad está demasiado temer que los proletarios se extingan por ello. Las peque-

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ñas dependientas se abren insospechados accesos a la mi- miento de la sociedad estriba en el interés de los círculos
seria de los hombres y a los bienes de arriba. de propietarios, éstos deben prohibirse la reflexión sobre
ella. Con la ayuda de su dinero consiguen olvidar la exis-
tencia para la que bregan a lo largo del día durante su
tiempo libre. Viven. Se compran una diversión que permi-
SEXO Y CARÁCTER
te esfumarse al órgano del pensamiento porque requiere
Una joven y bonita muchacha se ha metido en la cabe- plenamente de los otros órganos. Si el Estado hubiera de
za granjearse la voluntad de su acomodado primo. Se po- subvencionar la visita al bar, ya no se alegrarían tanto.
ne unos pantalones, se hace contratar como ayuda de cá- Muchachas que se disfrazan de ayudas de cámara, y seño-
mara y en adelante se mueve como un ser ambiguo en si- res cuya meta final se encuentra bajo las colchas al alcance
tuaciones unívocas. Entre bochornoso y homosexual sólo de la mano, que no llegan a malos pensamientos, que son
hay cuartos de tono 1• Para averiguar la verdadera natura- buenos. Podrían llegar a ellos por aburrimiento. Para su-
leza del mozo, el patrón penetra en la habitación de servi- primir el aburrimiento que conduce a la diversión que ge-
cio. La muchacha semidesnuda -arriba librea, abajo pi- nera, hasta el amor se le añade. ¿Por qué lo hace la mu-
cantes braguitas- se ha escondido bajo la colcha. El escru- chacha? Porque ama al amo. Contra el amor se viene aba-
puloso caballero tira de ella, comenzando por los pies, jo todo reparo según el juicio de la sociedad que lo ha
lenta y sistemáticamente. Todo por amor. Finalmente, es- perdido. Por eso desde el dominio terrenal del bar hace
ponsales. El patrón es rico. Antes de que se le aparecieran florecer fieles juramentos entre existencias que no se dan, y
sospechosas las caderas del ayuda de cámara, había man- desde el ambiente de la revista hace aparecer como por en-
tenido una liaison nacida en un café danzante. Los cafés salmo apoteosis de esponsales cuyo brillo no es moco de
danzantes no van a la zaga, en cantidad e importancia, de pavo. La luz que irradian es tan festiva, que los hombres ya
las iglesias de los pasados siglos. Ni película sin café dan- no desean apenas que de la sociedad pudieran alzarse otras
zante, ni smoking sin dinero. De otro modo, las damas no luces. En particular, cuando el amor está financieramente
se pondrían ni se quitarían los pantalones. La empresa asegurado. En la oscuridad de la sala, las pobres pequeñas
significa erotismo, la ocupación con su vida. La vida es un dependientas cogen la mano de su acompañante y piensan
hallazgo de los acomodados, a quienes los no acomodados en el próximo domingo.
emulan con su mejor impotencia. Dado que el sosteni-

1 Juego de palabras entre schwül, bochornoso, y schwul, homose-


xual.

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PUEBLO EN ARMAS manidad de los enemigos. El general ruso que ha puesto la
vista en la patriota es un hombre de bien. La estima del an-•
Una criada de servicio en un mísero hotel del territorio tagonista hace de la guerra un absurdo. Ésta es exactamen-
oriental de la Guerra Mundial, que precisamente acaba de te la intención de sus productores; pues de este modo debe
ser tomado por los rusos, esconde a un oficial austríaco re- ser soportada como una necesidad inexplicable. Sólo cuan-
zagado. El general ruso, que se ha acuartelado en el hotel, do el pueblo considera la muerte del héroe como un desti-
acosa a la criada con solicitudes lascivas. Ella resiste; por no carente de fundamento lo experimenta en términos éti-
patriotismo. Pronto regresan los austríacos y, bajo los sones cos. Las películas bélicas sirven a la educación del pueblo.
de la Marcha Radetzky, el oficial y su salvadora son home- Le sirven oportunamente sólo con los productos al estilo
najeados ante la tropa reunida. (Matrimonio de guerra a la del Frzderz'cus Rex, en los que, por iniciativa de los mismos
vista.) -En otra ocasión, una valiente prusiana-oriental, du- círculos influyentes de siempre, se vuelve a administrar al
rante la ocupación enemiga, salva a su hijo (igualmente ofi- público un'. rey con el que puede entusiasmarse más que
cial); éste consigue a su valiente prima como esposa. Las con sus líderes reales, que sacan provecho del entusiasmo.
escenas de batalla están más decentemente cortadas que El buen Sombart, que en un escrito sobre la guerra llama-
los actos heroicos uniformados. -Estas películas militares y ba héroes a los alemanes y comerciantes a los ingleses, ha
de guerra, que se parecen entre sí como un pelo a otro, re- errado tan profundamente como sólo un profesor puede
futan contundentemente la afirmación de la convicción hacerlo. Los héroes cinematográficos de todos los países se
fundamental, materialista, del mundo de hoy. Demuestran, aúnan en el jefe de propaganda de los comerciantes de sus
cuando menos, que ciertos círculos muy influyentes están respectivas naciones. Las pequeñas dependientas sólo a
interesados en sustituir el materialismo, al que ellos mis- duras penas pueden defenderse del brillo de las marchas y
mos rinden homenaje, por una actitud heroica de los otros. los uniformes.
De hecho, esos círculos sólo pueden alcanzar sus fines, que
tal vez provocan nuevas guerras, cuando las masas todavía
débilmente contaminadas por la revolución vuelvan a sanar Los TROTAMUNDOS
moralmente: cuando sobre la ganancia de placer que la
guerra trae en condecoraciones y en doncellas sean olvida- La hija de un fabricante de motores de avión emprende
dos sus espantos; cuando de nuevo vaya creciendo un lina- una carrera aérea alrededor de la Tierra al objeto de de-
je que no quiera saber para qué lucha, para tanto más lleno mostrar la eficacia de los motores paternos. Un competi-
de honra vencer y perecer. En favor del propósito moral de dor, al que ha dado calabazas, trata de detenerla a lo largo
las películas habla el hecho de que admiten incluso la hu- de todo el trayecto. Un joven, al que ciertamente no dará

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calabaza alguna, le proporciona ayuda a lo largo de todo el te en el que es adquirido.) Muchos grandes de la sociedad
trayecto. Con el trasfondo de la India, la China, el Océano que pueden permitírselo se sienten verdaderamente hom-
Pacífico, América, se desarrolla el amor con velocidad, y la bres durante las vacaciones en St. Moritz; si están en St.
velocidad con el amor. La voladora aparece siempre atavia- Moritz, es sólo para llamarse a engaño acerca del hecho de
da con el traje correspondiente a cada país. Corno colofón, que no son nadie. También los estratos inferiores de lapo-
triunfo y esponsales. -En otras películas, los esponsales tie- blación, que han de quedarse en casa, son enviados allí.
nen lugar en los lagos del norte de Italia; también España Las revistas ilustradas esparcen sobre ellos imágenes de to-
es país adecuado (la elección de los países está sujeta a los dos los países; y para quién volaría la voladora, si no para
caprichos de la moda). Todo esponsal está enlazado al uso ellos. Pues cuanto más viajan, tanto menos reconocen algo.
ininterrumpido del coche propio. -He viajado por todo el Cuando todos los escondrijos geográficos hayan sido foto-
mundo para llegar a mí mismo, asegura el conde Keyser- grafiados, la sociedad habrá quedado plenamente cegada.
ling en su Diario de viaje de un filósofo. La sociedad, sin A las pequeña~ dependientas les gustaría prometerse en la
embargo, no llega a sí misma a través de sus viajes; es obvio Riviera.
que, a diferencia del conde, viaja precisamente para no lle-
gar a sí. Tanto en casa corno en un moderno medio de
transporte: sus acciones siguen siendo las mismas por do- EL CORAZÓN DE ORO
quier. Pero la modificación de los accesorios paisajísticos
distrae de la mendacidad de los acontecimientos sociales, Un joven gran comerciante berlinés, eficaz organizador,
cuya monotonía queda olvidada en la aventura del viaje. La empresa de primera, visita a un amigo de negocios de su
aviadora, que en la India sale airosa de todos los peligros, padre, vienés, cuya empresa -en la negligencia austríaca-
se ofrece corno una criatura sencillamente indigente; nadie camina hacia la ruina. Espantado, el huésped querría vol-
piensa ya en aquella transacción de capital en Berlín que le verse, si no fuera porque la hija del amigo de negocios, una
ha impulsado al viaje. El viaje es una de las grandes posibi- dulce muchacha vienesa, no le hubiera explicado que hay
lidades que tiene la sociedad de mantenerse en un estado algo más que organización: las olas del Danubio y el vino
continuado de ausencia del espíritu que le preserva de con- nuevo. El joven berlinés descubre feliz su corazón aún por
frontarse consigo misma. Ayuda a la fantasía en los cami- utilizar. Sanea la empresa, que pronto volverá a producir
nos errados, cubre el panorama con impresiones, lleva a las beneficios, y gana la muchacha para su aprovechamiento
magnificencias del mundo, de tal modo que no se repara en el hogar -incluso sin primeros planos sería creíble lo
en su fealdad. (El incremento del conocimiento del mundo ocurrido. Ya sea en la ciudad de los sueños de vals o en las
que aporta sirve para la transfiguración del sistema existen- bellas playas del Neckar: en cualquier región que no sea de

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hoy pierden y encuentran los ricos su corazón. No es cierto EL MODERNO HARUN AL RASCHID
que carezcan de corazón; la película refuta lo que la vida
quiere hacer creer. Aparte de la empresa, en donde es in- La hija de un millonario se presenta de incógnito como
dudable que el corazón no se hallaría en su justo lugar, lo una muchacha pobre porque quiere ser amada puramente
tienen por doquier en el sitio incorrecto. Rebosan decora- por su persona. Su deseo es colmado por un discreto jo-
zón donde menos importa, y si no pueden hacerlo con fre- ven, que en realidad es un lord empobrecido. Por un azar,
cuencia, como quisieran, es sólo porque sus sentimientos antes de que él se haya explicado, oye de los millones. Reti-
se disipan tan antieconómicamente en asuntos privados, ra su cortejo para no exponerse a malentendidos. Pero
que las existencias se les agotan una y otra vez. Se tiene cuando al fin se encuentran el uno al otro, y como el dine-
que haber experimentado la suavidad y la ternura del joven ro llama al dinero, el lord hereda al final incontables teso-
berlinés en su trato con la vienesa al pie de la torre Ste- ros. -En otta película, un joven millonario vaga por el
phan, para concebir de una vez por todas que de su brutal mundo como un vagabundo, porque quiere ser amado por
comportamiento en la mesa del teléfono no cabe deducir su persona, etc. Incógnito desvelado, titubeos de la mucha-
falta de sentimentalidad. La cámara lo pone a la luz del cha y viaje de luna de miel en confortable yate. -Como en
día. Él ama realmente las operetas, ansía realmente un rin- la noche mil y una, también el príncipe feérico de hoy en
cón idílico en donde poder abrir sin estorbos su pobre co- día elige la clandestinidad; sólo que el brillo del final pro-
razón, que debe desalojar de todos los demás lugares de cede de sus millones, que socialmente eclipsa a cualquier
negocio. Si la vienesa falta en casa, si obstaculiza la inter- otro brillo. Una potencia gigantesca puede ser disimulada
vención en la vida económica, entonces, en caso de apuro, por fines útiles. Los ricos pobres, el vagabundo que no lo
bien se le puede colocar al gramófono. Desde las películas es: no asocian a su incógnito ningún fin en general, como
se puede documentar con actas que, con el aumento de la no sea el de que quieren ser amados por su persona, etc.
prosperidad, se multiplican sin cesar los parques naturales ¿Por qué no tiran el dinero, si es que quieren ser amados
protegidos para el corazón. Entretanto, las pequeñas de- como personas? ¿Por qué no muestran que son algo que
pendientas llegan al conocimiento de que su resplande- merece amarse, realizando con su dinero una buena ac-
ciente jefe es también de oro por dentro, y aguardan el día ción? No tiran nada, no realizan ninguna buena acción. La
en que puedan recrear a un joven berlinés con sus alocados pobreza fingida tiene más bien el sentido de empujar la fe-
corazoncitos. licidad de la posesión hacia una clara luz jupiterina, y el,
anhelo de ser desinteresadamente amado no es sino un
sentimentalismo destinado a la falta de verdadero amor.
Pues el amor verdadero es interesado, está interesado en

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que su objeto valga algo. La hija del millonario podría sen- TRAGEDIAS CALLADAS
tirse incómoda si un amante la pretendiese por un interés
verdadero. Por ello disimula los millones que se le adhie- Un banquero cae tan torpemente en quiebra, que por
ren y se procura, al precio ruinoso del mercado abierto, un decencia se suicida. Del activo de la quiebra forma parte
hombre cuya inauténtica utilidad consiste en que cae en la una hija. A causa de su carencia de medios y de su carrera,
trampa de una muchacha sin millones y que sin millones el teniente que la ama debe, por desgracia, renunciar al ca-
no es nada. Pero lo que importa es el hombre, no la rique- mino hacia/ el registro civil. En adelante, ella gana su pan
za, enseñan los moralistas entre los ricos. El ser humano, como bailarina bajo nombre artístico. El teniente, que hace
según se deduce de los documentos cinematográficos, es largo tiempo que se ha arrepentido de su renuncia, se vuel-
una muchacha que baila bien el charlestón, y un joven que ve a encontrar con la muchacha tras años de búsqueda en
entiende igual de poco. El amor entre seres humanos, es vano, y quiere finalmente unirse a ella. Para la conclusión
decir, entre dos bagatelas privadas, no es por tanto super- feliz sólo se necesitaría la solicitud de dimisión que él ya tie-
fluo, sino que sirve a la justificación de la propiedad, que ne planeada. Pero la abnegada bailarina se envenena para,
no actúa tan excitantemente en los desposeídos cuando mediante su muerte, forzar al amado a pensar sólo en su ca-
posee gente que puede demostrar, mediante el llamado rrera. Con ánimo melancólico se encuentra al oficial de ci-
amor, que los posee como seres humanos. Los cuentos de ' tam-
vil, junto al féretro. -No tiene por qué ser un teniente;
hadas han perdurado, pero el motivo del incógnito se ha bién en otras profesiones la carrera depende del lote de los
invertido. El auténtico Harun al Raschid se abandona anó- ricos. De ello nacen tragedias que no lo son, como ésta. El
nimamente entre los hombres a fin de poder reconocerlos hecho de que parezcan tragedias es lo indicado en interés
con independencia de la propiedad, y para revelarse final- de la sociedad. Cuando una mujer se mata para que pueda
mente como su juez. El moderno Harun al Raschid se ex- un hombre llegar a la cima, queda garantizada la inmutabi-
pone con independencia de su propiedad a fin de, en este lidad de las instituciones sociales. Son elevadas al rango de
anonimato, ser reconocido como un Algo, y para finalmen- leyes eternas, porque son seres humanos los que sufren la
te descubrirse como lo único que es: su propiedad. Cuan- muerte por mor de ellas, lo que recuerda a los dramas trági-
do las pequeñas dependientas son abordadas hoy en la tar- cos en cinco actos. Los consorcios cinematográficos saben
de por un extraño caballero, lo toman por uno de los fa- (o no saben) por qué venden tales fallecimientos. La muerte
mosos millonarios de las revistas ilustradas. que confirma el poder de las instituciones dominantes impi-
de la muerte al servicio del combate contra ellas. Para hacer
ésta imposible, es aquélla enaltecida. La enaltecen, sin em-
bargo, distribuyendo como tragedia lo que no es sino falta

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de conocimiento y, en el mejor de los casos, una desgracia. tantes, el telón baja de nuevo y todo discurre normalmente
La nobleza de ánimo que la bailarina pretende demostrar como antes. Puede suceder que una muchacha de provin-
mediante su muerte voluntaria es un despilfarro sentimen- cias vaya a Berlín con su adorador, un joven torpe. Dado
tal cultivado por los estratos superiores, puesto que sustrae que es una belleza, un director general la introduce como
fuerzas al sentimiento de la injusticia. Hay muchos hombres estrella de r,evista y le proporciona un puesto al mozo. Se-
que se sacrifican con ánimo noble porque son demasiado ría un mal hombre de negocios si no quisiera embolsarse la
indolentes para rebelarse; se derramarán abundantes lágri- recompensa en moneda corriente. La muchacha, sin em-
mas que sólo fluyen, porque muchas veces llorar es más fá- bargo, le rechaza, empaqueta a su mozo y vuelve la espalda
cil que reflexionar. Las tragedias de hoy en día son las que, a la sucia economía de protección. (El autor de la película
para el mantenimiento de lo existente, versan sobre los es un literato.) ¿Una puesta al desnudo de los usos socia-
asuntos privados con mala salida, metafísicamente atavia- les? El productor de la película merecía la quiebra, pues
dos por la sociedad. Cuanto más fuertes son las posiciones nada resulta al público tan desmoralizador como el descu-
de poder de la sociedad, tanto más trágicamente se com- brimiento de acciones inmorales que tienen validez oficial
portan debilidad y estupidez, y es cierto que con cada nue- mientras que son ejercidas en secreto. El peligro cambia de
vo acuerdo internacional de la industria pesada se elevará la rumbo en el último minuto por el hecho de que el director
cuenta de bailarinas suicidas. El público está tan conmovi- general cambia de parecer; viaja tras la inocente parejita, la
do por los fenómenos de intoxicación entre los que brega, cual, tras su declaración de renuncia, accede con gusto a
que ya no quiere en absoluto expulsar el veneno. Sólo el es- acompañarle de vuelta. Para limpiar hasta hacerla relucir
fuerzo en pos de la desintoxicación de la sociedad podría, la economía de la protección, tienen que existir también
por tanto, llamarse trágico. Furtivamente se enjugan los directores generales como éste. (El autor es un literato.)
ojos las pequeñas dependientas, y rápidamente se empol- -Aún más drástico es el caso siguiente. El rey de un peque-
van, antes de que vuelva la claridad. ño y empobrecido país del sur se ha llevado a casa desde
París una amante que un millonario americano deseaba te-
ner entre sus posesiones. Para conseguirla, el millonario
DURO EN EL LÍMITE compra a las masas populares, descontentas, y corrompe al
general del rey. Rápidamente es escenificada una insurrec-
Muchas veces las películas se hacen dementes. Presen- ción patriótica. Entran en acción las ametralladoras, en las
tan rostros espantosos, arrojan imágenes que muestran la calles y plazas yacen los cadáveres en pictórica dispersión.
verdadera faz de la sociedad. Por fortuna, están sanas en el El general puede anunciar al millonario que, una vez cap-
núcleo. Los arranques esquizofrénicos duran sólo unos ins- turado el rey, la muchacha ha sido liberada; se encuentra

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ante su socio capitalista en la actitud servil de un ayuda de
cámara. Así pues, ¿golpes de Estado y baños de sangre
ocasionados por iniciativa del gran capital? La película está
loca. Describe los acontecimientos tal como efectivamente
discurren, en lugar de mantenerlos en la dignidad que los
hace posibles. Gracias a Dios que la película vuelve a bri-
llar enseguida con las mejillas rojas. El efecto, el americano
es en verdad un buen hombre que posee sus millones con
todo derecho. Tras enterarse de que la parisina le es fiel a
su amado, libera al ex-rey de su cautiverio y envía a la feliz
pareja de viaje de bodas. El amor es más fuerte que el dine-
ro, si es que el dinero debe granjearse simpatías. Las pe-
queñas dependientas se habían alarmado. Ahora pueden
respirar tranquilas.

(Frank/urter Zeitung, 11-19/3/1927, con el título


Film und Gesellschaft [Cine y sociedad])

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