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TRIBUNAL DE JUSTICIA DE LA COMUNIDAD ANDINA

PROCESO 064-IP-2012

Interpretación prejudicial de los artículos 1, 2, 4 literal c), 9, 15,


49, 54, 56, 57 y 61 de la Decisión 351 de la Comisión del Acuerdo
de Cartagena solicitada por la Segunda Sala del Tribunal
Distrital No. 1 de lo Contencioso Administrativo de Quito,
República del Ecuador; e interpretación prejudicial de oficio de
los artículos 13 literal b) y 43 de la misma Decisión.
Actor: SOCIEDAD DE AUTORES Y COMPOSITORES
ECUATORIANOS.
Caso: Derechos de autor.
Proceso interno Nº 17802-2003-10731 CSA.

EL TRIBUNAL DE JUSTICIA DE LA COMUNIDAD ANDINA, en San Francisco de Quito,


a los tres días del mes de abril del año dos mil trece.

VISTOS:

La solicitud de interpretación prejudicial y sus anexos, remitida por la Segunda Sala del
Tribunal Distrital No.1 de lo Contencioso Administrativo de Quito, República del
Ecuador, relativa a los artículos 1, 2, 4 literal c), 9, 15, 49, 54, 56, 57 y 61 de la Decisión
351 de la Comisión del Acuerdo de Cartagena, dentro del proceso interno Nº 17802-
2003-10731 CSA;

El auto de 12 de septiembre de 2012, mediante el cual este Tribunal decidió admitir a


trámite la referida solicitud de interpretación prejudicial por cumplir con los artículos 32 y
33 del Tratado de Creación del Tribunal y con los requisitos contemplados en el artículo
125 del Estatuto; y,

Los hechos señalados por el consultante, complementados con los documentos incluidos
en anexos.

a) Partes en el proceso interno

Demandante: SOCIEDAD DE AUTORES Y COMPOSITORES ECUATORIANOS,


SAYCE.
Demandado: CASA DE LA CULTURA ECUATORIANA “BENJAMÍN CARRIÓN” Y
SEÑOR CARLOS MARÍN.

a) Fundamentos jurídicos de la demanda.

La SOCIEDAD DE AUTORES Y COMPOSITORES ECUATORIANOS, SAYCE en su


escrito de demanda presentó los siguientes argumentos:

1. De acuerdo al concepto de los derechos patrimoniales “en nuestro país la Sociedad


de Autores y Compositores Ecuatorianos SAYCE es la única sociedad de gestión
colectiva que administra los repertorios de autores y compositores ecuatorianos y
-2-
extranjeros, autorizada por la misma ley de propiedad intelectual para recaudar los
valores que comprenden los derechos patrimoniales de autor (…).

2. Por lo tanto “todo empresario, institución pública o privada, con o sin fines de lucro,
que fomente el desarrollo cultural o no lo haga, pero que organice o auspicie algún tipo
de espectáculo público con o sin ventas de entradas, tiene la obligación legal (…) de
cancelar al Autor por la utilización de su repertorio mediante comunicación pública
(presentaciones o ejecuciones en vivo) valores que son calculados en base a las tarifas
publicadas en el Registro Oficial (…)”.

3. Los demandados “organizaron bajo su responsabilidad y patrocinio (…) la


presentación del señor RICHARD CLAYDERMAN, evento que lo realizaron por dos
ocasiones (…) en el Teatro Nacional de la Casa de la Cultura Ecuatoriana”.

4. Afirma que “Estos eventos generaron derechos patrimoniales de autor por


comunicación pública, ya que en los mismos se interpretaron un conjunto de obras cuyo
repertorio es administrado por la SAYCE, sin embargo de lo cual, los organizadores no
obtuvieron la autorización previa para la reproducción de esas obras, ni tampoco
cancelaron los valores que por derechos patrimoniales de autor debían pagarse a la
SAYCE, cuyo monto equivale al 8% del total de la taquilla recaudada, es decir unos
dieciséis mil dólares americanos por ambos eventos”.

5. Sobre la base de varias disposiciones legales nacionales y de la Decisión 351 de la


Comunidad Andina demanda al señor Carlos Marín y a la Casa de la Cultura
Ecuatoriana por haber realizado el evento mencionado “sin haber exigido, y pedido al
promotor Señor Carlos Marín la autorización expresa y previa del titular de las obras
(repertorio administrado por SAYCE) que iba a INTERPRETAR el Señor Richard
Clayderman”.

6. Solicita que en sentencia se ordene:

a. La cesación de los actos violatorios por parte de la Casa de la Cultura Ecuatoriana


“que en calidad de auspiciante no está exigiendo a los promotores el pago de los
derechos patrimoniales de autor, para lo cual (…) se servirán ordenar la
prohibición a la Casa de la Cultura Ecuatoriana de efectuar este tipo de contratos,
sin antes exigir que los promotores presenten la autorización o licencia respectiva
de quien administra las obras a interpretarse”.
b. El pago de mínimo 16.000.00 dólares americanos “toda vez que hubo numerosa
asistencia de público a los dos eventos ya manifestados, y su monto equivale al
8% del total de la taquilla recaudada en ambas presentaciones”.
c. “El pago de los intereses respectivos por los valores adeudados y mencionados
anteriormente, intereses que se calcularán de acuerdo a la tasa vigente máxima y
hasta que se ejecutoríe la sentencia”.
d. El pago por indemnización de daños y perjuicios.

b) Audiencia de conciliación y de contestación a la demanda.

El señor Carlos Marín no compareció a la audiencia de conciliación, por lo tanto no dio


contestación a la demanda.

LA CASA DE LA CULTURA ECUATORIANA en la audiencia de conciliación dio


contestación a la demanda y manifestó:
-3-
1. “Alego la legitimidad de personería activa” afirma que la demandante no ha
presentado documentos con los cuales “pueda afirmar como lo pretende la SAYCE
tener su representación, tampoco lo ha hecho con el documento que exige la Ley de
Propiedad Intelectual con relación a las obras protegidas, menos aún con las obras de
RICHARD CLAYDERMAN por él interpretadas (…)”.

2. “Alego falta de personería del actor (…)”. Manifiesta que según la Ley que regula a la
Casa de la Cultura Ecuatoriana ésta goza de exoneración del pago de los “impuestos,
tasas y contribuciones que graban la presentación de espectáculos públicos cuando
éstos sean organizados por la Entidad como empresario directo o se realicen bajo su
patrocinio en sus propios locales o instalaciones”.

3. “Alego prevalencia del interés público, sobre el interés particular o de grupo (…)”.

4. “Alego falta de derecho del actor por no contar con el contrato de representación
recíproca sobre derechos de ejecución pública que la SAYCE debería tener registrado
RICHARD CLAYDERMAN (…) a efecto de que esta Institución tenga registradas su
obras y consecuentemente sus derechos”.

5. Alego prescripción de la acción.

Por su parte, la SOCIEDAD DE AUTORES Y COMPOSITORES ECUATORIANOS en


la audiencia de conciliación manifestó:

1. En primer término se ratifica en los fundamentos de hecho y de derecho de la


demanda y solicita que se rechacen las excepciones planteadas por la parte
demandada.

2. Respecto a la primera excepción, de acuerdo al artículo 49 de la Decisión 351 “las


sociedades de gestión colectiva como SAYCE estamos legitimados en los términos que
resulten de nuestros propios Estatutos para ejercer los derechos que nos han sido
confiados y hacerlos valer en cualquier clase de procedimiento judicial, administrativo
sin presentar más títulos que dichos estatutos (…)”.

3. Sobre la segunda excepción afirma que “los derechos de autor no son impuestos,
tasas ni contribuciones sino el reconocimiento económico a la utilización de sus obras
de conformidad con el art. 13 y siguientes de la Comunidad Andina (sic) (…)”.

4. En cuanto a la tercera excepción “La Constitución Política (…) garantiza los derechos
de Propiedad Intelectual (…)” y que de acuerdo a la Constitución los Convenios
Internacionales prevalecen sobre las normas nacionales “convenios que a nuestro favor
son el Convenio Madre protector de derechos de autor, el Convenio de Berna (…), la
Decisión 351 de la Comunidad Andina (…), el Convenio ADPIC (…)”.

5. Sobre la cuarta excepción afirma que en el término de prueba se adjuntarán los


Convenios de representación recíproca (…)”.

6. Finalmente, respecto a la quinta excepción de acuerdo a la Ley de Propiedad


Intelectual “el derecho patrimonial de autor dura toda la vida del autor y 70 años
después de su fallecimiento, por lo tanto no hay prescripción de la acción (…)”.

De esta manera no se llegó a ningún acuerdo en la audiencia de conciliación.


-4-
CONSIDERANDO:

Que, las normas contenidas en los artículos 1, 2, 4 literal c), 9, 15, 49, 54, 56, 57 y 61
de la Decisión 351 de la Comisión del Acuerdo de Cartagena, cuya interpretación ha
sido solicitada, forman parte del ordenamiento jurídico de la Comunidad Andina,
conforme lo dispone el literal c) del artículo 1 del Tratado de Creación del Tribunal de
Justicia de la Comunidad Andina.

Que, este Tribunal es competente para interpretar por vía prejudicial las normas que
conforman el ordenamiento jurídico comunitario, con el fin de asegurar su aplicación
uniforme en el territorio de los Países Miembros, siempre que la solicitud provenga de
un Juez Nacional también con competencia para actuar como Juez Comunitario, como
lo es, en este caso, el Tribunal Consultante, en tanto resulten pertinentes para la
resolución del proceso, conforme a lo establecido por el artículo 32 del Tratado de
Creación del Tribunal de Justicia de la Comunidad Andina (codificado mediante la
Decisión 472), en concordancia con lo previsto en los artículos 2, 4 y 121 del Estatuto
del Tribunal (codificado mediante la Decisión 500).

Que, de acuerdo a lo expresamente solicitado por el consultante, se interpretarán los


artículos 1, 2, 4 literal c), 9, 15, 49, 54, 56, 57 y 61 de la Decisión 351 de la Comisión
del Acuerdo de Cartagena; y, conforme a lo facultado por la norma comunitaria de oficio
se interpretarán los artículos 13 literal b) y 143 de la misma Decisión.

Que, las normas objeto de la interpretación prejudicial se transcriben a continuación:

Decisión 351 de la Comisión del Acuerdo de Cartagena

“CAPITULO I
DEL ALCANCE DE LA PROTECCION

Artículo 1.- Las disposiciones de la presente Decisión tienen por finalidad


reconocer una adecuada y efectiva protección a los autores y demás titulares
de derechos, sobre las obras del ingenio, en el campo literario, artístico o
científico, cualquiera que sea el género o forma de expresión y sin importar el
mérito literario o artístico ni su destino.

Asimismo, se protegen los Derechos Conexos a que hace referencia el Capítulo


X de la presente Decisión.

Artículo 2.- Cada País Miembro concederá a los nacionales de otro país, una
protección no menos favorable que la reconocida a sus propios nacionales en
materia de Derecho de Autor y Derechos Conexos.

(…)

CAPITULO II
DEL OBJETO DE LA PROTECCION

Artículo 4.- La protección reconocida por la presente Decisión recae sobre todas
las obras literarias, artísticas y científicas que puedan reproducirse o divulgarse
por cualquier forma o medio conocido o por conocer, y que incluye, entre otras, las
siguientes:
-5-
c) Las composiciones musicales con letra o sin ella;

(…)

CAPITULO III
DE LOS TITULARES DE DERECHOS

(…)

Artículo 9.- Una persona natural o jurídica, distinta del autor, podrá ostentar la
titularidad de los derechos patrimoniales sobre la obra de conformidad con lo
dispuesto por las legislaciones internas de los Países Miembros.

(…)

CAPITULO V
DE LOS DERECHOS PATRIMONIALES

Artículo 13.- El autor o, en su caso, sus derechohabientes, tienen el derecho


exclusivo de realizar, autorizar o prohibir:

(…)

b) La comunicación pública de la obra por cualquier medio que sirva para


difundir las palabras, los signos, los sonidos o las imágenes;

(…)

Artículo 15.- Se entiende por comunicación pública, todo acto por el cual una
pluralidad de personas, reunidas o no en un mismo lugar, pueda tener acceso a
la obra sin previa distribución de ejemplares a cada una de ellas, y en especial
las siguientes:

a) Las representaciones escénicas, recitales, disertaciones y ejecuciones


públicas de las obras dramáticas, dramático-musicales, literarias y musicales,
mediante cualquier medio o procedimiento;
b) La proyección o exhibición pública de las obras cinematográficas y de las
demás obras audiovisuales;
c) La emisión de cualesquiera obras por radiodifusión o por cualquier otro medio
que sirva para la difusión inalámbrica de signos, sonidos o imágenes.
El concepto de emisión comprende, asimismo, la producción de señales desde
una estación terrestre hacia un satélite de radiodifusión o de telecomunicación;
d) La transmisión de obras al público por hilo, cable, fibra óptica u otro
procedimiento análogo, sea o no mediante abono;
e) La retransmisión, por cualquiera de los medios citados en los literales
anteriores y por una entidad emisora distinta de la de origen, de la obra
radiodifundida o televisada;
f) La emisión o transmisión, en lugar accesible al público mediante cualquier
instrumento idóneo, de la obra difundida por radio o televisión;
g) La exposición pública de obras de arte o sus reproducciones;
h) El acceso público a bases de datos de ordenador por medio de
telecomunicación, cuando éstas incorporen o constituyan obras protegidas; e,
-6-
i) En general, la difusión, por cualquier procedimiento conocido o por conocerse,
de los signos, las palabras, los sonidos o las imágenes.

(…)

CAPITULO XI
DE LA GESTION COLECTIVA

Artículo 43.- Las sociedades de gestión colectiva de Derecho de Autor y de


Derechos Conexos, estarán sometidas a la inspección y vigilancia por parte del
Estado, debiendo obtener de la oficina nacional competente la correspondiente
autorización de funcionamiento.

(…)

Artículo 49.- Las sociedades de gestión colectiva estarán legitimadas, en los


términos que resulten de sus propios estatutos y de los contratos que celebren
con entidades extranjeras, para ejercer los derechos confiados a su
administración y hacerlos valer en toda clase de procedimientos administrativos
y judiciales.

(…)

CAPITULO XII
DE LAS OFICINAS NACIONALES COMPETENTES DE DERECHO DE
AUTOR Y DERECHOS CONEXOS

(…)

Artículo 54.- Ninguna autoridad ni persona natural o jurídica, podrá autorizar la


utilización de una obra, interpretación, producción fonográfica o emisión de
radiodifusión o prestar su apoyo para su utilización, si el usuario no cuenta con
la autorización expresa previa del titular del derecho o de su representante. En
caso de incumplimiento será solidariamente responsable.

(…)

CAPITULO XIII
DE LOS ASPECTOS PROCESALES

(…)

Artículo 56.- La autoridad nacional competente, podrá ordenar las medidas


cautelares siguientes:

a) El cese inmediato de la actividad ilícita;


b) La incautación, el embargo, decomiso o secuestro preventivo, según
corresponda, de los ejemplares producidos con infracción de cualquiera de los
derechos reconocidos en la presente Decisión;
c) La incautación, embargo, decomiso o secuestro, de los aparatos o medios
utilizados para la comisión del ilícito.
-7-
Las medidas cautelares no se aplicarán respecto del ejemplar adquirido de
buena fe y para el exclusivo uso personal.

Artículo 57.- La autoridad nacional competente, podrá asimismo ordenar lo


siguiente:

a) El pago al titular del derecho infringido de una reparación o indemnización


adecuada en compensación por los daños y perjuicios sufridos con motivo de la
violación de su derecho;
b) Que el infractor asuma el pago de las costas del proceso en que haya
incurrido el titular del derecho infringido;
c) El retiro definitivo de los canales comerciales, de los ejemplares que
constituyan infracción del derecho;
d) Las sanciones penales equivalentes a aquellas que se aplican a delitos de
similar magnitud.

(…)

CAPITULO XIV
DISPOSICIONES COMPLEMENTARIAS

(…)

Artículo 61.- Los Países Miembros, con miras a la consolidación de un sistema


de administración comunitaria, se comprometen a garantizar la mejor aplicación
de las disposiciones contenidas en la presente Decisión, y a propender la
autonomía y modernización de las oficinas nacionales competentes, así como
de los sistemas y servicios de información.

(…)”.

1. Primacía del Derecho Comunitario Andino frente a normas de derecho


interno de los Países Miembros.

El Tribunal interpretará el tema de la primacía del derecho comunitario, en vista de que


en el proceso interno se debate el hecho de la correcta aplicación de la Decisión 351 de
la Comisión del Acuerdo de Cartagena y se hace referencia a normas internas sobre la
exoneración del pago de impuestos, tasas y contribuciones que gravan la presentación
de espectáculos públicos cuando éstos sean organizados por la entidad como
empresario directo.

El Tribunal realizó las siguientes consideraciones: “En cuanto al efecto de las normas de la
integración sobre las normas nacionales, señalan la doctrina y la jurisprudencia que, en
caso de conflicto, la regla interna queda desplazada por la comunitaria, la cual se aplica
preferentemente, ya que la competencia en el caso corresponde a la comunidad. En otros
términos, la norma interna resulta inaplicable, en beneficio de la norma comunitaria (...).
No se trata propiamente de que la norma comunitaria posterior derogue a la norma
nacional preexistente, al igual que ocurre en el plano del derecho interno, puesto que son
dos ordenamientos jurídicos distintos, autónomos y separados, que adoptan dentro de sus
propias competencias formas peculiares de crear y extinguir el derecho, que por supuesto
no son intercambiables. Se trata, más propiamente, del efecto directo del principio de
aplicación inmediata y de primacía que en todo caso ha de concederse a las normas
-8-
comunitarias sobre las internas (...)”. En definitiva, frente a la norma comunitaria, los
Estados Miembros “(...) no pueden formular reservas ni desistir unilateralmente de
aplicarla, ni pueden tampoco escudarse en disposiciones vigentes o en prácticas usuales
de su orden interno para justificar el incumplimiento o la alteración de obligaciones
resultantes del derecho comunitario. No debe olvidarse que en la integración regida por
las normas del ordenamiento jurídico andino, los Países Miembros están comprendidos
(sic) ‘a no adoptar ni emplear medida alguna que sea contraria a dichas normas o que de
algún modo obstaculicen su aplicación, como de modo expreso preceptúa el artículo 5,
segunda parte, del Tratado de 26 de mayo de 1979, constitutivo de este Tribunal’”.
(Proceso 34-AI-2001, publicado en la G.O.A.C. Nº 839 de 25 de septiembre de 2002,
Secretaría General c/ República del Ecuador, caso: Patentes de segundo). De esta
manera, cabe reiterar que la posición del ordenamiento jurídico de la Comunidad se
sustenta en los principios de primacía y aplicación inmediata.

En relación al primer principio, el Tribunal ha señalado que: “El derecho de la integración,


como tal, no puede existir si no se acepta el principio de su primacía o prevalencia sobre
los derechos nacionales o internos de los Países Miembros (...). En los asuntos cuya
regulación corresponde al derecho comunitario, según las normas fundamentales o
básicas del ordenamiento integracionista, se produce automáticamente un desplazamiento
de la competencia, la que pasa del legislador nacional al comunitario. La Comunidad
organizada invade u ocupa, por así decirlo, el terreno legislativo nacional, por razón de la
materia, desplazando de este modo el derecho interno. El legislador nacional queda así
inhabilitado para modificar, sustituir o derogar el derecho común vigente en su territorio,
así sea con el pretexto de reproducirlo o de reglamentarlo, y el juez nacional, a cuyo cargo
está la aplicación de las leyes comunitarias, tiene la obligación de garantizar la plena
eficacia de la norma común (...). El derecho de la integración no deroga leyes nacionales,
las que están sometidas al ordenamiento interno: tan sólo hace que sean inaplicables las
que le resulten contrarias. Ello no obsta, por supuesto, para que dentro del ordenamiento
interno se considere inconstitucional o inexequible toda norma que sea incompatible con el
derecho común (...)”. (Proceso 1-AI-2001, publicado en la G.O.A.C. Nº 818, de 23 de julio
de 2002, Secretaría General c/ República Bolivariana de Venezuela, caso: Patentes de
segundo uso, citando al Proceso 2-IP-90 publicado en la G.O.A.C. N° 69, de 11 de
octubre de 1990).

Posteriormente, los principios antes citados fueron objeto de las siguientes


consideraciones por parte de este Tribunal: “Dos principios fundamentales del derecho
comunitario están llamados a ser tutelados por el Artículo 5° (actual artículo 4) del Tratado
de Creación del Tribunal, la aplicación directa y la preeminencia del ordenamiento jurídico
del Acuerdo de Cartagena. Por el primero se entiende la capacidad jurídica de la norma
comunitaria para generar derechos y obligaciones que los ciudadanos de cada país
puedan exigir ante sus tribunales nacionales (...). La preeminencia que se deriva de la
aplicación directa conlleva la virtud que tiene el ordenamiento comunitario de ser
imperativo y de primar sobre una norma de derecho interno, de manera que allí donde se
trate de aplicar normas legales en actos jurídicos contemplados en el derecho de
integración deberá acudirse al ordenamiento jurídico comunitario, con prevalencia sobre el
derecho interno (...). Tales características se cumplen en su integridad y se materializan
cuando el artículo 5° del Tratado impone a los países que integran el Acuerdo de
Cartagena dos obligaciones básicas: una de hacer, consistente en adoptar las medidas
necesarias para asegurar el cumplimiento del ordenamiento jurídico comunitario contenido
en el artículo 1°; y la obligación de no hacer consistente en no adoptar ni emplear medida
alguna contraria a dichas normas o que obstaculice su aplicación (...). Las obligaciones
previstas en el artículo 5° del Tratado de Creación del Tribunal, señaladas atrás, hacen
-9-
referencia al cumplimiento de la totalidad del ordenamiento jurídico comunitario
expresamente contenido en el artículo 1° del mismo, trátese de derecho primario o
derivado que, por igual, debe ser respetado y acatado por todos los organismos y
funcionarios que ejercen atribuciones según el mismo ordenamiento y naturalmente por
los Países Miembros y por las autoridades que en el ámbito interno están llamadas a
aplicarlo” (Proceso 1-AI-2001, ya citado, refiriéndose al Proceso 6-IP-93, publicado en la
G.O.A.C. Nº 150, de 25 de marzo de 1994).

El Tribunal en abundante jurisprudencia ha consolidado como principio fundamental del


Derecho Comunitario Andino el de la “Primacía del Derecho Comunitario Andino”,
basándose en los principios de “Eficacia Directa del Ordenamiento Jurídico Andino”, el
de “Aplicabilidad Inmediata del Ordenamiento Jurídico Andino”, y el de “Autonomía del
Ordenamiento Jurídico Andino”.

Haciendo un análisis de la posición o jerarquía del Ordenamiento Jurídico Andino, ha


manifestado que dicho ordenamiento goza de prevalencia respecto de los
ordenamientos jurídicos de los Países Miembros y respecto de las normas de derecho
internacional. En este marco ha establecido que en caso de presentarse antinomias
entre el derecho comunitario andino y el derecho interno de los Países Miembros,
prevalece el primero, al igual que al presentarse antinomias entre el derecho
comunitario y las normas de derecho internacional, también prevalece el Derecho
Comunitario Andino.

Un punto fundamental al analizar el principio de Primacía del Derecho Comunitario


Andino, como se dijo anteriormente, es el principio de “Autonomía del Ordenamiento
Jurídico Andino”, que no es otra cosa que el desarrollo del principio de supremacía y
que consagra como un verdadero sistema jurídico al Ordenamiento Jurídico
Comunitario, es decir, unido a que dicho sistema jurídico se presenta como un todo
coherente y dotado de unidad, contiene un conjunto de principios y reglas estructurales
que derivan de él mismo, sin resultar de ningún otro ordenamiento jurídico.

El Tribunal, acerca del principio de Autonomía del Ordenamiento Jurídico Andino, ha


manifestado lo siguiente:

“En este contexto, cabe reiterar que el ordenamiento comunitario no deriva del
ordenamiento de los Países Miembros, sea éste de origen interno o
internacional, sino del Tratado Constitutivo de la Comunidad. Así, y por virtud
de su autonomía, se ratifica que el ordenamiento jurídico de la Comunidad –
tanto el primario como el derivado- no depende ni se halla subordinado al
ordenamiento interno, de origen internacional, de dichos Países. En
consecuencia, los tratados internacionales que celebren los Países Miembros
por propia iniciativa, como el del Acuerdo sobre los ADPIC, no vinculan a la
Comunidad, ni surten efecto directo en ella, sin perjuicio de la fuerza vinculante
que tales instrumentos posean en las relaciones entre los citados Países
Miembros y terceros países u organizaciones internacionales.” (Proceso 01-AI-
2001, ya citado).

Por lo expuesto, en el caso de autos el Juez consultante, debe aplicar la norma


comunitaria con preferencia a las normas de derecho interno y de derecho internacional
suscritas por los Países Miembros y sólo aplicar éstas en los casos en que la norma
comunitaria no se refiera al tema y siempre y cuando dichas normas no contravengan el
derecho comunitario.
- 10 -
2. Del objeto de la protección de los derechos de autor. Del alcance de la
protección.

El derecho de autor protege a todas las manifestaciones originales, literarias, artísticas


y científicas, que sean fruto del ingenio humano, cuando ellas son o puedan ser
accesibles a la percepción sensorial y puedan ser objeto de reproducción por cualquier
medio apto para tal finalidad.

Es un derecho que se ejerce sobre un bien inmaterial soportado en obras de naturaleza


artística, literaria o científica y que está regulado y es objeto de protección por los
diferentes ordenamientos jurídicos estatales y, también, por los comunitarios, como
sucede en el ordenamiento comunitario andino donde este derecho se regula por la
Decisión 351 de la Comisión del Acuerdo de Cartagena. En palabras de Charria García
tal derecho se ejerce “con facultades absolutas para quien tenga la titularidad y referido
a todo el mundo; a diferencia de los derechos reales que se ejercen sobre las cosas y
de los personales que sólo permiten al acreedor hacer valer su derecho frente al
deudor”. (Charria García, Fernando. Derechos de Autor en Colombia. Ediciones
Instituto Departamental de Bellas Artes. Cali. 2001. Pág. 21).

Al referirse al objeto de la protección que brinda el derecho de autor es importante


mencionar que se entiende por “autor”, por “obra” y por “publicación” en la legislación
andina, los cuales a voces del artículo 3 de la Decisión 351, son definidos como “Autor:
Persona física que realiza la creación intelectual”; “Obra: toda creación intelectual
original de naturaleza artística, científica o literaria, susceptible de ser divulgada o
reproducida en cualquier forma”; y, “Publicación: Producción de ejemplares puestos al
alcance del público con el consentimiento del titular del respectivo derecho, siempre la
disponibilidad de tales ejemplares permita satisfacer las necesidades razonables del
público, teniendo en cuenta la naturaleza de la obra”.

El Tribunal ha sostenido “También doctrinariamente se han elaborado algunas nociones


de lo que es obra intelectual, entre otras, las que consideran que es: ‘una creación de la
inteligencia, con notas de originalidad y significación (…). Toda expresión personal de
la inteligencia que tenga individualidad, que desarrolle y exprese, en forma integral, un
conjunto de ideas y sentimientos que sean aptos de ser hechos públicos y reproducidos
(...) expresión personal, original y novedosa de la inteligencia, resultado de la actividad
del espíritu, que tenga individualidad, que represente o signifique algo y sea una
creación integral. (EMERY, Miguel Ángel. ‘PROPIEDAD INTELECTUAL’. Editorial
Astrea. Argentina. 2003. Pág. 11)’. (Proceso Nº 139-IP-2006, publicado en la G.O.A.C.
Nº 1057, de 21 de abril de 2004).

La doctrina menciona asimismo, algunas características de la “obra” como objeto del


Derecho de Autor, entre las que se destaca:

“1. Que el resultado de la obra debe ser el resultado del talento creativo del hombre, en
el dominio literario artístico o científico.

2. Que esa protección es reconocida con independencia del género de la obra, su


forma de expresión mérito o destino.

3. Que ese producto del ingenio humano, por su forma de expresión, exige
características de originalidad”. (Antequera Parilli, Ricardo. “El Nuevo Regimen del
Derecho de Autor en Venezuela” Autoralex. Venezuela. 1994. Pág. 32).
- 11 -
En similar sentido, Baylos Corroza enfatiza sobre el elemento o característica de
originalidad como supuesto necesario para que pueda hablarse de obra y de derecho
de autor al exponer que: "la originalidad no quiere decir otra cosa sino que la obra
pertenezca efectivamente al autor; que sea obra suya y no copia de la obra de otro.
Porque en la propiedad intelectual la creación no se contempla como aportación del
autor al acervo de las creaciones anteriormente existentes, de modo que venga a
incrementarlo mejorándolo, lo que explicaría el valor que en la obra habría de
representar ser nueva”. (Baylos Corroza, Hermenegildo. Tratado de Derecho Industrial.
Editorial Civitas. 2ª edición. 1993).

La normativa sobre Derechos de Autor tiene como objeto de protección a la obra


intelectual. La existencia de la obra es el presupuesto de la existencia del derecho y el
sujeto que se beneficia de esta tutela legal es el autor de la creación intelectual.

El artículo 4 de la Decisión 351 determina que son objeto de protección las obras
literarias, artísticas y científicas, susceptibles de ser divulgadas o reproducidas a través
del empleo de diferentes medios y, hace una enumeración ejemplificativa de las obras
protegidas mencionando en el literal c) las composiciones musicales con letra o sin ella,
aunque omite dar el concepto de ellas. Sin embargo, se puede decir que éstas son
creaciones que se materializan a través del empleo de signos gráficos que permiten su
lectura y comprensión. Es decir, el artículo 4 establece que la protección recae sobre la
obra que pueda reproducirse o divulgarse por cualquier forma o medio conocido o por
conocer. Se entiende por reproducción la fijación de la obra, es decir, la incorporación
de sus signos, sonidos o imágenes en una base material que permita su percepción,
comunicación u obtención de copias de la totalidad o de parte de ella, y por divulgación
el acto de acceso de la obra al público, por cualquier medio o procedimiento (artículos 3
y 14 de la Decisión citada).

Dentro del Capítulo II de la Decisión 351, ahora analizado, también, se consideran


obras, las traducciones, adaptaciones, transformaciones o arreglos de otras obras,
siempre y cuando, se cumpla con el requisito esencial de contar con la autorización del
autor original, cuyos derechos de autor seguirán siendo protegidos (artículo 5). La
norma comunitaria protege los derechos de autor independientemente de la propiedad
del objeto material en el cual esté incorporada la obra. Además, la Decisión 351
reconoce que el objeto específico y exclusivo de protección no son directamente las
ideas del autor, sino la forma a través de la cual tales ideas son descritas, explicadas,
ilustradas o incorporadas a la obra literaria, artística o científica (artículo 7).

La obra protegida debe ser original con características propias que la hagan diferente;
cabe mencionar, que las ideas son universales y pueden divulgarse sin restricción
alguna; la doctrina señala que “Una simple idea, cualquiera sea su valor, no está
protegida, lo cual permite decir que la ley tiene en consideración la forma del derecho
de autor y no el fondo”. (Pachón Muñoz, Manuel. Manual de Derechos de Autor.
Editorial Temis. Colombia. 1998. Pág. 12); esto significa que se protege la
individualidad, originalidad y estilo propio del autor para manifestar sus ideas.

Sobre el tema se agrega que: “Con reconocer al autor el derecho de propiedad, no se


le declara propietario de las ideas en sí mismas, sino de la forma enteramente original e
individual que les ha dado, cosa suya y de que debe disponer, en atención a la
propiedad que sobre ella tiene y al servicio que, poniéndola en circulación presta”.
(Mascareñas, Carlos. Nueva Enciclopedia Jurídica. Tomo III. Editado por Francisco
Seix. Barcelona. 1951. Pág. 137).
- 12 -
El Tribunal, también ha dicho “De los textos citados se desprende que, a los efectos
de su tutela, la obra artística, científica o literaria, susceptible de reproducción o
divulgación, debe ser una creación original. Por tanto, la protección no depende del
mérito de la obra o de su destino (Lipszyc, Delia: “Derecho de autor y derechos
conexos”. Ediciones Unesco-Cerlalc-Zavalia, 1993, p. 61), ni de la complejidad del
trabajo intelectual o de los recursos para producirla (Antequera Parilli, Ricardo:
“Derecho de Autor”. Tomo 1, Servicio Autónomo de la Propiedad Intelectual, Caracas,
1999, p.127), sino de que ella posea elementos demostrativos de una diferencia
sensible, absoluta o relativa, que individualice el pensamiento representativo o la
subjetividad de su autor, diferencia que deberá examinarse y valorarse como una
cuestión de hecho en cada caso”. (Proceso 165-IP-2004, publicado en la G.O.A.C. Nº
1195, de 11 de mayo de 2005).

3. De los derechos morales y patrimoniales que confiere la protección del


derecho de autor.

El artículo 11 de la Decisión 351 se refiere al derecho moral que tiene un autor sobre su
obra, cuyas características son su imprescriptibilidad, inalienabilidad, inembargabilidad
e irrenunciabilidad; el goce de este derecho faculta al autor, entre otras cosas, para
reivindicar la paternidad de la obra en cualquier momento; al respecto, este Tribunal ha
sostenido que: “El autor es el gestor de la creación intelectual, por lo cual tiene el
derecho de que cuando la obra se dé a conocer al público, a través de cualquier medio,
ésta contenga su nombre, derecho que se conoce como de ‘paternidad de la obra’”.
(Proceso 139-IP-2003, publicado en la G.O.A.C. Nº 1057 de 21 de abril de 2004).

“El mismo artículo en examen consagra también ciertas facultades que se enmarcan
dentro del grupo derechos morales. Siguiendo la pertinente clasificación que Delia
Lipszyc hace en su libro “Derecho de Autor y Derecho Conexos”, se tiene que las
facultades pueden ser positivas o negativas (defensivas). Las primeras engloban todas
las acciones que el titular del derecho de autor puede hacer con su obra; ahí se
encuentran la facultad de divulgar la obra, modificarla y retirarla (literal a. del artículo 11
de la Decisión 351). Las segundas son todas aquellas acciones tendientes a defender
la paternidad de la obra (literales b. y c. del artículo 11 de la Decisión 351 de la
Comisión del Acuerdo de Cartagena)”. (Proceso 110-IP-2007, publicado en la G.O.A.C.
Nº 1588 de 20 de febrero de 2008).

Con base en un análisis doctrinal, este Tribunal, también ha indicado que “La
paternidad es una potestad jurídica inherente a la personalidad del autor, que le
atribuye el poder de hacerse reconocer en todo momento como tal y hacer figurar sobre
la obra su propio nombre, en su condición de creador que no nace, precisamente, de la
inscripción de la misma en el Registro respectivo, sino cuando el autor la materializa
como suya (...)”. (Ledesma, Guillermo. DERECHO PENAL INTELECTUAL. Editorial
Universidad. Primera Edición. 1992. Argentina. Pág. 113). “En tanto que para MANUEL
PACHÓN, ‘La facultad de reivindicar la obra, busca impedir que otra persona quiera
pasar por autor de la obra, y le permite al verdadero autor obtener que se reemplace el
nombre del falso autor por el suyo propio’”. (Pachón Muñoz, Manuel. Ob. Cit. Pág. 54).
(Proceso 139-IP-2003, ya citado).

Finalmente, este artículo prevé que, a la muerte del autor, el ejercicio de sus
derechos morales pasará a depender de sus derechohabientes hasta 50 años
después de la muerte del autor.
- 13 -
4. De la naturaleza de las Sociedades de Gestión Colectiva. Su naturaleza y
funciones. Su actividad en relación con la falta de autorización del artículo 54
de la Decisión 351 de la Comisión del Acuerdo de Cartagena.

El caso bajo estudio, se refiere a la actividad de la sociedad de gestión colectiva


SAYCE y sobre todo lo relacionado con las medidas que pueden tomar para la defensa
de los derechos de sus afiliados. En consecuencia, se determinará qué es una sociedad
de gestión colectiva, su naturaleza y funciones, así como su actividad en relación con la
falta de autorización del artículo 54 de la Decisión 351 de la Comisión del Acuerdo de
Cartagena, para lo cual se seguirá la manifestado por este Tribunal dentro del Proceso
120-IP-2012.

I. Concepto.

“La Decisión 351 de la Comisión del Acuerdo de Cartagena no contiene una definición
de sociedades de gestión colectiva de derechos de autor y de los derechos conexos,
pero el Tribunal en un anterior pronunciamiento se refirió a ellas de la siguiente manera:

‘Las sociedades de gestión colectiva del derecho de autor y de los derechos


conexos, son organizaciones de derecho privado destinadas a representar a los
titulares de estos derechos en interés general de los asociados, que hacen posible
el ejercicio colectivo de los derechos patrimoniales de autor y de derechos conexos.
Pueden ser socios de las sociedades de gestión colectiva los autores y los titulares
de derechos de autor, de una parte y los titulares de derechos conexos de otra,
pudiendo converger en una misma sociedad, titulares originarios y derivados de una
misma rama de la actividad autoral.

(…)’ (Interpretación Prejudicial de 25 de noviembre de 1998, expedida en el proceso


22-IP-98).

La OMPI se refiere a la actividad de estas sociedades de la siguiente manera:

‘Por gestión colectiva se entiende el ejercicio del derecho de autor y los derechos
conexos por intermedio de organizaciones que actúan en representación de los
titulares de derechos, en defensa de sus intereses. Las organizaciones de gestión
colectiva “tradicionales”, que actúan en representación de sus miembros, negocian
las tarifas y las condiciones de utilización con los usuarios, otorgan licencias y
autorizaciones de uso, y recaudan y distribuyen las regalías. El titular del derecho
no participa directamente en ninguna de esas tareas’ 1.

II. Justificación.

El Tribunal justificó la existencia de las sociedades de Gestión Colectiva de la siguiente


manera:

‘La existencia de la sociedad de Gestión Colectiva se justifica por la doctrina, por


los siguientes motivos:

a)El ejercicio individual del derecho de autor resulta de muy difícil cumplimiento
frente a la diversidad de usos que de la producción artística o literaria se realiza a

1
La Gestión Colectiva del derecho de autor y los derechos conexos. http://www.wipo.int/freepublications/es/
copyright/450/wipo_pub_l450cm.pdf
- 14 -
través de comunicaciones públicas como radio, televisión, salas de fiesta,
tecnología digital, etc.

b)Los derechos de simple remuneración concedidos a los artistas por la


Convención de Roma y por las leyes nacionales no podrían llevarse a efecto sin la
gestión colectiva.

c)La existencia de un gran número de artistas, escritores y en general titulares de


derechos de autor con una relativamente débil posición negociadora y contractual
para salvaguardar los derechos de remuneración, requiere de una efectiva
representación por conducto de las sociedades de gestión.

d)La garantía para el usuario de poder obtener licencia de uso por parte de una
sociedad de gestión, que representa a todos los artistas.

En síntesis la administración colectiva del derecho de autor y de los derechos


conexos se justifica cuando tales derechos “no pueden ejercerse en la práctica de
manera individual o cuando desde el punto de vista económico sea desventajosa’
(Pérez Solís Miguel, “La Gestión Colectiva en los Umbrales del Siglo XXI: de los
Derechos Conexos”, publicado en la Memoria del Tercer Congreso
Iberoamericano sobre Derechos de Autor y Derechos Conexos, Montevideo 1997,
pág. 14).

La existencia de estas sociedades se justifica aún más frente al progreso y


desarrollo de la tecnología digital que permite almacenar una inmensa cantidad y
combinación de categorías de obras y fonogramas y en general de datos
combinados en sistemas de multimedia, sistemas en los que las sociedades de
gestión están en mejor capacidad de seguir el rastro de las interpretaciones o
ejecuciones de obras protegidas por derecho de autor, respecto de las cuales ha
concedido licencia.’ (Interpretación Prejudicial de 25 de noviembre de 1998,
expedida en el proceso 22-IP-98).

III. Naturaleza jurídica.

Mucho se ha discutido sobre la naturaleza de las sociedades de Gestión Colectiva. El


tratamiento de dichas entidades varía de conformidad con las diferentes legislaciones.2
La normativa comunitaria no determina explícitamente la naturaleza jurídica de tales
organizaciones, pero de la regulación contenida en el capítulo XI de la Decisión 351 se
desprende lo siguiente: son instituciones de naturaleza privada, sin ánimo de lucro y
sometidas a la inspección y vigilancia del Estado. Se constituyen de conformidad con
las normas nacionales internas sobre la materia. (artículo 45, literal a) de la Decisión
351).

La vigilancia estatal está soportada sobre la importancia que revisten los derechos de
autor y conexos en la sociedad. Son derechos que se encuentran en la base del
desarrollo cultural y social, siendo por lo tanto un asunto de interés general. Sobre el
tema la doctrina ha señalado lo siguiente:

‘En definitiva, supervisión estatal no significa intervencionismo, sino vigilancia para


la tutela de intereses colectivos, siempre bajo el principio de la legalidad, de modo

2
Sobre esto se puede ver: ANTEQUERA PARILLI, Ricardo. Estudios de Derechos de Autor y Derechos Afines.
Colección de Propiedad Intelectual. Edit. Reus. Madrid, 2007. Págs. 265 a 275.
- 15 -
que sin una intromisión excesiva en la autonomía de las entidades de gestión como
personas jurídicas de derecho privado, se asegure la administración eficaz y
transparente de todo un acervo cultural universal involucrado’3.

IV. Composición y relación con sus afiliados.

La estructura orgánica de las sociedades de gestión colectiva se debe acomodar a lo


que establezca para el efecto la normativa interna de cada País Miembro (principio de
complemento indispensable), y se debe plasmar en sus respectivos estatutos. La
Decisión 351 no determina cuáles son los órganos societarios, pero en el artículo 45,
literal j), se prevé el funcionamiento de una Asamblea General, y en el artículo 50 se
señala que dichas sociedades están obligadas a inscribirse ante la oficina nacional
competente, de conformidad con la normativa interna, la designación de los miembros
de sus órganos directivos.

Los miembros de las sociedades de gestión colectiva son los titulares de los derechos
patrimoniales de autor y conexos que se afilien a la misma. La Decisión 351 establece
ciertas pautas en relación con dicha afiliación y las condiciones de participación:

a. La afiliación será voluntaria, salvo que la normativa interna de los Países Miembros
prevea algo diferente (artículo 44).

b. La sociedad de gestión colectiva debe reconocer a sus miembros un derecho de


participación apropiado en las decisiones de la institución. (artículo 45, literal d). Esto se
soporta en que debe tener un reglamento de socios, tarifas y distribución. (Artículo 45,
literal g).

c. La sociedad de gestión colectiva debe dar a sus afiliados información periódica,


completa y detallada sobre todas las actividades que realice y que sean del interés para
el ejercicio de sus derechos. (Artículo 45, literal i).

d. Las sociedades de Gestión colectiva no pueden aceptar miembros de otras


sociedades de gestión colectiva del mismo género, nacionales o extranjeras, salvo que
ya se hubiera renunciado expresamente a ellas. (Artículo 145, literal k).

Esta regla de la no concurrencia a más de una sociedad, genera claridad y


transparencia tanto para los titulares de los derechos como para los usuarios de los
mismos. El incumplimiento de esta obligación puede acarrear la revocatoria de la
autorización de funcionamiento, de conformidad con la normativa interna sobre la
materia. (artículo 46). Además, es un requisito para que la sociedad de gestión colectiva
obtenga las respectiva autorización de funcionamiento, es decir, la oficina nacional
competente debe negar la respectiva autorización hasta tanto no se haya perfeccionado
el retiro o desafiliación de la otra sociedad.

Sobre la relación entre las sociedades de gestión colectiva y sus afiliados, el Tribunal ha
señalado lo siguiente:

‘En la sociedad de gestión la relación jurídica entre ésta y sus miembros o


asociados puede ser la del mandato con representación para la administración de
los derechos de autores, artistas o productores, el cual puede ser voluntario o por
imperio de la ley. Consideran los tratadistas que la relación entre la asociación y sus
3
Ibídem. Pág. 302.
- 16 -
miembros se asimila a una concesión o a una “cesión fiduciaria” con respecto a los
derechos patrimoniales que ceda (Delgado Antonio, “Gestión Colectiva del Derecho
de Autor y de los Derechos Conexos”, citado por Antequera Parrilli, obra citada,
pág. 697). La sociedad sólo podrá realizar las gestiones para las cuales el miembro
o asociado haya accedido.

Pueden ser miembros las sociedades de gestión colectiva, en términos generales,


los autores y los titulares de derechos de autor, de una parte y los titulares de
derechos conexos, de otra advirtiéndose sí que no existe la posibilidad jurídica para
que en una misma sociedad converjan miembros pertenecientes a una y otra
categoría, como se indica más adelante en esta sentencia.’ (Interpretación
Prejudicial de 25 de noviembre de 1998, expedida en el proceso 22-IP-98).

Por medio del contrato de afiliación que celebran las partes no se transmiten los
derechos de propiedad intelectual, tampoco se otorgan derechos para explotar las
obras; mediante dicho contrato se faculta para que la sociedad de gestión colectiva
administre los derechos de propiedad intelectual de su afiliado, concediendo a terceros
usuarios autorizaciones no exclusivas y haciendo valer los mencionados derechos en
cualquier clase de procedimientos administrativos o judiciales, de conformidad con las
normas procesales que para el efecto consagre el respectivo País Miembro.

La Decisión 351 no regula específicamente el contrato de gestión y, por lo tanto, éste


será regulado, en virtud del principio de complemento indispensable, por la normativa
interna de cada País Miembro”. (Proceso 120-IP-2012, aprobado el 6 de febrero de
2013)”.

5. Acción en relación con la falta de autorización del artículo 54 de la Decisión


351 de la Comisión del Acuerdo de Cartagena.

El demandante argumentó que cualquiera que comunique públicamente obras


musicales debe contar con la autorización previa y expresa del titular o su
representante. También sostuvo que SAYCE se encuentra legalmente autorizada para
recaudar el derecho de comunicación pública de la música.

El Tribunal sigue lo manifestado en anterior jurisprudencia:

“Dentro del gran marco de la administración de los derechos de autor de sus afiliados,
existen dos tipos de acciones características, a saber:

1. Gestión contractual: las sociedades de gestión colectiva tienen la gran misión de


contratar con terceros usuarios la forma y los límites a la utilización de los
derechos de autor y conexos; esto incluye el pago de una remuneración, de
conformidad con una lista de tarifas generales elaborada previamente por la
entidad y publicada en un medio de amplia circulación nacional. (artículo 45, literal
h).

2. Defensa de derechos: como ya se había adelantado, las sociedades de gestión


colectiva, de conformidad con sus estatutos y lo acordado con sus afiliados, deben
defender los derechos de los mismos en cualquier campo, bien sea iniciando
trámites administrativos ante las entidades competentes, instaurando acciones
judiciales ante los órganos judiciales pertinentes, o adelantando formas
- 17 -
alternativas de solución de conflictos, atendiendo las normas procesales de cada
País Miembro.

Esta función, es de gran importancia porque realiza en la práctica el ejercicio pleno de


los derechos de autor. Frente a una usurpación de los mismos, los autores confían en
que sus intereses serán defendidos por la sociedad de gestión colectiva a la que se
afiliaron.

De conformidad con su naturaleza, los derechos patrimoniales son transferibles,


renunciables y temporales. Son derechos exclusivos, lo que significa que nadie puede
explotar el objeto protegible sin la respectiva autorización de su titular. El artículo 54 de
la Decisión 351 es una consecuencia de lo anterior, ya que establece que para la
utilización de una obra, interpretación, producción fonográfica, emisión de la
radiodifusión, o prestación de apoyo para su utilización, se debe contar siempre con la
autorización previa y expresa del titular del derecho o su representante y, por lo tanto,
nadie puede autorizar su utilización sin este requisito esencial.

Lo anterior, está en consonancia con el manto de exclusividad que cubre el derecho de


autor, impidiendo que se explote el objeto protegido sin que el titular o su representante
lo autorice. Salvo excepciones expresamente consagradas, la explotación sin
autorización previa y expresa constituiría una infracción a los derechos de autor y daría
lugar a trámites administrativos e interposición de acciones judiciales para el cese de la
actividad ilícita y la búsqueda de una reparación. Es más que lógico, que el titular de los
derechos de autor esté interesado en autorizar la utilización y acordar los términos de la
misma.

Si no existe contrato de autorización entre un tercero usuario y la sociedad de gestión


colectiva, la acción consecuente por parte de ésta, si dicho tercero usurpa los derechos
de sus afiliados, es la búsqueda de un pago por la utilización no autorizada de dichos
derechos, cuyo parámetro básico podría ser las tarifas previamente fijadas por la
entidad. Aquí estamos en el campo estrictamente extracontractual y, por lo tanto, los
procedimientos y procesos que se sigan deben atender a dicha naturaleza, es decir,
perseguir el pago por la utilización indebida, la suspensión de la utilización, entre otras
medidas de reparación, cumpliendo todos los requisitos que para el efecto establecen
las normativas internas de los Países Miembros”. (Proceso 120-IP-2012, ya citado).

En el caso concreto, el juez consultante, deberá determinar si en el concierto de


referencia toco el mismo autor señor Richard Clayderman y si éste se encontraba
afiliado al SAYCE.

3. Reparación o indemnización en compensación por los daños y perjuicios


ocasionados.

Conforme al artículo 57 de la Decisión 351, en el caso de presentarse una infracción a


los derechos de autor, el ilícito y su reparación deberán demandarse ante el órgano
administrativo o jurisdiccional competente designado al efecto por la legislación nacional
sobre la materia. La admisión de la demanda dará lugar a la apertura del procedimiento
establecido por las leyes del País Miembro, en el cual deberán observarse, entre otros,
los principios del debido proceso y, en particular, los de igualdad de las partes,
imparcialidad del órgano competente, eficacia, economía procesal y celeridad. Los
procedimientos se sujetarán a las normas del derecho nacional, en aplicación del principio
de ‘complementariedad’ entre el derecho comunitario y el derecho nacional, ya que la
- 18 -
norma comunitaria se hace efectiva a través de órganos y procedimientos internos del
País Miembro de que se trate. Todo proceso llevado a cabo por la autoridad nacional, se
reitera, deberá además observar los principios referidos.

Con relación a los ilícitos que pudieran ser cometidos, el Tribunal expresó que: “Frente al
ilícito citado, la tutela resarcitoria persigue la compensación económica de la víctima de
la lesión patrimonial, a través de la restitución del objeto y, en su defecto, de la
reparación o de la indemnización. El daño es pues el presupuesto de la tutela judicial
efectiva, ésta consiste en su resarcimiento, que es el montante económico por la falta
de ejercicio del derecho infringido y, éste se encuentra gobernado por el principio de la
reparación integral, según el cual, la víctima del daño no debe recibir ni más ni menos
que la pérdida que, susceptible de valoración económica, haya efectivamente sufrido.
En este contexto, el restablecimiento del titular en el goce y ejercicio de su derecho
exclusivo, por la vía del resarcimiento del daño, constituye el objeto de la decisión de
mérito y, por tanto, de la tutela definitiva del derecho de autor (…). En el caso de la
tutela de mérito, cuyo objeto, como se indicó, es el restablecimiento del titular en el
goce y ejercicio de su derecho exclusivo, por la vía del resarcimiento del daño, la norma
comunitaria atribuye potestad a la autoridad nacional competente para disponer el pago
de una reparación o indemnización adecuada en compensación por los daños y
perjuicios sufridos, así como el pago por el infractor de las costas del proceso y el retiro
definitivo del comercio de los ejemplares ilícitos”. (Proceso 178-IP-2006, publicado en la
G.O.A.C. Nº 1486 de 11 de abril de 2007).

4. Facultades de la autoridad nacional competente en caso de infracción a los


derechos de autor.

Conforme al artículo 57 de la Decisión 351, de incurrirse en infracción de los derechos


de autor, el ilícito y su reparación deberán demandarse ante el órgano administrativo o
jurisdiccional competente designado al efecto por la legislación nacional sobre la
materia. La admisión de la demanda dará lugar a la apertura del procedimiento
establecido por la legislación del País Miembro, en el cual deberán observarse, entre
otros, los principios del debido proceso y, en particular, los de igualdad de las partes,
imparcialidad del órgano competente, eficacia, economía procesal y celeridad. Los
procedimientos, se sujetarán a las normas del derecho nacional, en aplicación del principio
de ‘complementariedad’ entre el derecho comunitario y el derecho nacional, ya que la
norma comunitaria se hace efectiva a través de órganos y procedimientos internos del
País Miembro de que se trate. Todo proceso llevado a cabo por la autoridad nacional, se
reitera, deberá además observar los principios referidos.

Frente al ilícito citado, la tutela resarcitoria persigue la compensación económica de la


víctima de la lesión patrimonial, a través de la restitución del objeto y, en su defecto, de
la reparación o de la indemnización. El daño es pues el presupuesto de la tutela judicial
efectiva, ésta consiste en su resarcimiento, que es el montante económico por la falta
de ejercicio del derecho infringido y, éste se encuentra gobernado por el principio de la
reparación integral, según el cual, la víctima del daño no debe recibir ni más ni menos
que la pérdida que, susceptible de valoración económica, haya efectivamente sufrido.

En este contexto, el restablecimiento del titular en el goce y ejercicio de su derecho


exclusivo, por la vía del resarcimiento del daño, constituye el objeto de la decisión de
mérito y, por tanto, de la tutela definitiva del derecho de autor.
- 19 -
Sobre el proceso ante la autoridad nacional, el Tribunal ha sostenido “Ahora bien, en el
proceso ante la jurisdicción es inevitable la distantia temporis entre el momento de la
lesión del derecho y el momento de su resarcimiento, lo que hace posible el riesgo de
que, en el intervalo, se materialice o se consolide el daño. Hay pues la necesidad de la
prevención de este riesgo, a través de la tutela cautelar, sin perjuicio del principio del
contradictorio y del derecho a la defensa. Se trata de una tutela instrumental y
provisional cuyo otorgamiento viene a ser el resultado de la valoración, en términos de
probabilidad, del derecho invocado y de su lesión (…). La tutela en referencia debe
apoyarse en el cumplimiento de los requisitos del fumus boni iuris, el cual implica un
juicio favorable de probabilidad sobre el derecho cuya lesión se quiere prevenir, y del
periculum in mora, es decir, del riesgo de que, en el curso del proceso y mientras se
dicta la decisión definitiva, se produzca la materialización o la consolidación de la lesión,
o de que se vea impedida la efectividad de la tutela de mérito”. (Proceso 165-IP-2004,
publicado en la G.O.A.C. Nº 1195 de 11 de mayo de 2005).

La norma comunitaria atribuye potestad cautelar a la autoridad nacional competente


para ordenar el cese inmediato de la actividad ilícita, el embargo o el secuestro
preventivo de los ejemplares de la obra producidos ilícitamente y de los aparatos o
medios utilizados para ello, así como su incautación o decomiso (artículo 56 de la
indicada Decisión 351). El cese de la actividad ilícita puede alcanzarse a través de
medidas cautelares como la suspensión de la producción o el retiro del comercio de los
ejemplares ilícitos.

Sin embargo, el Tribunal ha aclarado que “la autoridad nacional competente está
facultada para adoptar las medidas respectivas cuando haya tenido lugar la infracción de
derechos conferidos por la ley, con la salvedad de que éstas no podrán recaer respecto
del ejemplar adquirido de buena fe y para exclusivo uso de un solo individuo, sin perjuicio
de lo dispuesto en el artículo 25 de la misma Decisión. La buena fe (…) comprende los
llamados usos honrados y el uso personal que tal como los describe el artículo 3, in fine de
la Decisión 351 son los que no interfieren con la explotación normal de la obra ni causan
perjuicios irrazonables a los intereses legítimos del autor o se trata de una forma de
utilización de la obra exclusivamente para uso propio y en casos como de investigación y
esparcimiento personal”. (Proceso 12-IP-98, publicado en la G.O.A.C. N° 428 de 16 de
abril de 1999).

En el caso de la tutela de mérito, cuyo objeto, como se indicó, es el restablecimiento del


titular en el goce y ejercicio de su derecho exclusivo, por la vía del resarcimiento del
daño, la norma comunitaria atribuye potestad a la autoridad nacional competente para
disponer el pago de una reparación o indemnización adecuada en compensación por
los daños y perjuicios sufridos, así como el pago por el infractor de las costas del
proceso y el retiro definitivo del comercio de los ejemplares ilícitos.

En cuanto a los aspectos no disciplinados por la norma comunitaria, el Tribunal ratifica


la aplicabilidad del régimen procesal establecido en la legislación nacional
correspondiente, por virtud de la regla del complemento indispensable.

La Decisión 351, en su artículo 57, establece las medidas que podrá ordenar la autoridad
nacional competente de los Países Miembros de la Comunidad Andina cuando haya
tenido lugar la infracción de derechos conferidos por la ley, al disponer:

Ante la infracción comprobada de los derechos de autor, la autoridad nacional


competente podrá ordenar:
- 20 -
a) El pago al titular del derecho infringido de una reparación o indemnización adecuada
en compensación por los daños y perjuicios sufridos con motivo de la violación de su
derecho;
b) Que el infractor asuma el pago de las costas del proceso en que haya incurrido el
titular del derecho infringido;
c) El retiro definitivo de los canales comerciales, de los ejemplares que constituyan
infracción del derecho;
d) Las sanciones penales equivalentes a aquellas que se aplican a delitos de similar
magnitud”.

En virtud de lo anteriormente expuesto,

EL TRIBUNAL DE JUSTICIA DE LA COMUNIDAD ANDINA

CONCLUYE:

PRIMERO: En caso de presentarse antinomias entre el Derecho Comunitario Andino y


el derecho interno de los Países Miembros o el derecho de origen internacional de los
Países Miembros, prevalece el Derecho Comunitario Andino, en este caso la Decisión
351 de la Comisión del Acuerdo de Cartagena.

SEGUNDO: La normativa sobre derechos de autor tiene como objeto de protección a la


obra intelectual, aunque ésta se mantenga inédita; la existencia de la obra es el
presupuesto de la existencia del derecho y el sujeto que se beneficia de esta tutela
legal es el autor de la creación intelectual.

La obra protegida debe ser original, con características propias que la hagan diferente;
lo que se protege es la individualidad, originalidad y estilo propio del autor para
manifestar sus ideas.

La originalidad es el requisito primordial para que una obra sea considerada como tal y,
en consecuencia, para que sea protegida, mientras que la novedad no constituye un
requisito para la protección de una obra.

De acuerdo a la Decisión 351, no importa si la obra constituye o no una representación


usual, siempre y cuando la obra cumpla con el requisito de originalidad, sin perjuicio de
la protección que pueda obtener como signo distintivo.

La originalidad se presume, por lo tanto quien niegue la originalidad de una obra deberá
probarla.

TERCERO: El autor es la persona natural o física que ha generado la obra a través de


su esfuerzo y trabajo creativo, obteniendo como resultado una obra individual y original
de la que es titular. La normativa sobre derechos de autor también contempla una
presunción de autoría y se presume autor, salvo prueba en contrario, la persona cuyo
nombre, seudónimo, u otro signo que la identifica, aparezca indicado en la obra.

CUARTO: Las sociedades de gestión colectiva tienen diferentes denominaciones como


Sociedades de Administración o Sociedades de Percepción, Asociaciones de Gestión, o
Entidades de Gestión Colectiva. Su finalidad es gestionar o administrar, en nombre
propio o ajeno, los derechos patrimoniales de autor y conexos, por cuenta y en interés
- 21 -
de los titulares de tales derechos. Dichas sociedades no pueden tener un objeto social
por fuera del ámbito de protección de los mencionados derechos; están bajo la
inspección y vigilancia por parte del Estado, y deben contar con la respectiva licencia de
autorización de funcionamiento por parte de la oficina nacional competente.

Son instituciones de naturaleza privada, sin ánimo de lucro y sometidas a la inspección


y vigilancia del Estado. Se constituyen de conformidad con las normas nacionales
internas sobre la materia.

Los miembros de las sociedades de gestión colectiva son los titulares de los derechos
patrimoniales de autor y conexos que se afilien a la misma. La Decisión 351 establece
ciertas pautas en relación con dicha afiliación y las condiciones de participación:

a. La afiliación será voluntaria, salvo que la normativa interna de los Países


Miembros prevea algo diferente (artículo 44).

b. La sociedad de gestión colectiva debe reconocer a sus miembros un derecho de


participación apropiado en las decisiones de la institución. (artículo 45, literal d). Esto se
soporta en que debe tener un reglamento de socios, tarifas y distribución. (Artículo 45,
literal g).

c. La sociedad de gestión colectiva debe dar a sus afiliados información periódica,


completa y detallada sobre todas las actividades que realice y que sean del interés para
el ejercicio de sus derechos. (Artículo 45, literal i).

d. Las sociedades de gestión colectiva no pueden aceptar miembros de otras


sociedades de gestión colectiva del mismo género, nacionales o extranjeras, salvo que
ya se hubiera renunciado expresamente a ellas. (Artículo 145, literal k).

La Decisión 351 no regula específicamente el contrato de gestión y, por lo tanto, éste


será regulado, en virtud del principio de complemento indispensable, por la normativa
interna de cada País Miembro.

Si no existe contrato de autorización entre un tercero usuario y la sociedad de gestión


colectiva, la acción consecuente por parte de ésta, si dicho tercero usurpa los
derechos de sus afiliados, es la búsqueda de un pago por la utilización no autorizada
de dichos derechos, cuyo parámetro básico sería las tarifas previamente fijadas por la
entidad. Aquí estamos en el campo estrictamente extracontractual y, por lo tanto, los
procedimientos y procesos que se sigan deben atender a dicha naturaleza, es decir,
perseguir el pago por la utilización indebida, la suspensión de la utilización, entre
otras medidas de reparación, cumpliendo todos los requisitos que para el efecto
establecen las normativas internas de los Países Miembros.

QUINTO: En el caso concreto, el juez consultante, deberá determinar si en el concierto


de referencia toco el mismo autor señor Richard Clayderman y si éste se encontraba
afiliado al SAYCE.

La Segunda Sala del Tribunal Distrital No. 1 de lo Contencioso Administrativo de Quito,


República del Ecuador, deberá adoptar la presente interpretación prejudicial cuando
dicte sentencia dentro del proceso interno 17802-2003-10731 CSA, de conformidad con
lo dispuesto por el artículo 35 del Tratado de Creación del Tribunal de Justicia de la
- 22 -
Comunidad Andina, así como dar cumplimiento a lo previsto en el artículo 128, párrafo
tercero, del Estatuto del Tribunal.

NOTIFÍQUESE y remítase copia de la presente interpretación a la Secretaría General


de la Comunidad Andina para su publicación en la Gaceta Oficial del Acuerdo de
Cartagena.

Carlos Jaime Villarroel Ferrer


PRESIDENTE

José Vicente Troya Jaramillo


MAGISTRADO

Ricardo Vigil Toledo


MAGISTRADO

Gustavo Garacía Brito


SECRETARIO

TRIBUNAL DE JUSTICIA DE LA COMUNIDAD ANDINA.- La sentencia que antecede es


fiel copia del original que reposa en el expediente de esta Secretaría. CERTIFICO.-

Gustavo García Brito


SECRETARIO

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