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AL DERECHO
Presenta: Xóchitl Menesses Jiménez.
El motivo de este ensayo es la figura de la Tutela, pues es una institución que se debe
considerar relevante para el buen funcionamiento de la sociedad. En el desarrollo del
presente ensayo se hablará de los orígenes históricos de la tutela, ya sea que tenga su
origen en el Derecho Romano. Las perspectivas de distintos juristas mexicanos
conforme a dicha institución. Cabe mencionar que como segunda fuente histórica se
presentarán los Códigos Civiles de 1870, 1884, la ley sobre Relaciones Familiares de
1917 y el Código Civil de 1927.
La Tutela es una institución que tiene su origen con mayor registro y veracidad en el
Derecho Romano. Desde los tiempos antiguos, en Roma la tutela se creo como una
institución que responde a la necesidad de perpetuar el apellido paterno y por
consecuencia lógica salvaguardar el patrimonio. El jurista Eugéne Petit establece lo
siguiente respecto a la tutela: “En todos los pueblos civilizados se ha reconocido la
necesidad de establecer un sistema de protección hacia los impúberos; por eso el
principio de la tutela es el de Derecho de gentes.” (E. Petit, 2019 p.126)
Para el Derecho romano la esencia de la tutela era pública y que la protección de los
intereses de los menores siempre se ha visto con la perspectiva de asegurar el futuro
de la sociedad. Sin mencionar la relevancia que se tiene conforme a lo que Eugéne
Petit establece: “La tutela estaba considerada como una carga pública manus publicum,
siendo necesario para cumplirla ser libre, ciudadano o del sexo masculino.” (E. Petit,
2019 p.126). En virtud de esto podemos contrastar que en nuestra legislación vigente
hay requisitos esenciales para que se pueda brindar la tutela, como lo es la edad del
tutor entre otros, los cuales serán analizados en este ensayo.
Otro origen histórico un poco más arcaico que el romano es en la antigua Grecia. “La
tutela se consideró que pertenecía al derecho común establecida para el beneficio de la
familia.” (Rendón Ugalde, 2018 p.1). Siguiendo este sentido la tutela también es una
institución que pertenece al orden jurídico familiar ya que sustenta la integración de
hijos no consanguíneos a la vida de la familia nuclear. Un elemento característico de lo
que de los griegos respecto a la tutela es el de figura de la madre tutriz: “En Grecia se
reconocía a la madre tutriz (la epakolouthetria de los papiros), configurándose de esta
manera institución tutelar de índole dual, pues conjuntamente con el tutor designado
podía nombrarse a la “tutriz adjunta” (quien era la madre del pupilo).” (Rendón Ugalde,
2018 p.2). Es interesante la existencia de esta figura maternal que constituye la tutriz ya
que le da la capacidad al tutor de nombrar a la madre como participante de la tutela de
su hijo. Más allá de ser su madre en un sentido de hecho, lo que nos resulta relevante
pues la participación femenina en instituciones jurídicas resulta algo que se debe
destacar.
Regresando al Derecho romano el jurista Petit destacó que la designación del tutor
tiene su origen en la Ley de las XII Tablas. Recordemos que la figura del jefe de familia
era el centro donde giraba entorno la vida política-jurídica en Roma. En virtud de la
designación de tutores en el Derecho romano se presentaron varias formas de tutela.
“El derecho de nombrar un tutor testamentario era en su origen atributo de la potestad
paterna, pues solo podía hacer uso de ello el padre de familia, para los impúberos, que,
a su muerte, se hacían sui juris.” (E. Petit, 2019 p.127). Entonces a la primera tutela de
la que se esta comentado es la tutela testamentaria la cual es considerada un acto
mortis causa ya que al fallecer el paterfamilias el impúbero se quedaba sin protección
jurídica, quedando así el púbero libre de la potestad paternal.
El otro tipo de tutela que encontramos en el Derecho romano es la tutela legitima. “Por
virtud de la “Ley Decenviral”, corresponde la tutela al agnado próximo que sea varón y
púber (habiendo varios en el mismo grado, todos serían tutores, configurándose así una
tutela plural) y, en su defecto a los gentiles.” (Rendón Ugalde, 2018 p.5). Esta figura
todavía es encontrada en la legislación Civil vigente de México, conforme al artículo 483
se establece lo siguiente: “La tutela legítima corresponde: A los hermanos, prefiriéndose
a los que lo sean por ambas líneas; Por falta o incapacidad de los hermanos, a los
demás colaterales dentro del cuarto grado inclusive”. (Código Civil Federal).
Para el siglo VI en Roma entró en desuso la gentilidad, por lo que se estableció una
nueva concepción la cual fundamenta el hecho y responsabilidad que tiene la sociedad
de encargarse de lo impúberos desprotegidos, en este sentido la familia más cercana
tenía que intervenir (E. Petit, 2019). Esto constituye la tutela legitima en Roma. La otra
figura que se debe destacar respecto a la forma de tutela, es la dativa. La cual en Roma
es introducida por dos leyes, la Lex Atilia y la Lex Iulia et Titia, la primera establece que:
“el derecho a nombrar los tutores en Roma al pretor urbano y a la mayoría de los
tribunos de la plebe. Es un derecho propio y distinto de las atribuciones ordinarias de
los magistrados”. (Rendón Ugalde, 2018 p.6)
Una vez introducido el contexto histórico de la tutela, solo queda mencionar las fuentes
encontradas en el Derecho mexicano. Hay que recordar que el origen de nuestra
legislación tiene sus bases en la antigua normatividad española la cual tenía su
aplicación en la península como en la Nueva España. Es necesario hablar de los
contextos históricos en primer termino se comentará el origen de la legislación Civil de
1870, tanto juristas como historiadores han coincidido en que el primer acto de
codificación civil es aquel que se realizo durante los periodos de la Republica Liberal.
“Benito Juárez encomendó a Justo Sierra la elaboración de un proyecto que, completo,
fue remitido al Ministerio de Justicia el 18 de diciembre de 1859.” (Rendón Ugalde, 2018
p.17). En el estudio breve que realiza el jurista mexicano Carlos Rendón Ugalde sobre
el Código Civil de 1870 se destaca el factor que dotaba como cargo personal a la tutela
y el cual no se podía eximirse por causa legítima, destacándose como elementos
únicos de la tutela al tutor y al curador. “Sobre la tutela legítima se menciona en el
Código que habrá en los casos en los casos que de suspensión o pérdida de la patria
potestad. En el caso de la tutela dativa, aquí se prescribía que el mayor de catorce años
podía nombrar tutor.” (Rendón Ugalde, 2018 p.18). Es un hecho que la codificación
elaborada por Justo Sierra tiene su total inspiración en el Derecho Romano, ya que
como se ha mencionada anteriormente la tutela dativa y legitima son formas nacidas en
Roma.
Hay un dato interesante de contrastar pues resalta un atraso jurídico en aquel siglo que
se consideraba el siglo del progreso. Se tiene que recordar la figura griega de la tutriz la
cual nacía como una institución dual de la tutela evocada por el tutor dotando a la
madre como tutriz de su hijo, es decir del pupilo. En el Código de 1870 se estudió lo
siguiente: “Se hace sentir en todo el ordenamiento legal la presencia netamente
masculina, ya que las mujeres no podrían ser tutrices (excepto en los casos de tutela
legitima del marido o de los hijos legítimos o naturales), y los extranjeros tampoco
podían serlo a menos que tuvieran domicilio en el entonces Distrito Federal”. (Rendón
Ugalde, 2018 p.18). Aquí se destacan dos cosas la primera como ya se comento es el
hecho de la nula participación de una figura femenina en la vida jurídica, no como fue el
caso de los griegos con la tutriz. Por otro sentido el principio romano del Derecho de
gentes mediante el cual se sustento la institución de la tutela en Roma queda casi
olvidado en la codificación realizada por Justo Sierra, se puede suponer esto pues el
Código de 1870 se realizó tres años después de haber concluido la intervención
francesa en el país.
La siguiente fuente histórica que se debe analizar para entender la figura de la tutela es
el Código de 1884, Rendón Ugalde comenta que este documento legislativo es una
reproducción literal del Código elaborado por Justo Sierra en 1870. Destacando que
éste se le realizó un análisis profundo pero que los cambios realizados fueron de forma
y no de fondo. Por lo que el Código de 1884 se comprendió de la manera siguiente:
“Era fiel expresión del Código de Napoleón, inspirador de los Códigos Civiles del siglo
XIX e impregnado en las doctrinas de los eminentes jurisconsultos romanos”. (Rendón
Ugalde, 2018 p.19). Como se describió previamente el siglo decimonónico estuvo
profundamente cargado de una esencia liberal y progresista siempre buscando el bien
común mediante la razón y el Derecho. Teniendo como piedra angular la Revolución
Francesa y al individualismo de las codificaciones realizadas en esta época resaltan por
formarse sobre los dogmas de igualdad ante la ley. (Ugalde Rendón, 2018).
La otra fuente de Derecho mexicano que tiene como objeto ayudar al análisis de la
figura de la tutela es la Ley sobre Relaciones Familiares de 1917 donde se destaca la
necesidad de erradicar los abusos que se generaban entre los menores, sus tutores al
igual que los sufridos por los interdictos e incapaces. “Las modificaciones introducidas
por esta ley a la institución tutelar tendieron a: Mejorar la protección concedida a los
incapacitados; y hacer más efectiva la vigilancia sobre los tutores”. (Rendón Ugalde,
2018 p.20). Cabe recordar que el contexto social y político de la época revolucionaria
tenía tendencias reivindicatorias a los grupos sociales que fueron sistemáticamente
abusados.
El segundo cambio que se manifestó en la legislación de 1927 fue que: “Se hizo
responsable al juez que no nombrare oportunamente tutor, de los daños y perjuicios
que se sigan al menor por esta falta, y estableció que el juez respondería
subsidiariamente con el tutor, de los daños y perjuicios que sufra el incapacitado por no
haber exigido que se caucione el manejo de la tutela”. (Rendón Ugalde, 2018 p.21).
Para evitar que el Juez subsidie al pupilo en caso de mal manejo y administración de
los bienes de éste por parte del tutor se obliga en la legislación vigente al tutor como ya
se comentó a presentar garantía y a otorgar cuentas cada inicio de año al Juez.
Y el tercer cambio efectuado a la intuición de la tutela es que: “Se dispuso que el tutor
que no hiciera las imposiciones de los donativos pertenecientes a los incapacitados
dentro del plazo que fija la ley, pagará los réditos legales correspondientes, y se
concedió al Ministerio Público y a los parientes del pupilo el derecho de promover la
separación de los tutores que se encuentren en algunos de los casos en que la ley
dispone que sean separados”: (Rendón Ugalde, 2018 p.21). La participación del
Ministerio Público se presenta ya que la tutela es de interés público pues como se ha
mencionado a lo largo del ensayo la niñez representa el futuro de un Estado de ahí que
se busque en nuestra legislación siempre salvaguardar el interés superior del menor.
Pero no solo cuando el pupilo tiene la minoría de edad, en caso de ser incapaz o
interdicto se busca evitar el menoscabo de su patrimonio o que se les infrinja daños
morales a estos por parte del tutor.
Se tiene que explicar el proceso para establecer una tutela, de tal suerte que lo que
aquí se explicará es lo entendido conformé al Derecho adjetivo y al análisis de la
doctrinaria Carina Gómez Frode. “Procederá el nombramiento del tutor y se conferirá el
cargo, con la intervención de la autoridad judicial familiar respecto de las personas que
se encuentren en estados de minoridad o incapacidad.” (Gómez Frode. 2019 p.51)
Primero se debe presentar el supuesto jurídico de tener un menor de edad sin patria
potestad o algún incapacitado o interdicto, aunque estos estados por el simple hecho de
presentarse ya tienen nombrados un tutor. Conforme al Código sustantivo y adjetivo
puede intervenir en el nombramiento del tutor el Juez de lo Familiar, según el caso
concreto, pues se puede tratar de una tutela dativa, legitima o cautelar. Igual intervienen
el proceso el Consejo Local de Tutelas, el Ministerio Público, así como los familiares del
pupilo y terceros.
Es evidente que este ensayo tiene una esencia histórica jurídica pues ya que como
método de estudio para analizar la figura de la tutela se tuvo que remitir a la Antigua
Grecia y Roma. Esta última como lugar esencial de donde brota la institución tutelar. En
el Derecho Romano encontramos las bases de los tipos de tutela, la testamentaria, la
legitima y la dativa, al inicio en la etapa clásica la figura que es objeto de análisis de
este ensayo se encontraba bajo el principio del derecho de gentes fue hasta que éste
entro en desuso que se constituyo la tutela legitima. En Grecia encontramos la
institución de la tutriz como una dualidad jurídica implementada por el tutor para
nombrar a la madre del pupilo participe de la tutela.
Por otro sentido al analizar los diversos Códigos donde se pudo encontrar la figura de la
tutela ya sea porque estaban inspirados en el Derecho Romano y en las legislaciones
liberales del siglo XIX. Tal es el caso del Código de 1870 donde la tutela era ejercida
exclusivamente por hombre y nacionales, o como lo fue el Código de 1927 donde
todavía se presentan nociones jurídicas como las encontradas en el Código vigente, ya
sea la obligación del tutor de prestar garantía antes de iniciar su tutela.
Desde la perspectiva teórica y en relación con el derecho sustantivo y adjetivo la tutela
tiene el objeto de cuidar de la persona y de los bienes de esta porque se encuentra en
un estado de minoridad, interdicción o incapacidad. Según sea el caso de que tipo de
tutela se presente, dativa, cautelar o legítima el Juez tiene suma relevancia para vigilar
a los órganos de la tutela ya sea el curador y el tutor.
Y para acabar con la reflexión las tesis jurisprudenciales exponen la relevancia que
tiene la tutela para el buen desarrollo de las secuelas procesales de las cuales
participan los menores e incapaces. Gracias a los tratados y convenios de los cuales
esta suscrito México se tiene certeza jurídica al salvaguardar los derechos de los niños,
y es la misma tutela una institución que brinda seguridad y certeza jurídica a los
menores de edad, incapaces e interdictos.
BIBLIOGRAFÍA
IX.
ACTO DE AUTORIDAD PARA EFECTOS DE LA PROCEDENCIA DEL
JUICIO DE AMPARO INDIRECTO. LO CONSTITUYE EL RECHAZO DE
UNA ASEGURADORA A LA SOLICITUD PARA CONTRATAR UN
SEGURO DE GASTOS MÉDICOS MAYORES EN FAVOR DE UNA MENOR
DE EDAD CON DISCAPACIDAD, POR ESTAR INMERSO EL DERECHO A
LA SALUD EN CONDICIONES DE IGUALDAD Y NO DISCRIMINACIÓN.
Registro digital: 2025622, Semanario Judicial de la Federación,
disponible en: https://sjf2.scjn.gob.mx/detalle/tesis/2025622