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Lucía Eufemia Meneses Lucumí - editora académica

Socorro Ramírez | Pbro. Miguel Enrique Ávila | Luis Eduardo Meneses


Karen Inés Almanza | Héctor Galeano

FRONTERA &
MIGRACIÓN
en el Caribe colombiano:
el caso venezolano

Laboratorio de Paz Territorial


Vicerrectoría de Sede
Sede de La Paz
FRONTERA
& MIGRACIÓN
en el Caribe colombiano:
el caso venezolano
Lucía Eufemia Meneses Lucumí - editora académica
Socorro Ramírez | Pbro. Miguel Enrique Ávila | Luis Eduardo Meneses
Karen Inés Almanza | Héctor Galeano

FRONTERA
& MIGRACIÓN
en el Caribe colombiano:
el caso venezolano

La Paz, Cesar
2022
Catalogación en la publicación Universidad Nacional de Colombia

Ramírez, Socorro, 1951-


Frontera & migración en el Caribe colombiano : el caso venezolano / Socorro Ramírez [y otros cinco] ; editora
académica, Lucía Eufemia Meneses Lucumí ; [Claudia Mosquera Rosero-Labbé, coordinadora funcional] ; [Ana
Lucía Barrera González, profesional de apoyo] ; [cartografía, Sandra Gómez] ; [fotografía, César Alegría Vallejo].
-- Primera edición. -- La Paz, Cesar : Universidad Nacional de Colombia. Vicerrectoría de Sede. Laboratorio de Paz
Territorial, 2022
1 CD-ROM (76 páginas) : ilustraciones a color, fotografías, mapas.

Incluye referencias bibliográficas


ISBN 978-958-794-959-9 (e-book)

1. Fronteras -- Aspectos sociales -- Venezuela 2. Política de fronteras – Investigaciones -- Colombia 3.


Emigración e inmigración -- Historia 4. Trabajadores migratorios -- Venezuela 5. Xenofobia -- Colombia 6.
Venezolanos -- Emigración -- Colombia 7. Colombia -- Fronteras -- Venezuela 8. Colombia -- Relaciones
--Venezuela -- Tratados, convenios, etc. I. Ávila Díaz, Miguel Enrique, presbítero, 1970- II. Meneses, Luis
Eduardo, 1988- III. Almanza Vides, Karen Inés, 1980- IV. Galeano David, Héctor José, 1967- V. Meneses Lucumí,
Lucía Eufemia, 1975-, editor académico VI. Mosquera Rosero-Labbé, Claudia, 1965-, coordinador VII. Barrera
González, Ana Lucía, colaborador VIII. Gómez, Sandra, cartógrafo IX. Alegría Vallejo, César, fotógrafo X. Título

CDD-23 325.28709861 / 2022

Frontera y migración en el Caribe colombiano: el caso venezolano


© Universidad Nacional de Colombia, Autores:
Sede de La Paz Socorro Ramírez
Karen Inés Almanza Vides
© 2022, Autores
Héctor José Galeano David
Primera edición Miguel Enrique Ávila Díaz (Pbro.)
Luis Eduardo Meneses
Dolly Montoya Castaño
Editora académica: Lucía Eufemia Meneses Lucumí
Rectora
Transcripción: Maritza Gómez Aguirre
María Marcela Camacho Navarro,
Cuidado editorial: Camilo Baquero Castellanos,
Vicerrectora Claudia Mosquera Rosero-Labbé, Ana Lucía Barrera
González
Laboratorio de Paz Territorial, proyecto Cartografía y SIG: Sandra Gómez
BPUN No. 548 Fotografía: César Alegría Vallejo
Lucía Eufemia Meneses Lucumí, Corrección de estilo: Francisco Díaz-Granados
Directora Diseño y diagramación: Kilka Diseño Gráfico
Claudia Mosquera Rosero-Labbé, Impresión: Panamericana Formas e Impresos S.A.
Coordinadora funcional ISBN-impreso: 978-958-794-957-5
Ana Lucía Barrera González, ISBN-digital: 978-958-794-959-9
Profesional de apoyo ISBN (IBD): 978-958-794-958-2

Prohibida la reproducción total o parcial por cualquier medio sin la autorización escrita del titular de los
derechos patrimoniales.
Impreso y hecho en Bogotá D. C., Colombia.
Este libro es de distribución gratuita y está prohibida su comercialización.
Contenido

Prólogo 12
Claudia Mosquera Rosero-Labbé

Introducción 16

PRIMERA PARTE
La frontera, la migración histórica
y las relaciones binacionales 19
¿Quiénes son los migrantes venezolanos? La frontera,
la migración histórica y la relación entre Colombia y Venezuela 21
Socorro Ramírez

Especificidades de la migración en el Cesar y La Guajira.


Aspectos geográficos, socioeconómicos, étnicos y culturales 27
Karen Inés Almanza Vides

Acuerdos binacionales entre Colombia y Venezuela


y aspectos de la política exterior 36
Héctor Galeano David
SEGUNDA PARTE
Las acciones de la sociedad civil 43
Papel de la Pastoral Social del Departamento del Cesar.
Acciones específicas en el municipio de La Paz en la atención
a migrantes venezolanos 45
Miguel Enrique Ávila Díaz

Migrantes venezolanos en Barranquilla. Identificación de ayudas


por parte de Fuvadis dirigidas a migrantes venezolanos 51
Luis Eduardo Meneses

TERCERA PARTE
Respuestas a las preguntas del público 57
¿Qué medidas consideran que el gobierno colombiano debe tomar
para hacerse cargo de la situación de los venezolanos? 59
Socorro Ramírez

¿Consideran que parte del presupuesto nacional debe destinarse


a los inmigrantes en situación de vulnerabilidad? 60
Miguel Enrique Ávila Díaz (Pbro.) - Luis Eduardo Meneses

¿Creen que existe xenofobia contra los venezolanos o, por el contrario,


prevalece la aporofobia de la que habla Adela Cortina? 62
Socorro Ramírez - Miguel Enrique Ávila Díaz (Pbro.)

¿Cuáles deberían ser las medidas del gobierno y la sociedad


colombiana frente a las condiciones de vulnerabilidad
de los migrantes venezolanos? 64
Karen Inés Almanza Vides

¿Cómo entender el reflujo migratorio, ahora con la pandemia? 65


Socorro Ramírez - Luis Eduardo Meneses

Colofón 70
Lucía Eufemia Meneses Lucumí
Fotografía: César Alegría Vallejo, 2021
Prólogo
Claudia Mosquera Rosero-Labbé

La migración venezolana como oportunidad


para la creación de la paz a pequeña escala
En la narrativa hegemónica nacional la migración venezolana hacia Colombia
es vista como un fenómeno social, cultural, económico y político disruptivo de
una supuesta “armonía” de la sociedad colombiana; es así como instituciones
gubernamentales, personas y familias de los departamentos de La Guajira, Cesar
y Magdalena no escapan a esta desgastada narrativa. Este libro es una invitación
a comprender de la mano de personas expertas en este fenómeno, un poco más
de esta presencia transnacional, enmarañada en prejuicios epistémicos e incom-
prensiones interculturales creadas que impiden su cabal análisis.
Las recientes olas migratorias venezolanas hacia la región Caribe nos invitan
a no caer en la ahistoricidad de estas movilidades y a detenernos en las tipolo-
gías de migrantes que se engloban de manera homogenizante bajo el rótulo de
“venecos”: en ocasiones se trata de ciudadanos binacionales legalmente identi-
ficados por ambos países, en otras se trata de personas venezolanas con ascen-
dencia y descendencia colombiana; por ello cuando llegan a nuestro país poseen
dinámicas redes familiares a lo largo y ancho de la región. Sostengo que una
píldora para la amnesia colectiva sobre nuestra vieja, fluctuante y difícil relación
con Venezuela —y en especial, lo relativo a la violencia estatal representada en
13

la guardia venezolana— pasa por recordar que una parte de la historia reciente
sobre la movilidad social en la región Caribe continental está ligada a la osadía
de muchos hombres, mujeres y familias enteras que migraron en calidad de des-
plazados económicos en los años 80 y 90 hacia ese país.
Para una mujer de mi generación, no deja de ser extraño la imagen de otre-
dad radical que han construido algunos ámbitos políticos, medios de comuni-
cación y un sentido común ciudadano desinformado y acrítico, que desconoce
una serie de eventos culturales y de movilidad social ascendente que tuvieron
como protagonista la boyante economía petrolera del país vecino en sus años
de gloria económica.
Afirmo que la exitosa migración de caribeños pobres de áreas rurales y de
sectores populares empobrecidos en las décadas ya señaladas, produjo peque-
ñas clases medias en barrios y municipios colombianos. Hombres y mujeres que
realizaban trabajo duro en haciendas, casas de familia e industrias —en medio
de prácticas de xenofobia—, obtuvieron en Venezuela importantes capitales eco-
nómicos para la compra de casas, pequeñas fincas y otros bienes inmobiliarios,
realizaron inversiones en la educación de la prole en carreras como Medicina,
Derecho e ingenierías, y además trajeron a los territorios de origen nuevos con-
sumos culturales.
Estos migrantes trajeron de Venezuela una estela de Modernidad, pues el Ca-
ribe continental envió contingentes de personas que vivían bajo valores feuda-
les, en términos de derechos sociales y económicos, y en Venezuela encontraron
el discurso de la ciudadanía. De Venezuela llegaron, con nuevas palabras que eran
objeto de implacables sornas, otras formas de interacción social, innovaciones
en las formas de educar a los hijos e hijas, trajeron conocimientos de ciertas
tecnologías, aparatos electrodomésticos mágicos, autos deslumbrantes nunca
vistos por estas tierras. En Colombia solo los hogares con altos ingresos partici-
paban de consumos parecidos, sobre todo aquellos hogares vinculados con los
Estados Unidos o con el narcotráfico principalmente.
Con el desarrollo del Socialismo del Siglo xxi, y en la medida en que este pro-
yecto entró en contradicciones internas en su desarrollo, empezamos a encon-
trar población migrante venezolana en lugares inesperados. En los años 2016 y
2017, durante un trabajo de campo realizado en áreas rurales del municipio de
Riohacha, fui testigo de la presencia de bellas mujeres venezolanas en lugares
de difícil acceso. Historias de amores y erotismo llegaban a mis oídos como
14

confesiones por parte de las mujeres locales que miraban con recelo a estas re-
cién llegadas. Hombres campesinos o separados maritalmente rehacían sus vidas
con mujeres que sabían labrar el campo, embellecer el cabello, el rostro, las ma-
nos, los pies y que eran consideradas depositarias del bálsamo del buen trato.
En el año 2019, ya instalada en Valledupar, supe que familias de migrantes
venezolanos estaban cultivando, que traían sus propias semillas y que, bajo dis-
tintas modalidades de alquiler de tierras, garantizaban seguridad alimentaria
para sus familias al tiempo que vendían pequeños excedentes en la parte plana
de municipios como La Paz, Manaure y San Diego. Durante otro trabajo de cam-
po en el año 2021, realizado con el Laboratorio de Paz Territorial en la Serranía
del Perijá, escuché en varias entrevistas realizadas en fincas cafeteras que la
mano de obra flotante y estacionaria había contribuido al buen momento del
café en el Departamento del Cesar. Los dueños y dueñas de fincas se sentían
agradecidos con estas mujeres y hombres provenientes de Venezuela que, en
menos de una semana, aprendían el delicado arte de la recolección de grano del
café y que eran infatigables.
El Laboratorio del Paz Territorial asume que la migración venezolana repre-
senta una nueva oportunidad para que la subregión y el país, la cultura y la
economía regional de base agrícola, pueden salir robustecidas si aprendemos a
canalizar institucionalmente todo lo que los migrantes tienen para aportarnos.
El texto que usted tiene en sus manos titulado Frontera y migración en el Caribe
colombiano: el caso venezolano, es una buena oportunidad para conocer más sobre
las características y encrucijadas de la migración venezolana en nuestra región
Caribe. Les deseo una buena, atenta y enriquecedora lectura; ojalá compartan lo
aprendido con personas de proximidad que desconocen estas reflexiones. Una
sociedad como la nuestra, que está construyendo un nuevo pacto social después
de los Acuerdos de Paz de la Habana, no puede permitir que la xenofobia impida
que la paz a pequeña escala sea un realidad en nuestros barrios, veredas, corre-
gimientos, municipios y regiones.

Claudia Mosquera Rosero-Labbé, PhD


Profesora Asociada
Co-creadora del Laboratorio de Paz Territorial
Universidad Nacional de Colombia, Sede de La Paz
15

Fotografía: César Alegría Vallejo, 2021


Introducción

En este conversatorio1 vamos a hablar de un tema de actualidad. Es el tema de la


frontera y la migración venezolana que, en la Región Caribe, tiene unas caracte-
rísticas especiales de gran peso. El Laboratorio de Paz Territorial se ha enfocado
en el asunto y le preocupa el Caribe, sin duda, por ser esta una de las regiones
que más ha recibido migrantes venezolanos y binacionales en los últimos años,
entre otras razones, porque compartimos con Venezuela una frontera extensa
en los Departamentos de Cesar y La Guajira, la cual ha permitido una relación
fuerte con el hermano país y ha facilitado oleadas migratorias particulares, en
algunos períodos de la historia. Estas oleadas tienen que ver con la situación
económica de los dos países, con el conflicto armado y político y con sus múlti-
ples crisis. Adicionalmente, en los últimos tres años esa migración hacia Colom-
bia se aceleró, lo que ha obligado a pensar diferentes estrategias de atención y
control, como es muy bien conocido por todos nosotros. En este conversatorio
se analizarán dichas estrategias a partir de la presencia de expertos, académicos
y personas de la sociedad civil que realizan labores específicas de atención a los
migrantes venezolanos en la región.

1 Conversatorio realizado el 11 de junio del año 2020 vía Facebook Live y YouTube
(https://www.youtube.com/watch?v=ZzRkbKBz_TA). Como se verá, si se compara el texto
oral con el impreso del conversatorio, este ha sido intervenido ligeramente para pulir ciertas
marcas de la oralidad que no funcionan en lo escrito y subsanar saltos o muletillas. Por ello,
el presente texto fue validado por las y los participantes. Adicionalmente, el orden de las
intervenciones varió, en aras de fijar un orden temático que va de lo macrocontextual a lo
puntualmente político y humanitario de las problemáticas tratadas [N. de la Ed.].
17

Los invitados al conversatorio son: el sacerdote Miguel Enrique Ávila Díaz,


cura de la Diócesis de Valledupar y párroco de la ciudad de La Paz, Cesar, área en
donde se ubica la Sede de La Paz de la Universidad Nacional de Colombia. Está
con nosotros también el señor Luis Eduardo Meneses, director de la Fundación
de Atención Inclusiva Social y Humana (Fuvadis), con sede en Barranquilla.
Luis Eduardo es venezolano y tiene una institución específica que presta aten-
ción en una de las principales ciudades que recibe migrantes en el Caribe. Se-
guidamente, tenemos al profesor Héctor José Galeano David, profesor asociado
del Instituto de Estudios Políticos de América Latina y el Caribe, adscrito a la
Universidad del Norte de Barranquilla. Posteriormente, tenemos a la profesora
Karen Inés Almanza Vides, de la Facultad de Ciencias Económicas y Adminis-
trativas de la Universidad de La Guajira. Finalmente, contamos
con la presencia de la maravillosa profesora Socorro Ramírez, ju-
bilada de la Universidad Nacional de Colombia e integrante de
la organización Puentes Ciudadanos Colombia Venezuela. Y yo
soy Lucía Eufemia Meneses Lucumí, docente de la Universidad
Nacional de Colombia, Sede de La Paz, quien ejercerá la labor de
moderación del conversatorio. Bienvenidos a todos y todas.

Ubicación del Departamento del Cesar en el Gran Caribe


PRIMERA PARTE
La frontera, la migración
histórica y las relaciones
binacionales
Fotografía: César Alegría Vallejo, 2021
¿Quiénes son
los migrantes
venezolanos? La frontera,
la migración histórica y la
relación entre Colombia
y Venezuela
AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA

Socorro Ramírez
Doctora en Ciencia Política, Magister en
Relaciones Internacionales, licenciada
en Historia. Profesora jubilada de la
Universidad Nacional de Colombia.
Integrante de la organización Puentes
Ciudadanos Colombia Venezuela.

Para adentrarnos en el tema, pensemos qué es esa frontera, porque con frecuen-
cia desde Bogotá y Caracas, cuando se habla de frontera, se está pensando en
los 2.219 kilómetros de una línea que fue delimitada con mucho esfuerzo —se
llevó casi 100 años la delimitación de esa línea terrestre—. Pero cuando estoy
hablando de frontera voy más allá de esa línea, que dividió o destacó interac-
ciones muy importantes de toda naturaleza que articulan muy profundamente
a Colombia y a Venezuela.
22 Frontera & migración en el Caribe colombiano: el caso venezolano

No impunemente, cada uno tiene con el otro país su mayor frontera, la más
compleja, la más abigarrada, y propondría que la pensemos, más que a partir de
los siete departamentos colombianos que colindan con Venezuela o de los cua-
tro estados venezolanos que colindan con Colombia, a partir de interacciones
más sociales y ambientales, que muestran de manera muy precisa esta proble-
mática migratoria hoy y nos ayudan a entenderla (Figura 1).
Porque, en primer lugar, el Caribe y el desierto de La Guajira son el espacio
en el que se mueve una etnia binacional, los wayúu, que constituyen el 20% de
la población indígena venezolana y el 20% de la población indígena colombia-
na. Es una población que se piensa binacional. En su cosmovisión, piensan ese
territorio —que existía para su etnia desde antes de la delimitación— de manera
transfronteriza; por eso, con razón, ahora, en medio de todo este fenómeno
migratorio, ellos dicen “somos de allá y somos de aquí y tenemos derechos allá,
y aquí no somos migrantes”. Su cosmovisión los hace incluso recorrer a lo largo
de su vida todo el territorio del Zulia, que incluye la media y la alta Guajira co-
lombiana y parte del Zulia en Venezuela.
El segundo ámbito es justo donde está la Sede de la Paz. Es ese Perijá-Cata-
tumbo, que es interesante, porque los dos países comparten allí unos ecosiste-
mas estratégicos. De hecho, cada uno llama parque nacional a buena parte de
esa área. Pero es insólito que, compartiendo esos ecosistemas tan importantes,
no haya mucha coordinación entre los dos países. Se trata de un ámbito que, en
cuanto a la migración, ha sido fundamental, a diferencia del primero, donde Pa-
raguachón constituye el paso formal limítrofe. Aquí en el Perijá no hay un paso
formal, pero por allí pasaron en los años setenta y ochenta una buena cantidad
de colombianos, especialmente del Caribe, que en momentos de gran bonanza
petrolera en Venezuela fueron a trabajar al otro lado, muchos de los cuales es-
tán retornando ahora con familia binacional. Pero también en los años noventa
y en la primera década de los dos mil, en momentos muy agudos del conflicto
armado colombiano, muchas poblaciones fueron desplazadas, a veces casi com-
pletamente, al otro lado, para buscar algún tipo de apoyo.
El tercer ámbito es el más conurbanado. En él, casi siempre, cuando se habla
de frontera con Venezuela, se habla de Cúcuta, de Norte de Santander, del Táchira,
y es un ámbito muy andino, que comparte toda una articulación histórica y pobla-
cional. Lo que ocurre hoy con esa migración pendular de personas es que vienen
de Venezuela con mucha frecuencia a buscar servicios, a buscar bienes básicos,
¿Quiénes son los migrantes venezolanos? 23

Figura 1. La frontera colombo-venezolana y sus diferentes ámbitos

±
80°0'0"W 75°0'0"W 70°0'0"W 65°0'0"W San Vincente y 60°0'0"W

Frontera Colombo - Venezolana


las Granadinas
Aruba

La Antillas Granada
Guajira Neerlandesas
!
Nueva
Mar !
Falcón
Esparta Trinidad y Tobago
Caribe !
Atlántico Caracas
Vargas
! ! Yaracuy Sucre
Lara Carabobo
10°0'0"N

10°0'0"N
Aragua Miranda
Cesar
Magdalena Zulia Anzoátegui

Trujillo Monagas
!
Cojedes

Norte Portuguesa Delta


! Sucre Guárico Amacuro
de
Santander Mérida
Córdoba Bolívar Barinas
Cúcuta ! Táchira

Apure
! !

Zona en
Antioquia Santander Arauca Bolívar Reclamación
! !

! Boyacá
!
Caldas Casanare
Chocó !
5°0'0"N

5°0'0"N
Océano ! Cundinamarca
Pacífico Risaralda
! Vichada
!
Quindio
! Amazonas
!
Bogotá, D.C.
Valle del
Cauca Tolima !
!

Meta
!
Guainía
!
Cauca Huila !
!

Guaviare
Nariño !

! !
!

Caquetá
Putumayo Vaupés
0°0'0"

0°0'0"
1:10.000.000
Ambientes en la línea de frontera
Caribe - La Guajira 0 125 250 375 500
Amazonas
Brasil Km
Perijá - Catatumbo WGS 1984

Línea fronteriza Estados de Venezuela Cúcuta - Norte de Santander - Táchira Universidad Nacional de Colombia
Sede de La Paz
Límite departamental !
Capitales Perú Llanero Vicerrectoría de Sede
Laboratorio de Paz Territorial
Departamentos fronterizos Orinoquense - Amazónico Elaborado por Sandra Gómez.
!
80°0'0"W 75°0'0"W 70°0'0"W 65°0'0"W 60°0'0"W
Fuente: ESRI, USGS, NOAA, IGAC 2021, DANE 2021

a hacer compras, a recibir las remesas. Es una manera de articula-


ción que otras veces ha ido en el sentido inverso. Y es en esta zona
de alta conurbación, con cuatro puentes internacionales y solo tres
pasos fronterizos —porque se inauguró el Puente Tienditas, pero ni
siquiera se puso en marcha por la tensión entre los dos países—, en
donde tenemos el mayor flujo de esa migración pendular. Y por ahí
pasan la mayoría de las personas que salen de Venezuela tratando
de llegar a algún punto de Suramérica o aquellos colombianos que vienen con
familia binacional.
Después está el ámbito llanero, que tiene un paso fronterizo formal en Puer-
to Páez, entre Arauca y Apure, donde, en este momento, también se ubica parte
significativa de ese flujo poblacional. Y el último es el orinoquense amazónico,
que ahora está siendo muy conocido, más por la dinámica que tiene que ver con
la explotación del oro y del coltán y por todas las interacciones, muchas de ellas
irregulares, que se dan entre Colombia y Venezuela en ese ámbito.
24 Frontera & migración en el Caribe colombiano: el caso venezolano

Entonces me parece muy importante que veamos este tema migratorio en


ese contexto fronterizo y que lo veamos también en una relación binacional,
que ha sido muy compleja, porque, como decía, se fueron 100 años de esta re-
lación en delimitar la frontera terrestre, y en cada lado quedó la sensación de
pérdida territorial, y después se abrió la delimitación de áreas marinas y subma-
rinas, que lleva medio siglo. Ha sido muy conflictiva y no se ha podido terminar.
Los dos países habían logrado encontrar una buena relación en el marco de
la comunidad andina, pero, con el cambio de los modelos de desarrollo econó-
mico y de organización política de los dos países, y con la salida de Venezuela
de la Comunidad Andina, todo ese entrecruzamiento de las dos economías, ese
manejo de los temas poblacionales, de vecindad, migratorios, que tenía la inte-
gración andina y que se pensaban en ese marco, se ha liquidado, y más bien los
dos países están viviendo uno de los peores momentos de su historia, de gran
tensión entre los gobiernos centrales, que repercute enormemente y de manera
negativa en el contexto actual de gran flujo poblacional, que tiene a Colombia
como principal destino.

Dinámicas económicas binacionales y


mercados de trabajo transfronterizos

En estos ámbitos fronterizos, tan articulados, ha habido dinámicas


económicas binacionales y mercados de trabajo transfronterizos.
Además, son entre 12 y 15 etnias compartidas, es decir, la pobla-
ción que habita allá y aquí tienen circuitos de abastecimiento y
de generación de ingresos transfronterizos. En la medida en que
no funcionen los espacios conjuntos binacionales de regulación
de todas esas articulaciones, pues se termina dejando a la ilega-
lidad, a la criminalidad, el manejo de toda esa problemática. Venezuela tenía
la gasolina más barata del mundo y Colombia una de las más caras. Entonces
¿qué sucede cuando no hay regulación ni acuerdo?, pues hay contrabando, y esa
dinámica ha terminado, porque no solo la producción de petróleo y los precios
del petróleo cayeron. Además de la crisis que hoy está viviendo Venezuela en el
tema petrolero y de gasolina, hemos visto en estos días los barcos de Irán que
vienen a traerle gasolina. Venezuela produce un petróleo pesado que, para su
¿Quiénes son los migrantes venezolanos? 25

reconversión, requiere una serie de procesos, y hoy no está en condiciones de


adelantarlos.
Entonces muchas de esas dinámicas ilegales terminan siendo empujadas por
la incapacidad de los centros políticos nacionales de regular conjuntamente pro-
cesos transfronterizos. También hay que decir que a veces la población en la
frontera ve la informalidad en la que vive como absolutamente normal y no ve
la importancia de generar procesos regulatorios para evitar darles el margen a
economías ilegales que generen buena parte de la dinámica.
En el retorno masivo, los colombianos que se fueron en los años noventa y
dos mil, por razones económicas o por razones del conflicto, vuelven con familia
binacional a muchos de los pueblos, especialmente de la Costa Caribe, de donde
más salió población en el período, en búsqueda de alternativas, por ejemplo,
en haciendas zulianas, buscando ingresos especialmente en el estado de Zulia.
Y ese retorno hoy ha doblado en número varias poblaciones del Caribe colom-
biano, sin que se tengan dinámicas de inserción, de búsqueda de ingresos, ni
condiciones favorables para esa población, como tampoco para los migrantes
venezolanos.
De hecho, como ya lo han señalado varios de mis colegas, si bien se ha dado
el Permiso Especial de Permanencia (PEP) a cerca de la mitad de venezolanos
que se ha establecido en Colombia, no ha habido capacidad de vincularlos a di-
námicas económicas legales, así que la mayoría ha terminado en condiciones de
informalidad que, en momentos de pandemia, ha aumentado la vulnerabilidad
de esa población, expulsada de sus sitios de vivienda, sin cómo cubrir sus nece-
sidades básicas, lo cual ha hecho que la informalidad y la ilegalidad sigan siendo
la opción, ante la ausencia de alternativas económicas.
Es de esperar que, en esta coyuntura, se piense que no solo se necesita esa
regulación legal, tan necesaria e importante, y que los niños de venezolanos
que nacen en Colombia tengan la nacionalidad, porque eso les da una condición
legal, pues es vital que se planteen dinámicas económicas legales, especialmen-
te en las zonas fronterizas, en donde se concentra una importante población
itinerante.
26 Frontera & migración en el Caribe colombiano: el caso venezolano

Fotografía: César Alegría Vallejo, 2021


Especificidades de
la migración en el
Cesar y La Guajira.
Aspectos geográficos,
socioeconómicos,
étnicos y culturales
AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA

Karen Inés Almanza Vides


Doctora en políticas públicas, Magíster
en finanzas. Profesora de la Universidad
de La Guajira. Facultad de Ciencias
Económicas y Administrativas.

Para iniciar, quisiera centrarme en tres aspectos: el primero es de índole geográ-


fica, como lo mencionaba la profesora Socorro [Ramírez]; el segundo tiene que
ver con aspectos socioeconómicos, y el tercero, con esta índole ético-cultural
del pueblo wayúu.
Ahora, partimos de que, como sabemos, desde el año 2015 se agudiza la re-
lación diplomática entre los dos países y empieza un éxodo migratorio. Más de
20.000 colombianos son devueltos a Colombia y, de 2017 a 2020, prácticamente
se quintuplica la cantidad de venezolanos en nuestro país (Figura 2 y Tabla 1).
28 Frontera & migración en el Caribe colombiano: el caso venezolano

Figura 2. Incremento histórico de la población venezolana


en Colombia (2015-2020)

31.471 en 2005
53.747 en 2016
403.702 en 2017
1.072.432 en 2018
1.771.237 en 2019
1.809.872 en 2020

Fuente: cálculos de la autora a partir de información del DANE,


Censo 2018 y Migración Colombia 2020.

Como les dije, la primera condición es geográfica. Como se puede ver en el


mapa de la frontera entre Colombia y Venezuela (Figura 3), La Guajira y el César
comparten fronteras con el estado de Zulia. Sin embargo, como se ha dicho, hay
una frontera directa con La Guajira, una frontera viva, que más adelante explica-
remos, cuando entremos en los factores étnicos y culturales.
Mientras tanto, aquí podemos ver que solo tenemos límite con el Estado
del Zulia, donde el Lago de Maracaibo funciona como un límite natural para
las ciudades más céntricas, que están hacia la capital del país. Por el contrario,
el departamento de Norte de Santander limita con varios estados, como son el
Zulia, Táchira, Apure, y eso facilita que venga población de otros estados, en su
mayoría del Zulia, siendo este el factor geográfico más relevante.
La línea de toda La Guajira que limita con el Zulia tiene muchísimas particu-
laridades. Una de ellas es que, a pesar de que tenemos varios pasos fronterizos
de migración para regularizar el paso de las donaciones, La Guajira solo tiene
un paso fronterizo formal, que es el que está en Paraguachón. Sin embargo, a lo
largo de la frontera tenemos más de 200 pasos informales o trochas (Figura 4).
Especificidades de la migración en el Cesar y La Guajira 29

Figura 3. Rutas de ingreso de los inmigrantes venezolanos por el Caribe colombiano

±
75°0'0"W
Aruba
70°0'0"W

Rutas de los inmigrantes venezolanos


por el Caribe La Antillas
Mar Riohacha
Guajira Neerlandesas
Caribe Santa ! Golfo de
Marta
!
F
G Venezuela
Barranquilla
!
Falcón
Atlántico Caracas
Vargas
Valledupar
!
! Yaracuy
Cartagena Lara Carabobo
Miranda
10°0'0"N

10°0'0"N
Aragua
Cesar
Magdalena Zulia Lag o de Anzoátegui
Ma rac ai bo
Trujillo
Sincelejo
!
Cojedes

Monteria Norte Portuguesa


! Sucre de Guárico
Santander !
( Mérida
Panamá Córdoba Bolívar Barinas
Cúcuta !!
( !
(
Táchira Venezuela

Apure
Bucaramanga
! !
(
!
Arauca

Océano Antioquia Santander Arauca Bolívar


Pacífico

Ruta Paraguachón --> Riohacha,


! Medellín Puerto! !
(
Santa Marta, Barranquilla y Cartagena. Carreño

Ruta Paraguachón --> Bucaramanga


! Quibdó Boyacá
! 1:5.000.000
Línea fronteriza
Caldas Tunja Casanare
F
G Chocó
Paso de frontera Paraguachón Manizales
!Yopal
0 30 60 90 120

Cundinamarca Km
5°0'0"N

5°0'0"N
!
!
( Puntos de control fronterizo
Risaralda Magna Origen Nacional
! Vichada
Límite departamental
!
. Universidad Nacional de Colombia
Amazonas
Departamentos fronterizos Quindio !! Ibagué
Sede de La Paz
Bogotá, D.C. Vicerrectoría de Sede
!
Capitales Valle del Laboratorio de Paz Territorial
Cauca
Áreas protegidas (RUNAP) Tolima !
Villavicencio (
! Elaborado por Sandra Gómez.
75°0'0"W 70°0'0"W !
Fuente: ESRI, USGS, NOAA, IGAC 2021, DANE 2021, Migración Colombia, Cruz Roja Colombiana 2021.
Puerto Inírida

Figura 4. Puestos de control fronterizo entre Venezuela y Colombia

±
75°0'0"W
Aruba
70°0'0"W

Puestos de control fronterizo entre


Colombia y Venezuela La Antillas
Mar Guajira Neerlandesas
Caribe !
1!
(
Golfo de
Venezuela
!

!
Falcón
Atlántico Caracas
Vargas
!
! Yaracuy
Lara Carabobo
Miranda
10°0'0"N

10°0'0"N

Aragua
Cesar
Magdalena Zulia Lag o de Anzoátegui
Ma rac ai bo
Trujillo
!
Cojedes

Norte Portuguesa
!
Sucre de Guárico
2 Mérida
Santander (
! Cúcuta
Panamá Córdoba Bolívar !

Barinas
3!( .3
!
!
!
(
Táchira Venezuela
4 .4
!
Apure
!
!
(!

5
Océano Antioquia Santander Arauca Bolívar
Pacífico

6!
(
! !

1!
( Paso de frontera Paraguachón
2!
( Puerto Santander !(Puente Unión) Boyacá
1:5.000.000
Casanare
!

3!
Chocó Caldas
( Puente Internacional Francisco de Paula Santander !
0 30 60 90 120

Cundinamarca Km
5°0'0"N

5°0'0"N

4!
( Puente Internacional Simón Bolívar !

5!
Risaralda
( Puente Internacional José Antonio Páez
!
Línea fronteriza
Vichada
Magna Origen Nacional

!
Límite departamental Universidad Nacional de Colombia
Amazonas
( Puesto de Control Migratorio Quindio
!
6! Fluvial de Puerto Carreño Sede de La Paz
Bogotá, D.C.
!
Departamentos fronterizos
Vicerrectoría de Sede
Valle del
7!
( Puesto de Control Migratorio
Cauca
Fluvial – Inírida
Tolima
75°0'0"W
!
Capitales
!

70°0'0"W
7!
(
!
Laboratorio de Paz Territorial
Elaborado por Sandra Gómez.

Fuente: ESRI, USGS, NOAA, IGAC 2021, DANE 2021, Migración Colombia.
30 Frontera & migración en el Caribe colombiano: el caso venezolano

¿Qué características tiene la población que entra por acá? Pues que muchas
de estas personas no tienen pasaporte, e incluso no tienen documentación,
como pasa con algunos de los hermanos wayúu, quienes —como más adelante
lo explicaré— ingresan a su territorio más fácilmente por alguno de estos 200
pasos o trochas, siendo usadas principalmente dos de ellas, que se llaman La
Cortica y La 80. Entonces por acá hay acceso constante, incluso ahora, en medio
de la pandemia. Por este lado, como lo saben, no hay un corredor humanitario
formalizado, como sí lo hay en los otros estados. Entonces acá la gente todo el
tiempo está pasando para su retorno, pero cuando han llegado ha sido más fácil
entrar por aquí y luego irse a otros departamentos.
A este departamento no solamente llegan para quedarse. Sin embargo, cuan-
do se quieren establecer acá es porque es más fácil, porque hay algunos ele-
mentos culturales, sociales y gastronómicos afines. Compartimos gustos por la
música, [hay] un sinfín de elementos que nos unen y que hacen que la integra-
ción sea, digámoslo así, más fácil para la migración que quiere establecerse en
nuestro territorio.
Sin embargo, también tenemos la migración pendular, que corresponde a aque-
llos que llegan al departamento para abastecerse de productos de la canasta
familiar o llegan buscando atención médica o, si la utilizan, se regresan nueva-
mente a Venezuela o, si pueden, [al departamento de La Guajira] lo utilizan de
tránsito, porque van al Cesar, al Magdalena, al Atlántico, a Bolívar y hacía el res-
to del Caribe colombiano, pero en su mayoría están establecidos en el Atlántico
(ver Figura 3).
Entonces, según la Tabla 1, en La Guajira tenemos el 9% de la población, de
los 1.809.872 venezolanos [que habitan] en nuestro territorio, y de esos, más o
menos, el 9% está en La Guajira, pero principalmente llegan hasta el Atlántico,
Magdalena, Bolívar y César, que recibe un porcentaje bastante más bajo, que co-
rresponde al 31,22% de la población que está en el país. Las que vienen para acá
son personas del estado de Zulia, con el cual compartimos intereses a distintas
escalas que hacen más fácil el proceso de integración en nuestro país.
El segundo aspecto se determina por los factores socioeconómicos que vive
el territorio venezolano. El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha determina-
do que la crisis económica que vive Venezuela es uno de los 20 desastres econó-
micos del mundo. Según Cáritas, esto ha hecho que el 90% de la población esté
en vulnerabilidad, incluso se afirma que la gran mayoría de su población, el 90%
Tabla 1. Migración en los departamentos del Caribe (2017-2020)

Casos Covid-19
2017 % 2018 % 2019 % 2020 % Población % %
/ corte junio 9

40.719 / 1.308
Colombia 403.702 100 1.072.432 100 1.771.237 100 1.809.872 100,00 48.258.494 100,00 100
m

La Guajira 124.481 8,36 123.756 11,54 165.475 9,34 161.106 8,90 825.364 1,71 109 (37) 0,26

Atlántico 136.418 9,17 105.459 9,83 167.604 9,46 167.107 9,23 2.342.265 4,85 6.761 16,6
Especificidades de la migración en el Cesar y La Guajira

Magdalena 68.916 4,63 41.460 3,86 92.147 5,20 93.052 5,14 1.263.788 2,61 780 1,91

Bolívar 59.410 3,99 31.674 2,95 81.946 4,62 85.549 4,73 1.909.460 3,96 4.221 10,36

Cesar 43.469 2,92 32.471 3,02 58.689 3,31 58.201 3,22 1.098.577 2,27 449 1,1

Total
432.694 29,07% 334.820 31,20 565.861 31,93 565.015 31,22 7.439.454 15,41 12.320 30,23
Departamentos

Fuente: Elaboración de la autora. Cálculos a partir de información del DANE, Censo 2018 y Migración Colombia 2020.
31
32 Frontera & migración en el Caribe colombiano: el caso venezolano

de la población vulnerable, ha perdido hasta 10 kilogramos de su peso, lo que


refleja más o menos las características que van determinando la llegada de estos
migrantes venezolanos. También según Cáritas, el 41% de esta población come
una vez al día o no come, el 62% busca comida en lugares inapropiados y el 78%
come menos. Para el estado Zulia, Cáritas dice que el nivel de malnutrición está
por encima de la emergencia alimentaria, con un nivel del 20%.
Las características determinantes de la población que también está llegando
a los departamentos de La Guajira y el Cesar y al resto del Caribe corresponden
a personas que, como también afirma Cáritas, están “exportando” —así utiliza la
expresión dicha entidad— migrantes con: 1) dificultades de seguridad alimenta-
ria, 2) madres que están en condiciones muy precarias y 3) niños que están en
condiciones muy precarias. Según información que hemos recopilado en nues-
tras investigaciones, muchas de las familias que llegan son numerosas y llegan
con recursos económicos muy escasos o nulos, lo que los fuerza a veces a la
mendicidad y a emprender este viaje, tan difícil para ellos.
Otras características de los migrantes: tienen muy bajo nivel académico y
en su mayoría están buscando su subsistencia y recursos que les permitan so-
brevivir. Aquellos que gracias a las nuevas tecnologías mantienen contacto con
amistades o familiares que se han desplazado hasta acá, al resto del Caribe, ya
sea Magdalena, Atlántico o Bolívar, toman unas rutas caminando, lo que puede
llevarles hasta dos semanas o más, dependiendo de la población que empren-
de el viaje, que puede demorar incluso más tiempo. Y, al estar sin dinero todo
este tiempo, van pidiendo en la carretera para poder llegar hasta sus destinos.
Como vemos, son una población bastante vulnerable, lo que implica que tene-
mos unos retos, no solo como gobierno, sino como sociedad, y esto hace que
debamos afrontar esta situación de la mejor manera. Así que tenemos una po-
blación bastante vulnerable.
El último aspecto que les quería indicar [en el mapa] es que entre La Guajira
y Maracaibo existen 600 kilómetros [cuadrados], que hacen parte de la gran
nación Wayúu, una etnia milenaria que incluso en la época de la Colonia era
calificada como indómita. Fueron el único pueblo indígena que se resistió a la
colonización y a los proyectos de evangelización de los colonos. Sin embargo,
ahora están atravesando una serie de necesidades y pasando por adversidades
sobre las que más adelante podemos discutir o conversar.
Especificidades de la migración en el Cesar y La Guajira 33

Esto, grosso modo, es lo que hace que estos pueblos también se vayan desplazan-
do hacia el Magdalena y hacia el César. Se dice que hay más wayúu del lado venezo-
lano que del lado colombiano, cuya situación ha hecho que muchos de ellos tengan
que venir al lado colombiano reclamando un territorio, y a partir de ello se des-
pliega una serie de dificultades, tanto para ellos como para la población en general.

Poblaciones binacionales en la región.


Problemáticas relevantes

La población wayúu, como les dije, es una nación que se considera


milenaria, establecida en el territorio entre La Guajira y el estado
de Zulia, preexistente a unos límites internacionales, no a la deli-
mitación fronteriza. Esto ha permitido que haya crecido como un
solo pueblo y que, cuando hay bonanza de un lado de la frontera,
ellos obviamente aprovechen estos beneficios que está generando
una actividad económica. Pero históricamente también han sido
una población vulnerable, a raíz de la corrupción —y podríamos mencionar algu-
nos casos, pero no voy a señalar uno en particular—, y se dan factores climáticos
y de migración o que no se consideran migratorios, más la presencia de transna-
cionales que quieren explotar las energías renovables en su territorio.
Somos lo que se llamaría una población binacional. Esto hace que seamos un
solo pueblo, una sola nación, como les dije. Pero lo que está ocurriendo ahora es
que muchos de los que, de aquel lado de la frontera, la están atravesando y están
llegando a este lado, para quedarse, al no tener recursos, al llegar sin recursos,
pues le toca establecerse en unos asentamientos informales en condiciones muy
precarias. De hecho, las últimas noticias que hemos visto en los canales nacio-
nales mencionan que han tenido que recurrir a la basura para poder alimentarse
con sus familias.
Ha habido conflictos dentro de su propia estructura étnica, dados los fac-
tores que mencioné, junto con la explotación de las energías renovables en su
territorio, [pues] ellos al volver reclaman unos derechos sobre su territorio, por-
que allí están enterrados sus abuelos, sus padres, y eso les da derecho sobre
el territorio, derechos que nunca habían reclamado —incluso en una primera
experiencia—. Y han vuelto a reclamar [sus territorios] como suyos, porque sus
34 Frontera & migración en el Caribe colombiano: el caso venezolano

tradiciones así lo dicen. Entonces han llegado también a reclamar ese derecho
a negociar con esas transnacionales, lo que a alguna parte de su población no le
cae bien, porque piensan que han estado por mucho tiempo por fuera. Otros, sin
embargo, reconocen que ellos todo el tiempo han estado al frente y algún tiem-
po estuvieron enviando remesas, algún tipo de ayuda, y [reclaman] que ahora es
el tiempo de ayudarles a ellos.
Ellos reciben ayuda de muchas instituciones: del ICBF [Instituto Colombiano
de Bienestar Familiar], de la Organización Nacional Cáritas Colombia, del Pro-
grama Mundial de Alimentos, etcétera, pero esas ayudas que han recibido ahora
obviamente son muy pocas, porque hay más población. Incluso en su mayoría
están ubicados en el municipio de Uribia, el pueblo de Colombia donde más del
90% de la población es indígena, donde también viven en unas condiciones muy
precarias, así que, al llegar aquí, en unas condiciones adversas, se acentúan estas
dificultades que tienen que enfrentar como nación.
El cambio climático también los afecta. Los asentamientos los hacen con
bolsas, tal como en el resto del país se arman los asentamientos informales, con
láminas de zinc, y aquí [en La Guajira], por ser una zona desértica, podemos
alcanzar más 30 grados centígrados, y eso hace que, si tienen alguna actividad
agrícola o de cría de animales, no puedan suministrarle agua, [pues no la tie-
nen] ni para ellos. De hecho, un compromiso que tiene el Estado con ellos es
suminístrales el agua. Cuando dije que hay una debilidad o cierta parte de res-
ponsabilidad fruto de acciones del Estado frente a esta población, me refiero
específicamente a la Sentencia T-302 de 2017 que reconoce un estado de co-
sas inconstitucional y que el Estado tiene que procurarles alimentos, agua y los
elementos esenciales para su vida2. A pesar de que tal jurisprudencia sigue en
vigencia, cuando se ha indagado en qué van esos adelantos para atender esta po-
blación vulnerable, ellos han manifestado que no hay ninguna estrategia hasta
ahora. Entonces el abandono no solamente ha sido de parte de la propia socie-
dad, por lo que a veces sienten que son apartados, sino que también el Estado ha
contribuido a que haya mayor vulnerabilidad, porque no los atiende. Esto hace
muy difícil la situación de los hermanos wayúu en La Guajira.

2 Corte Constitucional, Sala Séptima, Sentencia T-302, “Acción de tutela para prote-
ger los derechos fundamentales a la salud, al agua y a la alimentación de los niños y niñas del
pueblo wayuu del Departamento de La Guajira”. Magistrado Ponente, Aquiles Arrieta Gómez,
8 de mayo de 2017 [N. del Ed.].
35
Especificidades de la migración en el Cesar y La Guajira. Aspectos geográficos, socioeconómicos, étnicos y culturales

Fototografía: César Alegría Vallejo, 2021


Acuerdos
binacionales entre
Colombia y Venezuela
y aspectos de la
política exterior
AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA

Héctor Galeano David


Doctor en Ciencias Sociales, magíster en
Resolución de Conflictos y Mediación,
especialista en Gobierno y Asuntos
Políticos. Profesor asociado del Instituto
de Estudios Políticos de América Latina
y el Caribe. Profesor de la Universidad
del Norte en Barranquilla.

El tema venezolano es uno de esos temas de política exterior que tienen una di-
mensión transversal y holística, una dimensión muy especial, no solamente por
lo que la profesora Socorro ha planteado al comienzo, en el sentido de que es
una frontera supremamente larga, la frontera terrestre más extensa que tiene el
país, sino, además, porque es una frontera verdaderamente viva. Esta población
ha compartido históricamente problemas, pero también sueños, y es el caso de
la población en La Guajira, el caso de la población de Norte de Santander y, por
supuesto, toda esta población que se da a lo largo de toda nuestra región.
Acuerdos binacionales entre Colombia y Venezuela y aspectos de la política exterior 37

Un tema también importante es que es una frontera muy sensible y vulnera-


ble al crimen transnacional en casi todos sus puntos. Otro aspecto muy intere-
sante, pero no favorable, tiene que ver con la mirada al asunto desde Bogotá. En
la práctica, la política exterior de Colombia ha estado históricamente concentra-
da en su mirada andina y, de hecho, ha dado la espalda casi toda su historia al
Caribe, al Pacífico, y las fronteras no son la excepción.
Una pregunta que hago siempre a mis estudiantes cuando comienza el curso
de Política Exterior Colombiana es si sabían que Colombia tiene un conflicto
fronterizo con Venezuela, y la mayoría no sabe que este existe, y no lo saben
porque, en la política exterior colombiana se olvidó que todavía tenemos un
conflicto limítrofe, y no solamente con Nicaragua, que es el más conocido —por
todo el tema de la Corte de la Haya—, sino también porque politizamos e ideolo-
gizamos la relación con Venezuela.
Y sí, tenemos un conflicto de décadas, prácticamente desde los años cin-
cuenta, por lograr definir los límites marinos y submarinos en el golfo. De he-
cho, solo hasta el gobierno de Julio César Turbay Ayala, en 1979, y durante
el gobierno de [Luis] Herrera Campíns, se logró construir de manera casi que
secreta un acuerdo, que denominamos la ‘hipótesis de Caraballeda’. Este era
un acuerdo muy particular, porque se ceñía a lo que posteriormente definió la
Convención del Mar de Jamaica, en 1982, teniendo en cuenta la línea media,
cuando cedemos jurídicamente la indudable e incuestionable soberanía sobre
los islotes de los Monjes, que entregamos en los años cincuenta, y ya llegamos a
un acuerdo que realmente era mutuamente beneficioso. Pero lamentablemente
la presión de algunos sectores políticos llevó a que este acuerdo se derrumbara.
Lo que quiero decir con esto es que ha sido históricamente una relación muy
tensa. De hecho, ese periodo lo conocimos como la “golfización” de la relación
binacional, que tuvo su punto de quiebre precisamente en 1987, con el famoso
incidente de la corbeta Caldas, donde realmente estuvimos casi que al borde
de un conflicto militar.
Esa golfización —es decir, esa relación binacional que se centraba en el tema
de la delimitación— se fue diluyendo paulatinamente. Una de las razones estu-
vo dada, en la década de los noventa, por el conflicto colombiano, que no solo
tuvo unas consecuencias terribles en materia humanitaria para Colombia, sino
también repercusiones en el vecino país, y esa relación empezó entonces a dar-
se alrededor del tema del conflicto. Hasta que, con la llegada del famoso Plan
38 Frontera & migración en el Caribe colombiano: el caso venezolano

Colombia, en el año 2001, se olvidó completamente que teníamos un conflicto


que debíamos resolver.
Ahora bien, la relación nuestra es tan importante, pero tan importante, que
cuando uno mira el tema comercial, ve que el mejor socio estratégico que Co-
lombia ha tenido ha sido Venezuela. Es el mercado con mayor valor agregado.
Y aunque no podemos decir que sea el mercado con un mayor monto de ex-
portaciones, incuestionablemente es un mercado que tiene un valor agregado
excepcional para la producción nacional.
De hecho, cuando Venezuela sale de la Comunidad Andina de Naciones
(CAN), exactamente en el año 2006, prácticamente se le da un golpe tan fuerte
a la CAN que ese intracomercio tan valioso se diluye. Y ahí está el resultado que
hoy evidenciamos en la Comunidad Andina de Naciones. El comercio con Vene-
zuela es tan importante que, cuando uno mira las cifras, ni siquiera el comercio
con Perú, y tampoco el comercio con México —país con el cual hicimos el G3
[Tratado del Grupo de los Tres] y, posteriormente, firmamos un tratado de libre
comercio—, llegó a ser tan fuerte y tan sólido, tanto que solamente hasta el año
2015 se lo superó, con el quiebre de la economía venezolana.
Con esto lo que quiero destacar es la importancia que tiene para la política
exterior nuestra el tema venezolano o que debería tener, porque no lo tiene
realmente en estos momentos. Hay unos espacios que se lograron consolidar,
algunos más, otros menos, en esta larga y complicada historia, espacios que hoy
deberían estar más vivos que nunca, algunos de los cuales se lograron conso-
lidar a finales de los ochenta, por ejemplo, las comisiones de vecindad, como
la Combifron [Comisión Binacional de Fronteras], que estaba más enfocadas
en el tema militar, y la Copaf [Comisión presidencial de asuntos fronterizos
colombo-venezolanos]. Estas instancias buscaban fundamentalmente generar
espacios de diálogo y, especialmente, involucrar a esas partes de la sociedad
civil, a esas partes de la comunidad que requieren tener voz en estos procesos
de convergencia y de divergencia, sobre todo en comunidades que tienen pro-
blemas comunes.
Y, por supuesto, en estos puntos de quiebre, pues tenemos que hablar de
las relaciones diplomáticas. La profesora Karen [Inés Almanza] hablaba del año
2015, pero sin duda alguna el 2018 es un año muy dramático, ya que Colom-
bia decide no nombrar embajador en Venezuela y terminamos retirando todas
las misiones consulares de lado y lado, pues [el presidente Nicolás] Maduro,
Acuerdos binacionales entre Colombia y Venezuela y aspectos de la política exterior 39

también en el año 2019, poco después del famoso fracaso de la ayuda humani-
taria en Norte de Santander, tampoco nombró embajador.
Como Colombia no reconoce al gobierno de Maduro, pues el último embaja-
dor nombrado fue Ricardo Lozano Coreo, eso tiene unas consecuencias, y aquí
voy al tema migratorio, que Colombia no aborda, por implementar una estrate-
gia política. Y aquí voy precisamente al tema político de lo diplomático, cuando
la estrategia de Colombia inicia como un cerco diplomático, que es el plantea-
miento que hace el presidente Duque al llegar a la casa de Nariño el 7 de agosto
del 2018. Un cerco diplomático enfocado a sacar del Palacio de Miraflores a
Maduro. Sin embargo, desde la diplomacia colombiana empiezan a darse men-
sajes, como el que emitió el muy polémico embajador Francisco Santos en Was-
hington, quien fundamentalmente dijo que todas las alternativas estaban sobre
la mesa para sacar a Maduro, y en ese orden de ideas, termina Colombia dándole
el reconocimiento a [Juan] Guaidó en enero del año pasado [2019]. Entonces
Colombia entra en un proceso muy complejo, casi que único, y es reconocer a
un presidente que no tiene poder, que no tiene capacidad de acción frente al
tema migratorio, y terminamos con una frontera completamente cerrada —por-
que oficialmente está cerrada—, la cual, para el caso de La Guajira y el Norte de
Santander, termina siendo apoderada y controlada por los grupos ilegales.
No fue casual que el [autoproclamado] presidente venezolano, en ese famo-
so traslado que tuvo de Venezuela a Colombia, terminara en una foto muy famo-
sa con dos delincuentes criminales de la banda de los “Rastrojos”, que estaban
armados en el momento de tomar la foto. Es decir, esta es una demostración de
que esta negación de la legitimidad de Maduro ha llevado a Colombia a un vacío,
con unas víctimas, que son básicamente los migrantes, y también esos retorna-
dos colombianos, los cuales en realidad no tenemos claramente identificados
desde Migración Colombia. No sabemos cuántos son y dónde están ubicados, ni
de esas familias binacionales que terminan retornando.
40 Frontera & migración en el Caribe colombiano: el caso venezolano

Reactivación económica binacional. Aspectos


de política exterior

Básicamente, es un tema de voluntad política. La política exterior


colombiana, desde el 7 de agosto del 2008, entró nuevamente en
una fase de ideologización. Digo “nuevamente”, porque este fue
un factor prevalente durante la primera década de este siglo, y
también entramos en un proceso que denominamos “securitiza-
ción”. De ahí las fuertes tensiones que hay, y el interés de jugado-
res estratégicos, no solamente de Estados Unidos, sino de Rusia,
por ejemplo. En ese sentido, pues nuevamente tenemos que bus-
car y retomar el pragmatismo, como una premisa fundamental, no solamente en
temas comerciales, en temas económicos, sino en temas humanitarios.
Reconocer solamente la presidencia de Guaidó deja por fuera cualquier ac-
ción que se pueda tener en favor de los migrantes, pues es realmente una equi-
vocación que está cometiendo el gobierno de Colombia. No quiero decir con
esto que debamos reconocer el gobierno de Maduro, que creo que son pocos
los gobiernos del mundo que lo reconocen como un mandato legítimo. Por su-
puesto que en Colombia tenemos claro que es un mandatario que de manera
ilegítima sigue en el palacio de Miraflores, pero —y esto es muy significativo—
tenemos que construir canales de comunicación. Si no tenemos canales de co-
municación, así sean informales, cualquier acción en términos económicos y
comerciales —que es vital para la frontera, con una realidad muy distinta a la
que tiene el centro del país—, pues [los migrantes] no van a tener opciones ni
para salir de esa ilegalidad, como lo plantea la profesora Socorro [Ramírez], y
mucho menos habrá acciones que den alternativas a los migrantes, y es lo que
de hecho están viviendo en este momento.
En Bogotá hay un grupo de migrantes buscando volver, e igual pasa en otras
ciudades del país, desde donde también están buscando retornar, pero se en-
cuentran con una frontera semicerrada o encuentran la otra alternativa, donde
básicamente estas trochas inhumanas y peligrosas están “administradas” por
Acuerdos binacionales entre Colombia y Venezuela y aspectos de la política exterior 41

delincuentes, por criminales, como el caso de los Rastrojos. Entonces creo vi-
tal, importante y urgente —máxime hoy, por todo lo que tiene que ver con el
Covid-19— construir unos canales de comunicación formales o informales que
permitan conocer y compartir información, no solamente sobre el tema comer-
cial y económico, sino también —y creo que es lo más clave hoy— sobre el tema
humanitario.

Fotografía: César Alegría Vallejo, 2021


42 Frontera & migración en el Caribe colombiano: el caso venezolano
Las acciones de la sociedad civil 43

SEGUNDA PARTE
Las acciones de
la sociedad civil
44 Frontera & migración en el Caribe colombiano: el caso venezolano

Fotografía: César Alegría Vallejo, 2021


Papel de la
Pastoral Social del
Departamento del Cesar.
Acciones específicas en
el municipio de La Paz en
la atención a migrantes
venezolanos
AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA

Miguel Enrique Ávila Díaz


Párroco de la Parroquia San Francisco de Asís
de la cabecera municipal de La Paz, Cesar.
Sacerdote de la Diócesis de Valledupar.

Aquí en La Paz comenzamos un trabajo con los hermanos de Venezuela en el


año de 2018. Comenzamos con ellos a trabajar, dado que en las calles había un
problema de mendicidad puerta a puerta, con familias en las calles, durmiendo
en los parques, tiradas, y entonces nos dimos a la tarea de mirar cómo les ayudá-
bamos, como ayudamos a mitigar un poco esta situación que se presentaba aquí
concretamente en esta parroquia y en este municipio de La Paz.
46 Frontera & migración en el Caribe colombiano: el caso venezolano

Fuimos ayudados por una periodista italiana, debido a un trabajo que había-
mos hecho en Tierra Grata, Municipio de Manaure, con los exguerrilleros que
volvían en el marco del proceso de paz. Ella, interesada en ese trabajo, nos dijo
que nos iba a ayudar en el tema de los venezolanos, y nos ayudó con un recurso
que nos envió la Conferencia Episcopal Italiana. Con este aporte hicimos dos
cosas básicamente. La primera fue hacer un censo, para conocer la población de
venezolanos que teníamos aquí en La Paz y en qué condiciones estaban y en qué
condiciones vivían allá. Ese censo arrojó la cifra de 1.050 venezolanos.
Con ese censo nos fuimos a Bogotá a tocar las puertas de las distintas insti-
tuciones del Estado y también de empresas privadas o embajadas, como la de
Noruega, pero no obtuvimos ninguna respuesta. Al final, nos regresamos con
las manos vacías y comenzamos a hacer aquí una campaña con la gente, que
colaboró mucho y se solidarizó con esta situación de los venezolanos. A través
de las homilías, en las eucaristías, comenzamos con una recolección de colcho-
netas, ropa, zapatos, y fuimos así socializando con ellos esta cercanía de darles
esas cositas, mientras mirábamos a ver qué otras cosas solucionamos con ellos.
A través de la Cancillería Colombiana, cuando estaba el doctor Holmes Tru-
jillo, fuimos, lo buscamos, hablamos con él, nos atendió muy amablemente y,
bueno, él nos dijo que él iba a ser una conexión con el Plan Mundial de Alimen-
tación (PMA) para un proyecto que ya nosotros teníamos elaborado: un come-
dor para 500 personas. Sí, y al final pudimos establecer la conexión con el PMA,
y con ellos comenzamos el comedor comunitario el 1 de enero del año 2019, con
500 desayunos y 500 almuerzos.
La población es muy variable. Tuvimos muchas dificultades con ellos en el
tema de la organización, porque si bien llegan personas de las ciudades fron-
terizas, como Maracaibo, allí cerquita, también vienen de lejos, de la capital,
y de ciudades grandes con distintas culturas y modos de pensar las cosas de la
vida. Ese comedor lo tuvimos hasta el 29 de junio del año 2019, con un censo
que hicimos. Las personas que atendimos aquí fueron 1.786, es decir, hasta el
29 de junio había solamente en La Paz, 1.786 venezolanos. En el censo nacional
aparecían en La Paz solamente registrados 700, y quedaban 1.068 por fuera,
porque hubo mucho miedo de parte de ellos cuando estaban haciendo el censo
del Estado, la recolección de datos, y había mucha incertidumbre, miedo de que
los fueran a deportar, y una cantidad de temores.
Papel de la Pastoral Social del Departamento del Cesar 47

Luego que quitamos el comedor, comenzamos también con el mismo Plan


Mundial de Alimentación a repartir 500 raciones de mercado por familia, por
núcleos familiares. De acuerdo con el número de familiares, se les daba una
cantidad de mercado. El más bajito era de $180.000, y ahorita el más alto está
en $370.000. Ellos mismos dicen que están muy satisfechos, porque, para una
familia de siete personas, un mercado de $370.000 les alcanza para un mes o un
mes y piquito. Ahí se acomodan ellos.
Además de eso, otras actividades que hemos hecho anexas al programa,
como parroquia, son: por ejemplo, buscarles los lugares de estudio en los cole-
gios, hablar con los rectores, que han estado también muy disponibles, según la
disposición del Ministerio de Educación Nacional. También nos ha tocado hacer
conexión con el puesto de salud, que es un solo puesto de salud aquí de La Paz,
muy precario, entre otras cosas, y ustedes saben que entre las mujeres de Vene-
zuela se disparó la tasa de natalidad. Entonces tuvimos también que ayudarles
un poco con pañales, haciendo campañas de pañaletón. Aquí inventándonos
cosas, para poderles ayudar y suplir un poco sus necesidades, según lo que no-
sotros podíamos como parroquia.
Digamos que eso, grosso modo, es lo que hemos hecho. Además, que les he-
mos celebrado los cumpleaños, también, hemos realizado campañas de integra-
ción, para que se sientan mejor. En un colegio de aquí [en La Paz] hicimos una,
y les celebramos el día del padre, el día la madre, el día del niño, y en la tarde
les llevamos payasos, conjuntos musicales. Con ellos participamos, nos mezclá-
bamos, cosas así sencillas, juegos que los integraran entre ellos y con nosotros,
y también con la población colombiana. Algunos fueron invitados a esas activi-
dades, para que se quitaran de la cabeza muchos prejuicios con respecto a ellos.
A veces con razón, pero la gran mayoría de veces infundados, fruto de tantas
cosas que se dicen, ya que algunas veces la gente, digamos, se siente como un
poco molesta. Eso ha sido el trabajo que hemos hecho aquí en la Parroquia San
Francisco de Asís de La Paz, así en términos generales.
48 Frontera & migración en el Caribe colombiano: el caso venezolano

Ubicación de los migrantes y sus familias en


La Paz. Mercados de trabajo transfronterizos

Como decía la profesora Karen [Inés Almanza], la población, en su


mayoría —el 99%, casi el 100%— llegan en un estado de vulnerabi-
lidad con su familia; muchos salen de su territorio, de su país, casi
que deprisa, buscando ayuda, queriendo encontrar aquí muchas
soluciones a sus problemas, y se encuentran, por ejemplo, en La
Paz, que es un territorio que vive en muy precarias condiciones,
donde no hay una economía fuerte, [pues] la economía de La Paz
se basa en la pequeña agricultura, la ganadería y, como ustedes
bien saben, en la elaboración de las famosas almojábanas de La Paz. De eso vive
La Paz, y las familias llegan [acá] en este estado de vulnerabilidad, con niños y
enfermos. Precisamente el PMA y Usaid [Agencia de los Estados Unidos para el
Desarrollo Internacional - United States Agency for International Development]
han dado respuesta a esta situación, especialmente en la nutrición de los niños.
Cuando nosotros en el censo les preguntábamos a las familias venezolanas y
a los hermanos colombianos retornados —que también están incluidos en este
programa—, qué era lo que más necesitaban de parte de nosotros y en qué que-
rían que les ayudásemos, mencionaron que la necesidad más apremiante para
ellos era prioritariamente la alimentación: “queremos comida”, “queremos co-
mer”. Junto al tema de la alimentación vienen otros problemas conexos, como
enfermedades, porque las familias salían también con sus niños a pedir. Y bue-
no, a esta situación de enfermedad, de falta de alimentación, que se estaba agu-
dizando bastante aquí en La Paz, de alguna manera se le dio respuesta. En este
momento son mil familias, mil personas que están siendo ayudadas mensual-
mente, mil personas, de los más de dos mil que tenemos aquí en La Paz, porque
vamos haciendo con ellos una rotación.
En cuanto a lo que dice la profesora Socorro [Ramírez] del problema de la
gasolina, aquí ustedes saben que la Paz fue el epicentro, después de La Guajira,
de la venta de gasolina, situación que terminó entre los años 2014 y 2015 con
un acuerdo mediante el cual se indemnizó, por decirlo de alguna manera, se les
dio algún recurso a los gasolineros, y se acabó con el negocio de la gasolina aquí.
Papel de la Pastoral Social del Departamento del Cesar 49

También hay un problema con relación a lo que hablaba la profesora Karen


respecto de la etnia wayúu allá en La Guajira. No podemos olvidarnos que aquí,
concretamente en La Paz, también hay venezolanos yukpas, que están en nues-
tro territorio. Ellos también llegan aquí a pedir, con su cédula y todo, porque
se han venido de allá, de la frontera, por la Sierra de Perijá, y se han pasado
aquí. Ahora están ubicados algunos de ellos en el punto que se llama El Mira-
dor, cerca al corregimiento de San José de Oriente. Algunos de ellos están allí y
reclaman con su documentación ser venezolanos y, por supuesto, también ser
colombianos, como suele suceder con las etnias fronterizas. Ese es otro proble-
ma, digamos otro reto, más que problema, que tenemos también que afrontar
con la etnia yukpa.
50 Frontera & migración en el Caribe colombiano: el caso venezolano

Fotografía: César Alegría Vallejo, 2021


Migrantes
venezolanos en
Barranquilla. Identificación
de ayudas por parte
de Fuvadis dirigidas a
migrantes venezolanos
AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA

Luis Eduardo Meneses


Director de la Fundación de Atención
Inclusiva Social y Humana (Fuvadis)
con sede en Barranquilla.

La Fundación de Atención Inclusiva, Social y Humana (Fuvadis) es una organi-


zación que existe también legalmente en Venezuela. Soy su presidente en Vene-
zuela, pero circunstancias de las que todos sabemos —de crisis política, econó-
mica y social— pues me llevaron a migrar. Fui funcionario público en Venezuela,
exactamente de Maracaibo, Estado Zulia, pero múltiples razones, mayormente
familiares, me llevaron a abrir el espacio de una organización.
52 Frontera & migración en el Caribe colombiano: el caso venezolano

Mi intención nunca fue trabajar, hacer activismo por los derechos humanos
de la población lgbti en Venezuela; nunca viene con la intención de hacer acti-
vismo acá en Colombia. Sencillamente [este] iba a ser un país de paso, es decir,
iba a hacer dinero acá. Porque [para] todo migrante —y pienso como inmigrante,
porque lo soy— Colombia es ese sueño suramericano de mejorar la calidad de
vida.
Venía era a trabajar, a hacer dinero e irme a España en condición de asilado
o refugiado, por temas de persecución, por razón de orientación sexual e iden-
tidad de género, pero una situación familiar me llevó a trabajar principalmente
en favor de las personas que viven con VIH, que no tienen acceso a tratamientos
antirretrovirales, que están de forma irregular en el país y que no cuentan con
aseguramiento del sistema de salud del estado de Colombia.
Un trabajo que ahora en agosto cumplimos dos años [de estar realizando]
como organización de hecho, y el 1 de noviembre cumplimos un año de tener
personería jurídica inscrita ante la Cámara de Comercio. Tenemos una sede, una
casa muy bonita de verdad, gracias a un aporte que nos dio Open Society Funda-
tion, que, en estos momentos, en conjunto con la corporación Red Somos, desde
Bogotá, nos lleva toda la parte financiera, ya que cuando nos llegó este recur-
so no teníamos personería jurídica ni cuenta bancaria. Entonces Open [Society
Fundation] buscó la modalidad de sombrilla para poder acceder a esos recursos.
Barranquilla no solamente tiene esta organización. Aquí hay tres organiza-
ciones más que vienen haciendo un trabajo arduo, muy bonito, muy significati-
vo; principalmente: la Asociación Venezolanos en Barranquilla, a la que hay que
reconocer todo este tiempo que tienen trabajando con la población proveniente
de Venezuela migrante y retornada; la Fundación De Pana Que Sí, del compañero
Tyler, y la Organización Mujeres sin Fronteras, que previamente se llamó Vene-
zolanos Unidos en Barranquilla, y era una organización que daba asistencia y
orientación e información vía web. Hoy se convierte en una organización consti-
tuida legalmente, muy enfocada en la mujer, específicamente, en este momento,
en la Playa, en el Sector La Cangrejera cerca a Puerto Colombia, pero ahora ya
está haciendo un trabajo más grande en otras ciudades, incluyendo Soledad, en
Atlántico.
Venimos trabajando de la mano de la cooperación internacional y las institu-
ciones del Estado, como alcaldía y gobernación. La población migrante deman-
da unas necesidades específicas de protección, porque vienen huyendo, vienen
Migrantes venezolanos en Barranquilla 53

saliendo, es una migración forzada. Yo no migré porque quise migrar, por ha-
cer turismo o porque tenía suficientes recursos económicos, mucho dinero, bo-
nanza económica, para poder gastármela acá en Colombia o en cualquier parte
donde hubiese querido. Es una migración forzada, donde el mismo gobierno de
Venezuela ha hecho que a la gente le toque migrar en diferentes tiempos.
Hubo una primera migración, que eran las personas con más poder adqui-
sitivo, luego la migración de las personas que medianamente podían tener un
pequeño negocio y ahora, en estas últimas oleadas, la migración más de las per-
sonas del barrio, del común, que muy poco llegó a estudios superiores. Es una
migración que tiene unas necesidades específicas.
En Fuvadis venimos atendiendo a esa población, pese a que trabajamos para
venezolanos migrantes y retornados con VIH, población lgbti, hombres y mu-
jeres que les toca ejercer el trabajo sexual, por supervivencia, Eso se ha visto
mucho en estos tiempos de migración. No nos cerramos ni nos cerraremos a
atender a toda la población que requiera nuestra atención. En este momento
venimos haciendo un trabajo con Profamilia de atención en medicina general
con Americares, cooperando en remisión de casos para asistencia multipropó-
sito, por el tema de la pandemia del Covid, que ha afectado a muchos de los
migrantes. De estos, prácticamente más del 60% ejerce un trabajo informal, bien
sea que estén [contratados de forma] regular o irregular, porque muchas de las
personas no tienen la información sobre lo que es el PEP ni para qué les sirve.
Acá hemos tenido casos de usuarios que llevan dos años con el PEP, y que ya
están renovando su segundo periodo de permiso de permanencia, pero no han
tenido salud en esos dos años, no estuvieron inscritos en una seguridad social,
no estuvieron afiliados a una EPS, no tuvieron [afiliación al Sistema de Identifi-
cación de Potenciales Beneficiarios de Programas Sociales] Sisben.
Entonces hay falta de información, hay falta de comunicación con esta po-
blación. Sin embargo, sabemos que desde el Estado colombiano se están buscan-
do las herramientas y [se está trabajando en] los mecanismos, tanto nacionales
como internacionales, de búsqueda de fondos para atender y poder mitigar el
impacto, no solamente de la migración, sino de la actual pandemia. Todo esto
nos llama a la solidaridad, a la hermandad entre los pueblos, [por tratarse de]
una situación que acoge a pobres, ricos, personas propiamente colombianas,
venezolanas o de otras nacionalidades, que están acá represadas por el tema del
cierre de aeropuertos.
54 Frontera & migración en el Caribe colombiano: el caso venezolano

Creemos que es muy importante que sigamos trabajando de la mano con


las organizaciones de la sociedad civil, no solamente las que están en la Costa
Caribe, no solamente las que están en Barranquilla, sino a nivel nacional. Son
organizaciones aliadas que vienen haciendo un trabajo, por así decirlo, sudando,
trabajando desde su casa, dedicándole tiempo para atender, informar, comuni-
car a toda la población que esté [acudiendo] en pleno [acerca] de sus derechos
como venezolanos y, así mismo, también de sus deberes, porque estamos en
un país ajeno y nos tenemos que adaptar a las leyes de acá. Sin embargo, eso
también nos ha llevado a trabajar, no solamente para [solucionar] el tema de
información y comunicación, desde lo externo, sino también internamente con
la población migrante de Venezuela.

Barranquilla: una ciudad cooperativa para los


migrantes venezolanos. Mercados de trabajo
transfronterizos

Barranquilla se comporta como una ciudad de frontera, tanto para


las instituciones como para la cooperación. Así lo han denominado
y establecido [estas instancias]. Tanto así que Barranquilla tiene
uno de los flujos migratorios mixtos [más altos] de agencias de
cooperación internacional, también con bastantes agencias que le
están poniendo el pecho y corazón a la atención de la crisis huma-
nitaria. Sin embargo, como organización, nosotros veíamos que es
la dinámica de crecimiento urbano y en temas turísticos, culturales, lo que llama
mucho la atención [de todos los interesados en venir acá], por lo menos en los
meses de diciembre, enero, febrero, marzo. Por carnavales, el trabajo informal
es mucho más accesible, diría yo.
También se tiene que decir, a pesar de las limitantes que pudieran tener
los centros de salud, que Barranquilla cuenta con un sistema de salud bastante
completo, que va desde [la indicación] de pasos [a seguir], caminos [de aten-
ción], [hasta información sobre] hospitales de alto nivel. Aunque para la pobla-
ción migrante no asegurada todavía es un poco difícil acceder [a tales servicios],
porque tiene que pasar por un triage sumamente específico y, al mismo tiempo,
Migrantes venezolanos en Barranquilla 55

no se le garantiza una atención, más allá de la urgencia vital. Se pudiera decir


que [esto se debe a que] en Barranquilla pues tiene mayor población migrante.
Enfocado en eso ahora, el nuevo Centro de Atención al Migrante que tiene la
Alcaldía de Barranquilla es un espacio que se abre para la población provenien-
te de Venezuela migrante y retornada. Nosotros, en este caso, también como
organización a nivel de la Costa y a nivel de todo el Caribe, venimos reflejando
con muchos usuarios, mayormente población con VIH, que no acceden a trata-
mientos y se viene acá, porque nos resulta difícil en otros territorios poderles
suministrar la consulta médica, el acceso al medicamento. Entonces el migrante
viene a Barranquilla quizás por haber organizaciones que pudieran brindar ma-
yores servicios.
También por el tema de la pandemia, por el tema del Covid, muchos de ellos
han buscado la forma de migrar. Migran por no tener empleos seguros o esta-
bles, [con] los comercios cerrados, los arrendatarios [presionando], aunque mu-
chos —y hay que reconocerlo— son condescendientes, son amables, entienden
la situación, [pero] otros no, sencillamente echan a la calle a las personas, por
no pagar, así sea arriendo diario mensual, que es el caso que tenemos nosotros
ahorita. Hemos remitido más de 30 personas con diagnóstico positivo en VIH
a una organización de cooperación internacional para alojamientos, porque los
arrendatarios sencillamente no esperan o no tienen la paciencia, ni tienen esa
sensibilidad humana para atender o esperar, por la crisis que estamos viviendo
en este tema del Covid.
56 Frontera & migración en el Caribe colombiano: el caso venezolano
Respuestas a las preguntas del público 57

TERCERA PARTE
Respuestas a las preguntas
del público
58 Frontera & migración en el Caribe colombiano: el caso venezolano

Fotografía: César Alegría Vallejo, 2021


Respuestas a las preguntas del público 59

¿Qué medidas consideran que el gobierno


colombiano debe tomar para hacerse cargo de la
situación de los venezolanos?

Socorro Ramírez:
Ha sido muy importante el esfuerzo de legalización de la pobla-
ción migrante, pero va en la mitad. De hecho, los datos de Migra-
ción Colombia preocupan, porque algo está pasando, y esta situa-
ción de pandemia mostró que no tener los papeles en regla y no
tener posibilidades de empleo formal lleva a aumentar también la
xenofobia contra los venezolanos. Me parece que el esfuerzo de
regularizar su situación es importante, pero la estrategia de inser-
ción también es fundamental.
A veces predomina la idea de que se cae Maduro y se resuelve el problema
migratorio. Venezuela está en una crisis humanitaria compleja, en un retroceso
económico histórico, la institucionalidad está destruida. Rehacer, reconstruir
Venezuela, después de una transición pactada entre oposición y gobierno, va a
implicar décadas. Entonces Colombia tiene que prepararse para que la inserción
de esa fuerza venezolana no genere xenofobia, rabia, exclusión, sino que su lega-
lización implique también derechos y reconocimiento de oportunidades.
Hay que decir que en la última ola migratoria llegaron muchos jóvenes, que
en un país como Colombia, cuya población ya empieza a vivir un cambio demo-
gráfico importante en unos años, si esos jóvenes tienen opciones educativas,
oportunidades de trabajo y derechos para ejercer, pues va a ser una población
económicamente activa muy productiva para el país. A veces se ve el fenóme-
no simplemente como asistencia, y eso es necesario y es una urgencia y es lo
inmediato, pero hay que pensar que se está ante un fenómeno que va a ser de
largo plazo.
60 Frontera & migración en el Caribe colombiano: el caso venezolano

¿Consideran que parte del presupuesto nacional


debe destinarse a los inmigrantes en situación de
vulnerabilidad?

Miguel Enrique Ávila Díaz:


Quisiera referirme primero a la pregunta anterior, antes de contes-
tar esta. A veces generalmente se piensa que no se ha hecho nada
de parte del gobierno, que es injusto. Ya la doctora Socorro [Ra-
mírez] lo decía: estamos a la mitad, falta muchísimo más, pero se
ha hecho un esfuerzo. Hablo concretamente del caso de aquí de La
Paz. Cuando hemos tocado las puertas a las instituciones de salud,
al ICFB, a los colegios, hemos encontrado una apertura, motivada
por las directrices que han dado los distintos ministerios a los que
pertenecen cada una de estas instituciones. Entonces digamos que de esa parte
podríamos dar un reconocimiento de que se ha hecho bastante, se ha hecho algo
por lo menos. Aquí están los venezolanos estudiando, se les está atendiendo en
algunos hogares del ICBF, aquí se les está brindando salud en lo posible. Llega
un punto, por supuesto, en que no se puede, por el tema de los recursos, pero
se les ha ayudado.
Nosotros hemos canalizado algunas situaciones particulares que se nos han pre-
sentado de maltrato infantil, que también ocurre en esta población, o algún caso
aislado que hemos tenido concreto de posible abuso, lo hemos canalizado con el
ICBF y hemos encontrado respuesta positiva y diligente de parte de ellos. Eso que-
ría decirlo también con respecto a la primera pregunta sobre las medidas que el
gobierno colombiano ha tomado. Por supuesto, falta muchísimo, eso es verdad.
Una de las cosas que me preocupan personalmente, como Miguel Ávila, es
el tema de los recursos que llegan de fuera, porque leemos las noticias que in-
forman que llegaron unos recursos para los venezolanos, que son millones de
dólares. Yo digo: “!Ay, Dios mío, señor! ¡Ojalá que no se queden en el camino
estos recursos, como suele suceder aquí en Colombia!”. Que el problema de la
corrupción que tenemos no vaya a tocar estos recursos para la gente vulnerable
y que alcancen y beneficien realmente a la gente para la cual han sido destinados
estos recursos que vienen del exterior.
Respuestas a las preguntas del público 61

Sobre la segunda pregunta, por si considero que parte del presupuesto nacional
debe destinarse a los migrantes en situación de vulnerabilidad, son preguntas
que abren una polémica, pero les voy a decir lo que yo pienso de esto. Digamos
que ya la lectura que hace la gente del común, la gente de la calle, aquí en La
Paz, acerca del destino del presupuesto nacional —y he tenido también algunas
dificultades por eso—, es: “el padre solamente ayuda a los venezolanos y noso-
tros también pasamos hambre”, “los colombianos también pasamos necesidad”.
Desde mi punto de vista, si los recursos no alcanzan a llegar a la gente necesita-
da de Colombia, por lo que sea, imagínense, esa parte del presupuesto nacional
no alcanzaría tampoco a llegar a la gente vulnerable de estos hermanos migran-
tes venezolanos y colombianos retornados.

Luis Eduardo Meneses:


Creería que, si bien es cierto que Colombia es un país que nunca estuvo prepara-
do para recibir este flujo migratorio tan grande, el más grande hasta el momen-
to, según lo que dicen los expertos, sin embargo, está en proceso de ponerse al
día y seguir avanzando. Si bien ha habido ciertas políticas públicas a favor de la
población proveniente de Venezuela, desde los Permisos Especiales de Perma-
nencia, el registro RAMV (Registro Administrativo de Migrantes Venezolanos),
que a su vez vino con otro permiso de permanencia para la población que estaba
de manera irregular, del cual soy parte. Y yo llegué a Colombia cuando ya estaba
cerrando un permiso de permanencia para los que entraron con pasaportes se-
llados. Entré con pasaporte, pero entré por trocha, y entonces estaba de forma
irregular; luego me registré en el RAMV, y de ahí pude optar al Permiso Especial
de Permanencia, con lo que hoy en día puedo tener mi trabajo, aplico y contri-
buyo a la seguridad social. Es decir, hay políticas públicas que buscan que el ve-
nezolano que tenga vocación de permanencia en el país por dos años, tres años
o más, pueda también hacer su vida económica, social y familiar acá.
¿Qué falta? Como lo dicen los demás compañeros panelistas, en verdad toda-
vía falta hacer cosas. Sin embargo, sobre la segunda pregunta, por si el gobierno
tendría que disponer parte del presupuesto nacional para la población migrante,
yo creería que ya en parte lo está haciendo, porque mucha de la población migran-
te en estos tiempos del covid ha sido beneficiaria del Ingreso Solidario, por tener
el Sisbén. Sé de venezolanos que tienen su Permiso Especial de Permanencia,
62 Frontera & migración en el Caribe colombiano: el caso venezolano

y muchos de ellos ya han aplicado a la encuesta Sisbén. Nosotros tenemos usua-


rios en la fundación que tienen Sisbén, que han sido beneficiarios de este Ingre-
so Solidario, algo que en muchas de las ocasiones, para otros gobiernos, quizás
solamente sería [destinado] para los nacionales de ese país. En este caso, Colom-
bia ha abierto ese abanico de posibilidades y de oportunidades.
Es decir, se han brindado herramientas para que la población migrante re-
tornada y refugiada pueda acceder a los diferentes servicios. Por lo menos a
raíz del Decreto 064, que establece la afiliación transaccional de salud, hemos
podido afiliar personas al régimen subsidiado, a una EPS, para que puedan tener
acceso a la salud. Eso es sumamente importante y hay que reconocerlo, como
demostración de que el gobierno colombiano ha abierto las puertas de manera
humana, con la mayor hermandad posible, a todos los nacionales venezolanos.
Que todavía falta [por hacer], sí es verdad. Creeríamos, desde la sociedad civil,
que tiene que haber un nuevo registro de migrantes venezolanos que estén de
forma irregular y, al mismo tiempo, puedan acceder a otros beneficios, más allá
del Permiso Especial de Permanencia, para el fomento de la formalización. El PEP
al que podrían optar estos venezolanos permitiría que tengan una oferta laboral,
y vendría siendo parecido a una visa de trabajo, solo que sería solamente para
venezolanos, sin ningún costo. Pero para la población migrante irregular todavía
haría falta [darles] mayor acceso a la salud, tema que es sumamente importante.

¿Creen que existe xenofobia contra los venezolanos


o, por el contrario, prevalece la aporofobia3 de la
que habla Adela Cortina?

Socorro Ramírez:
Desafortunadamente, desde el año pasado empezaron a notarse
ciertos rasgos de xenofobia, que se han incrementado ahora en
medio de la pandemia: el que muchos venezolanos no posean in-
gresos y tengan que ir a la calle a buscar dónde dormir, en muchas
ocasiones [hace que sean] señalados como peligro, en temas de

3 Según la Real Academia Española, la aporofobia es “fobia a las


personas pobres o desfavorecidas”.
Respuestas a las preguntas del público 63

salud y de seguridad. Hay que evitar y desterrar cualquier posibilidad de xeno-


fobia, porque eso acaba de complicar las cosas. En la actual situación hay que
hacer un gran esfuerzo por encontrar formas de integración positiva. Claro está,
[esto debe darse] en medio de la gran desigualdad y de las dificultades enormes,
con una parte importantísima de la población colombiana que también vive en
la informalidad y necesita regularizar su situación y encontrar formas de vida y
formas alternativas de trabajo.

Miguel Enrique Ávila Díaz:


Quisiera decir algo sobre la xenofobia aquí en el territorio nuestro, en La Paz,
[donde] casi todo el César fue migrante colombiano en Venezuela. Digamos, mu-
chísima gente en los años setenta, ochenta, en plena bonanza del petróleo en
Venezuela. Yo entre ellos. Como mi familia, mis padres, mi papá, mi mamá, mis
hermanos, migramos a Venezuela en el año 78, en plena bonanza, en [medio de]
el bienestar de la economía venezolana. Y llegar aquí, en la situación actual del
país, comparándola con la situación económica venezolana de entonces, diga-
mos, no tiene punto de comparación.
Uno llegaba allá, conseguía trabajo, empleo, no era muy difícil. Cuando ellos
llegan aquí se encuentran con unas condiciones de vida precarias, no hay fuentes
de empleo, se anexan a la economía informal, al comercio. Hacen lo que pueden,
y se encuentran, yo pienso, con una recepción favorable de parte de la gente,
porque muchísima gente de aquí de La Paz también fue migrante venezolana.
Xenofobia ciertamente hay, existe. Ni más faltaba esconderlo, negarlo, porque se
piensa que vienen a ser —de parte de algunos pocos— un peso para la economía,
y a veces se presentan celos: [con el argumento de que] “a ellos les dan más que
a nosotros no”, “ahora la atención es para ellos”, todo ese tipo de situaciones.
Pero yo creo que, de fondo, existe también en el corazón de los hermanos
de aquí del César, de La Paz, como una gratitud de verdad, como una gratitud
común, [que parte de que] “lo que hicieron en un tiempo por nosotros ahora de
alguna manera se lo devolvemos”. Aquí en La Paz, por ejemplo, encontramos fa-
milias pacíficas que han acogido en una piecita a familias [venezolanas], sin co-
brarles un centavo. Ahí están con el PMA, dentro de la política del Plan Mundial
de Alimentación, están los hogares mixtos, familias que acogen a venezolanos, y
se les ayuda también a esas familias.
64 Frontera & migración en el Caribe colombiano: el caso venezolano

Entonces hay una acogida de parte de la población, por lo menos aquí en este
territorio, hacia los hermanos venezolanos. Sin querer decir con eso que no haya
uno que otro que hable o que a veces sienta un poco de desprecio, pero ellos
mismos lo manifiestan, [y dicen] que de verdad se sienten acogidos y sienten
que se han solidarizado con lo que han traído de Venezuela, el problema que
han traído de Venezuela.

¿Cuáles deberían ser las medidas del gobierno y la


sociedad colombiana frente a las condiciones de
vulnerabilidad de los migrantes venezolanos?

Karen Inés Almanza Vides:


La prevalencia de unos procesos y unos artefactos estrictamente
económicos sobre la valía que debe tener el sujeto no permitirá
que nos construyamos como sociedad, no permitirá que alcance-
mos ningún tipo de medida o de objetivo que tengamos, ni siquie-
ra a nivel económico. No puede prevalecer, como lo dije, ningún
artefacto económico, ninguna situación económica, por encima
del sujeto.
¿Qué ocurre? El migrante llegó, como se ha dicho en múltiples ocasiones,
para quedarse. Cualquier persona que se vea vulnerada en sus nociones más ele-
mentales de lo humano —ya sea para buscar alimento, salud, educación, tanto
para sí misma como para su familia o sus hijos— va a procurar permanecer en
el territorio, hasta [enfrentar] las últimas consecuencias. Entonces, si ya están
aquí, efectivamente las medidas no solo pueden ser [tomadas por parte] del
gobierno. Ya lo mencionó nuestro compañero del grupo: tenemos una cantidad
de medidas que ha tomado el gobierno, para actuar [e incidir] sobre la pobla-
ción migrante, que efectivamente representan un rubro [del presupuesto] para
la nación. Y recibimos la ayuda internacional, pero también tiene que tenerse en
cuenta que, sobre todo en el Caribe —no conozco [lo que pasa al respecto en] el
resto del país—, muchísimas de las ayudas que reciben los migrantes, como las
transferencias monetarias, vienen de la cooperación internacional.
Respuestas a las preguntas del público 65

Esa diplomacia de la que hablábamos también está sustentada en unas ayu-


das económicas que vienen del gobierno [del presidente Donald] Trump. Enton-
ces esas medidas no pueden ser exclusivas del gobierno, también tienen que ser
[ofrecidas por nosotros] como sociedad. La migración —y lo muestra la historia—
puede proporcionarnos una diversidad de elementos a nivel cultural, a nivel
social, incluso a nivel económico, que potencializarían nuestro crecimiento.
Es necesario un asistencialismo, porque, de entrada, al país ya vienen con
unas necesidades básicas que hay que satisfacer. Pero yo diría que [se requiere
que] esas medidas que tome el gobierno vayan más allá y no solamente sean
para atender una necesidad asistencialista [de carácter] social, sino [para] que se
generen unos espacios donde, primero, se diagnostique en qué aspectos podría-
mos, no sé, educarles —o aprender de ellos—, para poder circular ese acervo de
conocimientos que ellos traen, esas experiencias que ellos traen. O ver en qué
podríamos emplearnos, tanto la población local de acogida como la población
venezolana, para que logremos realmente una integración, que inevitablemente
va a generarnos unas ganancias económicas.
Pero no es en lo que me quiero centrar, sino que veo mucha gente muy in-
teresada en el aspecto económico, y a nivel económico muchas naciones nos
pueden dar testimonio de que, cuando se incorporan, existen mecanismos que
permiten su integración, la cohesión con la población de acogida. Eso puede
resultar más benéfico que estar empujando [o fortaleciendo] unos efectos ex-
pulsores, cuando realmente ya el Covid-19 es un efecto expulsor de nuestros
hermanos migrantes.

¿Cómo entender el reflujo migratorio,


ahora con la pandemia?

Socorro Ramírez:
Ese reflujo migratorio configura una situación grave, y aunque,
comparativamente, el número de los que intentan regresar es
pequeño, Migración Colombia ha dicho hoy que son más o me-
nos unas 74.000 personas, de los casi dos millones que están en
el país; sin embargo, [el retorno] ha sido en unas condiciones de
66 Frontera & migración en el Caribe colombiano: el caso venezolano

muchísima vulnerabilidad. Migración Colombia intentó construir unos corredo-


res humanitarios y tener unos buses para trasladarlos desde Bogotá, Cali, Buca-
ramanga, que son las ciudades donde más personas han manifestado el deseo
de retornar a Venezuela, o [aquellas] que vienen de países suramericanos, donde
la situación de la pandemia, pero también unas condiciones migratorias más
difíciles, los obligan a buscar alguna alternativa.
La situación se ha complicado, porque el gobierno de Maduro decidió repre-
sar el ingreso y acaba de decidir que solo lo va a permitir los lunes, miércoles y
viernes, y estaban entrando en algún momento 800 personas por día, sobre todo
por el puente Simón Bolívar. Ahora ha dicho que [podrán retornar diariamente]
menos de 300 y solamente tres veces a la semana. Eso ha aglomerado personas
en los pasos fronterizos, en unas condiciones muy complicadas para esas pobla-
ciones y para los municipios donde se encuentran.
Al mismo tiempo, están empezando a señalar como amenaza a las perso-
nas que retornan. Eso que dijo ayer la vicepresidenta de Venezuela, que [los
retornados son] “una especie de bomba lanzada desde Colombia para mandar
la pandemia hacia Venezuela”, y el que otros funcionarios hayan dicho que son
“unos traidores que intentaron abandonar el país”, todo eso los deja en una
situación todavía más complicada en su intento de retorno. Ya les resulta muy
difícil llegar en las condiciones de precariedad, en lo que tiene que ver con ingre-
sos, servicios de salud, servicios básicos de agua, energía, gasolina, en fin, y que,
además, sean señalados como peligro, me parece que acaba de complicar aún
más las cosas para esta población, que ha tenido que vivir en unas condiciones
de vulnerabilidad graves.
Migración Colombia ha resuelto suspender esos corredores y los buses, y
dice que ha llevado más cerca de 1.000 buses con personas que quieren retor-
nar, pero los suspenden, dada esa situación de represamiento, para no aumentar
el número de personas que tienen que esperar ahí el posible ingreso. Pero eso lo
que está generando de nuevo es poner a la población más vulnerable en manos
de grupos ilegales, de grupos criminales, que se aprovechan de esa situación y,
en el paso por corredores irregulares, tratan de aprovecharse de esa población,
de sus hijos, o bien [incurren] en trata de personas, en explotación sexual, en re-
clutamiento de niños. Entonces, es un momento muy delicado en el que venezo-
lanos y colombianos de organizaciones sociales, de universidades, deberíamos
articularnos para presionar soluciones justas para esa población, que ha visto
incrementar su vulnerabilidad.
Respuestas a las preguntas del público 67

Luis Eduardo Meneses:


El tema del retorno es, como lo decía la profesora Socorro, sumamente comple-
jo, pues en su momento Maduro les abrió los brazos y empezó a decir: “vengan
todos, que aquí son recibidos, porque en el exterior se van a limpiar vulgar-
mente pocetas”, y hoy en día los migrantes venezolanos, como yo y como mis
compañeros y mis compatriotas, somos tratados como arma biológica, [lo cual
fue] dicho no solamente por el alto gobierno, sino también por personas de
un territorio como la Gobernación del Estado Zulia, como el secretario de go-
bierno de la Gobernación del Zulia. Ya han cerrado todo el paso por La Guajira
venezolana, es decir, que no hay acceso de migrantes venezolanos retornados.
Esa es la categoría [en la] que nos han colocado, que, porque vienen enviados
de Colombia como arma biológica, por el tema del Covid. Ahora, por la forma
en la que ellos publican el nuevo número de personas contagiadas o afectadas
por el Covid 19, [se puede inferir que] los cuentan como contagios importados.
Los contagios comunitarios, es decir, los contagios de Venezuela propiamente
son muy mínimos, y los contagios importados, que para ellos son los migrantes
venezolanos retornados, son el número mayor que ha afectado ahora el tema en
el vecino país.
Nosotros, desde Fuvadis, desde nuestra organización, no apoyamos el tema
del retorno, más allá de que sea voluntario, porque creemos que no están dadas
las condiciones, ni políticas, ni sociales, culturales, económicas, en salud. No
existen en este momento posibilidades para que las personas puedan decir “me
voy después de la pandemia”, “regreso porque se va” [la pandemia], y se va a
pasar penurias, problemas, situaciones [complicadas], y si regresa, va a regre-
sar acá, quizás en peores condiciones [que aquellas] en las que llegó, cuando el
tiempo que estuvo acá logró estabilizarse un poco más.
Entendemos que la situación es difícil, entendemos que es complicado el
tema de no tener para pagar arriendo, de no tener para alimentación. Sin embar-
go, como lo decía otra de las compañeras panelistas, parte del recurso asignado
por cooperación internacional se basa en la asistencia humanitaria a la pobla-
ción. Es por eso que muchas de estas organizaciones y agencias de cooperación
internacional han llevado y buscado la manera de que la población —no sola-
mente migrante, no solamente retornada, sino población de acogida, colombia-
nos y colombianas que están en un contexto de vulnerabilidad o en extrema
68 Frontera & migración en el Caribe colombiano: el caso venezolano

vulnerabilidad— pueda acceder a bonos alimenticios, a cash multipropósito, a


pagos de arriendo, para que de cierta manera, en este tiempo de la pandemia, en
estos tiempos de cuarentena y de aislamiento, puedan por lo menos tener más
tranquilidad en medio de las dificultades.
Nosotros tenemos que agradecer —propiamente, la fundación y las organi-
zaciones que estamos acá en Barranquilla— a la Gerencia de Fronteras, al señor
Felipe Muñoz, así mismo a la Unidad de Gestión del Riesgo, a la Gobernación del
Atlántico, a la Alcaldía de Barranquilla, por la donación de mercados que hemos
podido llevar a la población, tanto venezolana como colombiana; asimismo, al
Banco de Alimentos, a la Asociación de Bancos de Alimentos, a las diferentes
organizaciones internacionales e instituciones que han brindado una atención y
una respuesta inmediata, según sus posibilidades y con sus limitantes.
Respuestas a las preguntas del público 69

Fotografía: César Alegría Vallejo, 2021


Colofón
Lucía Eufemia Meneses Lucumí

Solo nos queda agradecerles a todos ustedes por toda esta re-
flexión, bastante ‘iluminadora’ —digámoslo así, para traer una pa-
labra del contexto religioso— sobre cómo entender un tema tan
complejo. Normalmente vemos a los migrantes en la calle y nos
imaginamos que quisieron migrar porque sí, pero no sabemos qué
hay detrás de todo esto.
Gracias, Luis, por contarnos acerca de su experiencia como mi-
grante. Gracias al padre Miguel, por traernos la experiencia de atención en La
Paz. Gracias, profesora Almanza, por su análisis desde La Guajira, y profesora
Socorro, muchas gracias por brindarnos todos estos elementos del contexto,
que son de corte más amplio, para poder entender el tema. Gracias a cada uno
de ustedes por su tiempo, por su diligencia y por su claridad. Gracias al público,
por sus interesantes preguntas.
Quiero agradecer también a Gustavo Prieto, Nicolás Bonilla y Ronal Ojeda
de UN Televisión, por apoyarnos en la transmisión. Porque nos vemos muy boni-
tos acá, pero detrás hay un gran trabajo. Gracias a Luz Dary Molina, secretaria
ejecutiva de la Sede de La Paz. A María Victoria Vázquez, profesional del área
de comunicaciones, quien ha estado detrás de todo este proceso. A la profesora
71

Claudia Mosquera Rosero Labbé y a la profesora María Marcela Camacho Na-


varro, vicerrectora de la Sede de La Paz de la Universidad Nacional. Muchas
gracias a todos y todas. Nos vemos en otro conversatorio más del Laboratorio
de Paz Territorial. Hasta luego.
Frontera & migración en el Caribe
colombiano: el caso venezolano

fue producido por el Laboratorio de Paz


Territorial de la Universidad Nacional
de Colombia, Sede de La Paz (Cesar).
Fue compuesto en caracteres
Ancizar Sans y Ancizar Serif y se terminó
de imprimir en Bogotá, en los talleres
de Panamericana Formas e Impresos S.A.
en el mes de septiembre de 2022.
Laboratorio de Paz Territorial
Vicerrectoría de Sede
Sede de La Paz

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