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ESA NENA RIE, ESA NENA LLORA, ESA NO HACE NADA

Traducción Solange Perazzo – solangeperazzo@gmail.com

ESCENA 1

ALBIENNE: Había una vez, una niña que nacía


BEATRIX: Había una segunda vez, una niña que nacía.
CARMEN: Había una tercera vez, una niña que nacía.
NARRATOR: Hasta ese momento, existían tres niñas que eran hermanas.
Que eran trillizas. Que eran iguales.
Había una más grande, una mediana y una pequeña.
Pero cuando la diferencia de edad es cuestión de minutos, solo unos poquitos, no debería
importar en absoluto.
CARMEN: Pero si importa, solo así – importa este poquito.

NARRATOR: Las tres hermanas tenían tres nombres. Albienne era la más grande, Beatrix la mediana y
Carmen la pequeña.

Ellas eran idénticas, de la misma manera que cuando uno va a visitar un conjunto de edificios
y una persona de otro lugar dice: “Esos edificios son todos idénticos”. Pero por supuesto que
no tiene razón, porque por supuesto no lo son) Porque, a decir verdad, todos fueron
diseñados por el mismo arquitecto y fueron construidos por la misma compañía.
Pero si la persona que viene de lejos mira más profundamente los edificios, vera que…ah, sí.
Vera que en una de las ventanas las cortinas son estampadas, que las de abajo son azules y
que la de más abajo ni siquiera tiene cortinas.

Entonces todos estos edificios son en realidad y terminan siendo muy diferentes, porque
personas diferentes viven en ellos. Así como esos tres cuerpos que eran iguales, terminaron
siendo distintos, porque personas distintas vivían en ellos.

ALBIENNE: Albienne, por ejemplo, a los nueve años disfrutaba mucho las tortas, su cuerpo se hizo un
experto en tortas, redondo como un pastel y tibio como una masita.
BEATRIX: Beatrix, la del medio, le gustaba gastar su energía y el mundo en el que vivía, era ideal para
hacerlo. Corría por el parque desde que salía el sol hasta el anochecer. Y como era una niña
al sol una y otra vez, era rubia con la piel oscura y pecas en la nariz.
CARMEN: Carmen encontraba que el mundo era muy pesado y que tenía que cargarlo en sus hombros.
Era como una mochila de escuela, que uno sabe que guarda cosas importantes, pero que
algunas veces uno quiere olvidársela en el colectivo y nunca más volver a buscarla. El mundo
que ella cargaba hizo que sus hombros fueran pequeños, sus ojos oscuros.
NARRATOR: Las tres hermanas vivían en el bosque junto a dos personas: una mujer que debería ser la
madre y un hombre que debería ser el padre. La madre era costurera y su padre era leñador.
ALBIENNE: Pero sus trabajos solo eran parte de las cosas que hacían, los trabajos que hacían. También
ayudaban a construir castillos con cajas viejas, parar las fichas de dominó y derribarlas…
BEATRIX: …mostrarnos a sus hijas como se toma el té en la China
y se baila en Perú, también cocinarnos las cenas…

ALBIENNE: … Y tortas.
BEATRIX: Y tortas.
Las bañaban, tenían tranquilas charlas en la habitación, salían a caminar solos…

CARMEN: … se sentaban en la mesa de la cocina a fumar la pipa,


NOS llevaban al bosque y NOS enseñaban sobre los arboles, corrían, nadaban y prendían el
fuego cuando llegaba el invierno.

NARRATOR: Todo esto funciono los primeros once años de vida de Albienne, Beatrix and Carmen.
Las chicas creían dentro de sus corazones que la felicidad que tenían junto a ese hombre y
esa mujer nunca terminaría.
…Hasta que un día, termino.

ALBIENNE: Ese día estaba sentada en la orilla del rio comiendo TORTA.
BEATRIX: Ese día, me estaba balanceando de lo más alto del árbol más alto, había subido a tratar de
alcanzar los nidos de los pájaros para investigarlos.
CARMEN: Ese día estaba escribiendo sobre dragones y pensando en cómo las cosas que realmente no
existen también pueden extinguirse, solo por el hecho de que la gente deje de hablar de
ellas.
ALBIENNE: Desde el rio vi un policía corriendo a caballo por la ruta tan rápido como podía en dirección a
nuestra casa.
BEATRIX: Desde el árbol, vi al policía bajarse del caballo y correr hasta la puerta de entrada.

CARMEN: Desde mi habitación, escuche el ruido de la puerta al abrirse y unas botas entrar y luego la
voz del policía pidiéndole a mi papá que se siente …luego el silencio, y los pasos alejándose, y
finalmente un largo suspiro de mi padre. Fue el sonido más largo que jamás escuche.
NARRATOR: El padre volvió a inspirar…y atrajo a cada hija hasta que las tres estuvieron paradas enfrente
de él, las abrazó y lentamente les dijo que…
ALBIENNE: Nuestra madre
BEATRIX: A quien queríamos tanto

CARMEN: Estaba muerta

Silencio.

NARRATOR: Un hombre del pueblo le debía dinero a un amigo. El amigo le ofreció que podría quedarse
con su bicicleta a cambio. El amigo, entonces, pinto su bicicleta de verde, su color favorito.
La mujer del amigo era pelirroja y estaba festejando su cumpleaños. El amigo decidió
regalarle a ella la bicicleta y ella salió a probarla al campo. Al mismo momento la madre de
las niñas estaba caminando por el camino yendo a comprar semillas. En el rio cercano al
pueblo, un marino mercante estaba pasando con un barco con un gran cargamento de
cerámica que había traído desde España. El barco tenía un mástil que era tan alto que lo
tenía que bajar cada vez que pasaba por debajo de un puente. El marinero era viejo y hacía
muchos años se había enamorado de Alma, una mujer que vivía en Australia. Alma tenía una
bicicleta verde. Alma tenía el pelo largo y colorado. En ese momento, la madre de las niñas
estaba cruzando el puente. En el barco, el marinero estaba a punto de bajar el mástil cuando
de repente, levanto la vista al campo y vio…ahí, pedaleando, riendo y disfrutando del día, a
una mujer de cabello largo y colorado, sobre una bicicleta verde. El marinero viajo a través
de los años y se acordó de su Alma. Y la agarro y la abrazo y fue como si el tiempo nunca
hubiera pasado. Y porque se distrajo recordando todo ese amor, se olvido de bajar el mástil.
Y como una pelota rebotó en el puente no hubo nada que él o la madre de las niñas o la
cerámica traída de España pudieran hacer para no ser parte del accidente. Y en una lluvia de
madera y cerámica catalana, ambos perdieron la vida. Y la mujer de pelo colorado siguió su
camino muy alejada de ellos.

ESCENA DOS

NARRATOR: Cuando alguien como una madre se pierde de repente, no es lo único que se pierde, un
montón de otras perdidas también ocurren al mismo tiempo.
ALBIENNE: Albienne perdió el apetito, no había ni merengue, ni masitas, ni selva negra, ni bizcochuelo
de vainilla que pudiera tentarla.
BEATRIX: Beatrix perdió su sol. Claro que este seguía ahí, colgando del cielo. Pero ya no tenía nada que
ver con ella – la luna era ahora su compañera mientras ella se quedaba despierta, acostada
de noche.
CARMEN: Carmen perdió su particularidad. Antes de esto ERA LA UNICA QUE permanecía callada
cuando sus hermanas gritaban. Pero ahora, las tres hermanas y el padre se sentaban a la
mesa en silencio.
Lograron entender el significado de la mirada de las otras, entonces una mirada triste quería
decir:
“Pasame la leche”, La segunda quería decir: “Como te fue en la escuela”; y la tercera lo
traducía en: “Bien, pero tuve prueba de matemática y no me pude acordar como se hacían
las divisiones largas a pesar de que las sabía esta mañana”.

NARRATOR: Y despacio – muy despacio – las estaciones fueron pasando, y el verde pasto de la primavera
fue calentado por el fuerte sol del verano, y luego se cubrió de hojas amarillas del otoño y
finalmente se cubrió de una fina capa de nieve invernal.
Y luego el pasto volvió a crecer y esto significaba que había pasado todo un año y que las
niñas, ahora tenían once.

ALBIENNE: Albienne volvió muy lentamente a recuperar su apetito. Un nuevo panadero llego al pueblo y
trajo con él un hijo muy buen mozo. Y Albienne no estaba segura si eran las tortas que se
enfriaban en la ventana, o el muchacho que ocupaba sus pensamientos, pero de todas
formas, tuvo hambre de vida nuevamente.
BEATRIX: Beatrix redescubrió el sol, del que se había acostumbrado a esconderse. Un día, mientras su
padre cortaba madera, taló el alto árbol que bloqueaba los rayos de la mañana en su
ventana. Y mientras caía, el cielo se abrió y se extendió por la habitación de Beatrix hasta su
almohada, dónde yacía una foto de su madre, como lo había hecho todas las noches. Le dio
calor a su madre y la hizo brillar, y le dio vida nuevamente. Y Beatrix no pudo seguir enojada
con el sol.
CARMEN: Carmen, quien mucho tiempo atrás había dejado su mochila llamada “El Peso del Mundo”,
decidió levantarla nuevamente. Sucedió un día mientras caminaba y se cruzó con un
mendigo en el pueblo. Él vio su cara… y le ofreció dinero, porque ella se veía mucho más
necesitada que él. Helada, Carmen miró al hombre y en esa mirada se imaginó su historia, y
luego cientos de otras historias de otras personas con otras vidas. Ella las reconocía a todas y
levantó la mochila.

NARRATOR: Incluso el padre de las niñas comenzó a actuar diferente. Comenzó a afeitarse de nuevo, y
ocasionalmente silbaba, y una vez – mientras se sentaba consigo mismo cerca del fuego – se
rió en voz alta, por un chiste que sólo podía ser escuchado en su cabeza. Y un día, mientras
todos estaban sentados alrededor de la mesa, él dijo:

FATHER: Niñas, hay alguien que me gustaría mucho que conocieran pronto. Su nombre es:
BEATRIX: Y allí su anuncio se detuvo, porque en ese momento EMPUJE LA silla hacia atrás y SALI de la
habitación.

FATHER: … Su nombre es Eleanor y hace sus compras en el mismo lugar donde yo las hago, y usa el
pelo atado, y si les digo la verdad – algo que siempre prometí hacer – parece que ella y yo
disfrutamos mucho de nuestra compañía.

NARRATOR: Y Todo sucedió muy rápido después de eso.


ALBIENNE: La mujer llamada Eleanor vino a almorzar. Y trajo una torta, y era más dulce que cualquier
otra que hubiera probado, y encima - pintada con glasé – estaba la cara de un niño que se
parecía al hijo del panadero.

CARMEN: La mujer llamada Eleonor vino a cenar. Y sostuvo la mano de papá en el borde de la mesa, y
cuando empezó a comer me di cuenta de que sus hombros estaban un poco encorvados. Me
descubrió mirándola, se inclinó hacia mí y dijo:

ELEANOR: Yo también cargo el mundo de vez en cuando.


BEATRIX: La mujer llamada Eleanor, que no era nuestra madre, vino a vivir con nosotros. Empezó a
trabajar en el jardín, en el jardín de nuestra madre, y un día cuando salí para ver qué había
destruido, descubrí…
ELEANOR: Planté cien girasoles para vos, Beatrix. Espero que esté bien.
BEATRIX: Y no supe que decir después de eso. Así que no dije nada… y en vez de eso AGARRE EL
RASTRILLO, me arremangué y la ayudé a allanar la tierra. Y en silencio, trabajamos una al
lado de la otra, hasta que se hizo de noche.
Pausa.

NARRATOR: Las estaciones pasaron una vez más y las niñas ahora tenían doce, y en la casa algunas
pequeñas cosas empezaron a cambiar.
ALBIENNE: En primavera, las tortas que horneaba Eleanor eran cada vez más pequeñas, hasta que se
hicieron galletitas, hasta que… desaparecieron.
BEATRIX: En verano, salí al jardín con las manos llenas de semillas de girasol y descubrí que Eleanor
había plantado… rabanitos.
CARMEN: En otoño, estaba recolectando leña cerca del bosque y espié a Eleanor mientras salía de la
casa. Caminaba con sus hombros encorvados como siempre, pero en un momento, la vi
mirar a su alrededor y después… enderezase. Y su postura era hermosa.
ALBIENNE: Y luego llegó el invierno – y no fue una estación placentera.
NARRATOR: NOS IBAMOS a dormir todas las noches escuchando a Eleanor y a PAPA. Su barba volvió a
crecer. Sus silbidos se detuvieron. Y después de las discusiones vino algo mucho peor. El
silencio se apoderó de la casa.
BEATRIX: Pero no era un silencio triste como antes – era un silencio temeroso. De repente la casa
empezó a sentirse demasiado chica, y las paredes estaban demasiado juntas, y todos los que
vivían en ella estaban pisándose los talones.
NARRATOR: Pronto se decidió que NOS MUDABAMOS al cuarto de Albienne. Y PAPA NO DIJO NADA.
Y cuando se sugirió que DEJEMOS de comer torta, de jugar afuera, de preocuparse por los
demás – el no dijo nada otra vez.
Y cuando una noche finalmente Eleanor sugirió algo increíblemente loco, increíblemente
increíble – el no dijo nada por tercera vez, y sólo miró el fuego.
Hasta que finalmente habló.

FATHER: Pónganse sus sacos, niñas – la noche es fría y necesitamos leña.


CARMEN: Y esto era verdad. Así que lo hicimos.
ELEANOR: Las veo en un ratito niñas.
NARRATOR: Dijo Eleanor – y, las niñas coincidirían más tarde, había algo raro en estas palabras. Pero
obedientemente, educadamente, inclinaron sus sombreros y se encaminaron hacia la nieve
detrás de su padre.
Los cuatro caminan con dificultad a través de la nieve por un largo rato.

ALBIENNE: Pasamos mucha leña, papa.

Silencio. Siguen caminando.

BEATRIX: Nunca nos metimos tanto en el bosque, papá.


Silencio. Siguen caminando.

CARMEN: Caminamos por horas, papá. Ya no sabemos dónde estamos.


Golpe.

NARRATOR: Y allí el hombre se detuvo. Y miró hacia la nieve, que caía copiosamente y había cubierto
cualquier pisada que se pudiera haber formado. Luego, se arrodilló y miró a cada niña, una
por una.

FATHER: Albienne – eres la mayor, y conoces de tortas como nadie. Debes probar cada experiencia en
este mundo.
Beatrix – eres una niña del sol, y le das calor a todos los que te rodean. Debes conocer a cada
persona de este mundo.

Y Carmen – te preocupas por todo excepto por vos. Debes encontrar tu lugar en este mundo.

Las amo con todo mi corazón. Como ya no lo voy a usar, es todo suyo.

Golpe.

NARRATOR: Y así, giró y corrió hacia la oscuridad del bosque con el paso más rápido, demasiado rápido
como para que alguien pudiera seguirlo.

Pausa.

ALBIENNE: Había una vez…

BEATRIX: Había una segunda vez…

CARMEN: Había una tercera vez…

NARRATOR: Tres niñas, que eran hermanas, que eran trillizas –


que se encontraron solas en un bosque.

ESCENA 3

ALBIENNE: ¿Que pasa con los niños que son abandonados en el bosque, Beatrix?

BEATRIX: Cosas diferentes, Albienne.

ALBIENNE: Cosas buenas o malas?

BEATRIX: …Diferentes. Deberíamos encender un fuego enseguida, y construir algún tipo de refugio, y
armar un puesto de vigilancia por si se acercan los osos.

ALBIENNE: Si, y afilar una piedra para hacer un cuchillo, y mirar las estrellas para calcular cuando
amanecerá, y

CARMEN: Papá nos abandonó. Lo primero que debemos hacer es pensar sobre eso.

Pausa.

ALBIENNE: Si.

BEATRIX: Si.

CARMEN: Si.

Albienne se ríe. Beatrix llora. Carmen no hace nada.

ALBIENNE: ¿Saben que pasó, no?

BEATRIX: Si.

CARMEN: Si.
BEA. Y CARM: …No.

ALBIENNE: Papá nos lanzó al mundo. Este bosque es la puerta hacia todo lo que hay afuera de nuestra
casa y nuestro pueblo y nuestra infancia y nuestras experiencias. Puede haber osos acá
afuera.

BEATRIX: Y niños acá afuera.

CARMEN: Y tormentas que hagan mucho ruido acá afuera. Podríamos ser geniales acá afuera.

BEATRIX: O congelarnos acá afuera.

ALBIENNE: Podríamos caer de rodillas acá afuera. Lo único que no podemos hacer…

CARMEN … Es volver. Y eso está bien – la vida no es para volver.

BEATRIX: Pero debemos. Tenemos que encontrar a papá, y recordarle lo equivocado de lo que acaba
de hacer.

CARMEN: No. O él ya sabe que está equivocado y actuó de todos modos. O no lo sabe.

ALBIENNE: Y en ese caso es demasiado tarde para él.

CARMEN: Si.

BEATRIX: No.

ALBIENNE: Si. Entonces, viajemos hacia adelante.

BEATRIX: Si.

CARMEN: No

ALBIENNE: ¿Si/No? Pensé que habían dicho que no había vuelta atrás.

CARMEN: No hay. Pero siento lo mismo sobre ir hacia adelante. Por eso, me voy a quedar acá mismo.

BEATRIX: Pero acá no es ningún lugar. Acá es solo… el lugar donde nos dejaron. No hay luz. No hay sol.

CARMEN: Es de noche. El día va a llegar. ¿Se quedarían conmigo?

BEATRIX: No. Yo me voy. Por este camino – el camino por dónde huyó papá. Y tal vez lo encuentre.

ALBIENNE: Pero huyó, vos misma lo dijiste. Yo voy a ir por este camino – si este bosque realmente es
una puerta, entonces la voy a cruzar. No voy a dejar ninguna llave en la regadera. No voy a
colgar un cartel que diga ‘Vuelvo en Cinco Minutos’. Voy a caminar hasta que las piernas no
puedan más, o mi espíritu no pueda más, o llegue al final, o el mundo llegue al final. Me voy
a alejar.

CARMEN: Pero no completamente, hermana mayor Albienne. Como el mundo es redondo y como
querés caminar tanto, entonces después de alejarte la mitad del globo, comenzarás a
acercarte. Estarás volviendo durante la otra mitad del planeta y en algún momento
encontrarás el camino hasta mí.
ALBIENNE: Y vos, hermana del medio Beatrix, caminarás hacia el otro lado. Y si no encontrás ningún
papá que te detenga en tu viaje, también seguirás caminando, y también caminarás
alrededor del mundo, y un día también terminarás aquí.

BEATRIX: Yo voy a seguir al sol, yendo de Este a Oeste, y a encontrarte de nuevo acá cuando se nos
termine el mundo. Y si nuestra línea es recta y ningún papá aparece, entonces te voy a
encontrar una vez más, hermana mayor Albienne en el lado opuesto del mundo. Nos
cruzaremos y diremos ‘hola’ y ‘¿cómo estás?’ y ‘¿cómo es la otra mitad del mundo, que vos
ya caminaste y que yo estoy por empezar?’ Y tal vez seremos diferentes entonces y nuestro
pelo esté mucho más largo, o muy corto, o peinado hacia un costado, o salado de nadar en el
mar. Como sea, voy a esperar ese momento.

Silencio.

NARRATOR: Y después se quedaron en silencio, Albienne la mayor, y Carmen la menor, y Beatrix la del
medio. El sol ya estaba empezando a elevarse sobre las copas de los árboles y un nuevo día
estaba comenzando. Lo que es bueno, porque los días nuevos son los mejores para empezar
viajes de vida. Y luego…

Las tres no dicen nada, se acercan y se abrazan. Se separan y se van.

NARRATOR: Aún sin decir nada – porque realmente, que palabras hay para un momento como este –
Albienne recogió del piso un fuerte palo para caminar y se dirigió hacia el Este.

Y Beatrix levantó sus mangas y bajó sus medias y se encaminó hacia el Oeste.

Y Carmen observó como las dos se iban, y pensó en las cosas inteligente y conmovedoras
que les podría haber dicho… y luego se tragó esas palabras, como un bocado de una de las
tortas de Albienne. Y juntó veinte o treinta ramas apiladas de chicas a grandes, golpeó una
piedra y encendió su primer fuego en lo que sería su nuevo hogar.
ESCENA 4

NARRATOR: Beatrix se dirigió hacia el oeste. Resolvió seguir el camino del sol, cada día al amanecer
sentiría que salía detrás de ella y le calentaba la espalda – era una mano gentil que la guiaba
para seguir adelante con su misión.
ALBIENNE: A la tarde, lo sentiría directamente sobre su cabeza, moviéndose. Ni más adelante ni más
atrás, sino junto a ella.

CARMEN: Y al anochecer miraría al horizonte y vería al sol recostándose sobre las lejanas colinas. Y ella
encontraría su propia colina y también se recostaría.

NARRATOR: Y así fue hasta el día que Beatriz llego a un océano. Y eso fue cuando cumplió 14.
Los océanos tienen la capacidad de aparecerse enfrente nuestro justo en el mismo momento
en que nos hemos cansado de caminar en tierra firme y sentimos que necesitamos un
cambio.
Lo mismo pasó con este. El océano se llamaba Pacifico y se llamaba así porque calmaba a las
personas. Pero no a Beatrix, ella miro su inmensidad…

ALBIENNE: Su inmensa inmensidad…

CARMEN: La humillante majestuosidad de una extensión de agua tan gigante.

NARRATOR: Y ella decidio domarlo!

BEATRIX: El océano es para navegarlo y para navegar uno necesita un bote.


Así que martillare y clavare y me mantendré a flote.
NARRATOR: Beatriz entonces comenzó a construir. O hubiera empezado si hubiera tenido algo con que
construir un bote. Pero en la costa solo había onduladas dunas, que son perfectas para
correr mientras uno grita (cosa que ella hizo un par de veces), pero no son nada buenas para
armar un bote para salir a navegar.
Finalmente, después de mucho buscar, de mucho correr para arriba y para abajo y gritar, ella
se trepo a lo más alto de la duna más alta y vio a la distancia a su amigo sol.

A pesar de que era de noche. Y después se fue. Y después volvió.


Y se fue. Y volvio.
Intrigada cruzo las arenosas Colinas hasta que llego. Un altísimo faro, con un pequeñísimo
molino de viento a un costado para bombear agua potable.

Y el sol es una criatura poderosa que va a donde quiere. Y Beatrix como era la niña del sol,
actuaba como él algunas veces. Así que entro sin golpear y subió las escaleras caracol. En lo
más alto estaba sentada una viejita, al borde de una mesa viejita. Estaba fumando una pipa.
LADY: [Points] Té. Azúcar. Galletitas.
NARRATOR: Beatrix agarro todas esas cosas, prendió la hornalla e hirvió agua. Tomo una tetera y la lleno
con hojas que olían como algo opuesto al mar. Después agarro el agua, el azúcar, las tazas y
las galletitas y las llevo a la mesa, y mientras el té se hacía, compartieron unas galletas de
jengibre.
BEATRIX: Son muy buenas

LADY: Ya sé. Por eso las tengo.

Silencio.

BEATRIX: Usted recibe visitas seguido?

LADY: No. es un faro. El único propósito del faro es que uno no quiere que nadie se acerque. Si
nunca nadie te descubre es porque es un buen faro.

Silencio.

BEATRIX: Necesito un bote

LADY: ¿Para que?

BEATRIX: Para cruzar el mar.

LADY: Y qué hay del otro lado?

BEATRIX: No estoy segura – el resto del mundo…y mi papa…tal vez.

LADY: Mmm…yo me fui buscando al resto del mundo una vez, cuando era una mujer joven.
Termine aca. Y ahora soy una mujer vieja.
NARRATOR: Y con estas palabras, Beatrix sintió como que todo el faro era una tetera y que ella era una
bolsita de té adentro, llenándose y lentamente poniéndose cada vez más pesada, sin poder
hacer nada al respecto. Se dio cuenta de que cruzar el mundo era muy difícil. Sería más
fácil…no hacerlo…

Pero después, muy lejos del faro, por el este, el día llego y el sol se elevó. Trepo sobre la
tierra que Beatrix había caminado por tanto tiempo y brillo por sobre el océano estirándose
antes que ella. Le recordó…

BEATRIX: No!
LADY: Que?
BEATRIX: Lo voy a cruzar

LADY: Bueno!
BEATRIX: Pero necesito tu faro

LADY: Que? No. Es mio


BEATRIX: Bueno entonces va a tener que venir conmigo. Por acá.

NARRATOR: Y Beatrix guía a la viejita hasta afuera y le pide algunas cosas.

LADY: [Points] Soga. Red para pescar. Caja de herramientas.


NARRATOR: Beatrix empieza a trabajar. Se trepa a lo alto del faro y une las sogas. Después las ata a la red
para pescar y la tira al océano. De a poco se empiezan a llenar con atún, lenguado, merluzas
y mojarritas. Los peces se enojan por ser atrapados y empiezan a tirar para adelante
tratando de escapar y volver al agua. Y como eran muchos miles de peces haciendo fuerza
juntos, las sogas empezaron a tirar y el faro empezó a crujir e inclinarse, y…
LADY: Oh dios.
NARRATOR: Se cayó justo en la playa muy cerca del océano. Y los peces seguían intentando llegar al agua
así que lentamente la enorme torre empezó a deslizarse por las dunas en dirección al mar.
BEATRIX: Rapido! Antes de que zarpemos.

NARRATOR: Beatrix corre al Molino y saca la hélice de su lugar. Después la arrastra hasta el final del faro
y la suelda a los extremos – las chispas son como un baño de sol y ella tiene todo bajo
control. En el sótano hay un viejo motor de tractor, Beatrix lo suelda al molino. Finalmente
suelda las puertas y ventanas muy muy apretadas y justo cuando el faro llega a la superficie
del agua, ella y la viejita se zambullen por la puerta.

Despacito el faro es tirado hacia abajo de las olas por millones de peces, todos tratando de
nadar para abajo, abajo y lejos. Y cuanto más abajo se iban, más fuerte era la presión del
agua y más fuerte se escuchaba el crujido de las paredes del faro – en cualquier momento
podía estallar y disparar a las dos mujeres (la joven y la viejita) hacia la inmensidad oceánica.

Pero las paredes resistieron y la casa no estallo así que las dos mujeres (la joven y la viejita)
cortaron las sogas y liberaron a los peces. Después pusieron a andar el motor y las aspas del
molino se pusieron en marcha mandándolas como en un susurro, a lo más profundo del mar.
BEATRIX: Esta oscuro aca abajo

NARRATOR: Dice Beatrix, que extraña su brillo. La anciana llega hasta un botón en la pared y…
El faro se enciende, rotando lentamente debajo del mar.

LADY: Está mejor

NARRATOR: Dijo la viejita. Y después dijo:

LADY: Gracias. Es bueno moverse un poco.


BEATRIX: No hay problema

NARRATOR: Dice Beatrix. Y juntas se deslizan por el océano hacia el Oeste, como un super submarino que
tiene al sol en la nariz.

ESCENA 5

NARRATOR: Albienne fue hacia el Este.


BEATRIX: Rápidamente el bosque desapareció y la tierra comenzó a elevarse. Rápidamente, Albienne
pasó de caminar con dificultad horizontalmente a inclinarse en una pendiente. Su cara está
roja como una torta de cerezas, pero está decidida.

CARMEN: Ella no sabe lo que hay adelante, pero esa es una de las mejores cosas sobre las montañas -
son como un secreto del que solo escuchás las primeras palabras. Albienne caminó durante
días llegando cada vez más alto.

ALBIENNE: Llegue a la cima

NARRATOR: Eso era algo bueno, porque eso es lo que debe ser un viaje - un montón de pequeños
triunfos.
BEATRIX: Mi Hermana mayor estudio la cima de la montaña y vio…

ALBIENNE: Un árbol de cereza. Fantástico.

NARRATOR: Y ella agarro un puñado y se lo comió, después lleno los bolsillos con cientos de cerezas y
partió. Durante los años siguientes, Albienne camino dejando caer tres semillas cada
kilómetro – una por cada hermana. Y cuando se le terminaron se encontraba en un pequeño
pueblo lleno de gente pequeña. Allí compro más, y también compro dos bolsas que colgó de
sus caderas donde llevaba las herramientas para plantar.

Y lentamente cada uno de los arboles trillizos crecieron.


Y también lo hizo su reputación. La historia de Albienne, esa mujer redonda y maravillosa,
con los dientes más dulces (que ahora tenía 18) era conocida de pueblo en pueblo, la gente
la esperaba afuera de sus casas con una taza de chocolate caliente y la torta tradicional del
lugar, sabores que ella nunca habría probado. A cambio ella les contaba las historias de sus
seis años de caminata.
ALBIENNE: La tribu de los Chiciquaylu, de la selva del amazonas arreglan su discusiones señalando una
serpiente, si vos y alguien más están discutiendo tienen que correr a la selva y encontrar una
serpiente para señalar. El primero que lo hace gana la pelea, sin importar de qué se trata.
Brillante!

BEATRIX: Las personas hacían ohh y ahh cuando Albienne contaba las historias y ella se reía con su
gran sonrisa, y se sacaba la torta de entre sus dientes con una ramita que siempre llevaba, y
le daba palmaditas a los niños en la cabeza y le guiñaba el ojo a los hombres simpáticos –
realmente amaba su vida ambulante.

CARMEN: Y finalmente un día mientras se tomaba un respiro de sus viajes y estaba descansando
debajo de un puente con una caña de pescar apoyada en la rodilla, escucho el repiqueteo de
unas patas por encima de su cabeza. Corrió a ver y se encontró con muchas, muchas
personas montadas a caballo corriendo con el olor del miedo saliendo de ellos, entonces
Albienne grito:

ALBIENNE: Paren! A donde van y por que tan rapido? Y un hombre dijo:

MAN: Nuestro pueblo…lo saquearon…la tierra que cultivamos. Nuestros barriles…los


derramaron…los Vikingos están acá!!

NARRATOR: Los vikingos! En sus largos, bajos botes remaban furiosamente hacia tierra firme,
escondiéndose detrás de las enormes olas hasta que…aparecían!

MAN: Vikingos! Corran!

NARRATOR: Pero para entonces, queda poquitísimo tiempo. Lo mejor que se puede hacer es quedarse
parado en la puerta de la casa con lo más valioso que uno tiene en la mano y una sonrisa de
bienvenida en la cara y esperar que ellos estén de buen humor, lo que es verdaderamente
raro. Tampoco paso este día, que los Vikingos quemaron los graneros y persiguieron a la
gente por las calles de barro, y escribieron grafitis en las paredes de los negocios e hicieron
estallar las ventanas y corrieron dentro de las casas sin sacarse los zapatos y escupieron en
frente de las mujeres y ensangrentaron sus espadas con todo lo que se les dio la gana. Era
una cosa horrible de ver.

Así que casi nadie lo hizo, montaron los caballos y escaparon al otro lado del puente para
ponerse a salvo. Pero Albienne no haría nada de eso.

ALBIENNE: Paren de correr!! No conozco a los Vikongues.

MAN: Vikingos

ALBIENNE: Estos Vikingos de los que ustedes hablan, y habiendo escuchado lo que me dicen de ellos,
creo que no me caen bien! Y si este fuera mi pueblo y no el de ustedes, lo que haría es
pararme en el techo de la casa más alta y gritaría: Vikongues, rajen de acá!!

MAN: Vikingos

ALBIENNE: Rajen Vikingos y dejen de molestarme a mí y a mis amigos. Y no nos hagan enojar de verdad
porque si no, lo van a sentir en cada pedacito de su cuerpo Vikingo, ok?!

NARRATOR: Y todo el mundo se paró a mirar a esta chica gritona que había aparecido desde abajo de un
puente, nadie pudo decir nada porque es inquietante que las grandes informaciones las den
las pequeñas personas. Hasta que una jovencita habla.

GIRL: Pero…antes no peleamos con los Vikingos y perdimos a mucha gente que queríamos. Y ahora
si peleamos contra los vikingos…podríamos perder mucha más gente que amamos. Y
entonces podríamos no ver a esa persona que amamos de nuevo, como a una hermana, o la
madre o el padre. Te podrías imaginar cómo se siente eso?

NARRATOR: Y la niña en el puente, con las semillas en el bolsillo y las migas de torta en el cuello dice: RO

ALBIENNE: Si puedo. Yo perdí todas esas cosas en este tiempo.


Y porque conozco ese sentimiento, creo que quizás peleando (para recuperar a la gente que
amabas) es tan importante como no pelear (y no perder más gente querida). Pienso…pienso
que si los vikingos me hubieran llevado, me gustaría que alguien pelee para recuperarme.

NARRATOR: Y dentro de la multitud de pobladores se escuchó un murmullo, lo que significa que hay un
montón de gente que de repente se ponen de acuerdo para tomar una decisión, y se
consultan los unos a los otros para corroborar que están de acuerdo. Y finalmente ese
murmullo empieza a crecer y el sonido a subir lo que significa que todos están muy
entusiasmados porque lograron ponerse de acuerdo y cuando el ruido ya no puede ser más
fuerte, Albienne monta un caballo y levantando un puño grita: a la carga!!

BEATRIX: Y todo el mundo lo hace

CARMEN: Un corto tiempo después, volvieron al pueblo y encontraron…

ALBIENNE: O por Dios, son cientos!!

MAN: Te lo dijimos. Vos dijiste que no nos preocupemos y peleemos, no?

ALBIENNE: No! Que – dije…Oh, tienes razon. Lo hice. Muy bien – Peleare!!
Una batalla gigante comienza.

NARRATOR: Y ese día – y por seis días más – se lleva a cabo las más grande, estruendosa, sucia,
temblorosa, triste y apasionante batalla, con gritos y caballos y botas y sangre y agarrones y
tiradas de pelo y miles de sonidos diferentes.

Y después, finalmente, miles de silencios diferentes, en el final de la batalla los pobladores se


quedaron parados en la orilla mirando como los vikingos se iban.

BEATRIX: Y esto es una cosa buena, así que están felizmente en silencio.

CARMEN: Pero su pueblo está destruido, así que todos están tristemente en silencio también.

BEATRIX: Y algunas personas que habían sido capturadas son liberadas

CARMEN: Pero algunas personas que estaban vivas, ahora están muertas. Entonces nada de esto tiene
sentido.

NARRATOR: Excepto por Albienne. La joven mujer esta parada en el mar, y mira su dolorida imagen en el
agua, incluso su reflejo le duele. Ha estado viajando por tanto tiempo, contando historias,
comiendo torta y plantando semillas, recorriendo el mundo pero no sabiendo que hacer en
él – había dado muchas vueltas…

ALBIENNE: Mis días de comer torta y no ocuparme de nada, se han terminado.

NARRATOR: Dice la mujer para ella y para el mar. Y volviéndose agarra la espada más grande que
encuentra, la pone en su cintura y planta tres semillas en la tierra quemada, una por cada
hermana.

Y después, re naciendo como la Niña de la Guerra, sale nuevamente al camino.

ESCENA 6

NARRATOR: Una hermana, Beatrix, viaja bajo el océano.


Una segunda hermana, Albienne, camina con una espada Y a la tercera hermana, Carmen…la
encontramos exactamente en el mismo lugar en el que la dejamos.

Durante los primeros 3 años Carmen vivió simplemente debajo de un árbol. El primer
invierno la vida fue difícil y fría, y tuvo suerte de que su postura fuera tan mala, y sus
hombros tan encorvados, porque esta es la figura perfecta para mantenerse al resguardo del
viento frio.

ALBIENNE: Pero después llego la primavera, y el árbol floreció y pequeños conejitos despertaron y
jugaron felizmente.

BEATRIX: Y Carmen se comió a esos conejitos y también algunas liebres y un tejón bastante largo, y
algunas ardillas, y un topo y un mapache y una paloma.

CARMEN: No todos juntos por supuesto, porque eso hubiera sido un poco asqueroso, fue durante
muchas frescas noches de primavera sentada al lado de un fuego chispeante y tomando té
de flores.

NARRATOR: Y después de un tiempo llego el verano y Carmen construyo una represa en el rio para poder
sacar agua fría para tomar. Construyo una hamaca de hojas de parra en un lugar con buena
sombra y allí durmió.
ALBIENNE: Esto era cómodo y también seguro, porque los animales la odiaban y en venganza hubieran
pasado la noche entera pinchándola con palitos y manteniéndola despierta.

BEATRIX: Y después vino el otoño, y si yo era una niña del verano, esta era la estación perfecta para mi
hermana. Porque el otoño se trata de caminar con la campera cerrada, como abrazándote.

CARMEN: Cosa que me gustaba mucho

BEATRIX: ELLA SE SENTABA árboles, balanceando las piernas, pensando en los amigos que están lejos…

Las tres hermanas se ven conectadas, pero no.

CARMEN: Yo también disfruto esto

BEATRIX: Y diciendo muy poquito, pero siempre las cosas correctas.

Pausa.

CARMEN: Así soy yo.

NARRATOR: Al otoño también le gustaba Carmen, y trajo volando cada hoja del bosque hasta el lugar
donde ella estaba y armo una barrera que la protegía.

Y después llego el invierno y a nadie realmente le gusta el invierno salvo que estés con
amigos.

El invierno es una estación que existe solo para que uno piense sobre el pasado (cuando
hacía calor) o sobre el futuro (cuando el calor vuelva).
Su trabajo es recordarnos que la vida tiene antes y despueses – lo que es bueno acordarse
en esos momentos en que el presente no es tan lindo. Ese es el objetivo del invierno.

ALBIENNE: Y hay solo dos maneras de pasarla bien durante el invierno:

BEATRIX: O siendo muy muy fiaca, como los osos polares en el ártico que se esconden a dormir
acurrucaditos por mucho tiempo (por eso decimos “abrazo de oso”).

CARMEN: O estando muy pero muy ocupados, entonces el invierno ya no es una cosa sino un
decorado, como en una obra de teatro. Como este decorado.

NARRATOR: Entonces durante el cuarto invierno que paso en el bosque, cuando Carmen cumplio 16, eso
fue lo que hizo. Se mantuvo ocupada:

CARMEN: Construyendo una casa!

Esto se representa

NARRATOR: Carmen empezó por llamar a una reunión “bosqueril” y pidiendo disculpas a cada animal por
comerse a tantos de ellos, prometiendo convertirse en vegetariana a partir de ese momento,
cosa que hizo por el resto de su vida.

Después les explico que lo que quería era ser su amiga y vivir entre ellos para siempre, pero
para poder hacerlo necesitaría un refugio.

CARMEN: Y soy muy grande para meterme en sus nidos o cuevas o madrigueras. Voy a necesitar una
casa, y una casa en un bosque, necesita madera.
NARRATOR: Y todos estuvieron de acuerdo con esto. Así que los castores cortaron los árboles y las
ardillas juntaron ramas y los gusanos trajeron helechos y el tejón…no trajo nada.
Carmen se había comido a sus hermanos hacía poco y todavía estaban enojados, lo que es
completamente comprensible.
Solo se paseaba cerca del lugar de trabajo, fumando con el ceño fruncido. Muy de vez en
cuando volcaba la carretilla o golpeaba una ventana. Pero nadie le decía nada sobre esto.

ALBIENNE: En primavera todos, Carmen y los animales (excepto el tejón), ataron sogas en la estructura y
tiraron. Y las paredes se levantaron derechitas. Y después cientos que pajaritos que
sostenían en el aire el techo con sus picos lo apoyaron cuidadosamente.

BEATRIX: Y los zorros pusieron la canaleta, y los topos juntaron la basura que había quedado. Y las
babosas se deslizaron por todas las superficies, barnizándolas con sus panzas pegajosas.

CARMEN: Y yo apoye una alfombra de bienvenida en la puerta y los invite a todos a pasar. Pero resulto
que a los animales no les gusta demasiado estar adentro de una casa – se sienten que son
mascotas. Así que ellos dijeron que gracias pero que se volvían a sus casas. El tejón golpeo
mi tacho cuando salía.

NARRATOR: Y Carmen se encuentra de pronto en una situación muy extraña – ella tiene una casa lo que
significa que nunca más tendrá frio.

Pero antes, cuando era una niña de 16 años no tenía nada, se sentía bastante contenta. Pero
ahora que tenía algo…se da cuenta que le faltan cosas.

La niña extraña la compañía.

ESCENA 7

CARMEN: A donde se van los faros cuando pasan por debajo del agua?

ALBIENNE: Se deslizan por brillantes arrecifes de coral, y nadan junto a los peces y evitan chocar con los
volcanes marinos.

NARRATOR: Y que hacen las personas que están adentro del faro mientras pasan por debajo del agua?

BEATRIX: Ellos juegan a las cartas, hablan sobre cricket y se paran en las ventanas a sacar fotos de los
nuevos monstruos marinos y toman muchísimo te.

LADY: Y comen muchisimas galletitas.

BEATRIX: Y eventualmente, después de varias semanas, llegan a alguna parte.

El faro apaga su destello y se apoya en la costa. Se ve una oscura ciudad.

ALBIENNE: Adonde mi hermana llego, era el muelle de una ciudad enorme. Y las calles estaban llenas de
gente…

CARMEN: Los edificios eran enormes, y miles de autos llenaban las calles, pero…

LADY: Es espantoso…

NARRATOR: Y realmente era así. La ciudad estaba…desteñida. Todos vestían de gris y caminaban lento,
no se miraban a los ojos. Los autos eran todos iguales y todos manejaban en fila y en
silencio. Y si de pronto un auto chocaba con otro (cosa que puede pasar en una gran ciudad),
los dos conductores se bajan, miraban el daño, se daban la mano y volvían al auto sin decirse
una sola palabra, solo se sentaban con cara de deprimidos. En los rascacielos las ventanas
eran negras y no mostraban nada. En los árboles, los pájaros se miraban extrañados entre sí,
sin saber que decir. En el cielo las nubes tapaban al cielo como si fuera un secreto.

BEATRIX: Esta es la ciudad más aburrida del mundo! Siento que voy a explotar!!

CARMEN: Dijo mi brillante y soleada hermana. Pero no lo hizo (porque esto hubiera sido el final de su
historia). Pero si hizo algo. Hizo una cosa…muy de Beatrix.

ALBIENNE: Mi Hermana vuelve al faro y enciende la gigantesca, giratoria y brillante luz. Esto hace que la
gente reacciones, no había en esa ciudad, nada tan brillante y giratorio, todos se acercaron.
Y por un tiempo solo escucharon ruidos y golpes que venían desde adentro y una voz que
maldecía y decía:

BEATRIX: A dónde está? Vamos, esto es ridículo. No, ese no. Por qué estoy hablando conmigo mis... Si!
Absolutamente si, aca esta. Dimos en el blanco!

ALBIENNE: Y todos se quedaron mirando a la viejita, que se encoge de hombros.

LADY: Yo no se…

NARRATOR: Hasta que finalmente las puertas del faro se abren y Beatrix sale vestida con la ropa más
colorinche que pudo encontrar.

ALBIENNE: Toallas para lavar y sabanas y tejidos y saquitos de té.

CARMEN: Y se veía tan brillante como el sol que ella amaba.

BEATRIX: Hola gente aburrida!

NARRATOR: Grita esa extraña mujer que ha salido del mar.

Silencio.

BEATRIX: Por qué están todos tan quietos?

NARRATOR: La multitud murmuro y una persona dice:

1: No estamos realmente seguros. Estamos acostumbrados a esto.

BEATRIX: Ah. Bueno, que canciones cantan acá?

1: Umm…ninguna realmente. Esta ciudad no tiene ninguna canción…que nosotros sepamos.

2: Espera. Hay una sobre: Hola como estas hoy? Oh muy bien y vos?

1: No. eso solo es Ser Amable. Nosotros no cantamos eso.

2: Oh si…No, no hay canciones.

BEATRIX: Pero esta es la única razón de tener orejas y laringe. Está científicamente probado.

NARRATOR: [Aside] Esto es mentira.

BEATRIX: Bueno, y bailes? Muéstrenme un baile


2: [Hace una mímica] Nosotros lo que hacemos es…

1: Eso es caminar

2: Oh sí. No tenemos bailes tampoco

BEATRIX: Pero para eso se inventaron las piernas!

NARRATOR: [Aside] Otra vez, esto es una mentira.

BEATRIX: Y ninguno de ustedes está bronceado…

1: Demasiadas nubes.

BEATRIX: O colores…

1: Demasidas opciones.

BEATRIX: O carcajadas!

2: Um…eso suena bien. Qué son?

BEATRIX: Bueno, vamos!! Esperen aca.

NARRATOR: Y Beatrix corre adentro una vez más y hace más ruido y más golpes y eventualmente sale con
un viejísimo pero lindísimo grabador.

LADY: Es mio.

NARRATOR: Ella lo levanta en el aire y…

Presiona play y el grabador cobra vida, reproduciendo música bailable. Beatrix se une bailando y cantando
con entusiasmo y terriblemente.

BEATRIX: Esto es genial! No tengo idea de como es la letra!

Termina. Silencio.

NARRATOR: Finalmente la canción termino y Beatrix se quedó parada ahí, sintiéndose un poco tonta. Se
rasco la oreja y señaló al cielo.

BEATRIX: Buenos…eso es todo entonces. Oh miren…está saliendo el sol.

Pausa. La ciudad entera explota en aplausos.

1: Es mágica!

2: Eso es mucho mejor que… [Hace la mímica de caminar]

1: Tres…”Fuertes sonidos” para la niña extraña.

LADY: Oh Dios.

NARRATOR: Y de repente, Beatrix era la mujer más famosa de toda la ciudad.

Escena Siete
NARRATOR: Una noche, las tres hermanas descubrieron que habían estado viajando por diez años, y
descubrieron también que mañana tendrían 22. Y si cuando empezaron el viaje eran solo un
poco distintas, ahora, una década más tarde, eran tan distintas entre sí como los avestruces,
el helado y los fuegos artificiales.
Eran trillizas, es verdad. Crecieron en la misma panza, al mismo tiempo. Se acostaron en la
misma cuna, y miraron el mismo móvil, y soñaron los mismos sueños. Cuando se reían
hacían:

ALBIENNE: Ja.

BEATRIX: Ja.

CARMEN: Ja.

NARRATOR: Cuando lloraban, hacían esto con las manos. Cuando ponían un pie en la bañera fría, cada
hermana recordaba la misma mañana cuando tenían seis y caminaron a la playa con sus
padres.

Las tres se preparan para dormir, Albienne en una zanja, Beatrix en una Mansión, Carmen en su casa.

NARRATOR: Y cuando se acuestan en la cama a la noche (ya sea en una mansión, una zanja o en una casa
en el bosque) estas tres mujeres HACIAN LO MISMO:

ALL THREE: Soy una mujer, así fue mi día.


Esto aprendí, no lo olvidaría.
Esto fue bueno y esto fue malo.
De esto me alegro, aquello fue en vano.
Hay cosas por cambiar, otras que están bien
Estoy sola pero se que acompañada también
Soy Carmen, soy Beatrix, también soy Albienne
Dónde sea que duerman mis otras hermanas
A la noche no teman, llegará la mañana.

Ellas duermen. Viene la noche. El amanecer. Se levantan

ALBIENNE: Me despierto en una zanja. Caminé todo el día ayer, desde el campo de batalla al lado del
castillo en llamas, hasta este agujero en el camino. Ahora soy fuerte y mis hombros son
anchos, mi estómago se fue. Mis brazos ya no son para cargar tortas o plantar semillas. Mis
brazos son para cargar armas. No sueño con nada cuando duermo, bloqueo todo. Mi ropa
está cubierta de barro y sangre. Mucha es mía. Otra no.

Hoy tengo 22. Me río menos ahora. Mis ojos son fríos, mi boca está seca, mi piel es gruesa y
mis oídos están llenos de gritos de hombres. Mi pelo es largo.

BEATRIX: Me despierto en una mansión. Todos los días firmo autógrafos, y durante la noche bailo y
voy a fiestas y como más de lo que debería, y tomo más de lo que debería, y de todo hago un
poco más de lo que debería. Duermo en una cama grande, con la viejita roncando en una
camita a mis pies.

Hoy tengo 22. Me río mucho, pero en general sobre cosas que yo digo. Mis ojos brillas. Mi
boca está siempre llena de chocolate y tengo una mesa enorme llena de millones de regalos,
pero de mi papá, o de mis hermanas no hay nada. Mi pelo es largo.

CARMEN: Me despierto en mi casa. Esta muy llena últimamente. Las personas de un pueblo cercano
escucharon que había una chica viviendo en el bosque y que ella nunca decía que no a
ayudar a alguien. Primero una mujer se torció el tobillo en un arroyo cercano, y le di mi cama
hasta que se curara. Y cuando se fue una semana después le di mi mejor sweater de lana
para que se calentara.

A la semana siguiente, estaba sentada junto a la ventana de la cocina y tres personas


vinieron. Un hombre que siempre tenía hambre y quería mi cena, una mujer con un bebé
que lloraba que quería dormir, y una anciana sin nadie que la escuchara hablar de un
hombre que una vez amó. Alimenté al hombre, acuné al bebé y escuché a la mujer.
Disfrutaron tanto de la situación que se quedaron un mes. Durante ese tiempo, un jugador
de tenis llegó y me pidió que le tire pelotas para practicar. Y algunos bailarines vinieron
pidiendo clases, y una persona con frío pidiendo mantas, y finalmente mi maestra de tercer
grado pasó a tomar una tasa de té.

Ahí fue cuando me di cuenta que ese pueblo era mi antiguo pueblo, y les pregunto por mi
papá (que es, secretamente, la única persona con la que me gustaría tomar el té). Pero se
fue hace mucho tiempo, me dijeron. Buscándonos me dijeron. Y era raro, porque mis
hermanas se habían alejado pero yo estuve acá todo el tiempo. Las cosas que la gente hace
son graciosas a veces.

Hoy tengo 22. Me río para hacer sentir bien a la gente, y mis ojos siempre miran a la tetera
para ver si se está vaciando. Mis dedos siempre tiene una aguja, y parece que siempre estoy
cociendo las camperas rotas de la gente. Y mi ropa es simple, pero es mía. Tengo el pelo
largo.

Las tres se peinan.

NARRATOR: En su cumpleaños número veintidós las tres hermanas miran los lugares donde amanecieron
(una mansión, una zanja y una casa en el bosque) y se dan cuenta de que… no son felices.
Extrañan las tortas.
Extrañan el sol.
Extrañan el mundo...
Extrañan a sus hermanas.

ALBIENNE: Me levanto de mi zanja, limpio mi cara en el río y me pongo la espada al hombro. Al lado mío
hay una casa gigante y en la ventana veo una silueta.
Esa casa no es para mí así que camino hacia la próxima batalla. Pero mientras camino veo el
sol que me hace acordar a Beatrix, y me pregunto si la voy a ver algún día, y si estoy cerca del
otro lado de la Tierra, dónde dijimos que nos íbamos a encontrar. Y de repente pienso que
puede ser hora de volver a casa.

BEATRIX: Me levanto de mi enorme cama y una sirvienta me cerpilla los dientes. Después me paro en
la ventana y miro hacia la calle. Un soldado sucio con el pelo largo y desordenado me mira y
yo a él. Después gira y se va y de repente yo me quiero ir también, de repente quiero llegar
al final de la Tierra y a mi lugar de encuentro con Albienne, en dónde sea.

Y decido que puede ser hora de volver a casa. Sin decirle a nadie bajo las escaleras, salgo por
la puerta a través del pasto, a través de la reja y hacia la calle. Veo el sol y lo sigo.

CARMEN: Me levanto de mi silla en la entrada, que es dónde duermo porque hay una enfermera que
trabaja de noche quedándose en mi cama, y una familia de acróbatas ambulantes en la otra
habitación. Encendí el fuego y puse la pava para hacer té para las 8 personas viviendo acá en
este momento. Y de repente pensé: “Esperen. 18 es demasiado. Ería feliz con un sexto de
ese número. Sería feliz con tres personas a las que hacerles té”.

NARRATOR: Y todas lo sienten ahora, pero no saben por qué. La tierra si lo sabe. Porque hoy, en este
preciso momento, Albienne y Beatrix lo hicieron: caminaron alrededor del mundo y llegaron
al otro lado. Están en su lugar de encuentro, pero sin encontrarse.
Entonces ahora cada paso hacia delante que den es en realidad un paso hacia atrás, un paso
hacia atrás subiendo el planeta, hacia Carmen y su casa en el bosque. Las hermanas no están
sólo caminando, están caminando a casa. Y caminar a casa (incluso cuando no sabés que lo
hacés) siempre se siente bien.

Escena Ocho

NARRATOR: Otros dos años pasaron y Carmen tenía 24. Podía sentir en sus huesos que sus hermanas ya
estaban en camino. Pero no estaba tan segura de qué encontrarían cuando llegaran. Los
extraños estaban por toda la casa, esperando que ella los cuide. Vaciaron la heladera,
cambiaron el canal de tu tele en el medio un buen programa, se comieron su mermelada y
usaron su cepillo de dientes sin preguntar. Y un día tuvo suficiente.

CARMEN: Bueno! Ustedes tres comiéndose mis galletitas, y vos que recién usaste toda el agua caliente
del calefón, y vos con el perro que no para de tirarse pedos en mi casa, afuera! En realidad,
todos afuera!

MAN: Pero...vos sos la chica del bosque que ayuda a todos. Y nosotros necesitamos ayuda.

CARMEN: Bueno, agarraron todo lo que necesitaban, y ahora no queda nada. Mi ayuda se acabó.
Vamos por favor, de vuelta al pueblo, y díganle a todos que cierro por lo menos por…una
quincena. Por ahí hasta tres semanas.

ALBIENNE: Y todo el mundo se queja, y piensa en discutir. Pero los animales aparecen en la ventana y
muestran sus dientes, y los pájaros golpean el techo amenazadoramente, e incluso el Tejón
entra y patea a uno en la rodilla.

MAN: Auch! Está bien, nos vamos... Gracias por todo igual.
CARMEN: ... Está bien.

BEATRIX: Dice mi hermana con una sonrisa.

CARMEN: Ahora rajen!

BEATRIX: Y se van, un gran grupo de personas quejándose a través del bosque mientras el Tejón les
tira piedritas y agita su puño.

ALBIENNE: Finalmente mi hermana tiene toda la casa para ella, por primera vez en muchos años. Al
principio ni siquiera sabe que hacer: hace mucho que no tiene nadie de quien ocuparse. Pero
después…pone un cassette que sólo a ella le gusta y pone el volumen…bien al máximo.
Después hace una tetera llena de té justo como a ella le gusta, y se corta las uñas de los pies
en el living, se pone el pijama y se tira en el sofá a comer chocolate que alguien dejó.

CARMEN: Esto es bueno.

CARMEN: A lo mejor estoy hecha para vivir sola. A lo mejor mis hermanas lleguen a casa y me
encuentren tirada en el sofá, en pijama y comiendo chocolates. Y a los mejor no sea del todo
feliz. Pero algunas personas…no están hechas para otras personas.

Silencio mientras come – un golpe en la puerta.

CARMEN: Tejón, si sos vos tratando de molestarme dije que rajen. Eso va para animales también.
Incluso para los que me comí a sus hermanos!

PETER: Perdón que la corrija señorita...pero no soy un tejón.


NARRATOR: Dice el hombre muy buen mozo que está parado en la puerta.

PETER: Soy Peter. Y tengo un hermano. Pero no creo que haya sido comido recientemente...por
usted o por nadie más en realidad.

CARMEN: Oh.

ALBIENNE: Es todo lo que mi hermana puede decir. Y es raro, es una mujer que nunca se preocupó
mucho por lo que los demás piensen de ella porque siempre estuvo muy ocupada pensando
en las personas.

BEATRIX: Pero de repente Carmen se siente muy rara tirada en el sofá, y le gustaría que su pelo esté
más lindo y también estar usando sus medias verdes, las que tienen un lindo estampado.

CARMEN: Hola!

NARRATOR: Dice demasiado fuerte, como si alguien hubiera tomado el control de su voz y la hubiese
hecho salir rara.

CARMEN: Hola... Yo no... ¿qué necesitás?

PETER: Por favor... no te levantes. Es muy grosero interrumpir a una dama cuando come chocolates.
Y no necesito nada. Estaba caminando, porque recién me mudé por acá y quería investigar el
bosque. Pero después un tejón muy enojado me pegó con una rama y me robó el mapa y
salió corriendo para este lado, y por alguna razón lo dejó en tu puerta.

NARRATOR: Carmen ve al tejón en la ventana de la cocina, guiñándole un ojo.

PETER: Y pensé en pasar a saludar. Pero es un mal momento.

CARMEN: No!

NARRATOR: Dice Carmen, con una voz que de nuevo no es la de ella.

CARMEN: ...No. Por favor, pasá. Estaba por hacer unos fideos. ¿Tenés hambre?

PETER: Estoy muerto de hambre!. Y si tenés un rodillo para pasta, yo puedo hacerla mientras vos
hacés la salsa. Siempre y cuando no te moleste cocinar para dos.

CARMEN: Dos es el número perfecto para el que quiero cocinar.

NARRATOR: Dice Carmen. Y mientras dice esas palabras descubre que está diciendo la verdad, que de
repente esta cena no se siente como hacer algo para alguien más. Se siente como hacer algo
para alguien, más vos.
Silencio.

PETER: Que buena canción.

ALBIENNE: Dice Peter. [Golpe] Y mi hermana dice:

CARMEN: Voy a buscar los platos lindos

BEATRIX: Y lo hace.

Escena Nueve
NARRATOR: Albienne no sabía nada sobre su hermana encontrando el amor en el bosque. Y no sabía
nada de su otra hermana dejando la mansión y alejándose de los ricos. Todo lo que sabía era
sobre la guerra.

BEATRIX: En un pueblo llamado Jiang Shue, construyeron una estatua para mi hermana después de
que ella ahuyentara a tres barcos de guerra con una catapulta.

CARMEN: En una isla cerca de la costa de Rusia, ahora tienen un día especial cada año para recordar a
la mujer que hizo explotó una prisión y acompañó a los esclavos hacia la libertad, y la
victoria.

NARRATOR: Junto a un gran río en las tierras altas de Escocia hay un pueblo llamado Santa Albienne, por
la mujer soldado que montó un caballo contra dos mil guerreros y se fue como una heroína.

ALBIENNE: Siento que tuve muchos triunfos en mis 26 años. Siento que tuve 50 años en mis 26 años.
Ahora estoy cansada. Pero pelear es todo lo que se.

NARRATOR: Y entonces la soldado del pelo largo y la memoria aún más larga camina alrededor del
mundo. En algún lugar delante de ella se imagina a Carmen y Beatrix y un fuego hecho con
leña y la posibilidad de finalmente sacarse las botas y estirar los pies.

Pero por ahora, ella sigue luchando. Hasta que un día…

BEATRIX: Era Noviembre, cuando la nieve empezaba a caer. Albienne entró a un pueblo que se parecía
a muchos otros pueblos a los que había entrado. En su calle principal las personas se
sentaban tristes y ella sabía que necesitaban su ayuda. Dejó caer tres semillas de cerezo en
la tierra y se acercó a una mujer.

ALBIENNE: Vos. Veo que estás deprimida, y tus amigos en el pueblo están deprimidos. ¿Los atacaron?

WOMAN: ¿Atacados? No.


ALBIENNE: Ah. Entonces ¿están por ser atacados?

WOMAN: Um...no que yo sepa, no.

ALBIENNE: Ah, entonces ustedes son los atacantes. Este es otro pueblo y ustedes decidieron que deben
atacarlos.

WOMAN: ¿En serio? No, no lo creo. Mirá, disculpame que te contradiga pero...la verdad que no
estamos interesados en...ataques de ningún tipo.

ALBIENNE: Ah. Pero se ven tan tristes.

WOMAN: Sí, estamos muy tristes porque...tenemos hambre.

ALBIENNE: Hambre...de guerra?

WOMAN: No. Hambre de medialunas. O...tal vez... bolas de fraile. Algunas tortas. O un, un buen
paquete de galletitas por lo menos. ¿Por casualidad tenés galletitas?

ALBIENNE: Tengo una espada.

WOMAN: ¿Es comestible?

ALBIENNE: No. Es una espada.


WOMAN: Me lo imaginada. Te podés ir entonces. Buena suerte encontrando un lugar para atacar. Creo
que hay algunas personas matándose por allá.

ALBIENNE: Pero...mi trabajo es ayudar a la gente. Eso es lo que hago.

WOMAN: Está bien, si te hace feliz.

ALBIENNE: No, no me hace feliz. Pero… hago feliz a otra gente.

WOMAN: ¿Matándolos?

ALBIENNE: Matando gente que los quieren matar. Los salvo. Quiero salvarlos.

WOMAN: Bueno, gracias, pero matar a alguien no nos va a salvar. Una torta si. Una lasaña seguro que
nos salva. El problema es que el pastelero del pueblo se fue. Se enamoró de la chef del
pueblo y mientras salían atropellaron al carnicero del pueblo. Y ahora tenemos una
pastelería y un restaurant y una carnicería pero… ni idea que hacer con ellos. Pero eso
estamos tristes, ves? Nuestras panzas hacen ruido.

NARRATOR: Y Albienne mira la triste y hambrienta cara que tiene delante. Y mira para atrás también,
hasta el momento en el que ella era joven y podía hablar sobre tortas y dulces y pan y
facturas todo el día.

ALBIENNE: ¿Puedo ver la pastelería?

WOMAN: Seguro, la puerta está abierta. Entra tranquila.

NARRATOR: Y ella lo hace. Albienne entra y ve los granos que necesitan molerse hasta hacerse harina. Ve
las semillas de amapola que necesitan espolvorearse y el balde que necesita estar lleno de
leche de vaca. Ve un palo de amasar que necesita amasar, y un batidor que necesita batir, y
una cocina que no necesita batallas pero sí calor y movimiento y el sonido de cáscaras
explotando.

ALBIENNE: Porque una pastelería tiene todas las mismas cosas que un campo de batalla, excepto que
hace lo opuesto

Toma las cosas que alguna vez estuvieron acostadas. Y las levanta.

BEATRIX: Mi hermana toma entonces una decisión, y va hasta la puerta.

ALBIENNE: Vos, mujer triste, vení y ayudame a moler. Y vos, el nene de ahí, corré y traeme mucha agua.
Y vos, buscá una vaca para ordeñar. Y al viejito con barba, necesitamos 20 bolsas de azúcar y
algunas bandejas para horno. Y enciendan un fuego.

CARMEN: Mi hermana recordó ese día hacía muchos años en que se paró en un puente y le gritó a un
pueblo que pelee. Ahora grita de nuevo, pero la comida es su misión.

ALBIENNE: Cambié mi armadura por un delantal, y mi espada por un palo de amasar, y mis ojos
enojados y valientes por unos brillantes y ocupados. Y toda la mañana, los habitantes del
pueblo y yo, horneamos tortas.

Y toda la tarde comemos tortas, y yo cuento historias graciosas que son sólo un poquito
verdaderas (las mejores). Y toda la noche nos sentamos junto al fuego y por primera vez en
mucho tiempo, me saco las botas y estiro los pies.
Los habitantes del pueblo me dan una casa y yo digo que podría quedarme para siempre.
Pero les explico mi viaje y menciono a mis hermanas y digo que tengo que seguir. Y después
me duermo. Mi primer sueño satisfecho en muchos años. Y sueño muchas cosas y no
bloqueo nada. Y me levanto con una sonrisa en mi cara. Y grito.

NARRATOR: Porque en ese momento Albienne lo ve. Durante la noche los habitantes del pueblo habían
conseguido el carro más grande que tenían, y le habían atado treinta fuertes caballos. Y
después habían levantado la panadería (entera) y la habían puesto sobre el carro. Una
perfecta cocina móvil. Cada uno se sube a un caballo o carreta o bicicleta y la mujer de
mirada triste (que dejó de verse triste) sostiene las riendas de la cocina.

WOMAN: Decidimos. Cocinás tan bien que no podemos darnos el lujo de perderte. Así que vamos con
vos. Subite a tu cocina así nos vamos.

NARATOR: Y habiéndose olvidado de repente para qué servía, Albienne tira su espada…y se sube.
Después con un firme ‘heeyah’, el pueblo se hecha a andar.

Escena Diez

NARRATOR: Una hermana encuentra la felicidad con una persona con la que puede quedarse quieta. Otra
hermana encuentra la felicidad con un pueblo entero con el que viajar. Y la tercer
hermana…la felicidad se está haciendo la difícil con ella.

CARMEN: Beatrix ya tiene 28 y camina de vuelta, subiendo el otro lado de la tierra. Cada un kilómetro
más o menos encuentra tres cerezos que crecen juntos y le recuerdan a sus hermanas. Cada
grupo es un poquito más alto que el anterior, y esto parece algo bueno, porque le deja saber
que está caminando en la dirección correcta. El Este.

ALBIENNE: El sol todavía viaja con ella, y ella lo sigue. Pero después de vivir tanto tiempo en una
mansión, con fiestas toda la noche y durmiendo durante el día, ya no está acostumbrada a
él, su viejo amigo, y se da cuenta que sus hombros se queman y los ojos le duelen de tanto
entrecerrarlos.

BEATRIX: Igual, los árboles me dan sombra. Le agradezco en silencio a quien los haya plantado, y lleno
mis bolsillos con fruta y tiño mis dientes de violeta por el jugo.

NARRATOR: A Beatrix le cuesta recordar por que dejó el bosque tantos años atrás. Ha sido una aventura,
es verdad, y anduvo debajo del agua en un faro, y se volvió famosa en una ciudad, y conoció
el mundo.

BEATRIX: Pero puede ser cansador rodear todo el planeta si no te acordás lo que estás buscando.

NARRATOR: Así que un día el planeta se lo recordó.

Encontramos a un hombre viejo, regando los cerezos.

BEATRIX: Hola.

OLD MAN: Hola.

BEATRIX: Puedo usar un poco de tu sombra?

OLD MAN: Claro.

Sos una viajera.


BEATRIX: Si.

OLD MAN: Estuviste viajando por mucho tiempo.

BEATRIX: ¿Cómo sabés?

OLD MAN: Quemaduras de sol, en tus hombros. Al sol no le gustás.

BEATRIX: Vos también estás quemado.

OLD MAN: Al sol no le gusto. Una vez tuve un jardín enorme lleno de girasoles, y los dejé que se
mueran.

BEATRIX: Eso es triste...Una vez tuve un bronceado permanente. Pero lo dejé irse.

OLD MAN: Eso también es triste

BEATRIX: ¿Estos son tus árboles?

OLD MAN: No. Pero me gustan los árboles. Y me gusta que sean tres. Y me gustan estos.

Con ese bronceado debés haber caminado desde muy lejos.

BEATRIX: Si, desde el otro lado de la tierra.

OLD MAN: Ah. Conozco algunas personas que viven en ese lugar. Y vos debés haberte ido hace mucho
tiempo.

BEATRIX: 16 años.

OLD MAN: Que gracioso, yo también.

BEATRIX: ¿Porque se mrió tu jardín?

OLD MAN: Algo así.

Silencio.

BEATRIX: Es lindo verte de nuevo.

OLD MAN: [Con lágrimas en los ojos] También es lindo verte, Beatrix.

¿Estás yendo a casa?

BEATRIX: Estuve yendo a casa todo el tiempo, por 16 años. Pero ahora estoy lista.

OLD MAN: Ah. ¿Eso quiere decir que voy con vos?

BEATRIX: Si, Papa. Eso quiere decir.

NARRATOR: Y así el hombre viejo deja su regadera. La mujer sale de la sombra. Y sin decir mucho (porque
realmente quien lo necesita) empiezan a caminar.

Escena Once
NARRATOR: Cumplir 30 está bien (y la mayoría de la gente lo hace). Pero cumplir 31 es genial.
Matemáticamente, cumplir 31 es como: cumplir 13 (que es cuando empezás la adolescencia)
+ cumplir 18 (que es cuando te volvés adulto) todo junto. Es lo divertido de dos cumpleaños
geniales combinados. Así de genial es.

E incluso si sos una de trillizas y compartís tu cumpleaños con otras dos personas en el
mundo, eso no quiere decir que festejen sus cumpleaños exactamente de la misma manera.
Porque no hay una forma correcta de FESTEJAR. El cumpleaños es lo más importante de tu
vida, dónde sea que estés en ese momento, estés preparada para él o no.
ALBIENNE: Cumplí 31 en la costa de un gran océano, dónde mis amigos del pueblo y yo acampábamos
esa semana. En la duna de al lado había un gran agujero dónde, decían, solía haber un faro
que un día simplemente…desapareció.

Y mis amigos juntaron leña y llenaron el agujero con ella, todo el agujero. Y mientras lo
hacían, yo cociné y cociné, porque no hay nada más divertido que inventar tu propia torta de
cumpleaños.

BEATRIX: Yo cumplí 31 en la costa de un gran océano, dónde papá y yo acampábamos esa semana. En
la duna de al lado había un pueblo y en el medio crecía un jardín de cerezos, para celebrar a
la mujer que una vez ahuyentó a los Vikongues.

ALBIENNE: Vikingos.

BEATRIX: Los Vikingos, y dejó tres semillas allí. Cuando les dije que era mi cumpleaños…

MAN: Ella también cumple 31 hoy!


BEATRIX: Los habitantes del pueblo colgaron banderas de las ramas de los cerezos y pusieron música
que nunca había escuchado, y bailaron con papá y conmigo, y me invitaron a cantar el
estribillo (porque no hay nada más divertido que inventar tu propia canción de cumpleaños)

CARMEN: Yo cumplí 31 en una casa en el boque, sentada en una esquina de una pequeña mesa de
madera con una vela en el medio. Y en la otra esquina se sentaba Peter, sonriéndome. Y a mi
izquierda se sentaba Lionel, que tiene casi dos. Y en mi panza se sentaba alguien que todavía
no tiene nombre.

Comimos una gran cena que pasamos todo el día preparando, y Peter y yo nos agarramos de
las manos sobre la mesa, y Lionel manejaba su autito sobre la mesa, y todos poníamos
palabras y risas sobre la mesa. Y Peter, mi amor, dijo:

PETER: Soplá la velita y pedí un deseo.


CARMEN: Y eso hice, porque no hay nada más divertido que inventar tu propio deseo de cumpleaños.
Y en el momento en que soplé la llama toda la casa se quedó a oscuras y Lionel gritó
entusiasmado, ya fuera miles de animales chillaban y aullaban y rugían y picoteaban
celebrando.

Y el bosque aplaudió para mí.

ALBIENNE: Mis amigos bailaron para mí.

BEATRIX: Mi papá cantó para mí.

ALL THREE: Fue el mejor cumpleaños que tuve.

ALBIENNE: Y a través de todo...

BEATRIX: ...Pude sentir en mis huesos...


CARMEN: ...Que ustedes estaban cerca.

Escena 12

NARRATOR: Podemos sentirlo, o por lo menos yo puedo. ¿Pueden ustedes?


La historia está llegando al final. El mundo y sus distancias se están encogiendo.
El paisaje es, por primera vez en veinte años, volviendo a ser uno que Albienne y Beatrix
recuerdan de su infancia.

ALBIENNE: El olor del aire...

BEATRIX: El sonido de ese río...

NARRATOR: En la casa, Carmen empieza a poner flores fresas en los floreros todos los días, pero no sabe
por qué.

Lentamente el terreno empieza a inclinarse, y las hermanas ven que están bajando una
montaña hacia un bosque. Y esto es lo mejor de las montañas, son como un secreto del que
solo escuchas las últimas palabras. Prometen que en algún momento van a explicarse, pero
sólo si sos paciente.

CARMEN: Un día, desde el bosque, veo siluetas en dos laderas y enciendo un fuego.

ALBIENNE: Un día, desde la ladera, veo el humo de una chimenea por encima del bosque…

BEATRIX: ...Y camino un poco más rápido.

NARRATOR: Las tres hermanas arreglan su pelo y sin pensarlo se tocan la cara. Sienten líneas que no
estaban ahí antes.

ALBIENNE: Estoy llena y feliz, y mis mejillas son redondas una vez más.

BEATRIX: Estoy soleada y tibia, y mis pecas salieron de nuevo.

CARMEN: Estoy cómoda segura, y mi panza carga el mundo como alguna vez lo hicieron mis hombros.

NARRATOR: Y después de caminar un poco por el bosque, las hermanas llegan a un claro que está
delante de una pequeña casa.
Y se olvidan de si mismas, y en vez de eso se miran una a la otra.
Silence.

ALBIENNE: Veo una madre y una esposa, parada con un hombre orgulloso y un niño tímido.

BEATRIX: Veo una cocinera y una amante, con harina en sus manos y cientos de amigos a su alrededor.

CARMEN: Veo una valiente exploradora, que encontró lo que fue a buscar.

Silencio, mientras se estudian la una a la otra.

ALBIENNE: Soy una mujer y estos fueron mis años


Esto cargo ahora, y esto desapareció.
BEATRIX: Esto fue bueno y esto fue malo.
De esto me alegro, aquello fue en vano.
CARMEN: Hay cosas por cambiar, otras que están bien
Estoy sola pero se que acompañada también
CARMEN: Soy Carmen
BEATRIX: Soy Beatrix
ALBIENNE: También soy Albienne
ALBIENNE: Y aquí se paran
CARMEN: Mis amigas ausentes

CARMEN: Estoy feliz de que hayan vuelto.

Beat.

BEATRX: Es lindo verlas de nuevo

ALBIENNE: Y a vos.

BEATRIX: Y a vos.

NARRATOR: Y después tres hermanas


(Y un marido con un hijo y un papá y un pueblo, y todas las cosas que recolectaron durante
la mitad de la vida)
Entran a la casa, y se sacan las botas, y toman té, y cuentan historias que valen un mundo.

FIN

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